AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Travesía: La búsqueda de Padre.
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Travesía: La búsqueda de Padre.
Transcuerrieron un par de meses desde que Keira se instaló en casa del vampiro cuando a Ash se le iluminaron los ojos con un destello de perspicacia. La idea más absurda pero a la vez más brillante y lógica había acudido a él en los momentos de mayor confusión para un ser que no sabía de qué debía proteger a la mujer que amaba. Se alzó raudo en mita de la noche, tumbando la gran piedra de su ataud al suelo con un gran estruendo que sacudió los cimientos. Arrancó con algo de dificultad las cadenas de la puerta, pues se encontraba débil, abrió la puerta y bajó corriendo hacia su despacho. Con una sonrisa avariciosa en la cara, abrió el gran armario que allí había y comenzó a lanzar toda ropa que tenía al suelo para terminar sacando del fondo una maleta de cuero donde comenzó a guardar todo el equipaje posible, aunque mayormente era ropa.
Antes de salir del habitáculo, se vistió con sus siempre típicos pantalones negros, camisa ancha blanca y un pequeño chaleco de color negro que llevaba desabrochado. Subió las escaleras y abrió la puerta de Keira sin la más mínima delicadeza -¡Despierta, ricura! No hay tiempo para que el sol acaricie tu piel en esta fría mansión un día más... ¡Y qué decir de que acaricie la mía!- hablaba alegre, como si se hubiese vuelto loco de pronto. Con un yesquero comenzó a encender todas las velas que había por la casa para que estuvieran bien iluminada -¡Vamos, Keira!- gritaba desde el piso inferior -¡Espero que eches de menos el viajecito de cuando eras pequeña, porque nos aguarda una laaaaarga travesía!- decía mientras guardaba comida en otra maleta de la misma piel cara en la que había guardado su equipaje. Nervioso, volvió a subir las escaleras -Escúchame- se sentó en la cama sin importarle lo más mínimo si Keira hubiese estado desnuda o si se hubiese posado sobre el pequeño gato -He estado pensando estos meses sobre qué clase de cosas estaría realmente intentando hacer Norbert. Había oido el tema del Grial antiguamente, pero no lo conozco con exactitud... sé que tiene que ver con un humano y sangre de ambas especies, licántropos y vampiros... pero es una gran necesidad para mí conocer los detalles de ese ritual, debemos saber a qué nos enfrentamos- suspiró -Sé que es precipitado, pero tenemos que coger un barco cuanto antes. Tenemos que marchar a Inglaterra, oí pasadas historias sobre extrañas catacumbas bajo su suelo, quizá allí encontremos respuestas.- calló para que ella preguntara, pero su emoción no le dejó a la chica espacio para replicar -Hemos de buscar a más, más de mis hermanos y hermanas, quizá ellos sepan algo más... quizá los más antiguos sepan a qué se refería ese chiflado. Hay varios clanes esparcidos por el mundo, varios tipos de familias. Algunos están más cuerdos que otros, otros más locos por contra partida, otros son más tratables y otros se esconden como ratas en las más sucias cloacas... Mentalízate y prepárate, porque seguramente será más peligroso que ponerte desnuda frente a Norbert.- se levantó de la cama y se dirigió a la puerta, pero antes se giró lo suficiente para poder mirarla una vez más -Y no te vuelvas a confundir- dijo más calmado esta vez -Me importa mucho tu seguridad... pero tengo la certeza de que si encontramos la información que buscamos, podremos con él y los suyos sin tener que temerle...- calló entonces, reflexionando sobre si no se estaría equivocando en llevar a Keira con él, pero tampoco podía hacer otra cosa. Uno de los Ghouls los acompañarían también para que la chica estuviese a salvo durante el día -Date prisa, partimos hacia el puerto en cuanto estés lista... Decide qué hacer con el bicho pequeño- terminó de decir antes de alejarse de la habitación para que la chica arreglase lo que fuera necesario, pero no tenían mucho tiempo. Quizá tuviesen suerte y pudiesen pescar un barco mercante a punto de partir... o quizá incluso con algunos inmigrantes a otras tierras. El plan podía resultar perfecto y no estaba dispuesto a pasar un minuto más con Keira cerca de las garras de De Niro, ni un minuto más con ella a su alcance...
Antes de salir del habitáculo, se vistió con sus siempre típicos pantalones negros, camisa ancha blanca y un pequeño chaleco de color negro que llevaba desabrochado. Subió las escaleras y abrió la puerta de Keira sin la más mínima delicadeza -¡Despierta, ricura! No hay tiempo para que el sol acaricie tu piel en esta fría mansión un día más... ¡Y qué decir de que acaricie la mía!- hablaba alegre, como si se hubiese vuelto loco de pronto. Con un yesquero comenzó a encender todas las velas que había por la casa para que estuvieran bien iluminada -¡Vamos, Keira!- gritaba desde el piso inferior -¡Espero que eches de menos el viajecito de cuando eras pequeña, porque nos aguarda una laaaaarga travesía!- decía mientras guardaba comida en otra maleta de la misma piel cara en la que había guardado su equipaje. Nervioso, volvió a subir las escaleras -Escúchame- se sentó en la cama sin importarle lo más mínimo si Keira hubiese estado desnuda o si se hubiese posado sobre el pequeño gato -He estado pensando estos meses sobre qué clase de cosas estaría realmente intentando hacer Norbert. Había oido el tema del Grial antiguamente, pero no lo conozco con exactitud... sé que tiene que ver con un humano y sangre de ambas especies, licántropos y vampiros... pero es una gran necesidad para mí conocer los detalles de ese ritual, debemos saber a qué nos enfrentamos- suspiró -Sé que es precipitado, pero tenemos que coger un barco cuanto antes. Tenemos que marchar a Inglaterra, oí pasadas historias sobre extrañas catacumbas bajo su suelo, quizá allí encontremos respuestas.- calló para que ella preguntara, pero su emoción no le dejó a la chica espacio para replicar -Hemos de buscar a más, más de mis hermanos y hermanas, quizá ellos sepan algo más... quizá los más antiguos sepan a qué se refería ese chiflado. Hay varios clanes esparcidos por el mundo, varios tipos de familias. Algunos están más cuerdos que otros, otros más locos por contra partida, otros son más tratables y otros se esconden como ratas en las más sucias cloacas... Mentalízate y prepárate, porque seguramente será más peligroso que ponerte desnuda frente a Norbert.- se levantó de la cama y se dirigió a la puerta, pero antes se giró lo suficiente para poder mirarla una vez más -Y no te vuelvas a confundir- dijo más calmado esta vez -Me importa mucho tu seguridad... pero tengo la certeza de que si encontramos la información que buscamos, podremos con él y los suyos sin tener que temerle...- calló entonces, reflexionando sobre si no se estaría equivocando en llevar a Keira con él, pero tampoco podía hacer otra cosa. Uno de los Ghouls los acompañarían también para que la chica estuviese a salvo durante el día -Date prisa, partimos hacia el puerto en cuanto estés lista... Decide qué hacer con el bicho pequeño- terminó de decir antes de alejarse de la habitación para que la chica arreglase lo que fuera necesario, pero no tenían mucho tiempo. Quizá tuviesen suerte y pudiesen pescar un barco mercante a punto de partir... o quizá incluso con algunos inmigrantes a otras tierras. El plan podía resultar perfecto y no estaba dispuesto a pasar un minuto más con Keira cerca de las garras de De Niro, ni un minuto más con ella a su alcance...
Ash Ravnos- Vampiro Clase Alta
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Re: Travesía: La búsqueda de Padre.
Habían pasado un par de meses desde que conocí toda la verdad sobre el hombre que me acompañaba y protegía en cada momento. Había llevado esa verdad lo mejor que había podido e intenté no sulfurarme para no acabar dándome por vencida, y es que era difícil ver como el joven se debilitaba poco a poco al no querer beber sangre mientras yo viviese con el. Muchas veces había estado a punto de decirle que lo hiciese, pero el simple hecho de pensar en que podía oír continuamente los gritos de las personas desesperadas hacían que mudase y esperase otro día mas. Poco a poco empecé a sentirme una molestia en el hogar. Me sentí apurada por los malos ratos que le hacia pasar al muchacho y por ello, pasé la mayor parte del tiempo con Atem en la habitación que me correspondía. Y es que no podía volver al lugar donde vivía, Norbet no había vuelto a aparecer y cada vez estaba más convencida de que acabaríamos envueltos en una nueva batalla sin saber exactamente los fines a los que el hombre quería llegar. A pesar de la presencia de los que se habían convertido en los guardianes que velaban por mi cada noche, no podía dejar de sentirme insegura, y temía por Ash…
Me encontraba sumida en sueños, dormida entre las suaves sabanas de seda con el gatito entre mis brazos, cuando algo me sobresaltó haciendo que me despertase y gritase en un mismo momento. Era Ash, que me obligaba a despertarme a altas horas de la noche. Me tapé rápidamente con las sabanas, pues aunque no estuviese completamente desnuda, era de vergüenza que un hombre me viese en paños menores…aunque hubiese visto más de la cuenta alguna vez. El joven bajó al piso de abajó y parecía moverse como loco. Yo tenía un sueño increíble, pues me costaba dormir a veces, así que volví a tumbarme y cerrar los ojos –Que tú por la noche no puedas dormir no significa que yo tampoco pueda…- Poco tardó el vampiro en volver a subir y entrar a la estancia, para sentarse a los pies de la cama. Ira sorprendente ver como era indiferente para el muchacho la relación que tuviésemos, pero yo por si acaso, volví a taparme con la sabana. Comenzó a comentar los planes que rondaban por su cabeza y estaba seguro de querer ponerlos en práctica. Me pareció demasiado precipitado ¿Un viaje? ¿Ahora? ¿Para que?, quise solventar las preguntas que tenía, pero el joven siguió hablando, emocionado. Yo por mi parte, mientras le escuchaba, recogí las piernas para colocar el codo sobre una de ellas y posar la cabeza en mi mano, mirándole con cara de indiferencia para que entendiese lo que quería decirle. Pues estaba convencida de que aunque me negase, acabaríamos haciendo ese viaje, y cuanto antes de marchase y me dejase vestirme, mas rápido se efectuaría. Asombrosamente, el joven hizo caso omiso de mi rostro y siguió hablando, nervioso, por lo que le di una patada juguetona en la espalda para indicarle que se marchase.
