AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Noche de juegos (Sergei Volkov)
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Noche de juegos (Sergei Volkov)
Se creyeron que se había dormido, pero no es así, la pequeña Abigeil se encontraba bien despierta bajo las finas mantas de su camita. La razón es simple, no quiere dormir, no tiene nada de sueño, y está enojada con los mayores del orfanato por obligarla a acostarse. Siempre lo hacen en el momento menos oportuno, estaba muy entretenida pintando un enorme dibujo lleno de colores en la pared cuando de golpe le gritan y ¡pum! La llevan a la cama. ¡¡No le dejaron terminar su lindo dibujo!! Pero eso no se iba a quedar así, tenía un plan. Sin hacer ruido sale de la cama, agarra sus colores y sale de la habitación. Camina rápidamente pero sin hacer casi nada de ruido hasta encontrar la pared donde estaba dibujando. Su enojo aumenta al ver que le habían borrado el dibujo. Se cruza de brazos y patea la pared enojada.
¿Y ahora qué hacer? No tiene ganas de ponerse a dibujar de nuevo… ¡¡ir afuera!! Esa es una gran y brillante idea. Irá a pasear. Le dijeron que NO debía salir sola y menos de noche… pero tiene ganas y sabe que si despierta a los mayores para pedirle que la lleven a pasear, le gritarán y la llevarán de regreso a la cama. La puerta principal está cerrada y también la de la cocina… pero la puertilla donde pasa el perro viejo, mugriento y malo del lugar siempre está abierta y ella es lo bastante pequeña como para pasar por ahí. Se tuvo que subirse a una silla para poder abrir la puerta de la cocina, cosa fácil, y después se dirigió a la puerta de salida, se puso a gatas y paso por la puertilla del perro. Una vez afuera corre hasta las rejas y pasa entre los barrotes sin problemas, cuando logró salir por fin da un saltito de alegría y se ríe. Mira a ambos lados y empieza a caminar dando saltitos.
-Adoz con lete me quedo casar..-
Va cantando, dando saltitos como jugando a la rayuela por las calles que solo son iluminadas por los faroles.
¿Y ahora qué hacer? No tiene ganas de ponerse a dibujar de nuevo… ¡¡ir afuera!! Esa es una gran y brillante idea. Irá a pasear. Le dijeron que NO debía salir sola y menos de noche… pero tiene ganas y sabe que si despierta a los mayores para pedirle que la lleven a pasear, le gritarán y la llevarán de regreso a la cama. La puerta principal está cerrada y también la de la cocina… pero la puertilla donde pasa el perro viejo, mugriento y malo del lugar siempre está abierta y ella es lo bastante pequeña como para pasar por ahí. Se tuvo que subirse a una silla para poder abrir la puerta de la cocina, cosa fácil, y después se dirigió a la puerta de salida, se puso a gatas y paso por la puertilla del perro. Una vez afuera corre hasta las rejas y pasa entre los barrotes sin problemas, cuando logró salir por fin da un saltito de alegría y se ríe. Mira a ambos lados y empieza a caminar dando saltitos.
-Adoz con lete me quedo casar..-
Va cantando, dando saltitos como jugando a la rayuela por las calles que solo son iluminadas por los faroles.
Ariel2- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 28/12/2011
Re: Noche de juegos (Sergei Volkov)
Salir por las noches por el simple hecho de salir se había convertido en algo interesante y sorprendente puesto que cada noche se topaba con algo diferente. Y aquella noche no sería diferente, el vampiro se paseaba por las calles observando detenidamente a cada mortal, escuchando como susurraban sus pensamientos en el viento siendo así tan efímeros como las mismísimas palabras que los mortales solían enunciar. Se paseó por las calles como solía hacerlo, lenta y apaciguadamente sin llamar la atención, por lo menos no aquella noche.
Susurró al viento, como toda frase o poema que solía soltar, se sentía especial aquella noche de soledad, las calles estaban completamente vacías, no se podía escuchar ni un simple paso, un respiro, una risa…nada. Ahí fue cuando de repente escuchó una vocecita angelical, una niña (Y sabía que no podía estar equivocándose gracias sus sentidos tan desarrollados. ¿Qué hacía una niña pequeña caminando por las calles durante plena noche? No sabía y tampoco quería dejarla en la soledad de la noche, entregada a toda criatura de la noche.
Apresuró el paso, para terminar detrás de la niña que parecía estar cantando una de esas canciones infantiles tan conocidas por todos, la habría encontrado en media canción y prefirió seguirle la corriente a la niña, de esta forma evitando que asustase demasiado. –Con una señorita…- dejó sin completar para ver si la niña seguía el juego. No parecía tener más de 3 años. Sergei estaba realmente sorprendido, ¿Cómo era esto posible?
Luego de haber dejado aquella pequeña pausa para que la niña terminase el juego de palabras, o la canción como se prefiera llamar prosiguió a preguntarle sobre su hogar, sus padres y todo lo que podría llegar a estar relacionado a el “Porque la niña está aquí a estas horas”. –Mi nombre es Sergei, ¿y el tuyo angelito?- Dijo con una enorme y hermosa sonrisa en su rostro, lo último que quería era asustarla y por experiencia sabía que los niños respondían de una buena forma a las sonrisas y a las preguntas simples.
Se puso de cuclillas al lado de la niña, las calles de París eran peligrosas a esas horas de la noche y no quería que absolutamente nada le pasase a la niña que ahora tenía al lado. Sus sentidos y habilidades le advertirían sobre cualquier peligro, además de que sus reflejos sobrehumanos le permitirían reaccionar en caso de un enemigo demasiado sigiloso. En fin, esperaba que nada sucediese. Tan solo por la pequeña.
-Dicen que él deseaba algo lejano
Pero despertamos un día del otoño
Para descubrir que se fue
Los árboles, dijeron ser testigos
El cielo rechazo hablar
-Pero despertamos un día del otoño
Para descubrir que se fue
Los árboles, dijeron ser testigos
El cielo rechazo hablar
Susurró al viento, como toda frase o poema que solía soltar, se sentía especial aquella noche de soledad, las calles estaban completamente vacías, no se podía escuchar ni un simple paso, un respiro, una risa…nada. Ahí fue cuando de repente escuchó una vocecita angelical, una niña (Y sabía que no podía estar equivocándose gracias sus sentidos tan desarrollados. ¿Qué hacía una niña pequeña caminando por las calles durante plena noche? No sabía y tampoco quería dejarla en la soledad de la noche, entregada a toda criatura de la noche.
