El juramento oscuro (Privado)

por **Lena Thompson Vilhjálmur** Miér Jul 20, 2011 8:00 pm

Llevaba todo el día ahí cuidando de los niños del orfanato, hacia una semana que se había inscrito como voluntaria para ayudar en el, aquel sitio era un refugio para los niños sin techo y ella se encargaba de entretenerlos durante el día mientras el resto del personal trabajaba en todos los demás aspectos del mantenimiento, aquel sitio pasaba pos una mala racha y ella había tenido trabajo extra haciendo que los pequeños se olvidasen de la hora de la comida mientras el cocinero se encargaba de racionarla ya que aquella crisis también conllevaba una escases de alimentos, sin embargo el divertir a los niños no era tanto problema para ella porque además de que le encantaban tenia a Galería quien era de mucha utilidad en aquellos momentos.

Galería era el espíritu del juez encargado del caso de su hermana, quien había dejado escapar a los culpables a cambio de una fuerte suma de dinero, por alguna razón aquel hombre había llegado a ella después de morir ofreciéndole un trato, si lograba encontrar los 7 pecados capitales encarnados le diría el paradero de su gemela, sin embargo, en algunos momentos se olvidaba del terrible hombre que era y le tomaba un cierto y extraño cariño, momentos como el de aquella tarde en el cual aquel joven gruñón decidió dar un espectáculo a los niños dentro del cuerpo de un muñeco, mientras Lena fingía ser el titiritero que jalaba de sus hilos.

- Bien eso a sido todo por hoy…-comento Lena mirando a su muñequito quien permanecía inmóvil parado frente a ella, Galería era listo y sabia cuando abrir la boca y cuando quedarse callado, en aquellas épocas tan difíciles lo mas probable eran que lo tirasen a la hoguera junto con la pequeña Thompson, esta solamente sonrió al verle y siguió caminando por los pasillos mientras cerraban el lugar, incluso aunque los niños ya estuviesen en la cama todos tenia trabajo por hacer- El orfanato tiene un nuevo dueño sabias?? Hoy a sido vendido- comento desatando las cortinas que cubrían los grandes ventanales, durante la noche era mejor que ese edificio se convirtiese en una fortaleza impenetrable para cualquiera que se acercase, nadie sabia lo que uno se podía encontrar

- Acaso nunca te callas?-pregunto de manera escambrosa una voz que provenía del muñeco- Ya se que estas completamente loca pero no queremos que los demás se den cuanta-prosiguió de manera calmada pero con un tono bajo, ya no había nadie alrededor pero no tenia ganas de arriesgarse a un chapuzón en el fuego de los infiernos antes de obtener un poco de diversión

- Eres un maleducado- contesto la chica mientras sonreía enrollando los cordones en su mano para después guardarlo en uno de los cajones de la mesita que se encontraba al final del pasillo, sin embargo no recibió respuesta por parte de Galería quien volvió a quedarse callado, había dos probables razones para ello, estaba de mal humor por algo y decidió no hablarle mas, lo cual le pasaba muy seguido, o tal vez...- hay alguien cerca??-pregunto casi en un susurro dirigiéndose al muñeco de porcelana quien solo mantuvo en un discreto silencio

por **Darren Ralph** Miér Sep 14, 2011 8:42 pm

¿En qué coño se encontraba absorto cuando decidió meterse como director del jodido orfanato? Los niños abandonados a su suerte ahora formarían parte de su propio viñedo, crías de ganado para alimentarlo con su sangre y miedo. Las niñas que ahora dormían en algún puto rincón de esa vieja construcción solo servirían para satisfacer su libido, pequeñas putas que se encargaría de marcar como suyas. Una tapadera. El Orfanato de Paris que albergaba a los exiliados había caído en sus manos, Darren solo podía ejercer su cargo según sus reglas, donde matar era la única que importaba dentro de ellas. El índice de niños huérfanos iba a decrecer notablemente y, ¿a quién demonios podría importarle la desaparición de los infantes? Cualquiera con una pizca de inteligencia mantendría sus narices fuera. El vampiro dejó de luchar contra esa sonrisa diabólica que tiñó su boca conforme alejaba su cabeza del cuello de una de las dos pequeñas que habían quedado en la habitación, - su habitación -, todo aquél dentro de su territorio le pertenecía ahora. Su rostro se había deformado en la del demonio que era, la sangre bañaba su mandíbula y las gotas escarlata caían. El suelo se alimentaba del veneno, envidiando el gozo que sentía la bestia al observar a las pequeñas. Era su bienvenida, su derecho como director nuevo. ¡Y una mierda! No necesitaba ser el maldito titular de ese orfanato para entrar y alimentarse de quien se le viniera en gana. Antes de esa noche, había entrado furtivamente un par de veces, buscando la sangre mas joven solo por placer. No necesitaba esperar a que las exigencias de su garganta se presentaran para bañarse con sangre. Era un dios, y como buen dios, todo el que se encontrara a su alrededor era juzgado según su juicio. Niños, vírgenes, putas, viudas. ¿Por qué abastecerse específicamente de uno?

