Tormenta de Media Noche[Amelie]

por Invitado Dom Jul 04, 2010 1:31 pm

Tenia ganas de leer algún libro pero los clásicos me los había leído todo así que fui por la tarde a la biblioteca como el día estaba nublado pus las tormentas caerían en la noche pude caminar relajado por las calles para entrar y observar la poca gente que había al parecer a esta sociedad les importaba un cuerno en realidad como iba la historia pues estaban muy ocupados con sus fiestas lujuriosas que sin duda me daban la pauta de que por el dinero era importantes pero en el cerebro apenas podían deletrear la palabras educación.

Reí por ver a los mortales ignorante que rodeaban mi espacio personal fui por un libro de historia antigua para examinar los nuestros manuscritos de escritores que había en la ciudad de la luz.Mire los cielos por la ventana y la lluvia comenzó a golpear salvajemente los cristales de las ventanas, sin mas me senté en una mesa junto a una lámpara a leer pero un aroma me alerto, güire mi cabeza hacia la nada detectando una mujer que me llamo la atención.

-Buenas noches, lady.

por Invitado Dom Jul 04, 2010 2:27 pm

Las noches en el castillo se repetían de manera continua, hacia días que mis salidas habían disminuido, tanto, que los ingenuos de mis sirvientes empezaban a sembrar extensos rumores acerca de una supuesta enfermedad de parte de la doncella que en sus aposentos reposaba sin ninguna señal de querer romper dicha acción metódica, pues bien, dejaría que se lo creyeran, de todas formas no tenía ni la más mínima intención de narrar el verdadero motivo de mi estancia diurna y mucho menos desperdiciar mi creatividad en su mente ilusa e inocente, pero especialmente esa noche quería cambiar, las paredes de mi habitación, los tapices de hermosa vista y el sonido armónico de mi violín ya se estaban convirtiendo en compañeros de poca importancia y por lo mismo no era mi interés continuar de esa forma así que un ligero cambio no me haría mal, no perdería nada de todas formas.

El albornoz blanco fue despojado de mi cuerpo al momento que el agua tibia lo recorría en toda su extensión, un ligero baño fue testigo de mi estado anímico para dar pie a mi destino, posteriormente con la calma atestada en mi rostro un vestido del color de la crema recorrió mi figura hasta cubrirla completamente y solo dejar algunas extensiones visibles y provocativas aflorando con libertad, el ajustado corsé con encaje dorado permitió la mejor visión de mis caderas y la pérdida del collar de perlas que rodeaba mi cuello, mis bucles caían por mi espalda y hombros, sueltos como me gustaba llevarlos y como de por si no era algo muy visto en la sociedad, finalmente un pequeño chal cubrió parte de mis hombros y espalda, y al asegurarme de una visión apropiada de mi persona me encamine escaleras abajo con el motivo de que Gallard me llevara a mi destino. No es necesario decir que tras un fingimiento de ternura y educación mis sirvientes quedaron satisfechos con mi respuesta a la interrogante de mi repentina salida, y el cochero, sin ninguna curiosidad como siempre, me llevo hacia la biblioteca, el lugar de conocimiento y las historias variadas del destino del hombre, definitivamente no era un mal lugar para empezar mi estancia nocturna, quizás después podría tomar otro rumbo.

No fue largo el tiempo que se tomo el cochero en llegar, a los minutos ya estábamos frente al amplio edificio de construcción antigua, con delicadeza me baje del carruaje ya que Gallard sabía muy bien que si no ameritaba su ayuda en ese movimiento, no era necesaria, subí unos amplios escalones y me aventure en la edificación no sin antes asegurarle a mi sirviente que no era necesaria su espera, los resonantes cascos de los caballos me sirvieron de aviso tras su retirada y así al volver mi ojos grises a la amplitud de conocimiento una sonrisa amable de la mortal bibliotecaria me permitió mi entrada al edificio, no habían muchas personas a tales horas de la noche, y los caballeros de alta sociedad que buscaban respuestas a sus dudas en los pesados libros no dudaron en posar sus miradas en el discreto escote de mi vestido y en cada facción disponible de mi anatomía, sin embargo me dirigí a los estantes de historia antigua, mucho antes del año en que nos ubicábamos, era de mi agrado mi vida pasada, o el entorno de la misma preferiblemente, sin embargo tras tomar un libro y pasar sus hojas por mis finos dedos, detallando cada palabra, fui capaz de sentir un aroma diferente, semejante al mío, frívolo pero aun así de un sabor suave y agradable, sonreí de forma irónica sin apartar mis ojos de la lectura cuando aquella voz varonil me hablo, con lentitud y sutileza recalcando mis movimientos femeninos me di la vuelta apoyando el libro de mi pecho -Buenas noches joven Lord. Mencione mientras mis ojos se encontraban con los suyos y una sonrisa se curvaba en mis carnosos labios.

por Invitado Mar Jul 06, 2010 4:26 pm

La joven a la cual le había hablado sin duda respondió mi saludo con elegancia, majestuosidad y sin duda con un toque de sensualidad como toda vampiresa evidentemente de clase alta.Mis pasos se mantuvieron firmes a mi lugar mirando el libro que tenia en su pecho mientras me daba pasos hacia ella tocando apenas la frágil tapa del mismo riéndome por que eran de aquellos libros que ami me encantaban por lo que aleje mis manos tomando la mano de la joven tan delicadamente como me era posible para darle un suave beso en la misma a la vez que inclinaba mi cuerpo como reverencia ante ella que sin duda se merecía mis respetos.

