De profundis clamavi ad te Domine

por **Adso de Melk** Lun Ene 16, 2012 11:24 am

Acababa de ponerse el sol cuando Adso abrió los ojos y se levantó del austero ataúd que le servía de cama y refugio. Despertó profundamente agitado a causa de unos sueños angustiosos sobre el infierno. Reconocía las imágenes como ilustraciones de Botticelli para la Commedia de Dante, pero eso lo supo en estado de vigilia, durante el sueño ni siquiera sabía quién era o por qué se encontraba en ese lugar.

Rápidamente arregló su aspecto tanto como le permitía su inexistente vanidad y salió del sótano donde se encontraba su tétrico lecho, dirigiéndose enseguida a la buhardilla que hacía las veces de estudio y casa en las horas que permanecía despierto, dejó en orden sus libros y anotaciones para, minutos después, marcharse de allí.

Caminó de prisa en dirección a la catedral, pues necesitaba desesperadamente algo de consuelo. Cuando se encontró frente a las puertas de la imponente y hermosa construcción, deseó por un instante que las supersticiones respecto a que las criaturas sobrenaturales no podían entrar en dichos sitios fueran ciertas; se sentía tan desesperado que quiso que la ira de Dios lo alcanzara y terminara con su ambigua y blasfema existencia, pero sabía que eso no ocurriría.

Por fin entró, después de serenarse lo más que pudo. Avanzó hasta encontrarse casi frente al altar y se arrodiló, extendiendo los brazos a los lados formando una cruz. Comenzó a orar en silencio y sintió cómo las lágrimas se agolpaban en sus ojos hasta que no pudo contenerlas más. -Señor, te lo ruego, envíame una señal. Señor, deseo saber hasta cuándo debor soportar esta amargura por que no creo resistirla hasta el final de los tiempos... Señor... sabes que nunca he dejado de honrar tu nombre. Señor, te lo ruego desde lo más profundo de mi alma-.

La iglesia estaba casi vacía, pero había dicho su plegaria en voz lo suficientemente alta como para llamar la atención de alguien más.

por Invitado Lun Ene 16, 2012 12:06 pm

Después de lo que me había pasado con mi antiguo prometido, hasta tenía miedo de todo. Lo único que me calmaba eran mis tres amigos John, Eiri e Imre. Ellos eran mis amigos aunque a John también le estaba ayudando con su búsqueda. Pero echaba tanto de menos a alguien a mi lado, cuando me iba a casar con mi prometido este fue y se esfumo sin más. ¿Como me había podido hacer aquello? ¿Qué le había hecho yo? ¿Amarle? ¿Estaba destinada a estar en un matrimonio insulso como el de mi madre? No, no quería acabar así. Estuve todo el día pensando en ello y al llegar la noche tome la decisión.

Parecía que me aficionaba a salir de noche, pero desde pequeña me apasionaba la noche. Llevaba mi vestido color crema, aquel que me identificaba como una mujer de clase alta. Pero corría por las calles desesperadamente, tenía que llegar lo antes posible a la iglesia. Cuando llegue no pare de correr empuje la puerta con fuerza y tuve que cogerme a ella para aguantarme al dar un traspiés y caí caer al suelo. La cerré y respire profundo. Camine hasta la sala de oración y escuche una voz. Pero entre demasiado rápido y me tape la boca.

-Lo siento… no pensaba que hubiera nadie…

por **Adso de Melk** Mar Ene 17, 2012 11:52 pm

Se había abstraído tanto que al escuchar el ruido de la puerta y luego la tímida voz de una mujer a sus espaldas, sintió como si su alma regresara a su cuerpo violentamente, sacándolo del trance semi-extático en que se encontraba. Se enjugó las lágrimas , se levantó y miró a la jovencísima dama que había irrumpido en su momento de íntimo dolor.

Al parecer él no era el único que esa noche buscaba algo de calma al amaparo de ese sitio santo y tranquilo, pues de inmediato notó la turbación en los ojos de la desconocida. -No tiene que disculparse, la casa del señor está abierta para todos-. ¿Qué más podía decir? Aunque se sintiera furioso y abochornado, no era el lugar ni el momento para descargar la frustración que lo aquejaba. Respiró profundo y se sentó en uno de los bancos vacíos, sin saber si la mujer iba a quedarse y él podría seguir fustigándose mentalmente.

