Trazos libres [Lea Beausoleil]

por **Branwen Fokker** Dom Ene 08, 2012 12:17 pm

La joven violinista había salido de su casa esta vez en dirección a la taberna; no había visitado aun ese lugar, y deseaba conocerlo; cada contexto tenía su magia, sus personajes, todo lugar era interesante; esa noche era el turno de observar la vida de los borrachos de París.

Tomó un asiento no muy cómodo, pero desde donde podía ver cada rincón del lugar; dejó el estuche con su violín cuidadosamente en el asiento de al lado, pidió que le llevasen una botella de un vino dulce, ya que aparte de sangre era lo único que podía consumir, y una lámpara de gas para tener mejor iluminación; mientras esperaba su orden extrajo un cuaderno de hojas blancas que guardaba entre sus ligas y un carboncillo. Comenzó a retratar a la gente con un estilo muy impresionista.

Se daba cuenta que no pasaba desapercibida, tal vez por su llamativa apariencia, era una extraña en ese lugar; la observaban de todo rincón con ojos curiosos; tal vez era su cabello de fuego, tal vez era su rasgada y manchada ropa blanca que dejaba al descubierto partes que las recatadas damas se esmeraban en ocultar, tal vez era su dramático maquillaje o simplemente el hecho de que era una forastera ahí...después de todo, era primera vez que iba.

Probó el vino, no le gustó mucho, pero en ese momento carecía de importancia, se concentraba más en retratar a la gente con el carboncillo y hacer anotaciones en su cuaderno; suspiró profundamente, esperando que algo o alguien interesante apareciera entre las copas derramadas y los alegres brindis sin sentido.

por Invitado Dom Ene 08, 2012 2:47 pm

Léa Tú padre ha pensado que deberías salir más con chicas de tu edad.

¿De mi Edad?… A que te refieres Madre… Yo salgo con gente de mi edad.

Pero. Querida casi todos… - Calla, quitándole la mirada- Casi todos son. Hombres. Tú padre ha pensado que tal ves podrías acompañarme al té con algunas amigas mías – Sonríe Cantarinamente para calmar al chico- La pasaras increíblemente bien; Ellas llevaran a sus hijas también.

-Léa se para bruscamente del asiento, apretando los puños, mientras siente que una parte de su orgullo fue herido gravemente- Calla por favor -Mira a Eloise con un amor desenfrenado y culpable- Te perdono… por tus palabras, porque sabes que me hieren, porque yo… Yo sé que no son tuyas, son de él que se avergüenza de mí…

El silencio toca la puerta y se abre paso de entra las luces del lugar, embriagándoles con una calamidad que pocos notan, sus miradas se encuentran fijas la una a la otra, mientras Su madre toma su mejilla suavemente y el chico la palpa con su mano, dejándose amar y entonces un sentimiento de culpa les inunda, más no logra atravesar las gran muralla del joven, por el contrario su madre parece estar en un estado de vergüenza, por lo que le deja marchar. Conoce lo suficientemente bien a su Hijo para saber que este solo quería salir de allí.

El joven salió rápidamente de su casa tomando un caballo del establo, con afán absoluto. Sus ojos se veían ruborizados tal ves porque el llanto quería penetrarse de entre sus pestañas, tal ves su alma se lo ordenaba, pero tenia un corazón de acero, tal cuál valiente, por lo que solo se dirigió al único lugar donde tal ves no le buscarían por varias razones.

• La taberna

Al llegar dejo el caballo atado y recomendado a un conocido suyo, por lo que podrán notar que no era raro verle en este lugar cuando quería embriagarse al punto de olvidar su propio nombre, su mismo origen.

Antes de entrar acomodo un poco sus cabellos dejándolos reposar sobre sus hombros pués por el camino habían terminado todos sobre su cara y fue un milagro que no cayera en un hoyo por la poca visibilidad, pero era un experto en la materia, sacudió sus ropas y sin pensarlo más entro acercándose inmediatamente a la barra.

-Bonjour Monsieur- Murmuro, inclinándose hacia el cantinero y sin que nadie le escuchara le pidió una garrafa de cerveza.

Aunque era un pedido algo exagerado, a él los comentarios de gente ajena le eran tan importantes como le eran las fiestas de la alta corte.

-Bonjour Mademoiselle- sonrió el hombre, asintiendo – En un momento se la tendre.

El Chico se sentó en la ultima mesa del lugar, dejando à un lado de su asiento un abrigo mientras observaba con disimulo a los presentes, aunque casi todos se le hacían conocidos, ya sea; que los había visto en la calle o en ese mismo lugar, hasta que de la multitud noto un rostro ajeno.

Una chica de cabellos rojos, una mirada penetrable y un atuendo poco común en las jovencitas parisinas. Más cuando noto que ella también visualizaba el lugar, agacho la vista hacia las cicatrices del mesón.

El cantinero en ese mismo instante llego con la orden, una enorme garrafa de Cerveza, revuelta con Vodka, algo realmente bizarro, más no para el muchacho, quien le pago con monedas de oro, obtenidas con negocios ilícitos de su parte.

por **Branwen Fokker** Dom Ene 29, 2012 8:46 pm

Off topic: lamento no contestar antes, tuve una montruosa ronda de exámenes :c

La muchacha seguía sentada en su asiento, haciendo sus trazos con rapidez, el dibujo siempre fue uno de sus pasatiempos; recordaba su infancia en el jardín, haciendo bizarros seres con sus acuarelas y obsequiandoselos a su hermano mayor...por un segundo sonrió al evocar ese flashback. Tomó otros tragos de vino tomando la copa con un gesto delicado; entre los presentes, ese comportamiento parecía extraño, como si la joven se encontrase en una fiesta de la corte. Ella no lo hacía a propósito, suponía que fueron los años de enseñanzas y después años asistiendo a esas fiestas, siempre en público, siempre comportandose para impresionar al resto de nobles familias que a ella le importaban un bledo.

Levantó sus ojos verdes cuando sus sentidos percibieron una nueva escencia, un chico...o al menos eso creyó a primera vista. Miró detenidamente su apariencia andrógena, sin embargo, en su rostro se notaban inconfundibles curvas femeninas, más suaves; inmediatamente comenzó a retratarlo. La expresión del chico, era severa, dura, como de quien oculta su verdadero ser, lleno de misterio.

El pedido le pareció bizarro...muy fuerte, o sería que la gente estaba acostumbrada a beber así? no le prestó mucha atención a eso, continuó con su labor; Sabía que en algún momento el o la joven se sentiría observado; el poder de las miradas siempre ha sido impresionante, basta una sola mirada para destruir el alma de reyes.

La gente reía, algunos caían al suelo, desplomados después de un fracasado intento de baile; a Branwen todo aquello le parecía banal, su atención se centraba solo en capturar la escencia del chico recién llegado.

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