AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
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La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
Recuerdo del primer mensaje :
Is, como era conocido ahora, a pesar de tener relación con su nombre real se había decidido a la hora en que aceptara tomar el cargo de duque que lo mejor era que iniciara aquella nueva 'vida', según palabras de quien le había dado esa oportunidad, para romper lazos con su pasado, era por ello mismo que aunque tiempo atrás se consideraba innecesario para alguien como él portar un apellido ahora el suyo salía de las sombras para ser utilizado como un sello que él jamás tuvo. Pero era equitativo, había perdido lo que lo caracterizaba, su vida como cazador había terminado. Y a pesar de las protestas sin cesar de su hermana, a la que rara vez veía pero se habían hecho escuchar apenas se enteró de lo que hacía, no fueron motivo suficiente para desistir. Había tenido que averiguar muchas cosas antes de tomar el cargo. Hasta ese momento él no tenía idea de las tareas que debería cumplir. Ahora estaba medianamente acostumbrado. Su disciplina producto de muchos años estaba ayudando. Aunque le era indiferente poseer tierras o riquezas, había pensado, gracias a haber conocido a cierta persona que ocupar ese lugar en la sociedad podría traerle una oportunidad a más de una persona. Tal vez no sería un rey pero el poder político podía mover más cosas de lo que él habría podido moviéndose como cazador en las sombras.
Ese día estaba allí porque había escuchado algo de uno de sus sirvientes, que por cierto no eran simples personas. Estaba acostumbrado a trabajar con gente que supiera no le traicionaría bajo ninguna circunstancia y sobre todo que conocieran quién era. Así que entre sus mejores subordinados, se había llevado a algunos que permanecían bajo su mando y le ayudaban con todo lo que podría no verse tan bien si descubrían que alguien como él hacía. Extrañaba las noches de caza y odiaba tener que comportarse como un hombre bien portado, tarea que aún no creía llevar muy bien. Cuando estaba en el lugar que ahora habitaba, sus ropas no eran las que otros nobles consideraban adecuadas y en ese instante en el que caminaba tampoco lo eran. Su porte por lo menos desde el inicio era algo que no tenía por qué cambiar. Era un hombre orgulloso y a pesar de todo no estaba dispuesto a cambiar su personalidad. Tal vez ahora tendría que fingir un poco y su salvajismo había dado paso a algo que causara menor temor en las personas. Aún así su presencia, su estatura aunada con la complexión de su cuerpo aún parecía imponer cada que alguien le veía. Había muchas cuestiones que tal vez a un hombre deberían importarle, pero las prioridades de Is M. Montgomery no eran las mismas que las de la mayoría.
Amaba su patria, el honor y la lealtad eran indispensables para él, algo sin lo cual no consideraba que algo pudiese realmente existir. No tenía amigos, salvo tal vez ahora consideraría al grupo del príncipe, y eso aún estaba por verse, confiaba en el heredero de los Fontaine por razones que la mayoría desconocía, pues también eran ignorantes de lo que había en la cabeza de Is y del cómo había conocido a Jean. Lena, ella solo se había inmiscuido en su vida y le inspiraba una extraña sensación que le permitió que la chica se acercara lo suficiente, debía tener algo que ver con su forma de ser. Ahora, había algo que a pesar de los años no había podido olvidar y estando allí y enterarse que ella estaba también, había decidido ir a su encuentro, claro que para asegurarse había investigado antes, pero si caminaba por allí era con la clara intención de encontrarse con la regente del ducado McLeod. Años atrás, cuando le había conocido no había prestado atención a ese hecho, si ahora lo recordaba era porque la información que le habían llevado había refrescado su memoria. No había olvidado sus ojos y lo que había visto en ellos. De alguna extraña manera había estado más tiempo con ella que con cualquier otra persona, aún cuando él solo se limitaba a estar allí en sus encuentros. Al inicio se había mostrado reacio y luego solo dejo de importarle.
En aquel entonces le había visto como una persona a la que tenía que proteger, solo porque eso era lo que había despertado en él, pero los años habían pasado, y ahora quería ver en lo que aquella jovencita se había convertido. Se detuvo en algún punto del camino cuando observó una silueta familiar en aquel paraje. La verdad había hecho un par de cosas que no sabía como se tomarían por otros si se enterasen, tan solo para asegurarse de que sus pasos le guiarían hacia él ese día de invierno. Sonrió pensando que sus métodos tal vez no habían cambiado, solo que esta vez no estaba realmente cazando... Además había elegido aquel lugar gracias a los recuerdos y que prefería estar lejos del bullicio de todo lo que inundaba París a esas horas de la tarde. Observó el cielo, nublado y además la misma hora de aquel primer encuentro con ella, debía ser su subconsciente imaginando cosas.
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Una década atrás...La brisa con los tintes del invierno poco le importaban, su cuerpo no sentía el frío tan penetrante como debería hacerlo, acostumbrado a los más inhóspitos tiempos y a la soledad que le proporcionaba tranquilida. Isley, como todos le conocían, sin apellidos y sin nada más que le reconociera que su increíble fuerza y su habilidad como cazador, de los seres que se ocultaban en las tinieblas. Tan acostumbrado estaba que en su mundo pocas cosas diferentes a lo que vivía en el día a día cabían. Sería en uno de ellos, jstamente ese, en el que conocería a una chica, no se enamoraría de ella ni pretendería acercarse demasiado, pero sería lo que marcaría lo que sería años después una oportunidad diferente. Desde que tenía uso de razón había hecho aquello y no cabía otra posibilidad que eso. Una leyenda que se alzaba entre los suyos, pero que muy pocos conocían más que los hombres que le habían jurado lealtad tiempo atrás. Ellos no estaban con él en ese momento, celebraban el haber hecho sus trabajo como mejor sabían hacerlo, bebiendo y divirtiéndose a base de alcohol en una taberna. Él por su parte odiaba el barullo, así que se había ido caminando por los alrededores de aquel país que no era el suyo, una Inglaterra que pasarían años antes de que volviese a ver.
Fue ese día nublado y frío que en su camino se topó con esta jovencita, por lo general la habría pasado sin notarla, pero desde lo lejos le vio caminando con dificultad hasta caer finalmente al suelo. No necesitaba acercarse más para decir lo que sus sentidos y su percepción le decían. Le vio y a pesar de lo desvalida que podía verse, él no vio eso o no se habría detenido a verle. La compasión era para los débiles, él no la necesitaba, tampoco conocía lo que era ser amable porque él solo conocía lo hostil que había en su mundo, pero un hombre como él también puede reconocer en otros las habilidades o el poder que posean, a pesar de no ser la fuerza física, que aunque para él era más que importante, tenía seguro que para ella no lo era. Al verla supo que sería su mente lo único que podría salvarle. Entre el cuerpo y lo que había en tu cabeza se lograba la mayor fortaleza. Algunos no necesitaban ambas, porque no todos tenían todas las cualidades de la misma manera, algunos no poseen pizca de inteligencia.
Se acercó, no prestó atención a las ropas que ella traía puestas, simples aditamentos que nada hacían ni ayudaban y que alguien como él no necesitaba. No supo si ella le advirtió ni prestó atención si lo que había en su mirada era temor o admiración. Se limitó a tomarle del brazo y obligarle a levantarse. No fue amable, sus movimientos eran bruscos y las únicas mujeres con las que se había relacionado de cierta manera no eran delicadas doncellas o no necesitaban que les tratase de buena manera. Su hermana tal vez era lo más parecido, pero era algo que consideraba totalmente diferente. Por si acaso le sostuvo para que no cállese, sus brazos eran fuertes por el entrenamiento diario que le había formado desde su niñez, y el agarre de sus manos no era débil, él no pensaba en si podría hacerle daño, porque normalmente sus manos estaban hechas para matar a los seres que no eran humanos. Él cumplía órdenes, pero eran los licántropos y los vampiros las principales presas de su equipo. En esos tiempos otras razas aún no necesitaban o no se consideraba que debiesen ser erradicadas de acuerdo a quien las órdenes daba. Sería esta obediencia y su lealtad lo que en algunos años le ganarían el puesto en el que estaría.
Fue ese día nublado y frío que en su camino se topó con esta jovencita, por lo general la habría pasado sin notarla, pero desde lo lejos le vio caminando con dificultad hasta caer finalmente al suelo. No necesitaba acercarse más para decir lo que sus sentidos y su percepción le decían. Le vio y a pesar de lo desvalida que podía verse, él no vio eso o no se habría detenido a verle. La compasión era para los débiles, él no la necesitaba, tampoco conocía lo que era ser amable porque él solo conocía lo hostil que había en su mundo, pero un hombre como él también puede reconocer en otros las habilidades o el poder que posean, a pesar de no ser la fuerza física, que aunque para él era más que importante, tenía seguro que para ella no lo era. Al verla supo que sería su mente lo único que podría salvarle. Entre el cuerpo y lo que había en tu cabeza se lograba la mayor fortaleza. Algunos no necesitaban ambas, porque no todos tenían todas las cualidades de la misma manera, algunos no poseen pizca de inteligencia.
Se acercó, no prestó atención a las ropas que ella traía puestas, simples aditamentos que nada hacían ni ayudaban y que alguien como él no necesitaba. No supo si ella le advirtió ni prestó atención si lo que había en su mirada era temor o admiración. Se limitó a tomarle del brazo y obligarle a levantarse. No fue amable, sus movimientos eran bruscos y las únicas mujeres con las que se había relacionado de cierta manera no eran delicadas doncellas o no necesitaban que les tratase de buena manera. Su hermana tal vez era lo más parecido, pero era algo que consideraba totalmente diferente. Por si acaso le sostuvo para que no cállese, sus brazos eran fuertes por el entrenamiento diario que le había formado desde su niñez, y el agarre de sus manos no era débil, él no pensaba en si podría hacerle daño, porque normalmente sus manos estaban hechas para matar a los seres que no eran humanos. Él cumplía órdenes, pero eran los licántropos y los vampiros las principales presas de su equipo. En esos tiempos otras razas aún no necesitaban o no se consideraba que debiesen ser erradicadas de acuerdo a quien las órdenes daba. Sería esta obediencia y su lealtad lo que en algunos años le ganarían el puesto en el que estaría.
