AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
¿Final o nuevo principio?[Paulette "Paul" Tudor & Julián S. De Mendoza]
2 participantes
Página 1 de 1.
¿Final o nuevo principio?[Paulette "Paul" Tudor & Julián S. De Mendoza]
Nunca es demasiado tarde para decir adiós, pero a veces es demasiado tarde para pedir perdón. Para las risas que sesgue, para las vidas que quite. De algunas no me arrepiento, el mundo estará mejor sin ellas, para otras por mi impura visión moral son ahora mas que nunca un castigo resonando en mi mente.
Deslizo la cortina a un lado, sentado al borde de la cama. He alquilado una habitación acomodada a mi posición. Un lugar tranquilo, desde el cual las vistas me ayudan a serenarme de los últimos hechos acontencidos en mi vida.
Mientras el sol acaba de hundirse en el horizonte, bañandonos con un manto de anaranjados y violáceos colores el cielo infinito, me debato conmigo mismo, a quien debo dedicarle esta carta.
Muestras fallidas de la misma decoran el suelo, mojándose, alrededor de la mesa que a modo de estudio, cuenta en esta magnifica habitación. A mi buen amigo Domingo le habría encantado la decoración de este lugar, brilla por su exquisitez y buen gusto. A tono acorde, cuadros de vivacez escenas muestran lo solemne que fueron aquellos bravos hombres y mujeres, dibujados para tal ocasión, en la posteridad del lienzo.
Tras de mi escucho los pasos apresurados y las risas de una pareja, un golpe suave contra la pared, su respiracion agitada y risas de nuevo. La vida continua fresca y enérgica hacia un mar de corazones dispuestos a seguir adelante.
Sonrió irónicamente. Hace años yo me sentía henchido de aquel mismo sentimiento. Mi semblante rebosaba de orgullo y alegría y ahora... si rememoro mis días pasados, solo encuentro el cuchillo ardiente con el que han asesinado mi vida. Soy un vampiro, un no muerto que camina alimentandose de los vivos, pero hasta hace unos días no me había percatado de cuan realmente son ciertas las leyendas sobre nosotros. No disfrutamos de nuestra vida, simplemente la aplazamos destruyendo la de los demás. Quienes no tienen objetivos, solo se aferran a la de otros, quienes no tienen vida, arañan inútilmente esperanzas vacías, para hundirse en mareas oscuras de vicio y maldad.
Libertino, mentiroso, jugador, rompecorazones... y mucho mas, por mis mejillas recorren rojas, lágrimas de pesar. De nuevo me hundo en el desconsuelo y la ira acude intentando llenar los huecos destrozados de mi alma, ¡mas no!¡No puedo consentir que pase de nuevo!
Atrás queden las celdas y sus inquisidores. Con las largas noches que pase acomodado escribiendo mi poesía, queriendo despedirme del mundo... para solo caer en su mundo, sacudido en las tormentas de sus creencias, despertaron mi bestia, la crucificaron y a mi con ella, pero solo han conseguido exorcizar a uno de los dos de este cuerpo marchito. Solo quedo yo, el que siente, el que llora y no puede o no sabe pedir perdón.
Me encuentro sentado al borde de la cama, en medio de una habitación bañada en sangre, los cuerpos de las fulanas que atraje para la cena, tendidos siguen sobre la cama en la mueca eterna de sorpresa y miedo. Ellas dos se han marchado antes, y junto a sus cuerpos fríos solo encontraran una carta inacabada y cenizas, cuando el albor del nuevo día entre por esta ventana.
Por ultima vez dirijo mi semblante hacia la carta. Mientras mis lágrimas manchan las sabanas blancas, el viento mece suavemente las hojas de papel por ultima vez, antes de que me levante y escriba con suavidad el nombre...
"Marianne"
Para ser guardadas en el sobre que colocare junto a mi corazón.
Deslizo la cortina a un lado, sentado al borde de la cama. He alquilado una habitación acomodada a mi posición. Un lugar tranquilo, desde el cual las vistas me ayudan a serenarme de los últimos hechos acontencidos en mi vida.
Mientras el sol acaba de hundirse en el horizonte, bañandonos con un manto de anaranjados y violáceos colores el cielo infinito, me debato conmigo mismo, a quien debo dedicarle esta carta.
Muestras fallidas de la misma decoran el suelo, mojándose, alrededor de la mesa que a modo de estudio, cuenta en esta magnifica habitación. A mi buen amigo Domingo le habría encantado la decoración de este lugar, brilla por su exquisitez y buen gusto. A tono acorde, cuadros de vivacez escenas muestran lo solemne que fueron aquellos bravos hombres y mujeres, dibujados para tal ocasión, en la posteridad del lienzo.
Tras de mi escucho los pasos apresurados y las risas de una pareja, un golpe suave contra la pared, su respiracion agitada y risas de nuevo. La vida continua fresca y enérgica hacia un mar de corazones dispuestos a seguir adelante.
Sonrió irónicamente. Hace años yo me sentía henchido de aquel mismo sentimiento. Mi semblante rebosaba de orgullo y alegría y ahora... si rememoro mis días pasados, solo encuentro el cuchillo ardiente con el que han asesinado mi vida. Soy un vampiro, un no muerto que camina alimentandose de los vivos, pero hasta hace unos días no me había percatado de cuan realmente son ciertas las leyendas sobre nosotros. No disfrutamos de nuestra vida, simplemente la aplazamos destruyendo la de los demás. Quienes no tienen objetivos, solo se aferran a la de otros, quienes no tienen vida, arañan inútilmente esperanzas vacías, para hundirse en mareas oscuras de vicio y maldad.
Libertino, mentiroso, jugador, rompecorazones... y mucho mas, por mis mejillas recorren rojas, lágrimas de pesar. De nuevo me hundo en el desconsuelo y la ira acude intentando llenar los huecos destrozados de mi alma, ¡mas no!¡No puedo consentir que pase de nuevo!
Atrás queden las celdas y sus inquisidores. Con las largas noches que pase acomodado escribiendo mi poesía, queriendo despedirme del mundo... para solo caer en su mundo, sacudido en las tormentas de sus creencias, despertaron mi bestia, la crucificaron y a mi con ella, pero solo han conseguido exorcizar a uno de los dos de este cuerpo marchito. Solo quedo yo, el que siente, el que llora y no puede o no sabe pedir perdón.
Me encuentro sentado al borde de la cama, en medio de una habitación bañada en sangre, los cuerpos de las fulanas que atraje para la cena, tendidos siguen sobre la cama en la mueca eterna de sorpresa y miedo. Ellas dos se han marchado antes, y junto a sus cuerpos fríos solo encontraran una carta inacabada y cenizas, cuando el albor del nuevo día entre por esta ventana.
Por ultima vez dirijo mi semblante hacia la carta. Mientras mis lágrimas manchan las sabanas blancas, el viento mece suavemente las hojas de papel por ultima vez, antes de que me levante y escriba con suavidad el nombre...
"Marianne"
Para ser guardadas en el sobre que colocare junto a mi corazón.
Julián S. de Mendoza- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 58
Fecha de inscripción : 09/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Final o nuevo principio?[Paulette "Paul" Tudor & Julián S. De Mendoza]
El caballo avanzó a toda velocidad en pos de un lugar donde la misma Paulette preferiría no estar, iría a con un Cardenal y eso no le agradaba del todo, optaría mil veces por estar ante miles de soldados que ante un "Hombre de Dios" que realmente lo único que buscan es salvar su culo del fuego de un infierno en el que quizá muchos no caigan y quizá ni siquiera exista. Pronto amanecerá, así que decide hospedarse en un hotel para evitar cualquier problema de rayos del sol que puedan alcanzarla y evaporarla del mundo.
Descabalga tras llegar al lugar pagando su habitación entre monedas de oro y pidiendo silencio de su presencia exhibiendo la dorada inscripción que la acreditaba como Inquisidora, amenazando al hombre de que si alguien se atrevía a buscarla, entonces él se vería en un potro siendo investigado por sus compañeros, algo que de inmediato amedrentó al pobre hombre que sólo atinó a asentir y olvidarse de que ella estaba ahí.