Apresuró el paso, para terminar detrás de la niña que parecía estar cantando una de esas canciones infantiles tan conocidas por todos, la habría encontrado en media canción y prefirió seguirle la corriente a la niña, de esta forma evitando que asustase demasiado. –Con una señorita…- dejó sin completar para ver si la niña seguía el juego. No parecía tener más de 3 años. Sergei estaba realmente sorprendido, ¿Cómo era esto posible?
Luego de haber dejado aquella pequeña pausa para que la niña terminase el juego de palabras, o la canción como se prefiera llamar prosiguió a preguntarle sobre su hogar, sus padres y todo lo que podría llegar a estar relacionado a el “Porque la niña está aquí a estas horas”. –Mi nombre es Sergei, ¿y el tuyo angelito?- Dijo con una enorme y hermosa sonrisa en su rostro, lo último que quería era asustarla y por experiencia sabía que los niños respondían de una buena forma a las sonrisas y a las preguntas simples.
Se puso de cuclillas al lado de la niña, las calles de París eran peligrosas a esas horas de la noche y no quería que absolutamente nada le pasase a la niña que ahora tenía al lado. Sus sentidos y habilidades le advertirían sobre cualquier peligro, además de que sus reflejos sobrehumanos le permitirían reaccionar en caso de un enemigo demasiado sigiloso. En fin, esperaba que nada sucediese. Tan solo por la pequeña.
Sergei Vólkov- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 04/01/2012
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Re: Noche de juegos (Sergei Volkov)
Ajena a todo lo que ocurre a su alrededor, la pequeña Abigeil sigue saltando por las calles entonando su canción sin ninguna preocupación que le incomode, feliz de estar afuera. Sin importarle en absoluto que sea muy tarde, esté oscuro y esté sola, ella solo sabe que le gusta estar en la calle, cantando y saltando, queriendo jugar sin parar hasta que el sol salga y seguir jugando el resto del día.
-Con una señorita…-
-De San Nicoláz… ¿Uh?-
Detiene sus saltitos y se da vuelta para mirar al hombre que estaba detrás de ella. Tuvo que levantar mucho la cabeza para mirarlo bien ya que ella es muy pequeña a comparación de esta persona. Lo mira sorprendida por la altura.
-¡Hola!-
Saluda con un pequeño gritito y moviendo su mano y con una gran sonrisa en su rostro, sin temor a estar con un extraño sola a estas horas de la noche. Nunca supo porque a muchos niños del orfanato no les gustaban los extraños, nunca hablaban con otros adultos que no sean del orfanato. Para ella un extraño era alguien más con quien poder jugar y divertirse.
-Jeje no me lamo Angelito. ¡¡Abi!!-
Da un saltito al decir su nombre y se ríe. Se acerca un poco a él y lo mira con atención, memorizando cada detalle como siempre hace, moviendo su cuerpito de atrás hacia adelante. Terminada su observación mira a su alrededor para ver si había alguien más y lo único que ve son los faroles, las casas y más calle, ninguna otra persona. ¿Por qué no hay más gente? ¿Le tienen miedo a la noche? Se pregunta mentalmente y vuelve a mirar a la única persona que está con ella y sonríe ampliamente.
-¿Quere jugar?!!-
Le pregunta dando pequeños saltitos en un pie, tratando de hacer equilibrio y no caer.
-Con una señorita…-
-De San Nicoláz… ¿Uh?-
Detiene sus saltitos y se da vuelta para mirar al hombre que estaba detrás de ella. Tuvo que levantar mucho la cabeza para mirarlo bien ya que ella es muy pequeña a comparación de esta persona. Lo mira sorprendida por la altura.
-¡Hola!-
Saluda con un pequeño gritito y moviendo su mano y con una gran sonrisa en su rostro, sin temor a estar con un extraño sola a estas horas de la noche. Nunca supo porque a muchos niños del orfanato no les gustaban los extraños, nunca hablaban con otros adultos que no sean del orfanato. Para ella un extraño era alguien más con quien poder jugar y divertirse.
-Jeje no me lamo Angelito. ¡¡Abi!!-
Da un saltito al decir su nombre y se ríe. Se acerca un poco a él y lo mira con atención, memorizando cada detalle como siempre hace, moviendo su cuerpito de atrás hacia adelante. Terminada su observación mira a su alrededor para ver si había alguien más y lo único que ve son los faroles, las casas y más calle, ninguna otra persona. ¿Por qué no hay más gente? ¿Le tienen miedo a la noche? Se pregunta mentalmente y vuelve a mirar a la única persona que está con ella y sonríe ampliamente.
-¿Quere jugar?!!-
Le pregunta dando pequeños saltitos en un pie, tratando de hacer equilibrio y no caer.
Ariel2- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 28/12/2011
Re: Noche de juegos (Sergei Volkov)
Había algo que le habría parecido altamente gracioso, tenía que admitir que aquella niña era una enorme dosis de ternura en una sola pasada. Se sorprendió al ver que la niña lo saludaba con una enorme sonrisa en su rostro…-Idéntica a mí- pensó el vampiro mientras le respondía aquella sonrisa con otra. Era sumamente extraño como sentía aquella necesidad de ayudar y proteger a los niños que encontraba. Lo único que tenía realmente claro era que no podía dejar a la pequeña sola en medio de la noche, con tanta criatura suelta el peligro estaba rondando la vuelta de la esquina constantemente.
-Entonces, Abi será.- Contestó ante la “Reprimenda” de la niña, hubiese sido altamente coincidente que la niña se llamase angelito, aun así el vampiro seguía con la guardia alta, no se permitiría bajarla ni siquiera por un escaso milisegundo.
La niña parecía completamente desinhibida, como si no conociese lo que era el miedo propiamente dicho, cosa que le parecía totalmente encantador por parte de la niña. Todo iba bien hasta que pudo diferenciar entre la mente de la niña (Porque claro, al ser una niña su mente sería un embrollo de preguntas y objetos imaginarios) una pregunta que definitivamente haría que el vampiro formulase una respuesta. Si bien era una pregunta para ella misma él quería responderle para intentar evitar problemas futuros con la niña.
Exhaló lentamente el aire que tenía en los pulmones, dejando unos segundos extras para pensar. –Claro Abi, le tienen miedo a la noche y a lo que no conocen…cosa que no está mal- Respondió a la pregunta mental de la niña sin pensar en que quizás la misma se sorprendería al escucharlo. Pero seguramente pensaría en alguna respuesta ingeniosa para salir del aprieto si llegase a encontrarse en uno.
Aún permanecía de cuclillas cuando la niña le preguntó si quería jugar, hacía tiempo ya que no jugaba con una niña, y aunque creía que eran horas de dormir sabía que si la niña estaba despierta era por algo, por lo que seguiría la corriente de la misma hasta que se quedase dormida.
-¿Claro que quiero jugar, a que jugamos?- Dijo con cierto entusiasmo, como si se hubiese transformado en un niño más.