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Época actual. París. 1800
Is, como era conocido ahora, a pesar de tener relación con su nombre real se había decidido a la hora en que aceptara tomar el cargo de duque que lo mejor era que iniciara aquella nueva 'vida', según palabras de quien le había dado esa oportunidad, para romper lazos con su pasado, era por ello mismo que aunque tiempo atrás se consideraba innecesario para alguien como él portar un apellido ahora el suyo salía de las sombras para ser utilizado como un sello que él jamás tuvo. Pero era equitativo, había perdido lo que lo caracterizaba, su vida como cazador había terminado. Y a pesar de las protestas sin cesar de su hermana, a la que rara vez veía pero se habían hecho escuchar apenas se enteró de lo que hacía, no fueron motivo suficiente para desistir. Había tenido que averiguar muchas cosas antes de tomar el cargo. Hasta ese momento él no tenía idea de las tareas que debería cumplir. Ahora estaba medianamente acostumbrado. Su disciplina producto de muchos años estaba ayudando. Aunque le era indiferente poseer tierras o riquezas, había pensado, gracias a haber conocido a cierta persona que ocupar ese lugar en la sociedad podría traerle una oportunidad a más de una persona. Tal vez no sería un rey pero el poder político podía mover más cosas de lo que él habría podido moviéndose como cazador en las sombras.
Ese día estaba allí porque había escuchado algo de uno de sus sirvientes, que por cierto no eran simples personas. Estaba acostumbrado a trabajar con gente que supiera no le traicionaría bajo ninguna circunstancia y sobre todo que conocieran quién era. Así que entre sus mejores subordinados, se había llevado a algunos que permanecían bajo su mando y le ayudaban con todo lo que podría no verse tan bien si descubrían que alguien como él hacía. Extrañaba las noches de caza y odiaba tener que comportarse como un hombre bien portado, tarea que aún no creía llevar muy bien. Cuando estaba en el lugar que ahora habitaba, sus ropas no eran las que otros nobles consideraban adecuadas y en ese instante en el que caminaba tampoco lo eran. Su porte por lo menos desde el inicio era algo que no tenía por qué cambiar. Era un hombre orgulloso y a pesar de todo no estaba dispuesto a cambiar su personalidad. Tal vez ahora tendría que fingir un poco y su salvajismo había dado paso a algo que causara menor temor en las personas. Aún así su presencia, su estatura aunada con la complexión de su cuerpo aún parecía imponer cada que alguien le veía. Había muchas cuestiones que tal vez a un hombre deberían importarle, pero las prioridades de Is M. Montgomery no eran las mismas que las de la mayoría.
Amaba su patria, el honor y la lealtad eran indispensables para él, algo sin lo cual no consideraba que algo pudiese realmente existir. No tenía amigos, salvo tal vez ahora consideraría al grupo del príncipe, y eso aún estaba por verse, confiaba en el heredero de los Fontaine por razones que la mayoría desconocía, pues también eran ignorantes de lo que había en la cabeza de Is y del cómo había conocido a Jean. Lena, ella solo se había inmiscuido en su vida y le inspiraba una extraña sensación que le permitió que la chica se acercara lo suficiente, debía tener algo que ver con su forma de ser. Ahora, había algo que a pesar de los años no había podido olvidar y estando allí y enterarse que ella estaba también, había decidido ir a su encuentro, claro que para asegurarse había investigado antes, pero si caminaba por allí era con la clara intención de encontrarse con la regente del ducado McLeod. Años atrás, cuando le había conocido no había prestado atención a ese hecho, si ahora lo recordaba era porque la información que le habían llevado había refrescado su memoria. No había olvidado sus ojos y lo que había visto en ellos. De alguna extraña manera había estado más tiempo con ella que con cualquier otra persona, aún cuando él solo se limitaba a estar allí en sus encuentros. Al inicio se había mostrado reacio y luego solo dejo de importarle.
En aquel entonces le había visto como una persona a la que tenía que proteger, solo porque eso era lo que había despertado en él, pero los años habían pasado, y ahora quería ver en lo que aquella jovencita se había convertido. Se detuvo en algún punto del camino cuando observó una silueta familiar en aquel paraje. La verdad había hecho un par de cosas que no sabía como se tomarían por otros si se enterasen, tan solo para asegurarse de que sus pasos le guiarían hacia él ese día de invierno. Sonrió pensando que sus métodos tal vez no habían cambiado, solo que esta vez no estaba realmente cazando... Además había elegido aquel lugar gracias a los recuerdos y que prefería estar lejos del bullicio de todo lo que inundaba París a esas horas de la tarde. Observó el cielo, nublado y además la misma hora de aquel primer encuentro con ella, debía ser su subconsciente imaginando cosas.
Última edición por Is M. Montgomery el Mar Oct 02, 2012 10:37 pm, editado 1 vez
Is M. Montgomery- Realeza Germánica
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Re: La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
-Lo haré Klett- Probablemente incluso si necesitase ayuda no lo haría, pero confiaba en que realmente no iba a necesitarlo. A su parecer tenía lo necesario para que pedir la mano de la duquesa no fuese tan descabellado. Era la primera vez que vio su título como algo útil para él mismo, aunque apartó la idea de su mente de inmediato. Como era costumbre aunque notó aquellas miradas y la forma en la que actuaban aquellas personas al verle aparecer con su señora en brazos, ni siquiera se inmutó.
Había muy pocas personas que le llamaban así ahora, al escucharle a ella pronunciar el que era su verdadero nombre, incluso si había tenido que dejarlo, era de algún modo reconfortante. Se sentía diferente que cuando Jean o Lena lo decían. Tal vez por el hecho de que Klett había sido la primera de ellos con quien se había encontrado en el pasado -No me molesta hacerlo ahora- dijo sin preocuparse demasiado de ello. Y no es que fuese tarea fácil, pero tampoco tenía razón en pensar en posponerlo.
Le bajo con delicadeza, o al menos la poca que poseía realmente en sus movimientos, para s suerte Klett ya le conocía y no creía que se ofendiera por su trato un tanto brusco a veces. Se incorporó y le tendió la mano –Debes guiarme, estamos en tu casa- esperó a que le diera su mano para entrar. Eso de fingir no era lo suyo pero no creía que nada fuese a salir mal, de cierto modo le divertía. Ella tenía que guiarle y presentarle, después, el buscaría la forma de hablar a solas con el hombre, ya vería ahora qué podría decirle y quería además preguntarle un par de cosas sin que Klett estuviese presente.
Tal vez inlcuso podía decirle la verdad, hablando de eso, tendría que decirle a Klett que era un duque, pero quería consultarlo con el abuelo antes, si, era una extraña idea, pero quería ser sincero con el hombre. Y no creía que eso fuese a ser un problema. Pero claro, primero tenía que conocerlo, al verle, dejaría que su instinto le guiase sobre si ´procedería de ese modo o de uno muy diferente.
Había muy pocas personas que le llamaban así ahora, al escucharle a ella pronunciar el que era su verdadero nombre, incluso si había tenido que dejarlo, era de algún modo reconfortante. Se sentía diferente que cuando Jean o Lena lo decían. Tal vez por el hecho de que Klett había sido la primera de ellos con quien se había encontrado en el pasado -No me molesta hacerlo ahora- dijo sin preocuparse demasiado de ello. Y no es que fuese tarea fácil, pero tampoco tenía razón en pensar en posponerlo.
Le bajo con delicadeza, o al menos la poca que poseía realmente en sus movimientos, para s suerte Klett ya le conocía y no creía que se ofendiera por su trato un tanto brusco a veces. Se incorporó y le tendió la mano –Debes guiarme, estamos en tu casa- esperó a que le diera su mano para entrar. Eso de fingir no era lo suyo pero no creía que nada fuese a salir mal, de cierto modo le divertía. Ella tenía que guiarle y presentarle, después, el buscaría la forma de hablar a solas con el hombre, ya vería ahora qué podría decirle y quería además preguntarle un par de cosas sin que Klett estuviese presente.
Tal vez inlcuso podía decirle la verdad, hablando de eso, tendría que decirle a Klett que era un duque, pero quería consultarlo con el abuelo antes, si, era una extraña idea, pero quería ser sincero con el hombre. Y no creía que eso fuese a ser un problema. Pero claro, primero tenía que conocerlo, al verle, dejaría que su instinto le guiase sobre si ´procedería de ese modo o de uno muy diferente.
Is M. Montgomery- Realeza Germánica
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Re: La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
Is la dejo en el suelo y ella coloco ambos pies de a poco hasta quedar completamente sobre sus plantas, is le tomo de la mano y el solo acto le dejo son saber que hacer, ciertamente eso de las demostraciones publicas de “afecto” tan de repente no parecían una buena idea pero tenia que acostumbrarse si quería seguir adelante con toda aquella farsa.
-Mi abuelo debe estar en el estudio en estos momentos- hablo mientras caminaba por la casa con la mano sostenida con fuerza por la de Is. No había sentido miedo cuando el hombre la había bajado al suelo no había sentido la desconfianza que la había inundado en las ocasiones en que se había puesto tan mal que había necesitado de una ayuda similar. Camino con el por la casa, pasando el amplio salón el acostumbrado espacio se le hizo mas largo de lo normal y para cuando se encontraba frente a la puerta tenia el corazón latiendo fuertemente en su garganta, con un golpeteo constante. Pasar saliva se sintió como si pasara una manzana completa por su garganta- espera entrare a verlo primero- soltar la mano de is le daba pánico, como si el hombre pudiese salir corriendo nada mas soltarlo- le dije que tenia alguien de quien me estaba- sonrió que la sangre se acumulaba en sus mejillas- me estaba enamorando de alguien, pero que deseaba estar segura de mis sentimientos antes de presentárselo… eso se lo dije hace unos tres meses, déjame entrar a hablar con el si? Después podrás entrar tu – le dijo y entro a la habitación encontrado a su abuelo sentado en un gran y cómodo sillón, leyendo un viejo libro que ya le había visto leer en varias ocasiones- abuelo…- le hablo y el anciano levanto la mirada aun viva hacia la joven, su cuerpo estaba ya muy cansado, no le quedaba mucho de vida, pero su espíritu era completamente diferente, fuerte y sin quebrantarse ante la edad y la enfermedad se aferraba a la vida, no dispuesto a morir sin antes dejar a su adorada nieta con toda la seguridad que pidiese tener, con una familia establecida, ni sola ni desprotegida.
-pasa, pasa mi niña, ha que debo tu temprana visita?- pregunto, a el las evasivas de su nieta cada vez que preguntaba por su vida personal no le convencían en lo mas mínimo, el sabia que su nieta intentaba mantenerlo tranquilo con mentiras y la dejaba creer que lo engañaba, dejando que ella fuese a su ritmo y no dispuesto a morir sin antes saber que ella estaría bien. Hacia poco había enviado una carta a sus familiares en el imperio germánico, sabía que una de las primas de klett tenia una edad muy cercana a la suya y podrían hacerse compañía si llegaban a conocerse.