El olor dulce del perfume que usaba la chica le llegaba en pequeñas oleadas, insistente. Escuchaba su respiración todavía agitada, interrumpiéndolo, arrebatándole cualquier posibilidad de regresar a lo suyo. Abandonó la banca y se dirigió a ella, aunque sin decir palabra, sólo se quedó mirándola con su acostumbrado gesto duro e inquisitivo. Esperaba no tener que preguntarle nada, que hablara por sí sola si quería y luego... "¿Luego qué?", pensó.

por Invitado Jue Ene 19, 2012 1:36 pm

La verdad es que el que él me respondiera y no estuviera enfadado me hacia estar mucho más tranquila. Yo era una de esas personas que no me gustaba que las demás personas se enfadaran conmigo. Quizás porque el enfado llevaba a la indiferencia y yo ya había sufrido demasiada en mi infancia de mis padres. Pero él no lo estaba o al menos no lo demostraba.

Sonreí un poco, con timidez poniendo un mechón de mi cabello rubio detrás de mi oreja. Avance unos pasos con delicadeza, haciendo que mi respiración ya fuera más normal y controlada. Pero cuando vi que se levantaba y me miraba, me quede quita viendo como se acercaba a mi cuando le tuve delante le mire.

-Siento no haberle molestado en sus oraciones.

Dije mirándole a los ojos. La verdad es que eso esperaba, no haberle molestado en sus oraciones porque estas eran algo que a veces querías hacer hasta el final.

por **Adso de Melk** Lun Ene 23, 2012 10:39 am

Sí que lo había interrumpido, pero sabía que responder así no era apropiado y mintió: -Descuide, mademoiselle, hebía terminado con lo que vine a hacer; ahora puede disponer del lugar para usted sola, si así lo prefiere-.

Dijo esas palabras y en su interior tuvo toda la intención de marcharse, pero tardó demasiado tiempo en moverse y se quedó observando a la joven. Se preguntó si ella habría ido a orar, pues no le pareció precisamente del tipo de mujer espiritual... su aspecto inocente le sugería una cosa, pero había algo más que lo hacía sentir inquieto.

En su cabeza se formaron unas escenas de caracter lascivo entremezcladas con otras decididamente sangrientas de él junto a la chica. Se mordió los labios, esforzándose por alejarlas y retrocedió un paso, pero no se fue. De repente recordó su sueño de ese día: ¿qué se sentirá estar por fin en el infierno? ¿qué clase de tormento le correspondería? Sus ojos destellaron. "De ningún modo la lujuria es peor que el asesinato", se dijo mientras volvía a avanzar hacia la joven, decidido a convertirse (al menos por una noche) en un auténtico pecador para merecer el castigo que ya sabía le estaba reservado.

-O tal vez prefiera mi compañía- añadió con una voz tan ronca que hubiera asustado hasta al guerrero más valiente.

Era algo totalmente extraño en él, pero ese día no se encontraba de ánimo muy beatífico.

por Invitado Sáb Feb 11, 2012 5:57 am

Cuando me dijo que ya había acabado, no quería molestarle porque eso... no me gustaba hacerlo. Le miraba y intentaba recordar porque había ido a la iglesia con tanta prisa aquella noche, si para rezar... para poder olvidar a mi ex-prometido a aquel hombre que me había abandonado días antes de ir a altar. Sin decir nada, sin avisar... no era justo... yo no me merecía aquello. No había hecho nada malo que yo supiera... No sabia que decirle porque estando junto a el se me había olvidado todo... ni siquiera quería rezar ya. Le vi alejarse y me lo quede mirando, mordiéndome el labio... preguntándome a mi misma porque se alejaba... pero poco después volvió a acercarse a mi, le mire a los ojos con los labios entreabiertos dejando salir de estos mi respiración que ya volvía a ser normal.

-Si no le importa... me gustaría tener su compañía...

Dije mordiéndome el labio con aquella timidez, inocencia y dulzura que me caracterizaban. No dejaba de mirarle por un momento mire hacia el altar donde estaba puesto aquella figura del señor pero solo fue un momento para después volver mi vista a el.

