Whatever [Privado]

por **Afrodita1** Sáb Feb 25, 2012 6:07 pm

El sol estaba en alza, demasiado para mi gusto, y no había ni una sola nube que pudiese prever el que se oscureciese un poco. No hasta que cayese el día. Pero solo eran las once de la mañana y no tenía ningunas ganas de quedarme encerrada en casa ahora; menos cuando sabía que mi madre vendría en los próximos días para quedarse una semana. Como mínimo. ¡Buff! Eso iba a ser una tortura, segurísimo. Me recordaba a los años que había pasado con ella hasta que pude escaparme. Bendito París. Bendito y muy bello, no podía negar que para vivir sola era estupendo. Grande, con mucha gente y, sobretodo, gente variada de todas clases y culturas. El cien por cien no eran unos estirados de cuello vuelto con trajes super caros y brillantes. La mejor parte de todas; en mi opinión. Mi madre, por otra parte, seguro que se horrorizaría con muchas de las cosas que había visto en esos meses. Que había vivido....
Stop.
Escuché a mi vocecilla interior que frenaba mis pensamientos mientras me notaba ligeramente avergonzada conmigo misma. Caminaba por la calle, rodeada de gente, con un vestido sencillo como ya empezaba a ser costumbre. Los había comprado yo misma en varios mercadillos de la ciudad; al principio mis vestidos me hacían destacar demasiado por lo que no eran los barrios altos. Y por allí no era por dónde yo más quería estar. Ese día, en concreto, estar ahí en medio sin ninguna sombra en la que agazaparme tampoco me parecía una buena idea. El sol me empezaba a quemar la piel, mala suerte la mía cuando me tocó ser tan sensible a los rallos del sol. Por otra parte, el no exponerme -Obligatoriamente.- también ayudaba a que tuviese un cutis suave y estupendo. Palabras dichas por mi madre, casi textualmente. No era una experta en la belleza, por mucho que se empeñaran en cambiar eso de mi.

Sabía exactamente a dónde tenía que ir para refugiarme. A un pequeño lugar, lejos de la ciudad, lo suficientemente tapado como para que entrara la claridad y no los rayos de sol directos. Sí, para mi era simplemente estupendo. Y con empezar a mezclarme entre los árboles de la entrada del bosque noté como todo mi cuerpo me lo agradecía enormemente. Suspiré, aliviada y ligeramente cansada, tras caminar unos cuantos metros más para adentrarme. Había caminado mucho. Me senté en un tronco y me quité los zapatos para poder masajear ligeramente las plantas de mis pies, esos pequeños tacones me mataban. Con lo fácil que era andar en una superficie plana ¿Por qué se molestaban tanto en complicarnos la vida a nosotras, las mujeres? Era algo que no entendía de la sociedad. Una entre muchas.

por **Andrei Chezhekov** Sáb Feb 25, 2012 8:20 pm

De todos modos en este día tan soleado, no planeaba salir, pero debido a que el caballo estuvo en baja forma la semana pasada, debería quien sabe si sacarlo a pasear. Joder. No me apetecía salir de casa, preferiría estar sentado, vagueando y rascándome la entrepierna a dos manos sin hacer nada, excepto por molestar a la perra de mi esclavo. Que cuando me enteré de que tenia doble vida, quise deshacerme de esa persona enseguida, pero así como así no podía hacer tal cosa. Era algo con lo que tenía que vivir, no supe en realidad lo que era sentirse ahogado por las deudas después de mucho tiempo, ya no tenía que preocuparme de tal cosa y en este día tan brillante en el que el sol me cegaba enseguida, salí con mi caballo hacia los amplios bosques de Paris.

¿Cuánto tardaba el maldito asno en el que llamaban el mejor caballo de París? Leches. Esto tendría que ser una maldita broma pesada para entonces quedar en ridículo. Este caballo estaba siendo demasiado lento, así que en su parte trasera, con ambos de mis pies le atice para que espabilara y comenzara a correr como era debido. Así sí. Corría montado en el caballo ahora que era valido usar su nombre en mis labios, corría hasta llegar bien adentro de los bosques, con los rayos de sol acariciando mi cabellera castaña para después ponerme bajo la sombra de un gran árbol de pino macizo. El caballo paró. Vamos, no le había abatido mucho...¿o sí?