-abuelo- klett le sonrió con cariño, como cada que que lo veía, pues aquel, era la única familia que conocía viva- he traído a alguien para conocerte- le hablo al tiempo que se agachaba para tomar las manos del anciano y besarlas- recuerdas del hombre que te hable? El ha venido para hablar contigo, yo ya no tengo mas dudas abuelo…quiero casarme con el. Podrías recibirlo? El quiere pedirte mi mano- klett sonreía y el anciano supo que algo había de extraño en aquel asunto. El sabia que su nieta no había conocido a nadie o eso había creído, como es que le traía un pretendiente?- quisiera presentártelo y…- pero el anciano no le dejo terminar.
-mi alma, por que no le haces pasar y nos dejas a solas? Quisiera conocerlo- el rostro de klett le dijo que había algo raro en todo aquel asunto.
-pero abuelo a mi me gustaría…- la chica parecía querer evitar dejarlos a solas.
-que pasa mi alma- le interrumpió con mirada perspicaz – el necesita que le protejas de algo? No me estarás ocultando nada verdad?- su nieta le sonrió negando pero el nerviosismo se le notaba- anda, dile que pase- le envió y la chica asintió dirigiéndose a la puerta, lento, como su dudara y buscara una salida para todo aquello. La vio salir y espero a que el sujeto que tenía pensado presentarle como pretendiente entrara.
Fuera de la habitación klett salió cerrando la puerta suavemente tras de el- mi…a mi abuelo le gustaría hablar contigo a solas… - dijo con la expresión de un cervatillo frente a un arma de fuego.
-Mi abuelo debe estar en el estudio en estos momentos- hablo mientras caminaba por la casa con la mano sostenida con fuerza por la de Is. No había sentido miedo cuando el hombre la había bajado al suelo no había sentido la desconfianza que la había inundado en las ocasiones en que se había puesto tan mal que había necesitado de una ayuda similar. Camino con el por la casa, pasando el amplio salón el acostumbrado espacio se le hizo mas largo de lo normal y para cuando se encontraba frente a la puerta tenia el corazón latiendo fuertemente en su garganta, con un golpeteo constante. Pasar saliva se sintió como si pasara una manzana completa por su garganta- espera entrare a verlo primero- soltar la mano de is le daba pánico, como si el hombre pudiese salir corriendo nada mas soltarlo- le dije que tenia alguien de quien me estaba- sonrió que la sangre se acumulaba en sus mejillas- me estaba enamorando de alguien, pero que deseaba estar segura de mis sentimientos antes de presentárselo… eso se lo dije hace unos tres meses, déjame entrar a hablar con el si? Después podrás entrar tu – le dijo y entro a la habitación encontrado a su abuelo sentado en un gran y cómodo sillón, leyendo un viejo libro que ya le había visto leer en varias ocasiones- abuelo…- le hablo y el anciano levanto la mirada aun viva hacia la joven, su cuerpo estaba ya muy cansado, no le quedaba mucho de vida, pero su espíritu era completamente diferente, fuerte y sin quebrantarse ante la edad y la enfermedad se aferraba a la vida, no dispuesto a morir sin antes dejar a su adorada nieta con toda la seguridad que pidiese tener, con una familia establecida, ni sola ni desprotegida.
-pasa, pasa mi niña, ha que debo tu temprana visita?- pregunto, a el las evasivas de su nieta cada vez que preguntaba por su vida personal no le convencían en lo mas mínimo, el sabia que su nieta intentaba mantenerlo tranquilo con mentiras y la dejaba creer que lo engañaba, dejando que ella fuese a su ritmo y no dispuesto a morir sin antes saber que ella estaría bien. Hacia poco había enviado una carta a sus familiares en el imperio germánico, sabía que una de las primas de klett tenia una edad muy cercana a la suya y podrían hacerse compañía si llegaban a conocerse.
-abuelo- klett le sonrió con cariño, como cada que que lo veía, pues aquel, era la única familia que conocía viva- he traído a alguien para conocerte- le hablo al tiempo que se agachaba para tomar las manos del anciano y besarlas- recuerdas del hombre que te hable? El ha venido para hablar contigo, yo ya no tengo mas dudas abuelo…quiero casarme con el. Podrías recibirlo? El quiere pedirte mi mano- klett sonreía y el anciano supo que algo había de extraño en aquel asunto. El sabia que su nieta no había conocido a nadie o eso había creído, como es que le traía un pretendiente?- quisiera presentártelo y…- pero el anciano no le dejo terminar.
-mi alma, por que no le haces pasar y nos dejas a solas? Quisiera conocerlo- el rostro de klett le dijo que había algo raro en todo aquel asunto.
-pero abuelo a mi me gustaría…- la chica parecía querer evitar dejarlos a solas.
-que pasa mi alma- le interrumpió con mirada perspicaz – el necesita que le protejas de algo? No me estarás ocultando nada verdad?- su nieta le sonrió negando pero el nerviosismo se le notaba- anda, dile que pase- le envió y la chica asintió dirigiéndose a la puerta, lento, como su dudara y buscara una salida para todo aquello. La vio salir y espero a que el sujeto que tenía pensado presentarle como pretendiente entrara.
Fuera de la habitación klett salió cerrando la puerta suavemente tras de el- mi…a mi abuelo le gustaría hablar contigo a solas… - dijo con la expresión de un cervatillo frente a un arma de fuego.
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
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Re: La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
Esperó, si algo sí podía tener era paciencia, quedarse quieto en un solo lugar incluso por horas había sido parte de lo que había tenido que hacer más de una vez para asegurar el éxito de algún movimiento con su equipo de cazadores. Al verla desaparecer tras la puerta se quedó observando esta por un momento, era grande y pesada e impedí que escuchase lo que decían del otro lado. Dio un par de pasos notando una que otra mirada curiosa de un par de personas que pasaron por ahí, tal vez lo estaban vigilando o algo.
Ciertamente pudo notar la incomodidad de la joven cuando le tendió la mano. A él no le importaba mucho hacer esas cosas, no porque estuviese acostumbrado, pero porque ya lo había hecho con ella, aunque probablemente la intención era bastante diferente unos años antes. Cuando la chiquilla le seguía las primeras veces le parecía un fastidio, porque a veces aparecía en medio de su vigilancia o cuando estaba de caza. Pero luego solo se limitó a escucharle y protegerla mientras estuviese cerca de él. A veces era un tanto hilarante como ella seguía ahí en situaciones que otros no estarían. Sus sentidos le habían dicho algo cuando estaba cerca, pero era una sensación más leve que ahora, y no creía que fuese que en aquel tiempo fuese menos hábil, creía por mucho que entonces sus habilidades y su sentido de percepción estaba en su mejor momento.
Se había dado cuenta, pero como todo le indicó que no era una amenaza simplemente decidió pasarlo por alto, incluso si sabía que su esencia le decía que no era un humano común. Ahora lo sentía con más fuerza, pero más que antes, no tenía razón para hacer algo al respecto. Muy al contrario, incluso aunque fuese una ironía, ella le causaba algo curioso y contradictorio en su forma de ser, si lo veía fríamente en el pasado también había sucedido.
Cuando la puerta hizo aquel sonido anunciando que se abriría giró su cuerpo para estar de frente a ella, vio a Klett salir y casi suelta una carcajada al ver su rostro preocupado como pocas veces le había tocado ver. Se veía tan adorable e indefensa. Se acercó con una leve sonrisa y besó su frente –No te preocupes, todo estará bien- Le dijo en un susurro poniendo sus manos sobre la puerta para abrirla sosteniéndola a ella por la cintura solo en el momento en el que pasó junto a ella se deslizó entrando en la habitación solo habiendo abierto un poco la puerta para pasar. Le dirigió una mirada antes de cerrar y le hizo un guiño mientras sonreía –Si te preocupas te saldrán arrugas – le dijo en broma –Aunque igual me gustarías – cerrando la puerta antes de poder ver la expresión en su rostro al decir eso.
Buscó con la mirada y se acercó al hombre que tenía un libro entre sus manos. Jaló una silla sentándose despreocupadamente frente a él. No estaba nervioso, pero al ver la expresión en su rostro confirmo lo que había pensado cuando Klett le mencionó que hablaría con él –Mi nombre es Is… Is M. Montgomery, me tranquiliza poder hablar a solas con usted- Dijo dirigiendo una mirada a la puerta, seguro que Klett estaba bastante preocupada del otro lado, pero esa forma era mejor para él, con ella ahí no podría hablar abiertamente con el hombre en cuestión. Su sonrisa permaneció al clavar sus ojos en él, tal como había pensado parecía bastante lúcido y perspicaz, podía notar que quería preguntarle, seguramente por todo aquello.
Ciertamente pudo notar la incomodidad de la joven cuando le tendió la mano. A él no le importaba mucho hacer esas cosas, no porque estuviese acostumbrado, pero porque ya lo había hecho con ella, aunque probablemente la intención era bastante diferente unos años antes. Cuando la chiquilla le seguía las primeras veces le parecía un fastidio, porque a veces aparecía en medio de su vigilancia o cuando estaba de caza. Pero luego solo se limitó a escucharle y protegerla mientras estuviese cerca de él. A veces era un tanto hilarante como ella seguía ahí en situaciones que otros no estarían. Sus sentidos le habían dicho algo cuando estaba cerca, pero era una sensación más leve que ahora, y no creía que fuese que en aquel tiempo fuese menos hábil, creía por mucho que entonces sus habilidades y su sentido de percepción estaba en su mejor momento.
Se había dado cuenta, pero como todo le indicó que no era una amenaza simplemente decidió pasarlo por alto, incluso si sabía que su esencia le decía que no era un humano común. Ahora lo sentía con más fuerza, pero más que antes, no tenía razón para hacer algo al respecto. Muy al contrario, incluso aunque fuese una ironía, ella le causaba algo curioso y contradictorio en su forma de ser, si lo veía fríamente en el pasado también había sucedido.
Cuando la puerta hizo aquel sonido anunciando que se abriría giró su cuerpo para estar de frente a ella, vio a Klett salir y casi suelta una carcajada al ver su rostro preocupado como pocas veces le había tocado ver. Se veía tan adorable e indefensa. Se acercó con una leve sonrisa y besó su frente –No te preocupes, todo estará bien- Le dijo en un susurro poniendo sus manos sobre la puerta para abrirla sosteniéndola a ella por la cintura solo en el momento en el que pasó junto a ella se deslizó entrando en la habitación solo habiendo abierto un poco la puerta para pasar. Le dirigió una mirada antes de cerrar y le hizo un guiño mientras sonreía –Si te preocupas te saldrán arrugas – le dijo en broma –Aunque igual me gustarías – cerrando la puerta antes de poder ver la expresión en su rostro al decir eso.