OFF: Siento la tardanza he tenido unos problemas personales que requerían toda mi atención

por **Adso de Melk** Mar Feb 14, 2012 1:42 am

Cuando la joven respondió, Adso sonrió casi triunfal. Deseaba olvidarse del malestar que lo machacaba, abandonarse a los deseos que diariamente se dedicaba a reprimir... por una vez, no luchar contra lo que era - a pesar de su conciencia, su moral y su lealtad- : un vampiro. "Déjame caer en la tentación y luego perdóname por ello, Señor. ¿No podrías perdonar un momento de debilidad en tu pobre siervo?"

Seguía enfadadoy en sus pensamientos asomaba el fantasma del resentimiento. Se sentía verdaderamente miserable y la presencia de la joven y su yugular palpitante no ayudaban. Se acercó a ella con calma y le ofreció un brazo. - Salgamos de aquí- le dijo, con toda la intención de llevársela y, por lo menos, saciar alguno de sus viles deseos con ella.

Jamás en sus años de inquisidor se había dado el lujo de flaquear de esa manera, pero se preguntaba cuál sería el gusto de la sangre inocente y la idea lo enloquecía. No temía que ella desconfiara pues, después de todo, quién desconfiaría de un hombre que reza desesperado; pero si eso pasaba, no dudaría en usar su poder para ofuscarla. Estaba decidido a alimentarse con su sangre... tal vez no la matara, pero recordó que no sólo se peca por obra, sino también por pensamiento, palabra y omisión. En ese momento pensó que en esa ciudad no tenía un confesor. "Debo encontrar uno", se dijo mentalmente, ya que no quería lidiar con esa culpa él solo.

Spoiler:

por Invitado Miér Feb 29, 2012 11:03 am

Aquella noche había ido hacia la catedral buscando consuelo… pero parecía que a pesar de todo había encontrado compañía. ¿Quizás él podía darme el consuelo que necesitaba? No lo sabía pero lo que si sabía era que quería estar a su lado al menos por un rato de aquella noche que teníamos encima. Parecía que ambos nos habíamos sumido en nuestros pensamientos, él más que yo a decir verdad pero le seguía mirando. Hasta que me ofreció su brazo y me invito a salir de allí. Me acerque a él y me cogí a su brazo como toda mujer hacia cuando le ofrecían el brazo. Yo era joven pero sabia cómo comportarme.

-Por supuesto.

Dije con una sonrisa, mucha gente desconfiaría de un hombre solo en la noche. Pero yo como siempre era muy inocente, le había oído rezar, desesperado, pidiéndole ayuda a nuestro señor. Un hombre como él no podía ser malvado… ¿verdad? No estaba ni segura de mis palabras pero lo que tenía claro es que una persona que creyera en un ser divino no podía tener maldad en su cuerpo. Aunque siempre había alguien que rompía la regla. Pero a decir verdad no me preocupaba en exceso la verdad. Nuestros pasos se dirigían hacia la salida, la catedral bacía hacia que todos y cada uno de nuestros pasos resonaran.

por **Adso de Melk** Sáb Mar 03, 2012 12:02 am

Cuando la joven aceptó salir con él, se sobresaltó un poco; quizá porque sus escrúpulos volvían a hacer acto de presencia. Consideró que hubiera sido más fácil si ella se negaba, pero ahora se ponía en sus manos como si él fuera un sujeto confiable cuando en realidad esa noche el demonio pugnaba por poseerlo y él había decidido no luchar.

Se relamió los labios con culpable satisfacción y caminó manteniendo un paso apresurado, aunque procuraba que la chica fuera capaz de seguirlo sin esforzarse demasiado.

La noche era hermosa pero Adso no parecía percatarse, cegado por la sed; él sólo veía el sangriento manantial que iba a su lado como una víctima perfecta, el inocente cordero que ignora su destino.

