AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El Ambassadeurs [Privado]
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El Ambassadeurs [Privado]
Cuando el tiempo aún era joven para mi propia existencia, no solía valorar la calidad de pequeñeces que ofrece el mundo por sí solo, sin tener en algún momento que reclamar por ellos. Mi existencia era básica, cumpliéndose de una manera casi monótona en donde la única satisfacción era la gloria. Esa era mi vida.
Así como el tiempo ha cambiado… así lo he hecho yo.
París, la ciudad de la luz. Un nombre que cumpliría un sentido efímero y pueril sólo para aquellos cuya visión se sumerge perpetuamente en las sombras. Sus calles son arte por si solas, donde el más mínimo detalle ha sido cuidado, concibiendo con maestría un obra de arte que sin duda disfrutaré descubriendo los secretos de sus detalles. Y es que una obra de arte no es nada, sin los secretos que esconde su creador tras ella. Sus sentimientos, ideas, opiniones. Todo se conjuga en un vórtice que absorbe glamurosamente a sus críticos.
Fue así como el primer secreto se poso frente a mí. El momento en que todo se fue configurando, pos sí sólo, no tuvo sentido. Merodeando por las calles de París, explorando su intimidad, fue que mi mirada evoco el espejo donde el mundo se reflejaba. Y ahí, entre todos estaba ella. La musa idónea de los griegos, con gala y belleza natural capto mis sentidos, siendo mi olfato el más débil de todos, donde la fragancia que emanaba de su ser, tan dulce y embriagante, condujeron mis instintos a invitarla como, ahora se acostumbraba en el nuevo mundo, a una velada en donde sin duda el tiempo, que hasta ahora no posee para mí algún valor, cobraría sentido aunque sea por una noche con la compañía de tan peculiar damisela. Este es el primer misterio que me revela París desde mi llegada…sería inapropiado negarme a él.
Las circunstancias apremian, así como mi voluntad. La velada se ha pautado para esta noche. Días después del encuentro. Sabiendo sembrar el misterio.
Con mi llegada a la ciudad, mis decisiones me encaminaron a residenciarme en una casa que ordene comprar con antelación. Así aseguraría una morada adecuada a mis exigencias, deseos y necesidades. Es ahí en donde en el interior, en la habitación principal, ajustaba mi adecuada vestimenta para la ocasión, donde el negro azabache era la joya que resaltaba en la sutileza de los cortes del traje que a medida había sido confeccionado para mí. Meticulosa elegancia la que siempre me ha caracterizado luego de descubrir el mundo culto que desconocía, en algún tiempo mi primitiva humanidad.
-Señor, el carruaje que solicitó lo espera- susurraba con respeto un joven sumiso, el cual por su porte y vestimenta se revelaba como uno de los servidores del señor de la casa. Servidores de esos que respaldan con alta fidelidad, el respeto y confianza hacía su señor. Yo; que bien he aprendido a saber recompensar a quienes me son fieles por voluntad propia.
Sin otorgarle respuesta auditiva, se han dado por entendida las acciones. Ajustando mi fiel reloj de plata al bolsillo y tomando mi bastón. Me encamine por el portón principal de la casa dando rienda al cochero que esperaba.
Como todo caballero del mundo culto, he de ser puntual. Llegando al tan afamado restaurant, el Ambassadeurs, donde la noche al parecer fría, prometía una cena como hace tiempo quizás no tenía.
Así como el tiempo ha cambiado… así lo he hecho yo.
París, la ciudad de la luz. Un nombre que cumpliría un sentido efímero y pueril sólo para aquellos cuya visión se sumerge perpetuamente en las sombras. Sus calles son arte por si solas, donde el más mínimo detalle ha sido cuidado, concibiendo con maestría un obra de arte que sin duda disfrutaré descubriendo los secretos de sus detalles. Y es que una obra de arte no es nada, sin los secretos que esconde su creador tras ella. Sus sentimientos, ideas, opiniones. Todo se conjuga en un vórtice que absorbe glamurosamente a sus críticos.
Fue así como el primer secreto se poso frente a mí. El momento en que todo se fue configurando, pos sí sólo, no tuvo sentido. Merodeando por las calles de París, explorando su intimidad, fue que mi mirada evoco el espejo donde el mundo se reflejaba. Y ahí, entre todos estaba ella. La musa idónea de los griegos, con gala y belleza natural capto mis sentidos, siendo mi olfato el más débil de todos, donde la fragancia que emanaba de su ser, tan dulce y embriagante, condujeron mis instintos a invitarla como, ahora se acostumbraba en el nuevo mundo, a una velada en donde sin duda el tiempo, que hasta ahora no posee para mí algún valor, cobraría sentido aunque sea por una noche con la compañía de tan peculiar damisela. Este es el primer misterio que me revela París desde mi llegada…sería inapropiado negarme a él.
Las circunstancias apremian, así como mi voluntad. La velada se ha pautado para esta noche. Días después del encuentro. Sabiendo sembrar el misterio.
