Un espejo refleja la verdad {Paulette De la Vega / Paul Tudor}

Su personalidad es bastante complicada. Pues aunque tiene una educación netamente española, depende de quién esté frente a ella, es su propio comportamiento.

Con su familia, bah qué decimos, su familia está toda muerta.

Ante los amigos y aliados, se comporta educadamente, platica, es amable y diligente, pero no entrega sus secretos, es más, pudiera ser que la única persona en la que confía, fuera su esposo y creador. Considera que los que están en este rango, es porque han pasado muchísimas pruebas y merecen el honor de ser protegidos por ella. Siempre se ha considerado una protectora, permitiéndose sólo el ser cuidada por Domingo, su esposo.

Los que se pueden considerar amigos y aliados, tienen en ella a una persona que podría entregarlo todo si la causa vale la pena, porque nunca se dejará llevar a ciegas, siempre hará una investigación y pondrá todo en una balanza, pero cuando ve que quien le pide ayuda tiene la razón, le dará todos los recursos, incluso llegando a intervenir directamente. En cambio, si resulta que intentan engañarla, Paulette no expresa nada, sólo es un punto menos en su escala, donde los tiene medidos a todos por sus méritos. En el momento en que llegue a cero, puede ser que sólo le de la espalda, en el peor de los casos, le destruirá. Porque lo único que Paulette no soporta, es a los traidores, mentirosos e hipócritas.

"Esos, mejor muertos que mordiéndome la mano"

Con los Conocidos, amigos de su esposo y miembros de la realeza, se comporta de forma educada, civilizada y siempre, neutral y fría. Están a prueba todo el tiempo, por lo que siempre están en estrecha vigilancia y desconfía completamente de ellos. Nunca permitirá que sepan sus secretos, mucho menos que estén investigando sobre su pasado o presente. Irá a enfrentarse directamente con ellos, en caso de ser necesario, para acallar cualquier idea o revolución de sus cabecitas. Sólo los amigos de su esposo pueden salvarse de tener enfrente a una avalancha de nieve, puesto que irá a con Domingo a advertirle una primera vez, pero no habrá una segunda. Se encontrarán con un feo episodio ante ellos, sin importarle si su esposo brama de ira.

Los catalogados como conocidos, amigos de su esposo y miembros de la realeza, no tienen ningún derecho sobre ella, no pueden exigirle nada y constantemente están bajo la lupa. No es fácil que suban al siguiente nivel, a menos que demuestren en múltiples momentos que su deseo es estar a su lado y ser un igual. Así pues, ellos están vistos como ganado, cena o en el mejor de los casos, simples personas que no tienen ningún valor en el presente. Quién sabe en el futuro, sólo ellos lo decidirán.

"Vamos, demuéstrame qué puedes ofrecer a mi existencia, sólo así me interesaré en tí"

Con su esposo, él es el único que realmente la ha conocido, donde puede ser realmente ella, una mujer ansiosa de emociones, de viajar, explorar. De aprender de forma teórica y práctica, para después, enseñar y divertirse durante el proceso. Succionando todo conocimiento, fuera el que fuere, idiomas, historia, religión, literatura, geografía. Llegando incluso a crear sus propios libros de las vivencias acumuladas y entregándolos para que, bajo seudónimos, sean publicados y encuadernados, conservándolos en las bibliotecas de cada una de las casas que mantiene con su esposo.

Con quien puede ir de copas o de cacería, bebiendo golosamente, incluso después de satisfecha, mientras disfruta de horas y horas de sensuales y excitantes momentos en la cama, ya sea con caballeros o damas (más las segundas que los primeros, dado el carácter posesivo y celoso de Domingo), formando tríos con su marido. Buscando incluso presas que inciten el carácter del español, eligiendo pequeños o pequeñas que compartan sus lechos, pervirtiéndolos y de los cuales se alimenten hasta vaciarlos.

Compartiendo sus temores más profundos y anhelos, dando rienda suelta a sus sentimientos, a sus terrores y entregando caricias, mimos y amor sin reservas, recibiendo de su esposo en iguales cantidades y a veces más. Cuidándolo, protegiéndolo, consintiéndolo, compartiendo momentos dulces y cariñosos, alegres y dichosos. Siendo feliz con él, como jamás había pensado serlo nunca antes.

Peleándose, porque si algo tenía Paulette, era carácter y un genio explosivo, capaz de bramar por una insignificante estupidez y combatir a su marido a capa y espada, sin ceder un ápice y no por ello, buscando su destrucción. No podía matar a aquél que amaba tanto como en ocasiones, odiaba. Sabía que sus peleas, legendarias y titánicas, donde ninguno ganaba y que sólo se terminaban cuando, después de mucho tiempo estando lejos, alguno tenía la necesidad del otro e iba en su búsqueda. Reconciliándose de una forma tal, que superaba sus peleas, intensas, vibrantes, excitantes y como siempre, sanguinarias. Porque la única persona que podía beber de ella era Domingo y viceversa.