La mejor habitación eso había pedido, por lo que fue conducida entre pasillos hasta pasar por un lugar donde la misma Paulette olió dos aromas inconfundibles: vitae y... sí, curioso, pero al parecer el pupilo de Domingo estaba ahí. ¿Por qué? Era una pregunta que resolvería pronto, porque el olor a sangre era potente e incitaba a su estómago a pedir comida. Aún así caminó hacia donde su habitación, entró y tras quedarse sola procuró poner atención a los pasos de quien la había conducido.
Segura de que no había nadie más para levantar sospechas y atraer la atención sobre ella, salió de su cuarto dirigiéndose al de Julián, tocando la puerta esperó paciente a que le abrieran sin que nadie respondiera. Hizo una mueca y tras sacar unas ganzúas logró entrar a la habitación mirando el desorden. Desde la ropa de las cortesanas tirada, hasta el cuerpo de las mismas echado en la cama con posiciones que sugerían una noche de intenso sexo y luego de ello, la sangre había sido el factor decisivo entre la lucha del bien y el mal.
El vampiro había ganado al hombre, podía notarlo y ahora mismo él estaba en el escritorio escribiendo. La vampiresa cerró tras ella, echando abajo la capucha descubriendo su rostro al tiempo que se acerca a él. Está ensimismado, por lo que no le sorprende que ni siquiera haya escuchado los golpes, la apertura de la puerta y mucho menos reparara en su presencia hasta que no fue demasiado tarde. Su sobresalto fue tal que ella pudo leer la expresión de su rostro, lo que le fue suficiente para saber que la situación era mucho más delicada de lo que a simple vista parecía.
Entornó los ojos y tomó una silla para sentarse cruzando la pierna, para golpear la tela desprendiéndola de las motas de polvo que el camino le dejó de recuerdo. Sus ojos se fijaron en los del hombre para adentrarse en su mente sin la menor consideración de sus sentimientos. Si las cosas estaban tan mal como parecía, sabía que Domingo no la perdonaría de saber que estuvo ahí, que lo vio y no hizo nada por él. Una carga más para ella, pero al menos estaría bien con su esposo.
Sólo esperaba que este vampiro tuviera la entereza y la fuerza para descubrir de nuevo sus recuerdos sin entrar en un trance tan profundo que la destrucción fuera su último recurso porque de ser así, Paulette no tendría más opciones que ser una bruta y enviarlo de regreso a donde Domingo para que éste hiciera lo imposible por su pupilo. Ojalá no tuviera que usar la fuerza, de verdad que no tenía el tiempo ni las ganas para ello. Lo único bueno de todo era que había comido hacía poco, por lo que la vitae del lugar no le impedía pensar con claridad. A saber si su interlocutor había tenido su "última cena". Si no, los problemas serían mucho mayores de lo que a simple vista parecía.
Descabalga tras llegar al lugar pagando su habitación entre monedas de oro y pidiendo silencio de su presencia exhibiendo la dorada inscripción que la acreditaba como Inquisidora, amenazando al hombre de que si alguien se atrevía a buscarla, entonces él se vería en un potro siendo investigado por sus compañeros, algo que de inmediato amedrentó al pobre hombre que sólo atinó a asentir y olvidarse de que ella estaba ahí.
La mejor habitación eso había pedido, por lo que fue conducida entre pasillos hasta pasar por un lugar donde la misma Paulette olió dos aromas inconfundibles: vitae y... sí, curioso, pero al parecer el pupilo de Domingo estaba ahí. ¿Por qué? Era una pregunta que resolvería pronto, porque el olor a sangre era potente e incitaba a su estómago a pedir comida. Aún así caminó hacia donde su habitación, entró y tras quedarse sola procuró poner atención a los pasos de quien la había conducido.
Segura de que no había nadie más para levantar sospechas y atraer la atención sobre ella, salió de su cuarto dirigiéndose al de Julián, tocando la puerta esperó paciente a que le abrieran sin que nadie respondiera. Hizo una mueca y tras sacar unas ganzúas logró entrar a la habitación mirando el desorden. Desde la ropa de las cortesanas tirada, hasta el cuerpo de las mismas echado en la cama con posiciones que sugerían una noche de intenso sexo y luego de ello, la sangre había sido el factor decisivo entre la lucha del bien y el mal.
El vampiro había ganado al hombre, podía notarlo y ahora mismo él estaba en el escritorio escribiendo. La vampiresa cerró tras ella, echando abajo la capucha descubriendo su rostro al tiempo que se acerca a él. Está ensimismado, por lo que no le sorprende que ni siquiera haya escuchado los golpes, la apertura de la puerta y mucho menos reparara en su presencia hasta que no fue demasiado tarde. Su sobresalto fue tal que ella pudo leer la expresión de su rostro, lo que le fue suficiente para saber que la situación era mucho más delicada de lo que a simple vista parecía.
Entornó los ojos y tomó una silla para sentarse cruzando la pierna, para golpear la tela desprendiéndola de las motas de polvo que el camino le dejó de recuerdo. Sus ojos se fijaron en los del hombre para adentrarse en su mente sin la menor consideración de sus sentimientos. Si las cosas estaban tan mal como parecía, sabía que Domingo no la perdonaría de saber que estuvo ahí, que lo vio y no hizo nada por él. Una carga más para ella, pero al menos estaría bien con su esposo.
Sólo esperaba que este vampiro tuviera la entereza y la fuerza para descubrir de nuevo sus recuerdos sin entrar en un trance tan profundo que la destrucción fuera su último recurso porque de ser así, Paulette no tendría más opciones que ser una bruta y enviarlo de regreso a donde Domingo para que éste hiciera lo imposible por su pupilo. Ojalá no tuviera que usar la fuerza, de verdad que no tenía el tiempo ni las ganas para ello. Lo único bueno de todo era que había comido hacía poco, por lo que la vitae del lugar no le impedía pensar con claridad. A saber si su interlocutor había tenido su "última cena". Si no, los problemas serían mucho mayores de lo que a simple vista parecía.
Paulette "Paul" Tudor- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 21/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Final o nuevo principio?[Paulette "Paul" Tudor & Julián S. De Mendoza]
Las tinieblas la reciben cuando penetra en sus pensamientos. Despacio, muy despacio una sinfonia de colores se desprende desde la bobeda del cielo vacio, llenando su entorno, cubriendola de ancho y largo, de fondo y en cercanias.
Se hayo dentro de un pasillo uniforme, de roja alfombra marcada por gotas de sangre, lagrimas y petalos de flores marchitas. Las paredes se compactaban en piedra y negras tiznadas, placas que formaban los nombres de cada puerta.
Deseos y sueños; Recuerdos de infancia y vida; Mujeres que ame, desee y posei; Venganzas; Miedos y horrores; Creencias y mentiras...
Y asi discurria, creandose el pasillo hasta el infinito, hasta que la luz choco contra la nada, creando a media altura a un muchacho y a la alta a un hombre. El joven de rostro sufrido, no mayor de siete años, ataviado con un traje quemado y roto. Fragil de mirada, surcado de rojas lagrimas secas en torno a sus mejillas. Al alzar la vista, recordaba en gran medida a Julián.
El hombre de rostro severo, viejo y marcado por arrugas de una vida de vicio y emociones. Solo la sonrisa animal, demostraba que bajo un traje de sombras y un rostro curtido, se escondia humano en que podría haberse convertido Julián, de haber envejecido.
El niño cho a correr nada mas verla, fundiendose con las sombras de alla delante, creando a cada paso una lluvia de lagrimas, desprendidas de la bobeda del cielo.
Estrellas que morian en llanto, mientras la carcajada del viejo lo perseguia. Podía oler el miedo de su yo mas infantil. La balanza se truncaba a favor de la maldad que se palpaba en su ambiente.
El viejo camino hacia ella, huir no era su estilo. Paulette les identifico enseguida, instruida como estaba por su mentor y amor, Domingo. Aquellas eran las consciencias de aquel ser. Toda criatura tenia un alma, pero cada alma podia ser muchas consciencias. Estaba claro que en aquel punto de su vida, Julián S. representaba dos con mucha mas fuerza que a otras.
Su humanidad, quebrada y dolida. Azotada por el cautiverio en manos de la inquisición.