-Entonces, Abi será.- Contestó ante la “Reprimenda” de la niña, hubiese sido altamente coincidente que la niña se llamase angelito, aun así el vampiro seguía con la guardia alta, no se permitiría bajarla ni siquiera por un escaso milisegundo.
La niña parecía completamente desinhibida, como si no conociese lo que era el miedo propiamente dicho, cosa que le parecía totalmente encantador por parte de la niña. Todo iba bien hasta que pudo diferenciar entre la mente de la niña (Porque claro, al ser una niña su mente sería un embrollo de preguntas y objetos imaginarios) una pregunta que definitivamente haría que el vampiro formulase una respuesta. Si bien era una pregunta para ella misma él quería responderle para intentar evitar problemas futuros con la niña.
Exhaló lentamente el aire que tenía en los pulmones, dejando unos segundos extras para pensar. –Claro Abi, le tienen miedo a la noche y a lo que no conocen…cosa que no está mal- Respondió a la pregunta mental de la niña sin pensar en que quizás la misma se sorprendería al escucharlo. Pero seguramente pensaría en alguna respuesta ingeniosa para salir del aprieto si llegase a encontrarse en uno.
Aún permanecía de cuclillas cuando la niña le preguntó si quería jugar, hacía tiempo ya que no jugaba con una niña, y aunque creía que eran horas de dormir sabía que si la niña estaba despierta era por algo, por lo que seguiría la corriente de la misma hasta que se quedase dormida.
-¿Claro que quiero jugar, a que jugamos?- Dijo con cierto entusiasmo, como si se hubiese transformado en un niño más.
Sergei Vólkov- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 04/01/2012
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Re: Noche de juegos (Sergei Volkov)
Su sonrisa aumenta, si eso fuera posible, al escucharle decir su nombre correctamente y asiente sin cesar con la cabeza dándole a entender que así era como se llamaba y no “Angelito”.
-Shi, shi, shi. Y vos Se… ¿Segei?-
Se lleva un dedo a la boca tratando de recordar el nombre de este señor. Está segura que era algo así pero no lo recuerda bien… mucho menos el otro nombre (apellido) que le dijo. ¿Por qué tenía dos nombres? ¿Por qué él tiene dos y ella solo uno?... son preguntas que invaden su cabeza al pensar en los nombres y los apellidos.
Está entretenida pensando en las estrellas cuando se sorprende por la respuesta del señor. Lo mira sorprendida, estaba segura que no lo dijo en voz alta… ¿o sí?... No, definitivamente no lo dijo.
-Yo pensé, no lo dije.-
Parpadea sorprendida sin dejar de mirarlo.
-¿Cómo hiciste eso? ¿Magia?... ¿por qué le tienen meio?... Es linda la noche, se ven las estelas.-
Señala el cielo plenamente estrellado.
-Y es divetido lo de.. desco… deconoido.-
Sonríe ampliamente pensando en todos los rincones, agujeros, lugares en los que se ha metido a explorar, jugar y a esconderse… también pensando en la misma cantidad de veces que la regañaron por hacer esas cosas que para ella son divertidas y para los adultos no, y no entiende por qué.
-¡¡Shi!! ¡¡shi!!... jugamos… jugamos… mmmmm…… toy pensando.-
Le explica y sigue pensando con un dedo en la boca y mirando el cielo en una clara expresión de concentración.
-¡¡Ya sé!! ¡¡mancha mancha!! O.. ¿econdidas?-
Dice sonriendo feliz de por fin encontrar a un adulto que quiera jugar con ella.
-Shi, shi, shi. Y vos Se… ¿Segei?-
Se lleva un dedo a la boca tratando de recordar el nombre de este señor. Está segura que era algo así pero no lo recuerda bien… mucho menos el otro nombre (apellido) que le dijo. ¿Por qué tenía dos nombres? ¿Por qué él tiene dos y ella solo uno?... son preguntas que invaden su cabeza al pensar en los nombres y los apellidos.
Está entretenida pensando en las estrellas cuando se sorprende por la respuesta del señor. Lo mira sorprendida, estaba segura que no lo dijo en voz alta… ¿o sí?... No, definitivamente no lo dijo.
-Yo pensé, no lo dije.-
Parpadea sorprendida sin dejar de mirarlo.
-¿Cómo hiciste eso? ¿Magia?... ¿por qué le tienen meio?... Es linda la noche, se ven las estelas.-
Señala el cielo plenamente estrellado.
-Y es divetido lo de.. desco… deconoido.-
Sonríe ampliamente pensando en todos los rincones, agujeros, lugares en los que se ha metido a explorar, jugar y a esconderse… también pensando en la misma cantidad de veces que la regañaron por hacer esas cosas que para ella son divertidas y para los adultos no, y no entiende por qué.
-¡¡Shi!! ¡¡shi!!... jugamos… jugamos… mmmmm…… toy pensando.-
Le explica y sigue pensando con un dedo en la boca y mirando el cielo en una clara expresión de concentración.
-¡¡Ya sé!! ¡¡mancha mancha!! O.. ¿econdidas?-
Dice sonriendo feliz de por fin encontrar a un adulto que quiera jugar con ella.
Ariel2- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 28/12/2011
Re: Noche de juegos (Sergei Volkov)
Lanzó una leve risa al escuchar a la niña decir su nombre, quizás sería una de las escenas más tiernas que jamás había visto. Segei, vaya que eso sería un nombre extraño para el pobre ruso, que además de tener un nombre que a su parecer era complicado le tuvo que tocar un apellido aún peor.
-Sergei- Dijo sonriendo por lo bajo, no quería despertar a nadie del lugar, ni mucho menos llamar la atención de “cosas indeseadas”. –Vólkov, es un poco difícil, pero puedes decirme Sergi y listo-
Aquellos pensamientos sobre la mente de la niña golpearon lo que seguramente fuese su corazón, si la niña se refería con los dos nombres a los apellidos, y ella solo tenía uno era porque seguramente la habrían abandonado, ¿Pero qué hacía una niña abandonada en medio de las calles? En fin, pensamientos que tuvo que dejar atrás por la inminente pregunta de la niña sobe el “Cómo habría sabido lo que pensó”, pero en fin, se trataba de una niña y seguramente podría hacerla creer que fue magia y nada más.
-La noche es hermosa y las estrellas aún más- Dijo mirando el cielo, siguiendo los pequeños deditos de la niña -Fue magia, saber lo que la gente piensa es un truco muy bueno- dijo sonriendo, quizás por un segundo deseó que todo lo que él hacía fuera nada más que magia.
