Caramelo perfumado (privado) [Lamark, Shear y Hekate]

por **Hekate Maev** Vie Jun 14, 2013 4:20 pm

Ya era demasiado tarde para decir que no. Estaba de camino hacia un restaurante al que iba a menudo, siempre con sus manos enguantadas, solo no quería ningún accidente. Estaba caminando por un callejón que por el que a ella le resultaba familiar y no tenía ningún descaro por el que ir. Estaba sola, su padre con alguna cortesana, habían quedado en el burdel hasta que ella terminara de comer en el restaurante, esta vez quería ir sola. No quería ir con su padre. No iba a ver a nadie. Solo a comer su plato favorito, sopa de marisco.

-Quiero sopa de marisco…-Dijo mirando al mesero – Y agua, por favor…-Dijo mirando la carta, después se la entregó al mesero lentamente, como si le estuviera entregando un mensaje extraño, un código, unas señas, algo que quería para rellenar la soledad de su estómago. El mesero entonces, después de varios minutos esperando, se acercó a Hekate con un plato en sus manos, esperando a que estuviera todo dispuesto para el gozo del cliente que quería saciar su apetito. Y así ocurrió.

El postre…No tomo postre porque en realidad le había sentado mal los mariscos caducados, el mesero estaba avergonzado, sonrió dulce, entonces fue a hablar con el cocinero, ella se quitó los guantes y ¡pum! Estaba pálido y muerto en el suelo de la cocina de aquel restaurante. Todos lo vieron menos los clientes en el restaurante que estaban a sus temas. No sabían que había muerto una persona, todos la miraron y le dieron el menú gratis, sin pagar. Y con las mismas, se fue por la parte de atrás con una sonrisa.

Esta salió por la puerta de atras, haciendo que le dolía el estómago. Salió y ya se incorporó, fue a los callejones entonces de donde estaban los burdeles. ¿Vería a Jennifer? O a ¿Sam? O a ¿Enriqueta? O a ¿Mimí? O a Estefanía que siempre le regalaba un conjunto de lencería demasiado sexy, que después lo guardaba en el cajón de su armario y que nunca se ponía. Es decir, se ponía ropa interior pero nunca tan provocativa. Se la guardaría para algún momento especial. Escucho un violín, giro su rostro pero no, no era él. Suspiro y le pareció ver a su padre. Este reía con una botella en la mano, pero ella, Hekate solo se puso en una esquina y se sentó en unos escalones de piedra.

Venía Sam hacia ella, pero riendo lo miro como se balanceaba a causa de la cantidad de alcohol que tenía en su cuerpo. Hekate rio y solo seguía esperando a su padre a que terminara de ligar esta vez con una rubia de rostro angelical. Eran guapas, pero por ¡Dios! Ahí andaba Mimí! Se dirigía hacia ella, Hekate rio al ver a Mimí sacar un conjunto de color melocotón y rosado a juego con lazos rosas y rojos. Esta vez se pasó, era precioso. Ahora le contó a Hekate que le hubiera gustado ser diseñadora y haber viajado por el mundo. Hekate sonrió por ese sueño y algún día quería ayudarla a realizar ese sueño.

-Mimí eres un encanto, me encanta…-Dijo con dulzura una Hekate a una diseñadora con talento.

por **Lamarck** Vie Jun 14, 2013 5:36 pm

El dinero, la fama y la fortuna. Jamás imaginé en mi tierna juventud, cuando inciaba en los caminos de la ciencia que llegaría a tener todo en mi poder. Al alcance de mi mano y aún así me faltaba alguien, algo. Había pensado que quizás era tanto amor del que su amigo Abbatoir se estaba rodeando. Al menos eso le decía su amigo que insistía en que debía buscarme alguna otra diversión, luego del chasco que resultó reencontrarme con mi prometida de hace muchos años madame Zolovinova.

Laurentius y Dee se veían tan felices con sus respectivas parejas que no podía dejar de conceder cierta verdad a las palabras de mi camarada. Por otro lado aquel enigmático Mr. Beckmann había salido de la nada para invitarle a esta extraña reunión.

-sofoquemos con sexo esta sed de amor que nos seca el alma! - le dijo como cantándole aquel Galliard de corazón pícaresco. En realidad no pensaba tener sexo, pero no me resistí ante la posibilidad de conocer a las amigas de Beckmann y beber algunos tragos.

Para mi sorpresa el lugar en el que nos reunimos fue un sitio nuevo al que jamás nos había traído nuestro bien relacionado amigo. Las bebidas fluyeron y pronto me vi en la necesidad de salir para deshaogar el cuerpo de tanto alcohol. Afuera percibió un aroma extraño... como a frutos del mar.

(* su olfato percibe también la electricidad producida por un campo mágnetico humano que vibra con una intensidad diferente a la de sus semejantes, por efecto de la magia que le recorre el cuerpo como un halo invisible)

Cuando pude precisar el aroma resultó provenir de una mujer, de quien tambien se desprendía cierto aroma a muerte combinado con hierbas como ecualipto y ruda.. sin duda una bruja.

(* se cerca a ella para olfatearle mejor, pues su condición algo alterada distorciona ligeramente sus agudos sentidos)

por **Shear Wigherth** Sáb Jun 15, 2013 10:21 pm

Paseando por la ciudad, decidí ir a explorar por la noche, a ver qué cambios se ocurrían por Paris, ya que nunca había visto a la plebe de noche y me causaba cierta curiosidad, en especial por cierta zona de noche. Pronto me aburrí y decidí ir a un restaurant al que siempre quise ir de joven, pero mi mentor no me lo permitía. Me encogí de hombros y decidí entrar, sentarme en una mesa y esperar que me atendieran. No era nadie de la alta sociedad por lo que tuve que esperar.

En lo que leía el menú, vi a una dama ingresar al local pero pronto me causo mala espina. Esa mujer exudaba a hierbas muertas y antinatural. Oculté mi rostro detrás de la carta y observe por sobre la misma con disimulo. Ya había olido ese aroma antes: era una bruja. Pero tenía algo peculiar a la vez que no lograba descifrar. Su aspecto me causaba incomodidad y su vestimenta lo hacía aún más. Escuché que pidió un plato sin siquiera observar la carta. “ha de venir muy a menudo” me dije. Tras unos minutos, vino el mozo a atenderme, pero le dije que todavía estaba observando el menú, que lo llamaría en cuanto me decidiera.

Mientras tanto, observé a la dama comer su plato, lo que parecía ser una sopa, sopa de mariscos más bien. No me olía bien por lo que arrugué la nariz instintivamente. Era algo bizarro para admirar, pero no podía sacarle los ojos de encima. Para distraerme un poco, llame al mozo y pedí un vino blanco para comenzar la noche. Me trajo una botella de vino y una copa, el cual me sirvió y se lo agradecí. Tome un sorbo. Estaba delicioso.

Tras unos minutos, vi como el mozo principal iba a disculparse con la signorina.”¿A qué va todo esto?” No lo comprendía. La dama se levanto y yo la seguí con la mirada. Entraba a la cocina. Me levanté y miré por la puerta, pero no había entendido lo que había pasado. El cocinero estaba tendido en el piso, sin color en el rostro y translucido. “Demonios… Está muerto” Decidí ocultarme detrás de la puerta y vi como la dama salía por la puerta trasera.

Salí por la puerta delantera para disimular más y la seguí entre las sombras. Le perdí el rastro por unos momentos pero pronto me di cuenta hacia donde se dirigía: los burdeles. Negué con la cabeza y me dirigí hacia ese lugar tan desconocido para mí. Nunca había solicitado una mujer para mis placeres... Si quería, lo conseguía. Pero nunca se había dado el caso. Me encogí de hombros y la seguí, viendo que se sentaba en unas escaleras de piedra, mientras observaba a una pareja, algo curiosa en mi opinión. Se rió y luego me di cuenta de que una de las chicas del local se acercaba a ella, por lo que desistí de acercarme.

Esperaría un poco más. La damisela se fue y fue entonces que tome voluntad de acercarme.