Buscó con la mirada y se acercó al hombre que tenía un libro entre sus manos. Jaló una silla sentándose despreocupadamente frente a él. No estaba nervioso, pero al ver la expresión en su rostro confirmo lo que había pensado cuando Klett le mencionó que hablaría con él –Mi nombre es Is… Is M. Montgomery, me tranquiliza poder hablar a solas con usted- Dijo dirigiendo una mirada a la puerta, seguro que Klett estaba bastante preocupada del otro lado, pero esa forma era mejor para él, con ella ahí no podría hablar abiertamente con el hombre en cuestión. Su sonrisa permaneció al clavar sus ojos en él, tal como había pensado parecía bastante lúcido y perspicaz, podía notar que quería preguntarle, seguramente por todo aquello.
Is M. Montgomery- Realeza Germánica
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Re: La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
El anciano entrecerró los ojos hacia el hombre que se sentó frente a él, podía apreciar a simple vista que aunque aun estaba en la flor de su vida se notaba que le llevaba varios años a su nieta, los matrimonios así eran lo mas común, lo que mas le importaba era por que su nieta le había llevado a aquel hombre, por que se lo había llevado si estaba seguro de que antes de ese día no existía? De donde había salido aquel misterioso prometido?
-Y yo soy William, el abuelo de klett pero mas importante, por que no me dice de donde salió usted? Porque sepa que no me creo el cuento de la pareja feliz que han estado pensando esta…presentación pro meses. Mi pequeña estaba sola hasta ayer, de donde ha salido usted?- no quería ni pensar como es que klett había conseguido la compañía de aquel hombre, su pequeña niña haría lo que fuese para darle tranquilidad y su actitud en los últimos meses no le había dado buena espina. Si ella había contratado a alguien para aquella farsa no quería saber lo que un oportunista podría hacer con el futuro de su nieta- dígame Mr. Montgomery que historia tiene para mi.
Fuera de la habitación klett caminaba en círculos, seguramente intentando formar una zanja frente a la puerta, la incomodidad en sus piernas se esfumado, ni siquiera la recordaba mientras paso tras paso los nervios la carcomían. Porque su abuelo había querido conocer en privado a su prometido? Ella esperaba poder estar ahí en ese momento y aligerar la carga de Is…por dios todo podía venírsele encima con una sola falla. Era Is bueno con las palabras? No lo creía el siempre había sido muy directo lo que sabia de sobra no era bueno cuando se necesitaba socializar o conseguir el favor de alguien mas.
Una joven se acercó a ella con uno de los criados, el joven tenia una silla con el y la coloco junto a la puerta- tome asiento Duquesa, podría lastimarse caminando así- eso le recalco que seguramente sus sirvientes, en su totalidad eran completamente consientes de sus limitaciones…aunque en esos precisos momentos estaban exagerando. Ella no iba a lastimarse por caminar en círculos como un león enjaulado frente al estudio donde su abuelo estaba conociendo a su prometido improvisado, claro que no, aunque lo que dudaba es que su pobre corazón o sus nervios pudiesen aguantarlo durante mucho tiempo.
-gracias- acepto diciéndose que tenia que calmarse y se centro frente a la habitación asintiendo cuando la muchacha le acerco una taza de te. Era increíble que con todos los años viviendo ahí, solo ahora comenzara a notar las atenciones que tenían con ella más allá de la obligación.
-Y yo soy William, el abuelo de klett pero mas importante, por que no me dice de donde salió usted? Porque sepa que no me creo el cuento de la pareja feliz que han estado pensando esta…presentación pro meses. Mi pequeña estaba sola hasta ayer, de donde ha salido usted?- no quería ni pensar como es que klett había conseguido la compañía de aquel hombre, su pequeña niña haría lo que fuese para darle tranquilidad y su actitud en los últimos meses no le había dado buena espina. Si ella había contratado a alguien para aquella farsa no quería saber lo que un oportunista podría hacer con el futuro de su nieta- dígame Mr. Montgomery que historia tiene para mi.
Fuera de la habitación klett caminaba en círculos, seguramente intentando formar una zanja frente a la puerta, la incomodidad en sus piernas se esfumado, ni siquiera la recordaba mientras paso tras paso los nervios la carcomían. Porque su abuelo había querido conocer en privado a su prometido? Ella esperaba poder estar ahí en ese momento y aligerar la carga de Is…por dios todo podía venírsele encima con una sola falla. Era Is bueno con las palabras? No lo creía el siempre había sido muy directo lo que sabia de sobra no era bueno cuando se necesitaba socializar o conseguir el favor de alguien mas.
Una joven se acercó a ella con uno de los criados, el joven tenia una silla con el y la coloco junto a la puerta- tome asiento Duquesa, podría lastimarse caminando así- eso le recalco que seguramente sus sirvientes, en su totalidad eran completamente consientes de sus limitaciones…aunque en esos precisos momentos estaban exagerando. Ella no iba a lastimarse por caminar en círculos como un león enjaulado frente al estudio donde su abuelo estaba conociendo a su prometido improvisado, claro que no, aunque lo que dudaba es que su pobre corazón o sus nervios pudiesen aguantarlo durante mucho tiempo.
-gracias- acepto diciéndose que tenia que calmarse y se centro frente a la habitación asintiendo cuando la muchacha le acerco una taza de te. Era increíble que con todos los años viviendo ahí, solo ahora comenzara a notar las atenciones que tenían con ella más allá de la obligación.
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
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Re: La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
Tal como lo había imaginado, el hombre mayor frente a él confiaba poco en alguien que aparecía de repente diciendo ser el enamorado de su nieta. Sopesó la forma en que diría lo siguiente, pero la idea ya le rondaba la cabeza. No podía quedarse tranquilo –No soy ningún desconocido qu eha encontrado de repente su nieta, eso puedo asegurarlo, entiendo su desconfianza y ciertamente tenía mucho de no ver a la que es su nieta- Le observó, de esa forma en la que a veces ves a alguien como si con ello pudieses ver a través de sus pensamientos. Dejó escapar un suspiro y se inclinó hacia adelante apoyando los brazos sobre sus piernas.Hizo una pausa, solo viendo aquellos ojos por un momento antes de decir algo –Bien, pensé que incluso si Klett nos presentaba buscaría esta plática a solas porque no creo que sea necesario mentir sobre esto… Mi encuentro con ella ha sucedido hoy, le conocí hace años, poco después de que sucediera aquello en su familia – A pesar de nunca parecer prestar atención, realmente recordaba lo que la chica le había contado entonces. Sonrió de medio lado –Me ha dicho que quería que me hiciese pasar por su prometido y es lo que me ha traído aquí… - No había por qué darle rodeos, el hombre quería la verdad y él no quería mentir al respecto.
-Pero antes que piense mal de mi, si estoy diciéndole esto es porque antes de que ella me explicara el porqué, tengo claro que me interesa que esto sea más que una simple farsa como ella planea- Hablaba con una confianza y era curioso como estaba hablando de esa forma como si estuviese acostumbrado a ello. Inconscientemente estaba buscando no parecer tan salvaje como era a al ahora de hablar, no quería causar tan mala impresión, de ser posible quería causar una buena, pero eso era tal vez demasiado pedir, dado que no era exactamente el burgués promedio y la verdad él mismo sabía que se alejaba mucho de eso, incluso con esos años en los que intentó acoplarse a ser no solo un miembro de la sociedad sino acoplarse también a la nobleza.
No comprendía muchas cosas, pero en ese momento su cerebro estaba procesando infinidad de cosas, por una vez estaba pensando en cómo lograr que algo funcionara de la manera en la que lo haría una persona normal, claro, él no comprendía de hecho como sería eso, pero lo intentaba, lo cual algún fruto debía dar… o al menos esperaba que aquello no saliese mal –Mi nombre, como ella lo conoce es Isley, y en realidad es el verdadero… Puede preguntarme lo que quiera y responderé con sinceridad a cada detalle que me pida… Klett piensa que no podría interesarme realmente en ella, y creo qu se equivoca al pensar de esa manera...- Si le hubiese mentido no se hubiese sentido tranquilo, si esto le guiaba por un mal camino, lo prefería de esa forma.
-Pero antes que piense mal de mi, si estoy diciéndole esto es porque antes de que ella me explicara el porqué, tengo claro que me interesa que esto sea más que una simple farsa como ella planea- Hablaba con una confianza y era curioso como estaba hablando de esa forma como si estuviese acostumbrado a ello. Inconscientemente estaba buscando no parecer tan salvaje como era a al ahora de hablar, no quería causar tan mala impresión, de ser posible quería causar una buena, pero eso era tal vez demasiado pedir, dado que no era exactamente el burgués promedio y la verdad él mismo sabía que se alejaba mucho de eso, incluso con esos años en los que intentó acoplarse a ser no solo un miembro de la sociedad sino acoplarse también a la nobleza.
No comprendía muchas cosas, pero en ese momento su cerebro estaba procesando infinidad de cosas, por una vez estaba pensando en cómo lograr que algo funcionara de la manera en la que lo haría una persona normal, claro, él no comprendía de hecho como sería eso, pero lo intentaba, lo cual algún fruto debía dar… o al menos esperaba que aquello no saliese mal –Mi nombre, como ella lo conoce es Isley, y en realidad es el verdadero… Puede preguntarme lo que quiera y responderé con sinceridad a cada detalle que me pida… Klett piensa que no podría interesarme realmente en ella, y creo qu se equivoca al pensar de esa manera...- Si le hubiese mentido no se hubiese sentido tranquilo, si esto le guiaba por un mal camino, lo prefería de esa forma.
Is M. Montgomery- Realeza Germánica
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Re: La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
Entrecerró los ojos centrando su cansada pero aun perspicaz mirada en el sujeto. Klett debía haberlo llevado por alguna razón, si se había rencontrado ese día nuevamente por que lo había escogido para montar todo aquel numerito? El sabia que klett llevaba un tiempo intentando encontrar alguien a quien presentarle o al menos lo presentía. Que tenia este hombre de diferente? Acaso era alguien de confianza? Alguien a quien podía comprar? El anciano cerro el libro que había mantenido abierto en el regazo y enderecho la espalda echando el cuerpo atrás, sin despegar la mirada de el hombre sentando frente a el. Siempre se había enorgullecido de juzgar muy bien a las personas y ese era uno e los pocos talentos que mejoraban con los años.
