AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Accidentes en las calles {Tyson}
2 participantes
Página 1 de 1.
Accidentes en las calles {Tyson}
Las calles de París estaban cubiertas por decenas de personas, que caminaban de un lado a otro. Desde personas acaudaladas-como ella- hasta personas pobres. Había más de un méndigo pidiendo limosnas en las aceras, algo que era pasado por alto –o ignorado- por quienes tenían el privilegio de vestir, comer y dormir bien.
Esa era una de las cosas que a ella no le agradaban de París, el como las personas despreciaban a los menos privilegiados. Obviamenten en Amsterdam tambien ocuria lo mismo, sólo que allí no habían tantas personas adineradas y tampoco era una ciudad “cosmopólita” como lo era París.
—¡La Santa Iglesia condena a los herejes!— exclamaba un vendedor de periódicos, mientras caminaba de un lado a otro, con un par de diarios en sus manos. Ya las personas estaban acostumbradas a escuchar acerca de ello. La Iglesia quemaba –o como en muchas ocasiones, torturaban- a todos aquellos a los que se les había acusado de ser herejes.
La joven Vodianova no era una creyente de la brujería ni de todos esos “cuentos de miedo” que solían contar las personas adultas para crearle miedo a los niños. ¿Personas que se alimentaban exclusivamente de sangre? ¡Esos eran más que cuentos!
—¡Que bárbaridad! ¡Dicen que en las colonias inglesas en América han condenado a decenas de mujeres por ser brujas!— exclamaba una mujer, muy bien vestida, a una de sus amigas. Katerina calculó que ellas debían tener unos cincuenta y tantos. Imaginaba que debían ser mujeres ricas, cuyo único oficio era cotillear acerca de lo que ocurria en París.
Vodianova iba tras de ellas, escuchando la conversación de las tres mujeres, suprimiendo sus deseos de reirse ante los comentarios tan tontos de esas señoras. Era una de las pocas veces donde sus padres la dejaban salir sin que sus criadas estuvieran tras de ellas, sino que estas se encontraban comprando algunos víveres para la casa y ella había aprovechado para caminar a solas.
—¡Que horrible! Supongo que aquí en París deben haber mas de una bruja. He escuchado que la señora Bristow práctica la brujeria. Claro, eso es lo que me contó Ann.— cotilleó la otra mujer, negando la cabeza.
Katerina frunció el ceño. ¿Sabían el riesgo en el que estaban involucrando a la tal Señora Bristow? ¿Ella sabían que si una persona las escuchaba e iba a la Iglesia, a esa pobre mujer la irían a buscar, para torturarla o asesinarla? La joven negó la cabeza. Otra razón para detestar la sociedad élitista de París.
Sin darse cuenta, la joven-que iba pensando en todas las cosas en las que esas tres mujeres podían involucrar a sus ”enemigos” con sus lenguas llenas de malicia- tropezó con una roca y calló de bruces al suelo.
—¡Auch!— se quejó Katerina. Por suerte nadie se había percatado de su bochornoso incidente. O al menos eso ella pensaba.
Esa era una de las cosas que a ella no le agradaban de París, el como las personas despreciaban a los menos privilegiados. Obviamenten en Amsterdam tambien ocuria lo mismo, sólo que allí no habían tantas personas adineradas y tampoco era una ciudad “cosmopólita” como lo era París.
—¡La Santa Iglesia condena a los herejes!— exclamaba un vendedor de periódicos, mientras caminaba de un lado a otro, con un par de diarios en sus manos. Ya las personas estaban acostumbradas a escuchar acerca de ello. La Iglesia quemaba –o como en muchas ocasiones, torturaban- a todos aquellos a los que se les había acusado de ser herejes.
La joven Vodianova no era una creyente de la brujería ni de todos esos “cuentos de miedo” que solían contar las personas adultas para crearle miedo a los niños. ¿Personas que se alimentaban exclusivamente de sangre? ¡Esos eran más que cuentos!