-Buenas noches, madeimoselle.-Le dije en un susurro, sin querer sobresaltarla.- dudo que ud. esté buscando algún hombre que preste servicios.- Expresé, algo divertido. Fui consciente de que la dama era objeto de la mirada de otro hombre más. Un hermano. Mi hermano.

Quizá no era sanguíneo, pero el vínculo estaba: ambos éramos licántropos, ambos nos dimos cuenta de la presencia del otro. Pero yo era alguien pacifico, por lo que ni siquiera me sobresalté. Me senté al lado de la damisela y la observé, para luego desviar la mirada al cielo.

-Es ud. una dama peculiar, ¿lo sabe?-hice alusión a lo que acababa de ver.- Controla muy bien a los humanos, milady.- Carraspeé.

por **Hekate Maev** Lun Jun 17, 2013 12:19 pm

Hekate escuchaba lo que decía aquel joven que momentos después se sentó a su lado, escondió el atuendo provocativo detrás de su espalda para después mirar al desconocido, mirar al animal que estaba a su lado. Se les quedo mirando con un aire de desconfianza, ¿Qué pasaba? Nada, supuso, pero acaso ¿La había acusado? Miro a su padre que este la miraba con firmeza desde donde estaba con la cortesana, miro al chico que había a su lado-….No sé de qué me habla…-Dijo mirándolo a los ojos, se levantó con el atuendo entre sus manos y se dirigió lentamente hacia donde estaba su padre, impaciente y la cortesana sonrió a Hekate.

-Hekate querida...-Sonrió la cortesana, esta abrazo a Hekate con dulzura y la beso con un pico en sus labios, el padre entonces abrazo a su hija-…Ahg...Erik hombre….-Se quejó Madeleine al ver que retiraba a Hekate de su cercanía.
-Primero quiero saber quién es ese joven que se ha sentado a tu lado, Hekate…-Dijo su padre de un modo autoritario, mirándola fijamente a sus ojos marrones, sonriéndola con amplitud. La cortesana entonces se dirigió hacia el joven y el animal, Hekate vio cómo se sentó a horcajadas del chico con la que le había preguntado, Hekate fue agarrada celosamente por su padre alrededor de la cintura, arrastrándola lejos de aquellos dos hombres de los que la cortesana entretenía en estos momentos. Erik, el padre de Hekate vio que tenía un nuevo conjunto-…Mimí…-Sonrió tomando el conjunto-…Me lo llevare y lo guardaré….pero no tardes en volver a casa…-beso la frente de Hekate y la abrazo a lo que su hija respondió lentamente.

Después de varios segundos, se separaron y vio a su padre partir. Ahora se acercó a Madeleine y le dio toques tímidos en el hombro-…Madeleine…-sonrió-…Madeleine…-Dijo dando golpes más notorios en su hombro, esta se despegó del beso, morreo o lo que le estuviera dando al joven y enseguida rodeo la cintura de Hekate con ambos brazos-…Ma-Madeleine…-Hekate intento alejar a la cortesana, pero esta la arrastraba a la pared.

-Hekate, querida, he querido follarte desde que ya tenías un cuerpo decente de mujer…-susurro en el oído de Hekate, sonrió un poco, pero después la quito para intentar apartar a la cortesana.
-Madeleine, basta…no me gusta esto…-Dijo intentando no matarla, tocándola con los guantes puestos en sus manos, pero Madeleine comenzaba a subirle la falda, a hacer que Hekate mostrara parte de su pierna, parte de su piel tostada. Hekate comenzaba a moverse con bastante revuelo, miro al joven a lo lejos, al animal, ¿Se habrían ofendido solamente porque se sintió incomoda con la pregunta que hizo?

Lo sentía, pero era tímida y no hablaba con extraños. Esa regla la seguía a rajatabla, pero Madeleine ahora estaba sujetándole de sus nalgas, Hekate gimió sin poder evitarlo pero igualmente seguía intentando que Madeleine se alejara de ella. Pero no quería matarla, demasiado evidencias, no quería que su reputación allá fuera mala, su padre iba por los burdeles y al estar sin su madre, solo tenía esta forma de desahogarse.

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