AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Afrodita ~
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Afrodita ~
× Apodo: Afrodita.
× Nombre del Personaje: Alexandra Wellington. [Utiliza su apodo la mayoría de veces]
× Edad: 25 años.
× Especie: Humana.
× Tipo, Clase Social o Cargo: Clase Alta.
× Orientación Sexual: Homosexual.
× Lugar de Origen: Londres; Inglaterra.
× Descripción Física:
Las cualidades físicas de Afrodita no son precisamente muy destacadas. No es una chica de metro ochenta, con excesivas curvas, o con unos atributos delanteros que hagan volver la cabeza a los hombres; aún así su belleza es exótica y penetrante. De metro setenta pesando aproximadamente sesenta y siente kilos. No es escuálida ni esquelética pero tampoco le sobra demasiada grasa, su entrenamiento -Obligado.- la hace mantenerse más en forma de lo que quisiera. Aunque, en el fondo, si está agradecida de que le hagan perder la mayoría de calorías que consume por día. Sus ojos grandes y marrones, junto a un cabello negro de media melena, adornan su rostro; proporcionado al resto del cuerpo. Nariz fina, de puente recto. Labios rosados, habitualmente resaltados con un labial carmín; echo de productos naturales que alargan la duración y resistencia. Piel blanquecina, suave y bien cuidada con caros productos -De algo le tiene que servir los "potingues" que le hace ponerse su madre.- Su gusto por la libertad, tanto de expresión como personalmente, la hace llevar un peinado algo alocado y despeinado. -Excepto en las apariciones públicas como Alexandra.-
× Descripción Psicológica:
Una chica que ha tenido que ocultar su verdadera naturaleza -Rebelde.- la mayor parte de su vida; es complicado que lleve una vida completamente normal. Nunca le agradaron las cenas, eventos y presentaciones formales a las que tenía que acudir sí o sí; pero tampoco podía negarse ni hacer quedar mal a su familia. Simplemente, su padre no se lo permitiría nunca. Así que, durante prácticamente todos sus veinticinco años, ha resultado ser una chica buena. Ahora bien, eso "representando" a Alexandra Wellington, cuando se vuelve Afrodita las cosas cambian bastante. Su lado más salvaje y rebelde sale a flote, en contra de todo lo que tiene que ver con su actual vida. Nada de obligaciones ni restricciones. Tampoco suele dar a conocer sus verdaderos orígenes, por temor a ser rechazada o juzgada de mala manera. En el fondo, solo busca gente con la que conectar y poder hablar tranquilamente sin ser una "señorita".
Se preocupa por los demás, sobretodo les tiene un gran afecto a los pacientes que trata a media jornada en el psiquiátrico. Le preocupa el qué dirán, no puede evitarlo, sin embargo es demasiado orgullosa como para demostrar algo así o lo que tenga que ver con rebajarse frente a otros. Eso definitivamente no le va, aunque representarlo de cara a los ricachones no le resulta nada difícil. Por otra parte, su tendencia sexual, tampoco la ayuda para integrarse en la sociedad; obviamente le resulta imposible compartirlo con alguien. Sabe que no lo comprenderían y que solo puede liberar esa parte suya siendo Afrodita.
Es romántica y le gusta leer novelas "rosas", aunque a ella no le gusten los hombres, no dejan de apasionarle esas historias antiguas. Aún así no cree que pueda ocurrirle algo parecido a ella, empezando porque entre mujeres esas cosas no pasan y acabando por la mala suerte que la caracteriza habitualmente. Con sus cosas puede resultar algo posesiva, sobretodo si les tiene mucho aprecio; con las personas ocurre en pocas ocasiones ya que no tiene con quién sentirse así. Su parte más seria suele salir en momentos muy concretos, cuando se levanta de mal humor o simplemente se cansa de fingir por lo que se "vuelve" Afrodita aún estando en presencia de su madre, conocidos, etc. Lo suele agenciar a una muy mala jacqueca.
-Historia:
Natasha y Fréderic Wellington, dueños de una multinacional textil, estaban tan ocupados con su vida laboral que nunca llegaron a pensar el tener una hija como la que resultó ser. Alexandra. Criada en Inglaterra pero llevada por medio mundo con el fin de que aprendiera tanto las lenguas como las culturas ajenas; aprovechando los viajes de negocios que la mayoría de veces tenían que hacer. No eran los padres más amorosos ni los más presenciales pero, sin duda, uno de lo más estrictos. No tenían ninguna duda de que su hija tenía que ser alguien presentable y que conociese todas las normas de cortesía necesaria para no dejarlos en mal lugar, después de todo si la habían tenido, no dejarían que se "despendolara" como les había ocurrido a algunas muchachas de matrimonios amigos suyos. Y con ese afán, continuaron durante toda su vida. Incluso en la actualidad no dejan de recordarle una y otra vez que la imagen es lo más importante y que antes de actuar debe pensar no solo por ella sino por su familia.