—¡Que bárbaridad! ¡Dicen que en las colonias inglesas en América han condenado a decenas de mujeres por ser brujas!— exclamaba una mujer, muy bien vestida, a una de sus amigas. Katerina calculó que ellas debían tener unos cincuenta y tantos. Imaginaba que debían ser mujeres ricas, cuyo único oficio era cotillear acerca de lo que ocurria en París.
Vodianova iba tras de ellas, escuchando la conversación de las tres mujeres, suprimiendo sus deseos de reirse ante los comentarios tan tontos de esas señoras. Era una de las pocas veces donde sus padres la dejaban salir sin que sus criadas estuvieran tras de ellas, sino que estas se encontraban comprando algunos víveres para la casa y ella había aprovechado para caminar a solas.
—¡Que horrible! Supongo que aquí en París deben haber mas de una bruja. He escuchado que la señora Bristow práctica la brujeria. Claro, eso es lo que me contó Ann.— cotilleó la otra mujer, negando la cabeza.
Katerina frunció el ceño. ¿Sabían el riesgo en el que estaban involucrando a la tal Señora Bristow? ¿Ella sabían que si una persona las escuchaba e iba a la Iglesia, a esa pobre mujer la irían a buscar, para torturarla o asesinarla? La joven negó la cabeza. Otra razón para detestar la sociedad élitista de París.
Sin darse cuenta, la joven-que iba pensando en todas las cosas en las que esas tres mujeres podían involucrar a sus ”enemigos” con sus lenguas llenas de malicia- tropezó con una roca y calló de bruces al suelo.
—¡Auch!— se quejó Katerina. Por suerte nadie se había percatado de su bochornoso incidente. O al menos eso ella pensaba.
She dreamed a paradaise
BY EVENLIGHT
Mis Relaciones Correo
Katerina Vodianova- Humano Clase Alta
- Mensajes : 125
Fecha de inscripción : 23/11/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Accidentes en las calles {Tyson}
El Sol bajaba poco a poco, amenazando con desaparecer tarde o temprano por el horizonte, sumiendo a la ciudad en una oscuridad únicamente amenizada por los candiles. Los ciudadanos de París aprovechaban esos últimos rayos de Sol para dar un paseo por las calles más frecuentadas de París. Si ya de por sí se tornaba difícil caminar debido al gentío, aquellas cada vez más pomposas faldas de las mujeres dificultaban los adelantamientos a quien llevase prisa. Afortunadamente, ese no era mi caso.
Desde que había llegado de América, caminaba sin rumbo fijo y vivía sin meta alguna. Creí haberme acostumbrado a la soledad y el vacío que tales hechos conllevaban, pero a veces resultaba difícil aceptarlo.
El hombre de los periódicos gritaba un titular morboso, pero nada novedoso. La caza de brujas había comenzado tiempo atrás en América, donde eran quemadas sin compasión. Algunas veces las brujas reales caían en las zarpas de las autoridades, pero otras eran mujeres inocentes las que pagaban las falsas denuncias de sus vecinos. Bastaba un malentendido para que te condenasen a muerte.
Previamente había pensado en adquirir un ejemplar del periódico, pero no se lucrarían a costa mía dando semejante titular.
De frente a mí, tras un grupo de señoras lujosamente vestidas que cacareaban sin cesar, una joven cuyos rasgos evidenciaban que se trataba de una mujer del Este se aproximaba. Quedé observándola unos segundos, intentando disimular. En América hubiese sido difícil encontrar una mujer de tan significativos rasgos. Piel blanca como el mármol, delgadez excesiva, rubios cabellos y ojos claros. Era toda una novedad para mí en cuanto a mujeres se trataba.
En apenas una décima de segundo la perdí de vista. Las mujeres siguieron caminando, ajenas a su alrededor, y fue entonces cuando me encontré frente a ella. Había caído al suelo, probablemente hubiese tropezado.
- Permitidme, Mademoiselle. - Dije ofreciendo mi mano para ayudarle a incorporarse.
No se trataba de una joven de cualquier clase. La lujosa calidad de sus ropajes evidenciaban que se trataba de alguien de clase alta. Probablemente fuesen telas importadas.
