AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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:-:Alexindice~MORIARTY:-:
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:-:Alexindice~MORIARTY:-:
ALEXINDICE MORIARTY
Una cosa sé, es que tengo elegancia, pero otra cosa que no sé,
es sí tu la tendrás. . . .
Edad: 284 edad vampírica // 25 aparentes Especie:Vampiro Tipo, Clase Social o Cargo:Alta Orientación Sexual:Bisexual Lugar de Origen: París, Francia Habilidad/Poder: Agilidad y reflejos sobrehumanos:Habilidad para moverse con más soltura por un sitio, utilizando brazos y piernas reaccionando mas rápido que un humano normal. Sentidos aumentados:Aumento de percepción en los sentidos de la vista, el olfato, el gusto, el tacto y la audición. Telepatía:Habilidad para comunicarse mentalmente con otros, rompiendo las barreras de la distancia. Leer las mentes de los demas. Sanación acelerada:Habilidad para curar rápidamente de cualquier lesión. El tiempo de recuperación varía según el personaje. Volar:Capacidad de poder elevarse en el aire y planear sobre el suelo a gran o poca distancia. Descripción Física:
Descripción Psicológica: Ha sido desenvuelta con la gente, siempre está rodeada de gente o protegida por los hombros de su hermano o su hermana Bérénice. Suele ser demasiado y bastante orgullosa, un poco cabezota aunque siempre la veras como alguien humilde y simple. La gente se le acerca, como a una niña cautivadora, a pesar de su frágil apariencia, su mente, es equilibrada y madura. No hace las cosas sin pensar, aunque la verdad, admite que a veces su hermana lleve razón siempre y que tenga que actuar en vez de pensar. Es una persona de lo menos superficial que existe. Por eso cree que la belleza externa no significa una virtud para ella, prefiere ver la belleza interior, que es en verdad, la carta de presentación de cada persona. Su alma permanece tan pura como si fuese una chiquilla de 15 años de edad, se entrega a las aquellas personas que ama, siempre con cierto recato o timidez. Las dotes musicales en ella, son siempre admirables, pues ya que no tiene que preocuparse por morir, comenzó a estudiar, a practicar todo tipo de instrumentos musicales, entre ellos, el violín, el piano y el arpa. Ama el arpa junto con unas notas de piano. Es de carácter gentil y bueno, le gusta sonreír siempre, aunque este de mal humor, siempre se le pasa sonriendo, porque el mal agua siempre se va por otros lados y siempre venia momentos que te dejaban con buen sabor de boca. Cuando ella se enfada, suele encerrarse en si misma o cuando alguien le rompe el corazón, ahí es cuando ya no reacciona, no se enfada, no, sino que se queda en estado alfa, como mirando en un punto fijo o mirando distraídamente a la nada hasta que alguien o algo consigue que la distraiga de su lapsus. No es que sienta que su corazón se rompe cuando alguien le dice, “no quiero” o “No puede ser...” pero su corazón se encoge, sacando con ello bastantes lágrimas, pero su lema “A mal tiempo, buena cara” Es segura y en los momentos de mucha tensión, siempre mantiene la mente fría y ausente de cualquier sentimiento cálido que haya tenido hace...”segundos” A veces es bastante asustadiza. Se asusta con algo insignificante, pero solo reza porque sea algo inofensivo. Alexindice, lleva consigo siempre la sonrisa en su rostro, o la sorpresa, o la inocencia en una buena conversación. Puede parecer una persona, con un carácter bastante aburrido y simple, pero así es ella, y es feliz así. Siendo ella misma y no mintiendo nunca. Es totalmente sincera con ella primero y después con los que la rodean. Una amiga a quien puedes confiarle cualquier secreto, pero... ¿Quién es capaz de guardar un secreto? |
Usted verá, si confía en mi.
La elegancia es algo que se adquiere a base de mucho esfuerzo.
Señor lector...
Aquel que es demasiado pequeño
tiene un orgullo grande.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.
{1491, París...}
{Cuatro animales nacen. Aún indefensos, brillan, rugen y se mueven inquietos. Un león, una serpiente y dos bellos cisnes. El león nacerá noble, la serpiente escurridiza y misteriosa caminara dejando ningún rastro y dos cisnes son emplumados de blancas y negras plumas que nacerán para ser finas y elegantes pero con la mitad de una misma, para poder unirse las dos en un poderoso enemigo o aliado.}
{1491, París...}
{Cuatro animales nacen. Aún indefensos, brillan, rugen y se mueven inquietos. Un león, una serpiente y dos bellos cisnes. El león nacerá noble, la serpiente escurridiza y misteriosa caminara dejando ningún rastro y dos cisnes son emplumados de blancas y negras plumas que nacerán para ser finas y elegantes pero con la mitad de una misma, para poder unirse las dos en un poderoso enemigo o aliado.}
Hace mucho tiempo atrás que suelen existir seres temibles, sangrientos y barbaros con ganas de aniquilar a la humanidad. Vampiros, licántropos, cambia formas aunque a estos prefieren que se les ignoren bajo las sombras y jamás ser reconocidos como alguien peligroso del cual temer, pero para aquellos que temían de estos seres y eran postrados a su suerte ante la muerte, siempre recurrían a aquellas personas las cuales si podían hacer algo en contra de estas criaturas. Su nombre apenas se pronunciaba por los más temidos, algunos atrevidos y escasos de vergüenza, decían bravamente que tenían a un cazador contratado a su propio servicio. Sí, podrá sonar bastante egoísta, pero en realidad ellos lo hacen por el bien del planeta tierra que lentamente está siendo corrompida por las fuerzas del mal. Ya apenas se puede encontrar un lugar tranquilo en este lugar en el que algunos lo llamaban “hogar seguro”.