Celosa de su marido, posesiva en ocasiones, negándose en rotundo a estar con alguien que no sea él, que él esté con alguien que no sea sólo ella. Odiándole cuando le propone en esos momentos compartirlo, insegura, molesta, irascible. En esos momentos, se convierte en la pequeña que él conoció, que cuidó, que mimó durante 2 años, cambiando su forma de ser, tan masculina, hasta educarla como una española, más femenina, a sus deseos y necesidades.

"Mientras me ames, el sol no podrá detenerme".

Con los demás, es la muerte en figura de mujer. Amable, capaz de embelesar a cualquiera que tenga frente a ella, seductora, sensual, atractiva. Atrayéndolos hacia su red, cual araña. Hacia su cueva, como serpiente. Para luego, encajar los colmillos y beber hasta matarlos. Sin consideración alguna, sin piedad. Porque todos tienen un destino en el mundo y los que no son ingleses, su deber es alimentarla.

Sí, sólo los ingleses tienen un destino diferente. Ella no los mata, bebe muy poco, sólo en caso de ser necesario. Se alimenta de varios hasta saciarse, para no minar a los guerreros que puedan utilizarse en una batalla contra algún país.

Y los bebés... Con el paso del tiempo y a espaldas de Domingo, ha visto crecer los vientres de sus sirvientas con envidia, mirando su propia matriz estéril. Pensando en que alguna vez, debió tener un hijo de su esposo y al mismo tiempo, sabiendo que era imposible. Cuando él estuvo frente a ella y se casaron, ya era un vampiro. Estéril. Así que ha desarrollado un extraño sentimiento de protección. Raro porque jamás se ha visto o sentido misericordia con nadie, por lo que explota contra Domingo cuando éste propone beber de un mortal menor de 6 años... Cuidándoles y si bien, bebe de alguno de sus padres, intenta no matarlo, para que éste cuide y procure a su pequeño. En caso de sobrepasarse, se asegura de que el pequeño tenga una vida más o menos cómoda, haciéndole llegar una pequeña fortuna gracias a una "herencia" de un "tío lejano".

"Vamos, ¿Acaso no querías estar conmigo? Ahora, déjame tomar tu vida, para dar luz a la mía"

Su personalidad es dura, fría, agresiva fuera de batalla. No es misericordioso, no entiende de la compasión, no sabe qué es la amabilidad. Es educado en formas que denotan una cuna bastante opulenta, pero ello no significa que sea capaz de una palabra amable o de una expresión sincera. Lo único que puede obtenerse de él son respuestas cínicas o irónicas, en ocasiones. Normalmente se abstiene de hablar y despacha con movimientos de la mano que denotan su desinterés.

En la guerra, su carácter cambia, demostrando ansias de destrucción, pero sin perderse en ello. Siendo frío, calculador, estratega y siempre buscando las misiones más peligrosas, para hacer honor a su apellido y a la historia de su familia, que siempre ha brindado ayudas a los reyes de Inglaterra.

Con sus soldados, es un líder nato, capaz de dar una palabra de aliento, exigiéndolo todo de ellos, odiando a los cobardes, llegando él mismo a matarlos en plena batalla. Premiando a los que entregan el alma en el combate, dando incluso de su propio bolsillo para que tal estirpe continúe existiendo a lo largo de los años.

Fanático de su país, imposible es que falte a una guerra donde tenga que defender a Inglaterra. Capaz de morir en el campo de batalla, odiando a su enemigo acérrimo: Domingo De la Vega. Cuando llega a encontrárselo en pleno combate, él mismo se hace cargo de él, dando cátedra de las habilidades bélicas de ambos guerreros. Una batalla sin cuartel, sin perdones, donde el que cae, es aplastado por el otro, produciéndole una herida de muerte y siguiendo adelante.

Por ello es conocido su odio hacia los De la Vega y viceversa. Cada generación busca a su contraparte cuando España e Inglaterra se entrelazan en combate. Y muchos son los que han muerto a lo largo de las batallas de ambas familias, que lloran sus propios países.

Hace honor, Paul Tudor, en el campo de batalla, al sobrenombre que le pusieran a su antepasado "El León de Inglaterra", sin dejarse vencer por nadie, muriendo en su afán de rescatar a su patria, llevándose entre los pies, a todos los enemigos de que es capaz.