Con mi llegada a la ciudad, mis decisiones me encaminaron a residenciarme en una casa que ordene comprar con antelación. Así aseguraría una morada adecuada a mis exigencias, deseos y necesidades. Es ahí en donde en el interior, en la habitación principal, ajustaba mi adecuada vestimenta para la ocasión, donde el negro azabache era la joya que resaltaba en la sutileza de los cortes del traje que a medida había sido confeccionado para mí. Meticulosa elegancia la que siempre me ha caracterizado luego de descubrir el mundo culto que desconocía, en algún tiempo mi primitiva humanidad.
-Señor, el carruaje que solicitó lo espera- susurraba con respeto un joven sumiso, el cual por su porte y vestimenta se revelaba como uno de los servidores del señor de la casa. Servidores de esos que respaldan con alta fidelidad, el respeto y confianza hacía su señor. Yo; que bien he aprendido a saber recompensar a quienes me son fieles por voluntad propia.
Sin otorgarle respuesta auditiva, se han dado por entendida las acciones. Ajustando mi fiel reloj de plata al bolsillo y tomando mi bastón. Me encamine por el portón principal de la casa dando rienda al cochero que esperaba.
Como todo caballero del mundo culto, he de ser puntual. Llegando al tan afamado restaurant, el Ambassadeurs, donde la noche al parecer fría, prometía una cena como hace tiempo quizás no tenía.
Gerard Krumm- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/03/2012
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Re: El Ambassadeurs [Privado]
Había llegado el día de la cena a la cual fue invitada por aquel hombre que había conocido días atrás. Se vistió con el mejor vestido que tenia, negro largo con un escote importante como se usaban. Era una mujer elegante y sofisticada en sus gustos ya que conoce a la gente de sociedad pero ya no importaba lo que digan de ella. Todavía no se terminaba de acostumbrar a su nuevo trabajo pero lo disimulaba muy bien.
Cuando ya había terminado de arreglarse salió de su habitación y salió camino al restaurante donde se encontraría con él y tendrían una velada agradable y amena. Salió del burdel espero un momento y se subió a un carruaje el cual la llevaría al lugar de encuentro. Tenía en su bolsa de mano los francos para pagarle al cochero por haberla llevado a dicho lugar. Se queda dentro del coche para esperar un tiempo.
Mientras hacia tiempo se arreglaba el maquillaje ya que lo tenía suave y sin mucho rubor por su piel blanquesina y tersa no queria arrugas en la piel antes de tiempo. Ella cuida mucho su aspecto personal sobre todo para los hombres que suelen estar con ella en la cama. Se mira en el espejito de mano y se mira a ella misma y no podia creer lo que estaba mirando.
Cuando ya había terminado de arreglarse salió de su habitación y salió camino al restaurante donde se encontraría con él y tendrían una velada agradable y amena. Salió del burdel espero un momento y se subió a un carruaje el cual la llevaría al lugar de encuentro. Tenía en su bolsa de mano los francos para pagarle al cochero por haberla llevado a dicho lugar. Se queda dentro del coche para esperar un tiempo.
Mientras hacia tiempo se arreglaba el maquillaje ya que lo tenía suave y sin mucho rubor por su piel blanquesina y tersa no queria arrugas en la piel antes de tiempo. Ella cuida mucho su aspecto personal sobre todo para los hombres que suelen estar con ella en la cama. Se mira en el espejito de mano y se mira a ella misma y no podia creer lo que estaba mirando.
Brisa Grinfid- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/06/2010
Localización : Paris
Re: El Ambassadeurs [Privado]
El Ambassadeurs, un afamado recinto de placeres gastronómicos donde la comida cobra un sentido diferente al paladar de aquellos bendecidos con degustar tales manjares. Su diseño arquitectónico resaltaba con elegancia y hasta un punto con omnipotencia evocando una estructura construida por los mismos ángeles, tal cual como sería el recinto en donde albergan los dioses. El revestimiento de las paredes resultaba particular, donde el mármol era entintado con un tono oliva casi como si hubiesen sido pintadas con pincel de oro. Los espejos no podían faltar, en una sociedad donde el narcisismo resultaba tan común como el aire que respiramos ahora. Los tonos amarillentos se perdían en el reflejo interno de ellos, creando un particular efecto donde el espacio del restaurant se multiplicara en infinitas habitaciones. Un efecto muy bien elaborado.
Ahí me encontraba yo, en una mesa de la esquina más alejada, bajo la tenue y ámbar iluminación del lugar. Sólo habían pasado unos cuantos minutos de mi llegada, en donde el lapso se asemeja más a un simple pestañeo en mi línea temporal. La música del violín entonaba un concierto único, capaz de embriagar mis sentidos con tal expresión de arte. Mi única compañía momentánea era el seco néctar del whisky, hasta que de entre el ambiente tranquilo una fragancia especial se cuela tal perfume. Era inevitable no reconocerlo. Un túnel ilusorio se configura en el ambiente donde el aroma dulce y característico de la dama, a quien espera, se traslada desde su origen hasta mi posición.
Una señal de mi diestra acaricia el aire, indicando al mozo de la recepción, que cumpla la gentileza de acercarse al carruaje donde reside en el interior la fémina gema. –Señorita. Buenas noches. La estábamos esperando- La escena parece congelarse, indicando que ningún detalle parece haber sido dejado a la arbitrariedad. No fue así. Soy un estratega, un perfeccionista… soy yo.
Ahí me encontraba yo, en una mesa de la esquina más alejada, bajo la tenue y ámbar iluminación del lugar. Sólo habían pasado unos cuantos minutos de mi llegada, en donde el lapso se asemeja más a un simple pestañeo en mi línea temporal. La música del violín entonaba un concierto único, capaz de embriagar mis sentidos con tal expresión de arte. Mi única compañía momentánea era el seco néctar del whisky, hasta que de entre el ambiente tranquilo una fragancia especial se cuela tal perfume. Era inevitable no reconocerlo. Un túnel ilusorio se configura en el ambiente donde el aroma dulce y característico de la dama, a quien espera, se traslada desde su origen hasta mi posición.
Una señal de mi diestra acaricia el aire, indicando al mozo de la recepción, que cumpla la gentileza de acercarse al carruaje donde reside en el interior la fémina gema. –Señorita. Buenas noches. La estábamos esperando- La escena parece congelarse, indicando que ningún detalle parece haber sido dejado a la arbitrariedad. No fue así. Soy un estratega, un perfeccionista… soy yo.
Gerard Krumm- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/03/2012
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Re: El Ambassadeurs [Privado]
Observa que se acerca un hombre el cual le dice unas palabras- Gracias- se levanta y toma la mano de hombre para que la ayudase a bajar del carruaje lo cual hace. Este mismo hombre la lleva hacia donde se encontraba su acompañante esa noche. Entra al recinto y se queda maravillada por el lugar en donde estaba, su arquitectura y decoración eran hermosas por donde se lo miraba. Pasábamos por un pasillo donde había mesas de cada lado y por supuesto personas, parejas, familia y amigos.
Pero seguíamos caminando para llegar a la esquina más alejada del lugar y ahí se encontraba él. Donde la tenue y ámbar iluminación, la melodía de un violín enmarcaba la que sería una noche que nunca olvidaría. Ella había llegado a destino y él estaba tomando un whisky cuando ella apareció mirándolo a los ojos con su mirada fría- Buenas Noches Sr Krumm- dijo con una sonrisa viéndolo sentado frente a ella mientras esperaba su respuesta.
Pero seguíamos caminando para llegar a la esquina más alejada del lugar y ahí se encontraba él. Donde la tenue y ámbar iluminación, la melodía de un violín enmarcaba la que sería una noche que nunca olvidaría. Ella había llegado a destino y él estaba tomando un whisky cuando ella apareció mirándolo a los ojos con su mirada fría- Buenas Noches Sr Krumm- dijo con una sonrisa viéndolo sentado frente a ella mientras esperaba su respuesta.
Brisa Grinfid- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/06/2010
Localización : Paris
Re: El Ambassadeurs [Privado]
El escenario se vio opacado, un brillo particular emanado desde la doncella se torno el centro de atención. Una belleza que pareció encantar a varios de los caballeros presentes en El Ambassadeurs. No era para menos, ella representaba una delicada belleza mortal.
En el momento justo de su llegada, erigí mi efigie, altiva e imponente reflejando la elegancia y confianza que me caracteriza, un símbolo de cordial protocolo.
-Srta. Mueller…- exclame sereno impregnando mi tono de voz con una seducción galante propia de un caballero de mi clase -…buenas noches. Por favor.- culminé ahora dirigiendo mi fría y penetrante mirada hacia el mozo que la escoltaba, quien con la pericia de su trabajo interpretó la señal para abrir y acomodar el asiento que ocuparía mi ahora acompañante. Una silla finamente elaborada, de madera de roble, tallada con meticuloso detalle.
Ciertamente la compañía era acogedora. Desconozco si era por el embriagante y dulce perfume de su sangre o, aquel encanto efímero, mortal, que se encontraba en la cúspide de su juventud y quien con belleza natural sabía cómo llamar la atención.
Tomé asiento, esperando lo propio de ella; momento en el que un segundo camarero se acerca depositando la carta que despliega cada uno de los deleites culinarios, desde las comidas más complejas y exóticas hasta los licores más exquisitos.
-Permítame elogiarla, ya que me resulta imposible no mencionar que luce realmente encantadora esta noche, y parece… que no soy el único que lo ha percatado– elocuentes palabras que compartí perspicazmente con ella, haciendo denotar como las miradas se concentraban poco disimuladas en la mesa, más precisamente sobre la recién llegada dama.
Era evidente, por lo menos para mí, lo axiomático que resultaban los comentarios por parte de los presentes, que aunque susurrados no escapaban de mi fino oído “¿Quién será?” “Nunca la había visto, ¿De qué familia provendrá?” “Ha de ser una nueva pareja en la ciudad” “Dicen que el hombre es un adinerado recién llegado, seguro ella es su esposa” “Escuche que es soltero ¿Sera su prometida o alguien de su familia?”. Resultaba realmente gracioso la variedad de conjeturas que concluían por igual tanto damas como caballeros. Sus lenguas bípedas y afiladas eran la fuerza que conducía sus inquietudes. Nos encontrábamos en una época donde la palabra resultaba más eficaz que la espada.
Al ser humano hay que dejarlos con la inquietud, la curiosidad, su ignorancia era la herramienta que entregaban para su opresión. Por eso la eternidad no es una virtud de su especie. Débiles que aspiran a un poder que no podrán retener más de un siglo, cuando yo ya llevo una decena de ellos.
Un ciclo de hechos que no perduró más de un pestañeo, y en donde sólo una leve sonrisa se dibujo en mis labios, impregnado a mi compañía con el frío y místico mirar de mis orbes celestes, que sin duda era un aspecto exótico de mi vida pasada y que con mi actual condición como hijo de la noche se han visto enaltecidos.
En el momento justo de su llegada, erigí mi efigie, altiva e imponente reflejando la elegancia y confianza que me caracteriza, un símbolo de cordial protocolo.
-Srta. Mueller…- exclame sereno impregnando mi tono de voz con una seducción galante propia de un caballero de mi clase -…buenas noches. Por favor.- culminé ahora dirigiendo mi fría y penetrante mirada hacia el mozo que la escoltaba, quien con la pericia de su trabajo interpretó la señal para abrir y acomodar el asiento que ocuparía mi ahora acompañante. Una silla finamente elaborada, de madera de roble, tallada con meticuloso detalle.
Ciertamente la compañía era acogedora. Desconozco si era por el embriagante y dulce perfume de su sangre o, aquel encanto efímero, mortal, que se encontraba en la cúspide de su juventud y quien con belleza natural sabía cómo llamar la atención.
Tomé asiento, esperando lo propio de ella; momento en el que un segundo camarero se acerca depositando la carta que despliega cada uno de los deleites culinarios, desde las comidas más complejas y exóticas hasta los licores más exquisitos.
-Permítame elogiarla, ya que me resulta imposible no mencionar que luce realmente encantadora esta noche, y parece… que no soy el único que lo ha percatado– elocuentes palabras que compartí perspicazmente con ella, haciendo denotar como las miradas se concentraban poco disimuladas en la mesa, más precisamente sobre la recién llegada dama.
Era evidente, por lo menos para mí, lo axiomático que resultaban los comentarios por parte de los presentes, que aunque susurrados no escapaban de mi fino oído “¿Quién será?” “Nunca la había visto, ¿De qué familia provendrá?” “Ha de ser una nueva pareja en la ciudad” “Dicen que el hombre es un adinerado recién llegado, seguro ella es su esposa” “Escuche que es soltero ¿Sera su prometida o alguien de su familia?”. Resultaba realmente gracioso la variedad de conjeturas que concluían por igual tanto damas como caballeros. Sus lenguas bípedas y afiladas eran la fuerza que conducía sus inquietudes. Nos encontrábamos en una época donde la palabra resultaba más eficaz que la espada.
Al ser humano hay que dejarlos con la inquietud, la curiosidad, su ignorancia era la herramienta que entregaban para su opresión. Por eso la eternidad no es una virtud de su especie. Débiles que aspiran a un poder que no podrán retener más de un siglo, cuando yo ya llevo una decena de ellos.
Un ciclo de hechos que no perduró más de un pestañeo, y en donde sólo una leve sonrisa se dibujo en mis labios, impregnado a mi compañía con el frío y místico mirar de mis orbes celestes, que sin duda era un aspecto exótico de mi vida pasada y que con mi actual condición como hijo de la noche se han visto enaltecidos.
Gerard Krumm- Vampiro Clase Alta
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Re: El Ambassadeurs [Privado]
Ella escuchaba los comentarios y por supuesto las miradas de todos los presentes, solo podía sonreír con una mirada fría ya que el Sr krumm la miraba penetrante mientras el mozo corría la silla donde me sentaría. Muy amable Sr krumm- le dice mientras se acomoda el vestido para poder sentarse frente a él y se sienta elegantemente como toda una dama de sociedad porque no dejara de ser quien es por ser cortesana de alta sociedad, su educación, su finura la caracterizan desde que nació.
El camarero dejo la carta dejando ver así los deliciosos platos y licores que regalaba la casa a sus comensales esa noche. Gracias, me halaga se lo agradezco- bajo la mirada hacia mucho tiempo que no escuchaba esas palabras pero luego levanto nuevamente la mirada para verlo de nuevo y le dice- Espero que Paris sea de su agrado- miro la carta tomándola y abriéndola para leer los platos y pero no se decidía aún por ninguno.
Bajo la carta para poder observarlo era un hombre atractivo pero tenía algo que le atrae a ella, era un vampiro. Tenía una atracción hacia ellos que no podía evitar y tampoco quiera hacerlo, solo disfrutaría de la velada con ese hombre que estaba frente a ella.
El camarero dejo la carta dejando ver así los deliciosos platos y licores que regalaba la casa a sus comensales esa noche. Gracias, me halaga se lo agradezco- bajo la mirada hacia mucho tiempo que no escuchaba esas palabras pero luego levanto nuevamente la mirada para verlo de nuevo y le dice- Espero que Paris sea de su agrado- miro la carta tomándola y abriéndola para leer los platos y pero no se decidía aún por ninguno.