Desde que había llegado de América, caminaba sin rumbo fijo y vivía sin meta alguna. Creí haberme acostumbrado a la soledad y el vacío que tales hechos conllevaban, pero a veces resultaba difícil aceptarlo.
El hombre de los periódicos gritaba un titular morboso, pero nada novedoso. La caza de brujas había comenzado tiempo atrás en América, donde eran quemadas sin compasión. Algunas veces las brujas reales caían en las zarpas de las autoridades, pero otras eran mujeres inocentes las que pagaban las falsas denuncias de sus vecinos. Bastaba un malentendido para que te condenasen a muerte.
Previamente había pensado en adquirir un ejemplar del periódico, pero no se lucrarían a costa mía dando semejante titular.
De frente a mí, tras un grupo de señoras lujosamente vestidas que cacareaban sin cesar, una joven cuyos rasgos evidenciaban que se trataba de una mujer del Este se aproximaba. Quedé observándola unos segundos, intentando disimular. En América hubiese sido difícil encontrar una mujer de tan significativos rasgos. Piel blanca como el mármol, delgadez excesiva, rubios cabellos y ojos claros. Era toda una novedad para mí en cuanto a mujeres se trataba.
En apenas una décima de segundo la perdí de vista. Las mujeres siguieron caminando, ajenas a su alrededor, y fue entonces cuando me encontré frente a ella. Había caído al suelo, probablemente hubiese tropezado.
- Permitidme, Mademoiselle. - Dije ofreciendo mi mano para ayudarle a incorporarse.
No se trataba de una joven de cualquier clase. La lujosa calidad de sus ropajes evidenciaban que se trataba de alguien de clase alta. Probablemente fuesen telas importadas.
- Spoiler:
- Tyson J. Donovan ;;;
Tyson J. Donovan- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 48
Fecha de inscripción : 11/02/2012
Re: Accidentes en las calles {Tyson}
Katerina observó sus manos por unos instantes. Gracias al cielo no se había hecho daño, pero lamentablemente alguien había sido testigo de su bochornoso incidente. La mano de un joven se había colocado frente a ella y eso hizó que las mejillas porcelana de Adrianne se tiñaran de rosa, debido a la vergüenza de haber caído en una calle tan pública como esa.
"Tonta, tonta, tonta" se dijo mentalmente, mordiendose los labios y aceptando la mano del amable joven. Si su instructora en Amsterdam hubiese estado presente, le abría dado un ataque. ¿Una señorita cae al suelo? ¿Por estar sumergida en sus pensamientos? ¡Eso era algo inaceptable.
Katerina siempre sufría uno que otro accidente cuando se sumergía en sus pensamientos. Lamentablemente eso era una "actividad continua". Ella era demasiado fantasiosa e ingenua, ademas de despistada. Se perdía constantemente en sus pensamientos, logrando que cometiera errores muy a menudo y a su vez, ganandose los regaños de sus instructoras y de su madre.
La señora Vodianova soñaba por que su hija fuera como las demas chicas de la corte fráncesa. Que se mezclara entre ellas, que hiciera fiestas y que celebrara en sus jardines tardes de té. Pero su hija no era de esa manera. A Katerina le disgutaba el socializar con personas que sólo tuvieran en su cabeza "lo lindo que era su vestido" o sobre "lo grandioso que sería casarse con uno de los principes".
—¡Gracias, mercier! agradeció la chica. Ella no conocía su nombre, asi que decidió llamarlo por el sufijo fránces "mercier". La joven Vodianova se obligó a sonreir, despues de todo, ya el bochorno estaba echo. No había nada que pudiera hacer para evitar la vergüeza pasada. Lo peor de todo era que el que lo había presenciado era un apuesto joven, el mismo que la había ayudado a colocarse de pie.
—Lo lamento, yo estaba... comenzó titubeante perdida en mis pensamientos acerca de la caza de brujas. admitió, sacudiendo la falda de su vestido azul cielo. El color del vestido resaltaba el color de sus ojos, o eso le había dicho una de sus empleadas. —Gracias por ayudarme, mercier... ella no estaba segura si era una falta de respeto, pero se atrevió a preguntarle su nombre ¿Cómo se llama, mercier? cuestionó, con una media sonrisa en su rostro.