Soltó el cuerpo inerte del infante conforme su mano hacía un gesto para atraer a la siguiente presa. Una niña sin gracia que podría convertirse en toda una belleza si el tiempo le sonriera se acercó rodeando el cuerpo de su compañera. En cuanto estuvo frente a él, Darren la liberó de su trance. El horror y grito de auxilio le excitó; mejor que la caricia de una amante. El sexo era entretenido pero sin sangre, sin gritos, sin miedo, sin el horror plasmándose en las paredes que atestiguaban el baile macabro de la muerte era simplemente aburrido. El vampiro tomó a la pequeña como si fuera una muñeca de trapo. Le sonrió de la única forma que sabía, fantasmalmente, con la promesa de que el dolor le abrazaría. Atacó. Sus colmillos desgarraron la piel. No fue una muerte rápida. El corazón era un tambor, la sonata sombría alzaba el vuelo y descendía. Un experto en asesinar cuando así lo quería, no había tocado la vena para matarla sin antes disfrutarla. La sangre le volvía loco, la lengua de Darren era una serpiente probando, saboreando... El sonido hueco del cuerpo cayendo al suelo fue el único aviso de que había terminado. Estaba saciado, en realidad no había tenido sed. Se sentó sobre el escritorio, observando la escena. Era hermosa. Dos pequeñas desnudas, la sangre corriendo libre sobre el suelo. Salió de la habitación, ya encontraría mas tarde a alguien que limpiara su desastre. Después de todo tenía sirvientes que le eran leales. Caminó a través de los pasillos, el susurro, el efluvio de una mujer le golpeó en el rostro. La devoró con la mirada, incluso mientras salía de las sombras. – Es bueno saber que no soy el único adulto despierto. Un juego de palabras que su nueva acompañante no comprendería pero, ¿a quién demonios le importaba?

FDR: {Disculpa la demora! Tarde pero respondí, espero ser mas constante. Gracias por la espera}

por **Lena Thompson Vilhjálmur** Miér Sep 28, 2011 7:10 pm

Sobresaltada la joven bruja giro el rostro tratando de localizar el lugar de donde provenía la voz encontrándose de frente con un joven hombre que emergía de entre las penumbras, los ojos de la muchacha se abrieron con sorpresa al notar el gran tamaño de su acompañante, ella siempre fue más pequeño de lo normal y durante mucho tiempo se consoló a si misma diciendo que on el tiempo crecería y que mientras llegaba el momento usaría tacones para disimularlo. Mala suerte, había heredado los genes de su madre y lo más probable era que se quedase así el resto de su vida.

Después de la sorpresa inicial ante su encuentro una sonrisa plago su rostro mientras llevaba una mano hacia sus labios conteniendo aquella pequeña risita que amenazaba con salir, ciertamente durante el día el lugar estaba lleno de niños pequeños y al terminar el turno podía escuchar claramente a los trabajadores cansados decir cosas como “Esos pequeños demonios por fin se han ido a la cama” Seguro que el era uno de esos que al ocultarse el sol no quería saber nada de los pequeños, se divirtió pensando que era un adinerado hombre gruñón que amaba en secreto a los niños y trataba de ocultarlo bajo una gruesa capa de mal humor, claro, todo aquello eran alucinaciones suyas, ya que aquel hombre no denotaba en su tono de voz molestia o fastidio mas bien… era algo que no podía interpretar correctamente

- Supongo que de vez en cuando los adultos quieren hablar con adultos -comento sin saber exactamente qué hacer, a juzgar por la ropa y la presencia que mostraba aquella persona se trataba de alguien distinguido, lo cual no era tan común en áreas tan marginadas como aquellas, sin embargo, de vez en vez aparecían algunas personas que a pesar de su posición social se tomaban un tiempo para ayudar a aquellos que necesitaban ser salvados.
Una nueva sonrisa apareció en su rostro mientras trataba de imaginar a aquel gran hombre tratando de jugar con los pequeños niños del orfanato, se imaginó que seguramente tendría algunos problemas para sostener a algunos sin que los demás tratasen se subir a sus espaldas y jalar su cabello. Negó con la cabeza al instante, demasiada imaginación por aquel momento, prefería no hacerse ideas raras como era su costumbre