Cuando todo en el gobierno respiraba tranquilidad bajo el cielo anaranjado del atardecer,
el grito de Evangelina retumbo en mitad de la habitación en la que descansaba tras sentir varias contracciones. Parecía que los cálculos hechos hace varios meses habían dado error y el nacimiento del hijo que esperaba la familia Moriarty, resulta que el resultado de nueve meses de espera habían sido cuatro niños. Cuatro niños hermosos, pero en cuanto salieron los dos restantes, los que rodeaban a la madre de los cuatro pequeños, estos abrieron los ojos de par en par al ver a dos hermosas niñas saliendo poco a poco del vientre de su madre, para después ver que cuando estas salieron y estaban ahora en brazos de su padre dado que en los brazos de la madre feliz, que con cierta dificultad dio a luz a dos hermosos niños y a dos hermanas que para sorpresa de su padre, una de ellas buscaba la mano de la otra hermana en sueños, con los ojos cerrados, a medias gimoteando pero finalmente encontrando la paz junto con la calidez de su hermana. Asombrados estaban más, cuando viró su mirada hacia su mujer, para ver a los niños en los brazos de ella, pero su rostro empalideció en cuanto vio a su mujer sin. . .un halito que llegara de sus pulmones.
¿Muerta quizás? ¿O simplemente del cansancio había perdido? Nadie alrededor parecía inmutarse, dos doncellas recogieron a los niños, otras dos a las niñas. Los bebes fueron llevados hacia sus dormitorios, vestidos en ropas de lino y seda y siendo llevados a sus respectivas cunas, las cuales los evangelistas habían fabricado con tanto esmero. El hecho se sorprendió de que hiciera cuatro en vez de una sola cuna, como estaba previsto. Sus pasos se acercaron a su mujer, acercaba su oído para oír su corazón, latía y enseguida noto que su pecho se hinchaba y desinflaba con lentitud dejando todos sus miedos atrás.
El amor tiene muchas vueltas y al final acabas mareado de tantos sentimientos. En uno de los viajes por el mundo, Alexindice, paro sin comentárselo a nadie, por la ciudad de Paris, aquella que le vio nacer. Suspiraba yendo por los caminos en rosa por la tarde. Se paro en un pequeño parque a leer, sentándose sobre un banco de madera que estaría limpio. Ella, segura de que estaba sola, leía tranquilamente un libro que había cogido para el viaje antes de volver a Londres que es donde en verdad había dicho a la gente que iba a estar. Mentira. Solo, que no se dio cuenta de la cantidad de luces que se estaban encendiendo y con la lectura, se había olvidado del tiempo. Era de noche y el hotel en donde residía no parecía estar muy lejos.
Seguía caminando hasta que se cruzo con un carruaje, en el que había varias personas cuchicheando, hablando mientras esta esperaba a que pasara para poder cruzar la calle. Solo que se olvido de ello. Se olvido completamente al ver a un caballero con rostro serio, callado tras las ventanillas del carruaje que paso-Hmm...-Se puso pensativa. ¿Qué le pasaría a aquel hombre?, pensó. La timidez acudió a su rostro, llevándolo hacia un lado tras ver que aquel joven la había mirado. Tosió delicadamente, con una mano sobre sus labios, miraba al frente por si venían más obstáculos, pero a causa del frio y las finas capas de ropa que llevaba encima, pues eran muchas, cayó desplomada en el suelo, sin tener conocimiento. Solo vio, escucho que aquel carruaje se paraba, a lo lejos bajaba una persona que parecía ir a socorrerla, intento fijar su mirada, ver quién era, pero solamente se quedo en las sombras, sin conocimiento alguno.
No se fue a sentir miedo en aquel instante, más bien dulzura y una sonrisa afable a quien le salvo la vida. Vieron sus ojos un hombre de ojos azules, cabellos cortos y dorados. Sonrio ampliamente y enseguida vio que estaba en una lujosa habitacion. ¿Quién no la conocería entonces? A la noche siguiente, ya partiria hacia donde se hospedaba y dejaria una muestra de agradecimiento a quienes le dieron un techo para que se pudiera recuperar, solo que cuando vinieron sus hermanos, Freyback y Darwyn, ella se alegro de que la encontraran, pero el rostro de ambos era serio. Freyback tenia una carta para Alexindice, los citaban a los tres en un castillo alejado de París. Era mundialmente famosa por cada hazaña que había realizado. Desde que los cuatro hermanos Moriarty, hicieron el juramento que les uniría por siempre, pasase lo que pasase, nada los separaría:
Quien no recordara aquel juramento que les costó tanto formular, no sería en verdad parte de su sangre, parte de aquellos recuerdos que con tanto aprecio conservaba a pesar de la fría apariencia que explotaba a cada paso dejando una huella allí por donde pasara.
Bien era por decir que las fantasías algún día se convertían en realidad. Solía contárselas a su hermana Bérénice, a la que amaba tanto y nunca se hubiera querido desaparecer de su lado, pero el destino bien siempre era caprichoso y siempre jugaba a favor de los dichosos, nunca de ella. Suspirando, viendo como el atardecer acontecía ante sus ojos a través de la ventanilla del carruaje, hubiera deseado que aquellos segundos con aquella persona, hubieran durado más, pero pobre niña rica, que sabía ella del status de aquel muchacho. ¡Un príncipe! Y no uno cualquiera, sino de su idolatrada Inglaterra por la que había escuchado y leido todas sus novelas rosas, de la tierra de las leyendas y los mitos y de donde siempre estaba lloviendo. Nunca le había visto, fue con su familia a muchos bailes, encuentros de la sociedad, miles y miles de encuentros con la realeza por el maravilloso apellido que tenia, los Moriarty no eran gente de mal ninguno, al contrario, podrían ser los leonidos mas orgullosos, valientes, arrogantes, pero siempre estaban ahí para echarte una mano para lo que necesitases, su familia, eran de los más antiguos linajes que pudieran existir en el mundo del deber y el orden.
Su familia, pertenecía desde hace mucho tiempo, a una hermandad de cazadores legendaria, que con el paso del tiempo, estos se habían ido por su lado, formando sus propias reglas, su propio lema, hasta su emblema personal que hasta que no nacieron el cuarteto Moriarty, no dieron con el definitivo. Un emblema de un león rugiendo y agarrando con sus garras la letra “M”, por detrás dos cisnes uno negro y otro blanco alzándose al vuelo para después una escurridiza serpiente se enredaba en el cuello del león y sobre la parte inferior de la letra de la familia. El carruaje paró en seco. Freyback echo un vistazo por la ventana, vio una sombra que trepaba por la enredadera, para después abrir la puerta y salir al exterior. Alexindice salió después de su hermano Darwyn que con torpeza, casi se caía al suelo, hasta que lo consiguió tropezando con el parasol que su hermana Alexindice le había puesto “accidentalmente”.
-Pensé que las serpientes no se tropezaban....-Con suma tranquilidad, aquellas palabras de burla salieron de sus labios.
-Pero suelen ser muy vengativas.....-Siseo su hermano desde el pasto, mirándola a través de sus gafas de culo de vaso. Alexindice iba a contraatacarle hasta que Freyback puso rumbo hacia el golpe que resonó contra el pasto nuevamente. La sombra había caído al suelo, fue a ver, su hermano Darwyn le siguió y se encontraron con una persona bastante familiar para ambos.
En cambio Alexindice tan solo se quedo esperando a que volviesen, pero cuando vio a Freyback con una chica entre sus brazos, trago saliva de inmediato, como si hubiera visto un fantasma. Su rostro se puso más pálido de lo que ya era, era ella, su hermana perdida. Solo mantuvo su rostro inocente, como si no supiese quien era esa mujer que colgaba en las manos de su hermano. Bien parecía no venir nadie más, un mayordomo salió al exterior para darles la bienvenida, se hizo a un lado para que los cuatro pasaran hacia el interior del edificio y así conducirles hasta el salón en donde dejo en un sofá a la desmayada mujer misteriosa. Bien, ahora, estando reunidos allí, después de varias miradas, golpes, caídas, después de gritar a su hermano, llego el mismo mayordomo hacia donde se encontraban los cuatro. La mujer que antes estaba desmayada bien veía ella que la había reconocido, que también había reconocido a sus dos hermanos de sangre. Solo que con ello supuso que tampoco lo haría visible en su rostro, pues los Moriarty eran muy orgullosos en mostrarse a la primera de cambio.
Asintieron y en cuanto bajaron los puños, apareció un hombre enfrente de ellos, un lacayo con elegantes ropas de color negro y rojo, les hizo una reverencia, estaba pálido como la pared y les hizo entrega de otro sobre en silencio, colocándolos en fila frente al mayordomo. Nada, solo había silencio. El mayordomo de se fue para volver con cuatro armas que fue entregadas por el mismo a cada uno de los presentes de aquella sala. Al escurridizo llorica de aspecto débil, se le fue entregado un látigo negro, estaba usado y en mal estado, pero al atizarlo este en el aire, corto la madera de la repisa que adornaba la chimenea como el halito de una guadaña; al hombre de aspecto fuerte y apuesto, se le fue entregada una daga árabe adornada con rubíes y esmeraldas y con algún que otro hueco a falta de esmeraldas, para que finalmente a las dos que quedaban restantes les hizo entrega de un estoque a cada una en el mejor de los estados que ambas de las armas anteriores entregadas.
-Lean-Termino por decir el mayordomo anciano refiriéndose a la carta que se les había sido entregado:
Cuando todo en el gobierno respiraba tranquilidad bajo el cielo anaranjado del atardecer,
el grito de Evangelina retumbo en mitad de la habitación en la que descansaba tras sentir varias contracciones. Parecía que los cálculos hechos hace varios meses habían dado error y el nacimiento del hijo que esperaba la familia Moriarty, resulta que el resultado de nueve meses de espera habían sido cuatro niños. Cuatro niños hermosos, pero en cuanto salieron los dos restantes, los que rodeaban a la madre de los cuatro pequeños, estos abrieron los ojos de par en par al ver a dos hermosas niñas saliendo poco a poco del vientre de su madre, para después ver que cuando estas salieron y estaban ahora en brazos de su padre dado que en los brazos de la madre feliz, que con cierta dificultad dio a luz a dos hermosos niños y a dos hermanas que para sorpresa de su padre, una de ellas buscaba la mano de la otra hermana en sueños, con los ojos cerrados, a medias gimoteando pero finalmente encontrando la paz junto con la calidez de su hermana. Asombrados estaban más, cuando viró su mirada hacia su mujer, para ver a los niños en los brazos de ella, pero su rostro empalideció en cuanto vio a su mujer sin. . .un halito que llegara de sus pulmones.
¿Muerta quizás? ¿O simplemente del cansancio había perdido? Nadie alrededor parecía inmutarse, dos doncellas recogieron a los niños, otras dos a las niñas. Los bebes fueron llevados hacia sus dormitorios, vestidos en ropas de lino y seda y siendo llevados a sus respectivas cunas, las cuales los evangelistas habían fabricado con tanto esmero. El hecho se sorprendió de que hiciera cuatro en vez de una sola cuna, como estaba previsto. Sus pasos se acercaron a su mujer, acercaba su oído para oír su corazón, latía y enseguida noto que su pecho se hinchaba y desinflaba con lentitud dejando todos sus miedos atrás.
x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x
{1516-1517}
{-}
{El invierno es con elegancia igual que un cisne.}
{1516-1517}
{-}
{El invierno es con elegancia igual que un cisne.}
El amor tiene muchas vueltas y al final acabas mareado de tantos sentimientos. En uno de los viajes por el mundo, Alexindice, paro sin comentárselo a nadie, por la ciudad de Paris, aquella que le vio nacer. Suspiraba yendo por los caminos en rosa por la tarde. Se paro en un pequeño parque a leer, sentándose sobre un banco de madera que estaría limpio. Ella, segura de que estaba sola, leía tranquilamente un libro que había cogido para el viaje antes de volver a Londres que es donde en verdad había dicho a la gente que iba a estar. Mentira. Solo, que no se dio cuenta de la cantidad de luces que se estaban encendiendo y con la lectura, se había olvidado del tiempo. Era de noche y el hotel en donde residía no parecía estar muy lejos.
Seguía caminando hasta que se cruzo con un carruaje, en el que había varias personas cuchicheando, hablando mientras esta esperaba a que pasara para poder cruzar la calle. Solo que se olvido de ello. Se olvido completamente al ver a un caballero con rostro serio, callado tras las ventanillas del carruaje que paso-Hmm...-Se puso pensativa. ¿Qué le pasaría a aquel hombre?, pensó. La timidez acudió a su rostro, llevándolo hacia un lado tras ver que aquel joven la había mirado. Tosió delicadamente, con una mano sobre sus labios, miraba al frente por si venían más obstáculos, pero a causa del frio y las finas capas de ropa que llevaba encima, pues eran muchas, cayó desplomada en el suelo, sin tener conocimiento. Solo vio, escucho que aquel carruaje se paraba, a lo lejos bajaba una persona que parecía ir a socorrerla, intento fijar su mirada, ver quién era, pero solamente se quedo en las sombras, sin conocimiento alguno.
No se fue a sentir miedo en aquel instante, más bien dulzura y una sonrisa afable a quien le salvo la vida. Vieron sus ojos un hombre de ojos azules, cabellos cortos y dorados. Sonrio ampliamente y enseguida vio que estaba en una lujosa habitacion. ¿Quién no la conocería entonces? A la noche siguiente, ya partiria hacia donde se hospedaba y dejaria una muestra de agradecimiento a quienes le dieron un techo para que se pudiera recuperar, solo que cuando vinieron sus hermanos, Freyback y Darwyn, ella se alegro de que la encontraran, pero el rostro de ambos era serio. Freyback tenia una carta para Alexindice, los citaban a los tres en un castillo alejado de París. Era mundialmente famosa por cada hazaña que había realizado. Desde que los cuatro hermanos Moriarty, hicieron el juramento que les uniría por siempre, pasase lo que pasase, nada los separaría:
Serpientes no venenosas
pero con grandes colmillos.
Un león feroz distrae a su
presa para que le preste
atención. El cisne Blanco y
el cisne negro sonríen con
elegancia, juntos bailando en
silencio.
En fuertes tornados el fuego
aviva su llama, pero el agua
rápida y feroz la calma para que
caiga y fluya sobre la tierra y
madre naturaleza.
Con fuertes golpes cae el débil
El fuerte resiste sin disculparse
obteniendo el poder para sí mismo.
Y con esmero y sentimiento algún
invierno, primavera, verano y otoño
estarán de nuevos los vientos llenos
de nieve en un día soleado.
pero con grandes colmillos.
Un león feroz distrae a su
presa para que le preste
atención. El cisne Blanco y
el cisne negro sonríen con
elegancia, juntos bailando en
silencio.
En fuertes tornados el fuego
aviva su llama, pero el agua
rápida y feroz la calma para que
caiga y fluya sobre la tierra y
madre naturaleza.
Con fuertes golpes cae el débil
El fuerte resiste sin disculparse
obteniendo el poder para sí mismo.
Y con esmero y sentimiento algún
invierno, primavera, verano y otoño
estarán de nuevos los vientos llenos
de nieve en un día soleado.
Quien no recordara aquel juramento que les costó tanto formular, no sería en verdad parte de su sangre, parte de aquellos recuerdos que con tanto aprecio conservaba a pesar de la fría apariencia que explotaba a cada paso dejando una huella allí por donde pasara.
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{1516-1517}
{A las afueras de París}
{Septiembre deja de ser una preocupación para el trío Moriarty. Entra Octubre, Otoño y la serpiente esta mas escurridiza que nunca. El león ruge temiendo que llega lo peor. Y el baile de los cisnes bailara por última vez.}
-No lo sabía....-Alexindice dijo tajante para terminar la conversación que cada vez le estaba hiriendo cada vez mas. Los tres hermanos iban en el carruaje, a su lado Darwyn mirándola con aquella mirada lasciva inocente que había adquirido con el paso del tiempo solamente con las muchachas que eran de su agrado, pero por Dios, Alexindice, era su querida hermana, a la que a pesar de su condición escuálida protegería como el hermano que era. Freyback en cambio, la miraba con aquel apogeo de soberbia que tanto le caracterizaba, con su sonrisa ladina y la que era la más criticada por cada una de las damas por las que había pasado su “orgullo”. Él la miraba sonriente, pero preocupado. Alexindice era bien dada a soñar despierta, a soñar con ser la protagonista de uno de sus fantasías de color de rosa. Hasta hace poco, una o dos noches atrás pensó que podría haber conseguido tal sueño, pero tan solo aquel caballero de ojos azules, cabello dorado como el sol y de media longitud, tan solo se acerco a preocuparse de ella como una dama mas. Fue enternecedor aquel gesto que tanto se lo creyó que había caído en las redes de aquel afable caballero. {1516-1517}
{A las afueras de París}
{Septiembre deja de ser una preocupación para el trío Moriarty. Entra Octubre, Otoño y la serpiente esta mas escurridiza que nunca. El león ruge temiendo que llega lo peor. Y el baile de los cisnes bailara por última vez.}
Bien era por decir que las fantasías algún día se convertían en realidad. Solía contárselas a su hermana Bérénice, a la que amaba tanto y nunca se hubiera querido desaparecer de su lado, pero el destino bien siempre era caprichoso y siempre jugaba a favor de los dichosos, nunca de ella. Suspirando, viendo como el atardecer acontecía ante sus ojos a través de la ventanilla del carruaje, hubiera deseado que aquellos segundos con aquella persona, hubieran durado más, pero pobre niña rica, que sabía ella del status de aquel muchacho. ¡Un príncipe! Y no uno cualquiera, sino de su idolatrada Inglaterra por la que había escuchado y leido todas sus novelas rosas, de la tierra de las leyendas y los mitos y de donde siempre estaba lloviendo. Nunca le había visto, fue con su familia a muchos bailes, encuentros de la sociedad, miles y miles de encuentros con la realeza por el maravilloso apellido que tenia, los Moriarty no eran gente de mal ninguno, al contrario, podrían ser los leonidos mas orgullosos, valientes, arrogantes, pero siempre estaban ahí para echarte una mano para lo que necesitases, su familia, eran de los más antiguos linajes que pudieran existir en el mundo del deber y el orden.
Su familia, pertenecía desde hace mucho tiempo, a una hermandad de cazadores legendaria, que con el paso del tiempo, estos se habían ido por su lado, formando sus propias reglas, su propio lema, hasta su emblema personal que hasta que no nacieron el cuarteto Moriarty, no dieron con el definitivo. Un emblema de un león rugiendo y agarrando con sus garras la letra “M”, por detrás dos cisnes uno negro y otro blanco alzándose al vuelo para después una escurridiza serpiente se enredaba en el cuello del león y sobre la parte inferior de la letra de la familia. El carruaje paró en seco. Freyback echo un vistazo por la ventana, vio una sombra que trepaba por la enredadera, para después abrir la puerta y salir al exterior. Alexindice salió después de su hermano Darwyn que con torpeza, casi se caía al suelo, hasta que lo consiguió tropezando con el parasol que su hermana Alexindice le había puesto “accidentalmente”.
-Pensé que las serpientes no se tropezaban....-Con suma tranquilidad, aquellas palabras de burla salieron de sus labios.
-Pero suelen ser muy vengativas.....-Siseo su hermano desde el pasto, mirándola a través de sus gafas de culo de vaso. Alexindice iba a contraatacarle hasta que Freyback puso rumbo hacia el golpe que resonó contra el pasto nuevamente. La sombra había caído al suelo, fue a ver, su hermano Darwyn le siguió y se encontraron con una persona bastante familiar para ambos.
En cambio Alexindice tan solo se quedo esperando a que volviesen, pero cuando vio a Freyback con una chica entre sus brazos, trago saliva de inmediato, como si hubiera visto un fantasma. Su rostro se puso más pálido de lo que ya era, era ella, su hermana perdida. Solo mantuvo su rostro inocente, como si no supiese quien era esa mujer que colgaba en las manos de su hermano. Bien parecía no venir nadie más, un mayordomo salió al exterior para darles la bienvenida, se hizo a un lado para que los cuatro pasaran hacia el interior del edificio y así conducirles hasta el salón en donde dejo en un sofá a la desmayada mujer misteriosa. Bien, ahora, estando reunidos allí, después de varias miradas, golpes, caídas, después de gritar a su hermano, llego el mismo mayordomo hacia donde se encontraban los cuatro. La mujer que antes estaba desmayada bien veía ella que la había reconocido, que también había reconocido a sus dos hermanos de sangre. Solo que con ello supuso que tampoco lo haría visible en su rostro, pues los Moriarty eran muy orgullosos en mostrarse a la primera de cambio.
Asintieron y en cuanto bajaron los puños, apareció un hombre enfrente de ellos, un lacayo con elegantes ropas de color negro y rojo, les hizo una reverencia, estaba pálido como la pared y les hizo entrega de otro sobre en silencio, colocándolos en fila frente al mayordomo. Nada, solo había silencio. El mayordomo de se fue para volver con cuatro armas que fue entregadas por el mismo a cada uno de los presentes de aquella sala. Al escurridizo llorica de aspecto débil, se le fue entregado un látigo negro, estaba usado y en mal estado, pero al atizarlo este en el aire, corto la madera de la repisa que adornaba la chimenea como el halito de una guadaña; al hombre de aspecto fuerte y apuesto, se le fue entregada una daga árabe adornada con rubíes y esmeraldas y con algún que otro hueco a falta de esmeraldas, para que finalmente a las dos que quedaban restantes les hizo entrega de un estoque a cada una en el mejor de los estados que ambas de las armas anteriores entregadas.
-Lean-Termino por decir el mayordomo anciano refiriéndose a la carta que se les había sido entregado:
“En las afueras de París se encuentra un castillo abandonado con un hermoso jardín rodeado en penumbras en el que se encuentran tesoros por descubrir. En el interior se encuentran cinco puertas donde en una de ellas se encuentra el tesoro que ansiáis. Se os ha hecho entrega de un arma adecuado a vuestras personalidades. Desde pequeños supe que llegaríais a sobrevivir hasta los preliminares y este es vuestra meta final o no si lográis pasar esta aventura.”
Bien todo había empezado finalmente. Bien todo ocupaba el mayor tiempo de aquella noche en la que los cuatro recién encontrados hermanos Moriarty. La carrera hacia el premio había empezado. Todos salieron en busca de aquel tesoro como perros enjaulados recién sacados de su jaula. Aquel palacio era enorme, trampas, logros, caídas, encuentros y manos alzadas para ayudar a levantar a los que se habían caído. Las dos chicas al final acabaron separadas de la una de la otra, el hombre que recibió la daga árabe era el más cauto pues pareció que fue el primero en llegar a las cinco puertas, con un brazo herido, con una cicatriz en la que paro la hemorragia con un simple torniquete. En cambio, el segundo en llegar jadeando a causa de la mala condición física, fue el escurridizo al que pego. Ninguno de los dos tuvo la suerte de haberse cruzado durante las duras pruebas y asaltos del castillo con ninguna de las dos chicas, ninguno tras haber partido en aquel juego de azar, las vio de nuevo.
Alexindice, había ido despacio, nunca se tomaba demasiada prisa. Iba por pasillos y algún que otro pasadizo del castigo, corría saltando las trampas que se interponían en el camino. De repente, en mitad de un pasillo ella estaba, viendo si iba hacia la derecha o hacia la izquierda. Adelanto su parasol hacia delante ¡Cuidado! Una flecha salió disparada, pero solamente tapo con la pared. Vaya una trampa. Si mal no había calculado, había cinco o diez segundos de retroceso. Si pasaba rápido, lo lograría. Echo varios pasos hacia atrás, cogió aire y cogió carrerilla para traspasar aquel hueco e ir por el camino de delante el cual giraba a la derecha. Escucho como un montón de flechas chocaban contra el muro, cayendo una tras otra mientras Alexindice se regocijaba en victoria. Continuaba el arduo camino de aquellos laberinticos pasillos y de repente, en una pared vio su nombre grabado junto con el de aquel...príncipe aparte de una poesía de amor.
-¡Mentira!...-se hizo un ovillo en el suelo, tapándose los oídos, como queriendo no ver ni escuchar nada. Nada era verdad, nada era real y en unos segundos, como si humo en el aire, las letras se desvanecieron en la nada dejando paso a más camino que recorrer, pero lo que vio allí, fue otra cosa, una puerta que se cerraba, juraría haber visto algo, a alguien entrar, fue hasta esa casi ilusión y entro en una sala cuadrangular, en donde estaba esperando sus hermanos.
-S-si...-Asintió con aquel tartamudeo que siempre le caracterizaba-...solo que tengo una ligera idea de...
-¡¡HE LLAGADO!!...¿Eh?-miro a ambos lados pero descubrió que Freyback y Darwyn habían llegado antes-Joo...-pataleo como una niña pequeña-...No es justo...
-Otra vez será Alexindice...-Dijo Freyback entre risas sonoras pero este fue golpeado suavemente por la fina mano de su hermana en el cogote. Rieron. Reían los tres esperando a que llegara la chica que se había perdido en el principio del camino y como si estuvieran hablando del rey de roma, enseguida Bérénice hizo aparición en aquella sala, llena de algún que otro rasguño y su ropa vagamente rasgada, como si hubiera estado en mitad de una pelea y ella por suerte, salió ilesa pero con algún rasguño.
-¡Es una trampa!-Dijo alto y claro antes de esquivar una flecha que vino de su izquierda y poner a todos en alerta. Varias flechas intentaron alcanzar a los hermanos, pero ambos las esquivaban con agilidad al igual que la chica de cabellos castaños, pero enseguida, Bérénice pronto se puso a mover la daga contra las flechas con rapidez procurando que ninguna le alcanzara-¡AAhhgg!!-Escucho a su izquierda viendo como la rapidez del látigo no le había servido de nada al chico escurridizo para luchar contra las flechas. Pararon de salir las flechas, Alexindice salió disparada lejos de las flechas, contraatacando con el estoque. Enseguida la imagen lujosa de las cuatro puertas, enseguida desapareció de la nada como por arte de magia. Los habían engañado de sobremanera en que todo les hubiera parecido un truco de un simple mago o algo muchísimo peor. Las únicas salidas que habían eran unas ventanas que fueron enseguida cerradas con barrotes desde dentro, la puerta que había libre, había sido bloqueada. Ninguna salida desde aquella noche, ninguno de los hermanos Moriarty que se volvieron a encontrar gracias a un mero juego de azar, pudo salir con vida. Bérénice, en cuanto se enfrento en la sala principal en la que se despertó y a su alrededor tenía a los tres consigo. Alexindice la había reconocido incluso antes que cualquiera de los tres, esta supo desde el primer momento en que miro al rostro de Bérénice, supo que era aquella hermana mayor suya que siempre la molestaba, pero que siempre estaba ahí para defenderla del peligro, fuese cual fuese.
Una realidad en la que estaban los cuatro reunidos. Ellos al menos si sabían que era ella. Estando en aquella pequeña habitación con sus tres hermanos y estos aun sin saberlo, abrazaba a Darwyn como su posesión más preciada. Freyback estaba en la esquina norte, Alexindice, en la esquina oeste, cerca de la puerta que fue bloqueada. Vio en el techo los puntos cardinales: Norte- sur-Este y Oeste. Enseguida soltó a Darwyn poniéndolo sobre el Sur y dudaba si debía ir al punto Este.
-Hazlo...morena...-Dijo Freyback para su sorpresa mientras veía a la que también había reconocido como su hermana de sangre. Alexindice en cambio, llego a sorprenderse al igual que Darwyn quien pareció seguir gimiendo al sentir su sangre salir de su cuerpo. Aquel apelativo, a Bérénice siempre le había disgustado, pero era un pasado del cual olvido y ahora pronto tendría que hacer algo-¿Es lógico, no?-Dijo de nuevo. Alexindice, pensó en lo que decía la carta. Cinco puertas y en una estaba lo que ansiaban, pero en lugar de cinco puertas había cuatro puntos cardinales y en el centro seria la quinta puerta, en el centro saldría lo que ansiaban.
-Eres un idiota Frey...-Replico Bérénice tras ponerse en el lugar que le correspondía del Este y poniéndose en guardia con la Daga en mano. Alexindice, no se separaba de su carcaj y su arco, pero a falta de munición servible y en buen estado, tomo el estoque, poniéndose en posición para lo que vallara a pasar. Freyback fue el único que se ajusto la armadura y en cuanto desenvaino la espada, también se puso en guardia. Darwyn no se levantaba, no se movía, pero enseguida de su boca salió el ronquido de que estaba durmiendo profundamente. Todos rodaron los ojos-Oh, otra vez no. . .-excepto Bérénice que lo miraba con cierta ternura, viéndole como dormía-..¿¡EN UN SITIO COMO ESTE?!-Enseguida adopto un rostro furioso y le lanzo una de sus bolas de plata a la cabeza, haciéndole despertar de tan “magnifico sueño”.
A la espera de que algo ocurriera, todos seguían en posición de ataque hasta que del fondo del centro aparecía una jaula con cuatro personas durmiendo en el interior de esta. Extrañados por su contenido, estos se pusieron bastante nerviosos, suplementando la calma que había hace unos instantes por la inquietud de lo desconocido y de lo que habían encontrado. La jaula se abrió. Los barrotes que iban poco a poco levantándose del suelo dejando libres a aquellos seres o personas libres de presión alguna. Mas esta vez se pusieron en guardia más que antes. Los cuatro se pusieron en guardia para atacar en seguida y en cuanto uno de aquellos seres abrió los ojos-Darwyn...¡Se valiente!-comenzaba a despertar a los demás con sus movimientos sensuales sobre el suelo de piedra. Estaban atrapados. Eran cuatro personas contra cuatro desconocidos y Darwyn no duraría mucho el primer asalto. Estaban ante algo peligroso, el silencio alrededor era demasiado tenso, era el que los avisaba de algo malévolo que estaba a punto de despertarse. Y en menos en que las velas se apagaron dejando la sala a oscuras, Bérénice, no pudo remediar soltar las palabras de aquel juramento o párrafo que formularon los cuatro antes de partir:
- Serpientes no venenosas pero con grandes colmillos....-empezó tal y como lo recordaba, su voz temblaba, no quería morir.
- Un león feroz distrae a su presa para que le preste atención....-Le siguió su hermano Freyback con aquella voz tan masculina que tenia, para después que le siguiera su hermana con el resto del fragmento hasta que Darwyn finalizaba al igual que Bérénice- Y con esmero y sentimiento algún invierno, primavera, verano y otoño estarán de nuevos los vientos llenos de nieve en un día soleado....-El silencio tras estas letras no lo olvidarían jamás.
De esas criaturas que encontraron en la sala fueron benévolas con sus víctimas. Las criaturas que se encontraron, fueron al parecer, pequeñas vampiras que fueron capturadas por quien les había tendido la trampa. Al igual que ellas, estos cayeron después de una larga batalla en las sombras bajo el poder y la sed de las vampiras, que disfrutaron a cada minuto de la sangre de Bérénice, de Freyback, de Darwyn y de ella misma. Los cuatro en realidad, unos más lentos que otros sufrieron los cambios permanentes, que los volvieron malditos y sedientos de sed de la única sangre la cual se satisficieran.
En cambio, después de tantos años que pasaron desde aquella noche, cada aniversario en el mes de Octubre, hacían honor a aquel día en el que fueron convertidos en lo que eran, vampiros, yendo a cazar a varios de su misma especie que ahora, no tenían más remedio que aceptar su condición sobrenatural a pesar de haber sido desde que cumplieron mayoría de edad unos mercenarios de buena o mala reputación. Les daban igual si eran mirados de mala manera por los vampiros, por los que tenían que aceptar que eran parte de estos asesinos sanguinarios.
Solo podían llegar a tomar venganza de una manera. Cazadores. El día les iba ahora de pena, no podían salir a la superficie al mediodía y se les ocurrió utilizar aquel hermoso castillo como la residencia donde ejércitos y un montón de personas aprenderían a ser cazadores e inquisidores contra los sobrenaturales. Podría decirse que es una manera vil de usar a la gente, pero al menos con un propósito de vengar la libertad que se les había sido arrebatada. Ahora les era suficiente instruir a humanos con el propósito de matar, a la vez que buscaban aquel que le tendió la trampa en aquella pequeña sala a ella y a sus hermanos. A partir de entonces, la Orden Escarlata, fue y ha seguido siendo hasta la fecha, una de las más prestigiadas Órdenes en las que aparte de ofrecer instrucción a futuros cazadores, también sirve para aquellos que andan sin ningún rumbo en su vida.
La Orden Escarlata se encuentra a las afueras de París. Alexindice, junto con sus hermanos, aun sigue buscando a aquel cretino que les hizo esto. Quisiera lo que quisiera, no se iba a morir tan fácilmente, porque para eso, se encargarían los hermanos restantes de la familia Moriarty.
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Un Gesto vale mas que mil palabras.
Un Gesto vale mas que mil palabras.
Última edición por Alexindice Moriarty el Jue Abr 26, 2012 8:10 pm, editado 14 veces
Nadine- Humano Clase Alta
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 20/03/2012
Re: :-:Alexindice~MORIARTY:-:
Cuando termines postea acá mismo para que un miembro del staff pase a aprobar tu ficha
Invitado- Invitado
Re: :-:Alexindice~MORIARTY:-:
TERMINADOOOO!!!!! -Euforia mil ! ! !-
Nadine- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/03/2012
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