Su bestia, orgullosa y alzada. Rotas sus cadenas y saciada en la ultima noche, sin miedo a la muerte en la que se agitaba cercana en la luz del alba.
No, aquella parte de Julián no tenia miedo a morir, era demasiado inhumano para contemplar la posibilidad de ser destruido. Era confiado y egocentrico en su manera de andar, estudiandola mientras se acercaba, confiaria en ella para ser salvado, pero no lo rogaria.
Sus bajos instintos. La parte mas miserable y oscura de Julián le tendio su arrugada mano, seria su guia, su acompañante y hablarían. Seria una gozada servirse de ella, para salvarse y asi, dominar de una vez por todas su vida.
¿Merecia la pena salvar a Julián, cuando solo su Bestia imponia valor hacia la vida?
Se hayo dentro de un pasillo uniforme, de roja alfombra marcada por gotas de sangre, lagrimas y petalos de flores marchitas. Las paredes se compactaban en piedra y negras tiznadas, placas que formaban los nombres de cada puerta.
Deseos y sueños; Recuerdos de infancia y vida; Mujeres que ame, desee y posei; Venganzas; Miedos y horrores; Creencias y mentiras...
Y asi discurria, creandose el pasillo hasta el infinito, hasta que la luz choco contra la nada, creando a media altura a un muchacho y a la alta a un hombre. El joven de rostro sufrido, no mayor de siete años, ataviado con un traje quemado y roto. Fragil de mirada, surcado de rojas lagrimas secas en torno a sus mejillas. Al alzar la vista, recordaba en gran medida a Julián.
El hombre de rostro severo, viejo y marcado por arrugas de una vida de vicio y emociones. Solo la sonrisa animal, demostraba que bajo un traje de sombras y un rostro curtido, se escondia humano en que podría haberse convertido Julián, de haber envejecido.
El niño cho a correr nada mas verla, fundiendose con las sombras de alla delante, creando a cada paso una lluvia de lagrimas, desprendidas de la bobeda del cielo.
Estrellas que morian en llanto, mientras la carcajada del viejo lo perseguia. Podía oler el miedo de su yo mas infantil. La balanza se truncaba a favor de la maldad que se palpaba en su ambiente.
El viejo camino hacia ella, huir no era su estilo. Paulette les identifico enseguida, instruida como estaba por su mentor y amor, Domingo. Aquellas eran las consciencias de aquel ser. Toda criatura tenia un alma, pero cada alma podia ser muchas consciencias. Estaba claro que en aquel punto de su vida, Julián S. representaba dos con mucha mas fuerza que a otras.
Su humanidad, quebrada y dolida. Azotada por el cautiverio en manos de la inquisición.
Su bestia, orgullosa y alzada. Rotas sus cadenas y saciada en la ultima noche, sin miedo a la muerte en la que se agitaba cercana en la luz del alba.
No, aquella parte de Julián no tenia miedo a morir, era demasiado inhumano para contemplar la posibilidad de ser destruido. Era confiado y egocentrico en su manera de andar, estudiandola mientras se acercaba, confiaria en ella para ser salvado, pero no lo rogaria.
Sus bajos instintos. La parte mas miserable y oscura de Julián le tendio su arrugada mano, seria su guia, su acompañante y hablarían. Seria una gozada servirse de ella, para salvarse y asi, dominar de una vez por todas su vida.
¿Merecia la pena salvar a Julián, cuando solo su Bestia imponia valor hacia la vida?
Julián S. de Mendoza- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 58
Fecha de inscripción : 09/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Final o nuevo principio?[Paulette "Paul" Tudor & Julián S. De Mendoza]
¿Qué sucedía en la mente de la creación de Domingo? ¿Tenía tiempo para utilizarlo en salvarlo? ¿Quería hacerlo? La verdad era que no. Sin embargo, pensar que su esposo se enterase de la situación en la que se encontraba ahora y que no hizo nada por auxiliar a aquél que alguna vez fuera un hijo para él, sería el acabose de su matrimonio, así que opciones no tenía sólo un camino lleno de piedras, agua y lodo. Uno tan resbaloso que un paso en falso significaba una caída en forma de la pérdida total de este vampiro a la luz del sol y podría ser que la arrastrara al infierno.
Chasqueó la lengua al tiempo que se adentró en su mente, observando el largo pasillo cuya alfombra roja se le antojó un cliché, pero no así los pétalos de jazmín distribuídos por ésta del que uno tomó entre sus manos examinando la sangre, toda de Julián. Hizo una mueca mirando las puertas con los nombres grabados y curioseó sin abrirlas, eran demasiadas y muchas eran de mujeres. Se quedó frente a la que decía "Marianne", que estaba adornada con flores de jazmín y hermosos tulipanes; por Domingo ese nombre le sonaba familiar, era la Duquesa que compartía el rango con su adorado esposo, pero ¿Quién era para Julián?
Continuó hasta que sonrió al ver la puerta de su Domingo, tenía algunos versos en su superficie que hablaban sobre la amistad, el cariño fraternal, la admiración. Así que su esposo era para este joven más que un simple maestro, se mordió el labio inferior mientras continuaba su camino pensativa, porque a finales de cuentas lo que este vampiro necesitaba quizá fuera un guía en su vida.
Su camino se truncó frente a dos curiosas figuras, el pequeño que lloraba lágrimas de sangre y el adulto al cual ella estaba acostumbrada a enfrentar noche tras noche. El niño era la parte más indefensa de todas y sus mentes conectaron haciéndola consciente del problema: La Inquisición. Sufrió con él los maltratos mentales, las torturas, el pensar que no se salvaría una y otra vez. Esa desesperación desgarradora que destruía las mentes de todos aquéllos que ingresaban a las celdas estaba fríamente calculada. Incluso la misma Paulette alguna vez la infringió en sus pares a sabiendas que muchos no saldrían. Así que él era el prófugo por el que se le castigó a uno de los mejores Condenados.
Pues agradecía en cierta forma que el despiste de uno fuera en beneficio de Julián, aunque ella estuviera enterada no tendría forma de ayudarle sin poner sobre sí los ojos de aquéllos que desconfiaban. Y eso no le convenía ahora. De poner su misión y a Julián en la balanza, sabía bien a quién elegiría. Quién pesaba más. Quitó de su mente esos pensamientos y se concentró en el niño que huía, sabiendo que ese pequeño sólo sería reconfortado por alguien que lo quisiera: Domingo.
Sus ojos se fijaron en el que quedaba, su forma de ser se asemejaba a la de Paulette misma, por lo que podría ayudarle con mayor facilidad, relativamente hablando. La mano extendida fue tomada por la suya que la apretó para hacerle consciente de que no era cualquier persona por lo que no quería sorpresas desagradables. Se colocó a su vera mirándole a los ojos con intensidad leyendo toda su expresión como si de un libro se tratara.
- Muéstrame por qué la vida ya no tiene sentido, cuando yo veo que tu fuerza puede ser usada para el beneficio de muchos que como tú, han sido lastimados, perseguidos, torturados por aquél ente que se hace llamar la única salvación. Y si me dices que no tienes por qué vivir, te diré entonces que hay otro camino que seguir, en el que tu mismo creador, Don Domingo De la Vega, está viajando.
Chasqueó la lengua al tiempo que se adentró en su mente, observando el largo pasillo cuya alfombra roja se le antojó un cliché, pero no así los pétalos de jazmín distribuídos por ésta del que uno tomó entre sus manos examinando la sangre, toda de Julián. Hizo una mueca mirando las puertas con los nombres grabados y curioseó sin abrirlas, eran demasiadas y muchas eran de mujeres. Se quedó frente a la que decía "Marianne", que estaba adornada con flores de jazmín y hermosos tulipanes; por Domingo ese nombre le sonaba familiar, era la Duquesa que compartía el rango con su adorado esposo, pero ¿Quién era para Julián?
Continuó hasta que sonrió al ver la puerta de su Domingo, tenía algunos versos en su superficie que hablaban sobre la amistad, el cariño fraternal, la admiración. Así que su esposo era para este joven más que un simple maestro, se mordió el labio inferior mientras continuaba su camino pensativa, porque a finales de cuentas lo que este vampiro necesitaba quizá fuera un guía en su vida.