- Es usted también voluntario aquí?-pregunto de manera respetuosa temiendo de ofender a su acompañante con palabras indiscretas al tiempo en el que se giraba para recoger el hermoso cascaron que compro para Galería, sin embargo sus ojos seguían fijos en el, en su acompañante nocturno. Observándolo con más detenimiento podía decir que poseía un aura por demás inquietante, algo en él lo hacía imponente incluso para una persona de su aspecto, incluso podría decirse que era intimidante pero no estaba segura del todo, a pesar de ser una chica y de su pequeño tamaño no solía asustarse fácil, esto se debía a que desde hace un tiempo comenzaba a acostumbrarse a los espíritu que rondaba a su alrededor… “Ten cuidado mi flor blanca” escucho decir en su cabeza, era la voz de galería que trataba de advertirla de un posible peligro

por **Darren Ralph** Dom Oct 02, 2011 6:44 pm

La mirada de un depredador hambriento se posaba sobre el frágil cuerpo. Una y otra vez sus orbes estallaban en llamas ardientes y voraces mientras recorría la silueta de la hembra que prometía continuar con la diversión que se había quedado estancada en esa mierda de habitación. Ciertamente a su verga no le importaba haber poseído a las dos pequeñas cuando se alimentaba, ya se encontraba rugiendo y golpeando contra su prisión en un deliberado intento por atraer la atención. Haberse abierto paso entre las piernas de los infantes no había sido suficiente. Jah. ¿Cuándo era suficiente? No importaba con cuántas vírgenes o mujeres estrechas hubiese yacido, su verga era como su deseo por la sangre, maldita e insaciable. La boca de Darren se torció en una media sonrisa burlesca, muy acorde a la mirada que advertía que en cualquier momento atacaría a su presa. ¿Qué puta madre estaba pensando que todo en su cuerpo parecía convulsionar en risa? El vampiro enarcó una ceja conforme se adentraba a los pensamientos que flotaban en la mente de la desconocida. Las imágenes que revoloteaban estaban lejos de concordar con los de él donde ella sonoramente gemía. – Supongo que de vez en cuando los adultos quieren hacer cosas de adultos. Dio un paso en su dirección, sin molestarse en ocultar la amenaza en el tono de su voz. El Orfanato estaba en completo silencio, nadie se encontraba por los alrededores, a excepción de ellos. Darren se excitó ante la simple idea de verle correr lejos, con gotas de sudor deslizándose libremente a través de su desnuda piel, el eco de sus jadeos elevándose en cada puto rincón de esa vieja construcción. Había escuchado cada una de sus palabras hasta que el silencio se había extendido, hasta que su mirada se había cansado de solo observarle y su mente de recrear diversas formas de devorarle. El pulso en su garganta era un maldito tamborileo que obligaba a su lengua a deslizarse por sus colmillos, como cualquier perro esperando por su premio. Su sonrisa era digno acto de una doncella, pero no se engañaba.

¡Que cojones! Así que era una voluntaria. Si el diablo no estaba retorciéndose en carcajadas ante lo que le esperaba a una mujer bondadosa seguramente se debía a que tenía su culo atorado en algo de mayor índole. Los colmillos de Darren rozaban su lengua en pequeñas laceraciones, el sabor de su sangre y el de sus víctimas se mezclaban adictivamente. La diversión de la que era preso no era por las estupideces que ella imprimía a su cerebro, sino por la forma en que se dirigía fluida y respetuosamente a él. Era un cabrón que se masturbaba ante la menor provocación y, definitivamente el placer que le hacían sentir cuando lo confundían con una persona noble, tan lejos de la verdad donde había crecido entre putas y pobreza, con la avaricia de su padre machacándole; se incluía entre ellas. – En cierta forma. No había necesidad de mentir. Una vez había dejado viva a una monja, ¿por qué no darle la oportunidad a esa mujer? Quizás ella haría entretenido su estancia en el maldito orfanato. Una niña, por más que pudiese guiarse, no podía competir con las manos de una mujer. – Darren Ralph, nuevo director de este ~~mausoleo~~, orfanato. Hizo una pausa mientras daba otro paso, atrapando la mano de ella entre sus garras, inclinándose suavemente para rozar sus caninos sobre su dorso. - ¿Es común verle a estas horas de la noche? Es la primera voluntaria con la que me encuentro, creí que estaba condenadamente solo. ¡Maldición! ¿Quién demonios le había orillado a meter sus narices en un coño que no era suyo? No le pasó desapercibido el muñeco que llevaba consigo. ¿Qué demonios había estado haciendo? ¿Entreteniendo a sus chicos? “¿Qué hay de mí? ¿Me va a entretener?” Su mirada se quedó fijamente en el muñeco, una pregunta sin decir al aire, una fantasía aclamándole; el demonio despertándose...