Está bien. Deje descansar al caballo un poco pero después de media hora comenzó a andar a ordenes encomendadas por mis golpes en su trasero, comenzaba a andar y yo poniendo la pose que me correspondía. Leí, en mis cortas visitas a la biblioteca, que a las chicas les gustaba soñar despiertas con apuestos príncipes montados en su corcel de blanco pelaje, pero pensé que solamente eran historietas para las pobres frígidas que todavía eran mas y mas repartidas por París. Como moscas. Se expandían enseguida tras leer esas novelas rosas. Un escalofrió me entro en el cuerpo al pensar en aquellas chorradas con lo que saque también un gesto en mi cara de mucha repulsión. Esperaba no encontrarme con alguna mujer así.

Y como del cielo, una visión medianamente bonita apareció delante de mis ojos-... ¿Qué hace..-el caballo caminaba con lentitud hasta que se fue parando hasta quedar delante de una mujer o muchacha de unos...era joven en sí-...una mujer como vos por estos bosques?-Sonreí de lado mientras la miraba a distancia desde el caballo. Me mantuve en silencio hasta que finalmente conseguí bajarme del caballo y quedar mi brazo sobre el lomo de este y con el otro puesto sobre mi cadera-Dígame....-Un empujoncito vendría bien de vez en cuando.

por **Afrodita1** Dom Feb 26, 2012 5:56 am

Gracias a Dios -O quién fuera.- los pies empezaban a dejar de palpitar. ¡Benditos! Porque dolían como unos condenados y, claro, tenía que volver a casa en algún momento. A ser posible antes de que oscureciese o no vería un pimiento allí. Bueno, era muy de mañana, el sol estaba muy brillante y no tenía motivos para preocuparme. Eso pensé, hasta que escuché una especie de ruido que no se parecía a un pájaro. Algo más grande. Ahora no tenía que preocuparme por la hora pero sí por no encontrarme tan sola como pensaba allí ¿Y si era alguien humano? ¡O un hombre malvado! Ay, había leído demasiados libros y mi imaginación en ese momento estaba demasiado desarrollada como para poder pensar racionalmente. Me quité los dos zapatos, previniendo el tener que echar a correr con facilidad, pero antes de que pudiera si quiera mover un músculo había un gran caballo plantado a unos metros de mi. Un caballo con su respectivo dueño. Lo que más me temía. ¡Ay! Sí, era un hombre. Y me miraba con una cara extraña.
¿Qué hace una mujer como vos por estos bosques?
No me había ignorado. ¿Como hacerlo? No eres invisible, Alex. Sí, ya lo sabía. Pero aún sí tenía una mínima esperanza de que pasase de largo. Mi esperanza se consumió tan rápido como sudor que se tornó frío por el mero estrés del momento. Tenía que pensar rápido ¿Debería contestarle? ¿O echar a correr directamente?. Entrecerré los ojos, tragando, mientras le daba otro vistazo al chico que ahora había desmontado del caballo. Parecía inofensivo. No te dejes llevar por las apariencias. Eso también lo sabía, de sobras. Sin embargo, pensar que no me iba a hacer daño era mucho más tentador que la opción contraria. Y, por tanto, mi subconsciente ni siquiera se paraba a ser coherente.

Genial, empezaba a divagar conmigo misma; no podía ser. Tenía que hacer lo que fuese, pero hacerlo rápido.
Me levanté del tronco, algo brúscamente y completamente rígida. Sí, no sabía disimular mi nerviosismo demasiado bien. Sobretodo bajo presión como se estaba dando en ese caso concreto. - No.. - Carraspeé, casi se podría decir que por unos segundos mis cuerdas vocales no me respondían - No hago nada, de echo, ya me marchaba - Lo miré por el rabillo del ojo tras acabar de decir la frase pero no dejé tiempo a que me respondiese para empezar a caminar lejos de allí. Lejos de él, concretamente. No corría, caminaba lenta y rígidamente, pero lo que en verdad quería era teletransportarme de alguna manera a la seguridad de mi habitación.

por **Andrei Chezhekov** Lun Feb 27, 2012 9:36 am

Solamente me la quede viendo apoyado sobre el lomo de mi caballo a la joven como se iba de un modo rígida, asustada o cualquier otra cosa que terminara en “da”. Se veía que no estaba haciendo nada en este bosque, así que solamente volví a montarme en mi caballo para después comenzar de nuevo la salida hacia París, pero en realidad, algo me llamo la atención de ella. Así que con lentitud, me iba acercando a ella poco a poco hasta que el caballo se quedo a su lado y yo mirándola desde arriba-...Parece que no camina nada bien...-Dije sin mirarla, viendo el paisaje que había al frente y después suspirando profundamente viendo a la chica en aquel estado “catatónico”