"Tonta, tonta, tonta" se dijo mentalmente, mordiendose los labios y aceptando la mano del amable joven. Si su instructora en Amsterdam hubiese estado presente, le abría dado un ataque. ¿Una señorita cae al suelo? ¿Por estar sumergida en sus pensamientos? ¡Eso era algo inaceptable.
Katerina siempre sufría uno que otro accidente cuando se sumergía en sus pensamientos. Lamentablemente eso era una "actividad continua". Ella era demasiado fantasiosa e ingenua, ademas de despistada. Se perdía constantemente en sus pensamientos, logrando que cometiera errores muy a menudo y a su vez, ganandose los regaños de sus instructoras y de su madre.
La señora Vodianova soñaba por que su hija fuera como las demas chicas de la corte fráncesa. Que se mezclara entre ellas, que hiciera fiestas y que celebrara en sus jardines tardes de té. Pero su hija no era de esa manera. A Katerina le disgutaba el socializar con personas que sólo tuvieran en su cabeza "lo lindo que era su vestido" o sobre "lo grandioso que sería casarse con uno de los principes".
—¡Gracias, mercier! agradeció la chica. Ella no conocía su nombre, asi que decidió llamarlo por el sufijo fránces "mercier". La joven Vodianova se obligó a sonreir, despues de todo, ya el bochorno estaba echo. No había nada que pudiera hacer para evitar la vergüeza pasada. Lo peor de todo era que el que lo había presenciado era un apuesto joven, el mismo que la había ayudado a colocarse de pie.
—Lo lamento, yo estaba... comenzó titubeante perdida en mis pensamientos acerca de la caza de brujas. admitió, sacudiendo la falda de su vestido azul cielo. El color del vestido resaltaba el color de sus ojos, o eso le había dicho una de sus empleadas. —Gracias por ayudarme, mercier... ella no estaba segura si era una falta de respeto, pero se atrevió a preguntarle su nombre ¿Cómo se llama, mercier? cuestionó, con una media sonrisa en su rostro.
She dreamed a paradaise
BY EVENLIGHT
Mis Relaciones Correo
Katerina Vodianova- Humano Clase Alta
- Mensajes : 125
Fecha de inscripción : 23/11/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Accidentes en las calles {Tyson}
Percibí un intenso rubor en las mejillas de la joven. Supuse que se estaría recriminando a sí misma su torpeza, por lo que decidí sonreír afablemente, quitando importancia al asunto, puesto que en realidad carecía de ella. Sin embargo, las jóvenes de clase alta daban demasiada importancia a las apariencias, por lo que de seguro creería haber quedado humillada ante los ojos de un caballero. Nada más lejos de la realidad. Yo había aprendido, en mi época americana, a apreciar a las mujeres por sus pequeños defectos, los cuales les hacían únicas. El ideal francés era demasiado estricto, sumiendo a sus ciudadanas féminas en un estrecho comportamiento a seguir, no cediendo rienda suelta a su verdadera personalidad y a sus peculiaridades, las cuales eran, de hecho, los detalles más bellos de las mujeres.
- Gracias a vos por concederme el placer de ayudarle - contesté con una educada inclinación de cabeza.
La joven se irguió y sonrió tratando de parecer sincera, pero se evidenciaba la humillación que sentía por dentro. Le correspondí a su avergonzada, aunque bella, sonrisa por un breve instante y acto seguido solté su mano, pues seguir manteniéndola habría podido ser interpretada cono una inoportuna intención oculta.
- No debéis disculparos por algo tan maravilloso como lo es el pensar. ¿Qué sería del ser humano sin esa capacidad? - le reprendí con suavidad con la pregunta retórica. - Entiendo que ese desafortunado tema ocupe vuestros pensamientos, Mademoiselle. He de reconocer que también enturbia los míos.
Reservé mi opinión para mí mismo. No habría sido diplomático darla sin que ella la hubiese reclamado. Además, cabía la posibilidad de que no estuviese de acuerdo con mi punto de vista, por lo que podría suponer un cortés enfrentamiento de creencias. Nunca se deben cuestionar los principios de otra persona. De hecho, no cabría esperar otra cosa de aquella bella joven que el estar a favor de la Iglesia y de sus crímenes indiscriminados contra inocentes.