-mmm – delibero con expresión pensativa- cuénteme como conoció a mi nieta- dadas las circunstancias en las que se encontraba su nieta en aquel tiempo solo podía suponer que klett le tenia confianza a este hombre, un cierto aprecio que le había hecho decidir tan deliberadamente trazar aquella mentira – quiero saber que clase de relación tenían o tienen, además por que debería confiar en usted? Como se que no es un caza fortuna mas detrás del dote de mi nieta? Que debe saber ya a estas alturas que como única heredera es impresionante- y lo era, kilómetros y kilómetros de tierras que daban no pocas entradas eran solo el principio de las propiedades del ducado- Dígame Isley, podría empezar por ejemplo por decirme, a que se dedica? Y por que esta aquí frente a mi siguiéndole el juego a esta imprudente nieta mía- termino con un tono contundente. Se notaba que el hombre había vivido para ejercer autoridad y pretendía seguir ejerciéndola aun en su condición y claramente en desventaja física con su contrincante.
Fuera de la habitación klett se había terminado su taza de te y no había ayudado en lo mas mínimo a sus nervios. Había hecho todo demasiado apresurado, en su empecine por que Is no saliera huyendo de ahí había terminado siendo descuidada, quien sabe que cosas no le estaría preguntando su abuelo a Isley… recordaría Is que su color favorito era azul? Se lo había dicho acaso? Ella usaba regularmente el color azul pero no creía que un hombre como Is lo hubiese notado, que tal si le preguntaba de sus gustos? O su fecha de cumple años? Ella había pasado buenos momentos con Is de joven y había compartido con él cosas que no había compartido con nadie más pero de eso hacían ya ocho años. Que tanto podría recordar? Que tal si Is no recordaba que prefería fresas en vez de cerezas y solo las comía por que eran las favoritas de su abuelo?- estas alucinando klett el abuelo no va a preguntarle algo que no sabe- se reprendió a si misma.
-mmm – delibero con expresión pensativa- cuénteme como conoció a mi nieta- dadas las circunstancias en las que se encontraba su nieta en aquel tiempo solo podía suponer que klett le tenia confianza a este hombre, un cierto aprecio que le había hecho decidir tan deliberadamente trazar aquella mentira – quiero saber que clase de relación tenían o tienen, además por que debería confiar en usted? Como se que no es un caza fortuna mas detrás del dote de mi nieta? Que debe saber ya a estas alturas que como única heredera es impresionante- y lo era, kilómetros y kilómetros de tierras que daban no pocas entradas eran solo el principio de las propiedades del ducado- Dígame Isley, podría empezar por ejemplo por decirme, a que se dedica? Y por que esta aquí frente a mi siguiéndole el juego a esta imprudente nieta mía- termino con un tono contundente. Se notaba que el hombre había vivido para ejercer autoridad y pretendía seguir ejerciéndola aun en su condición y claramente en desventaja física con su contrincante.
Fuera de la habitación klett se había terminado su taza de te y no había ayudado en lo mas mínimo a sus nervios. Había hecho todo demasiado apresurado, en su empecine por que Is no saliera huyendo de ahí había terminado siendo descuidada, quien sabe que cosas no le estaría preguntando su abuelo a Isley… recordaría Is que su color favorito era azul? Se lo había dicho acaso? Ella usaba regularmente el color azul pero no creía que un hombre como Is lo hubiese notado, que tal si le preguntaba de sus gustos? O su fecha de cumple años? Ella había pasado buenos momentos con Is de joven y había compartido con él cosas que no había compartido con nadie más pero de eso hacían ya ocho años. Que tanto podría recordar? Que tal si Is no recordaba que prefería fresas en vez de cerezas y solo las comía por que eran las favoritas de su abuelo?- estas alucinando klett el abuelo no va a preguntarle algo que no sabe- se reprendió a si misma.
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
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Re: La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
Observó cada movimiento y expresión en el rostro del hombre, ya mayor y por el que Klett arecía preocuparse y quererlo tanto como para armar un teatro como ese. Escuchó lo que le decía y su mente empezó a tratar de encontrar las palabras para contarle aquello de forma entendible y coherente, al menos lo suficiente –La conocí hace ocho años, en uno d los últimos trabajos que realicé como cazador – Omitiría muchos detalle, pero no le veía el sentido a contarle todo eso –Nuestra misión nos trajo a Inglaterra, un día mientras descansaba ella apareció, a partir de ese día le vi diariamente, ella se ponía a hablar sin preocuparse de si estaba escuchando o no –Tuvo que sonreír, era gracioso pensarlo ahora –Cuando tuve que marcharme, ciertamente eche de menos esos ratos, pero se me presentó una extraña posibilidad… que me llevó a donde estoy ahora… Dejé de ser cazador… - Sonrió, ciertamente al inicio había sido más que difícil, como si aquella no fuese su vida. Ahora, aún no se adaptaba, probablemente nunca lo haría del todo, pero ya no se sentía como león enjaulado todo el tiempo.
-No necesito las riquezas o las tierras de los McLeod… poseer esas cosas solo me hace sentir más atrapado – Y hablando de eso poseía más de lo que le gustaría, no se sentía cómodo con eso y no necesitaba más. Bajó la mirada, como si eso fuese algo que no le gustara decir, de hecho, porque no le gustaba pero no podía negar las cosas, incluso si no se lo había dicho a la mujer que esperaba fuera –Soy un duque también… - Una sonrisa socarrona estuvo en sus labios después de decirlo –Aunque no tenga la apariencia y creo que tampoco la educación de uno- le habían regresado lo que había pertenecido a su familia, según había escuchado, pero ciertamente parecía tan irreal creerlo cuando estuvo prácticamente toda la vida fuera de eso.
-No sé por qué al verme me ha propuesto matrimonio – Eso era aún más divertido, ella apenas le había visto y dicho eso incluso antes de explicarle. Y momento… él había aceptado incluso antes de escuchar el resto . Incluso le había ofrecido dinero ¿no? Pero era algo que él no hubiese podido aceptar antes, no algo que pudiese aceptar ahora tampoco –Pero cuando lo hizo, me di cuenta de que incluso si ella cree que lo hago solo como un favor para ella… pienso que esto podría llegar a ser diferente a lo que cree- Tal vez era un poco presuntuoso. Pero verle nerviosa, ver sus cambios de actitud, realmente pensaba que podían ser por su causa y si era así, tal vez, solo tal vez… podía confiar en que eso no fuese una farsa al final. No le costaba admitir algo como eso, porque en realidad no lo estaba pensando demasiado.
-No necesito las riquezas o las tierras de los McLeod… poseer esas cosas solo me hace sentir más atrapado – Y hablando de eso poseía más de lo que le gustaría, no se sentía cómodo con eso y no necesitaba más. Bajó la mirada, como si eso fuese algo que no le gustara decir, de hecho, porque no le gustaba pero no podía negar las cosas, incluso si no se lo había dicho a la mujer que esperaba fuera –Soy un duque también… - Una sonrisa socarrona estuvo en sus labios después de decirlo –Aunque no tenga la apariencia y creo que tampoco la educación de uno- le habían regresado lo que había pertenecido a su familia, según había escuchado, pero ciertamente parecía tan irreal creerlo cuando estuvo prácticamente toda la vida fuera de eso.
-No sé por qué al verme me ha propuesto matrimonio – Eso era aún más divertido, ella apenas le había visto y dicho eso incluso antes de explicarle. Y momento… él había aceptado incluso antes de escuchar el resto . Incluso le había ofrecido dinero ¿no? Pero era algo que él no hubiese podido aceptar antes, no algo que pudiese aceptar ahora tampoco –Pero cuando lo hizo, me di cuenta de que incluso si ella cree que lo hago solo como un favor para ella… pienso que esto podría llegar a ser diferente a lo que cree- Tal vez era un poco presuntuoso. Pero verle nerviosa, ver sus cambios de actitud, realmente pensaba que podían ser por su causa y si era así, tal vez, solo tal vez… podía confiar en que eso no fuese una farsa al final. No le costaba admitir algo como eso, porque en realidad no lo estaba pensando demasiado.
Is M. Montgomery- Realeza Germánica
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Re: La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
El anciano suspiro ante el evidente acto de desesperación de su nieta- de modo que ustedes son viejos conocidos- murmuro el anciano que de repente parecía más cansado y más viejo que antes – mi nieta solo… solo intenta darle paz a este viejo en sus últimos días de vida- su rostro se quedó serio y cerró los ojos tomando un hondo suspiro – usted entenderá que me oponga a este matrimonio, con lo que me dice sé que mi hija estaría en buenas manos con usted, pero no es lo que quiero para ella- le hablo cansado y con la mirada decaída- quiero dejar este mundo sabiendo que ella estará segura y protegida, con un futuro asegurado y no con un matrimonio falso basado en mentiras, usted- le hablo entrecerrando los ojos haciendo una seña vaga con uno de sus dedos – quizás no sepa cosas fundamentales que debería saber sobre mi nieta- y siendo cazados o habiendo sido cazador el dudaba que fuera conveniente que el hombre se enterara de la verdadera naturaleza de su nieta, con la edad que tenía la muchacha era comprensible que no fuese notorio su lento crecimiento. Ella solo lucia algo más joven de lo normal y el maquillaje ayudaba a verse mayor. Lo menos que deseaba era dejar a su amada pequeña viviendo en la boca del lobo, con la posibilidad de que con el tiempo cuando descubriese lo “especial” que era la muchacha el mismo fuese su perdición-dígame que es lo que le llevo a aceptar montar este teatro? El matrimonio no es un juego jovencito- le hablo, pues a pesar de la edad del hombre, para él, era apenas un muchacho- usted no puede solo, casarse con mi nieta y después olvidarse de ella- por mucho que quería decirle que se alejara de su nieta, tenía el sentimiento de que tal vez, este fuese el hombre indicado.
Fuera de la habitación klett había comenzado a recuperar la calma por momentos solo para que la ansiedad volviese a apoderarse de ella podo después- la muchacha que le había llevado la tasa de se acercó llevándose la tasa vacía, se la había bebido como agua. Ella había pensando mucho en aquel tipo de matrimonio, e como presentaría la farsa y por apresurarse era posible que su abuelo lo echara todo por tierra ahora, si el descubría lo que estaba sucediendo ahí jamás permitiría aquella boda. Si eso sucedía no podría presentarle otro prometido pronto y cuando lo hiciera seguramente sería mucho más estricto al analizarlo… además, que decía otro prometido? Ella había encontrado a Is y este había aceptado por algún extraño milagro del cielo que no sabía a quién atribuir, ¿qué posibilidades había de encontrar a otro candidato después de la muerte de Noah y el fracaso con Is? Temía que de echar a perder esto no pudiese conseguirlo nunca y solo le traería más pena y desesperación a su pobre anciano.