-¿Divertido?- La miró a los ojos, unos hermosos ojos azules que realmente reflejaban lo que los humanos decían sobre las ventanas al alma. –Sí, es divertido- Le dijo, después de todo estaba parado frente a una niña, de nada valía asustarla con respecto a todo lo que podría llegar a pasar en un lugar como ese. Y por lo visto ahora tendría que estar por ahí, vigilando que la niña no tuviese problemas.
-Juguemos a….¡la mancha!- Dijo antes de darle un muy leve toque en su manito para salir caminando y alejarse un poco, quizás haciendo que la niña caminase y se cansase podría lograr que se durmiese. Sin embargo se dejaría atrapar todas las veces que fuesen necesarias para que la niña se mantuviese entretenida. –Tienes que atraparme- Sonrió.
Sin embargo, en ningún momento dejó de estar alerta, parecía que desde el momento en el que la había visto sus sentidos se hubiesen ampliado, todo para protegerla.
-Sergei- Dijo sonriendo por lo bajo, no quería despertar a nadie del lugar, ni mucho menos llamar la atención de “cosas indeseadas”. –Vólkov, es un poco difícil, pero puedes decirme Sergi y listo-
Aquellos pensamientos sobre la mente de la niña golpearon lo que seguramente fuese su corazón, si la niña se refería con los dos nombres a los apellidos, y ella solo tenía uno era porque seguramente la habrían abandonado, ¿Pero qué hacía una niña abandonada en medio de las calles? En fin, pensamientos que tuvo que dejar atrás por la inminente pregunta de la niña sobe el “Cómo habría sabido lo que pensó”, pero en fin, se trataba de una niña y seguramente podría hacerla creer que fue magia y nada más.
-La noche es hermosa y las estrellas aún más- Dijo mirando el cielo, siguiendo los pequeños deditos de la niña -Fue magia, saber lo que la gente piensa es un truco muy bueno- dijo sonriendo, quizás por un segundo deseó que todo lo que él hacía fuera nada más que magia.
-¿Divertido?- La miró a los ojos, unos hermosos ojos azules que realmente reflejaban lo que los humanos decían sobre las ventanas al alma. –Sí, es divertido- Le dijo, después de todo estaba parado frente a una niña, de nada valía asustarla con respecto a todo lo que podría llegar a pasar en un lugar como ese. Y por lo visto ahora tendría que estar por ahí, vigilando que la niña no tuviese problemas.
-Juguemos a….¡la mancha!- Dijo antes de darle un muy leve toque en su manito para salir caminando y alejarse un poco, quizás haciendo que la niña caminase y se cansase podría lograr que se durmiese. Sin embargo se dejaría atrapar todas las veces que fuesen necesarias para que la niña se mantuviese entretenida. –Tienes que atraparme- Sonrió.
Sin embargo, en ningún momento dejó de estar alerta, parecía que desde el momento en el que la había visto sus sentidos se hubiesen ampliado, todo para protegerla.
Sergei Vólkov- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 04/01/2012
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Re: Noche de juegos (Sergei Volkov)
-VVV ¿Vokóv?-
Intenta decir su apellido.
-¡Segi!! Es fácil así.-
Explica sonriendo contenta al poder decir un nombre “correctamente”. Casi siempre se equivoca y los niños más grandes se burlan de ella, eso no le gusta y por eso les tira pintura a la cara… aunque después la regañen. Su sonrisa se amplia mucho más al escucharle decir que hace magia.
-¡Hay más magia? ¡Quero ver!-
Pide sonriendo, la magia le gustaba mucho, como a todo niño. Dos o tres veces al año el orfanato organiza una salida y van al circo o a ferias. Y a ella siempre le facina ver los trucos de magia del lugar, que parecen ser tan reales para ella. Su mente es un torbellino de magia, ferias, orfanato, trucos, colores y dulces. Torbellino que se calma cuando aquella persona la toca y se aleja.
Sonríe nuevamente y sus ojos azules brillan con una magia especial en ellos. Es la primera vez que puede jugar de noche, fuera del orfanato y con un adulto que quiere jugar. Para ella esto es algo mágico. Sin dudarlo ni dos segundos, corre hacia él tratando de alcanzarlo. Tras mucho correr logra tocarle una pierna y sale corriendo entre risasm lo más rápido que sus cortas piernas le permiten.
-No me tocas!!-
Le grita aunque Sergei pudiera alcanzarla simplemente al hacer dos pasos largos. Su risa inunda el lugar. Una risa inocente y llena de alegría, una risa infantil y alegre. Juegan un buen rato tocandose uno a otros, ella siempre tocandole una pierna que es lo único que puede alcanzar a su altura.
-¡Ota vez te toca!!-
Lo vuelve a tocar y sale corriendo entre sus piernas para que no le alcanse, su risa es interrumpida por un pequeño bostezo que ella ni se da cuenta que lo hace, al estar tan entretenida y contenta.
Intenta decir su apellido.
-¡Segi!! Es fácil así.-
Explica sonriendo contenta al poder decir un nombre “correctamente”. Casi siempre se equivoca y los niños más grandes se burlan de ella, eso no le gusta y por eso les tira pintura a la cara… aunque después la regañen. Su sonrisa se amplia mucho más al escucharle decir que hace magia.
-¡Hay más magia? ¡Quero ver!-
Pide sonriendo, la magia le gustaba mucho, como a todo niño. Dos o tres veces al año el orfanato organiza una salida y van al circo o a ferias. Y a ella siempre le facina ver los trucos de magia del lugar, que parecen ser tan reales para ella. Su mente es un torbellino de magia, ferias, orfanato, trucos, colores y dulces. Torbellino que se calma cuando aquella persona la toca y se aleja.
Sonríe nuevamente y sus ojos azules brillan con una magia especial en ellos. Es la primera vez que puede jugar de noche, fuera del orfanato y con un adulto que quiere jugar. Para ella esto es algo mágico. Sin dudarlo ni dos segundos, corre hacia él tratando de alcanzarlo. Tras mucho correr logra tocarle una pierna y sale corriendo entre risasm lo más rápido que sus cortas piernas le permiten.
-No me tocas!!-
Le grita aunque Sergei pudiera alcanzarla simplemente al hacer dos pasos largos. Su risa inunda el lugar. Una risa inocente y llena de alegría, una risa infantil y alegre. Juegan un buen rato tocandose uno a otros, ella siempre tocandole una pierna que es lo único que puede alcanzar a su altura.
-¡Ota vez te toca!!-
Lo vuelve a tocar y sale corriendo entre sus piernas para que no le alcanse, su risa es interrumpida por un pequeño bostezo que ella ni se da cuenta que lo hace, al estar tan entretenida y contenta.