Bajo la carta para poder observarlo era un hombre atractivo pero tenía algo que le atrae a ella, era un vampiro. Tenía una atracción hacia ellos que no podía evitar y tampoco quiera hacerlo, solo disfrutaría de la velada con ese hombre que estaba frente a ella.
Brisa Grinfid- Humano Clase Alta
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Re: El Ambassadeurs [Privado]
Los detalles, nada es tan importante para una mujer que los detalles. Sin importar la clase social, sus ideales, deseos o carencias, siempre hay un detalle para cada mujer; mi deber es descubrir cual pertenece a cada una.
Mademoiselle Muller, no resultó la excepción. Su porte, su fragancia, su forma de vestir y andar, expresan mucho de ella, y del trato que aspira. Sin embargo sin importar quien fuese, mi caballerosidad no se mermaría, ya que esta no era una máscara. Ya había pasado a ser mi forma natural de ser. Tantos siglos practicándola, trabajando la cultura del estatus que he forjado y sostenido. Digamos que como muchas, es una mentira que se ha transformado en verdad.
Nunca dejé de mirarla. No hay nada que complazca más el deseo de una mujer de sentirse el centro del universo, que enfocar la atención únicamente en ella. Era algo que valía la pena. La mujer es un ser interesante, complejo en emociones y sensaciones, sus ideas y opiniones son una perspectiva radical y opuesta en la mayoría de los casos a como lo expresaría un hombre. La mujer es fascinante y siempre tenían una sorpresa que ofrecer.
Por interés curioso o por cortesía, dio pie a la charla, indagando en mi reciente llegada a París. Ciertamente no había podido ver su total magnificencia, pero aún así he podido ser testigo de las variadas cualidades que ofrece –Sin duda alguna…- pause de momento, organizando delicadamente mis ideas, configurando correctamente cada una de las palabras que perfectas han de ser pronunciadas –…la ciudad de la luz ha resultado ser más encantadora de lo que suelen comentar en el exterior. Sin embargo hasta ahora, su compañía esta noche representa la cúspide de los momentos gratos. Un deleite para los sentidos- sentencie el cántico, acariciando el paladar con un sorbo del seco whisky que me acompañaba desde mi llegada al Ambassadeurs. Claro, no bebería solo, por lo que premeditadamente ya había encabezado la organización de la velada. Nada que el tintineo de las monedas no pudiese comprar. La poder del dinero, no había voluntad que se doblegara ante tal suculento manjar, solo hay que saber cuál es el precio.
El mesero se acerco en tal instante, sirviendo el tinto más ostentoso que poseyese el recinto. La copa de la dama se encontró bañada hasta el tope correspondiente. Seguro un deleite al femenil paladar.
-Si me permite, ordenaré por usted. Está noche he insistido en que nos atiendan de manera… especial- con tono orgulloso realce la última palabra. Expresando de manera cortes, la voluntad que ejercí por sobre el control de las circunstancias, en donde yo soy el que decide las reglas, el que mueve las piezas. Soy el señor de este juego, y el mundo es mi tablero.
Mademoiselle Muller, no resultó la excepción. Su porte, su fragancia, su forma de vestir y andar, expresan mucho de ella, y del trato que aspira. Sin embargo sin importar quien fuese, mi caballerosidad no se mermaría, ya que esta no era una máscara. Ya había pasado a ser mi forma natural de ser. Tantos siglos practicándola, trabajando la cultura del estatus que he forjado y sostenido. Digamos que como muchas, es una mentira que se ha transformado en verdad.
Nunca dejé de mirarla. No hay nada que complazca más el deseo de una mujer de sentirse el centro del universo, que enfocar la atención únicamente en ella. Era algo que valía la pena. La mujer es un ser interesante, complejo en emociones y sensaciones, sus ideas y opiniones son una perspectiva radical y opuesta en la mayoría de los casos a como lo expresaría un hombre. La mujer es fascinante y siempre tenían una sorpresa que ofrecer.
Por interés curioso o por cortesía, dio pie a la charla, indagando en mi reciente llegada a París. Ciertamente no había podido ver su total magnificencia, pero aún así he podido ser testigo de las variadas cualidades que ofrece –Sin duda alguna…- pause de momento, organizando delicadamente mis ideas, configurando correctamente cada una de las palabras que perfectas han de ser pronunciadas –…la ciudad de la luz ha resultado ser más encantadora de lo que suelen comentar en el exterior. Sin embargo hasta ahora, su compañía esta noche representa la cúspide de los momentos gratos. Un deleite para los sentidos- sentencie el cántico, acariciando el paladar con un sorbo del seco whisky que me acompañaba desde mi llegada al Ambassadeurs. Claro, no bebería solo, por lo que premeditadamente ya había encabezado la organización de la velada. Nada que el tintineo de las monedas no pudiese comprar. La poder del dinero, no había voluntad que se doblegara ante tal suculento manjar, solo hay que saber cuál es el precio.
El mesero se acerco en tal instante, sirviendo el tinto más ostentoso que poseyese el recinto. La copa de la dama se encontró bañada hasta el tope correspondiente. Seguro un deleite al femenil paladar.
-Si me permite, ordenaré por usted. Está noche he insistido en que nos atiendan de manera… especial- con tono orgulloso realce la última palabra. Expresando de manera cortes, la voluntad que ejercí por sobre el control de las circunstancias, en donde yo soy el que decide las reglas, el que mueve las piezas. Soy el señor de este juego, y el mundo es mi tablero.
Gerard Krumm- Vampiro Clase Alta
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Re: El Ambassadeurs [Privado]
Se dejo llevar por la música por un momento mientras lo miraba a los ojos y sonrió de lado cuando le contesto. Era un hombre inteligente y muy correcto al responder, luego siguió hablando de la ciudad como la había visto y ella le respondió- Gracias por sus palabras Señor Krumm, es muy amable- le dijo con una serena pero a la vez firme. Alguno le habían dicho rocerías y otros halagos de los más variados. Cuando estaba en el burdel donde trabaja su hermana pero ella había conseguido irse a otro de elite, al cual iban todos hombres de sociedad y si él fuera a dicho lugar lo atendería como el caballero que es.
Era tan detallista que pensó en lo que íbamos a cenar para que ella no tuviera que elegir y eso no lo hace cualquiera solo un caballero que quiere halagar a una mujer que recién está conociendo. Está bien, estaba algo indecisa para elegir- Le dijo ya cerrando la carta sobre la mesa. A usted le gusta llevar el control de la situación por lo que puedo percibir?- pregunto ya que se había dado cuenta por la última palabra que había dicho y eso la alerto.
Era tan detallista que pensó en lo que íbamos a cenar para que ella no tuviera que elegir y eso no lo hace cualquiera solo un caballero que quiere halagar a una mujer que recién está conociendo. Está bien, estaba algo indecisa para elegir- Le dijo ya cerrando la carta sobre la mesa. A usted le gusta llevar el control de la situación por lo que puedo percibir?- pregunto ya que se había dado cuenta por la última palabra que había dicho y eso la alerto.
Brisa Grinfid- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/06/2010
Localización : Paris
Re: El Ambassadeurs [Privado]
Se podría decir que su belleza era solo comparada con su perspicaz elocuencia, que aún a pesar de ser sencilla, promulgaba correctamente las justas palabras para el momento adecuado. Me resulto interesante la calidad de la compañía, sin duda ella había salido levemente del promedio de mujeres que, por lo menos, circundaban el Ambassadeurs.
Una fina y casi imperceptible sonrisa dibuje en mi rostro al escuchar el susurro de sus palabras, que sin mentir, más cerca de la realidad no podía estar. Un cazador siempre será un cazador –Una cualidad que espero no le moleste- respondí irónico y casi indiferente hacia negar lo que es verdad. Ahogarme en los rodeos y detalles sin sentidos no era parte de mí. Entre muchas cosas era alguien directo, que preguntaba lo que necesitaba y que respondía lo que debía, nada más, nada menos.
Tome una pausa remojar mi garganta con el ácido y seco licor, un sutil trago solo para calentar mi frío cuerpo. Todo no resultaba más que una simple coreografía en donde la estrada del mozo era ahora, el cual en su fino y calculado protocolo, espera de mis indicaciones. Aún a pesar de mantenerse sereno en su exterior, en su mente el nerviosismo lo ahogaba. No lo culpo, atender a cualquier que posea una joya, una prenda o hasta par de zapatos que fácilmente puedan valorarse dos o tres veces más que todas las posesiones que pueda poseer, ha de resultarle complejo. Hay momentos en que no entiendo cómo se preocupan por parámetros tan insulsos. Existimos para cumplir nuestro propósito, lo demás es irrelevante.
-Indíquele al Chef Adrià que la señorita degustara su Foie de Canard Poële au Choux à la Paysane…- un clásico de la comida francesa compuesto principalmente de foie de pato y cebolla francesa glaseada -… y yo ordenaré un Chateau Briand de Boeuf Sauce Bearnaise.- un corte estilizado de carne de buey bañado en salsa bearnesa –Acompañaremos la cena con una botella de vino Maridan-. Órdenes captadas, anotadas y encomendadas con notable eficiencia.
He viajado por gran parte de Europa numerosas veces, y en cada siglo la comida se ha vuelto más elaborada, precisa, delicada, una conjunción de sabores que hacen del comer más que una acción y la han tornado en una expresión de arte. Francia ha resultado ser una de las mejores en la escala, pero sus vinos, son la excelencia. Dulces, secos, blancos, tintos, cada comida precisa de uno distinto y justo. Desconocer estos detalles hasta ciertos puntos, son considerados una ofensa a la cultura.
Mientras la breve espera por la cena se hacía presente -Y dígame Srta. Muller, ¿cómo disfruta una dama como usted en una ciudad como esta?- una interrogante básica que puede desencadenar muchas respuestas, que sin importar como las disimule o las intente ocultar, nada se escapa de mí. Su mente, recuerdos y sentimientos ya son míos, sin embargo es muy diferente cuando los comparten abiertamente, un indicio de la tan banal y poco valorada, en estos tiempos, confianza.
Una fina y casi imperceptible sonrisa dibuje en mi rostro al escuchar el susurro de sus palabras, que sin mentir, más cerca de la realidad no podía estar. Un cazador siempre será un cazador –Una cualidad que espero no le moleste- respondí irónico y casi indiferente hacia negar lo que es verdad. Ahogarme en los rodeos y detalles sin sentidos no era parte de mí. Entre muchas cosas era alguien directo, que preguntaba lo que necesitaba y que respondía lo que debía, nada más, nada menos.
Tome una pausa remojar mi garganta con el ácido y seco licor, un sutil trago solo para calentar mi frío cuerpo. Todo no resultaba más que una simple coreografía en donde la estrada del mozo era ahora, el cual en su fino y calculado protocolo, espera de mis indicaciones. Aún a pesar de mantenerse sereno en su exterior, en su mente el nerviosismo lo ahogaba. No lo culpo, atender a cualquier que posea una joya, una prenda o hasta par de zapatos que fácilmente puedan valorarse dos o tres veces más que todas las posesiones que pueda poseer, ha de resultarle complejo. Hay momentos en que no entiendo cómo se preocupan por parámetros tan insulsos. Existimos para cumplir nuestro propósito, lo demás es irrelevante.
-Indíquele al Chef Adrià que la señorita degustara su Foie de Canard Poële au Choux à la Paysane…- un clásico de la comida francesa compuesto principalmente de foie de pato y cebolla francesa glaseada -… y yo ordenaré un Chateau Briand de Boeuf Sauce Bearnaise.- un corte estilizado de carne de buey bañado en salsa bearnesa –Acompañaremos la cena con una botella de vino Maridan-. Órdenes captadas, anotadas y encomendadas con notable eficiencia.
He viajado por gran parte de Europa numerosas veces, y en cada siglo la comida se ha vuelto más elaborada, precisa, delicada, una conjunción de sabores que hacen del comer más que una acción y la han tornado en una expresión de arte. Francia ha resultado ser una de las mejores en la escala, pero sus vinos, son la excelencia. Dulces, secos, blancos, tintos, cada comida precisa de uno distinto y justo. Desconocer estos detalles hasta ciertos puntos, son considerados una ofensa a la cultura.
Mientras la breve espera por la cena se hacía presente -Y dígame Srta. Muller, ¿cómo disfruta una dama como usted en una ciudad como esta?- una interrogante básica que puede desencadenar muchas respuestas, que sin importar como las disimule o las intente ocultar, nada se escapa de mí. Su mente, recuerdos y sentimientos ya son míos, sin embargo es muy diferente cuando los comparten abiertamente, un indicio de la tan banal y poco valorada, en estos tiempos, confianza.
Gerard Krumm- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/03/2012
Edad : 1012
Localización : París, Francia
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Re: El Ambassadeurs [Privado]
Al terminar de decir las últimas palabras observo al Sr Krumm detenidamente, lo que pudo observar en su rostro fue una leve sonrisa, él le respondió y a su vez ella le respondió-Prefiero que sea sincero conmigo, no me gusta que me mientan - Le dijo mientras miraba a su alrededor ya que nunca había estado en ese restaurante, siempre las cenas, fiestas de sociedad a las que iba eran en casa privadas o en el palacio. Aunque haya ido una sola vez al palacio a esa fiesta jamás la olvido.
Luego hizo su entrada el mozo a tiempo para que el Señor hiciera el pedido. Dicho mozo muy bien vestido acorde a las circunstancias del momento solo podía mirar y escuchar los manjares que el Sr Krumm decía mientras ella se acomodaba mejor y bebía un poco. Después de haber hecho el pedido el mozo se retiro dejándonos nuevamente solos para seguir con la conversación que fue interrumpida por el mozo.
Suspira profundamente antes de contestar esa preguntaYa no disfruto como antes la ciudad por circunstancias de la vida baja la vista para ocultar la vergüenza que sentía al hablar de lo que no quería ser una cortesana de la alta sociedad. Ella no era feliz haciendo lo que hacía y nunca se acostumbraría a tal profesión pero fingía muy bien o eso intentaba que pareciera que le gustaba hacerlo para así usar a los hombres con los que estaba cada noche y así sacarles el dinero.
El Sr Krumm le daba una seguridad y confianza con solo mirarlo a los ojos y nadie lo había logrado hasta ahora. Podrían llegar a tener una amistad o algo más?
Luego hizo su entrada el mozo a tiempo para que el Señor hiciera el pedido. Dicho mozo muy bien vestido acorde a las circunstancias del momento solo podía mirar y escuchar los manjares que el Sr Krumm decía mientras ella se acomodaba mejor y bebía un poco. Después de haber hecho el pedido el mozo se retiro dejándonos nuevamente solos para seguir con la conversación que fue interrumpida por el mozo.
Suspira profundamente antes de contestar esa preguntaYa no disfruto como antes la ciudad por circunstancias de la vida baja la vista para ocultar la vergüenza que sentía al hablar de lo que no quería ser una cortesana de la alta sociedad. Ella no era feliz haciendo lo que hacía y nunca se acostumbraría a tal profesión pero fingía muy bien o eso intentaba que pareciera que le gustaba hacerlo para así usar a los hombres con los que estaba cada noche y así sacarles el dinero.
El Sr Krumm le daba una seguridad y confianza con solo mirarlo a los ojos y nadie lo había logrado hasta ahora. Podrían llegar a tener una amistad o algo más?
Brisa Grinfid- Humano Clase Alta
- Mensajes : 447
Fecha de inscripción : 05/06/2010
Localización : Paris
Re: El Ambassadeurs [Privado]
La preocupación, la compasión o hasta la lastima son simples banalidades efímeras las cuales no me preocupo por sentir. El esfuerzo que ella, como compañía, intentaba mantener para proteger su apariencia era sutilmente admirado, más sin embargo era insuficiente. Su humanidad, la hacía débil, permitiendo que el cascaron de su cuerpo sea simplemente una coraza transparente en donde su interior es percibido por el ojo agudo. Su mente, sus sentimientos, deseos, aspiraciones, todo quedaba a mi merced. Era parte de mi juego, conocer a los que me rodean, sus debilidades y fortalezas. Ellos mismos son una biblioteca contenedora de una incontable cantidad de páginas que resguardan los secretos de su vida. Saber usar esa información a mi favor, muchos lo podrían considerar despreciable; pero, mi naturaleza a pesar de mis apariencias, es una sola… un monstruo.
-No hay pena ni gloria en lamentarse por lo que se hizo o se dejó de hacer. Simplemente hacemos lo que debemos, ese es nuestro propósito sin importar que tan largo o corta sea nuestra vida- mis palabras como un susurro se impregnan en el aire sutilmente empapándolo de una sabiduría seductora e hipnotizante que no tenían otro fin más que darle a escuchar lo que ella necesitaba, una validación del propósito para la vida que ha escogido. –Por eso no debe avergonzarse, sino dudaré que no es tan inteligente para saber eso. Y le afirmo que yo nunca me equivoco- inyección punzante que tal sedante proclama el control de aquella ninfa, no por deseo de alimentarme, ni una necesidad de saciar mis necesidades más carnales o mucho menos sentimentales, sino por el simple hecho de disfrutar el someter un alma indefensa, de mantener lo que ella bien ha afirmado, tener el control de todo lo que me rodea.
Probablemente pueda considerarse un propósito egoísta, pero es un bien el que le hago. Todos desean escuchar lo que quieren, no lo que los demás piensan. Las correctas palabras ensambladas en el preciso instante es lo único que necesita la humanidad para sentirse… feliz. Una felicidad que no es más que una ilusión de un mundo fantasioso que desean vivir, que plantean vivirlo, pero que llegado el ocaso derrumba esos sueños. Día tras día, en un círculo vicioso, es así como viven los hombres, en una fantasía que florece cada mañana para marchitarse cada noche y volver a iniciar desde el principio. Que aburrida es la humanidad. Nunca conocerán lo que realmente es vivir.
Fue así como la arena se consumió grano a grano en el reloj y la mesa fue cargada con el festín ordenado. Una eficaz maniobra por parte del chef y el personal de mozos, quienes rompiendo record de atención han logrado mantener la frescura de una cena que lentamente llega a su fin.
-No hay pena ni gloria en lamentarse por lo que se hizo o se dejó de hacer. Simplemente hacemos lo que debemos, ese es nuestro propósito sin importar que tan largo o corta sea nuestra vida- mis palabras como un susurro se impregnan en el aire sutilmente empapándolo de una sabiduría seductora e hipnotizante que no tenían otro fin más que darle a escuchar lo que ella necesitaba, una validación del propósito para la vida que ha escogido. –Por eso no debe avergonzarse, sino dudaré que no es tan inteligente para saber eso. Y le afirmo que yo nunca me equivoco- inyección punzante que tal sedante proclama el control de aquella ninfa, no por deseo de alimentarme, ni una necesidad de saciar mis necesidades más carnales o mucho menos sentimentales, sino por el simple hecho de disfrutar el someter un alma indefensa, de mantener lo que ella bien ha afirmado, tener el control de todo lo que me rodea.
Probablemente pueda considerarse un propósito egoísta, pero es un bien el que le hago. Todos desean escuchar lo que quieren, no lo que los demás piensan. Las correctas palabras ensambladas en el preciso instante es lo único que necesita la humanidad para sentirse… feliz. Una felicidad que no es más que una ilusión de un mundo fantasioso que desean vivir, que plantean vivirlo, pero que llegado el ocaso derrumba esos sueños. Día tras día, en un círculo vicioso, es así como viven los hombres, en una fantasía que florece cada mañana para marchitarse cada noche y volver a iniciar desde el principio. Que aburrida es la humanidad. Nunca conocerán lo que realmente es vivir.
Fue así como la arena se consumió grano a grano en el reloj y la mesa fue cargada con el festín ordenado. Una eficaz maniobra por parte del chef y el personal de mozos, quienes rompiendo record de atención han logrado mantener la frescura de una cena que lentamente llega a su fin.
Gerard Krumm- Vampiro Clase Alta
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