Se encaminó hacia callejones oscuros, asegurándole a su acompañante que eran atajos y que pronto se encontrarían en sitios más iluminados y populosos. Mentía, pero no le importaba si ella le creía…-No tema, no tema mademoiselle- era lo único que repetía de cuando en cuando.

por Invitado Sáb Mar 03, 2012 4:15 am

Mi principal problema siempre era mi inocencia, aquella que hacia que confiara en todo el mundo y eso al final me pasaba factura. Pero yo no pensaba que aquel hombre que aquella noche era mi acompañante fuera mala persona, no, no lo pensaba para nada. Porque para mi no lo era. Al menos no me lo había demostrado, por eso confiaba en él. Aun no sabia su nombre, ni él el mio. Así que pensé en presentarme cuando me vi obligada a seguirlo al estar cogida a su brazo. Di gracias de no haberme puesto aquella noche tacones y llevar unos zapatos planos que me ayudaban a seguir fácilmente su paso. Pero buscaba el momento para presentarme aunque estuviésemos andando... Mire la noche mientras andábamos, era preciosa. Siempre me había gustado la noche, recordaba las incontable noches que nos habíamos escapado mi mellizo y yo de casa con la única idea de pasar unas horas nocturnas fuera de casa. Pronto me vi en callejones oscuros, apreté mas mi cuerpo contra el de mi acompañante, apretando un poco mas mi mano en su brazo. Porque aquellos callejones me recordaban a lo que me paso una noche de vuelta a casa y solo recordaba el miedo que había tenido. No quería que me volviera a pasar aquello, pero él intentaba calmarme.

-Monsieur, ¿esta seguro de adonde vamos?

Dije con algo de inseguridad en mi voz, sabia lo peligrosos que podían llegar a ser callejones y mas después de saber que existían los vampiros, los licantropos... y todo lo demás. Eiri y Imre se habían ocupado de mantenerme informada sobre todo lo que se refería a los seres sobrenaturales. Sobretodo Imre que al ser vampiro me explicaba todo lo que debía saber sobre ellos.

por **Adso de Melk** Lun Mar 12, 2012 11:53 am

De repente le pareció que ya se hallaban lo bastante alejados de cualquier testigo que pudiera interrumpir el plan perverso que tenía en mente para+ aquella frágil criatura y tampoco quería prolongar demasiado las cosas. Podía sentir la creciente inquietud de la joven. –No se preocupe, sé perfectamente cuál es el camino- le dijo al tiempo que se detenía-, pero creo que es momento de hacer una pequeña pausa… estoy cansado y sediento-.

La sórdida oscuridad del sitio donde estaban le pareció perfecta para ocultar su crimen, y sin soltar el brazo de la muchacha hizo una rápida maniobra para colocarse frente a ella y atraerla hacia su cuerpo en un abrazo tal como tantos relatos fantásticos sobre vampiros describían. Se encorvó un poco para poder morder su cuello. “No grites”, le ordenó mentalmente, “No te resistas”. Abrió la boca, disponiéndose a morderla, a alimentarse –por primera vez en siglos- de la sangre de una inocente; pero titubeó un instante, como si una mano invisible lo estuviera frenando.

Dolor, ira, sed y deseo se arremolinaban en su interior junto a la culpa. No, no podía hacerlo. “Huye”, dijo interiormente, otra vez dirigiéndose a la chica.

por Invitado Sáb Mar 17, 2012 5:17 am

Aunque él me decía que sabia el camino, aunque parecía totalmente seguro de donde me llevaba mi inquietud no dejaba de crecer. Tenia miedo, el recuerdo de lo que me ocurrió en aquellos callejones cada vez estaba mas fresco en mi mente. Pero intentaba pensar que con mi acompañante no tenia de que preocuparme. Aunque ni con eso la inquietud se iba, cuando se paro de golpe a punto no estuve de caerme porque no me esperaba aquella repentina parada pero le mire a los ojos, algo que se me dificulto por la oscuridad en la que estábamos sumidos. Que nos parasemos en ese sitio me pareció inusual y extraño ademas de peligroso. Estaba a punto de abrir mis labios para compartir mi miedo cuando me sentí pegada a él. Su palabra en mi mente resonó... aquello no era normal y todo lo que me había dicho Imre salto a mi mente. ¡¡Era un vampiro!! Y por lo visto, estaba sediento de mi sangre.