Ariel2- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 28/12/2011
Re: Noche de juegos (Sergei Volkov)
Otra vez, aquella pequeña frustración que se notaba en sus expresiones era algo que le causaba cierto toque de gracia y ternura sin embargo había dicho su apodo con total naturalidad, cosa que lo sorprendió un poco.
Sonrió mirándola a los ojos, perdiéndose en aquellos hermosos ojos azules notando tanta felicidad y tanta tristeza en una misma persona, otra vez sus habilidades habían entrado en juego. Sonrió levente al escuchar que la niña le pedía más magia…no sabía que hacer, hasta que recordó lo que había escuchado hacía unos pequeños minutos atrás.
-Veamos, por la magia que puedo realizar sé que te gustaría tener dos nombres, y no te gusta que todos tengan 2 menos tú- Dijo quitando levemente aquella sonrisa, pero prosiguiendo a decir –Pero si quieres yo te presto el mío, si te gusta Vólkov, claro.- Sería aquello lo más extraño que había hecho en su vida, ¿“Prestar” un apellido? No tenía ni la más mínima idea de lo que estaba haciendo.
Y así se mantuvieron por varios minutos jugando entre risas, risas que contagiaban el entorno, ya no parecía una oscura noche más, ahora era su noche. Ellos dos jugando a la luz de los faroles, corriendo de un lado para otro. Nunca la perdió de vista y siempre estuvo atento a cualquier cosa, aún si la niña se tropezaba sabía que llegaría a tiempo para evitar que callera y se lastimase contra el suelo.
Quien diría que puede haber tanta vida en alguien tan pequeño, alguien que apenas conocía de la vida sabía vivirla mucho mejor de lo que quizás él fue capaz de vivir hasta ese momento. No sabía porque, pero una pequeña lágrima se escapó de su ojo izquierdo al mismo tiempo que se dibujaba una pequeña sonrisa en su rostro. Intentó que la niña no se diese cuenta de lo que había ocurrido, y esperaba haberlo echo bien.
De repente, la niña lo volvió a tocar y dar a la fuga, sabía que de algo así como dos pasos la alcanzaría y no tendría problemas en hacerlo, pero decidió dejarla sentirse “al mando” del juego, si bien era una niña y no se daría cuenta que tenía la ventaja de su lado. Durante un segundo, un leve segundo se sintió el silencio absoluto, la niña había bostezado, señal de que el sueño estaba atacando su mente, aun así esperó y no dijo nada, seguramente la Abi terminaría dormida y él tendría que llevarla a donde pertenecía para luego observarla desde las sombras y protegerla de cualquier cosa que le quisiese hacer daño.
Se despejó y avanzó hacia la niña, tomándola con sus brazos para abrazarla, sabía que posiblemente ella no lo vería más y se olvidaría de aquel que jugó con ella aquella noche de invierno. Pero eso no interesaba ahora, sino más bien jugar, tal y como ella quería. –Bien, ahora dime, ¿qué más quieres hacer?-
Sonrió mirándola a los ojos, perdiéndose en aquellos hermosos ojos azules notando tanta felicidad y tanta tristeza en una misma persona, otra vez sus habilidades habían entrado en juego. Sonrió levente al escuchar que la niña le pedía más magia…no sabía que hacer, hasta que recordó lo que había escuchado hacía unos pequeños minutos atrás.
-Veamos, por la magia que puedo realizar sé que te gustaría tener dos nombres, y no te gusta que todos tengan 2 menos tú- Dijo quitando levemente aquella sonrisa, pero prosiguiendo a decir –Pero si quieres yo te presto el mío, si te gusta Vólkov, claro.- Sería aquello lo más extraño que había hecho en su vida, ¿“Prestar” un apellido? No tenía ni la más mínima idea de lo que estaba haciendo.
Y así se mantuvieron por varios minutos jugando entre risas, risas que contagiaban el entorno, ya no parecía una oscura noche más, ahora era su noche. Ellos dos jugando a la luz de los faroles, corriendo de un lado para otro. Nunca la perdió de vista y siempre estuvo atento a cualquier cosa, aún si la niña se tropezaba sabía que llegaría a tiempo para evitar que callera y se lastimase contra el suelo.
Quien diría que puede haber tanta vida en alguien tan pequeño, alguien que apenas conocía de la vida sabía vivirla mucho mejor de lo que quizás él fue capaz de vivir hasta ese momento. No sabía porque, pero una pequeña lágrima se escapó de su ojo izquierdo al mismo tiempo que se dibujaba una pequeña sonrisa en su rostro. Intentó que la niña no se diese cuenta de lo que había ocurrido, y esperaba haberlo echo bien.
De repente, la niña lo volvió a tocar y dar a la fuga, sabía que de algo así como dos pasos la alcanzaría y no tendría problemas en hacerlo, pero decidió dejarla sentirse “al mando” del juego, si bien era una niña y no se daría cuenta que tenía la ventaja de su lado. Durante un segundo, un leve segundo se sintió el silencio absoluto, la niña había bostezado, señal de que el sueño estaba atacando su mente, aun así esperó y no dijo nada, seguramente la Abi terminaría dormida y él tendría que llevarla a donde pertenecía para luego observarla desde las sombras y protegerla de cualquier cosa que le quisiese hacer daño.
Se despejó y avanzó hacia la niña, tomándola con sus brazos para abrazarla, sabía que posiblemente ella no lo vería más y se olvidaría de aquel que jugó con ella aquella noche de invierno. Pero eso no interesaba ahora, sino más bien jugar, tal y como ella quería. –Bien, ahora dime, ¿qué más quieres hacer?-
Sergei Vólkov- Vampiro Clase Alta
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Re: Noche de juegos (Sergei Volkov)
Su carita adquiere una expresión de completa sorpresa y admiración al saber que Sergei sabe que tener un solo nombre le molesta. Su boquita ligeramente abierta y sus ojos completamente abiertos y brillantes lo miraban con admiración. Para ella era increíble que pudiera escuchar lo que su mente le hablaba.
-Shi, shi, shi. No me guta eso!! ¡Yo tambe quedo dos!-
Se queda quietita mirándolo primero incrédula y lentamente su cara se transforma en plena felicidad y da saltitos sin parar contenta y aplaudiendo.
-¡Tengo oto nombe, tengo oto nombe, tengo oto nombe! ¡¡Abi Vokó!! ¡Abi Vokó! ¡Abi Vokó!-
Canta sin parar.