Comencé a pensar por unos segundos que si había algo de extraño en mi mismo, pero en cero coma, ya no sabía el porqué de aquella actitud hacia mí. Paré al caballo viendo como alrededor, el bosque parecía hacerse más estrecho para ambos, no sabía que era si un efecto óptico o simplemente el calor del sol, había frito medio de mi cerebro, en cualquier caso, yo no tenía cerebro para los modales ni para comportarme, tan solo tenía mi bonita cara y un par de palabras descaradas y sin pensar-...Hermosa ninfa de los bosques que por suerte me he encontrado...-Dirigí al caballo para que obstruyera el paso a la joven que parecía hacer oídos sordos, continuar su propio camino, pero en cualquier caso, aun siendo como era, tenía que hacer honor al título que me daba de comer.

-Permitidme llevaros en este hermoso corcel...-sonreía con galantería, cogiendo del mentón a la joven que tenía cerca de mí para que me mirase a los ojos-....hasta sus más bellos deseos...que según a mi parecer, usted lo que desea es un descanso de esos zapatos...-sonreí-..o si por vuestras alas he de seguiros hasta la salida, pero como no las veo...¿Os llevo, bella?-Le guiñe un ojo al que respondí con una suave caricia con el dorso de mi mano sobre su tersa piel de leche. Desde arriba se veía pequeña, pero al tenerla cerca, sujetándome del caballo, vi sus ojos claros, hermosos junto con unos suaves labios rosados por el que pase después mi pulgar con cierta lentitud. La lejanía volvía a hacer su oficio entre ambos y así yo le volvía a mirar desde arriba, pero le ofrecía mi mano para que subiera a lomos de mi caballo si aquello era su deseo.

por **Afrodita1** Jue Mar 01, 2012 6:01 am

Anda que no sabía ni nada el chico...
Parecía que me había leído los pensamientos, porque al empezar a caminar había notado en seguida el dolor de pies. Había sido peor el remedio que la enfermedad. ¡No me dolían tanto antes de pararme! El masaje no había servido de nada, había estado demasiado tiempo sentada y por eso ahora hasta que no caminase un rato no se me pasaría ese dolor punzante que irónicamente me evitaba caminar tan rápido como yo quería. Alejarme del desconocido era mi prioridad. Sí, claro, correrás más que su caballo ¿No, Alex?. Vale, no. Era absurdo pensar que iba a escaparme en caso de que me quisiera hacer daño, tendría que resignarme porque las cosas no estaban a mi favor ese día. Sin embargo, me sorprendió escuchar de repente su voz a mi lado. Y más me sorprendió encontrármelo sobre el caballo. ¡Ah!. Grité para mi misma. ¿Cuándo se había movido? Por favor, no podía ser tan descuidada como para ignorarle y pensar solo en mi misma. Desde luego, si me hubiese querido raptar ya hubiese estado en el 'infinito y más allá' porque era demasiado despistada. Algún día todo eso me iba a pasar factura. Tal vez, con mucha suerte, no ese día.
Hermosa ninfa de los bosques...
Y la frase continuaba de una manera igual de cursi ¿Quién se creía ese chico? Me recordaba a alguno de los caballeros que leía en mis novelas y, como una estupidez más a añadir a la lista, solté una pequeña carcajada cuando terminó de recitar esa especie de cita de novela. Tanto así que casi no me di cuenta del pequeño roce de su mano contra mi mejilla hasta que me aparté ligeramente hacia detrás por mi sorpresa. Aunque sin quitar mi pequeña sonrisa. ¿Cómo podía tomarle en serio? Era la primera vez que un hombre me decía algo semejante -Más subido en un caballo.- así que no sabía si tenerle miedo por eso o bien empezar a sentirme a gusto. No te fies, Alex, no te fies. Mi vocecilla de nuevo volvía a alertarme y la verdad es que tenía que hacerle caso, para algo la tenía ¿No?. Sí, no me fiaría tan fácilmente.