Solo hizo falta una palabra resonando en mi mente para que la alarma de mi cuerpo saltara como un resorte. No se como pero me libere de sus brazos y con los ojos llenos de lagrimas de miedo, de inquietud, de pena... eche a correr. No miraba por donde iba porque tampoco lo veía, lloraba porque yo quería pasar la noche o unas horas al lado de aquel hombre pero él solo estaba sediento de mi sangre. Seguía corriendo lo mas que podía hasta que por mis lagrimas no vi lo que iba a pasar, me pise mi largo y elegante vestido y caí al suelo llorando desconsolada.

por **Adso de Melk** Mar Mar 27, 2012 10:26 pm

Se había quedado inmóvil, viendo cómo la joven se alejaba a toda prisa, aterrorizada. Escuchó los sollozos mientras se desplomaba torpemente, presa de una angustia que sólo él comprendía.

En ese instante supo que no se habría atrevido a dañarla, pero era demasiado tarde, pues aquella pequeña demostración de su repugnante naturaleza había desatado la culpa, que lo corroía irremediablemente. Sus ojos estaban inundados con lágrimas de vergüenza y ella permanecía tendida en el inmundo suelo del callejón.

Adso se enfrentó a la fuerza que lo mantenía petrificado y logró aproximarse lentamente al sitio donde la chica lloraba, de cara al piso, con la rubia cabellera desparramada sobre sus hombros y su espalda, tan digna de compasión que él hubiera querido tenderle la mano para levantarla, enjugarle las lágrimas y pedirle perdón; pero algo en su interior le decía que las cosas no podían ser de ese modo.

No parecía el momento idóneo para elevar una plegaria pidiendo la sabiduría que le aclarara cómo proceder, pero no pudo contener su desesperación ni su lengua. – Dios mío, perdona la flaqueza de espíritu de tu siervo. Ilumina mi oscuro corazón para que sea capaz de encontrar la forma de reparar el daño que le he causado a esta inocente hija tuya-. No le importó que lo escuchara, y quizá hasta esperaba que lo hiciera, que levantara la mirada otorgándole el perdón que necesitaba…tal vez así pudiera estar en paz.

por Invitado Dom Abr 15, 2012 1:44 am

Sabia que tenia que levantarme pero en aquel momento no tenia, no me sentía con fuerzas… ¿Aquel hombre iba a dañarme? A mi me había parecido muy buena persona… pero no quería pensar en ello. Pero lo que si quería era no se quizás hablar con él, no quería pensar que era una mala persona… algo me decía que no lo era… algo me lo decía… pero mis lagrimas seguían cayendo por mi rostro… hasta que todo cambio…

Mientras yo seguía tendida en el suelo, pude oir la voz que había sido mi compañera aquella noche, era la de aquel hombre… no sabia su nombre pero al oir esa plegaria pude ver que no lo había hecho con maldad… se sentía arrepentido. No pude evitar el levantar el rostro y verle allí a mi lado, haciendo una plegaria al Señor… ¿Quién era yo para no dar el perdón que él estaba pidiendo? Estaba dispuesto a dárselo. Levante también mi cuerpo, mi mano algo manchada de tierra fue hasta posicionarse encima de la suya.

Mi rostro estaba lleno de lagrimas pero yo le había perdonado, solo esperaba que mi perdón le diera la calma que necesitaba, aun así no quería alejarme aun quedaba mucha noche por delante…

por **Adso de Melk** Sáb Mayo 12, 2012 1:43 am

La mano de la joven sobre la suya era algo que no había esperado después del horrible episodio que acababan de protagonizar; pero tras pensarlo un poco – y a pesar de su turbación- comprendió que aquello significaba que su fallida víctima sabía a lo que se enfrentaba. ¿De qué otra forma, si no, podía mostrarse tan temeraria como para permanecer ahí sin pretender huir nuevamente o invocar la ayuda de alguien?

Adso no comprendió qué significaba ese gesto. Seguía absorto en su conflicto interno, odiando su ambigüedad, pensando que de no considerarlo un gran pecado, se habría arrojado gustoso al fuego y terminado con su insoportable existencia; pero en esos momentos él mismo no importaba, debía superar su arrebato egoísta, afrontar lo que estaba permitiendo que sucediera y averiguar si aceptar esa mano era su ruina o una posibilidad de redención.

