Sadismo en el bosque (Nereida)

por **Lucy Sanders** Mar Ene 24, 2012 4:38 am

Había ido al bosque para poder sentir la paz de la naturaleza y de sus árboles. Me encantaba estar en lugares como aquellos, la paz que me transmitían era algo por lo que valía la pena levantarse cada mañana.
Bueno, por lo menos uno de los motivos.
Porque también sentía una tremenda libertad, sobre todo porque no estaba allí ni mi hermano, ni mi institutriz, nadie que pudiese restringir mis pasos, ni siquiera algún bandido. Por lo menos no a aquellas horas, pues era muy temprano por la mañana.
Me subí a un árbol para contemplas la vista que se extendía ante mí, canturreando para mis adentros en francés.
Cuando me aburrí, me bajé del árbol y me puse a pasear.
Sí, a pasear...quizás a recoger hierbas para mis pociones o simplemente correr por ahí, asustando los animalillos o cogiendo algún bicho para curarle la pata. Lo que fuese. Así que mis pasos acabaron en el claro del bosque, conmigo arrodillada buscando algunas hierbas. Suerte que aquel día había decidido ponerme un vestido blanco muy sencillo, que me permitía moverme con total libertad. Y el corsé no lo llevaba, por supuesto.

por **Nereida Di Vaarsen** Mar Ene 24, 2012 4:48 am

Estaba de muy mal humor aquella mañana. Nereida había tenido que soportar demasiadas cosas en el transcurso de los últimos días, y eso afectaba profundamente a su ego, que solía ser más grande que ella misma.
Así que fue al bosque para tranquilizarse, la paz de aquel sitio quizás la aydase par serenar sus ánimos.
Pero no fue así. Nereida creía que podría recuperarse fácilmente pero resultó que su mal humor no hizo otra cosa más que ir en aumento. Y eso no tendría por qué ser así, ¡no podía ser así!
O más bien nadie tendría que verla así. Eso podría causarle problemas. Muchos problemas.
Así que se puso a pensar en lo que podría hacer para descargar toda su rabia.
Y muy pronto se le ocurrió una idea. Una grandiosa idea.
La encontró por pura casualidad. Había pasado por un abeto y había oído ruidos, y un débil canto.
Dio un sobresalto y se escondió, acechante como un gato, dispuesta a encontrar al origen de dicho sonido.
Y allí la vio, a una chica de su edad con el pelo enmarañado y arrodillada en el suelo, buscando alguna cosa, fuera la que fuese. Aún así, el aspecto de la chica se le antojó, de algún modo, la cosa más curso de la Tierra. Tenía cierto aire de princesita de cuento de hadas, aún así lo más probable es que fuese una criada.
Perfecto. La usaría para descargar su rabia. Ya se las arreglaría para que no se chivase, aunque no sería demasiado difícil.
Nereida sonrió y cerró los ojos. No quería esperar ni un segundo más, no le gustaba demasiado eso de perder el tiempo.
Pronunció rápidamente un conjuro que paralizaría a la chica y que la echaría para atrás.

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