Quité mi sonrisa y decidida a que no iba a escaparme corriendo, porque mi situación no me lo permitía, volví al tronco del que me había levantado anteriormente. Me senté y dejé los zapatos que llevaba en mano a un lado mientras me inclinaba hacia delante, observando con curiosidad al mismo tiempo que ligera desconfianza al desconocido. Ya no sonreía, ahora mantenía mi rostro neutro. O eso era lo que pretendía e intentaba. - ¿Cómo sé que puedo confiar en ti? No te conozco de nada y si me subo a tu caballo tal vez no me lleves a la salida sino a otro lugar ... - Murmuré con un deje de desconfianza en la voz pero, al mismo tiempo, con desinterés, apoyando mi mentón sobre la mano que a la vez estaba apoyada sobre una de mis rodillas. Ya me daba igual. No pensaba dejarme atemorizar ni tampoco engatusar por unas palabras tan adornadas como las que salían por la boca del muchacho. ¡Yo era fuerte! Sí ...

por **Andrei Chezhekov** Dom Mar 04, 2012 5:59 pm

-Prácticamente no puedes fiarte ni de tu propia sombra....concretamente.-Dije ya un poco molesto por la contestación de la chica. ¿Qué se creía?-Aunque si quieres quedarte aquí, en mitad de una jungla en donde criaturas salvajes te pueden tomar como una maldita presa y sin ningún...-Me baje del caballo para acercarme y cogerla del mentón para después mirarla a los ojos-...prejuicio tomarte como suya, con sus dientes o con su afilada mirada, no les importarán lo mas mínimo si eres reina o princesa o si vives en el peor de los rangos sociales....-Le solté el mentón pues era solamente una chiquilla de mente con cuerpo de mujer.

Unos pasos hacia atrás di para ver mejor a aquella mujer, ahí sentada en un tronco-...No te sientes ahí...está lleno de hormigas....-Reí imaginándome la reacción inocente de la chica al descubrir alguna hormiga por su cuerpo. Volvía a mi caballo para volver a montarme en el, sobre los lomos del caballo que me había acompañado durante todos mis trayectos. El pobre caballo estaba cansado y yo también. Quería quizás no haberme encontrado con esta mujer y haber seguido mi camino, pero no, tenía que declinar mi afable apuesta con una pregunta desconfiada. En fin. Qué asco. En cualquier caso cuando los tiempos se alteran, la primavera parece estar presente. Miré a la mujer y detrás vi que teníamos compañía. Genial.

-No te muevas....-Me deshice de dos botones de mi camisa para desabrocharlos y mostrar parte de mi torso, del caballo desenfunde un par de pistolas y de mi cadera una daga saque despacio-Acérquese....tenemos compañía y, si no me hace caso, será su próxima comida....-Dije mientras miraba por encima de la mujer, mirando a un lobo que estaba distraído, o bueno no tanto si nos había encontrado. Nada y ahora se había quedado quieta y entonces fui yo quien me acerque hasta aquel tronco en el que se encontraba, para después ponerme delante de la chica y al fin sacar la daga completamente de su funda para mirar a aquel pobre animal que dentro de poco, seria comida para nosotros y gracias a esta travesía, podría negociar con la piel del animal para algún tipo de tela o abrigo. Quieras o no, pronto vendría el verano, después el otoño y finalmente el invierno. Una bonita capa podría tener.

por **Afrodita1** Vie Mar 09, 2012 2:20 pm

Vaya, parecía que el haber denegado la oferta del muchacho, lo había ofendido. Y lo noté por el pequeño discurso que me acababa de soltar ¿A caso esperaba que confiase en él de buenas a primeras? Porque todo eso que me acababa de decir podría sucederme con él. Vale, sí, cada vez me parecía más confiable. Y no puedo negarlo. Pero aún así no salía de mis trece y continuaba pensando que no podía subirme a su caballo. Además, tampoco quería salir del bosque, había ido precisamente para relajarme y disfrutar de mi libertad antes de que alguien me la fastidiara. Acababa de llegar cuando me encontré con él. Por otra parte, pensar en volver a quedarme sola, por algún momento me dio un repentino escalofrío. Sin embargo, ese pensamiento no fue lo único que influyó en ello. Una presencia se sumó a la del chico, ahora ya no eramos dos sino tres.
No te muevas.
Escuché de repente, dándome cuenta de que si había vuelto a hablar mis propios pensamientos habían acallado las palabras ajenas. Excepto esas, que asomaban cautela y miedo hacia mi. Lo supe no solo por el escalofrío sino porque al prestar atención empecé a escuchar una especie de bufido fuera de lo común. Humano no era. ¿Bueno para mi? Ni tanto, en cuanto observé por el rabillo del ojo la forma de un lobo me hizo extremecerme por completo. Di un brinco al sentir de repente que el chico se había puesto a mi lado casi sin darme cuenta, por estar prestando demasiada atención a la nueva compañía. Me levanté sin importar mi dolor de pies o que estuviesen únicamente enfundados en las medias, sin zapatos, y por acto reflejos me coloqué detrás del muchacho. Vale, un lobo ya si que empezaba a impresionarme y decantaba a favor del chico que me fuese montada en su caballo ¡Ah! Tenía ganas de gritar. Un lobo en ese bosque. No me había ocurrido nunca antes ¿Cómo volvería a partir de ahora sabiendo que habían esos animales? ¿Habría otros peores? Froté mis brazos ante el repentino frío que había invadido mi cuerpo y abracé ligeramente el cuerpo del chico por detrás. Intentando ocultar los pequeños temblores que el miedo ejercía sobre mí.