Ya no había lugar para más cobardía. El atormentado bibliotecario la ayudó a levantarse, aunque sus ojos rehuyeron cualquier contacto directo con los de la chica. No sabía qué decir o siquiera si las palabras servirán de algo; pero no se decidió a marcharse. Por fin sus labios articularon una pregunta. -¿Por qué se ha quedado si ha visto que soy un monstruo? ¿Acaso no me teme, no valora su vida?-.

por Invitado Jue Mayo 17, 2012 4:32 am

Sabía que siguiendo allí mi vida corría peligro, que podía morir si así él lo quería pero algo me decía que no me mataría. No, aquella noche aun no había llegado mi hora quizás el tener a Imre como uno de mis mejores amigos me había hecho entender un poco a los vampiros. Quizás era por el hecho que había hecho de pedir el perdón de dios o mi perdón mejor dicho o quizás que era una temería. Pero lo que si sabía es que no me quería ir de allí, quería estará a su lado aquella noche.

Me levante con su ayuda, limpiando mis manos con suavidad con el pañuelo que siempre m acompañaba dejándolo sucio pero con mis manos ya libres de cualquier suciedad. Quite el polvo que se había adherido a mi vestido al caer al suelo. Pero en todo momento tenía mi mirada en sus ojos que rehuían el contacto con los míos y mi mente no hacia más que preguntarse el porqué. Cuando estaba acomodándome la falda pude oírle y mi mano cogió la suya casi pidiéndole con aquel roce que me mirara.

-No he huido y no pienso hacerlo. Sé que le parecerá extraño pero uno de mis mejores amigos es un vampiro y lo sé casi todo sobre ustedes.

Acerque su mano cogida entre las mías a mi rostro rozando la mano con mis labios cerrando los ojos, sin dejar de hablar solo manteniendo allí la mano rozando mis labios.

-Se que sonara extraño pero yo siento que usted no quiere hacerme daño, que esta noche no soy su víctima. Sé que tiene un buen corazón y que es capaz de querer y ser perdonado, porque lo sé y a mi parecer se merece el perdón que tanto ansia.

Dije besando sus nudillos, como un gesto de cariño. Le mire después a los ojos esperando que por fin su mirada se posara en mí de nuevo.

por **Adso de Melk** Miér Jun 13, 2012 9:52 am

¿Cómo podía asimilar lo que estaba pasando sin que sus ideas sufrieran una profunda sacudida? , y eso sin hablar del estremecimiento que le hizo sentir la forma tan peculiar en que la joven le demostró su piedad. Agradecía las palabras que le había dicho aunque en su corazón no sintiera que fueran verdad, él no tenía buen corazón, no podía tenerlo.

Retiró suavemente su mano y le dirigió una mirada llena de desconcierto. No entendía el significado de lo que acababa de escuchar. Una humana amiga de un vampiro… parecía tan antinatural como su propia existencia, pero admitió que lo intrigaba la idea. –Gracias- dijo al fin bajando la mirada- ha tenido razón, no podía haber tomado su vida, en el último momento fui incapaz. Usualmente me alimento sólo del malvado, pero por un instante el olor de su sangre, la plena conciencia de que es usted inocente me hizo sentir la necesidad de probar- sintió un nudo en la garganta; la vergüenza y el dolor se unían en ese esfuerzo que hacía por hablarle civilizadamente, aunque seguía sin poder sostenerle la mirada. Luego vio alrededor, el espantoso lugar donde se encontraban.

–Tal vez debamos ir a un lugar más concurrido, madame, así no volveré a caer en la tentación de hacerle daño, luego me marcharé y jamás volveré a cruzarme en su camino-. Dudó un momento, pero al final la tomó del brazo como antes y la condujo hacia las calles iluminadas de las que la había alejado en su frustrado afán asesino, como si no hubiera pasado nada. El silencio le pesaba como nunca y pronto no pudo contener más la pregunta que tanto lo inquietaba. Salió bruscamente de sus labios y sonó casi pueril. -¿Pero cómo es posible que no le repugne o le aterre ser amiga de una criatura asesina? Eso desafía toda lógica, madame. Explíqueme sus motivos, por favor…

por Invitado Jue Jun 14, 2012 5:52 am

Le mire cuando retiro su mano de la mía, no sabía que le pasaba yo… le había perdonado… no me mantenía la mirada aunque yo estaba todo el rato buscando su mirada. Quería que me mirara a los ojos, que entendiera que no tenía que seguir atormentándose con aquello. Intente acariciarle la mano pero le acaricia el brazo con una suave caricia sonriéndole de forma cálida. Era increíble, pero no tenía miedo, solo quería que él estuviera bien.