por **Lena Thompson Vilhjálmur** Mar Oct 11, 2011 7:28 pm

Una sonrisa salió de los labios de la joven bruja, aun cuando ella no entendía correctamente las señales que enviaba galería, si lograba captar algo extraño en el tono de voz de su acompañante, se preguntó a si misma si estaba alucinando o si realmente había un pequeño tono de peligrosidad en aquellas simples palabras, tal vez se estuviese volviendo paranoica. Negó casi imperceptiblemente con la cabeza, probablemente no era nada, solía ser muy confiada con toda la gente sin embargo, se encontraba a altas horas de la noche en el orfanato, todos los alrededores se encontraban en un tétrico silencio el cual solo era roto por el ulular de los búhos y un lejano aullido a la luna, el sentirse algo asustada era probablemente la reacción más común, sin embargo lo que la in quieto es que aquel sentimiento , aunque de una manera muy tenue hubiese hecho mella en su persona, desde hacía bastante tiempo que su cuerpo no tenía esa sensación de estremecimiento ante la presencia de un muerto, y mucho menos de una persona viva…¿o seria tal vez que…? Nuevamente negó para si misma, él estaba ahí parado, hablándole, moviéndose, parecía perfectamente tangible y si colocase la cabeza cerca de su pecho seguro escucharía el latir de un corazón como el de cualquier otro.

Su cabeza estaba tan lejos hundida en cavilaciones sin sentido que las palabras apenas llegaban a sus oídos, sin embargo fue despertada de su ensoñación al sentir el frio tacto de la piel de aquel hombre, era como si el mármol le hubiese dedicado una caricia, y sonrió con ternura al escuchar atentamente lo que él decía.
El que se tratase del nuevo director la había tomado por sorpresa sin embargo no la sorprendió por completo, parecía un hombre distinguido y de alcurnia, con el suficiente dinero para comprar y mantener ese y mucho edificio mas, sin embargo la manera en que se refirió a su soledad derritió por completo cualquier duda y temor, seguramente aquella aura tan irreal se debía a la hermosura de su persona, era común ver hombres apuestos sin embargo el poseía aquel don especial que lo hacía completamente reconocible ante cualquiera, tenía una de esas caras que jamás se olvidan aunque lo desees, sin embargo ese no era su caso, ella quería mantener la imagen de aquella persona en su mente por mucho tiempo, era tan parecido a Lord Patrick Van Der Wood, su padre, que casi podía saborear el olor del perfume de su progenitor, claro, eso no quería decir que se pareciesen en su carácter, de hecho, a penas y había conocido ah… Sir Ralph?? Como debía llamarle, se preguntó inmediatamente, no estaba muy segura, por el momento no mencionaría su nombre hasta que fuese completamente indispensable

- Así es Monsieur, los lunes y miércoles estoy encargada de cerrar y revisar las puertas…- volteo hacia el pasillo vacío encontrándose de frente con la oscuridad de la noche- junto con otras tres personas, sin embargo parece que ya todos terminaron con sus deberes y se han marchado ya a casa, probablemente por eso aún no ha visto a nadie-remarco tratando de darle una esperanza al hombre de no encontrarse solo todos los días, nuevamente dirigió sus ojos hacia la ventana mirando hacia afuera, ya era tarde, sin embargo un carruaje pasaría a buscarla más tarde, siempre llegaba algún tiempo después esos dos días porque era incierta la hora de su salida- Pronto deberé marcharme pero…mientras tanto permítame hacerle compañía-exclamo sonriendo para después reaccionar bruscamente mientras se llevaba las manos a la boca – Lamento mi descortesía!!!!! Aun no me presento!!!...Mi nombre es Lena, Lena Thompson-continuo con una reverencia

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