Observé por encima de su hombro al animal y la gran daga que había sacado el chico, supuse que con intención de asustarle. ¿O no? - Vas... ¿Vas a hacerle daño? - Pregunté, tal vez, algo estúpidamente por mi parte. Pero me encantaban los animales y a lo mejor el lobo (o loba) solo estaba protegiendo su territorio - A lo mejor no nos hace nada si nos vamos... - Susurré muy bajito, sin apartar los ojos del frente con confianza de mis palabras y al mismo tiempo desconfiando completamente de todo lo que pensaba en ese momento. Bajo presión las decisiones que se tomasen nunca eran de fiar. - Vámonos - Dije, finalmente, sin moverme pero tirando de camisa del muchacho hacia detrás; indicándole con ese simple gesto que subiría con él al caballo. Esta vez sin preguntas ni dudas.

Disculpa la demora.

por **Andrei Chezhekov** Dom Mar 11, 2012 3:47 pm

Seguía quieto sin querer moverme del sitio tan solo para fastidiar a la chica por un rato más. Me moví un poco hacia atrás de lado para poder rodear de la cintura a la joven, quedando la daga sobre la cintura de esta mirando hacia abajo y mi mirada viendo al lobo. Tire de ella hacia mí, dejándola ciega de cualquier atrocidad, acurrucándola sobre mi pecho para después taparla del disparo que le di al lobo, dejándolo muerto en el suelo.

La pobre chica estaba temblando del puro miedo. Vamos, esto no era nada como enfrentarte a mil y un sobrenaturales en plena noche con varios grados bajo cero. De alguna manera, la muchacha era dócil comparada con las palabras desconfiadas que anteriormente me había lanzado a la cara. Pues está bien, ahora vería lo que era bueno.

-Eh...No se preocupe...el peligro paso y ya estas a salvo...bueno estamos...-sonreí un poco mientras la separaba de mi cuerpo, para mirarla y acariciarle las mejillas a modo de que no pasaba nada, que todo paso enseguida- Y como veo que salió ilesa, pues creo que nos podremos ir ¿no le parece?-Dije en cierto modo algo simpático para después acercarme hasta el caballo y cogerlo de las riendas para acercarlo donde estaba la mujer-Andrei...me llaman algunos ¿Y vos madame? –Lo primero después de un momento de tensión, quizás podría ser una educada presentación. Diantres, me estaba cansando un poco de ser tan educado, quería largarme de aquí, ya y olvidarme de esta mujer. Aunque en realidad, no estaba de mal ver.

Deje de mirarla tan descaradamente, me acerque al caballo y le tendí una mano para ayudarla a subir y entonces poder subirme tras ella, rodeándole la cintura para así poder delicadamente, coger las riendas del caballo y comenzar a moverlo lejos de aquel lugar. Oh, pare al caballo de repente y pude ver allá, al lado del tronco los preciosos e incómodos zapatos que la joven soltó tiempo atrás. No iba a volver a por ellos, me acerque al oído de esta para susurrarle palabras de apoyo.