Su camino se truncó frente a dos curiosas figuras, el pequeño que lloraba lágrimas de sangre y el adulto al cual ella estaba acostumbrada a enfrentar noche tras noche. El niño era la parte más indefensa de todas y sus mentes conectaron haciéndola consciente del problema: La Inquisición. Sufrió con él los maltratos mentales, las torturas, el pensar que no se salvaría una y otra vez. Esa desesperación desgarradora que destruía las mentes de todos aquéllos que ingresaban a las celdas estaba fríamente calculada. Incluso la misma Paulette alguna vez la infringió en sus pares a sabiendas que muchos no saldrían. Así que él era el prófugo por el que se le castigó a uno de los mejores Condenados.
Pues agradecía en cierta forma que el despiste de uno fuera en beneficio de Julián, aunque ella estuviera enterada no tendría forma de ayudarle sin poner sobre sí los ojos de aquéllos que desconfiaban. Y eso no le convenía ahora. De poner su misión y a Julián en la balanza, sabía bien a quién elegiría. Quién pesaba más. Quitó de su mente esos pensamientos y se concentró en el niño que huía, sabiendo que ese pequeño sólo sería reconfortado por alguien que lo quisiera: Domingo.
Sus ojos se fijaron en el que quedaba, su forma de ser se asemejaba a la de Paulette misma, por lo que podría ayudarle con mayor facilidad, relativamente hablando. La mano extendida fue tomada por la suya que la apretó para hacerle consciente de que no era cualquier persona por lo que no quería sorpresas desagradables. Se colocó a su vera mirándole a los ojos con intensidad leyendo toda su expresión como si de un libro se tratara.
- Muéstrame por qué la vida ya no tiene sentido, cuando yo veo que tu fuerza puede ser usada para el beneficio de muchos que como tú, han sido lastimados, perseguidos, torturados por aquél ente que se hace llamar la única salvación. Y si me dices que no tienes por qué vivir, te diré entonces que hay otro camino que seguir, en el que tu mismo creador, Don Domingo De la Vega, está viajando.
Paulette "Paul" Tudor- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 21/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Final o nuevo principio?[Paulette "Paul" Tudor & Julián S. De Mendoza]
La sombra de aquel anciano contesto con insurta sonrisa. Su rostro mostraba una total falta de fe en las palabras de Paulette. Su respuesta no se asemejaba para nada en palabras, eran retazos, imagenes descolocadas y desconfiguradas que acabaron por empequeñecer y recomponerse en la palma de su mano, en forma de llaves
- Por aquí, excelencia - abrió la marcha, hasta la primera de las tres puertas, que conformaban el juego de llaves que pendían de sus dedos.
La primera puerta reclamaba el nombre de "Jaqueline". Solo que no la abrio con la llave, sino con la mano de un empujón fácil que casi resquebrajo la madera de la misma. Al abrirla y empujarla, el olor penetrante del pasillo quedo sustituido por la suavidad irresistible de la lavanda. Dentro de la habitación, una joven de gallarda figura sonreía tendida sobre una cama de gran capital. Su figura era menuda y enjuta, delicada e inocente rebosaba en su figura, escondidos los ojos tras una espesa cabellera rubia, que se alzaba resuelta hasta su cintura.
- Aquí tienes a la primera, que no la ultima - rio Jaqueline, la de hermosos poemas. Una parte de mi la amaba por cada una de sus hermosos versos, en la forma que los recitaba, su voz melodiosa y de timbre tan dulce que los ángeles habrían descendido, solo por escucharla -
Cerro la puerta y volvió a abrirla, usando esta vez la llave. El color mismo de la habitación cambio, del blanco mas puro que lo invadía hacia solo unos instantes al rojo prístino y rancio de olor, sangre y muerte. La cama marchita y el suelo plomizo, quebrada la figura y de hollín cubierta la figura de Jaqueline era un reflejo de una mueca. Miedo y horror, su rostro quemado y solo las lágrimas vertidas coronaban un rostro desencajado por el fuego.
- El niño dijo su nombre, no yo. Querían saber los nombres de nuestros iguales. De los que moran en la noche - la miro, reflejando su falta de incomodidad - Nos dijeron que había sido de ella, y pidieron mas nombres. Quebradiza es la voluntad de los niños, que no la mia - apretó su mirada sobre ella, haciéndola mas dura - Si tienes fuerzas para continuar, te mostrare que otros nombres dijo y comprenderas la futilidad de tus intentos -
La siguiente puerta quebró nada mas sentir el contacto de la palma de su mano. Como papel quemado se deshizo entre sus dedos para volar hacia dentro de la habitación, marcándola de cenizo hollín.
Dentro de esta, un muchachito se balanceaba de un columpio, tendido entre las ramas de un roble. La ceniza acudía a este árbol con ímpetu, sorteando la fantasmal y juvenil figura que de espaldas a sus visitantes, arrastraba sus infantiles zapatitos por el suelo en un intento de tomar carrerilla y volar mas alto en la siguiente embestida del columpio.
- Anton Montierre - señalo la bestia con un ademán de la mano - Apenas 10 años mortales, mas de 200 sobre la tierra, según la correspondencia que teníamos. Este era su parque de juegos, su lugar de paz - rió, sarcásticamente haciéndose a un lado para que viera los cuerpos inertes tendidos por el suelo alrededor del árbol. El gran lago del que el árbol bebía para mantenerse vivo no era azul, como el cielo. Era rojo, de sangre y guerra.
La inquisición no había reparado en vidas, soldados santos e inquisidores, para atrapar al niño-monstruo. ¿Cuantos cientos de hombres no habría allí desperdigados? - Cuantas vidas perdidas, a cambio de una sola. Lucho como un león - la miro - Pero no se puede luchar contra el... - cerro la mano, alzando el índice hacia el sol que despuntaba entre las ramas - Acorralado hasta el amanecer -
La Bestia apretó la mandíbula, avanzando a través del lago de sangre, mas allá de la densa niebla que formaba la ceniza. .
- La ultima puerta - hablo con la voz cargada de pesar, resentimiento y añoranza - De la que no se su destino - se aparto raudo, para acabar a su espalda, posando sus manos con fuerza sobre sus hombros. Desvelando asi nombre de manera furtiva. El ultimo nombre que le habían arrancado de los labios y de la cordura.
"Domingo de la Vega"
Su nombre reluciente en plata sobre nobles maderas y fuerte acero, constituían la puerta del Duque español. - Como Judas al besar a Jesús, ¿Como crees que se siente la consciencia-niño, ahora mismo? - hablo la Bestia, muy cerca de su oído. Con la bilis propia de quien desea sumergirse en un mar de rabia.
- Por aquí, excelencia - abrió la marcha, hasta la primera de las tres puertas, que conformaban el juego de llaves que pendían de sus dedos.
La primera puerta reclamaba el nombre de "Jaqueline". Solo que no la abrio con la llave, sino con la mano de un empujón fácil que casi resquebrajo la madera de la misma. Al abrirla y empujarla, el olor penetrante del pasillo quedo sustituido por la suavidad irresistible de la lavanda. Dentro de la habitación, una joven de gallarda figura sonreía tendida sobre una cama de gran capital. Su figura era menuda y enjuta, delicada e inocente rebosaba en su figura, escondidos los ojos tras una espesa cabellera rubia, que se alzaba resuelta hasta su cintura.
- Aquí tienes a la primera, que no la ultima - rio Jaqueline, la de hermosos poemas. Una parte de mi la amaba por cada una de sus hermosos versos, en la forma que los recitaba, su voz melodiosa y de timbre tan dulce que los ángeles habrían descendido, solo por escucharla -
Cerro la puerta y volvió a abrirla, usando esta vez la llave. El color mismo de la habitación cambio, del blanco mas puro que lo invadía hacia solo unos instantes al rojo prístino y rancio de olor, sangre y muerte. La cama marchita y el suelo plomizo, quebrada la figura y de hollín cubierta la figura de Jaqueline era un reflejo de una mueca. Miedo y horror, su rostro quemado y solo las lágrimas vertidas coronaban un rostro desencajado por el fuego.