Juegan a la mancha, corriendo por las calles solitarias, de aquí para allá, entre risas. Hasta que el pequeño bostezo de Abigeil la hace detenerse. Al ver que Sergei se acerca y está por tomarla en brazos le regala una gran sonrisa y extiende los brazos para que una vez cargada pueda abrazarlo, pudiendo solo rodear con sus bracitos el cuello de Sergei. Mientras lo abraza, sonríe contenta. Este abrazo le resulta diferente a otros que ha recibido. En el orfanato la abrazan pocas veces y cuando lo hacen, es solo por compromiso, no porque en verdad quieran abrazarla, no entiende por qué, los abrazos son buenos y lindos, a ella le encanta darlos y también recibirlos todo el tiempo, si pudiera se quedaría abrazando a alguien por siempre. Este abrazo es diferente, aunque el cuerpo de Sergei es frío, ella lo siente cálido, no recuerda haber sido abrazada así, talvez alguna vez… hace 3 años… cuando era bebé…
-Te quedo-
Dice de golpe. Ella siempre dice lo que siente, no tiene miedo ni vergüenza de hacerlo, lo que siente o piensa, ella lo dice, y en estos momentos ella quiere a Sergei. Se separa de él y mira alrededor con un dedo en la boca, como siempre hace cuando piensa hacer algo.
-¡¡Econdidas!! ¡¡Allá!!-
Señala una zona entre dos grandes casa. Hay un claro lo suficientemente grande como para que se construya una casa más, pero en estos momentos solo es un espacio donde hay 6 pequeños arbolitos, casi sin hojas en sus ramas y unos arbustos esparcidos por el lugar. Nadie le pondría atención a ese espacio, para cualquier persona sería un lugar que muy pronto desaparecerá bajo el peso de la construcción de una casa, pero para Abigail se trata del lugar perfecto para jugar a las escondidas, no existe mejor lugar que ese.
-Vamo allá, vamo, vamo-
Le pide sin dejar de señalar y sonreir.
-Shi, shi, shi. No me guta eso!! ¡Yo tambe quedo dos!-
Se queda quietita mirándolo primero incrédula y lentamente su cara se transforma en plena felicidad y da saltitos sin parar contenta y aplaudiendo.
-¡Tengo oto nombe, tengo oto nombe, tengo oto nombe! ¡¡Abi Vokó!! ¡Abi Vokó! ¡Abi Vokó!-
Canta sin parar.
Juegan a la mancha, corriendo por las calles solitarias, de aquí para allá, entre risas. Hasta que el pequeño bostezo de Abigeil la hace detenerse. Al ver que Sergei se acerca y está por tomarla en brazos le regala una gran sonrisa y extiende los brazos para que una vez cargada pueda abrazarlo, pudiendo solo rodear con sus bracitos el cuello de Sergei. Mientras lo abraza, sonríe contenta. Este abrazo le resulta diferente a otros que ha recibido. En el orfanato la abrazan pocas veces y cuando lo hacen, es solo por compromiso, no porque en verdad quieran abrazarla, no entiende por qué, los abrazos son buenos y lindos, a ella le encanta darlos y también recibirlos todo el tiempo, si pudiera se quedaría abrazando a alguien por siempre. Este abrazo es diferente, aunque el cuerpo de Sergei es frío, ella lo siente cálido, no recuerda haber sido abrazada así, talvez alguna vez… hace 3 años… cuando era bebé…
-Te quedo-
Dice de golpe. Ella siempre dice lo que siente, no tiene miedo ni vergüenza de hacerlo, lo que siente o piensa, ella lo dice, y en estos momentos ella quiere a Sergei. Se separa de él y mira alrededor con un dedo en la boca, como siempre hace cuando piensa hacer algo.
-¡¡Econdidas!! ¡¡Allá!!-
Señala una zona entre dos grandes casa. Hay un claro lo suficientemente grande como para que se construya una casa más, pero en estos momentos solo es un espacio donde hay 6 pequeños arbolitos, casi sin hojas en sus ramas y unos arbustos esparcidos por el lugar. Nadie le pondría atención a ese espacio, para cualquier persona sería un lugar que muy pronto desaparecerá bajo el peso de la construcción de una casa, pero para Abigail se trata del lugar perfecto para jugar a las escondidas, no existe mejor lugar que ese.
-Vamo allá, vamo, vamo-
Le pide sin dejar de señalar y sonreir.
Ariel2- Humano Clase Baja
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Re: Noche de juegos (Sergei Volkov)
Aquella niña tenía algo especial, algo que la hacía diferente a todos los demás y seguramente la haría especial durante toda su vida. Si bien Sergei no podía entender que era, comprendió que no era algo que él podría comprender jamás. Pero era algo hermoso, ¿sería acaso el amor que solo un niño puede entregar? ¿Sería acaso esa dulce inocencia?
Al escuchar las palabras de Abi, Sergei, quien jamás pensó que sería capaz de escucharlo de nadie esbozó una enorme sonrisa y dirigió una mirada al cielo, aquel manto de oscuridad que parecía tener pequeñas perforaciones que todos llamaban estrellas. Eran realmente hermosas. Por un segundo se perdió mientras abrazaba a la niña y ese abrazo se sintió (aún lograba recordarlo) como los rayos del sol dando sobre su rostro, aquel hermoso calor que hacía algo así como 100 años, un muy largo lapso de tiempo para ser sinceros.
¿Qué era aquello que estaba sintiendo? ¿Acaso los vampiros eran capaces de sentir cosas así? Fueron preguntas que rondaron la mente de Sergei en aquel momento, y solo figuró una posible respuesta aquello –Yo también te quiero Abi- Sería la primera vez que lo sentía desde que era un vampiro, pero lo sentía en fin.
Señaló un pequeño claro en medio de dos casas, si bien la idea no era algo que le fascinaba se dedicó a sonreír y caminar hacia el mismo, analizando (Como es de costumbre) que no haya nadie ni nada. Estar cerca de vampiro era algo peligroso, pero sabía que jamás permitiría que alguien lastimase a aquella niña.
-Bueno, ahora te tienes que esconder mientras yo miro hacia otro lado- Comentó volteándose para contar hasta 50, dejaría que la niña se escondiese pero jamás dejaría de estar atento a cada sonido, cada respiración en el aire, cada singular aroma, todo estaba en la mente del vampiro que no permitiría que lastimasen a la chiquilla.
-Me sorprende la resistencia que tiene, ya debería estar dormida- pensó para dejar escapar un leve suspiro.
Al escuchar las palabras de Abi, Sergei, quien jamás pensó que sería capaz de escucharlo de nadie esbozó una enorme sonrisa y dirigió una mirada al cielo, aquel manto de oscuridad que parecía tener pequeñas perforaciones que todos llamaban estrellas. Eran realmente hermosas. Por un segundo se perdió mientras abrazaba a la niña y ese abrazo se sintió (aún lograba recordarlo) como los rayos del sol dando sobre su rostro, aquel hermoso calor que hacía algo así como 100 años, un muy largo lapso de tiempo para ser sinceros.