-...No se preocupe...debería usar zapatos más cómodos...esos deberían morir ya que han estado a punto de hacerlo con usted...-Descarado como era, no me iba a ir de su oído, suspire sobre el oído de la chica o mujer y un beso escueto pero pícaro pose sobre su mejilla desde atrás, sujetando aun mas las riendas y moviendo al caballo en dirección a una salida que pudiera estar lejos o cerca de nosotros. La suerte era que aun era de día. No había nubes. Eso era mejor. No me gustaba la lluvia a veces, dependiendo de la intensidad en la que esta pudiera manifestarse. ¿Por dónde había que ir?

por **Afrodita1** Lun Mar 19, 2012 12:55 pm

El disparo todavía resonaba en mi cabeza.
¡Pum! Certero y tan duro como la vida misma; jamás había escuchado uno tan de cerca como en ese instante. Y el shock en el que entré no me permitió ni siquiera saber lo que hacía. Seguía al muchacho hasta el caballo y dejé que me montase encima para sacarme de allí, como le había sugerido instantes antes de que matara al animal. De que matara al animal. Esas palabras resonaban tras el disparo y junto a la imagen del lobo muerto en el suelo. ¿Por qué no había echo nada? ¿Era culpa mía que estuviese muerto? No, sabía que no. Él iba a atacarnos y entonces el chico tuvo que defenderse y dispararle. Esa era la explicación ¿Entonces por qué no era capaz de asimilarlo? Y, mientras tanto, había dejado que me subiese al caballo y me tocara. Como si no fuera un simple desconocido además de un hombre. No por nada me gustaban tan poco, siempre intentando pasar por sobre otros e imponiendo por el simple echo de ser el 'sexo fuerte' como algunos decían. Sí, mi padre era igual. De él había aprendido cómo eran además de los amigos que le rodeaban; por suerte para mi no era demasiado tarde. Había llegado a tiempo para darme cuenta del mal que hacían y del porque nunca llegaría a confiar en ellos.

Lo que me despertó de aquel estado fue el repentino roce de algo rasposo contra mi mejilla. Un beso. ¡Que me dio repelús! Removí mi cuerpo, notando que volvía a ser yo misma y dejando atrás cualquier rastro de timidez que pudiese haber tenido momentos atrás - Quiero bajar - Susurré de manera casi inaudible, apretando mis uñas contra la cintura del desconocido. Ni siquiera había memorizado su nombre. - ¡Quiero bajar! - Grité y tras darle un empujón bajé del caballo por mi propia cuenta, en marcha, y por supuesto dándome un tremendo porrazo al caer de sopetón en el suelo. En el suelo del bosque nada liso sino más bien lleno de ramas y troncos que posiblemente me habrían echo alguna que otra herida. Suspiré, parpadeando y moviendo mis extremidades para comprobar que no me había roto nada o que, por lo menos, podía sentirlas. Y aunque me dolían un poco sí que podía sentirlas. Escuché de fondo al caballo relincha, seguramente sorprendido por mi caída. Pero hice oídos sordos y empecé a levantarme con ayuda de un árbol. Miré a los lados, intentando adecuarme y saber por dónde había quedado la explanada en la que estaban mis zapatos. Zapatos que, aunque incómodos, quería recuperar. Otro de los motivos por los que tenía que volver. - No me sigas - Murmuré al aire libre por si el chico seguía por allí cerca y mientras caminaba hacia dónde creía que era el camino correcto.
Era un desconocido así que no tenía porque importarme que me hubiera salvado, simplemente no podía fiarme de un hombre.

por **Andrei Chezhekov** Lun Mar 26, 2012 8:05 am

Solo aquello pareció herir mi buena voluntad. Ahora sí que hacía honor a aquel dicho de “A los que de buena acción actúan, una mala recompensa reciben” La verdad, aquella chica tenía poco modales para irse así, no era mi problema si esa chica insistía en quedarse sola en el bosque. Eso era su problema, no el mío. Si eso era lo que quería, bien, allá ella con sus propias consecuencias, que después no váyase en mi busca para que le salve las faldas de algún desdichado o del algún sinvergüenza.

-Vamos...-patalee al caballo para que comenzara a andar de nuevo, para irme de aquella personita que era un poco rara. Por el camino me fui pensando en que si de verdad tendría que dejarla sola. Mis respuestas eran afirmativas, aquel empujón que me había dado anteriormente, podría haberme hecho bajar y caerme del caballo, pero en cambio, fue ella la que tomo esa ventaja de bajarse y para su mala suerte, hacerse daño. Eché mi mirada hacia atrás, con el caballo en marcha la mantenía en vista avizor por si de algún modo se encontraba enseguida en peligro, pero paso, paso de ir vigilando a cosas las cuales no me interesan. Mi mirada en frente, veía los campos del bosque, verdes y con copas altas y bajas, ocultándonos de los rayos del sol y de una vista azulada que nos brindaba el cielo que compartíamos.