-Me agrada saber que vuestra educación es magnifica eso le da puntos extras a esta magnifica conversación.Me presento mi nombre es Alan Willstone un lord como propiamente usted ha dicho.

Sonreí lo suficiente como para demostrar que era feliz solo una sonrisa la justa para no crear un alboroto de sonrisas innecesarias en un lugar como aquel donde sin duda muchos eran atraídos por nuestra belleza y hasta por nuestro aroma a frutilla tal vez?, a chocolate? mas bien diría yo a lujuria y deseo por obtener desesperadamente algo que sabes que jamás podrás tocar ni con la yema de los dedos.
Deje el libro sobre la mesa que estaba a nuestro costado para mirarla a los ojos sin despegarlos ni un solo minuto de los de ella ya que desde que cruzamos mirada esas orbes parecían no despegarse.
Solté con delicadeza su mano de la misma forma en que la tome mirando a mi alrededor de vez en cuando para acercarme mas a ella y detenerme a la altura de su oído.

-My lady uno podría pensar cosas malas si seguimos viéndonos de esta manera puede que por ahí para vos sea algo normal pero debéis entender que para los mortales las miradas significan otras cosas pero pido por favor que no toméis mis palabras con un tono de ideas indecisas mas bien como una advertencia de lo que podría llegar a pasar.

por Invitado Miér Jul 07, 2010 9:20 am

Al parecer, y por el seguimiento de su mirada que tenía como fin el libro que reposaba en mi pecho, poseía gustos semejantes a los míos, lo cual me fue confirmado por la risilla que sus labios soltaron sin evitarlo siquiera, particularmente pensaba que no degustar aquella temática de lectura era imposible, era antigua, eso era cierto, y muchos documentos ya no tenían valor para la humanidad actual pero así mismo el contenido que cada pagina mantenía, que cada palabra daba era fascinante, costumbres antiguas, nacimiento de la realeza, simplemente un degustar para mi paladar en uno de esos momentos donde definitivamente no existía otra cosa por hacer, en instantes como esos era donde recurría a mi preciada lectura, ya mantenía en mi memoria los estudios analizados y más aun mis vivencias pasadas me habían ayudado a confirmarlos en cruda realidad, pero nada perdía con repasar una y otra vez aquellos papeles, solo como un pasatiempo.

Tomo mi mano con suma delicadeza mientras posaba sus labios y se inclinaba en una conocida reverencia que solo los personajes de alta clase eran capaces de imitar a la perfección, su sutileza fue un hecho que no pase por alto, comúnmente era así y no me molestaba en lo absoluto, mi mano era tomada como el trozo de cristal más delicado y perfecto, como si de un solo roce se fuera a romper con facilidad, la suavidad desatacaba en ello y lo que nadie se percataba era lo que dentro del iris de mis ojos habitaba, la tenacidad solo era el factor que podía descubrirlos y no muchos contaban con ello, se igual forma asentí con lentitud ante sus palabras, sus gestos y forma de vestir me habían hecho saber que no era un simple hombre al que me refería, no era un simple vampiro que vagaba en soledad por el mundo, no, era un lord, un hombre de fuerza e inteligencia, hizo halagos de mi educación que de momento agradecí puesto que los tutores de mi infancia, las llamadas clases de señorita y mi recorrido aristocrático por el mundo no había sido en vano -Agradezco sus cumplidos a lo que mi educación se refiere mi Lord, Amelie Lefevre. Un nombre, eso fue lo único que mis labios afloraron a manera de mi turno de presentación, no me basaba en el hecho de ocultar mi puesto en el palco político, no era necesario al momento de que tan siquiera una palabra brotaba de mi voz, de lo contrario a medida de que la conversación se diera, el lo sabría.

El libro que el mantenía y cuyo nombre no fue de mi atención fue posado en la mesa de lisa madera que se hallaba a nuestro lado, el contacto entre nuestras manos fue irrumpido por su acercamiento hacia mi persona, mi cabeza como muestra de tal reacción se inclino más hacia su persona para estar atenta con mayor concentración ante sus palabras, no era necesario claro esta pero un susurro sin acercamiento sería muy curioso para los ojos humanos que nos rodeaban, sin embargo cuando termino de hablar una risilla corta y divertida emergió de mi voz para asegurar la gracia que sus palabras me habían facilitado -Es usted entonces gran admirador de los gestos y reacciones humanas Monsieur, si así lo desea entonces permítame romper la unión de miradas que hemos mantenido antes de que existan altercados o malos entendidos. Una última vista a sus ojos cumplió su deseo, posterior a ello solo coloque el libro en su lugar y me dirigí hacia un estante frente a aquel donde anteriormente nos encontrábamos, allí pase mis finos dedos por algunos tomos hasta acabar extrayendo un libro de historia antigua, los antepasados en todo su significado al pueblo parisino -¿Y a que se debe la presencia de su merced en este lugar?. Mencione con un tono simple y jovial mientras recorría las páginas de aquel libro con mi atención dividida entre su texto y mi acompañante, solo di una mirada de reojo hacia su persona, nada significativo ni duradero como minutos antes había hecho.

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