- El niño dijo su nombre, no yo. Querían saber los nombres de nuestros iguales. De los que moran en la noche - la miro, reflejando su falta de incomodidad - Nos dijeron que había sido de ella, y pidieron mas nombres. Quebradiza es la voluntad de los niños, que no la mia - apretó su mirada sobre ella, haciéndola mas dura - Si tienes fuerzas para continuar, te mostrare que otros nombres dijo y comprenderas la futilidad de tus intentos -
La siguiente puerta quebró nada mas sentir el contacto de la palma de su mano. Como papel quemado se deshizo entre sus dedos para volar hacia dentro de la habitación, marcándola de cenizo hollín.
Dentro de esta, un muchachito se balanceaba de un columpio, tendido entre las ramas de un roble. La ceniza acudía a este árbol con ímpetu, sorteando la fantasmal y juvenil figura que de espaldas a sus visitantes, arrastraba sus infantiles zapatitos por el suelo en un intento de tomar carrerilla y volar mas alto en la siguiente embestida del columpio.
- Anton Montierre - señalo la bestia con un ademán de la mano - Apenas 10 años mortales, mas de 200 sobre la tierra, según la correspondencia que teníamos. Este era su parque de juegos, su lugar de paz - rió, sarcásticamente haciéndose a un lado para que viera los cuerpos inertes tendidos por el suelo alrededor del árbol. El gran lago del que el árbol bebía para mantenerse vivo no era azul, como el cielo. Era rojo, de sangre y guerra.
La inquisición no había reparado en vidas, soldados santos e inquisidores, para atrapar al niño-monstruo. ¿Cuantos cientos de hombres no habría allí desperdigados? - Cuantas vidas perdidas, a cambio de una sola. Lucho como un león - la miro - Pero no se puede luchar contra el... - cerro la mano, alzando el índice hacia el sol que despuntaba entre las ramas - Acorralado hasta el amanecer -
La Bestia apretó la mandíbula, avanzando a través del lago de sangre, mas allá de la densa niebla que formaba la ceniza. .
- La ultima puerta - hablo con la voz cargada de pesar, resentimiento y añoranza - De la que no se su destino - se aparto raudo, para acabar a su espalda, posando sus manos con fuerza sobre sus hombros. Desvelando asi nombre de manera furtiva. El ultimo nombre que le habían arrancado de los labios y de la cordura.
"Domingo de la Vega"
Su nombre reluciente en plata sobre nobles maderas y fuerte acero, constituían la puerta del Duque español. - Como Judas al besar a Jesús, ¿Como crees que se siente la consciencia-niño, ahora mismo? - hablo la Bestia, muy cerca de su oído. Con la bilis propia de quien desea sumergirse en un mar de rabia.
Julián S. de Mendoza- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 58
Fecha de inscripción : 09/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Final o nuevo principio?[Paulette "Paul" Tudor & Julián S. De Mendoza]
Cada habitación era una señal de una debilidad que no debía permitirse este joven. Un sobrenatural caído y destrozado por la propia Inquisición que no tenía fin, que no dejaba de hacer tanto daño a aquéllos cuyo único pecado era ser diferentes. Ella estaba dentro para avisar en caso de golpes muy fuertes, pero en esta ocasión se le había salido de control. No sabía que Julián estaba en tal peligro y sobre todo, cuáles habían sido los resultados de su tortura. Una que seguramente fue insoportable.
Observa los personajes de los recuerdos de Julián, no hay forma de escapar de la Inquisición cuando todo su brazo cae sobre tí con esa fiereza tan cruenta como eficaz. Ella misma ha sido parte de esos ataques concentrados de las facciones donde todos se unen para evitar cualquier escapatoria. Muchos pueden caer en el camino, pero al final triunfarán. Más cuando uno de los sobrenaturales es tan poderoso, como el caso de Anton. Una pena porque Paulette lo conocía, era bueno a pesar de todo, sabio y bastante experimentado y paciente para enseñar, pero todo tenía un costo con él.
Y la última puerta la hizo estremecer... Domingo... miró al anciano y regresó la mirada a la puerta. Así que por eso lo habían soltado... para que les guiara a su esposo y ella ahora mismo estaba fichada. Tanto trabajo se iba a ir al diablo por un vampiro roto y débil. Aunque Paulette había tenido cuidado de que nadie la viera entrar a ese lugar, si hacía una maniobra importante podría sacar a Julián de aquí sin que nadie lo notara y al mismo tiempo desaparecerlo del mapa para que avisara a Domingo y luego de ello, despistar a los demás. Era el momento para que Domingo cambiara de nombre otra vez y desapareciera de la vida política o... no, seguro ya los archivos estaban con los bibliotecarios a menos que...
Un chivo expiatorio, eso necesitaban, pero quién podría servir... Se quedó pensativa al tiempo que miraba al anciano con ojos llenos de fuerza y determinación. Acusarle sería en vano, sobre todo porque sabía que Domingo le iba a perdonar. A veces era tan débil con este neonato. Aspiró profundo y le observó en silencio para saber qué hacer con él. Matarlo no era una opción aunque ganas no le faltaban, mira que haber dado el nombre de su esposo. Ya no podía lamentarse, ahora a corregirlo.
- La cosa es sencilla, tenemos que buscar un chivo expiatorio para que lo indiquen como Domingo De la Vega y no importa si lo atrapan, nadie le creerá que no es. Tenemos que transformarlo y guiarlo hacia ellos. Yo no puedo ayudarte en esa labor, lo tendrás que hacer solo porque mi misión peligraría por ello. ¿Aceptas hacerlo? Si no, bueno. Hablaré con Domingo, te escurriré por una ruta distinta, pero ten por seguro que en cuanto me deshaga de la Inquisición iré tras de tí. La opción es simple: conmigo o contra mí.
Observa los personajes de los recuerdos de Julián, no hay forma de escapar de la Inquisición cuando todo su brazo cae sobre tí con esa fiereza tan cruenta como eficaz. Ella misma ha sido parte de esos ataques concentrados de las facciones donde todos se unen para evitar cualquier escapatoria. Muchos pueden caer en el camino, pero al final triunfarán. Más cuando uno de los sobrenaturales es tan poderoso, como el caso de Anton. Una pena porque Paulette lo conocía, era bueno a pesar de todo, sabio y bastante experimentado y paciente para enseñar, pero todo tenía un costo con él.
Y la última puerta la hizo estremecer... Domingo... miró al anciano y regresó la mirada a la puerta. Así que por eso lo habían soltado... para que les guiara a su esposo y ella ahora mismo estaba fichada. Tanto trabajo se iba a ir al diablo por un vampiro roto y débil. Aunque Paulette había tenido cuidado de que nadie la viera entrar a ese lugar, si hacía una maniobra importante podría sacar a Julián de aquí sin que nadie lo notara y al mismo tiempo desaparecerlo del mapa para que avisara a Domingo y luego de ello, despistar a los demás. Era el momento para que Domingo cambiara de nombre otra vez y desapareciera de la vida política o... no, seguro ya los archivos estaban con los bibliotecarios a menos que...
Un chivo expiatorio, eso necesitaban, pero quién podría servir... Se quedó pensativa al tiempo que miraba al anciano con ojos llenos de fuerza y determinación. Acusarle sería en vano, sobre todo porque sabía que Domingo le iba a perdonar. A veces era tan débil con este neonato. Aspiró profundo y le observó en silencio para saber qué hacer con él. Matarlo no era una opción aunque ganas no le faltaban, mira que haber dado el nombre de su esposo. Ya no podía lamentarse, ahora a corregirlo.
- La cosa es sencilla, tenemos que buscar un chivo expiatorio para que lo indiquen como Domingo De la Vega y no importa si lo atrapan, nadie le creerá que no es. Tenemos que transformarlo y guiarlo hacia ellos. Yo no puedo ayudarte en esa labor, lo tendrás que hacer solo porque mi misión peligraría por ello. ¿Aceptas hacerlo? Si no, bueno. Hablaré con Domingo, te escurriré por una ruta distinta, pero ten por seguro que en cuanto me deshaga de la Inquisición iré tras de tí. La opción es simple: conmigo o contra mí.