-Solo los tontos se quedan....-Mire alrededor y por muchas vueltas que le diera al bosque, no encontraba la salida. Conocí a un tipo que me dijo, que para encontrar caminos inesperados hay que saber perderse, pero tenía tanta buena orientación que el camino siempre era el mismo. Seguí un poco más hasta que finalmente di a parar con una bella cascada oculta entre varias ramas de un pino enorme, que se enredaba de una manera curiosa con unos poco abetos. No supe qué hora era, pero el ambiente estaba demasiado caldeado, desabroche un poco mi camisa, desabotonándolo por arriba, tres botones libres dejaban vista parte de mi torso.

Sonrisa ladina al canto y con cierto descaro, oh bueno, ninguno, no había nadie, así que me quite la camisa junto con la chaqueta, para dejar solamente mi torso al desnudo. Mis pantalones de cazador y con varias de mis artimañas para trabajar, descansaban en los huecos de mi cinturón-...Tsk...-Hacía calor, diablos. Mis brazos en jarras, pensando que hacer a continuación.

por **Afrodita1** Jue Abr 19, 2012 7:44 pm

Felicidades, Alex, has conseguido exactamente lo que querías...
Quedarme más sola que la una, para concretar. "No me sigas" le había dicho al muchacho ¡¿Y por qué estúpida razón iba a seguirme?! Escuché el trotar del caballo alejándose de dónde yo estaba y cuanto menos lo escuchaba menos sentido tenía todo aquello. Mirándolo objetivamente, tampoco había estado tan mal... El chico se había ofrecido más de una vez a sacarme de allí, cortésmente, e incluso había arriesgado su vida para salvarme de un lobo. Vale, odié que le disparase, porque amaba profundamente a los animales y me dio mucha tristeza pensar que ese 'pequeño' no volvería con una familia que posiblemente tendría en el bosque. Y vale también que ambos ejercieron su instinto de supervivencia, tanto el lobo al querer cazarnos como el muchacho al disparar para protegerse -Y protegerme.-. ¿Y de qué me servía ahora reflexionar sobre eso? Había agarrado tal rabieta que ni siquiera le había dado una oportunidad de redimirse dentro de mis pensamientos. Imbécil. Una vez más, mi consciencia tenía toda la razón del mundo.

Caminé el pequeño trozo que había echo a lomos del caballo hasta el famoso tronco en el que había sucedido todo minutos atrás. En seguida vi los zapatos de tacón que se habían quedado tirados por el suelo y me dirigí hacia ellos, no con la intención de ponérmelos otra vez, pero sí de agarrarlos. No eran de los más caros que tenía en el armario pero debía confesar mi debilidad por ellos y por todos los que eran de su estilo. Altos y estilizados, echos para estilizar a las mujeres hermosas. Que no era mi caso. Suspiré y me volví a sentar, pensativa sobre el cómo salir de allí. Pensándolo mejor, en ningún momento había temido por lo que sería la partida pues tenía bastante claro cómo había llegado allí, sin embargo... En ese momento la claridad empezaba a esfumarse debido, una vez más, al desconocido muchacho ¡Si solo no me hubiese visto! O me hubiese ignorado, como hacían la mayoría de las personas. Pero no, estaba visto que mi destino era encontrarme con él en ese día y en ese concreto lugar. También, podía haberlo visto en la ciudad, pero entonces seguro que ni se habría percatado de mi presencia. En el bosque, donde las personas -Y más mujeres.- escaseaban, era mucho más fácil de detectar. Un pequeño fail que no se me había ocurrido al pensar en esa mini aventura.

Me levanté entonces, decidida a salir de allí y acabar con las emociones. Había tenido suficientes y, aunque la suerte me había asistido con el muchacho, no quería encontrarme con ningún otro por muy buenas intenciones que tuviera. Mucho menos si podían no resultar tan buenas. Para mi sorpresa, escuché de repente una mezcla entre soplido y gruñido; obviamente mis ojos fueron hacia dónde provenía ese ruido. El lobo no estaba muerto. Aunque sí malherido por la bala que el chico le había metido en las costillas. ¿Qué se supone que debía hacer? Si me acercaba, corría el riesgo de que me mordiera. Una idea estúpida. Pero si me iba de allí lo tendría para siempre en mi consciencia. Me acerqué, notando como él se había percatado de mi presencia y posiblemente estaría maldiciendo el no poder hacer más que resoplar. Pensaría que iba a hacerle daño, como es lógico. Aún así, algo hizo que la adrenalina se me concentrara en el cerebro y sin pensar arranqué parte de las faldas de mi vestido. - Está bien, no te haré daño.. - Susurré muy bajito, mientras lentamente me arrodillaba a su lado. El animal estaba nervioso y temeroso de lo que fuese a hacer.