El joven acabó por salir de la habitación, decidido pues, a viajar a lugares que yo jamás había conocido y no me había atrevido a pensar que lo haría. Ni que decir tenia que Atem iría donde yo fuese. Había aumentado el cariño que sentía por el, y aquellas noches en las que no me atrevía a bajar a ver al muchacho por si se encontraba con demasiada necesidad e sangre, había significado para mi una compañía curiosa, y juguetona. Cuando me habia asegurado de que Ash ya se encontraba lejos de la habitación, pensé detenidamente en lo que estaba por venir, muchos peligros, probablemente; pero un viaje, un viaje, muchos viajes, libertad, aquello con lo que había soñado ¡Que alegría! No pude evitar dar un par de saltos sobre la cama como si fuese una niña, para terminar por ponerme en pie, vestirme con lo que mas a mano tenia y llenar un gran bolso con varias mudas, el libro que aun estaba por leer y poner a Atem encima de tal revoltijo.
Poco tarde en bajar las escaleras a toda prisa en busca de Ash. Cuando comprobé que todo estaba listo para nuestra partida –luces pagadas, cortinas corridas, armarios vacios etc-salí para atravesar el jardín y dar a la calle, esperando que el joven me siguiese. Podía decir que cada vez que le veía más débil le encontraba, y por lo tanto, más culpable me sentía. En los dos meses transcurridos cambié mi forma de verle, lo noté. Sentía que le amaba, que le quería y que no iba a consentir que nada le ocurriese, pero sabía perfectamente que eso no corría de mi mano. Cada vez temía más que no pudiese protegerme y que yo no pudiese devolverle el favor. Comencé a interesarme por su estado de cada día sin llegar a mostrarme demasiado pesada, para no agobiarle. Incluso llegué a pensar que si todo seguía igual, que si nuestra relación volvía a tener un momento intimo y si el seguía débil, estaría dispuesta a darle mi sangre, aunque eso me dejase aun mas indispuesta. Cuando nos dispusimos a partir como sobras en la noche, quise entablar una conversación, procurando no ser mas carga de la que ya era -¿Y a donde vamos entonces? ¿Son vampiros a los que conoces? ¿Y si no son como tu? ¿Y si intentan…?- la simple idea de conocer a mas vampiros me atemorizaba y a la vez me daba curiosidad. Estaba comprobado que los hombres vampiros poseían una belleza propia y una capacidad de atracción increíble ¿Y las mujeres? ¿Serian todo lo contrario a la sociedad? ¿Fuertes y firmes? A la vez que me preguntaba todo aquello, seguía temiendo por el futuro del joven si seguía débil y apagado -¿Ash…tu estas bien?-
Me encontraba sumida en sueños, dormida entre las suaves sabanas de seda con el gatito entre mis brazos, cuando algo me sobresaltó haciendo que me despertase y gritase en un mismo momento. Era Ash, que me obligaba a despertarme a altas horas de la noche. Me tapé rápidamente con las sabanas, pues aunque no estuviese completamente desnuda, era de vergüenza que un hombre me viese en paños menores…aunque hubiese visto más de la cuenta alguna vez. El joven bajó al piso de abajó y parecía moverse como loco. Yo tenía un sueño increíble, pues me costaba dormir a veces, así que volví a tumbarme y cerrar los ojos –Que tú por la noche no puedas dormir no significa que yo tampoco pueda…- Poco tardó el vampiro en volver a subir y entrar a la estancia, para sentarse a los pies de la cama. Ira sorprendente ver como era indiferente para el muchacho la relación que tuviésemos, pero yo por si acaso, volví a taparme con la sabana. Comenzó a comentar los planes que rondaban por su cabeza y estaba seguro de querer ponerlos en práctica. Me pareció demasiado precipitado ¿Un viaje? ¿Ahora? ¿Para que?, quise solventar las preguntas que tenía, pero el joven siguió hablando, emocionado. Yo por mi parte, mientras le escuchaba, recogí las piernas para colocar el codo sobre una de ellas y posar la cabeza en mi mano, mirándole con cara de indiferencia para que entendiese lo que quería decirle. Pues estaba convencida de que aunque me negase, acabaríamos haciendo ese viaje, y cuanto antes de marchase y me dejase vestirme, mas rápido se efectuaría. Asombrosamente, el joven hizo caso omiso de mi rostro y siguió hablando, nervioso, por lo que le di una patada juguetona en la espalda para indicarle que se marchase.
El joven acabó por salir de la habitación, decidido pues, a viajar a lugares que yo jamás había conocido y no me había atrevido a pensar que lo haría. Ni que decir tenia que Atem iría donde yo fuese. Había aumentado el cariño que sentía por el, y aquellas noches en las que no me atrevía a bajar a ver al muchacho por si se encontraba con demasiada necesidad e sangre, había significado para mi una compañía curiosa, y juguetona. Cuando me habia asegurado de que Ash ya se encontraba lejos de la habitación, pensé detenidamente en lo que estaba por venir, muchos peligros, probablemente; pero un viaje, un viaje, muchos viajes, libertad, aquello con lo que había soñado ¡Que alegría! No pude evitar dar un par de saltos sobre la cama como si fuese una niña, para terminar por ponerme en pie, vestirme con lo que mas a mano tenia y llenar un gran bolso con varias mudas, el libro que aun estaba por leer y poner a Atem encima de tal revoltijo.
Poco tarde en bajar las escaleras a toda prisa en busca de Ash. Cuando comprobé que todo estaba listo para nuestra partida –luces pagadas, cortinas corridas, armarios vacios etc-salí para atravesar el jardín y dar a la calle, esperando que el joven me siguiese. Podía decir que cada vez que le veía más débil le encontraba, y por lo tanto, más culpable me sentía. En los dos meses transcurridos cambié mi forma de verle, lo noté. Sentía que le amaba, que le quería y que no iba a consentir que nada le ocurriese, pero sabía perfectamente que eso no corría de mi mano. Cada vez temía más que no pudiese protegerme y que yo no pudiese devolverle el favor. Comencé a interesarme por su estado de cada día sin llegar a mostrarme demasiado pesada, para no agobiarle. Incluso llegué a pensar que si todo seguía igual, que si nuestra relación volvía a tener un momento intimo y si el seguía débil, estaría dispuesta a darle mi sangre, aunque eso me dejase aun mas indispuesta. Cuando nos dispusimos a partir como sobras en la noche, quise entablar una conversación, procurando no ser mas carga de la que ya era -¿Y a donde vamos entonces? ¿Son vampiros a los que conoces? ¿Y si no son como tu? ¿Y si intentan…?- la simple idea de conocer a mas vampiros me atemorizaba y a la vez me daba curiosidad. Estaba comprobado que los hombres vampiros poseían una belleza propia y una capacidad de atracción increíble ¿Y las mujeres? ¿Serian todo lo contrario a la sociedad? ¿Fuertes y firmes? A la vez que me preguntaba todo aquello, seguía temiendo por el futuro del joven si seguía débil y apagado -¿Ash…tu estas bien?-
Keira Brandford- Humano Clase Baja
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Re: Travesía: La búsqueda de Padre.
Todo estaba ya preparado para la partida, solo faltaba Keira. La chica apresuró y no tardó demasiado en descender por las escaleras con un bolso a cuestas, donde el gatito asomaba la cabeza -Veo que hay un polizón- sonrió -Espero que te guste recorrer largas distancias y que no te marees en barcos, pequeñín- le acarició con un dedo la cabecita, terminando de cargar también con su propio equipaje.
Salió de la mansión directamente hacia el carruaje que siempre estaba preparado para cualquier salida necesaria. A falta de cochero, Ash se dirigió a uno de los Ghouls para ordenarle que se encargara de ese trabajo. Al restante, le exigió que cuidase de la casa como si fuese el tesoro más grande jamás conocido por el ser humano, a cambio, le dejaría disfrutar de la mansión como si fuese suya, incluyendo comer de la vasta despensa y disfrutar de las habitaciones con buenas compañías, si esque tenía suerte.
El vampiro la maleta al asiento y esperó a Keira para ayudarla a subir con cortesía para terminar siguiéndola en un rápido pero torpe movimiento, dándose con la puerta en la pierna -Tsk, agh...- gruñó a la vez que la duda se avivaba en su mirada, mientras se acariciaba la rodilla. -No puedo estar más torpe ¿eh? La emoción del viaje, supongo- fingió una falsa sonrisa mirando a la mujer con dulzura, luego se acercó a la ventana y oteó el nocturno cielo estrellado, cielo que no parecía anunciar malos augurios. A pesar de que aparentaba serenidad y nerviosismo, realmente se sentía cansado y extrañado por que un golpe tan leve le haya llegado a doler. La falta de alimento estaba haciendo ya mella en él, volviéndolo más humano, más débil, menos demonio, más frágil... Su semblante seguía siendo igual de señorial, pero su rostro se veía más pálido cada día que pasaba a pesar de sobrevivir a base de animales. Si se mirara a un espejo, se podría decir que hasta estaba más delgado... o algo parecido. -Nos dirigimos a otras tierras, a Inglaterra- contestó a la pregunta que hizo Keira -Oí cuentos que decían que hay unas extrañas catacumbas de formas extrañas, quizá haya algún "pariente" mío por allí que pueda brindar información. No te preocupes, seguramente te tomarán como mi pertenencia y no osarán atacarte a no ser que me maten- volvió a sonreir, intentando transmitir alivio a la señorita -Y ya sabes que darme muerte es tan difícil como ver a Dios, contarlo y que no te tachen de loco... a la vez- terminó con una risotada, volviendo a perder su mirada en las sombras nocturnas -¡Vámonos!- gritó al cochero antes de responder a la última pregunta que la muchacha le había formulado -Sí, estoy bien. Quizá algo cansado, siento como si el cuerpo me pesara un poco. Ya sabes, cosas de la edad- mintió y bromeó a la vez, tratando de quitarle importancia al asunto.
