AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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:-:BÉRÉNICE + MORIARTY:.:
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:-:BÉRÉNICE + MORIARTY:.:
BÉRÉNICE x-x MORIARTY
La fuerza de tu envidia........
........es la rapidez de mi progreso.
Edad: 284 edad vampírica // 25 aparentes Especie:Vampiro Tipo, Clase Social o Cargo:Alta Orientación Sexual:Bisexual Lugar de Origen: París, Francia Habilidad/Poder: Agilidad y reflejos sobrehumanos:Habilidad para moverse con más soltura por un sitio, utilizando brazos y piernas reaccionando mas rápido que un humano normal. Sentidos aumentados:Aumento de percepción en los sentidos de la vista, el olfato, el gusto, el tacto y la audición. Telepatía:Habilidad para comunicarse mentalmente con otros, rompiendo las barreras de la distancia. Leer las mentes de los demas. Sanación acelerada:Habilidad para curar rápidamente de cualquier lesión. El tiempo de recuperación varía según el personaje. Control mental:Poder para controlar las acciones o el razonamiento de otra persona. Descripción Física:
Descripción Psicológica: Una dama de la alta clase, coqueta, siempre hecha un pincel. Puede perder la paciencia fácilmente, mirara a otro lado si no le agradas, anhelará y querrá cambiar de tema enseguida por el mero hecho de estar a punto de llegar a su límite y posiblemente si tienes suerte, te puede hablar con educación, pero eso es algo que muy poco se ha visto en ella. De su rostro angelical, redondo y de pómulos siempre empolvados de rosa, es muy posible que te mire descaradamente tan solo si le agradas, pero esconderá su rostro o sus sentimientos bajo la máscara de un rostro serio, sin emoción alguna. Una desvergonzada, una sinvergüenza y egoísta. Con un firme pensamiento sobre que la mujer debería ser tratada mejor que el animal del que está constituido el hombre. Nunca se vinculó a sí misma como movimientos en masas, organizaciones sociales o partidos políticos. En este sentido, podrían catalogarla en el grupo de “anti-sociales”, alguien solitaria que prefiere las noches en una mínima compañía, unas risas en un sitio apartado de miradas curiosas. Es simple a su manera de ser, nada del otro mundo, desea no destacar entre la gente, humilde y regala un puñetazo a quien le enfada, pues es algo que apenas puede evitar, ya que al contrario que su humorística hermana menor, con la que tuvo varios enfrentamientos y reconciliaciones, ella era dado a callar y a seguir a su aire. |
Algo que para usted, el lector,
puede hacérsele aburrido aunque si
quieres saber que es de Bérénice,
atento a estas palabras:
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.
{1491, París...}
{Cuatro animales nacen. Aún indefensos, brillan, rugen y se mueven inquietos. Un león, una serpiente y dos bellos cisnes. El león nacerá noble, la serpiente escurridiza y misteriosa caminara dejando ningún rastro y dos cisnes son emplumados de blancas y negras plumas que nacerán para ser finas y elegantes pero con la mitad de una misma, para poder unirse las dos en un poderoso enemigo o aliado.}
{1491, París...}
{Cuatro animales nacen. Aún indefensos, brillan, rugen y se mueven inquietos. Un león, una serpiente y dos bellos cisnes. El león nacerá noble, la serpiente escurridiza y misteriosa caminara dejando ningún rastro y dos cisnes son emplumados de blancas y negras plumas que nacerán para ser finas y elegantes pero con la mitad de una misma, para poder unirse las dos en un poderoso enemigo o aliado.}
Hace mucho tiempo atrás que suelen existir seres temibles, sangrientos y barbaros con ganas de aniquilar a la humanidad. Vampiros, licántropos, cambia formas aunque a estos prefieren que se les ignoren bajo las sombras y jamás ser reconocidos como alguien peligroso del cual temer, pero para aquellos que temían de estos seres y eran postrados a su suerte ante la muerte, siempre recurrían a aquellas personas las cuales si podían hacer algo en contra de estas criaturas. Su nombre apenas se pronunciaba por los más temidos, algunos atrevidos y escasos de vergüenza, decían bravamente que tenían a un cazador contratado a su propio servicio. Sí, podrá sonar bastante egoísta, pero en realidad ellos lo hacen por el bien del planeta tierra que lentamente está siendo corrompida por las fuerzas del mal. Ya apenas se puede encontrar un lugar tranquilo en este lugar en el que algunos lo llamaban “hogar seguro”.
Cuando todo en el gobierno respiraba tranquilidad bajo el cielo anaranjado del atardecer,
el grito de Evangelina retumbo en mitad de la habitación en la que descansaba tras sentir varias contracciones. Parecía que los cálculos hechos hace varios meses habían dado error y el nacimiento del hijo que esperaba la familia Moriarty, resulta que el resultado de nueve meses de espera habían sido cuatro niños. Cuatro niños hermosos, pero en cuanto salieron los dos restantes, los que rodeaban a la madre de los cuatro pequeños, estos abrieron los ojos de par en par al ver a dos hermosas niñas saliendo poco a poco del vientre de su madre, para después ver que cuando estas salieron y estaban ahora en brazos de su padre dado que en los brazos de la madre feliz, que con cierta dificultad dio a luz a dos hermosos niños y a dos hermanas que para sorpresa de su padre, una de ellas buscaba la mano de la otra hermana en sueños, con los ojos cerrados, a medias gimoteando pero finalmente encontrando la paz junto con la calidez de su hermana. Asombrados estaban más, cuando viró su mirada hacia su mujer, para ver a los niños en los brazos de ella, pero su rostro empalideció en cuanto vio a su mujer sin. . .un halito que llegara de sus pulmones.
¿Muerta quizás? ¿O simplemente del cansancio había perdido? Nadie alrededor parecía inmutarse, dos doncellas recogieron a los niños, otras dos a las niñas. Los bebes fueron llevados hacia sus dormitorios, vestidos en ropas de lino y seda y siendo llevados a sus respectivas cunas, las cuales los evangelistas habían fabricado con tanto esmero. El hecho se sorprendió de que hiciera cuatro en vez de una sola cuna, como estaba previsto. Sus pasos se acercaron a su mujer, acercaba su oído para oír su corazón, latía y enseguida noto que su pecho se hinchaba y desinflaba con lentitud dejando todos sus miedos atrás.
La búsqueda estaba a punto de finalizar, pero debido a un contratiempo en las coordenadas en las que se habían encontrado a un asesino en serie, la mercenaria más famosa de todo el mundo que estaba en busca y captura, fue contratada con el fin de que capturar a aquel asesino, traerlo de donde lo habían visto por última vez, tan solo con la condición de que podía olvidarse de todos sus antecedentes penales anteriormente cometidos. Ella pensó en que aquello tenía trampa, que algo no encajaba. Tan solo acepto y cuando los demás aceptaron sus condiciones, entonces todo estaría listo para que le dijeran donde tenía que ir y a quien tenía que matar. Le contaron una historia larguísima, con ideas políticas, idealismos, estupideces y más estupideces, pero tan solo saco de aquella pequeña y amena charla un lugar en donde encontraría al tipo. Según las fuentes, le dijeron que lo habían parado, lo habían capturado para que ella ya lo matara, pero entonces ¿Por qué se habían molestado en contratarla?
El hecho de que ahora quisieran de su ayuda, fue porque al parecer, podría ser la única la cual acabara con aquel asesino. A ella solo le interesaba quedar limpia y regresar a casa con mucho dinero, pero le dijeron que al que tenía que matar por una cuenta de dinero y antecedentes limpios, que en cuanto llegara a donde estaba él escondido, esa persona ya le conocería. No se fue a sentir miedo en aquel instante, más bien indiferencia al que le conto semejante tontería. ¿Quién no la conocía entonces? Era mundialmente famosa por cada hazaña que había realizado desde que los cuatro hermanos Moriarty, hicieron el juramento que les uniría por siempre, pasase lo que pasase:
Quien no recordara aquel juramento que les costó tanto formular, no sería en verdad parte de su sangre, parte de aquellos recuerdos que con tanto aprecio conservaba a pesar de la fría apariencia que explotaba a cada paso dejando una huella allí por donde pasara.
En los rincones del lejano oriente donde la arena se acumulaba en un inmenso “Sahara” Resguardada en una de las habitaciones que la torre abandonada de los templarios en Jerusalén ofrecía para su descanso y cobijarse de una tormenta que acecharía en cualquier momento, Bérénice pensaba continuamente en el sujeto al que tenía que dar muerte, pero lo que le crispaba realmente era la clase de acertijos que las personas que la contrataron le lanzaban sin pudor alguno. Vestidos de punta en blanco, con elegantes trajes de seda y de pana, ellos parecían divertirse a su costa mareándola a propósito con palabras sin acabar y frases hechas enigmas.
Aquella persona, pensó en que tal vez fuese alguien que podría haber conocido de lejos o simplemente un conocido que se paso por alto. Ella era un poco distraída a veces cuando en cada reunión, sus padres la presentaban en sociedad junto a sus tres hermanos, Darwyn, Freyback, Alexindice que parecía que nunca se separaban y siempre iban en parejas o en el cuarteto formado. Nunca se separaron hasta que en cierto modo, no tuvieron más remedio que hacerlo, que separarse y tener que buscarse cada uno su vida por si solos.
Mejor irse a dormir, que estar merodeando en mitad de la noche. Suspiro antes de que la luna desapareciera de la noche y sonrió cuando de repente recordó a sus padres que la estarían observando desde el cielo. Vigilándolos a ella y con meras esperanzas a sus hermanos que esperaba encontrarlos vivos antes de que la muerte la encontrara. Rezo un avemaría y un padre nuestro antes de irse a dormir y espero a que el día siguiente fuera mejor que el anterior.
-¡PARDIEZ, QUE FRÍO!-Grito al bajarse de la carreta en la que había estado viajando hasta llegar a las afueras de París. Al fin y al cabo, nada cambio para nada. Todo seguía igual desde que dejo París para ir en busca de aquellos que les dejaron sus padres. Al igual que ella, sus hermanos podrían haber seguido el mismo camino que ella, solo que ella misma, escogió el camino más difícil, la vida de hecho se lo había puesto así de difícil para que al final, llegara a ser alguien reconocida aunque no por el buen modo de verlo. No había nadie a su alrededor, la habían informado de la regla de etiqueta y a ser posible “ir bien vestidos para la ocasión”. Eso se suponía que habría más gente de la cual también tendría con la que lidiar, no le apetecía relacionarse, ella estaba en una misión de capturar al dichoso asesino en serie y no estaba ni para picapleitos ni para estupideces de reglas de etiqueta, ni de cómo vestirse ni de cómo comportarse en sociedad. Leyendo por última vez la carta que le dieron antes de partir, esta recordó las palabras clave del principio de la carta.
Paparruchas. Estaba aun sola, hasta que un carruaje de suma elegancia se paro enfrente del lugar. Guardando la carta en uno de los bolsillos de la capa, tapándose enseguida para no ser reconocida, subió por la enredadera que colgaba por uno de los balcones hasta desaparecer entre las sombras de una esquina cercana y observar a quien se bajaba de aquel majestuoso medio de transporte. Un hombre bastante apuesto, por poco se cayó de donde estaba observando, tendría que tener más cuidado en donde se sujetaba y con qué fuerza, pero estuvo observándolo por un buen tiempo, su respiración se entrecortaba y le costaba tragar saliva. Intento calmarse, se dio un bofetón, se escondió entre las ramas que colgaban, no quería verlo a la cara, le miro otra vez y entonces detrás de este, salió una hermosa mujer de cabellos claros a tonos rubio apagado y tirando hacia castaño. ¿Aquellas eran las personas con las que se encontraría? Seguramente si, dado que coincidían en el mismo sitio y a la misma hora. Solamente con cierta lentitud se fue bajando y al volver a mirar hacia la pareja, esta piso en el aire creyendo que debajo de ella había musgo y sin creerlo por primera vez en su vida, se dio contra el suelo de bruces quedando inconsciente entre los matorrales de aquella esquina.
Por suerte, gracias a las personas que la ayudaron a sobrevivir después de aquella caída ahora vive y pudo volver a la realidad en mitad de una habitación, rodeada de tres personas más aparte de ella. ¿Tres? Ella solo vio a dos anteriormente, pero eso pensó que le haría perder el tiempo. Tumbada en la tela aterciopelada de uno de los sillones elegantes y que al contrario que el exterior, el interior de las habitaciones era un lujo de ver. De bellas lámparas de vela en forma de araña, mesas y tapicería elegante a tonos rojos y borgoña vestía la habitación. La mujer vestía igual que ella, parecía ser una mercenaria pero de buena reputación y a tonos claros, como los de un cisne. En cambio su intuición estaba a flor de piel. Se quejo frunciendo el ceño y cuando se incorporaba un ser escurridizo con un broche en forma de serpiente, le miraba muy de cerca, esta, sin saber a cuento porque la cercanía, le aporreo un puñetazo en la cara de este haciéndole sangre al parecer en la cara-¡IDIIOTA!-Se arrincono en el rincón del sillón en el que se encontraba sentada, la mujer y el hombre la miraron con cierta apatía, el otro se retorcía de dolor, incluso estaba llorando mientras intentaba hacer algo con su nariz rota. Se alejaba, esta le miro, miro a los tres con cierto odio contenido de repente en su primer encuentro.
En posición para pelear contra aquel que fuera el líder de aquel ridículo grupo, pero en cuanto el hombre de aspecto hermoso se puso en la misma posición que ella, las velas tambalearon en la habitación alertando de que algo estaba a punto de pasar. Ambos se miraron fijamente a los ojos, los otros querían poner paz en ese instante pues algo se avecinaba sobre ellos. Asintieron y en cuanto bajaron los puños, apareció un hombre enfrente de ellos, un lacayo con elegantes ropas de color negro y rojo, les hizo una reverencia, estaba pálido como la pared y les hizo entrega de otro sobre en silencio, colocándolos en fila frente al mayordomo. Nada, solo había silencio. El mayordomo se fue para volver con cuatro armas que fue entregadas por el mismo a cada uno de los presentes de aquella sala. Al escurridizo llorica de aspecto débil, se le fue entregado un látigo negro, estaba usado y en mal estado, pero al atizarlo este en el aire, corto la madera de la repisa que adornaba la chimenea como el halito de una guadaña; al hombre de aspecto fuerte y apuesto, se le fue entregada una daga árabe adornada con rubíes y esmeraldas y con algún que otro hueco a falta de esmeraldas, para que finalmente a las dos que quedaban restantes les hizo entrega de un estoque a cada una en el mejor de los estados que ambas de las armas anteriores entregadas.
-Lean-Termino por decir el mayordomo anciano refiriéndose a la carta que se les había sido entregado:
Cuando todo en el gobierno respiraba tranquilidad bajo el cielo anaranjado del atardecer,
el grito de Evangelina retumbo en mitad de la habitación en la que descansaba tras sentir varias contracciones. Parecía que los cálculos hechos hace varios meses habían dado error y el nacimiento del hijo que esperaba la familia Moriarty, resulta que el resultado de nueve meses de espera habían sido cuatro niños. Cuatro niños hermosos, pero en cuanto salieron los dos restantes, los que rodeaban a la madre de los cuatro pequeños, estos abrieron los ojos de par en par al ver a dos hermosas niñas saliendo poco a poco del vientre de su madre, para después ver que cuando estas salieron y estaban ahora en brazos de su padre dado que en los brazos de la madre feliz, que con cierta dificultad dio a luz a dos hermosos niños y a dos hermanas que para sorpresa de su padre, una de ellas buscaba la mano de la otra hermana en sueños, con los ojos cerrados, a medias gimoteando pero finalmente encontrando la paz junto con la calidez de su hermana. Asombrados estaban más, cuando viró su mirada hacia su mujer, para ver a los niños en los brazos de ella, pero su rostro empalideció en cuanto vio a su mujer sin. . .un halito que llegara de sus pulmones.
¿Muerta quizás? ¿O simplemente del cansancio había perdido? Nadie alrededor parecía inmutarse, dos doncellas recogieron a los niños, otras dos a las niñas. Los bebes fueron llevados hacia sus dormitorios, vestidos en ropas de lino y seda y siendo llevados a sus respectivas cunas, las cuales los evangelistas habían fabricado con tanto esmero. El hecho se sorprendió de que hiciera cuatro en vez de una sola cuna, como estaba previsto. Sus pasos se acercaron a su mujer, acercaba su oído para oír su corazón, latía y enseguida noto que su pecho se hinchaba y desinflaba con lentitud dejando todos sus miedos atrás.
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{1516-1517}
{Jerusalén, Israel // Verano}
{Bérénice camina sobre dunas espesas y bajo un sol abrasador. Por la noche en cambio, el verano deja el desierto y se convierte en invierno con elegancia....Al igual que un cisne.}
{1516-1517}
{Jerusalén, Israel // Verano}
{Bérénice camina sobre dunas espesas y bajo un sol abrasador. Por la noche en cambio, el verano deja el desierto y se convierte en invierno con elegancia....Al igual que un cisne.}
La búsqueda estaba a punto de finalizar, pero debido a un contratiempo en las coordenadas en las que se habían encontrado a un asesino en serie, la mercenaria más famosa de todo el mundo que estaba en busca y captura, fue contratada con el fin de que capturar a aquel asesino, traerlo de donde lo habían visto por última vez, tan solo con la condición de que podía olvidarse de todos sus antecedentes penales anteriormente cometidos. Ella pensó en que aquello tenía trampa, que algo no encajaba. Tan solo acepto y cuando los demás aceptaron sus condiciones, entonces todo estaría listo para que le dijeran donde tenía que ir y a quien tenía que matar. Le contaron una historia larguísima, con ideas políticas, idealismos, estupideces y más estupideces, pero tan solo saco de aquella pequeña y amena charla un lugar en donde encontraría al tipo. Según las fuentes, le dijeron que lo habían parado, lo habían capturado para que ella ya lo matara, pero entonces ¿Por qué se habían molestado en contratarla?
El hecho de que ahora quisieran de su ayuda, fue porque al parecer, podría ser la única la cual acabara con aquel asesino. A ella solo le interesaba quedar limpia y regresar a casa con mucho dinero, pero le dijeron que al que tenía que matar por una cuenta de dinero y antecedentes limpios, que en cuanto llegara a donde estaba él escondido, esa persona ya le conocería. No se fue a sentir miedo en aquel instante, más bien indiferencia al que le conto semejante tontería. ¿Quién no la conocía entonces? Era mundialmente famosa por cada hazaña que había realizado desde que los cuatro hermanos Moriarty, hicieron el juramento que les uniría por siempre, pasase lo que pasase:
Serpientes no venenosas
pero con grandes colmillos.
Un león feroz distrae a su
presa para que le preste
atención. El cisne Blanco y
el cisne negro sonríen con
elegancia, juntos bailando en
silencio.
En fuertes tornados el fuego
aviva su llama, pero el agua
rápida y feroz la calma para que
caiga y fluya sobre la tierra y
madre naturaleza.
Con fuertes golpes cae el débil
El fuerte resiste sin disculparse
obteniendo el poder para sí mismo.
Y con esmero y sentimiento algún
invierno, primavera, verano y otoño
estarán de nuevos los vientos llenos
de nieve en un día soleado.
pero con grandes colmillos.
Un león feroz distrae a su
presa para que le preste
atención. El cisne Blanco y
el cisne negro sonríen con
elegancia, juntos bailando en
silencio.
En fuertes tornados el fuego
aviva su llama, pero el agua
rápida y feroz la calma para que
caiga y fluya sobre la tierra y
madre naturaleza.
Con fuertes golpes cae el débil
El fuerte resiste sin disculparse
obteniendo el poder para sí mismo.
Y con esmero y sentimiento algún
invierno, primavera, verano y otoño
estarán de nuevos los vientos llenos
de nieve en un día soleado.
Quien no recordara aquel juramento que les costó tanto formular, no sería en verdad parte de su sangre, parte de aquellos recuerdos que con tanto aprecio conservaba a pesar de la fría apariencia que explotaba a cada paso dejando una huella allí por donde pasara.
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En los rincones del lejano oriente donde la arena se acumulaba en un inmenso “Sahara” Resguardada en una de las habitaciones que la torre abandonada de los templarios en Jerusalén ofrecía para su descanso y cobijarse de una tormenta que acecharía en cualquier momento, Bérénice pensaba continuamente en el sujeto al que tenía que dar muerte, pero lo que le crispaba realmente era la clase de acertijos que las personas que la contrataron le lanzaban sin pudor alguno. Vestidos de punta en blanco, con elegantes trajes de seda y de pana, ellos parecían divertirse a su costa mareándola a propósito con palabras sin acabar y frases hechas enigmas.
Aquella persona, pensó en que tal vez fuese alguien que podría haber conocido de lejos o simplemente un conocido que se paso por alto. Ella era un poco distraída a veces cuando en cada reunión, sus padres la presentaban en sociedad junto a sus tres hermanos, Darwyn, Freyback, Alexindice que parecía que nunca se separaban y siempre iban en parejas o en el cuarteto formado. Nunca se separaron hasta que en cierto modo, no tuvieron más remedio que hacerlo, que separarse y tener que buscarse cada uno su vida por si solos.
Mejor irse a dormir, que estar merodeando en mitad de la noche. Suspiro antes de que la luna desapareciera de la noche y sonrió cuando de repente recordó a sus padres que la estarían observando desde el cielo. Vigilándolos a ella y con meras esperanzas a sus hermanos que esperaba encontrarlos vivos antes de que la muerte la encontrara. Rezo un avemaría y un padre nuestro antes de irse a dormir y espero a que el día siguiente fuera mejor que el anterior.
{1516-1517}
{A las afueras de París}
{Septiembre deja de ser una preocupación para Bérénice. Entra en Octubre, Otoño y la serpiente esta mas escurridiza que nunca. El león ruge temiendo que llega lo peor. Y el baile de los cisnes bailara por última vez.}
{A las afueras de París}
{Septiembre deja de ser una preocupación para Bérénice. Entra en Octubre, Otoño y la serpiente esta mas escurridiza que nunca. El león ruge temiendo que llega lo peor. Y el baile de los cisnes bailara por última vez.}
-¡PARDIEZ, QUE FRÍO!-Grito al bajarse de la carreta en la que había estado viajando hasta llegar a las afueras de París. Al fin y al cabo, nada cambio para nada. Todo seguía igual desde que dejo París para ir en busca de aquellos que les dejaron sus padres. Al igual que ella, sus hermanos podrían haber seguido el mismo camino que ella, solo que ella misma, escogió el camino más difícil, la vida de hecho se lo había puesto así de difícil para que al final, llegara a ser alguien reconocida aunque no por el buen modo de verlo. No había nadie a su alrededor, la habían informado de la regla de etiqueta y a ser posible “ir bien vestidos para la ocasión”. Eso se suponía que habría más gente de la cual también tendría con la que lidiar, no le apetecía relacionarse, ella estaba en una misión de capturar al dichoso asesino en serie y no estaba ni para picapleitos ni para estupideces de reglas de etiqueta, ni de cómo vestirse ni de cómo comportarse en sociedad. Leyendo por última vez la carta que le dieron antes de partir, esta recordó las palabras clave del principio de la carta.
“Al león, a la serpiente y a los cisnes, bienvenidos a una aventura en la
que demostrareis vuestras habilidades tanto físicas como emocionales y racionales.”
que demostrareis vuestras habilidades tanto físicas como emocionales y racionales.”
Paparruchas. Estaba aun sola, hasta que un carruaje de suma elegancia se paro enfrente del lugar. Guardando la carta en uno de los bolsillos de la capa, tapándose enseguida para no ser reconocida, subió por la enredadera que colgaba por uno de los balcones hasta desaparecer entre las sombras de una esquina cercana y observar a quien se bajaba de aquel majestuoso medio de transporte. Un hombre bastante apuesto, por poco se cayó de donde estaba observando, tendría que tener más cuidado en donde se sujetaba y con qué fuerza, pero estuvo observándolo por un buen tiempo, su respiración se entrecortaba y le costaba tragar saliva. Intento calmarse, se dio un bofetón, se escondió entre las ramas que colgaban, no quería verlo a la cara, le miro otra vez y entonces detrás de este, salió una hermosa mujer de cabellos claros a tonos rubio apagado y tirando hacia castaño. ¿Aquellas eran las personas con las que se encontraría? Seguramente si, dado que coincidían en el mismo sitio y a la misma hora. Solamente con cierta lentitud se fue bajando y al volver a mirar hacia la pareja, esta piso en el aire creyendo que debajo de ella había musgo y sin creerlo por primera vez en su vida, se dio contra el suelo de bruces quedando inconsciente entre los matorrales de aquella esquina.
Por suerte, gracias a las personas que la ayudaron a sobrevivir después de aquella caída ahora vive y pudo volver a la realidad en mitad de una habitación, rodeada de tres personas más aparte de ella. ¿Tres? Ella solo vio a dos anteriormente, pero eso pensó que le haría perder el tiempo. Tumbada en la tela aterciopelada de uno de los sillones elegantes y que al contrario que el exterior, el interior de las habitaciones era un lujo de ver. De bellas lámparas de vela en forma de araña, mesas y tapicería elegante a tonos rojos y borgoña vestía la habitación. La mujer vestía igual que ella, parecía ser una mercenaria pero de buena reputación y a tonos claros, como los de un cisne. En cambio su intuición estaba a flor de piel. Se quejo frunciendo el ceño y cuando se incorporaba un ser escurridizo con un broche en forma de serpiente, le miraba muy de cerca, esta, sin saber a cuento porque la cercanía, le aporreo un puñetazo en la cara de este haciéndole sangre al parecer en la cara-¡IDIIOTA!-Se arrincono en el rincón del sillón en el que se encontraba sentada, la mujer y el hombre la miraron con cierta apatía, el otro se retorcía de dolor, incluso estaba llorando mientras intentaba hacer algo con su nariz rota. Se alejaba, esta le miro, miro a los tres con cierto odio contenido de repente en su primer encuentro.
En posición para pelear contra aquel que fuera el líder de aquel ridículo grupo, pero en cuanto el hombre de aspecto hermoso se puso en la misma posición que ella, las velas tambalearon en la habitación alertando de que algo estaba a punto de pasar. Ambos se miraron fijamente a los ojos, los otros querían poner paz en ese instante pues algo se avecinaba sobre ellos. Asintieron y en cuanto bajaron los puños, apareció un hombre enfrente de ellos, un lacayo con elegantes ropas de color negro y rojo, les hizo una reverencia, estaba pálido como la pared y les hizo entrega de otro sobre en silencio, colocándolos en fila frente al mayordomo. Nada, solo había silencio. El mayordomo se fue para volver con cuatro armas que fue entregadas por el mismo a cada uno de los presentes de aquella sala. Al escurridizo llorica de aspecto débil, se le fue entregado un látigo negro, estaba usado y en mal estado, pero al atizarlo este en el aire, corto la madera de la repisa que adornaba la chimenea como el halito de una guadaña; al hombre de aspecto fuerte y apuesto, se le fue entregada una daga árabe adornada con rubíes y esmeraldas y con algún que otro hueco a falta de esmeraldas, para que finalmente a las dos que quedaban restantes les hizo entrega de un estoque a cada una en el mejor de los estados que ambas de las armas anteriores entregadas.
-Lean-Termino por decir el mayordomo anciano refiriéndose a la carta que se les había sido entregado:
“En las afueras de París se encuentra un castillo abandonado con un hermoso jardín rodeado en penumbras en el que se encuentran tesoros por descubrir. En el interior se encuentran cinco puertas donde en una de ellas se encuentra el tesoro que ansiáis. Se os ha hecho entrega de un arma adecuado a vuestras personalidades. Desde pequeños supe que llegaríais a sobrevivir hasta los preliminares y este es vuestra meta final o no, si lográis pasar esta aventura.”
La carrera hacia el premio había empezado. Todos salieron en busca de aquel tesoro como perros enjaulados recién sacados de su jaula. Aquel palacio era enorme, trampas, logros, caídas, encuentros y manos alzadas para ayudar a levantar a los que se habían caído. Las dos chicas al final acabaron separadas de la una de la otra, el hombre que recibió la daga árabe era el más cauto pues pareció que fue el primero en llegar a las cinco puertas, con un brazo herido, con una cicatriz en la que paro la hemorragia con un simple torniquete. En cambio, el segundo en llegar jadeando a causa de la mala condición física, fue el escurridizo al que pego. Ninguno de los dos tuvo la suerte de haberse cruzado durante las duras pruebas y asaltos del castillo con ninguna de las dos chicas, ninguno tras haber partido en aquel juego de azar, las vio de nuevo.
Bérénice en cambio, había parado a descansar en la pared del tercer piso. Aparte del texto que había escrito en el pergamino, había un mapa del lugar que constituía de cinco pisos y el ático junto con hermosos ventanales según podía ella ver por sí misma. No sabía que hubiera una pantera y una serpiente contra la que tuvo que luchar, el estoque que se le fue entregado apenas había durado en sus manos, lo guardo en un hueco del cinturón y con las dagas que ella usaba siempre logro defenderse bastante mejor. Jadeaba, intentaba descansar e intentar recuperar la respiración que poco a poco iba tranquilizándose. Entonces se levanto con lentitud e iba poco a poco acelerando la marcha con sumo cuidado de encontrarse con alguna trampa, algo que le advirtiera del peligro, pero enseguida vio a la chica delante suya, esta parecía seguir también hacia ella, pero en cuanto fue corriendo hacia ella, se estampo contra una pared de cristal, cayéndose al suelo y haciendo que maldijera mil demonios por todo lo alto, pero cuando miro hacia delante, vio a la chica mirarla, pero miraba a la nada, miro a ambos lados y salió corriendo hacia su izquierda.
No la vio caerse ¿No estaba contra algo de cristal? Cogió una de sus dagas y en cuanto se fue corriendo a romper el cristal, esta hinco la hoja afilada en aquella límpida pared para mostrar tras ella una pared enladrillada. Simplemente le parecía algo incoherente. ¿Cómo podría haber algo de cristal en mitad de un pasillo sin nada y que justo hubiera detrás un ladrillo tras un muro impenetrable? Miro hacia atrás y la jugosidad que había visto con anterioridad se había encontrado con una sola salida hacia delante y el pasillo por el que había pasado antes. Anduvo ahora de nuevo hacia atrás y a su izquierda el pasillo por el que vino, delante nada y detrás nada, pero a su derecha había una puerta.
No le quedaba otra que ir por esa puerta. Suspiro lentamente y se puso en guardia con ambas dagas en las manos. Miraba a la puerta y en cuanto se quiso dar cuenta, se paro enfrente con dagas en alto para ver una silueta que le recordaba al estoque-Una llave...-Pensó en cuanto quiso darse cuenta. Guardo una daga en la funda y con la mano libre cogió el estoque, lo coloco en la forma de aquella puerta y un crujido ronco sonó en todo en aquella sala, abriendo las puertas de par en par, pero Bérénice no se inmuto apenas pues en cuanto vio que la diversión le esperaba dentro de aquella sala en tinieblas.
x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x
-Esa chica... ¿no te era familiar Darwyn?-Dijo mientras esperaba apoyado contra la pared y con los brazos cruzados sobre el pecho fingiendo que estaba aburrido.
-S-si...-Asintió con aquel tartamudeo que siempre le caracterizaba-...solo que tengo una ligera idea de..
-¡¡HE LLEGADO!!...¿Eh?-miro a ambos lados pero descubrió que Freyback y Darwyn habían llegado antes-Joo...-pataleo como una niña pequeña-...No es justo...
-Otra vez será Alexindice...-Dijo Freyback entre risas sonoras pero este fue golpeado suavemente por la fina mano de su hermana en el cogote. Rieron. Reían los tres esperando a que llegara la chica que se había perdido en el principio del camino y como si estuvieran hablando del rey de roma, enseguida Bérénice hizo aparición en aquella sala, llena de algún que otro rasguño y su ropa vagamente rasgada, como si hubiera estado en mitad de una pelea y ella por suerte, salió ilesa pero con algún rasguño.
-¡Es una trampa!-Dijo alto y claro antes de esquivar una flecha que vino de su izquierda y poner a todos en alerta. Varias flechas intentaron alcanzar a los hermanos, pero ambos las esquivaban con agilidad al igual que la chica de cabellos castaños, pero enseguida, Bérénice pronto se puso a mover la daga contra las flechas con rapidez procurando que ninguna le alcanzara-¡AAhhgg!!-Escucho a su izquierda viendo como la rapidez del látigo no le había servido de nada al chico escurridizo para luchar contra las flechas. Pararon de salir las flechas, Bérénice salió disparada a la ayuda del joven, puso un brazo sobre sus hombros para llevarlo sin esfuerzo a un lugar seguro seguido de los otros dos y enseguida la imagen lujosa de las cuatro puertas, enseguida desapareció de la nada como por arte de magia. Los habían engañado de sobremanera en que todo les hubiera parecido un truco de un simple mago o algo muchísimo peor. Las únicas salidas que habían eran unas ventanas que fueron enseguida cerradas con barrotes desde dentro, la puerta que había libre, había sido bloqueada. Ninguna salida desde aquella noche, ninguno de los hermanos Moriarty que se volvieron a encontrar gracias a un mero juego de azar, pudo salir con vida. Bérénice, en cuanto se enfrento en la sala principal en la que se despertó y a su alrededor tenía a los tres consigo, esta supo desde el primer momento en que miro a los ojos a Freyback, supo que era aquel idiota hermano mayor suyo que siempre le molestaba. Algo tan simple como el tic nervioso de su ojo izquierdo, que siempre en dos tiempos ticteaba fue lo que le hizo saber de aquella pista. En cambio cuando vio a Alexindice y Darwyn, pensó en que pudieran ser extraños, pero viendo la reacción del puñetazo contra Darwyn no le hizo averiguar mas.
Una realidad en la que estaban los cuatro reunidos. Ellos al menos no sabían que era ella. Estando en aquella pequeña habitación con sus tres hermanos y estos aun sin saberlo, abrazaba a Darwyn como su posesión más preciada. Freyback estaba en la esquina norte, Alexindice, en la esquina oeste, cerca de la puerta que fue bloqueada. Vio en el techo los puntos cardinales: Norte- sur-Este y Oeste. Saco la flecha del hombro de Darwyn, este no grito, tan solo gimió de placer. Enseguida lo soltó poniéndolo sobre el Sur y dudaba si debía ir al punto Este.
-Hazlo...morena...-Dijo Freyback para su sorpresa al ver que creia en la valentía de Bérénice, la veía cuidadosamente y sonrió leve a quién también había reconocido como su hermana de sangre. Alexindice en cambio, llego a sorprenderse al igual que Darwyn quien pareció seguir gimiendo al sentir su sangre salir de su cuerpo. Aquel apelativo, siempre le había disgustado, pero era un pasado del cual olvido y ahora pronto tendría que hacer algo-¿Es lógico, no?-Dijo de nuevo. Alexindice pensó en lo que decía la carta. Cinco puertas y en una estaba lo que ansiaban, pero en lugar de cinco puertas había cuatro puntos cardinales y en el centro seria la quinta puerta, en el centro saldría lo que ansiaban.
-Eres un idiota Frey...-Replico Bérénice tras ponerse en el lugar que le correspondía del Este y poniéndose en guardia con la Daga en mano. Alexindice, no se separaba de su carcaj y su arco, pero a falta de munición servible y en buen estado, tomo el estoque, poniéndose en posición para lo que vallara a pasar. Freyback fue el único que se ajusto la armadura y en cuanto desenvaino la espada, también se puso en guardia. Darwyn no se levantaba, no se movía, pero enseguida de su boca salió el ronquido de que estaba durmiendo profundamente. Todos rodaron los ojos excepto Bérénice que lo miraba con cierta ternura, viéndole como dormía-..¿¡EN UN SITIO COMO ESTE?!-Enseguida adopto un rostro furioso y le lanzo una de sus bolas de plata a la cabeza, haciéndole despertar de tan “magnifico sueño”.
A la espera de que algo ocurriera, todos seguían en posición de ataque hasta que del fondo del centro aparecía una jaula con cuatro personas durmiendo en el interior de esta. Extrañados por su contenido, estos se pusieron bastante nerviosos, suplementando la calma que había hace unos instantes por la inquietud de lo desconocido y de lo que habían encontrado. La jaula se abrió. Los barrotes que iban poco a poco levantándose del suelo dejando libres a aquellos seres o personas libres de presión alguna. Mas esta vez se pusieron en guardia más que antes. Los cuatro se pusieron en guardia para atacar en seguida y en cuanto uno de aquellos seres abrió los ojos-Darwyn...¡Se valiente!-comenzaba a despertar a los demás con sus movimientos sensuales sobre el suelo de piedra. Estaban atrapados. Eran cuatro personas contra cuatro desconocidos y Darwyn no duraría mucho el primer asalto. Estaban ante algo peligroso, el silencio alrededor era demasiado tenso, era el que los avisaba de algo malévolo que estaba a punto de despertarse. Y en menos en que las velas se apagaron dejando la sala a oscuras, Bérénice, no pudo remediar soltar las palabras de aquel juramento o párrafo que formularon los cuatro antes de partir:
- Serpientes no venenosas pero con grandes colmillos....-empezó tal y como lo recordaba, su voz temblaba, no quería morir.
- Un león feroz distrae a su presa para que le preste atención....-Le siguió su hermano Freyback con aquella voz tan masculina que tenia, para después que le siguiera su hermana con el resto del fragmento hasta que Darwyn finalizaba al igual que Bérénice- Y con esmero y sentimiento algún invierno, primavera, verano y otoño estarán de nuevos los vientos llenos de nieve en un día soleado....-El silencio tras estas letras no lo olvidarían jamás.
De esas criaturas que encontraron en la sala fueron benévolas con sus víctimas. Las criaturas que se encontraron, fueron al parecer, pequeñas vampiras que fueron capturadas por quien les había tendido la trampa. Al igual que ellas, estos cayeron después de una larga batalla en las sombras bajo el poder y la sed de las vampiras, que disfrutaron a cada minuto de la sangre de Bérénice, de Freyback y de los demás hermanos que seguían con ellos, pero Darwyn, al haber sido torpe y haber sido herido tras aquella flecha, había perdido demasiado sangre y la vampira que le había atacado, no llego a una segunda oportunidad.
En cambio, después de tantos años que pasaron desde aquella noche, cada aniversario en el mes de Octubre, hacían memoria a su hermano Darwyn cazando a varios de su misma especie que ahora, no tenían más remedio que aceptar su condición sobrenatural a pesar de haber sido desde que cumplieron mayoría de edad unos mercenarios de buena o mala reputación. Les daban igual si eran mirados de mala manera por los vampiros, por los que tenían que aceptar que eran parte de estos asesinos sanguinarios. Habían matado a un Moriarty y desde siempre habían sido cuatro personas. Un cuadrado cerrado, una unión inquebrantable.
Solo podían llegar a tomar venganza de una manera. Cazadores. El día les iba ahora de pena, no podían salir a la superficie al mediodía y se les ocurrió utilizar aquel hermoso castillo como la residencia donde ejércitos y un montón de personas aprenderían a ser cazadores e inquisidores contra los sobrenaturales. Podría decirse que es una manera vil de usar a la gente, pero al menos con un propósito de vengar a su hermano les era suficiente mientras instruían a humanos con el propósito de matar y a la vez buscaban aquel al que le tendieron la trampa en aquella pequeña sala. A partir de entonces, la Orden Escarlata, fue y ha seguido siendo hasta la fecha, una de las más prestigiadas Órdenes en las que aparte de ofrecer instrucción a futuros cazadores, también sirve para aquellos que andan sin ningún rumbo en su vida.
La Orden Escarlata se encuentra a las afueras de París. Bérénice, junto con sus hermanos, aun sigue buscando a aquel cretino que les hizo esto. Quisiera lo que quisiera, no se iba a morir tan fácilmente, porque para eso, se encargarían los tres hermanos restantes de la familia Moriarty.
Bérénice en cambio, había parado a descansar en la pared del tercer piso. Aparte del texto que había escrito en el pergamino, había un mapa del lugar que constituía de cinco pisos y el ático junto con hermosos ventanales según podía ella ver por sí misma. No sabía que hubiera una pantera y una serpiente contra la que tuvo que luchar, el estoque que se le fue entregado apenas había durado en sus manos, lo guardo en un hueco del cinturón y con las dagas que ella usaba siempre logro defenderse bastante mejor. Jadeaba, intentaba descansar e intentar recuperar la respiración que poco a poco iba tranquilizándose. Entonces se levanto con lentitud e iba poco a poco acelerando la marcha con sumo cuidado de encontrarse con alguna trampa, algo que le advirtiera del peligro, pero enseguida vio a la chica delante suya, esta parecía seguir también hacia ella, pero en cuanto fue corriendo hacia ella, se estampo contra una pared de cristal, cayéndose al suelo y haciendo que maldijera mil demonios por todo lo alto, pero cuando miro hacia delante, vio a la chica mirarla, pero miraba a la nada, miro a ambos lados y salió corriendo hacia su izquierda.
No la vio caerse ¿No estaba contra algo de cristal? Cogió una de sus dagas y en cuanto se fue corriendo a romper el cristal, esta hinco la hoja afilada en aquella límpida pared para mostrar tras ella una pared enladrillada. Simplemente le parecía algo incoherente. ¿Cómo podría haber algo de cristal en mitad de un pasillo sin nada y que justo hubiera detrás un ladrillo tras un muro impenetrable? Miro hacia atrás y la jugosidad que había visto con anterioridad se había encontrado con una sola salida hacia delante y el pasillo por el que había pasado antes. Anduvo ahora de nuevo hacia atrás y a su izquierda el pasillo por el que vino, delante nada y detrás nada, pero a su derecha había una puerta.
No le quedaba otra que ir por esa puerta. Suspiro lentamente y se puso en guardia con ambas dagas en las manos. Miraba a la puerta y en cuanto se quiso dar cuenta, se paro enfrente con dagas en alto para ver una silueta que le recordaba al estoque-Una llave...-Pensó en cuanto quiso darse cuenta. Guardo una daga en la funda y con la mano libre cogió el estoque, lo coloco en la forma de aquella puerta y un crujido ronco sonó en todo en aquella sala, abriendo las puertas de par en par, pero Bérénice no se inmuto apenas pues en cuanto vio que la diversión le esperaba dentro de aquella sala en tinieblas.
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-Esa chica... ¿no te era familiar Darwyn?-Dijo mientras esperaba apoyado contra la pared y con los brazos cruzados sobre el pecho fingiendo que estaba aburrido.
-S-si...-Asintió con aquel tartamudeo que siempre le caracterizaba-...solo que tengo una ligera idea de..
-¡¡HE LLEGADO!!...¿Eh?-miro a ambos lados pero descubrió que Freyback y Darwyn habían llegado antes-Joo...-pataleo como una niña pequeña-...No es justo...
-Otra vez será Alexindice...-Dijo Freyback entre risas sonoras pero este fue golpeado suavemente por la fina mano de su hermana en el cogote. Rieron. Reían los tres esperando a que llegara la chica que se había perdido en el principio del camino y como si estuvieran hablando del rey de roma, enseguida Bérénice hizo aparición en aquella sala, llena de algún que otro rasguño y su ropa vagamente rasgada, como si hubiera estado en mitad de una pelea y ella por suerte, salió ilesa pero con algún rasguño.
-¡Es una trampa!-Dijo alto y claro antes de esquivar una flecha que vino de su izquierda y poner a todos en alerta. Varias flechas intentaron alcanzar a los hermanos, pero ambos las esquivaban con agilidad al igual que la chica de cabellos castaños, pero enseguida, Bérénice pronto se puso a mover la daga contra las flechas con rapidez procurando que ninguna le alcanzara-¡AAhhgg!!-Escucho a su izquierda viendo como la rapidez del látigo no le había servido de nada al chico escurridizo para luchar contra las flechas. Pararon de salir las flechas, Bérénice salió disparada a la ayuda del joven, puso un brazo sobre sus hombros para llevarlo sin esfuerzo a un lugar seguro seguido de los otros dos y enseguida la imagen lujosa de las cuatro puertas, enseguida desapareció de la nada como por arte de magia. Los habían engañado de sobremanera en que todo les hubiera parecido un truco de un simple mago o algo muchísimo peor. Las únicas salidas que habían eran unas ventanas que fueron enseguida cerradas con barrotes desde dentro, la puerta que había libre, había sido bloqueada. Ninguna salida desde aquella noche, ninguno de los hermanos Moriarty que se volvieron a encontrar gracias a un mero juego de azar, pudo salir con vida. Bérénice, en cuanto se enfrento en la sala principal en la que se despertó y a su alrededor tenía a los tres consigo, esta supo desde el primer momento en que miro a los ojos a Freyback, supo que era aquel idiota hermano mayor suyo que siempre le molestaba. Algo tan simple como el tic nervioso de su ojo izquierdo, que siempre en dos tiempos ticteaba fue lo que le hizo saber de aquella pista. En cambio cuando vio a Alexindice y Darwyn, pensó en que pudieran ser extraños, pero viendo la reacción del puñetazo contra Darwyn no le hizo averiguar mas.
Una realidad en la que estaban los cuatro reunidos. Ellos al menos no sabían que era ella. Estando en aquella pequeña habitación con sus tres hermanos y estos aun sin saberlo, abrazaba a Darwyn como su posesión más preciada. Freyback estaba en la esquina norte, Alexindice, en la esquina oeste, cerca de la puerta que fue bloqueada. Vio en el techo los puntos cardinales: Norte- sur-Este y Oeste. Saco la flecha del hombro de Darwyn, este no grito, tan solo gimió de placer. Enseguida lo soltó poniéndolo sobre el Sur y dudaba si debía ir al punto Este.
-Hazlo...morena...-Dijo Freyback para su sorpresa al ver que creia en la valentía de Bérénice, la veía cuidadosamente y sonrió leve a quién también había reconocido como su hermana de sangre. Alexindice en cambio, llego a sorprenderse al igual que Darwyn quien pareció seguir gimiendo al sentir su sangre salir de su cuerpo. Aquel apelativo, siempre le había disgustado, pero era un pasado del cual olvido y ahora pronto tendría que hacer algo-¿Es lógico, no?-Dijo de nuevo. Alexindice pensó en lo que decía la carta. Cinco puertas y en una estaba lo que ansiaban, pero en lugar de cinco puertas había cuatro puntos cardinales y en el centro seria la quinta puerta, en el centro saldría lo que ansiaban.
-Eres un idiota Frey...-Replico Bérénice tras ponerse en el lugar que le correspondía del Este y poniéndose en guardia con la Daga en mano. Alexindice, no se separaba de su carcaj y su arco, pero a falta de munición servible y en buen estado, tomo el estoque, poniéndose en posición para lo que vallara a pasar. Freyback fue el único que se ajusto la armadura y en cuanto desenvaino la espada, también se puso en guardia. Darwyn no se levantaba, no se movía, pero enseguida de su boca salió el ronquido de que estaba durmiendo profundamente. Todos rodaron los ojos excepto Bérénice que lo miraba con cierta ternura, viéndole como dormía-..¿¡EN UN SITIO COMO ESTE?!-Enseguida adopto un rostro furioso y le lanzo una de sus bolas de plata a la cabeza, haciéndole despertar de tan “magnifico sueño”.
A la espera de que algo ocurriera, todos seguían en posición de ataque hasta que del fondo del centro aparecía una jaula con cuatro personas durmiendo en el interior de esta. Extrañados por su contenido, estos se pusieron bastante nerviosos, suplementando la calma que había hace unos instantes por la inquietud de lo desconocido y de lo que habían encontrado. La jaula se abrió. Los barrotes que iban poco a poco levantándose del suelo dejando libres a aquellos seres o personas libres de presión alguna. Mas esta vez se pusieron en guardia más que antes. Los cuatro se pusieron en guardia para atacar en seguida y en cuanto uno de aquellos seres abrió los ojos-Darwyn...¡Se valiente!-comenzaba a despertar a los demás con sus movimientos sensuales sobre el suelo de piedra. Estaban atrapados. Eran cuatro personas contra cuatro desconocidos y Darwyn no duraría mucho el primer asalto. Estaban ante algo peligroso, el silencio alrededor era demasiado tenso, era el que los avisaba de algo malévolo que estaba a punto de despertarse. Y en menos en que las velas se apagaron dejando la sala a oscuras, Bérénice, no pudo remediar soltar las palabras de aquel juramento o párrafo que formularon los cuatro antes de partir:
- Serpientes no venenosas pero con grandes colmillos....-empezó tal y como lo recordaba, su voz temblaba, no quería morir.
- Un león feroz distrae a su presa para que le preste atención....-Le siguió su hermano Freyback con aquella voz tan masculina que tenia, para después que le siguiera su hermana con el resto del fragmento hasta que Darwyn finalizaba al igual que Bérénice- Y con esmero y sentimiento algún invierno, primavera, verano y otoño estarán de nuevos los vientos llenos de nieve en un día soleado....-El silencio tras estas letras no lo olvidarían jamás.
De esas criaturas que encontraron en la sala fueron benévolas con sus víctimas. Las criaturas que se encontraron, fueron al parecer, pequeñas vampiras que fueron capturadas por quien les había tendido la trampa. Al igual que ellas, estos cayeron después de una larga batalla en las sombras bajo el poder y la sed de las vampiras, que disfrutaron a cada minuto de la sangre de Bérénice, de Freyback y de los demás hermanos que seguían con ellos, pero Darwyn, al haber sido torpe y haber sido herido tras aquella flecha, había perdido demasiado sangre y la vampira que le había atacado, no llego a una segunda oportunidad.
En cambio, después de tantos años que pasaron desde aquella noche, cada aniversario en el mes de Octubre, hacían memoria a su hermano Darwyn cazando a varios de su misma especie que ahora, no tenían más remedio que aceptar su condición sobrenatural a pesar de haber sido desde que cumplieron mayoría de edad unos mercenarios de buena o mala reputación. Les daban igual si eran mirados de mala manera por los vampiros, por los que tenían que aceptar que eran parte de estos asesinos sanguinarios. Habían matado a un Moriarty y desde siempre habían sido cuatro personas. Un cuadrado cerrado, una unión inquebrantable.
Solo podían llegar a tomar venganza de una manera. Cazadores. El día les iba ahora de pena, no podían salir a la superficie al mediodía y se les ocurrió utilizar aquel hermoso castillo como la residencia donde ejércitos y un montón de personas aprenderían a ser cazadores e inquisidores contra los sobrenaturales. Podría decirse que es una manera vil de usar a la gente, pero al menos con un propósito de vengar a su hermano les era suficiente mientras instruían a humanos con el propósito de matar y a la vez buscaban aquel al que le tendieron la trampa en aquella pequeña sala. A partir de entonces, la Orden Escarlata, fue y ha seguido siendo hasta la fecha, una de las más prestigiadas Órdenes en las que aparte de ofrecer instrucción a futuros cazadores, también sirve para aquellos que andan sin ningún rumbo en su vida.
La Orden Escarlata se encuentra a las afueras de París. Bérénice, junto con sus hermanos, aun sigue buscando a aquel cretino que les hizo esto. Quisiera lo que quisiera, no se iba a morir tan fácilmente, porque para eso, se encargarían los tres hermanos restantes de la familia Moriarty.
Datos extras:
-Esos, te dejo que los descubras tu mismo, precioso ~
-Esos, te dejo que los descubras tu mismo, precioso ~
Última edición por Bérénice Moriarty el Vie Feb 14, 2014 7:45 pm, editado 13 veces
Bérénice Moriarty- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 80
Fecha de inscripción : 27/01/2012
Re: :-:BÉRÉNICE + MORIARTY:.:
Cuando termines la ficha por favor confirma con un post para que alguien del Staff pase a darte la aceptación.
Invitado- Invitado
Re: :-:BÉRÉNICE + MORIARTY:.:
Terminada ~
Bérénice Moriarty- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 80
Fecha de inscripción : 27/01/2012
Re: :-:BÉRÉNICE + MORIARTY:.:
FICHA ACEPTADA
Bienvenida a Victorian Vampires
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Tarik Pattakie- Vampiro/Realeza
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