- Tyson James Donovan a su servicio, Mademoiselle - contesté antes de realizar una reverencia. - Me haría un hombre dichoso si me concediese el honor de conocer su nombre.
Dicho esto, le ofrecí mi brazo para pasear.
- Gracias a vos por concederme el placer de ayudarle - contesté con una educada inclinación de cabeza.
La joven se irguió y sonrió tratando de parecer sincera, pero se evidenciaba la humillación que sentía por dentro. Le correspondí a su avergonzada, aunque bella, sonrisa por un breve instante y acto seguido solté su mano, pues seguir manteniéndola habría podido ser interpretada cono una inoportuna intención oculta.
- No debéis disculparos por algo tan maravilloso como lo es el pensar. ¿Qué sería del ser humano sin esa capacidad? - le reprendí con suavidad con la pregunta retórica. - Entiendo que ese desafortunado tema ocupe vuestros pensamientos, Mademoiselle. He de reconocer que también enturbia los míos.
Reservé mi opinión para mí mismo. No habría sido diplomático darla sin que ella la hubiese reclamado. Además, cabía la posibilidad de que no estuviese de acuerdo con mi punto de vista, por lo que podría suponer un cortés enfrentamiento de creencias. Nunca se deben cuestionar los principios de otra persona. De hecho, no cabría esperar otra cosa de aquella bella joven que el estar a favor de la Iglesia y de sus crímenes indiscriminados contra inocentes.
- Tyson James Donovan a su servicio, Mademoiselle - contesté antes de realizar una reverencia. - Me haría un hombre dichoso si me concediese el honor de conocer su nombre.
Dicho esto, le ofrecí mi brazo para pasear.
- Spoiler:
- Tyson J. Donovan ;;;
Tyson J. Donovan- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 48
Fecha de inscripción : 11/02/2012
Re: Accidentes en las calles {Tyson}
La joven asintió ante la respuesta del joven. Si, pensar era algo maravilloso, algo que a ella le encantaba. No había nada mejor que sentarse con su padre, a jugar una partida de ajedrez, mientras debatían-de manera educada- acerca de los eventos que ocurrían a diario en la ciudad. En esas partidas, Katerina tenía que poner todo su esfuerzo mental, para saber que jugada practicar, y así evitar que su padre le ganase.
Para su madre, esas partidas de ajedrez era una pérdida de tiempo. “Una joven señorita debe estar ocupada en como agradarle a un joven de buena familia, en vez de estar perdiendo su valioso tiempo en juegos que no harán nada”. Katerina ya se sabía al pie de la letra las palabras que diría su madre. Algunas veces-bromeando (de manera educada, por supuesto) le ayudaba a su madre a completarlas.
Pero a Vodianova no le gustaban esas palabras de su madre. ¿Acaso pensar la hacía ver menos atractiva ante los ojos de los hombres? Muchas veces se decía a sí misma, que si hubiese nacido como un joven, ella se hubiese interesado por una chica que utilizara la cabeza más a menudo. Que no sólo le importase el que utilizar al día siguiente, sino que comentase acerca de lo que ocurría a su alrededor, de manera objetiva y no sólo dejándose llevar por los cotilleos de los demás.
Pero claro, ella era una chica y ella debía hacerle caso a su madre. Aunque no le agradase para nada.
—No estoy de acuerdo con que la Iglesia condene a esas pobres personas, sin tener pruebas algunas…— Katerina mordió su lengua y se calló de inmediato. Ella estaba hablando de la Iglesia, en medio de una calle pública. Si su madre estuviera en esos instantes, le abría pegado un pisotón y se abría asegurado de que jamás volviera a salir sola.
¿Cómo se le ocurría comenzar a hablar sobre las decisiones de la Iglesia en una calle? ¡La podían acusar de hereje! Toda aquella persona que no estuviera de acuerdo a las decisiones de la Iglesia era condenada, y ella por supuesto, no deseaba ser descomulgada y mucho menos torturada hasta la muerte.