En un arranque de lo que esperaba no fuese estupidez se levantó de la silla sintiendo un ligero tirón en las piernas por la brusquedad del movimiento y camino a la puerta, levanto la mano lista para tocar y hacer alguna clase de intervención pero justo a tiempo su lado racional domino y no lo hizo, ya había confiado en Is como para pedirle matrimonio nada más verlo…debía confiar en que podría hacer aquello, podría convencer a su abuelo, que ella entrara solo le pondría en una peor situación.
Fuera de la habitación klett había comenzado a recuperar la calma por momentos solo para que la ansiedad volviese a apoderarse de ella podo después- la muchacha que le había llevado la tasa de se acercó llevándose la tasa vacía, se la había bebido como agua. Ella había pensando mucho en aquel tipo de matrimonio, e como presentaría la farsa y por apresurarse era posible que su abuelo lo echara todo por tierra ahora, si el descubría lo que estaba sucediendo ahí jamás permitiría aquella boda. Si eso sucedía no podría presentarle otro prometido pronto y cuando lo hiciera seguramente sería mucho más estricto al analizarlo… además, que decía otro prometido? Ella había encontrado a Is y este había aceptado por algún extraño milagro del cielo que no sabía a quién atribuir, ¿qué posibilidades había de encontrar a otro candidato después de la muerte de Noah y el fracaso con Is? Temía que de echar a perder esto no pudiese conseguirlo nunca y solo le traería más pena y desesperación a su pobre anciano.
En un arranque de lo que esperaba no fuese estupidez se levantó de la silla sintiendo un ligero tirón en las piernas por la brusquedad del movimiento y camino a la puerta, levanto la mano lista para tocar y hacer alguna clase de intervención pero justo a tiempo su lado racional domino y no lo hizo, ya había confiado en Is como para pedirle matrimonio nada más verlo…debía confiar en que podría hacer aquello, podría convencer a su abuelo, que ella entrara solo le pondría en una peor situación.
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
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Re: La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
Observó a la puerta en un momento dado -Comprendo su preocupación... - De algún modo lo hacía, tal vez en una forma muy básica, lograba entender cómo veía las cosas el abuelo de ella. Le observó a los ojos, acostumbrado a hacer eso al hablar o estar con alguien, a veces podía ser intimidante, pero esta vez era como si estuviera el siendo observado y probado o algo similar. pero estaba en un área desconocida para él.
No sabía qué palabras usar para concretar lo que quería decirle, entre todo lo que estaba escuchando sabía que el hombre tenía razón en algo, pero no era como si eso pudiese detenerle -Ella... desde que la conocí en aquel entonces... voy a ser sincero, la vi como una chiquilla, no soy del tipo que tenga intención de estar acompañado o de proteger a alguien a largo plazo... tenerla cerca, se suponía debía ser un fastidio porque podía verse envuelta en lo que hacía... pero nunca lo fue... incluso si mis sentidos me decían que habia algo en ella... - Eso era el pasado y le estaba costando intentar poner en palabras aquello -Y justo ahora que volví a verla... creo que puedo decir algo con acierto...- Lo mismo que había dicho antes y que probablemente la persona interesada le había tomado como una broma o un desatino -Cuándo me dijo que si haría esto... acepté porque creo que esto podría funcionar... - Eso era ¿no? A él no le interesaba otra cosa, pero si se lo pensaba con detenimiento, Klett era la única persona que había logrado acercársele de esa forma entonces y a quien le mentía, verla ahora despertaba su interés en ella.
Y por cierto que era la primera vez que se sentía observado y tal vez siendo juzgado, pero el abuelo de la mujer solo quería que ella estuviese bien hasta donde entendía -Desconozco más de una cosa de ella… Y sé que sonará extraño, si Klett me pidiera algo incluso algo más descabellado que esto, lo haría, porque le considero alguien importante… estoy siendo sincero, acepté esto porque sé que puedo estar con ella y realmente creo que puedo hacer que ella cambie de parecer – Cómo? No tenía ni la más remota idea, pero era lo que quería -Cree que no puedo estar enamorado de ella…y creo que se equivoca… sus piernas, su belleza… no entiendo cuál es su preocupación, pero si puedo acercarme más creo que podría funcionar.. – Sentía que hablaba mucho y que lo que decía probablemente no era como lo estaba pensando, empezaba a entender el asunto ese de que poner ciertas ideas en palabras era difícil y complicado. Era de las pocas veces que hablaba tanto y realmente sentía que no había logrado dar en el blanco en su forma de hacerlo.
No sabía qué palabras usar para concretar lo que quería decirle, entre todo lo que estaba escuchando sabía que el hombre tenía razón en algo, pero no era como si eso pudiese detenerle -Ella... desde que la conocí en aquel entonces... voy a ser sincero, la vi como una chiquilla, no soy del tipo que tenga intención de estar acompañado o de proteger a alguien a largo plazo... tenerla cerca, se suponía debía ser un fastidio porque podía verse envuelta en lo que hacía... pero nunca lo fue... incluso si mis sentidos me decían que habia algo en ella... - Eso era el pasado y le estaba costando intentar poner en palabras aquello -Y justo ahora que volví a verla... creo que puedo decir algo con acierto...- Lo mismo que había dicho antes y que probablemente la persona interesada le había tomado como una broma o un desatino -Cuándo me dijo que si haría esto... acepté porque creo que esto podría funcionar... - Eso era ¿no? A él no le interesaba otra cosa, pero si se lo pensaba con detenimiento, Klett era la única persona que había logrado acercársele de esa forma entonces y a quien le mentía, verla ahora despertaba su interés en ella.
Y por cierto que era la primera vez que se sentía observado y tal vez siendo juzgado, pero el abuelo de la mujer solo quería que ella estuviese bien hasta donde entendía -Desconozco más de una cosa de ella… Y sé que sonará extraño, si Klett me pidiera algo incluso algo más descabellado que esto, lo haría, porque le considero alguien importante… estoy siendo sincero, acepté esto porque sé que puedo estar con ella y realmente creo que puedo hacer que ella cambie de parecer – Cómo? No tenía ni la más remota idea, pero era lo que quería -Cree que no puedo estar enamorado de ella…y creo que se equivoca… sus piernas, su belleza… no entiendo cuál es su preocupación, pero si puedo acercarme más creo que podría funcionar.. – Sentía que hablaba mucho y que lo que decía probablemente no era como lo estaba pensando, empezaba a entender el asunto ese de que poner ciertas ideas en palabras era difícil y complicado. Era de las pocas veces que hablaba tanto y realmente sentía que no había logrado dar en el blanco en su forma de hacerlo.
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Re: La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
Mientras Is hablaba el anciano desvió su mano inconscientemente, tomando el bastón que descansaba junto a el como buscando algún tipo de apoyo que le diese seguridad, que le hiciese sentir algo más fuerte de lo que su decrepito cuerpo aparentaba.
-usted cree- dijo frunciendo el ceño y en un segundo el bastón golpeo el suelo en un sonido sordo, seco que resonó por toda la habitación- esto no es un juego señor Montgomery, no estamos hablando de una apuesta de caballos está usted hablando del futuro de mi nieta!!!- su voz se levantó un par de tonos pero no lo suficiente como para ser escuchado fuera de las puertas. El sonido del bastón había sido completamente diferente, haciendo a klett dar un respingo al otro lado de las puertas. No tan evidente como el que dio su corazón, algo estaba pasando ahí adentro y ella non podía intervenir. Todo lo que había planeado hacer, las cosas que podría hacer después todo estaba a punto de venirse abajo por una imprudencia suya.
Dentro de la habitación la respiración del anciano se aceleró y se volvió errática, el hombre sujeto su bastón con fuerza y levanto una mano pidiendo no ser interrumpido, tenía más que decía y lo haría en cuento su respiración volviese a la normalidad- mi nieta está desesperada no es normal que una mujer pida matrimonio a un hombre solo un día porque si, ella…ella…mi pobre nieta- el anciano sintió que las lágrimas se acumulaban en sus ojos pero había servido como caballero en su juventud, había enfrentado la pérdida de su hijo quemado vivo en un incendio y no iba a llorar ahora frente a un desconocido- aun asi… - tomo aire viendo a Is aun con el ceño fruncido- algo, hizo que confiara en usted todo lo que no confió en los muchos hombres que han desfilado por esta casa buscando su aceptación, algo, en usted hizo que lo escogiera… permitiré que esto continúe con nunca condición- el no pensaba entregar a su nieta a alguien que ni siquiera podía asegurarle un futuro, asi que simplemente tenía que cambiar ese hecho- el día de la boda, frente a dios y frente al rey- hablo con voz temblorosa- usted señor, va a firmar un contrato, en el que jure por su vida que jamás la dejara, que jamás le causara ni provocara para daño premeditado ni físico ni sentimental y por último, que jamás le faltara nada, que vivirá si de usted depende, con todas las comodidades con las que ha crecido asi le cueste la vida- le hablo calmándose poco a poco y recostándose nuevamente en el sillón, pues mientras hablaba se había ido un poco hacia el frente- si usted puede hacer eso… señor puedo decirle, que es posible que se esté engañando a si mismo. Porque usted estaría profundamente enamorado de ella- había una esperanza en su cabeza y es que ningún hombre aceptaba un matrimonio de una mujer que no había visto en 8 años y menos aún con las condiciones que estaban impuestas en este caso.
-usted cree- dijo frunciendo el ceño y en un segundo el bastón golpeo el suelo en un sonido sordo, seco que resonó por toda la habitación- esto no es un juego señor Montgomery, no estamos hablando de una apuesta de caballos está usted hablando del futuro de mi nieta!!!- su voz se levantó un par de tonos pero no lo suficiente como para ser escuchado fuera de las puertas. El sonido del bastón había sido completamente diferente, haciendo a klett dar un respingo al otro lado de las puertas. No tan evidente como el que dio su corazón, algo estaba pasando ahí adentro y ella non podía intervenir. Todo lo que había planeado hacer, las cosas que podría hacer después todo estaba a punto de venirse abajo por una imprudencia suya.
Dentro de la habitación la respiración del anciano se aceleró y se volvió errática, el hombre sujeto su bastón con fuerza y levanto una mano pidiendo no ser interrumpido, tenía más que decía y lo haría en cuento su respiración volviese a la normalidad- mi nieta está desesperada no es normal que una mujer pida matrimonio a un hombre solo un día porque si, ella…ella…mi pobre nieta- el anciano sintió que las lágrimas se acumulaban en sus ojos pero había servido como caballero en su juventud, había enfrentado la pérdida de su hijo quemado vivo en un incendio y no iba a llorar ahora frente a un desconocido- aun asi… - tomo aire viendo a Is aun con el ceño fruncido- algo, hizo que confiara en usted todo lo que no confió en los muchos hombres que han desfilado por esta casa buscando su aceptación, algo, en usted hizo que lo escogiera… permitiré que esto continúe con nunca condición- el no pensaba entregar a su nieta a alguien que ni siquiera podía asegurarle un futuro, asi que simplemente tenía que cambiar ese hecho- el día de la boda, frente a dios y frente al rey- hablo con voz temblorosa- usted señor, va a firmar un contrato, en el que jure por su vida que jamás la dejara, que jamás le causara ni provocara para daño premeditado ni físico ni sentimental y por último, que jamás le faltara nada, que vivirá si de usted depende, con todas las comodidades con las que ha crecido asi le cueste la vida- le hablo calmándose poco a poco y recostándose nuevamente en el sillón, pues mientras hablaba se había ido un poco hacia el frente- si usted puede hacer eso… señor puedo decirle, que es posible que se esté engañando a si mismo. Porque usted estaría profundamente enamorado de ella- había una esperanza en su cabeza y es que ningún hombre aceptaba un matrimonio de una mujer que no había visto en 8 años y menos aún con las condiciones que estaban impuestas en este caso.
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
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Re: La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
Observó al anciano y supo que probablemente había dicho cosas de forma incorrecta y eso, solo guiándose por su reacción. Is le observó fijamente al verlo alterarse por sus palabras, a las cuales el no veía el pero, a lo cual también sabía que ni se daba cuenta cuando decía algo que podía ofender o encolerizar aotros. Y parecía que aquí había una prueba de ello. Quería decir algo para coregir y decirle que no era un juego, pero tal vez era mejor simplemente escuchar y no decir nada. Qué tal si decía algo y terminaba el hombre haciéndose una idea peor que la que acababa de plantearse sobre él.
Cuando vio que habí dicho todo eso, tuvo que suspirar. El rara vez suspiraba, pero esta vez creyó que era necesario -No puedo asegurarlo, porque el problema es si Klett está dispuesta a dejarme ir más allá de eso, obligarla no es una opción- Pero había algo que pensó desde que estaba oyendo lo que le decía -Disculpe si para usted carezco de seriedad, pero puedo decir que yo no protegería a nadie de no querer hacerlo y ese contrato podría firmarlo ahora mismo. Porque si de algo no dudo, es que no haría nada que le causara daño -El que eso fuera real o no, para él no tenía nada que ver -Pondría mi vida en riesgo ahora mismo por ella - La convicción en el era honesta y muy pocas personas para él merecían siquiera el riesgo de algo similar.
Is no trataba de que comprendiera lo que decía o si creía que podía darle el futuro que deseaba para su nieta. incluso, en otras circunstancias no habría pensado siquiera en hacer nada o decir las cosas de esa manera, porque no habría tenido ninguna razón. Aqui tenía una bastante clara de lo que quería y de lo que iba a hacer en un momento dado. Firmar un contrato, podía hacerlo, incluso jurárselo en ese momento y para Isley su palabra tenía incluso más peso, porque fuese el honor o el orgullo, jamás faltaría a algo que prometiese sin importar las consecuencias que podría ocasionarle. Los documentos podían destruirse, pero faltar a un juramento era algo que mostraba que no eras digno de confianza. Imperdonable en otras palabras.
Cuando vio que habí dicho todo eso, tuvo que suspirar. El rara vez suspiraba, pero esta vez creyó que era necesario -No puedo asegurarlo, porque el problema es si Klett está dispuesta a dejarme ir más allá de eso, obligarla no es una opción- Pero había algo que pensó desde que estaba oyendo lo que le decía -Disculpe si para usted carezco de seriedad, pero puedo decir que yo no protegería a nadie de no querer hacerlo y ese contrato podría firmarlo ahora mismo. Porque si de algo no dudo, es que no haría nada que le causara daño -El que eso fuera real o no, para él no tenía nada que ver -Pondría mi vida en riesgo ahora mismo por ella - La convicción en el era honesta y muy pocas personas para él merecían siquiera el riesgo de algo similar.
Is no trataba de que comprendiera lo que decía o si creía que podía darle el futuro que deseaba para su nieta. incluso, en otras circunstancias no habría pensado siquiera en hacer nada o decir las cosas de esa manera, porque no habría tenido ninguna razón. Aqui tenía una bastante clara de lo que quería y de lo que iba a hacer en un momento dado. Firmar un contrato, podía hacerlo, incluso jurárselo en ese momento y para Isley su palabra tenía incluso más peso, porque fuese el honor o el orgullo, jamás faltaría a algo que prometiese sin importar las consecuencias que podría ocasionarle. Los documentos podían destruirse, pero faltar a un juramento era algo que mostraba que no eras digno de confianza. Imperdonable en otras palabras.
Última edición por Is M. Montgomery el Miér Oct 03, 2012 1:19 pm, editado 1 vez
Is M. Montgomery- Realeza Germánica
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Re: La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
El anciano le vio con viveza- tiene usted una forma muy ligera de aceptar las cosas que me desconcierta- el hombre acababa de decir que daría su vida por ella como si hablase del tiempo y no estaba seguro de si aquello era muy bueno o por el contrario muy malo- no dude, que le haría firmar ese documento ahora mismo si pudiese, pero necesito un notario y testigos que para elaborarlo, pero no dude que lo tendré listo cuanto antes- esto lo dejaba mucho más tranquilo. Tomo aire y se sintió mejor- ahora… creo que los dos sabemos lo que deseamos… - le miro y sus ojos se fueron calmando- porque no le dice a mi nieta que entre y dejamos que su alma tenga paz? Debe estar muy nerviosa esperando que terminemos de hablar e Is…- le miro pensando unos segundos en sus palabras- Que mi nieta no se entere del contrato ni de que se de su farsa, eso solo la alteraría- sin contar que seguramente terminaría con los planes de boda y ahora el necesitaba amarrar a Is como protector para su nieta, si ella lo había escogido algo bueno debería de haber en el. El contrato la protegería en caso de que el hombre descubriese las habilidades especiales de la muchacha.
El anciano desvió la mirada a la mesita junto al sillón y sus facciones mostraron una media sonrisa tranquila, había un sobre crema sobre ella con remitentes escrito lista para ser enviada. Había pensado en poner en contacto a su nieta con el resto de su familia, pero ahora si aquella jovencita era todo lo que le habia sido comunicado, podría ser de ayuda a su nieta en todo aquel proceso, si las chicas se hacían amigas incluso podría decir un candado mas de protección a su pequeña a su muerte, la cual, no se engañaba, estaba mas cerca cada día.
Para cuando levanto la vista vio que su nieta entraba a la habitación y le sonrio- ven aquí mi niña, he estado hablando con este buen caballero, creo que es un hombre digno de ti, me alegra que lo encontraras cariño – dirigió una corta mirada a Is y solo hubo un segundo de advertencia en ella, era posible que fuese un anciano y la fuerza de su juventud le hubiese abandonado pero aun podía hacer mucho, mucho daño. Y no se tentaría el corazón para hacerlo si su nieta salía lastimada en lo mínimo que fuera.
Klett sonrió radiante al escuchar las palabras de su abuelo, Is de alguna manera se las había arreglado para convencerlo y estaba feliz de que asi fuerza, su corazón estaba saltando en su pecho con una extraña y abrumadora felicidad, iba a poder casarse con Is… bueno claro por el bien de su abuelo, eso era lo único que importaba.
El anciano desvió la mirada a la mesita junto al sillón y sus facciones mostraron una media sonrisa tranquila, había un sobre crema sobre ella con remitentes escrito lista para ser enviada. Había pensado en poner en contacto a su nieta con el resto de su familia, pero ahora si aquella jovencita era todo lo que le habia sido comunicado, podría ser de ayuda a su nieta en todo aquel proceso, si las chicas se hacían amigas incluso podría decir un candado mas de protección a su pequeña a su muerte, la cual, no se engañaba, estaba mas cerca cada día.
Para cuando levanto la vista vio que su nieta entraba a la habitación y le sonrio- ven aquí mi niña, he estado hablando con este buen caballero, creo que es un hombre digno de ti, me alegra que lo encontraras cariño – dirigió una corta mirada a Is y solo hubo un segundo de advertencia en ella, era posible que fuese un anciano y la fuerza de su juventud le hubiese abandonado pero aun podía hacer mucho, mucho daño. Y no se tentaría el corazón para hacerlo si su nieta salía lastimada en lo mínimo que fuera.
Klett sonrió radiante al escuchar las palabras de su abuelo, Is de alguna manera se las había arreglado para convencerlo y estaba feliz de que asi fuerza, su corazón estaba saltando en su pecho con una extraña y abrumadora felicidad, iba a poder casarse con Is… bueno claro por el bien de su abuelo, eso era lo único que importaba.
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
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Re: La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
Is sonrió ante las palabras del anciano -No es que acepte las cosas con facilidad... ya había tomado la decisión antes de entrar aquí - Antes de abrir la puerta -Klett piensa que aún soy cazador, aún no le he dicho que deje de serlo- Por un lado estaba bien, porque alejado de eso, podría acercarse a la idea del viejo. Ya no corría el riesgo de verse envuelta en algun movimiento que nada tuviese que ver con ella -De mí, nada sabrá ella de la existencia de un contrato o juramento... - Dijo con esa voz grave y profunda, su mirada, con toda la seriedad equivalente a lo que decía. Infundir miedo en tiempos pasados era lo que sabía hacer al hablar de esa particular forma, cambiar eso para mostrarle a él su convencimiento con aquello, no supo si lo había logrado.
A Klett acababa de encontrarla y conforme avanzaba el tiempo se daba cuenta de que eso se complicaría o más bien, lo presentía, porque pensar en eso simplemente aún no estaba haciéndolo. No veía una diferencia, entre ser Is, el duque o ser Isley, el cazador. Como persona no había diferencia, solo el hecho de que ahora tenía obligaciones diferentes, ya no para las personas que le comandaban o una causa en contra de seres que consideraba antinaturales, pero si para las personas del Imperio. Por cierto que su subjetividad ya había hecho de las suyas, Lena y Klett eran como sus excepciones a las reglas, incluso si ya no debía seguirlas. Apenas se topaba con un vampiro o licano, sus nervios se crispaban y sentía ese impulso de matarlos. Pero sabiendo que la bruja lo era, a él se le había olvidado rápidamente. Sabía o sentía, que había algo en Klett, si bien no estaba seguro de qué ocultaba, estaba dispuesto a aceptarlo, para su suerte no era una de esas dos razas que le hacían querer regresar a los viejos hábitos.