Los años pasaban para la joven Alexandra que, poco a poco, se iba haciendo una mujer sin que ninguno de sus allegados lo supiera. Con deseos y anhelos ocultos, las restricciones a las que estaba sometida a diario llegaban a dejarla totalmente agotada tanto físicamente como psicológicamente. Día tras día, sin descanso. Después de todo, vivir con su madre no eran en lo absoluto una tarea fácil; ella consideraba que era una tortura. La quería, claro que sí, pero sus charlas sobre la moral poniendo como ejemplos muchachas vecinas llegaban a cansarla; demasiado. Y su padre no hacía nada por evitarlo, aunque sabía que compartía sus mismos pensamientos. Por otra parte, compartía también con su madre el deseo de que se prometiera con algún buen muchacho cuanto antes. Un matrimonio que a ella le iba a costar mucho aceptar, aún con la reciente doble vida que había empezado a desarrollarse desde que había llegado a París. París, la bella París que le había permitido esa libertad tan ansiada. Bueno, París y el supuesto prometido al que iba a conocer allí y por el que ella se había demostrado "enormemente" interesada -Solamente como excusa, obviamente.- Ahora, le tocaba empezar a vivir de una vez por todas; aún con sus padres pululando de vez en cuando.
× Datos Extras:
- Comer es su mayor hobby; le encanta. Sobretodo los postres. Y una de las cosas que más odia dentro del protocolo femenino es la parte de pedir platos ridículos y tener que aparentar estar completamente llena. Todo para causar buena impresión; claro.
- No tiene hermanos, pero le encantaría tenerlos.
- Le encanta su pequeño trabajo como enfermera en el sanatorio mental; no puede evitar sentirse un poco más independiente habiéndolo conseguido por si misma.
- Poco a poco va cogiendo confianza en sí misma, aunque a veces intenta ser más atrevida de lo que su mente le permite.
- No ha conocido a mucha gente interesante en su vida y tiene ganas de conocerla.
- Le encantan los animales, por eso suele alimentar a los gatos o perros callejeros que frecuentan el sanatorio mental.
× Nombre del Personaje: Alexandra Wellington. [Utiliza su apodo la mayoría de veces]
× Edad: 25 años.
× Especie: Humana.
× Tipo, Clase Social o Cargo: Clase Alta.
× Orientación Sexual: Homosexual.
× Lugar de Origen: Londres; Inglaterra.
× Descripción Física:
Las cualidades físicas de Afrodita no son precisamente muy destacadas. No es una chica de metro ochenta, con excesivas curvas, o con unos atributos delanteros que hagan volver la cabeza a los hombres; aún así su belleza es exótica y penetrante. De metro setenta pesando aproximadamente sesenta y siente kilos. No es escuálida ni esquelética pero tampoco le sobra demasiada grasa, su entrenamiento -Obligado.- la hace mantenerse más en forma de lo que quisiera. Aunque, en el fondo, si está agradecida de que le hagan perder la mayoría de calorías que consume por día. Sus ojos grandes y marrones, junto a un cabello negro de media melena, adornan su rostro; proporcionado al resto del cuerpo. Nariz fina, de puente recto. Labios rosados, habitualmente resaltados con un labial carmín; echo de productos naturales que alargan la duración y resistencia. Piel blanquecina, suave y bien cuidada con caros productos -De algo le tiene que servir los "potingues" que le hace ponerse su madre.- Su gusto por la libertad, tanto de expresión como personalmente, la hace llevar un peinado algo alocado y despeinado. -Excepto en las apariciones públicas como Alexandra.-
- imagen:
× Descripción Psicológica:
Una chica que ha tenido que ocultar su verdadera naturaleza -Rebelde.- la mayor parte de su vida; es complicado que lleve una vida completamente normal. Nunca le agradaron las cenas, eventos y presentaciones formales a las que tenía que acudir sí o sí; pero tampoco podía negarse ni hacer quedar mal a su familia. Simplemente, su padre no se lo permitiría nunca. Así que, durante prácticamente todos sus veinticinco años, ha resultado ser una chica buena. Ahora bien, eso "representando" a Alexandra Wellington, cuando se vuelve Afrodita las cosas cambian bastante. Su lado más salvaje y rebelde sale a flote, en contra de todo lo que tiene que ver con su actual vida. Nada de obligaciones ni restricciones. Tampoco suele dar a conocer sus verdaderos orígenes, por temor a ser rechazada o juzgada de mala manera. En el fondo, solo busca gente con la que conectar y poder hablar tranquilamente sin ser una "señorita".