—Lo lamento, yo no debí decir eso. No soy quien para opinar sobre esos asuntos. murmuró, sonriendo de manera tímida, mientras observaba al apuesto joven frente a ella. A ella le hubiese gustado hablar con otra persona-que no fuera su padre- sobre asuntos del estado, pero desgraciadamente, no le era permitido. Las personas que visitaban su hogar eran hombres mayores, y su padre-siendo tan protector- evitaba que ella estuviese a la vista de ellos. Ante las preguntas de Katerina del por qué no podía presentarse y escuchar las opiniones de los señores, él le respondía que la protegía de un compromiso no deseado con un viejo noble. Eso, sin duda alguna, la hacía desistir a la idea de asistir a una de esas “reuniones entre hombres de negocio”.
—Es un gusto conocerle, Mercier Donovan— replicó la joven, haciendo una leve reverencia. Katerina sonrió amigablemente ante las palabras del joven, antes de aceptar su brazo y comenzar a caminar a un lado de él. —Katerina Vodianova, mercier— respondió la chica, con una sonrisa de lado.
Para su madre, esas partidas de ajedrez era una pérdida de tiempo. “Una joven señorita debe estar ocupada en como agradarle a un joven de buena familia, en vez de estar perdiendo su valioso tiempo en juegos que no harán nada”. Katerina ya se sabía al pie de la letra las palabras que diría su madre. Algunas veces-bromeando (de manera educada, por supuesto) le ayudaba a su madre a completarlas.
Pero a Vodianova no le gustaban esas palabras de su madre. ¿Acaso pensar la hacía ver menos atractiva ante los ojos de los hombres? Muchas veces se decía a sí misma, que si hubiese nacido como un joven, ella se hubiese interesado por una chica que utilizara la cabeza más a menudo. Que no sólo le importase el que utilizar al día siguiente, sino que comentase acerca de lo que ocurría a su alrededor, de manera objetiva y no sólo dejándose llevar por los cotilleos de los demás.
Pero claro, ella era una chica y ella debía hacerle caso a su madre. Aunque no le agradase para nada.
—No estoy de acuerdo con que la Iglesia condene a esas pobres personas, sin tener pruebas algunas…— Katerina mordió su lengua y se calló de inmediato. Ella estaba hablando de la Iglesia, en medio de una calle pública. Si su madre estuviera en esos instantes, le abría pegado un pisotón y se abría asegurado de que jamás volviera a salir sola.
¿Cómo se le ocurría comenzar a hablar sobre las decisiones de la Iglesia en una calle? ¡La podían acusar de hereje! Toda aquella persona que no estuviera de acuerdo a las decisiones de la Iglesia era condenada, y ella por supuesto, no deseaba ser descomulgada y mucho menos torturada hasta la muerte.
—Lo lamento, yo no debí decir eso. No soy quien para opinar sobre esos asuntos. murmuró, sonriendo de manera tímida, mientras observaba al apuesto joven frente a ella. A ella le hubiese gustado hablar con otra persona-que no fuera su padre- sobre asuntos del estado, pero desgraciadamente, no le era permitido. Las personas que visitaban su hogar eran hombres mayores, y su padre-siendo tan protector- evitaba que ella estuviese a la vista de ellos. Ante las preguntas de Katerina del por qué no podía presentarse y escuchar las opiniones de los señores, él le respondía que la protegía de un compromiso no deseado con un viejo noble. Eso, sin duda alguna, la hacía desistir a la idea de asistir a una de esas “reuniones entre hombres de negocio”.
—Es un gusto conocerle, Mercier Donovan— replicó la joven, haciendo una leve reverencia. Katerina sonrió amigablemente ante las palabras del joven, antes de aceptar su brazo y comenzar a caminar a un lado de él. —Katerina Vodianova, mercier— respondió la chica, con una sonrisa de lado.
She dreamed a paradaise
BY EVENLIGHT
Mis Relaciones Correo
Katerina Vodianova- Humano Clase Alta
- Mensajes : 125
Fecha de inscripción : 23/11/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour