¿Quieres un caramelo? (Melissa Médici)

por **Danitza** Lun Mar 12, 2012 5:03 am

Hacía tan solo unos días que ese grupo de vagabundos y ladrones había llegado a París y ya se habían visto mermados y divididos. Habían tratado de llegar a las puertas de Notre Dame para pedir el derecho de asilo, pero la ciudad estaba tan atestada de maleantes que fue imposible evitar todas las patrullas de guardias que constantemente recorrían la ciudad.

Su primera y única incursión a la ciudad acabó en una carga policial, tras la cual más de la mitad de hombres, mujeres e incluso niños, dieron con sus huesos en las mazmorras de la ciudad. El resto, aquellos afortunados, se disgregaron y huyeron por las calles de la ciudad, esperando poder reencontrarse más tarde.

Danitza había sido una de esas afortunadas, aunque no se sentía para nada afortunada. Su marido había sido apresado y solo había dos destinos posibles para él: pudrirse en las mazmorras... o ser colgado del cuello hasta morir.

La joven bohemia había logrado reunirse con algunos hombres de su caravana, los cuales se encontraban en plena "disputa por el poder" ya que el cabecilla del grupo, el marido de Danitza, podía darse por muerto.

Aquel día el sol brillaba radiante en una de las plazas más bonitas de París, varias parejas de enamorados paseaban tranquilamente en torno a la fuente del centro de la placeta y los niños correteaban y reían, inmersos en sus juegos... algo que los pequeños Pierre y Clopin ya no podrían hacer. Danitza, sonriendo sin alegría alguna, danzaba al ritmo de su pandereta tratando de llamar la atención de los viandantes, tentándolos a acercarse y observar mientras sus compañeros se movían por la multitud, pidiendo limosna y sustrayendo lo que podían de bolsillos ajenos.

Entre esa muchedumbre de cotillas y curiosos, Stebo, uno de los gitanos, se fijó en una pequeña niña. Estaba totalmente distraía con la danza de Danitza y sus ropas eran las más vistosas y caras que Stebo había visto nunca. Y parecía estar sola. Con un movimiento rápido le arrancó de las manos una chuchería a un pequeño que empezó a llorar de forma escandalosa y a patalear en el suelo, alejándose antes de que los padres acudieran y vieran al responsable del tormento de su hijo.

Mientras algunos increpaban y centraban su atención en el niño que lloraba de forma tan ruidosa y otros seguían detenidamente los movimientos de Danitza, Stebo se acercó a la niña de las ropas caras.

-Hola, pequeña. ¿Quieres un caramelo?- Stebo sonrió de forma afable y colocó la chuchería frente a los ojos de la niña, moviendola de un lado a otro de forma tentadora, para finalmente entregarsela de forma gentil- Un presente para la pequeña damisela- añadió con una teatral reverencia- ¿Le gusta a la señorita? Tenemos un tenderete lleno, llenísimo, de chucherías, regalices, piruleta, caramelos de todos los colores y sabores. ¡le gustaría probarlos, señorita?

por **Melissa Di Médici** Lun Mar 12, 2012 5:40 am

Hoy, sus padres le habían dado permiso para salir fuera. Ellos iban a tener trabajo y asuntos que resolver por lo que no podrían acompañarla. Le habían puesto la condición de hacer todos sus deberes y practicas que tenia que hacer por las mañanas.
Al terminar una de las criadas la llevo a ver un poco la ciudad. Aun no había podido verla mucho así que era una buena oportunidad sin contar de que a ella ya se le estaban ocurriendo trastadas que no haría con sus padres cerca.

El día que hacia era bastante bueno así que podrían estar bastante tiempo dando un paseo. Aunque también tenían que ir a comprar algunas cosas, bueno lo tenia que hacer la criada. La pequeña Melissa no tenia nada que hacer simplemente disfrutar del paseo todo lo que pudiera.
Melissa iba caminando entre las calles pero en un momento dado la que la acompañaba le dijo que esperara delante de una tienda. La criada entro en la tienda, pero Melissa no lo hizo lo malo que solo se espero un par de minutos y como se aburría estando hay parada empezó a caminar. En un principio pensó en no separarse mucho pero termino por hacerlo.

Al llevar un tiempo caminando se dio cuenta de que no sabia por donde iba, bueno no se había dado cuenta del todo ya que en varias ocasiones se puso a mirar alguna tienda de juguetes. Llevaba un rato sin encontrar ninguna pero aun así no dejo de caminar siguiendo un poco por donde iba la gente.

Llego hasta una calle en la que se escuchaba algo de música. Su curiosidad era muy grande así que no dudo en acercase para ver que pasaba por hay. Al ver a una chica con una pandereta se quedo un poco mirando y escuchando, era la primera vez que escuchaba ese tipo de música. Le había gustado como sonaba al igual que como bailaba ella, una sonrisa alegre era la que tenia en sus labios. Al final su pequeña aventura si que había sido buena.

También iba mirando a la gente que había por hay por si veía a la criada que la acompañaba ya que ella no sabia por donde había venido. Iba a mirar hacia donde se escuchaba un llanto pero otra cosa le llamo mas la atención. Un chico, al cual no había visto hasta ese momento se le había acercado ofreciéndole un dulce- hola uuuh uhhh si gracias - coge el caramelo sonriendo le muy alegre, mientras se le iluminaban los ojos por lo que le decía. Sabia que no tenia que ir con extraños pero ella no sabia por donde tenia que volver. Aparte no parecía ser mala persona el hombre así que asintió un poco- uuuh uhhh ¿de verdad? ¿me lo puedes enseñar?- se lo piensa un poco ya que no debía tardar mucho en intentar encontrar a la criada para volver a casa- pero.. tengo que volver pronto con mis papis.. tardaremos mucho? -se ríe un poco en verdad tardaran o no si que iría la idea era demasiado buena como para rechazarla.

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