¿Qué era aquello que estaba sintiendo? ¿Acaso los vampiros eran capaces de sentir cosas así? Fueron preguntas que rondaron la mente de Sergei en aquel momento, y solo figuró una posible respuesta aquello –Yo también te quiero Abi- Sería la primera vez que lo sentía desde que era un vampiro, pero lo sentía en fin.
Señaló un pequeño claro en medio de dos casas, si bien la idea no era algo que le fascinaba se dedicó a sonreír y caminar hacia el mismo, analizando (Como es de costumbre) que no haya nadie ni nada. Estar cerca de vampiro era algo peligroso, pero sabía que jamás permitiría que alguien lastimase a aquella niña.
-Bueno, ahora te tienes que esconder mientras yo miro hacia otro lado- Comentó volteándose para contar hasta 50, dejaría que la niña se escondiese pero jamás dejaría de estar atento a cada sonido, cada respiración en el aire, cada singular aroma, todo estaba en la mente del vampiro que no permitiría que lastimasen a la chiquilla.
-Me sorprende la resistencia que tiene, ya debería estar dormida- pensó para dejar escapar un leve suspiro.
Sergei Vólkov- Vampiro Clase Alta
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Re: Noche de juegos (Sergei Volkov)
Si la felicidad fuera algo que se pudiera ver y tocar, sin dudas sería Abigeil que expresa una felicidad genuina, totalmente sincesa, y brillante como el mismo sol del mediodía al escuchar las palabras de Sergei. La quiere, hacía mucho que no escuchaba eso, que no sentía que la quisieran de verdad.
¿Cuánto habría pasado?... Para ella una eternidad, pero en realidad solo fueron dos años. Dos años desde la última vez que alguien dijo que la quería. Dos años desde que aquellas dos personas tan especiales le dijeran esas hermosas palabras, una con una voz dulce y melodiosa, y el otro con un perfume fuerte pero que le hacía sentir que nada malo pasaría… esas personas que ella internamente aún espera que regresen a buscarla y poder irse con ellos finalmente.
Cuendo llegan al claro y la pone en el suelo, Abigeil mira alrededor con una gran sonrisa y pensando en cada lugar y rincón donde podría esconderse y que podría explorar, y la cantidad de bichitos que habría.
-Shi, y no mides! Poque es Tampa.-
Le advierte y cuando Sergei se da vuelta, sale disparada riendo a recorrer el lugar y poder encontrar el mejor escondite. Tras un árbol, tras otro, tras el árbol del fondo. Tras un árbusto, tras otro más pequeño, prueba en el más grande. Ese sí, se queda escondida tras un arbusto que logra taparla casi por completo, aunque parte de su cabecita rubia queda a la vista sin que ella se de cuenta.
Escucha que Sergei deja de contar y se tapa la boca para no hacer ruido y que no se escuchen sus risitas.
Nuevamente un bostezo interrumpe sus risas, un bostezo profundo. Abigeil restriega un ojito con su puñito. Pero el sueño no la iba a vencer, se hizo la promesa interna de que el sueño no ganaría, no se iba a dormir hasta que el sol saliera, porque se estaba divirtiendo mucho jugando con Sergei.
Lo escucha estar cerca y vuelve a taparse la boca para no reír y que no la descubra.
¿Cuánto habría pasado?... Para ella una eternidad, pero en realidad solo fueron dos años. Dos años desde la última vez que alguien dijo que la quería. Dos años desde que aquellas dos personas tan especiales le dijeran esas hermosas palabras, una con una voz dulce y melodiosa, y el otro con un perfume fuerte pero que le hacía sentir que nada malo pasaría… esas personas que ella internamente aún espera que regresen a buscarla y poder irse con ellos finalmente.
Cuendo llegan al claro y la pone en el suelo, Abigeil mira alrededor con una gran sonrisa y pensando en cada lugar y rincón donde podría esconderse y que podría explorar, y la cantidad de bichitos que habría.
-Shi, y no mides! Poque es Tampa.-
Le advierte y cuando Sergei se da vuelta, sale disparada riendo a recorrer el lugar y poder encontrar el mejor escondite. Tras un árbol, tras otro, tras el árbol del fondo. Tras un árbusto, tras otro más pequeño, prueba en el más grande. Ese sí, se queda escondida tras un arbusto que logra taparla casi por completo, aunque parte de su cabecita rubia queda a la vista sin que ella se de cuenta.
Escucha que Sergei deja de contar y se tapa la boca para no hacer ruido y que no se escuchen sus risitas.
Nuevamente un bostezo interrumpe sus risas, un bostezo profundo. Abigeil restriega un ojito con su puñito. Pero el sueño no la iba a vencer, se hizo la promesa interna de que el sueño no ganaría, no se iba a dormir hasta que el sol saliera, porque se estaba divirtiendo mucho jugando con Sergei.
Lo escucha estar cerca y vuelve a taparse la boca para no reír y que no la descubra.
Ariel2- Humano Clase Baja
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Re: Noche de juegos (Sergei Volkov)
Años hacía desde la última vez que había visto un niño sonreír, aquella acción que para ellos era tan recurrente puesto que sus únicas preocupaciones eran la de reír, soñar, divertirse. Había olvidado completamente lo que aquello se sentía puesto que hacía años que sus preocupaciones habían cambiado completamente, quizás ahora lo que más importaba era si salía el sol, si podía alimentarse o no, o quizás si lograba componer alguna que otra melodía en el piano. Ya no era el que alguna vez había sido. Sin embargo la niña le reflejaba todo lo bueno del mundo, todo por lo que quizás valiese la pena luchar, el amor era una de esas cosas. Algo que solo trae problemas no podía ser tan bueno, pero parecía serlo. En fin, sus divagues mentales se centraron en hacer creer a la niña que no la había visto, para que se sintiera enteramente superior.
-Dónde estarás…- Dijo en un tono algo bajo para no despertar a las personas del barrio, tenía que admitir que cuando se lo proponía podía largar alguno que otro grito de fuerza considerable. Mientras que repetía eso una y otra vez hacía como si la buscase entre los arbustos del claro, cada huequito en el que ella no se encontraba sería examinado por el Vampiro, con el fin de hacer un poco más largo el juego. Se estaba haciendo tarde y el sol saldría en un lapso de tiempo corto, quizás una o dos horas y los primeros rayos de luz aparecerían en el horizonte.
Luego de buscar a la niña durante unos 10 minutos sin encontrarla se dispuso a ir hacia el arbusto en el que la misma se encontraba, su pequeña y rubia cabeza se podía ver sin hacer mucho esfuerzo, además de sus intentos de esconder su risita, intentos que eran frustrados por los desarrollados sentidos del vampiro. Se agachó para quedar a la altura de la niña y metió las manos por el arbusto, separándolo en dos dejando a Abi al descubierto, mirándola con una enorme sonrisa. –¡Te encontré!- Dijo sin dejar de sonreír, observando que posiblemente la niña tuviese sueño, su rostro lo decía todo.