-Por favor… no se martirice mas… le he perdonado y no quiero que se sienta así. Imre… quiero decir mi amigo… ya me ha explicado que a veces hay tentaciones que no se pueden aguantar.

Dije con una sonrisa dulce para que me mirara, cuando me digo que no volvería a cruzarse nunca más en mi camino sentí como algo me oprimía. No quería que desapareciera, me había caído bien a pesar de todo lo que había pasado pero no quería dejar de verle… me sentía bien a su lado, era un buen amigo. Pero cuando salimos a la luz y me hablo supe que tenía que hacerlo. Le cogí el brazo casi con desesperación.

-No… no quiero que se aleje… por favor no desaparezca de mi vida… no quiero perder a un nuevo amigo… yo ya le tengo como tal. Mis razones para ser amiga de un vampiro es que aunque él tenga que alimentarse de sangre y no pueda salir durante el día, en el fondo ambos somos iguales. Tras todos los estereotipos todos somos iguales. Además yo miro más allá de la raza o más allá de la clase social… miro a la persona en sí.

por **Adso de Melk** Vie Ago 10, 2012 12:07 pm

La miró con las cejas arqueadas y los ojos muy abiertos, pero luego frunció el ceño. Lo que había sido un intento de cacería ahora se transformaba en una especie de redención. Adso pensó que aquella joven tal vez estaría loca, pero por más que hurgó en su mirada con sus ojos vampíricos, lo único que encontró fue un brillo de inocencia difícil de asimilar.

-Esa es una oferta muy generosa, mademoiselle. Su corazón debe ser increíblemente puro y su fe en el prójimo infinita como para permitir que la ronde tal clase de monstruos sin que despierten su miedo o repudio- el vampiro permaneció en silencio sin atreverse a soltarse de la joven, pues sentía que estaba en deuda con ella de algún modo.

-Trataré con todas mis fuerzas de no traicionar la confianza que me otorga- dijo solemnemente y caminó guiándola. –De todos modos creo que ya no es una hora apropiada para que usted deambule por las calles de París. Ha tenido suerte de que a este depredador todavía le queden algo de escrúpulos-.

Se sentía extraño al hablar con cierta libertad de ese tema frente a un humano que no fuera parte de la Inquisición (si es que alguna vez lo había hecho realmente). En cierta medida se estaba exponiendo pero por lo menos con ella no creía correr peligro alguno.

-Será mejor que la escolte de vuelta a su hogar- dijo y caminó a su lado, un rato más en silencio, como si la conociera de años, como si aquello fuera algo normal.

por Invitado Mar Ago 14, 2012 9:08 am

Le miraba a los ojos en todo momento sin miedo, dejando que sus ojos vampíricos se clavasen en los míos y que hurgaran sin miedo a nada. La verdad es que cualquier otra persona en mi situación habría salido corriendo y gritando pero yo no… quizás me llamarían rara o bicho raro. Pero… ¿Por qué huir de algo porque no lo conocemos? Yo lo veía algo estúpido. Lo teníamos que conocer y abrazarlo contra nosotros para que viera que lo queríamos y no lo odiábamos. Sentía que mi acompañante no me soltaba y yo tampoco quería que lo hiciera, quería que sintiera que allí todo estaba bien, camine a su lado cogida a él sin dejar de sonreír.

-Se que todo irá bien entre nosotros, Monsieur. ¿Puedo saber su nombre?

Empecé a caminar a su lado hacia la mansión, la verdad es que era mejor ir con él porque no quería que me atacasen y sabía que si eso llegaba a pasar él saldría en mi defensa. Le mire con una sonrisa.

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