Criptas [Abraxas]

Ahí estaban de nuevo, Ethevi, ahora que ya conocía aquel sitio había decidido regresary echar un buen vistazo, la última vez habían terminado distrayéndose con la compañía que tenían y aunque no hacía mucha diferencia, le había arrastrado junto a ella como otras tantas noches.

Sai suspiró viendo como ella se sentaba en un sepulcro para después recostarse como si fuese el lugar más cómodo para hacerlo. Sai se recargó en la cruz mientras le veía de soslayo. Se veía tranquila... tal vez demasiado. Y al parecer ella lo notó porque clavó sus ojos claros en él.

-¿Pasa algo? ¿O es que extrañas en tan poco tiempo escuchar mi melodiosa voz? -Le sonrío divertida y vio como él rodaba los ojos por el lugar ignorándola, si, así estaba perfecto, eso era justo lo que esperaba. En realidad ella había permanecido en silencio todo el camino, aunque no había sido mucho tiempo por la forma en la que se movían solo estaba viendo como reaccionaba el vampiro.

Desde que habían llegado a París Sai había estado tal vez demasiado tranquilo, no estaba segura de la razón, incluso parecía más obediente que de costumbre... o tal vez lo había estado imaginando... o tal vez solo era porque no había encontrado compañía que fuese de su agrado. Tenía épocas así, pero no le había tocado ninguna en la que permaneciera junto a ella tan traqnuilo como ahora. Sacó de sus bolsillos un cigarro extendiéndoselo.

Ella misma se los había quitado unos días antes, bueno, que nada lograbacon eso salvo molestarlo un momento. Sai lo tomó de sus manos sosteniéndolo entre sus labios mientras metía las manos en sus bolsillos buscando el encendedor que siempre llevaba con él.

-Ethevi... ¿qué hacemos aquí?- Preguntó aunque sin mucho interés, a ella le gustaban esos tipos de lugares porque eran tranquilos, él prefería lugares con mas 'vida', donde pudiera divertirse un poco con alguna chica atractiva, o bien un muchacho, no importaba, mientras fuesen capaces de hacer que sus ojos se posaran en ellos.

-Solo quería ver tu cara de molestia- contestó con una expresión que nada tenía que ver con lo que decía, una inocencia que hace mucho que no poseía. Llevaba demasiado tiempo en el mundo como para conservar ciertas cosas. De repente djo de mirarlo a él y al humo del cigarro que se levantaba de esa forma que le gustaba observar.

El asolo arqueó una ceja, como siempre, no estaba prestando atención, fue ahora Ethevi quien puso cara de fastidio -Tu no aprendes, Sai... aunque yo esté aqui no deberías despistarte tanto - Lo dijo muy bajo y se mantuvo en la losa fría sin alzar su cuerpo, no es que su presencia fuese a pasar inadvertida, pero estaba esperando ver si aquellos 'pasos' se acercaban a ellos.

Al verle mirar de aquel modo, Sai sabía que había otra entidad cerca, pero en ocasiones como esa se guaba más en el comportamiento de la chica que en lo que captaba en el ambiente. Si hubiese puesto atención habría notado antes el olor de una persona o los latidos de su corazón. Vio al ave acercarse conteniendo el humo del cigarro.

Un cuervo, eso era sin duda alguna algo que iba con aquel lugar. Pero no decía la chica que cuando estaban ellos allí era difícil que cualquier animal se acercase, y sin embargo el ave se había posado allí cerca de ellos. Le había dicho que eran los instintos los que les hacían mantenerse lejos, algo que los humanos ignoraban o que algunos tal vez ni lo poseían en esos casos.

Ethevi, sin moverse sólo había movido ligeramente la cabeza para dirigirla a la creatura que estaba a su cabeza -Bonito, ¿qué haces aquí? -su voz sonaba clara y melodiosa, tantos milenios de existencia y su voz era algo curioso, aún tenía un acento que no pertenecía a ninguna cultura existente. Extendió la mano hacia el cuervo.

Fue en ese instante en el que el muchacho arqueó una ceja. Si, a ella le gustaban los animales, pero así como le conocía, sabía que su mirada había cambiado ligeramente y su sonrisa también era diferente, no como la que dirigia a los gatos o a los animales que si osaban acercarse a ella. Si, era extraño saber que la vampiresa al ver a un humano sonreía de una forma distinta, y es que a los animales, decía, no les importaba la forma en la que lo hiciera, pero las personas podían malinterpretar u ofenderse a veces.

Sai puso atención entonces en el ave, era curioso, pero el jamás se había encontrado con un cambiaformas antes, así que si lo que veía no dejaba de ser un ave aunque sus sentidos captaran algo diferente era como natural para él. Tan distraído se quedó viendo aquellos pequeños ojos que cuando se dio cuenta Ethevi ya se había incorporado quedando apoyada sobre sus rodillas en aquella tumba.

Los cuervos eran curiosos y muy inteligentes, según había escuchado de su creadora, pero si algo llamaba a él su atención era su plumaje, negro como la noche misma y con aquellos destellos que solo ese color podía darle a sus alas, esos colores reflejados casi imperceptiblemente, eso lo hacía ver hermoso, aunque la mayoría de la gente no se percatara de cosas como esa. Además era curioso verlo moverse y en un impulso hizo casi lo mismo que ella, acercar sus mano, pero él lo hizo con la firme intención de tocarlo. Vio por el rabillo del ojo como ella sonreía, y esta vez era a él, pero hizo caso omiso de su gesto.

-Sai, a veces creo que eres tan ingenuo, lo cual es raro viendo la clase de calaña que eres...- Tal vez era su culpa que él desconociera muchas cosas o bien la falta de juicio o atención de su parte -¿Te has quedado mudo o solo estupefacto frente a este animalito?- Ladeó el rostro observando al pequeño. Quería decir algo más, pero esa faceta de Sai era digna de ver aun.