Era de sobras consciente de que no podría cargar con el animal hasta la ciudad, no solo por mi falta de fuerzas sino porque ni quería pensar en lo que podrían hacerle. Cosas peores a un disparo seguro. Por eso mismo y sabiendo a ciencia cierta que pronto llegaría su manada a socorrerlo, simplemente me atreví a colocar el trozo de tela alrededor de la bala; con el fin de que parase la hemorragia. Acaricié con algo de temor pero al mismo tiempo suavidad el lomo, por la parte en la que no tenía ninguna herida. - Pronto vendrá a ayudarte tu familia, cuídate mucho y siento lo que hizo mi compañero. - Era de mi misma especie por lo que fue la única manera de llamar a un desconocido del que no recordaba ni el nombre. Con todo el follón, mi mente no era precisamente lo que se había preocupado de registrar.

Sin más que hacer allí y, obviamente, no queriendo esperar por la familia del animal me puse en pie empezando a andar en la dirección opuesta a él. La que, curiosamente, había recorrido a lomos del caballo y por la que había desaparecido el muchacho. Si él había ido en esa dirección, lo más probable era que encontrara rápido la salida del bosque ¿No?.

por **Andrei Chezhekov** Miér Mayo 02, 2012 6:39 pm

Limpiaba con poco interés una herida de mi pierna. Los días de caza y las noches de regocijo comenzaban a pasar de legendarias a míticas. Suspire un poco cansado. Yo, estando a medias vestir, con los pantalones y mi torso al desnudo estaba sentado mirando a la herida que se había abierto. Diantres, el agua estaría completamente fría, solo tendría que echarle un par y poder finalmente arreglar el tinglado que poco a poco iba aumentando la abertura. Dios, ¿Qué haría ahora? Un torniquete. Listo, anude un trozo de mi camisa blanca cerca de la herida que se había abierto considerablemente-Tsk....En fin...-Dije pues que mas podía hacer.

Me había desviado de la salida, sabia por donde era, pero no me apetecía moverme de aquel lugar que ¿Estaba en paz? Eso pensé hasta que escuche detrás de mí, el sonar de las ramas chispar en seco, haciendo que mirase de reojo y encontrara una figura extraña-Hum....-No iba a inmutarme por aquel sonido, pero si iba a estar en alerta, una pequeña daga del interior de mi pantalón fui sacando con sumo disimulo. Seguía a lo mío, procurando estar atento a lo que hubiera detrás, a mis espaldas-...-No iba a darme la vuelta, no me la iba a dar. Más bien me levante de la piedra en la que me había sentado para después darme la vuelta y ver a esa mujer que bueno, más que mujer, era un chica joven.

Con sus zapatos en las manos y con las manos de sangre-¿se puede saber que hace aquí sola?-Aunque ahora no lo estuviera, estaba conmigo – Mujer, No me ha dicho su nombre aun....¿A estas alturas aun me teme? –Dije bien divertido, la miraba con cierta burla, pero enseguida mi gesto pícaro, se calmo por una seria y calmada-¿Cómo supo llegar hasta aquí? ¿Recordó el camino?-Con lentitud fui hasta la pequeña roca en la que había estado sentado, mire ahora a la mujer de abajo arriba y después mire a mi pierna-Hum...-Intente quitarme el torniquete, pero empeoraría mas la herida, lo deje donde estaba, sin emitir queja alguna aunque me estuviera matando por dentro.

Si mi madre estuviera aquí, sabría que hacer. Yo solo era un inútil que se aguantaba todo lo que le echaban-Siéntese en algún lado....en cuanto termine...el torniquete....agh!-no termine de hablar pues el dolor cada vez aumentaba. Bien raro era que se me abriera ahora. Quizás no habría sido curada como era debido.

Lamento, mucho, mucho la demora, Madame.

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