-Ahora sería bueno que regresases a tu hogar, si quieres yo te puedo cargar hasta ahí si me dices dónde es-. Dirigió su mirada a los azules ojos de la niña mientras extendía sus brazos, como para que se subiese y así llevarla más rápido. Ella tenía que dormir, y él también.
-Dónde estarás…- Dijo en un tono algo bajo para no despertar a las personas del barrio, tenía que admitir que cuando se lo proponía podía largar alguno que otro grito de fuerza considerable. Mientras que repetía eso una y otra vez hacía como si la buscase entre los arbustos del claro, cada huequito en el que ella no se encontraba sería examinado por el Vampiro, con el fin de hacer un poco más largo el juego. Se estaba haciendo tarde y el sol saldría en un lapso de tiempo corto, quizás una o dos horas y los primeros rayos de luz aparecerían en el horizonte.
Luego de buscar a la niña durante unos 10 minutos sin encontrarla se dispuso a ir hacia el arbusto en el que la misma se encontraba, su pequeña y rubia cabeza se podía ver sin hacer mucho esfuerzo, además de sus intentos de esconder su risita, intentos que eran frustrados por los desarrollados sentidos del vampiro. Se agachó para quedar a la altura de la niña y metió las manos por el arbusto, separándolo en dos dejando a Abi al descubierto, mirándola con una enorme sonrisa. –¡Te encontré!- Dijo sin dejar de sonreír, observando que posiblemente la niña tuviese sueño, su rostro lo decía todo.
-Ahora sería bueno que regresases a tu hogar, si quieres yo te puedo cargar hasta ahí si me dices dónde es-. Dirigió su mirada a los azules ojos de la niña mientras extendía sus brazos, como para que se subiese y así llevarla más rápido. Ella tenía que dormir, y él también.
Sergei Vólkov- Vampiro Clase Alta
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Re: Noche de juegos (Sergei Volkov)
Puede escuchar la voz y los pasos de Sergei ir de aca para alla, de un lado al otro de ese pequeño claro, sin pasar por donde ella esta escondida, tapandose la boca para evitar que su risa se escuche y delate su escondite. Pero hay algo que no puede ocultar, y eso es el sueño que siente. A cada minuto, segundo que pasa su cansancio y sueño aumentan considerablemente. Y mas al tratarse de una niña pequeña que hace varias horas deberia estar durmiendo. Pero a Abi eso no le importa, la esta pasando muy bien y no quiere que el juego se termine.
-Jajaja me encontate!!-
Grita riendo al ser decubierta y le regala a Sergei una gran y tierna sonrisa que parece iluminar todo el lugar. Esa sonrisa es cortada por un pequeño bostezo que no puede evitar. Su carita es la expresion pura de sueño, sus ojitos cansados y queriendo cerrarse lo dicen todo.
Al escucharle que la llevaria a dormir niega con la cabeza rapidamente sin detenerse.
-No, no, no. Domi no. No quero.-
La hora de dormir siempre ha sido su segundo peor enemigo, su primer enemigo es el agua. No quiere dormir, quiere seguir jugando con Sergei. Pero apesar de no querer dormir, acepta con gusto la invitacion de Sergei y se pone de pie para acercarse a el y subirse a sus brazos. Un nuevo bostezo se hace presente, esta vez acompañado por una de sus manitas que frota uno de sus ojitos en un acto inconfundible de sueño.
-Jajaja me encontate!!-
Grita riendo al ser decubierta y le regala a Sergei una gran y tierna sonrisa que parece iluminar todo el lugar. Esa sonrisa es cortada por un pequeño bostezo que no puede evitar. Su carita es la expresion pura de sueño, sus ojitos cansados y queriendo cerrarse lo dicen todo.
Al escucharle que la llevaria a dormir niega con la cabeza rapidamente sin detenerse.
-No, no, no. Domi no. No quero.-
La hora de dormir siempre ha sido su segundo peor enemigo, su primer enemigo es el agua. No quiere dormir, quiere seguir jugando con Sergei. Pero apesar de no querer dormir, acepta con gusto la invitacion de Sergei y se pone de pie para acercarse a el y subirse a sus brazos. Un nuevo bostezo se hace presente, esta vez acompañado por una de sus manitas que frota uno de sus ojitos en un acto inconfundible de sueño.
Ariel2- Humano Clase Baja
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Re: Noche de juegos (Sergei Volkov)
¿Qué era aquello que estaba comenzando a sentir nuevamente?, sentía como el corazón de aquella niña latía de la emoción mientras el suyo permanecía ahí lleno de polvo muerto como hace ya varios cientos de años. Sin embargo, sentía. Y era algo que no había hecho en años. Quizás la solución no fuese encerrase en aquella burbuja y cerrarse del mundo. Sino que tenía que lograr una pequeña mejoría…quizás aquella niña era aquella mejoría.
Permaneció mirándola a los ojos durante segundos, una leve sonrisa se dibujó en su rostro mientras se sintió perdido en el tiempo, quizás serían segundos los que pasaban, quizás minutos. No podía estar seguro, simplemente sabía que…Quería abrazarla.
-A, Ariel- Hizo una breve pausa, esbozó una sonrisa y la levantó en el aire
(No creo que falte mucho para que se quede dormida, caminaré con ella hasta que suceda)
-Bueno, tienes que decirme si quieres jugar a algo más u hacer otra cosa…-
Comenzó a caminar estando atento a cada silencio, cada sonido, cada respiración en la vuelta era un posible peligro para la niña y…él estaba dispuesto a dar hasta la vida por ella.
Permaneció mirándola a los ojos durante segundos, una leve sonrisa se dibujó en su rostro mientras se sintió perdido en el tiempo, quizás serían segundos los que pasaban, quizás minutos. No podía estar seguro, simplemente sabía que…Quería abrazarla.
-A, Ariel- Hizo una breve pausa, esbozó una sonrisa y la levantó en el aire
(No creo que falte mucho para que se quede dormida, caminaré con ella hasta que suceda)
-Bueno, tienes que decirme si quieres jugar a algo más u hacer otra cosa…-
Comenzó a caminar estando atento a cada silencio, cada sonido, cada respiración en la vuelta era un posible peligro para la niña y…él estaba dispuesto a dar hasta la vida por ella.
“Rechazó mirar hacia atrás
Sus ojos los mantuvo en alto
Hacia el cielo. “
Sergei Vólkov- Vampiro Clase Alta
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