El bosque oscuro

por **Jane Dunaid** Sáb Sep 29, 2018 11:03 pm

Cuando pasaba el día entre las personas Jane se pensaba que estaba encerrada entre troncos andantes, en un bosque negro. Las personas eran increíblemente recias a encuentros inoportunos al igual que Jane. Esa mañana Jane estaba de observadora entre las personas, paseaba con aire desganado entre las personas, con la mirada perdida, sus ropas estaban completamente emborronadas de lodo oscuro y la gente no paraba de mirar su apariencia y sus cabellos estaban más rojizos que nunca, su tez más pálida que nunca y su maquillaje de kohl descorrido de las líneas inferiores de su ojo dando una apariencia aún mucho más demacrada.

Niños, mujeres y caballeros bien vestidos estaban apartándose, dejándola un buen camino, separados de ella para no contagiarse de su apariencia demacrada y espantosa. Jane pudo ver que la cola de su vestido de noche oscuro estaba arrastrándose por los adoquines de Paris, bien le daba igual. La mañana al estar nublada le acompañaba en su conjunto de aspecto macabro. Podría jurar que estuvo a punto de ser llamada la atención por dos agentes de policía pero estos supersticiosos no llegaron a decirle ni a agarrarla de ninguna manera, la dejaron pasar tal cual, no le dieron motivo para llevarla a comisaría y Jane finalmente consiguió llegar a una plaza apartada en el centro de París, en las calles parisinas justo que estaba a punto de llegar a la catedral.

En un claro de una plaza se sentó en un banco de piedra, inmóvil estaba todavía mirando al horizonte, con la mirada perdida, sin saber mucho porque estaba todavía fijando su mirada hacia ese mismo punto en concreto. Poco después pudo notar en su estado de trance como alguien le clavaba una aguja en el brazo por lo que enseguida entendió que alguien ha debido de seguirla y ahora caía en los brazos de esta persona. Sus recuerdos bien podían ser certeros de que había estado preparando un ritual oscuro muy poderoso y que ella en el camino se había perdido en el camino de vuelta y que ahora por fin podría estar recuperando consciencia y el sentido común. La oscuridad no puede sacarnos de la oscuridad. Solo la luz puede hacerlo. El odio no puede sacarnos del odio. Solo el amor puede hacerlo.

Del seno de la pobreza es de donde por lo común salen la ciencia, el ingenio y los talentos. Homero, poeta inmortal de la Grecia, hizo inmortales a aquellos héroes famosos cuyos nombres, a no ser por él, estarían sepultados en un eterno olvido. Virgilio, Horacio, Erasmo, nacieron en la oscuridad. Entonces ahí estaba Jane, en el interior de una cama de dentro de una residencia secreta que eran conocidos de su madre. La fase de rebeldía se acabaría pronto y su madre se ocuparía de quitarle sus dones oscuros para siempre, pero de momento Jane se quedaría en la cama, quieta y dentro de la residencia secreta para que no haga daño a nadie más.