Abrió las puertas sin dificultad alguna. Pudo ver la preocupación en el rostro ajeno y cómo esa expresión cambio a las palabras del abuelo. El mismo no pudo evitar esbozar una leve sonrisa al verla alegrarse por eso. Es cierto que las mentiras no son algo bueno, pero a veces, necesitas ocultar ciertas cosas para proteger o mantener la calma de alguien. No solía mantener cosas en secreto, pero también era porque no le importaba demasiado la mayoría del tiempo. Tomó su mano y besó su dorso. Sus movimientos de delicados tenían lo que tenía de elegante con esas ropas que traía puestas.
A Klett acababa de encontrarla y conforme avanzaba el tiempo se daba cuenta de que eso se complicaría o más bien, lo presentía, porque pensar en eso simplemente aún no estaba haciéndolo. No veía una diferencia, entre ser Is, el duque o ser Isley, el cazador. Como persona no había diferencia, solo el hecho de que ahora tenía obligaciones diferentes, ya no para las personas que le comandaban o una causa en contra de seres que consideraba antinaturales, pero si para las personas del Imperio. Por cierto que su subjetividad ya había hecho de las suyas, Lena y Klett eran como sus excepciones a las reglas, incluso si ya no debía seguirlas. Apenas se topaba con un vampiro o licano, sus nervios se crispaban y sentía ese impulso de matarlos. Pero sabiendo que la bruja lo era, a él se le había olvidado rápidamente. Sabía o sentía, que había algo en Klett, si bien no estaba seguro de qué ocultaba, estaba dispuesto a aceptarlo, para su suerte no era una de esas dos razas que le hacían querer regresar a los viejos hábitos.
Abrió las puertas sin dificultad alguna. Pudo ver la preocupación en el rostro ajeno y cómo esa expresión cambio a las palabras del abuelo. El mismo no pudo evitar esbozar una leve sonrisa al verla alegrarse por eso. Es cierto que las mentiras no son algo bueno, pero a veces, necesitas ocultar ciertas cosas para proteger o mantener la calma de alguien. No solía mantener cosas en secreto, pero también era porque no le importaba demasiado la mayoría del tiempo. Tomó su mano y besó su dorso. Sus movimientos de delicados tenían lo que tenía de elegante con esas ropas que traía puestas.
Is M. Montgomery- Realeza Germánica
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Re: La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
El abrir repentino de las puertas la sobresalto y no supo que expresión tenia en su rostro pero seguramente no era la tranquila y fría de siempre, entreabrió los labios para preguntar algo cuando la voz de su abuelo le llamo y se adentro sin poder dirigirle una sola palabra a el que esperaba era aun su prometido. Se adentro en la habitación y las palabras de su abuelo le aligeraron el alma, su corazón se tranquilizo y camino hasta el.
-Por que no platicas con tu prometido y van a pasear al jardín?- hablo su abuelo y ella se extraño- estoy un poco cansado.
-Abuelo, déjame ayudarte – se inclino sobre el anciano pero este negó con una mano.
-Déjalo, déjalo, hoy estoy lo suficientemente bien como para caminar sin problemas, me haz hecho muy feliz y me dejas mucho mas tranquilo pequeña- le hablo acariciando su mejilla, las palabras en klett la calmaban y también le alentaban el alma.
-Esta bien- asintió levantándose y dándole una sonrisa a Is le tendió la mano para guiarlo. Apenas estuvieron fuera de la habitación le miro con aquellos enormes ojos azules – no se como lo hiciste, pero gracias- le sonrió tomando ambas manos del hombre, su frente fue a dar al pecho de su ahora formalmente prometido y una risita de felicidad y alivió broto de sus labios como agua cristalina de una fuente- en verdad muchas gracias- dejando que el calor de su compañero le reconfortara. Is era el indicado, ahora entendía que ni antes no había logrado conseguir a nadie para aquel trabajo era simplemente por que el destino le estaba guiando al lugar correcto, con el sujeto correcto.
-Por que no platicas con tu prometido y van a pasear al jardín?- hablo su abuelo y ella se extraño- estoy un poco cansado.
-Abuelo, déjame ayudarte – se inclino sobre el anciano pero este negó con una mano.
-Déjalo, déjalo, hoy estoy lo suficientemente bien como para caminar sin problemas, me haz hecho muy feliz y me dejas mucho mas tranquilo pequeña- le hablo acariciando su mejilla, las palabras en klett la calmaban y también le alentaban el alma.
-Esta bien- asintió levantándose y dándole una sonrisa a Is le tendió la mano para guiarlo. Apenas estuvieron fuera de la habitación le miro con aquellos enormes ojos azules – no se como lo hiciste, pero gracias- le sonrió tomando ambas manos del hombre, su frente fue a dar al pecho de su ahora formalmente prometido y una risita de felicidad y alivió broto de sus labios como agua cristalina de una fuente- en verdad muchas gracias- dejando que el calor de su compañero le reconfortara. Is era el indicado, ahora entendía que ni antes no había logrado conseguir a nadie para aquel trabajo era simplemente por que el destino le estaba guiando al lugar correcto, con el sujeto correcto.
Klett W. McLeod- Cambiante/Realeza
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Re: La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
Ese era por mucho el inicio de algo que nunca planeó y que sería de algún modo algo que no hubiese hecho salvo en aquellas circunstancias. Sin embargo, aquello como tal, apenas comenzaba, y aún no sabía las cosas que sucederían. Klett aún no sabía sobre su vida, como el no sabía mucho de ella ahora. Pero en ese momento olvidó todo mientras ella le abrazaba, no por perderse en la calidez de esos brazos, que podía admitir que se sentían bien rodeándole de esa manera, sino porque olvidó que debía deirle aquello, cosa que más tarde tal vez traería algún problema. Sobre todo porque pasarían cosas que sorprenderían y lograrían preocuparle acerca de su posición.
Le sostuvo entre sus brazos, tal vez no podía tratarle con delicadeza, pero estaba seguro, que como acababa de decirle al hombre que velaba por los intereses del ducado McLeod, podía protegerla. Claro que su orgullo no le permitía tampoco pnsar lo contrario. Por eso era, que implícito al decir que lo haría estaba diciendo que arriesgaría su vida.
-De nada... aunque ahora no puedes arrepentirte- Lo curioso y que él no sabía era que ella pensase que el fuese el que huiría. Por su puesto que no! Isley incumpliendo su palabra y faltando a una promesa? Era como faltar a su propia fuerza.
Una boda parecía algo complicado, sin embargo, aún no tenía idea de lo que implicaría y si podía ser tedioso o incomprensible para él.
-Ya es tarde... te dejaré descansar... -Le besó la frente como si fuese algo que estuviese acostumbrado a hacer. No lo era, jamás lo habá sido, pero le había dado tentación. Y la sensaciónde su piel se sentía bien. Tomó entre sus manos aquel rostro con esos grandes y hermosos ojos claros que siempre le habían parecido curiosos. La primera vez había pensado que no había visto a alguien con ojos tan grandes y que le recordasen a alguna especie de animalito indefenso cuando le miraban de esa manera. Klett no lo era, pero esos ojos cristalinos, incluso si no o sabía por no pensarlo mucho, esos ojos le atraían, lo suficiente.
Sus manos, con ese agarre más fuerte del que debieseser para tomar el rostro de una joven como ella, ya que era más como cuando alguien toma algo con la suficiente fuerza de no dejarle escapar. Se acercó besando sus labios y le soltó tras un momento, alejándose -Se lo advierto duquesa... ya no puede escapar - Aquella sonrisa llena de autoconfianza apareció en su expresión. Dio la vuelta dispuesto a marcharse -Vendré mañana, así que no me extrañes- Ni siquiera le vio al decir eso, como si hablara con alguno de sus antiguos compañeros de caza. Se dirigió a la salida. Lo de tener tacto al hacer o decir algo, en él no estaba realmente desarrollado, sobre todo en esos asuntos que requerian un poco más de atención por estar conectados con otra persona, y poco o nada importaba, porque el ni siquiera lo sabía.
Le sostuvo entre sus brazos, tal vez no podía tratarle con delicadeza, pero estaba seguro, que como acababa de decirle al hombre que velaba por los intereses del ducado McLeod, podía protegerla. Claro que su orgullo no le permitía tampoco pnsar lo contrario. Por eso era, que implícito al decir que lo haría estaba diciendo que arriesgaría su vida.
-De nada... aunque ahora no puedes arrepentirte- Lo curioso y que él no sabía era que ella pensase que el fuese el que huiría. Por su puesto que no! Isley incumpliendo su palabra y faltando a una promesa? Era como faltar a su propia fuerza.
Una boda parecía algo complicado, sin embargo, aún no tenía idea de lo que implicaría y si podía ser tedioso o incomprensible para él.
-Ya es tarde... te dejaré descansar... -Le besó la frente como si fuese algo que estuviese acostumbrado a hacer. No lo era, jamás lo habá sido, pero le había dado tentación. Y la sensaciónde su piel se sentía bien. Tomó entre sus manos aquel rostro con esos grandes y hermosos ojos claros que siempre le habían parecido curiosos. La primera vez había pensado que no había visto a alguien con ojos tan grandes y que le recordasen a alguna especie de animalito indefenso cuando le miraban de esa manera. Klett no lo era, pero esos ojos cristalinos, incluso si no o sabía por no pensarlo mucho, esos ojos le atraían, lo suficiente.
Sus manos, con ese agarre más fuerte del que debieseser para tomar el rostro de una joven como ella, ya que era más como cuando alguien toma algo con la suficiente fuerza de no dejarle escapar. Se acercó besando sus labios y le soltó tras un momento, alejándose -Se lo advierto duquesa... ya no puede escapar - Aquella sonrisa llena de autoconfianza apareció en su expresión. Dio la vuelta dispuesto a marcharse -Vendré mañana, así que no me extrañes- Ni siquiera le vio al decir eso, como si hablara con alguno de sus antiguos compañeros de caza. Se dirigió a la salida. Lo de tener tacto al hacer o decir algo, en él no estaba realmente desarrollado, sobre todo en esos asuntos que requerian un poco más de atención por estar conectados con otra persona, y poco o nada importaba, porque el ni siquiera lo sabía.
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Re: La Bella y la Bestia {Klett w. McLeod}
Observo a is retirarse y se abrazó asi misma asintiendo, la ansiedad se había ido un poco, estaba mitad tranquila mitad temerosa de que Is no volviese. Sin embargo le despidió con una media sonrisa, lo mas cercano a una que sabia hacer.
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