Se preocupa por los demás, sobretodo les tiene un gran afecto a los pacientes que trata a media jornada en el psiquiátrico. Le preocupa el qué dirán, no puede evitarlo, sin embargo es demasiado orgullosa como para demostrar algo así o lo que tenga que ver con rebajarse frente a otros. Eso definitivamente no le va, aunque representarlo de cara a los ricachones no le resulta nada difícil. Por otra parte, su tendencia sexual, tampoco la ayuda para integrarse en la sociedad; obviamente le resulta imposible compartirlo con alguien. Sabe que no lo comprenderían y que solo puede liberar esa parte suya siendo Afrodita.
Es romántica y le gusta leer novelas "rosas", aunque a ella no le gusten los hombres, no dejan de apasionarle esas historias antiguas. Aún así no cree que pueda ocurrirle algo parecido a ella, empezando porque entre mujeres esas cosas no pasan y acabando por la mala suerte que la caracteriza habitualmente. Con sus cosas puede resultar algo posesiva, sobretodo si les tiene mucho aprecio; con las personas ocurre en pocas ocasiones ya que no tiene con quién sentirse así. Su parte más seria suele salir en momentos muy concretos, cuando se levanta de mal humor o simplemente se cansa de fingir por lo que se "vuelve" Afrodita aún estando en presencia de su madre, conocidos, etc. Lo suele agenciar a una muy mala jacqueca.
-Historia:
Natasha y Fréderic Wellington, dueños de una multinacional textil, estaban tan ocupados con su vida laboral que nunca llegaron a pensar el tener una hija como la que resultó ser. Alexandra. Criada en Inglaterra pero llevada por medio mundo con el fin de que aprendiera tanto las lenguas como las culturas ajenas; aprovechando los viajes de negocios que la mayoría de veces tenían que hacer. No eran los padres más amorosos ni los más presenciales pero, sin duda, uno de lo más estrictos. No tenían ninguna duda de que su hija tenía que ser alguien presentable y que conociese todas las normas de cortesía necesaria para no dejarlos en mal lugar, después de todo si la habían tenido, no dejarían que se "despendolara" como les había ocurrido a algunas muchachas de matrimonios amigos suyos. Y con ese afán, continuaron durante toda su vida. Incluso en la actualidad no dejan de recordarle una y otra vez que la imagen es lo más importante y que antes de actuar debe pensar no solo por ella sino por su familia.
Los años pasaban para la joven Alexandra que, poco a poco, se iba haciendo una mujer sin que ninguno de sus allegados lo supiera. Con deseos y anhelos ocultos, las restricciones a las que estaba sometida a diario llegaban a dejarla totalmente agotada tanto físicamente como psicológicamente. Día tras día, sin descanso. Después de todo, vivir con su madre no eran en lo absoluto una tarea fácil; ella consideraba que era una tortura. La quería, claro que sí, pero sus charlas sobre la moral poniendo como ejemplos muchachas vecinas llegaban a cansarla; demasiado. Y su padre no hacía nada por evitarlo, aunque sabía que compartía sus mismos pensamientos. Por otra parte, compartía también con su madre el deseo de que se prometiera con algún buen muchacho cuanto antes. Un matrimonio que a ella le iba a costar mucho aceptar, aún con la reciente doble vida que había empezado a desarrollarse desde que había llegado a París. París, la bella París que le había permitido esa libertad tan ansiada. Bueno, París y el supuesto prometido al que iba a conocer allí y por el que ella se había demostrado "enormemente" interesada -Solamente como excusa, obviamente.- Ahora, le tocaba empezar a vivir de una vez por todas; aún con sus padres pululando de vez en cuando.
× Datos Extras:
- Comer es su mayor hobby; le encanta. Sobretodo los postres. Y una de las cosas que más odia dentro del protocolo femenino es la parte de pedir platos ridículos y tener que aparentar estar completamente llena. Todo para causar buena impresión; claro.
- No tiene hermanos, pero le encantaría tenerlos.
- Le encanta su pequeño trabajo como enfermera en el sanatorio mental; no puede evitar sentirse un poco más independiente habiéndolo conseguido por si misma.
- Poco a poco va cogiendo confianza en sí misma, aunque a veces intenta ser más atrevida de lo que su mente le permite.
- No ha conocido a mucha gente interesante en su vida y tiene ganas de conocerla.
- Le encantan los animales, por eso suele alimentar a los gatos o perros callejeros que frecuentan el sanatorio mental.
Afrodita1- Humano Clase Alta
- Mensajes : 96
Fecha de inscripción : 18/02/2012
Localización : Intentando vivir una aventura ~
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