El coche se puso en marcha despacio hasta salir de la mansión para tomar velocidad una vez lejos de los jardines de aquel maravilloso lugar. Los caballos y el coche eran tan oscuros que los pocos borrachos e indigentes que habitaban las calles a esas horas se apartaban asustados del camino, apegados a la pared. Alguno llegaba a gritar afirmando que habían visto un coche fantasma. Ash reía al oir esas palabras ¿Por qué los borrachos se empeñan en hablar? ¿Por qué aquel o aquella que se embriaga con el alcohol siempre intentan ser sinceros, decir la verdad o afirmar cosas casi imposibles cuando nadie les va a creer precisamente por ir borrachos? O peor... ¿Por qué había gente que sí les creía? El egipcio permanecía ensimismado observando a Keira mientras se hacía esas preguntas ¿Qué pasaría si Keira se emborrachara? ¿Diría toda clase de tonterías? A saber... pero la idea no le era muy tentadora al vampiro, ella olía demasiado bien como para ensuciarla -Siento que tengas que acompañarme en esto, Keira, pero es evidente que no puedo dejarte sola. Y siento haberte despertado de esas formas, pero no creo que queden muchos barcos mercantes por zarpar.- se disculpó pero aún permanecía serio, pues había una extraña tensión en el ambiente.
En las calles reinaba un silencio sepulcral de repente. No había más transeuntes perdidos, no había más indigentes, ni borrachos. Ni siquiera había el cantar de algún cuervo, ni un murciélago revoloteando en busca de mosquitos y pequeños insectos. Nada. Solamente un silencio que se rompía constantemente a causa de las estruendosas ruedas del carro y del paso ligero de los caballos -No me gusta...- murmuró el vampiro mirando a Keira con mirada penetrante, luego la pasó al gatito, que parecía intentar hundirse entre el equipaje de Keira -Demasiada calma...- dijo volviéndose a asomar, confirmando la absoluta soledad de aquellas calles. Ash sabía perfectamente que Norbert no se quedaría de brazos cruzados ¿Pero tan pronto? Esperaba que los buscase por toda París cuando se enterase de la marcha de la chica... pero ¿Cómo podía ser? -Ah... quizá sean imaginaciones mías- se relajó, porque no encontraba sentido a que aquel desalmado ya hubiese enviado a los suyos, además de que no los sentía, no los olía... y aquel hedor a vampiro perruno era inconfundible -Estás algo callada... ¿Te ocurre algo? ¿En qué piensas?- apoyó os codos sobre sus rodillas y cruzó las manos ante su cara, mirando a Keira por encima de estas -Puedes aprovechar el trayecto que queda para preguntar lo que sea, nunca viene mal informarse. Conocerás a todo tipo de personas, si se les puede llamar así. Algunos más ricos y poderosos, otros más pobres y simples... Mi objetivo es encontrar al Padre de todos nosotros, el Primero... ¿Quién mejor que el viejo Caín va a conocer si la leyenda es falsa o verdadera? Un conjunto de Dioses que experimentaron con una hija de los mismos, hasta que ella dio a luz al primer vampiro y el primer licántropo... menuda estupidez- bufó, porque realmente le daba asco pensar que esa estirpe de la que formaba parte fuese hermana de los hombres lobo, y peor aún, que no fuera una maldición transmitida de generación en generación, sino que ya nacieron así, bebedores de sangre, como una plaga ¿Significaría eso que él mismo y los demás eran unos ángeles exterminadores para la humanidad? Temía lo que Keira pudiese pensar, por eso preguntaba por sus pensamientos y se interesaba por su opinión, la chica era realmente importante para él y ese largo silencio le hacía enervar. La miraba detenidamente en todo momento y solamente la idea de poder tomarla para él en ese mismo instante, mientras se daba el placer de probar una infima gota de su sangre... casi le hacía perder la cabeza. Sus ojos, sus manos, su piel, tan perfecta y suave... realmente se sorprendía de poder controlarse y no mancillar a tan maravilloso ángel -Por favor, háblame.- cortó el silencio nuevamente, necesitaba distraerse y rápido -¡Avísanos cuando lleguemos!- gritó al cochero, nervioso -De acuerdo señor, pero aún falta algo de camino para llegar a puerto.- contestó el hombre que miraba distraido el correr de los caballos. Para disgusto de Ash, parecía que el trayecto iba a alargarse y su intimidad con la mujer iba a ser más longeva de lo que él desearía en esos instantes.
Salió de la mansión directamente hacia el carruaje que siempre estaba preparado para cualquier salida necesaria. A falta de cochero, Ash se dirigió a uno de los Ghouls para ordenarle que se encargara de ese trabajo. Al restante, le exigió que cuidase de la casa como si fuese el tesoro más grande jamás conocido por el ser humano, a cambio, le dejaría disfrutar de la mansión como si fuese suya, incluyendo comer de la vasta despensa y disfrutar de las habitaciones con buenas compañías, si esque tenía suerte.
El vampiro la maleta al asiento y esperó a Keira para ayudarla a subir con cortesía para terminar siguiéndola en un rápido pero torpe movimiento, dándose con la puerta en la pierna -Tsk, agh...- gruñó a la vez que la duda se avivaba en su mirada, mientras se acariciaba la rodilla. -No puedo estar más torpe ¿eh? La emoción del viaje, supongo- fingió una falsa sonrisa mirando a la mujer con dulzura, luego se acercó a la ventana y oteó el nocturno cielo estrellado, cielo que no parecía anunciar malos augurios. A pesar de que aparentaba serenidad y nerviosismo, realmente se sentía cansado y extrañado por que un golpe tan leve le haya llegado a doler. La falta de alimento estaba haciendo ya mella en él, volviéndolo más humano, más débil, menos demonio, más frágil... Su semblante seguía siendo igual de señorial, pero su rostro se veía más pálido cada día que pasaba a pesar de sobrevivir a base de animales. Si se mirara a un espejo, se podría decir que hasta estaba más delgado... o algo parecido. -Nos dirigimos a otras tierras, a Inglaterra- contestó a la pregunta que hizo Keira -Oí cuentos que decían que hay unas extrañas catacumbas de formas extrañas, quizá haya algún "pariente" mío por allí que pueda brindar información. No te preocupes, seguramente te tomarán como mi pertenencia y no osarán atacarte a no ser que me maten- volvió a sonreir, intentando transmitir alivio a la señorita -Y ya sabes que darme muerte es tan difícil como ver a Dios, contarlo y que no te tachen de loco... a la vez- terminó con una risotada, volviendo a perder su mirada en las sombras nocturnas -¡Vámonos!- gritó al cochero antes de responder a la última pregunta que la muchacha le había formulado -Sí, estoy bien. Quizá algo cansado, siento como si el cuerpo me pesara un poco. Ya sabes, cosas de la edad- mintió y bromeó a la vez, tratando de quitarle importancia al asunto.
El coche se puso en marcha despacio hasta salir de la mansión para tomar velocidad una vez lejos de los jardines de aquel maravilloso lugar. Los caballos y el coche eran tan oscuros que los pocos borrachos e indigentes que habitaban las calles a esas horas se apartaban asustados del camino, apegados a la pared. Alguno llegaba a gritar afirmando que habían visto un coche fantasma. Ash reía al oir esas palabras ¿Por qué los borrachos se empeñan en hablar? ¿Por qué aquel o aquella que se embriaga con el alcohol siempre intentan ser sinceros, decir la verdad o afirmar cosas casi imposibles cuando nadie les va a creer precisamente por ir borrachos? O peor... ¿Por qué había gente que sí les creía? El egipcio permanecía ensimismado observando a Keira mientras se hacía esas preguntas ¿Qué pasaría si Keira se emborrachara? ¿Diría toda clase de tonterías? A saber... pero la idea no le era muy tentadora al vampiro, ella olía demasiado bien como para ensuciarla -Siento que tengas que acompañarme en esto, Keira, pero es evidente que no puedo dejarte sola. Y siento haberte despertado de esas formas, pero no creo que queden muchos barcos mercantes por zarpar.- se disculpó pero aún permanecía serio, pues había una extraña tensión en el ambiente.
En las calles reinaba un silencio sepulcral de repente. No había más transeuntes perdidos, no había más indigentes, ni borrachos. Ni siquiera había el cantar de algún cuervo, ni un murciélago revoloteando en busca de mosquitos y pequeños insectos. Nada. Solamente un silencio que se rompía constantemente a causa de las estruendosas ruedas del carro y del paso ligero de los caballos -No me gusta...- murmuró el vampiro mirando a Keira con mirada penetrante, luego la pasó al gatito, que parecía intentar hundirse entre el equipaje de Keira -Demasiada calma...- dijo volviéndose a asomar, confirmando la absoluta soledad de aquellas calles. Ash sabía perfectamente que Norbert no se quedaría de brazos cruzados ¿Pero tan pronto? Esperaba que los buscase por toda París cuando se enterase de la marcha de la chica... pero ¿Cómo podía ser? -Ah... quizá sean imaginaciones mías- se relajó, porque no encontraba sentido a que aquel desalmado ya hubiese enviado a los suyos, además de que no los sentía, no los olía... y aquel hedor a vampiro perruno era inconfundible -Estás algo callada... ¿Te ocurre algo? ¿En qué piensas?- apoyó os codos sobre sus rodillas y cruzó las manos ante su cara, mirando a Keira por encima de estas -Puedes aprovechar el trayecto que queda para preguntar lo que sea, nunca viene mal informarse. Conocerás a todo tipo de personas, si se les puede llamar así. Algunos más ricos y poderosos, otros más pobres y simples... Mi objetivo es encontrar al Padre de todos nosotros, el Primero... ¿Quién mejor que el viejo Caín va a conocer si la leyenda es falsa o verdadera? Un conjunto de Dioses que experimentaron con una hija de los mismos, hasta que ella dio a luz al primer vampiro y el primer licántropo... menuda estupidez- bufó, porque realmente le daba asco pensar que esa estirpe de la que formaba parte fuese hermana de los hombres lobo, y peor aún, que no fuera una maldición transmitida de generación en generación, sino que ya nacieron así, bebedores de sangre, como una plaga ¿Significaría eso que él mismo y los demás eran unos ángeles exterminadores para la humanidad? Temía lo que Keira pudiese pensar, por eso preguntaba por sus pensamientos y se interesaba por su opinión, la chica era realmente importante para él y ese largo silencio le hacía enervar. La miraba detenidamente en todo momento y solamente la idea de poder tomarla para él en ese mismo instante, mientras se daba el placer de probar una infima gota de su sangre... casi le hacía perder la cabeza. Sus ojos, sus manos, su piel, tan perfecta y suave... realmente se sorprendía de poder controlarse y no mancillar a tan maravilloso ángel -Por favor, háblame.- cortó el silencio nuevamente, necesitaba distraerse y rápido -¡Avísanos cuando lleguemos!- gritó al cochero, nervioso -De acuerdo señor, pero aún falta algo de camino para llegar a puerto.- contestó el hombre que miraba distraido el correr de los caballos. Para disgusto de Ash, parecía que el trayecto iba a alargarse y su intimidad con la mujer iba a ser más longeva de lo que él desearía en esos instantes.
Ash Ravnos- Vampiro Clase Alta
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Re: Travesía: La búsqueda de Padre.
Cuando el joven me ayudó a subir, me senté cerca del borde del asiento contrario a la dirección del carruaje y mi atención quedó fija en el torpe movimiento que realizó el vampiro al seguir mis pasos ¿Como había podido golpearse con la puerta? ¿Donde quedaban sus ágiles y rápidos movimientos? ¿Y por que se había quejado? Le había proporcionado algún tipo de daño, desde luego. En los dos meses que habían pasado había tenido la oportunidad de conocer más a fondo las características propia de los vampiros, o al menos de Ash, lo suficiente como para saber que apenas sienten dolor, que sus heridas desaparecen con ligereza y que definitivamente se volvían mas débiles poco a poco si no se alimentaban de su requerida sangre humana; pero pensé que no llegaría a tales extremos tan...humanos.
Ash me distrajo de toda preocupación cuando se dispuso a responder mis preguntas, con tono bromista y despreocupado, sin olvidar la pregunta de mi insistente preocupación por el. volvía a esbozar sonrisas un poco forzadas, pero no podía mentirme. En su propia presencia se notaba que aquella luz que poseía, por muy criatura nocturna que fuese, se había casi apagado por completo. Su sonrisa, por muy larga que fuese no conseguía ocultar días de cansancio y todo por intentar que yo no sufriese ningún miedo o percance. Me sorprendió oír como el joven se disculpaba de algo que era totalmente mi culpa -No, no. Ash, la culpa de todo esto en realidad es mía. Si fuese mas fuerte, si tuviese mas valor y coraje no me importaría que te alimentases de las demás personas, incluso podría hacer frente a Norbet. Pero no lo soy, y tu tienes que estar aquí protegiéndome como si me debieses algo de extremada importancia. No Ash...Una vez, te prometí que no volvería a sugerirlo, pero, si en cualquier momento sientes que debes irte, porque no es tu obligación la de estar aquí conmigo, estas en todo tu derecho de hacerlo- Dije con voz suave y triste, sin poder dejar de mirar la pierna del muchacho. Me sentía mas preocupada que nunca por lo que acababa de ocurrir.
Al vampiro pareció preocuparle algo, algo que se encontraba en el ambiente y no a la vez. Rápidamente miré por la ventana al igual que él. Yo no veía nada, todo estaba tranquilo y en calma y aquella era la razón de su inquietud. Le miré preocupada, no sabia que decirle, que comentarle o como volver a disculparme. Me atemorizaba pensar que incluso sus mas agudos sentidos flaqueasen por la sed y yo...no sabía que hacer para remediar todo aquello. Pareció darse cuenta el joven de mis continua distracción y no dudo en preguntarme - No, solo estaba pesando... Quería saber si...da igual- esperé a que el siguiese la conversación -Así que todos los vampiros tenéis un ''padre''... y una mujer ''inicio''...- Quise imaginarlos, pero mi mente nuevamente se encaminó hacia la preocupación por el muchacho. Quizás debía de pensar de otra manera y aceptar el hecho de que debía darle de beber de mi misma. La idea me atraía a su manera, pero me daba demasiado miedo. No sabia hasta que punto a Ash le podía atraer mi sangre y tampoco sabía si tomaría algún tipo de ''vicio'' con ella. Ademas, que mi sangre saliese de mi cuerpo tendría que suponer un continuo agotamiento y estaba segura de que, de esa manera, no podría seguir adelante con nuestros planes. También podría aceptar la idea de entregarme a Norbet para no causarle mas problemas al joven o... La nueva petición del joven para que hablase me sacó de mi ensimismamiento. -Ash ¿Como son las mujeres que son como tu? ¿Se parecen a las de hoy en día? ¿Son igual de remilgadas e impertinentes o son...mejor? Bueno...tu has vivido bastante tiempo, supongo que habrás tenido varias relaciones...importantes...con varias de ellas- Se me hizo un nudo en la garganta al hablar, solo de imaginar que en la vida del joven podía haber habido tantas mujeres como su edad me sulfuraba y entristecía; pues aunque desde el día en el que me dí cuenta de que el muchacho significaba mas de lo que imaginaba para mi, me había hecho a la idea de que yo no era la primera mujer con la que compartía algo, me entristecía imaginarlo...y también me volvía un tanto celosa imaginar que había bebido cuanto había querido de todas y cada una de ellas -Ash...si yo te pidiese que bebieras de mi sangre...¿ aceptarías?- La preocupación y el miedo, no me dejaron otra alternativa que preguntar aquello.
Acaricié varias veces durante el transcurso del viaje a Atem, a la vez que miraba por la ventana y seguía preguntándome cosas tan absurdas como importantes. No pude evitar recordar a mis hermanos, a mis padres... aquellos a los que tomé como única, primera y última familia por mi negación a conocer a gente y concebir una pareja ¿Quien iba a decirme que iba a acabar de tal modo? No por el hecho de que huyese de un hombre al que poco conocía, sino que huyese con un hombre al que tomaba como mi única familia y además amabas, aunque me negara a reconocerlo evitando pensar en los momentos mas íntimos compartidos. Miré al joven a los ojos, los cuales echaba de menos. El haberme prohibido a mi misma estar junto a el todo el tiempo posible había provocado que ya nada hubiese ocurrido entre nosotros desde aquel desastroso día, ni si quiera volví a dejarme llevar por aquellos profundos ojos. Eran tan perfectos y preciosos...eran los únicos que no se apagaban al contrario que el resto de su físico. No me importó si el joven se preguntaba por que le estaba mirando tan fija e insistentemente, solo sonreí con dulzura, como pocas veces había hecho.
Al poco tiempo, cuando de suponía que ya quedaba poco para llegar a puerto, el carruaje frenó con demasiada brusquedad, lo que provocó que me inclinase hacia delante, casi cayendo sobre Ash -¿Que ha pasado?- dije alterada. Miré rápidamente por la ventana y pude comprobar como un grupo de hombres nos rodeaban -¿Quienes son? ¿Por que ha parado el coche?¿No nos dejan seguir?-
Ash me distrajo de toda preocupación cuando se dispuso a responder mis preguntas, con tono bromista y despreocupado, sin olvidar la pregunta de mi insistente preocupación por el. volvía a esbozar sonrisas un poco forzadas, pero no podía mentirme. En su propia presencia se notaba que aquella luz que poseía, por muy criatura nocturna que fuese, se había casi apagado por completo. Su sonrisa, por muy larga que fuese no conseguía ocultar días de cansancio y todo por intentar que yo no sufriese ningún miedo o percance. Me sorprendió oír como el joven se disculpaba de algo que era totalmente mi culpa -No, no. Ash, la culpa de todo esto en realidad es mía. Si fuese mas fuerte, si tuviese mas valor y coraje no me importaría que te alimentases de las demás personas, incluso podría hacer frente a Norbet. Pero no lo soy, y tu tienes que estar aquí protegiéndome como si me debieses algo de extremada importancia. No Ash...Una vez, te prometí que no volvería a sugerirlo, pero, si en cualquier momento sientes que debes irte, porque no es tu obligación la de estar aquí conmigo, estas en todo tu derecho de hacerlo- Dije con voz suave y triste, sin poder dejar de mirar la pierna del muchacho. Me sentía mas preocupada que nunca por lo que acababa de ocurrir.
Al vampiro pareció preocuparle algo, algo que se encontraba en el ambiente y no a la vez. Rápidamente miré por la ventana al igual que él. Yo no veía nada, todo estaba tranquilo y en calma y aquella era la razón de su inquietud. Le miré preocupada, no sabia que decirle, que comentarle o como volver a disculparme. Me atemorizaba pensar que incluso sus mas agudos sentidos flaqueasen por la sed y yo...no sabía que hacer para remediar todo aquello. Pareció darse cuenta el joven de mis continua distracción y no dudo en preguntarme - No, solo estaba pesando... Quería saber si...da igual- esperé a que el siguiese la conversación -Así que todos los vampiros tenéis un ''padre''... y una mujer ''inicio''...- Quise imaginarlos, pero mi mente nuevamente se encaminó hacia la preocupación por el muchacho. Quizás debía de pensar de otra manera y aceptar el hecho de que debía darle de beber de mi misma. La idea me atraía a su manera, pero me daba demasiado miedo. No sabia hasta que punto a Ash le podía atraer mi sangre y tampoco sabía si tomaría algún tipo de ''vicio'' con ella. Ademas, que mi sangre saliese de mi cuerpo tendría que suponer un continuo agotamiento y estaba segura de que, de esa manera, no podría seguir adelante con nuestros planes. También podría aceptar la idea de entregarme a Norbet para no causarle mas problemas al joven o... La nueva petición del joven para que hablase me sacó de mi ensimismamiento. -Ash ¿Como son las mujeres que son como tu? ¿Se parecen a las de hoy en día? ¿Son igual de remilgadas e impertinentes o son...mejor? Bueno...tu has vivido bastante tiempo, supongo que habrás tenido varias relaciones...importantes...con varias de ellas- Se me hizo un nudo en la garganta al hablar, solo de imaginar que en la vida del joven podía haber habido tantas mujeres como su edad me sulfuraba y entristecía; pues aunque desde el día en el que me dí cuenta de que el muchacho significaba mas de lo que imaginaba para mi, me había hecho a la idea de que yo no era la primera mujer con la que compartía algo, me entristecía imaginarlo...y también me volvía un tanto celosa imaginar que había bebido cuanto había querido de todas y cada una de ellas -Ash...si yo te pidiese que bebieras de mi sangre...¿ aceptarías?- La preocupación y el miedo, no me dejaron otra alternativa que preguntar aquello.
Acaricié varias veces durante el transcurso del viaje a Atem, a la vez que miraba por la ventana y seguía preguntándome cosas tan absurdas como importantes. No pude evitar recordar a mis hermanos, a mis padres... aquellos a los que tomé como única, primera y última familia por mi negación a conocer a gente y concebir una pareja ¿Quien iba a decirme que iba a acabar de tal modo? No por el hecho de que huyese de un hombre al que poco conocía, sino que huyese con un hombre al que tomaba como mi única familia y además amabas, aunque me negara a reconocerlo evitando pensar en los momentos mas íntimos compartidos. Miré al joven a los ojos, los cuales echaba de menos. El haberme prohibido a mi misma estar junto a el todo el tiempo posible había provocado que ya nada hubiese ocurrido entre nosotros desde aquel desastroso día, ni si quiera volví a dejarme llevar por aquellos profundos ojos. Eran tan perfectos y preciosos...eran los únicos que no se apagaban al contrario que el resto de su físico. No me importó si el joven se preguntaba por que le estaba mirando tan fija e insistentemente, solo sonreí con dulzura, como pocas veces había hecho.
Al poco tiempo, cuando de suponía que ya quedaba poco para llegar a puerto, el carruaje frenó con demasiada brusquedad, lo que provocó que me inclinase hacia delante, casi cayendo sobre Ash -¿Que ha pasado?- dije alterada. Miré rápidamente por la ventana y pude comprobar como un grupo de hombres nos rodeaban -¿Quienes son? ¿Por que ha parado el coche?¿No nos dejan seguir?-
Keira Brandford- Humano Clase Baja
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Re: Travesía: La búsqueda de Padre.
Inquieto, el vampiro seguía observando con una mirada rápida como una centella cada centímetro de la calle. Sentía impulso de avisar al cochero, pero temía equivocarse y alertar a Keira tontamente. La mujer terminó por darle conversación tal y como él quería, pero no del tema que esperaba. Ella se preguntaba cómo eran las mujeres de la estirpe de Ash y también si él bebería la sangre de la chica si ella lo pidiese. Él se limitó a parpadear, desconcertado -¿Las mujeres? ¿A qué te refieres a "mejor"? Las hay de toda clase. Hay algunas que son igual de repelentes que la más caprichosa de las princesas y las hay más guerreras y sabias que una reina anciana- explicó -El objetivo siempre es el mismo: la sangre. Y por ella, están dispuestas a comportarse de la manera que más convenga al momento; ya sea hacerse pasar por prostituta, una ricachona coqueta con sus invitados... o simplemente ordenarles que sean encerrados donde ellas puedan llegar... Ninguna es mejor que tú, ni peor. Hacen exactamente lo mismo que has estado haciendo todos estos años: sobrevivir.- carraspeó -Y evidentemente, si tú me lo pidieras, bebería de ti. No me faltan ganas, sinceramente- sus palabras eran tan serias que no cabía posibilidad de sospechar una broma o mentira en ellas, pues era la realidad. Mientras las pronunciaba lentamente, observaba los labios de la mujer, su cuello, su piel. Deseaba fervientemente tomarla en todos los sentidos de la palabra.
Pero tras aquel momento, el coche dio un fuerte frenazo haciendo que Keira se avalanzase sobre el vampiro, que la sujetó con gentileza en un abrazo. La chica se preguntaba qué ocurría, que quienes eran. Ash no entendió aquellas preguntas hasta que volvió a asomarse para comprobar que el coche estaba rodeado de una multitud de personas. El cochero pedía gentilmente que les dejasen avanzar, pero ante la ignorancia de los oyentes, comenzó a gritar furibundo que los destriparía de no obedecer. Ante aquellas provocaciones, algunos comenzaron a avanzar hacia el Ghoul e hicieron gala de una fuerza suficiente para arrojarlo fuera de las riendas de los caballos, arrastrarlo por el suelo y someterlo ante una brutal paliza en la que se incluían hoces y guadañas. Finalmente, aquel pobre diablo quedó completamente destrozado. Literalmente.
Ante quella grotesca escena, Ash comprendió de qué se trataba. Aquel hombre era un Ghoul creado por él mismo, por lo que un par de humanos corrientes no habrían podido tumbarle con tanta facilidad. Entendió que ese grupo de ciudadanos también lo eran. La puerta se abrió despacio y el militar descendió del carro, separándose de la chica. Acto seguido la cerró con un fuerte golpe y dedicó una mirada a la mujer -Agachate bien y sujétate, no dejes que nadie abra la puerta. Si llevas el sable que te di, tenlo a mano...- decía mientras echaba a caminar hacia el gentío que los aguardaban con un par de lámparas de aceite, iluminando al hombre impasible que se les aproximaba con aires de superioridad a pesar de su demacrado aspecto. -Ash Ravnos... ¿Creías que nuestro Señor iba a dejar que te llevaras a su preciada amiga? Entréganos el Grial y podrás marchar a donde gustes sin problema. Si no, te perseguiremos allí a donde vayas. La sombra de Norbert se extiende deprisa, ya hay súbditos esperandoos en cada rincón de París y algunos no son símplemente Ghouls...- comentaba el que parecía liderar aquella "manada" de iracundos semi-vampiros.
Por otro lado, el vampiro elevó su mirada al cielo y contempló como el cielo dejaba de estar tan resplandeciente, manchándose con la penumbra de nubes que amenazaban tormenta aquella fría noche. Él sonrió devolviendo la vista al frente, le parecía irónico pero sobretodo, muy adecuado. Pensaba que sería el momento ideal para viajar, pues el firmamento no invitaba ninguna catástrofe, mas ahora que se cernía la oscuridad sobre ellos, el cielo se encapotaba con nubes amenazadoras que ya dejaban caer aquel delicioso aroma de lluvia -El señor De Niro no dejará nunca de sorprenderme con su ingente ignorancia, querido amigo. Verá, parece que vuestro amo desconoce la precaria situación de mi salud- hablaba con gentileza, con una educación extrema, pero se podía denotar la burla tras aquella lengua -Me encuentro cansado, desfallecido... me golpeé la pierna al subir al coche para dejar mi mansión y ¿Sabe qué? Tengo unos calambres horribles...- hizo una mueca de dolor y se acarició el muslo -Dudo poder cargar con el paquete y entregároslo. Podeis partir todos para avisar al ilustre Norbert de que aquí le esperaremos, sentaditos y calladitos- sonrió para finalizar sus palabras, a parte de enfatizarlas con aquella burla. Los hombres de Norbert enfurecieron y se lanzaron sobre Ash y el carruaje. Él desenvainó el sable y repartió estocadas por doquier, malhiriendo a muchos de los que se acercaban. El transporte por otro lado estaba desprotegido, por lo que se aventuró con dificultad a acercarse para defender a la mujer.
Los Ghouls tiraban y tiraban de las puertas intentando abrirlas, uno incluso se hizo con las riendas de los caballos para secuestrar a la chica, pero fue en vano, pues un filo metálico atravesó su pecho de forma certera, poniendo fin a su mísera existencia. Se trataba del Antiguo que trataba de proteger a su único ser querido. Se acomodó en el asiento y se hizo con el manejo de los caballos -¡Sujetate, Keira!- azotó entonces a las bestias que reanudaron la marcha, abandonando atrás al cadaver del antiguo guardián de la muchacha. Algunos Ghouls se habían aferrado a las ventanas y puertas del coche para no caerse, quedando a merced de Keira el trabajo de quitárselos de encima, pues Ash no podía prestar atención a otra cosa.
La marcha de los animales aceleraba más y más con el pasar de los minutos, hasta que su aliento se hacía visible en el vaho que escapaba de ellos. Pequeñas gotas comenzaron a caer, la temperatura descendía... se avecinaba una tormenta ¡Perfecto! Ash no podía disimular una expresión de fastidio cuando se llevó una rápida mirada al costado, donde había una pequeña mancha de sangre. Uno de los seguidores de Norbert le había alcanzado con un puñal, pero a pesar de que la herida estaba cerrándose lentamente no era suficiente, pues su estado perjudicaba a su regeneración y aquel punzante dolor no terminaba de cesar. Debía de alcanzar cuanto antes el puerto para tomar el barco y alimentarse urgentemente.
Mientras tanto, el chaparrón cayó sobre ellos como si los ángeles lloraran por los truncados deseos de la pareja que partían en busca de respuestas, hayando numerosas y enormes piedras en el camino. Los relámpagos comenzaron a resonar en el cielo...
Pero tras aquel momento, el coche dio un fuerte frenazo haciendo que Keira se avalanzase sobre el vampiro, que la sujetó con gentileza en un abrazo. La chica se preguntaba qué ocurría, que quienes eran. Ash no entendió aquellas preguntas hasta que volvió a asomarse para comprobar que el coche estaba rodeado de una multitud de personas. El cochero pedía gentilmente que les dejasen avanzar, pero ante la ignorancia de los oyentes, comenzó a gritar furibundo que los destriparía de no obedecer. Ante aquellas provocaciones, algunos comenzaron a avanzar hacia el Ghoul e hicieron gala de una fuerza suficiente para arrojarlo fuera de las riendas de los caballos, arrastrarlo por el suelo y someterlo ante una brutal paliza en la que se incluían hoces y guadañas. Finalmente, aquel pobre diablo quedó completamente destrozado. Literalmente.
Ante quella grotesca escena, Ash comprendió de qué se trataba. Aquel hombre era un Ghoul creado por él mismo, por lo que un par de humanos corrientes no habrían podido tumbarle con tanta facilidad. Entendió que ese grupo de ciudadanos también lo eran. La puerta se abrió despacio y el militar descendió del carro, separándose de la chica. Acto seguido la cerró con un fuerte golpe y dedicó una mirada a la mujer -Agachate bien y sujétate, no dejes que nadie abra la puerta. Si llevas el sable que te di, tenlo a mano...- decía mientras echaba a caminar hacia el gentío que los aguardaban con un par de lámparas de aceite, iluminando al hombre impasible que se les aproximaba con aires de superioridad a pesar de su demacrado aspecto. -Ash Ravnos... ¿Creías que nuestro Señor iba a dejar que te llevaras a su preciada amiga? Entréganos el Grial y podrás marchar a donde gustes sin problema. Si no, te perseguiremos allí a donde vayas. La sombra de Norbert se extiende deprisa, ya hay súbditos esperandoos en cada rincón de París y algunos no son símplemente Ghouls...- comentaba el que parecía liderar aquella "manada" de iracundos semi-vampiros.
Por otro lado, el vampiro elevó su mirada al cielo y contempló como el cielo dejaba de estar tan resplandeciente, manchándose con la penumbra de nubes que amenazaban tormenta aquella fría noche. Él sonrió devolviendo la vista al frente, le parecía irónico pero sobretodo, muy adecuado. Pensaba que sería el momento ideal para viajar, pues el firmamento no invitaba ninguna catástrofe, mas ahora que se cernía la oscuridad sobre ellos, el cielo se encapotaba con nubes amenazadoras que ya dejaban caer aquel delicioso aroma de lluvia -El señor De Niro no dejará nunca de sorprenderme con su ingente ignorancia, querido amigo. Verá, parece que vuestro amo desconoce la precaria situación de mi salud- hablaba con gentileza, con una educación extrema, pero se podía denotar la burla tras aquella lengua -Me encuentro cansado, desfallecido... me golpeé la pierna al subir al coche para dejar mi mansión y ¿Sabe qué? Tengo unos calambres horribles...- hizo una mueca de dolor y se acarició el muslo -Dudo poder cargar con el paquete y entregároslo. Podeis partir todos para avisar al ilustre Norbert de que aquí le esperaremos, sentaditos y calladitos- sonrió para finalizar sus palabras, a parte de enfatizarlas con aquella burla. Los hombres de Norbert enfurecieron y se lanzaron sobre Ash y el carruaje. Él desenvainó el sable y repartió estocadas por doquier, malhiriendo a muchos de los que se acercaban. El transporte por otro lado estaba desprotegido, por lo que se aventuró con dificultad a acercarse para defender a la mujer.
Los Ghouls tiraban y tiraban de las puertas intentando abrirlas, uno incluso se hizo con las riendas de los caballos para secuestrar a la chica, pero fue en vano, pues un filo metálico atravesó su pecho de forma certera, poniendo fin a su mísera existencia. Se trataba del Antiguo que trataba de proteger a su único ser querido. Se acomodó en el asiento y se hizo con el manejo de los caballos -¡Sujetate, Keira!- azotó entonces a las bestias que reanudaron la marcha, abandonando atrás al cadaver del antiguo guardián de la muchacha. Algunos Ghouls se habían aferrado a las ventanas y puertas del coche para no caerse, quedando a merced de Keira el trabajo de quitárselos de encima, pues Ash no podía prestar atención a otra cosa.
La marcha de los animales aceleraba más y más con el pasar de los minutos, hasta que su aliento se hacía visible en el vaho que escapaba de ellos. Pequeñas gotas comenzaron a caer, la temperatura descendía... se avecinaba una tormenta ¡Perfecto! Ash no podía disimular una expresión de fastidio cuando se llevó una rápida mirada al costado, donde había una pequeña mancha de sangre. Uno de los seguidores de Norbert le había alcanzado con un puñal, pero a pesar de que la herida estaba cerrándose lentamente no era suficiente, pues su estado perjudicaba a su regeneración y aquel punzante dolor no terminaba de cesar. Debía de alcanzar cuanto antes el puerto para tomar el barco y alimentarse urgentemente.
Mientras tanto, el chaparrón cayó sobre ellos como si los ángeles lloraran por los truncados deseos de la pareja que partían en busca de respuestas, hayando numerosas y enormes piedras en el camino. Los relámpagos comenzaron a resonar en el cielo...
Ash Ravnos- Vampiro Clase Alta
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Re: Travesía: La búsqueda de Padre.
Mi imaginación voló y traspasó fronteras que desconocía cuando comencé a imaginar a aquellas mujeres vampiras que el joven había tenido la oportunidad de conocer. Todas diferentes, de pensamientos distintos pero cuerpos esculturales y una cosa en común: la sed. Sed por la que matarían y fruto del calvario que anunciaría sus fines. Me atreví a pensar aun mas en el físico de aquellas mujeres, empujada por una pequeña oleada de celos; seguramente debían de ser demasiado atractivas, para atraer a sus presas, tal y como Ash lo era. Por unos momentos quise ser una de ellas, sobretodo cuando el muchacho afirmo sin vacilar que si de una propuesta se tratase, aceptaría gustoso el beber mi sangre ¿ Significaba entonces que no le importaba el daño que yo recibiese con tal acción? o ¿Que estaba totalmente desprotegida ante sus colmillos? Fuera cual fuese la respuesta, no pude evitar estremecerme y poner una cara que mostraba tomo el temor que sentía ante su presencia, por muy guardado que estuviese. Ash no dejaba de ser un depredador inhumano.
El vampiro también curioseo por la ventana del coche cuando aquellos hombres de aspecto alienado aparecieron rodeándonos. Formulé varias hipótesis para descubrir la razón de sus llegadas, pero todo quedó claro cuando tomaron salvajemente al Ghoul que me protegía y lo torturaron brutalmente con armas afiladas hasta dejarlo destrozado. Ante tal escena no pude evitar gritar y agacharme buscando la mirada de Ash, con la esperanza de que encontrase una solución rápida. Este, para mi temor y sorpresa, decidió salir del vehículo tranquilamente dejándome sola. Quise replicar, no por mi, sino por miedo de lo que pudiesen hacerle a el, pero salió tan rápido que no pude hacer nada. Me coloqué de tal forma que solo mis ojos asomaban por la ventanilla, de forma que era difícil verme, mas entonces cuando la lluvia comenzó a caer. Escuché atentamente lo que los hombres conversaban, definitivamente eran ghouls enviados por Norbet que exigían al joven que me entregase. Busqué rápidamente el sable debajo de los asientos cuando comprobé que los hombres se abalanzaron sobre el vampiro. Temí tanto por su vida que no noté el par de lagrimas que cayeron de mis ojos -¿Donde esta? ¿Donde esta? ¿Donde esta? Aquí- desenvainé el arma y me dispuse a ayudar a Ash, pero antes de que pudiese abrir la puerta, un grupo de hombres ya tenían intenciones de abrirlas ellos primero. Sujeté la puerta, tirando de esta hacia mi para impedir que los ghouls entrasen. Grité, grité tan fuerte como pude para que el vampiro me oyese y en poco ya estuvo tomando las riendas de los caballos para salir a toda prisa del lugar, pero eso no impidió que los hombres dejaran de seguirnos. Dos de ellos se sujetaron al carro por la parte externa y seguían con la intención de llevarme con ellos. Tomé el sable y romí el cristal de la ventanilla, obviando el daño que esto provocó en mis manos y las consiguientes heridas; me asomé una vez todo cristal había caído del marco y sin pensarlo comencé a lanzar estocadas hasta que conseguí alcanzar a uno de los ghouls de lleno en el estomago, el cual cayó quedando inmóvil en el suelo. Me preocupé entonces por el segundo hombre que se había sujetado al carro y fue entonces cuando oí golpes en el techo, como puñetazos, seguidos y rápidos -¿Ash...?- y poco después un orificio pequeño se abrió para dar paso a un brazo de ghoul que sin duda, me estaba buscando -¡Ash!- no sabia como quitarme de encima a aquel hombre y solo pude hacer lo mismo que con el otro: lanzar estocadas. Cuando el brazo del hombre contaba ya con varios cortes, decidió subir el brazo, y aproveché para cruzar el orificio con el sable hasta que conseguí darle en algún punto del cuerpo al ghoul. En poco, acabó por desaparecer.
Durante el poco camino que quedaba hasta llegar a puerto solo pude pensar en que quizá había matado a los hombres, lo cual era nuevo para mi y a la vez no dejaba de ser un asesinato que me había dejado sin palabras. Cuando llegamos a puerto y el coche paró, salí corriendo en busca de Ash. No pude evitar abrazarle, buscando en el consuelo por el miedo que acababa de experimentar y que aun no se había ido de mi. Al retroceder no pude evitar fijarme en mi mano, estaba sangrando, pero no era esa mano con la que había roto el cristal. Abrí rápidamente la camisa de Ash y pude comprobar como en el costado tenía una herida medianamente leve, pero que aparentaba haber sido mas grande por los restos de sangre de su alrededor -¿Por que no te curas? ¡¿Por que esa herida no se ha curado?!- Quedé totalmente consternada, lo que mas temía, se estaba realizando. Pasé la mano por la dicha herida torpemente, estaba tan asustada que no podía evitar temblar, pero tenía que comprobarlo -Dime que no te duele...-
El vampiro también curioseo por la ventana del coche cuando aquellos hombres de aspecto alienado aparecieron rodeándonos. Formulé varias hipótesis para descubrir la razón de sus llegadas, pero todo quedó claro cuando tomaron salvajemente al Ghoul que me protegía y lo torturaron brutalmente con armas afiladas hasta dejarlo destrozado. Ante tal escena no pude evitar gritar y agacharme buscando la mirada de Ash, con la esperanza de que encontrase una solución rápida. Este, para mi temor y sorpresa, decidió salir del vehículo tranquilamente dejándome sola. Quise replicar, no por mi, sino por miedo de lo que pudiesen hacerle a el, pero salió tan rápido que no pude hacer nada. Me coloqué de tal forma que solo mis ojos asomaban por la ventanilla, de forma que era difícil verme, mas entonces cuando la lluvia comenzó a caer. Escuché atentamente lo que los hombres conversaban, definitivamente eran ghouls enviados por Norbet que exigían al joven que me entregase. Busqué rápidamente el sable debajo de los asientos cuando comprobé que los hombres se abalanzaron sobre el vampiro. Temí tanto por su vida que no noté el par de lagrimas que cayeron de mis ojos -¿Donde esta? ¿Donde esta? ¿Donde esta? Aquí- desenvainé el arma y me dispuse a ayudar a Ash, pero antes de que pudiese abrir la puerta, un grupo de hombres ya tenían intenciones de abrirlas ellos primero. Sujeté la puerta, tirando de esta hacia mi para impedir que los ghouls entrasen. Grité, grité tan fuerte como pude para que el vampiro me oyese y en poco ya estuvo tomando las riendas de los caballos para salir a toda prisa del lugar, pero eso no impidió que los hombres dejaran de seguirnos. Dos de ellos se sujetaron al carro por la parte externa y seguían con la intención de llevarme con ellos. Tomé el sable y romí el cristal de la ventanilla, obviando el daño que esto provocó en mis manos y las consiguientes heridas; me asomé una vez todo cristal había caído del marco y sin pensarlo comencé a lanzar estocadas hasta que conseguí alcanzar a uno de los ghouls de lleno en el estomago, el cual cayó quedando inmóvil en el suelo. Me preocupé entonces por el segundo hombre que se había sujetado al carro y fue entonces cuando oí golpes en el techo, como puñetazos, seguidos y rápidos -¿Ash...?- y poco después un orificio pequeño se abrió para dar paso a un brazo de ghoul que sin duda, me estaba buscando -¡Ash!- no sabia como quitarme de encima a aquel hombre y solo pude hacer lo mismo que con el otro: lanzar estocadas. Cuando el brazo del hombre contaba ya con varios cortes, decidió subir el brazo, y aproveché para cruzar el orificio con el sable hasta que conseguí darle en algún punto del cuerpo al ghoul. En poco, acabó por desaparecer.
Durante el poco camino que quedaba hasta llegar a puerto solo pude pensar en que quizá había matado a los hombres, lo cual era nuevo para mi y a la vez no dejaba de ser un asesinato que me había dejado sin palabras. Cuando llegamos a puerto y el coche paró, salí corriendo en busca de Ash. No pude evitar abrazarle, buscando en el consuelo por el miedo que acababa de experimentar y que aun no se había ido de mi. Al retroceder no pude evitar fijarme en mi mano, estaba sangrando, pero no era esa mano con la que había roto el cristal. Abrí rápidamente la camisa de Ash y pude comprobar como en el costado tenía una herida medianamente leve, pero que aparentaba haber sido mas grande por los restos de sangre de su alrededor -¿Por que no te curas? ¡¿Por que esa herida no se ha curado?!- Quedé totalmente consternada, lo que mas temía, se estaba realizando. Pasé la mano por la dicha herida torpemente, estaba tan asustada que no podía evitar temblar, pero tenía que comprobarlo -Dime que no te duele...-
Keira Brandford- Humano Clase Baja
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Re: Travesía: La búsqueda de Padre.
Durante el largo transcurso de la carrera, el vampiro iba resintiéndose más y más de la herida que había sufrido en el costado a medida que iba curándose. Era la primera vez en tantísisimo tiempo en el que sentía semejante punzada constante, que no terminaba de cesar. La lluvia nublaba su visión, la dejaba borrosa, empañada. Los caballos resbalaban ligéramente con el resvaladizo y fangoso terreno que tenían a sus pies y para colmo, los gritos de la mujer que intentaba defenderse de algún Ghoul rezagado le hacía desconcentrarse.
Azotó a los animales con furia, los que relincharon con dolor y pesar para seguir cargando con el carro. Ash sentía profundamente en su alma un gran pesar por tener que presionarlos así, pero a ese ritmo...
La brillance centella de un relámpago iluminó el horizonte, mostrando por fin lo que parecía ser el puerto. Aquellas casas a pie de mar, aquellos caminos de madera que profundizaban hacia el mar para facilitar los transportes hacia los barcos... ¡Y el barco! Estaba allí, aún había esperanza de poder cumplir su objetivo.
El coche comenzó a detenerse poco a poco hasta que los animales que tiraban del mismo por fin pudieron descansar, resoplando y taconeando el suelo con nerviosismo. Ash descendió con cuidado del asiento de cocheo, doliéndose aún un poco, aunque no tanto. La muchacha se apresuró hacia él y lo abrazó, el vampiro la correspondió suavemente, acariciándole el pelo. Realmente la comprendía, sabía qué se sentía cuando entrabas en ese mundo de tinieblas por vez primera ¿Qué terribles pensamientos azotarían su mente? Tras el abrazo, la muchacha se percató de la sangre en la camisa blanca del muchacho y preguntaba sobre el por qué de la herida, por qué no se curaba y pedía que afirmase que no sentía dolor -No te preocupes, no es para tanto- contestó él tras un largo silencio, pretendiendo no mentirle nuevamente -He estado mejor... pero ¿Y tú?- le tomó la otra mano que tenía llena de cortes -Debes tener más cuidado Keira, muchísimo más cuidado. Sabes usar ya un sable... no debes ser tan nerviosa- dijo, pensando que se habría cortado ella misma sin querer, ignorando que los cristales rotos fueron obra suya. Observó la mano durante un largo rato sin mencionar palabra, intentando reprimirse, pero no pudo. Evidentemente no la mordió ni la arañó, pero se llevó aquella tersa y suave mano hacia los labios, besándola... y lamiendo con suma delicadeza la sangre que brotaba de aquellos cortes. Era deliciosa, magnífica, un manjar digno de Dioses... ¿Sería quizá por la gran falta de alimento... o realmente la chica poseía una sangre diferente? Pura... El vampiro parpadeó y besó la mano una última vez, con cortesía. Luego sonrió a la mujer y la despeinó un poco -Venga, tenemos que tomar el barco antes de que se vaya.- se aventuró entonces a recoger su maleta, pero cuando se volvió felizmente, aferrando a su amada del hombro, observó cómo el único barco que quedaba en el puerto comenzaba a arder poco a poco mientras se oían cristales estallar ¿Qué ocurría?
"¡Fuego, fuego!" gritaban los pesqueros que había en la zona, alertando a todo vecino que viviese cerca del lugar. La gente se asomaba a las ventanas y salían a las calles con cubos llenos de agua para sofocar las llamas que se expandían sin control. Ash observaba nervioso toda la locura que estaba sucediendo de pronto... ¿Era culpa suya, por querer marcharse? -No... ¿Hasta donde está dispuesto a llegar?- se preguntó volviéndose para mirar los tejados y demás lugares, pero solo veía confusión en la calle. Cientos de personas pobres intentaban sacar de sus casas sus objetos de valor por si las llamas se extendían más. Otros, intentaban apagar las maderas del barco para poder recuperar almenos alguna memoria sin dañar... pero todo parecía perdido. Niños lloraban, mujeres gritaban desconsoladas y maridos más estoicos intentaban consolarlas. Entre la multitud, solo un grupo reducido de personas, distanciadas entre sí, contemplaban sonrientes la escena. El egipcio se percató de ello y lentamente tomó la mano de la joven -Debes de subir al carruaje, cuanto antes, despacio, sin llamar demasiado la atención...- decía el vampiro ¿Pero cómo si lo tenían detrás? -¿Ves aquel coche que está cerca del camino que lleva a las afueras? Intenta ir hacia allí, deprisa.- murmuró y le entregó su mochila antes de darle un ligero empujoncito y esperó a que la muchacha tuviese una distancia adecuada con aquel viejo coche que aguardaba, quizá, a algún buen hombre que se había bajado para ayudar o quizá perteneciese a algún trabajador de caminos.
Acto seguido, Ash se acercó léntamente a los caballos y se sentó de nuevo a las riendas. Pudo sentir como la mirada de aquellos que habían provocado el incendio se cernían sobre él, le vigilaban. No eran humanos, no eran Ghouls... eran licántropos, los olía desde ahí, apestaban. Con un fuerte grito, azotó a las bestias que tiraron del transporte con fuerza, arremetiendo contra las calles. Los perseguidores de Ash dieron una rápida carrera, ignorando a las gentes del lugar, tomando poco a poco su verdadera forma. Al cabo de escasos minutos, el carruaje se veía perseguido por cuatro lobos enormes y musculosos cuyo cuerpo parecía más humano que de la última bestia que apareció. No eran ferrirs, definitivamente. Eran licántropos normales.
Ash lo había sospechado desde el principio... y muy seguramente ya tendrían el olor de su sangre memorizado en el olfato. Raudo, se deshizo de su camiseta y se cubrió con la gabardina negra que llevaba sobre la misma para cubrir su torso. Dobló la camisa haciéndola una bola blanca y la encajó entre el carruaje y el asiento, lanzándose después contra unos pilares de sacos de estiercol y demás abonos, además de comida para animales de granja. Esperó unos valiosos minutos y observó como aquellos desquiciados seres inhumanos persiguieron el olor de la sangre, ignorando que Ash no se encontraba allí. Sonriente, el vampiro marchó corriendo hacia el carruaje que había dejado atrás hace rato, con toda la velocidad que él mismo pudiese alcanzar. Se despojó de aquella maloliente prenda y se acercó a la puerta del coche. -¡Disculpe, monsieur! ¿Dónde va? No puedo llevar a nadie ahora mismo- se acercó un joven muchacho presumiblemente de la edad de Keira. El diablo, sin compasión, lo tomó del cuello y se mordió su propia muñeca, desgarrándose la piel. La apretó entonces contra la boca del chico, repitiendo el ritual que había hecho entonces con el anterior guardia de Keira. El chico no tardó demasiado en presentar aquella fantástica mirada, y sonrió a su nuevo amo. -Sácanos de aquí, rápido. Fuera de París, fuera de Francia... Ya te diré qué dirección tomar. Al alba, debemos estar en una posada. Fállame y serás pasto de gusanos- inquirió malhumorado el vampiro. El muchacho sonreía a causa del gran bienestar que le provocaba aquella sangre llena de pecado, pero en su interior su corazón parecía estar a punto de estallar ¿Había bebido sangre de otro hombre y eso le hacía sentir tan bien? Quería preguntar, conocer todas las respuestas a la ingente cantidad de preguntas que emanaba su mente como una fuente, pero la mirada de aquella presencia que se alzaba ante él no invitaba a hacerlo. Resignado, tomó control del coche y aceleró hacia las afueras, atravesando los caminos. Ash se había acomodado frente a Keira, semi desnudo, buscando alguna nueva prenda que ponerse -Va a ser un viaje largo, querida... ponte cómoda...- Así, París quedó atrás.
Azotó a los animales con furia, los que relincharon con dolor y pesar para seguir cargando con el carro. Ash sentía profundamente en su alma un gran pesar por tener que presionarlos así, pero a ese ritmo...
La brillance centella de un relámpago iluminó el horizonte, mostrando por fin lo que parecía ser el puerto. Aquellas casas a pie de mar, aquellos caminos de madera que profundizaban hacia el mar para facilitar los transportes hacia los barcos... ¡Y el barco! Estaba allí, aún había esperanza de poder cumplir su objetivo.
El coche comenzó a detenerse poco a poco hasta que los animales que tiraban del mismo por fin pudieron descansar, resoplando y taconeando el suelo con nerviosismo. Ash descendió con cuidado del asiento de cocheo, doliéndose aún un poco, aunque no tanto. La muchacha se apresuró hacia él y lo abrazó, el vampiro la correspondió suavemente, acariciándole el pelo. Realmente la comprendía, sabía qué se sentía cuando entrabas en ese mundo de tinieblas por vez primera ¿Qué terribles pensamientos azotarían su mente? Tras el abrazo, la muchacha se percató de la sangre en la camisa blanca del muchacho y preguntaba sobre el por qué de la herida, por qué no se curaba y pedía que afirmase que no sentía dolor -No te preocupes, no es para tanto- contestó él tras un largo silencio, pretendiendo no mentirle nuevamente -He estado mejor... pero ¿Y tú?- le tomó la otra mano que tenía llena de cortes -Debes tener más cuidado Keira, muchísimo más cuidado. Sabes usar ya un sable... no debes ser tan nerviosa- dijo, pensando que se habría cortado ella misma sin querer, ignorando que los cristales rotos fueron obra suya. Observó la mano durante un largo rato sin mencionar palabra, intentando reprimirse, pero no pudo. Evidentemente no la mordió ni la arañó, pero se llevó aquella tersa y suave mano hacia los labios, besándola... y lamiendo con suma delicadeza la sangre que brotaba de aquellos cortes. Era deliciosa, magnífica, un manjar digno de Dioses... ¿Sería quizá por la gran falta de alimento... o realmente la chica poseía una sangre diferente? Pura... El vampiro parpadeó y besó la mano una última vez, con cortesía. Luego sonrió a la mujer y la despeinó un poco -Venga, tenemos que tomar el barco antes de que se vaya.- se aventuró entonces a recoger su maleta, pero cuando se volvió felizmente, aferrando a su amada del hombro, observó cómo el único barco que quedaba en el puerto comenzaba a arder poco a poco mientras se oían cristales estallar ¿Qué ocurría?
"¡Fuego, fuego!" gritaban los pesqueros que había en la zona, alertando a todo vecino que viviese cerca del lugar. La gente se asomaba a las ventanas y salían a las calles con cubos llenos de agua para sofocar las llamas que se expandían sin control. Ash observaba nervioso toda la locura que estaba sucediendo de pronto... ¿Era culpa suya, por querer marcharse? -No... ¿Hasta donde está dispuesto a llegar?- se preguntó volviéndose para mirar los tejados y demás lugares, pero solo veía confusión en la calle. Cientos de personas pobres intentaban sacar de sus casas sus objetos de valor por si las llamas se extendían más. Otros, intentaban apagar las maderas del barco para poder recuperar almenos alguna memoria sin dañar... pero todo parecía perdido. Niños lloraban, mujeres gritaban desconsoladas y maridos más estoicos intentaban consolarlas. Entre la multitud, solo un grupo reducido de personas, distanciadas entre sí, contemplaban sonrientes la escena. El egipcio se percató de ello y lentamente tomó la mano de la joven -Debes de subir al carruaje, cuanto antes, despacio, sin llamar demasiado la atención...- decía el vampiro ¿Pero cómo si lo tenían detrás? -¿Ves aquel coche que está cerca del camino que lleva a las afueras? Intenta ir hacia allí, deprisa.- murmuró y le entregó su mochila antes de darle un ligero empujoncito y esperó a que la muchacha tuviese una distancia adecuada con aquel viejo coche que aguardaba, quizá, a algún buen hombre que se había bajado para ayudar o quizá perteneciese a algún trabajador de caminos.
Acto seguido, Ash se acercó léntamente a los caballos y se sentó de nuevo a las riendas. Pudo sentir como la mirada de aquellos que habían provocado el incendio se cernían sobre él, le vigilaban. No eran humanos, no eran Ghouls... eran licántropos, los olía desde ahí, apestaban. Con un fuerte grito, azotó a las bestias que tiraron del transporte con fuerza, arremetiendo contra las calles. Los perseguidores de Ash dieron una rápida carrera, ignorando a las gentes del lugar, tomando poco a poco su verdadera forma. Al cabo de escasos minutos, el carruaje se veía perseguido por cuatro lobos enormes y musculosos cuyo cuerpo parecía más humano que de la última bestia que apareció. No eran ferrirs, definitivamente. Eran licántropos normales.
Ash lo había sospechado desde el principio... y muy seguramente ya tendrían el olor de su sangre memorizado en el olfato. Raudo, se deshizo de su camiseta y se cubrió con la gabardina negra que llevaba sobre la misma para cubrir su torso. Dobló la camisa haciéndola una bola blanca y la encajó entre el carruaje y el asiento, lanzándose después contra unos pilares de sacos de estiercol y demás abonos, además de comida para animales de granja. Esperó unos valiosos minutos y observó como aquellos desquiciados seres inhumanos persiguieron el olor de la sangre, ignorando que Ash no se encontraba allí. Sonriente, el vampiro marchó corriendo hacia el carruaje que había dejado atrás hace rato, con toda la velocidad que él mismo pudiese alcanzar. Se despojó de aquella maloliente prenda y se acercó a la puerta del coche. -¡Disculpe, monsieur! ¿Dónde va? No puedo llevar a nadie ahora mismo- se acercó un joven muchacho presumiblemente de la edad de Keira. El diablo, sin compasión, lo tomó del cuello y se mordió su propia muñeca, desgarrándose la piel. La apretó entonces contra la boca del chico, repitiendo el ritual que había hecho entonces con el anterior guardia de Keira. El chico no tardó demasiado en presentar aquella fantástica mirada, y sonrió a su nuevo amo. -Sácanos de aquí, rápido. Fuera de París, fuera de Francia... Ya te diré qué dirección tomar. Al alba, debemos estar en una posada. Fállame y serás pasto de gusanos- inquirió malhumorado el vampiro. El muchacho sonreía a causa del gran bienestar que le provocaba aquella sangre llena de pecado, pero en su interior su corazón parecía estar a punto de estallar ¿Había bebido sangre de otro hombre y eso le hacía sentir tan bien? Quería preguntar, conocer todas las respuestas a la ingente cantidad de preguntas que emanaba su mente como una fuente, pero la mirada de aquella presencia que se alzaba ante él no invitaba a hacerlo. Resignado, tomó control del coche y aceleró hacia las afueras, atravesando los caminos. Ash se había acomodado frente a Keira, semi desnudo, buscando alguna nueva prenda que ponerse -Va a ser un viaje largo, querida... ponte cómoda...- Así, París quedó atrás.
Ash Ravnos- Vampiro Clase Alta
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