Paulette "Paul" Tudor- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 21/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Final o nuevo principio?[Paulette "Paul" Tudor & Julián S. De Mendoza]
¿Que es el mundo cuando se mueve entre decisiones de tal magnitud? Resignarse a morir o enfrentarse a vivir.
Para una parte de Julián la decisión es fácil, tanto que ni siquiera le dolería. Tan sencillo sería cerrar los ojos, reposar el peso de su cuerpo sobre las sabanas y arroparse ante el cálido amanecer, que trae consigo el descanso que tanto ansia.
Ha sido quien merece ser, el villano de su propia historia. Un monstruo nacido de bajos deseos e instintos egoístas. Solo pensando en si mismo. La opción de marcharse de casa cuando era joven, por no poder sostener la voluntad para luchar contra la política familiar, contra un mundo de orden establecido. Las vivencias de su juventud que solo responden al nombre de vividor, su falta de virtud moral, sus bromas pesadas a la iglesia y la rectitud que un mundo en constantes cambios representan día a día.
Que fácil fue tomar la mano que le tendía Domingo, no hubo sutil cambio de fuerzas entre sus consciencias cuando escucho de su boca, "vivir para siempre, para siempre haciendo lo que mas te gusta hacer".
Si hubiera valorado mas el peso de aquellas palabras. Si solo hubiese podido imaginar, vislumbrar el alcance de sus pasos. El hombre nace para el mal, leyó una vez. Nunca tales palabras hubieron de ser tan ciertas, como ahora. Ha sido fuente de cada una de las gotas amargas que componen su vida, que arrastraron a otros y no se inmuto en verlos ahogarse en el mar de su desidia, mientras el andaba sobre sus almas perdidas. Un diablo que se creía a salvo del juicio.
"Conmigo o contra mi"
Las palabras resuenan entre las paredes de su mente a medida que haces de luz se abren paso hacia ellos. En el exterior, en la realidad despunta el sol entre las nubes. Se le precisa una respuesta pues el tiempo corre en contra de ambos.
La bestia grita, se deshace partícula a partícula estallando en un millar de pétalos marchitos. El viento lo barre arrastrándolo lejos de ella, mientras la consciencia rehace una forma vagamente familiar frente a Paulette que recuerda al joven vástago que fuera de este mundo gris, se ha levantado para contemplar el albor del nuevo día con una sonrisa fresca, ocultando con su cuerpo el de ella.
Un ultimo gesto de...¿de que? No puede decirse humanidad, no sabe si alguna vez tuvo de ello. No llego a amar realmente a nadie, aunque en lo mas profundo de su corazón un nombre corroe sus entrañas, creando una única lágrima que se resquebraja al calor de la mañana fundiéndose en su rostro mucho antes de caer al vació.
- Nunca quise ir contra nadie. Solo vivir -
El murmullo de su voz se apaga, cuando se enciende su piel y como en un sueño, la mente de Paulette es expulsada del vástago mas joven, que arde en silencio. En pie por delante de la ventana, su sombra es justa para cubrir su menudo cuerpo lo suficiente para darle tiempo.
Con ella, con Domingo, pero siempre y por encima de todos con...
Marianne, a quien lego el regalo de su propia vida, desde el momento en que se contuvo por primera vez, de no beber de su deseada vitae. De no hacer por conquistarla y hundirla con ello en las tinieblas. Jamas podría hacerle daño a su hermana, de ese modo tan cruel.
Y de repente lo ve. Paulette aclara su mente, en lo que dura un parpadeo y se percata. Tanto ha vagado por la mente del joven vástago que por unos segundos se ha perdido de su propia realidad. Ni el sol esta a punto de encontrarla, ni el chiquillo de Domingo ha estallado en llamas.
Solo ha sido testigo de la renovación de su espíritu. Del sueño de la muerte que precede al animo por vivir. Ve a Julián ante ella, tendiéndole la mano suavemente. En su rostro cubierto de lágrimas carmesíes, una sonrisa profunda se va extendiendo por sus labios, mas fresca y mas sana, pura.
- Pagare mis deudas con mi buen amigo. Con todos los que como usted, luchan. Gracias por darme la mano, para encontrar el camino Lady Paulette -
Julián S. de Mendoza- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 58
Fecha de inscripción : 09/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Final o nuevo principio?[Paulette "Paul" Tudor & Julián S. De Mendoza]
Las luces del alba estaban apareciendo y Paulette gruñó en tanto intentaba convencer lo más pronto posible al hombre que necesitaba continuara existiendo. La desesperación se plasmó en su rostro cuando fue testigo de la meditación que no podía ser más rápida, que no era posible que su llegada fuera tan tardía. Él la protegía con su cuerpo y la vampiresa de pronto se sintió desarmada. ¿Qué decirle para que se escondiera? ¿Qué hacer para evitar su destrucción?
Lentos pedazos de ceniza fueron elevándose al aire al tiempo que ella lanzó un grito de advertencia, pero fue inútil. Una lágrima recorrió la mejilla del joven logrando que la dura guerrera sintiera por un momento pena. Tristeza desde lo más profundo de su alma y entendiera por qué era tan importante este joven para Domingo. En su mente, sus palabras e intenciones fueron parte de su epitafio. Del último vestigio de quien era él para ser llevado por la brisa en pos de un descanso final.
Un solo parpadeo y la habitación volvió a ella, desde los cuerpos de las mujeres hasta la figura ante sí. Entonces lo entendió... algo en él murió y tenía a alguien ¿Diferente? Debía descubrirlo, pero ni siquiera logró tocarlo con la mano que se extendía hacia él cuando se abrieron esos pozos y en ellos ya no vio la muda desesperación de la muerte a pesar de las lágrimas carmesíes que resbalaban en silencio por sus mejillas. Esa sonrisa que iba tornándose más alegre lo decía todo. Había cambiado, en un fuego purificador que envolvió su mente y tal vez, su alma.
Paulette sonrió débilmente y asintió. Una prueba había pasado el joven ante sus ojos y eso lo hacía más valioso de lo que en el inicio era. Tomó su mano y la apretó con fuerza en tanto sonreía a su vez. Bien, tenían muchas cosas por hacer y una de ellas era salir del embrollo en el que Sebastián se había metido. Se lamió los labios y se dirigió a las ventanas, para con cuidado de no ser identificada, cerrarlas y encender las velas que faltaban.
- Bien, lo hecho está en el pasado, ahora necesito un chivo expiatorio... tendremos que encontrar a un vampiro lo suficientemente agresivo y letal para que ninguno de los dos sienta remordimiento por su futura muerte - ella no sentía nada, pero de seguro que Sebastián sí - la Inquisición te persigue y seguramente muy de cerca, estoy casi segura de que no me vieron entrar a tu habitación, por lo que mi coartada es perfecta. Diré que estoy de paso en este hotel para resguardarme del día y nadie podría decir que no. Está más que claro que meterse a mi cuarto a comprobarlo sin avisarme sería una sentencia de muerte - se queda pensativa - aunque quizá es lo que necesitemos... que los Inquisidores vengan a apresarnos pensando que yo soy Domingo... y matarlos en el intento...
Paulette jamás se había tocado el corazón para hacer cosas parecidas y no sería el día de hoy el inicio de ello, por lo que su estrategia bien podría ser perfecta. Matar a los inquisidores diciendo que entraron en su habitación sin presentarse o bien, matarlos en la de Sebastián y hacerlos pensar que se les había salido el vampiro de las manos. En ambas circunstancias salían ganando. En la primera, ella tendría que rendir cuentas, pero nada que Alejandro II no solucionara. En la segunda, haría de Sebastián una presa más difícil de atrapar a menos que...
A menos que transformara a uno de los Inquisidores, lo vistieran como Sebastián y lo dejaran al sol para que todos pensaran que se habían matado mutuamente. O que Sebastián estaba tan débil que no pudo huir de los rayos del sol. En este caso, sería mucho más provechoso y en tanto averigüaban si estaba vivo o no, ellos ya estarían demasiado lejos para ser atrapados. Sí, era una mejor opción.
- ¿Qué tal se te da hacerte el muerto? - preguntó al tiempo que volvía a abrir las ventanas asomándose con la capucha puesta con toda la intención de que la vieran calculando el tiempo, así se aseguraría de que ellos pensaran que estaba ya Domingo con Sebastián y decidieran entrar a apresarlos. Obviamente esperarían a que diera la noche para sacarlos, no podían arriesgarse a que se les hicieran cenizas, lo cual le daba a Paulette cierto rango y le hacía computar aproximadamente el tiempo que tenían antes de que fueran a por ellos. Era un gran riesgo, pero la vampiresa siempre había vivido con ellos. No por nada era una espía de Agharta en la Inquisición.
Lentos pedazos de ceniza fueron elevándose al aire al tiempo que ella lanzó un grito de advertencia, pero fue inútil. Una lágrima recorrió la mejilla del joven logrando que la dura guerrera sintiera por un momento pena. Tristeza desde lo más profundo de su alma y entendiera por qué era tan importante este joven para Domingo. En su mente, sus palabras e intenciones fueron parte de su epitafio. Del último vestigio de quien era él para ser llevado por la brisa en pos de un descanso final.
Un solo parpadeo y la habitación volvió a ella, desde los cuerpos de las mujeres hasta la figura ante sí. Entonces lo entendió... algo en él murió y tenía a alguien ¿Diferente? Debía descubrirlo, pero ni siquiera logró tocarlo con la mano que se extendía hacia él cuando se abrieron esos pozos y en ellos ya no vio la muda desesperación de la muerte a pesar de las lágrimas carmesíes que resbalaban en silencio por sus mejillas. Esa sonrisa que iba tornándose más alegre lo decía todo. Había cambiado, en un fuego purificador que envolvió su mente y tal vez, su alma.
Paulette sonrió débilmente y asintió. Una prueba había pasado el joven ante sus ojos y eso lo hacía más valioso de lo que en el inicio era. Tomó su mano y la apretó con fuerza en tanto sonreía a su vez. Bien, tenían muchas cosas por hacer y una de ellas era salir del embrollo en el que Sebastián se había metido. Se lamió los labios y se dirigió a las ventanas, para con cuidado de no ser identificada, cerrarlas y encender las velas que faltaban.
- Bien, lo hecho está en el pasado, ahora necesito un chivo expiatorio... tendremos que encontrar a un vampiro lo suficientemente agresivo y letal para que ninguno de los dos sienta remordimiento por su futura muerte - ella no sentía nada, pero de seguro que Sebastián sí - la Inquisición te persigue y seguramente muy de cerca, estoy casi segura de que no me vieron entrar a tu habitación, por lo que mi coartada es perfecta. Diré que estoy de paso en este hotel para resguardarme del día y nadie podría decir que no. Está más que claro que meterse a mi cuarto a comprobarlo sin avisarme sería una sentencia de muerte - se queda pensativa - aunque quizá es lo que necesitemos... que los Inquisidores vengan a apresarnos pensando que yo soy Domingo... y matarlos en el intento...
Paulette jamás se había tocado el corazón para hacer cosas parecidas y no sería el día de hoy el inicio de ello, por lo que su estrategia bien podría ser perfecta. Matar a los inquisidores diciendo que entraron en su habitación sin presentarse o bien, matarlos en la de Sebastián y hacerlos pensar que se les había salido el vampiro de las manos. En ambas circunstancias salían ganando. En la primera, ella tendría que rendir cuentas, pero nada que Alejandro II no solucionara. En la segunda, haría de Sebastián una presa más difícil de atrapar a menos que...
A menos que transformara a uno de los Inquisidores, lo vistieran como Sebastián y lo dejaran al sol para que todos pensaran que se habían matado mutuamente. O que Sebastián estaba tan débil que no pudo huir de los rayos del sol. En este caso, sería mucho más provechoso y en tanto averigüaban si estaba vivo o no, ellos ya estarían demasiado lejos para ser atrapados. Sí, era una mejor opción.
- ¿Qué tal se te da hacerte el muerto? - preguntó al tiempo que volvía a abrir las ventanas asomándose con la capucha puesta con toda la intención de que la vieran calculando el tiempo, así se aseguraría de que ellos pensaran que estaba ya Domingo con Sebastián y decidieran entrar a apresarlos. Obviamente esperarían a que diera la noche para sacarlos, no podían arriesgarse a que se les hicieran cenizas, lo cual le daba a Paulette cierto rango y le hacía computar aproximadamente el tiempo que tenían antes de que fueran a por ellos. Era un gran riesgo, pero la vampiresa siempre había vivido con ellos. No por nada era una espía de Agharta en la Inquisición.
Paulette "Paul" Tudor- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 21/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Final o nuevo principio?[Paulette "Paul" Tudor & Julián S. De Mendoza]
La noche era constancia escrita de lo sucedido entre ambos. El amasijo tembloroso y constante de emociones negativas que fuera Julián, había muerto. Quedaba alguien resoluto, firme en disposición a enmendar los errores pasados.
¿El precio empezaba haciéndose el muerto?
- Nunca lo he probado. Enseñadme y hagamos de esta farsa la mejor, para acudir en ayuda de mi sire, a quien le debo explicaciones - expresaba con voz clara, sin lastima por si mismo, como en horas anteriores, entre llantos expresara en modos.
Julián miro a su alrededor, ¿que serviría para tal empresa?. Lo primero era lo primero, acercándose a los cuerpos de las damas desangradas para el disfrute de la bestia, cerro sus ojos con un gesto apenado en su propia faz.
- Lo siento - murmuro, no en vano - Fuisteis presa de la gula de un animal herido, nunca más volverá a suceder - con ello acallo per se, el ultimo restañar de una cadena, que en su mente agarrotaba con fuerza y hundía en lo mas profundo de si, a tan negro animal.
- Señora Paulette, estoy listo. Montemos la escena, hagase en mi vuestra voluntad - hablo, volteandose hacia ella, brazos abiertos en señal de acogida.
Solo una pequeña parte de si, pensó, que si debía morir figuradamente no fuera a mas que con algo clavado en las entrañas, pues de dolores ya conocía el alma mas que el cuerpo propio, y lo que el cuerpo podía soportar, no lo haría así su mente si debía reconfigurar algún recuerdo, como también creía que una vieja vampiro en poder tendría sobre el.
¿El precio empezaba haciéndose el muerto?
- Nunca lo he probado. Enseñadme y hagamos de esta farsa la mejor, para acudir en ayuda de mi sire, a quien le debo explicaciones - expresaba con voz clara, sin lastima por si mismo, como en horas anteriores, entre llantos expresara en modos.
Julián miro a su alrededor, ¿que serviría para tal empresa?. Lo primero era lo primero, acercándose a los cuerpos de las damas desangradas para el disfrute de la bestia, cerro sus ojos con un gesto apenado en su propia faz.
- Lo siento - murmuro, no en vano - Fuisteis presa de la gula de un animal herido, nunca más volverá a suceder - con ello acallo per se, el ultimo restañar de una cadena, que en su mente agarrotaba con fuerza y hundía en lo mas profundo de si, a tan negro animal.
- Señora Paulette, estoy listo. Montemos la escena, hagase en mi vuestra voluntad - hablo, volteandose hacia ella, brazos abiertos en señal de acogida.
Solo una pequeña parte de si, pensó, que si debía morir figuradamente no fuera a mas que con algo clavado en las entrañas, pues de dolores ya conocía el alma mas que el cuerpo propio, y lo que el cuerpo podía soportar, no lo haría así su mente si debía reconfigurar algún recuerdo, como también creía que una vieja vampiro en poder tendría sobre el.
Julián S. de Mendoza- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 58
Fecha de inscripción : 09/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Final o nuevo principio?[Paulette "Paul" Tudor & Julián S. De Mendoza]
Se alistó para hacer lo conveniente, tenía en primera que utilizar un cuerpo para que aparentara ser Sebastián y que sólo quedaran las cenizas de éste. Quemar el hotel no estaba en sus planes, aunque una habitación por qué no. Así podrían pensar que alguien había intentado tapar sus huellas y una estaca sería suficiente para que se confirmaran. Tomó una silla y la rompió formando una perfecta estaca, ahora faltaban los actores. Las dos mujeres serían perfectas para que los demás comprendieran que quizá estaban alimentándose cuando la disputa empezó. Ya la habían visto, así que pensarían que Julián estaba con Domingo, sólo que encontrarían el cuerpo del vampiro neonato con sus ropas y demás objetos personales para que todo cuadrara.
Del anciano, de Domingo no se sabría nada hasta que alguien lo encontrara posteriormente. Tenía que desviarlos de la verdadera pista, pero para eso necesitaba apoyo. Conocía de una bruja que podría ayudarles en ésto, aunque suponía que tendría su precio no importaba. Lo que fuera con tal de confundir a la Inquisición y que su marido estuviera sano y salvo. Casi le daban ganas de darle un golpe a Julián, pero su martirio y su propio acto de contricción lo salvaban de ello. Preparó la habitación, los muebles caídos, como si hubiera sido una gran pelea, el marco físico fue un reflejo de su mente. Todo estaba de acuerdo a lo establecido.
Entonces, pidió a Julián esperara, ocultara los cuerpos de las jóvenes como el suyo y salió a buscar una presa, tras mandar una misiva a la bruja que necesitaba con un chiquillo de la calle, prometiéndole que la persona que recibiría la carta le daría unas monedas más, asegurándose con ello que el mensaje llegaría. No fue difícil encontrar después de eso a su víctima, había demasiados vagabundos ansiosos de comer o incluso, de morir. Así que uno de ellos fue introducido de forma clandestina por una de las puertas traseras y no vigiladas del hotel. La altura y tipo de cabello eran perfectos, así que no tendría el menor de los problemas al hacerlo pasar por Julián, se irían con la finta y para cuando regresaran a la verdad sería demasiado tarde. Habría puesto fuera de su alcance tanto a De Mendoza como a De la Vega. Jugar con la verdad, a eso se dedicaba.
El hombre por órdenes de la vampiresa, intercambió en silencio las apestosas ropas que usaba por las de Julián con mucho gusto, pensando que las conservaría mientras degustaba de su última cena, copiosa y abundante sin hacer demasiadas preguntas por el desorden de la habitación. Mientras le dieran de comer él no diría absolutamente nada. Tras que el vagabundo quedó satisfecho y dormitaba, fue muerto con el hambre que Paulette tenía y su cuerpo cayó en medio de la habitación para el proceso de la transformación y posterior método de muerte por estaca para que todo fuera creíble. Paulette lo hacía sin el menor atisbo de sufrimiento o arrepentimiento, para ella era una labor más para continuar avante su misión, aunque pudiera ser que para Julián fuera diferente.
Tenían que huir lo más rápido posible, pero para eso necesitaría a la bruja. Una vez todo arreglado, tenían una labor más importante. Salir de ahí sin causar mucho revuelo y qué mejor con la segunda parte del plan que Paulette había concebido: prender fuego al hotel, al menos a esa habitación. Que el dueño echara pestes, además era un vampiro lo cual la hacía sonreír por pura maldad porque en alguna ocasión le había visto y sus aires de grandeza le sacaban de quicio. Que berreara y gritara y si tenía pantalones, que fuera a cobrarle al Vaticano. Rió al pensar la cara del Papa cuando supiera de ésto y de que el vampiro quería que pagara. Claro que no lo haría, no era estúpido.
- Todo está listo - miró su obra y asintió, estaba perfecta, las mujeres en un lugar, el cuerpo de "Julián" en otro perfectamente estacado. Los muebles, los ruidos incluso que acababan de hacer - vámonos - echó el aceite de las lámparas en los lugares estratégicos y echó la cerilla para irse con Julián con rapidez... Atrás... la habitación se incendiaba por completo. ¿Se prendería todo el hotel? Imposible decirlo, pero Paulette rogaba porque fuera así, pérdida total. Mataría a dos pájaros de una sola pedrada. Llevó dentro de un carruaje a Julián y se dirigieron juntos a donde la bruja. Esperaba que ésta hubiera recibido el mensaje.
Del anciano, de Domingo no se sabría nada hasta que alguien lo encontrara posteriormente. Tenía que desviarlos de la verdadera pista, pero para eso necesitaba apoyo. Conocía de una bruja que podría ayudarles en ésto, aunque suponía que tendría su precio no importaba. Lo que fuera con tal de confundir a la Inquisición y que su marido estuviera sano y salvo. Casi le daban ganas de darle un golpe a Julián, pero su martirio y su propio acto de contricción lo salvaban de ello. Preparó la habitación, los muebles caídos, como si hubiera sido una gran pelea, el marco físico fue un reflejo de su mente. Todo estaba de acuerdo a lo establecido.
Entonces, pidió a Julián esperara, ocultara los cuerpos de las jóvenes como el suyo y salió a buscar una presa, tras mandar una misiva a la bruja que necesitaba con un chiquillo de la calle, prometiéndole que la persona que recibiría la carta le daría unas monedas más, asegurándose con ello que el mensaje llegaría. No fue difícil encontrar después de eso a su víctima, había demasiados vagabundos ansiosos de comer o incluso, de morir. Así que uno de ellos fue introducido de forma clandestina por una de las puertas traseras y no vigiladas del hotel. La altura y tipo de cabello eran perfectos, así que no tendría el menor de los problemas al hacerlo pasar por Julián, se irían con la finta y para cuando regresaran a la verdad sería demasiado tarde. Habría puesto fuera de su alcance tanto a De Mendoza como a De la Vega. Jugar con la verdad, a eso se dedicaba.
El hombre por órdenes de la vampiresa, intercambió en silencio las apestosas ropas que usaba por las de Julián con mucho gusto, pensando que las conservaría mientras degustaba de su última cena, copiosa y abundante sin hacer demasiadas preguntas por el desorden de la habitación. Mientras le dieran de comer él no diría absolutamente nada. Tras que el vagabundo quedó satisfecho y dormitaba, fue muerto con el hambre que Paulette tenía y su cuerpo cayó en medio de la habitación para el proceso de la transformación y posterior método de muerte por estaca para que todo fuera creíble. Paulette lo hacía sin el menor atisbo de sufrimiento o arrepentimiento, para ella era una labor más para continuar avante su misión, aunque pudiera ser que para Julián fuera diferente.
Tenían que huir lo más rápido posible, pero para eso necesitaría a la bruja. Una vez todo arreglado, tenían una labor más importante. Salir de ahí sin causar mucho revuelo y qué mejor con la segunda parte del plan que Paulette había concebido: prender fuego al hotel, al menos a esa habitación. Que el dueño echara pestes, además era un vampiro lo cual la hacía sonreír por pura maldad porque en alguna ocasión le había visto y sus aires de grandeza le sacaban de quicio. Que berreara y gritara y si tenía pantalones, que fuera a cobrarle al Vaticano. Rió al pensar la cara del Papa cuando supiera de ésto y de que el vampiro quería que pagara. Claro que no lo haría, no era estúpido.
- Todo está listo - miró su obra y asintió, estaba perfecta, las mujeres en un lugar, el cuerpo de "Julián" en otro perfectamente estacado. Los muebles, los ruidos incluso que acababan de hacer - vámonos - echó el aceite de las lámparas en los lugares estratégicos y echó la cerilla para irse con Julián con rapidez... Atrás... la habitación se incendiaba por completo. ¿Se prendería todo el hotel? Imposible decirlo, pero Paulette rogaba porque fuera así, pérdida total. Mataría a dos pájaros de una sola pedrada. Llevó dentro de un carruaje a Julián y se dirigieron juntos a donde la bruja. Esperaba que ésta hubiera recibido el mensaje.
Paulette "Paul" Tudor- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 21/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» Un nuevo comienzo, un nuevo final
» Paulette De la Vega - Paul Tudor
» Un espejo refleja la verdad {Paulette De la Vega / Paul Tudor}
» Memorias [Privado][+18] (Paulette "Paul" Tudor y Domingo De la Vega)
» Aquella noche en la Feria Medieval (Paulette "Paul" Tudor y Celestine Arceneau)
» Paulette De la Vega - Paul Tudor
» Un espejo refleja la verdad {Paulette De la Vega / Paul Tudor}
» Memorias [Privado][+18] (Paulette "Paul" Tudor y Domingo De la Vega)
» Aquella noche en la Feria Medieval (Paulette "Paul" Tudor y Celestine Arceneau)
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour