Dimitri Torden

por **Dimitri Torden** Lun Abr 02, 2012 9:09 am

Edad aparente: 26 años.
Edad real: 2786 años.
Especie: Vampiro.
Clase Social: Clase Alta.
Orientación Sexual: e]Bisexual.
Lugar de Origen: Desconocido. Pero más o menos por el noreste de Europa.
Habilidad/Poder:
Agilidad y reflejos sobrehumanos: Habilidad para moverse con más soltura por un sitio, utilizando brazos y piernas reaccionando más rápido que un humano normal.
Sentidos aumentados: Aumento de percepción en los sentidos de la vista, el olfato, el gusto, el tacto y la audición.
Control mental: Poder para controlar las acciones o el razonamiento de otra persona.
Infringir dolor por medio de la mente: Capacidad que consiste en infringir dolor a una persona, esto solo funciona por medio de la concentración mental y el contacto visual.
Manipulación de la memoria: Concede la amnepatia y la recuperación mental, además ver los recuerdos de la gente y si se quiere proyectarlos en imágenes visibles para todos. También se puede aturdir a la gente mediante confusiones mentales dejándolos como "Enfermos mentales". Es muy difícil usar esta capacidad sin contacto ya que se requiere de mucha experiencia.

Descripción Física:
Es una persona que mide 1'82 de cuerpo atlético pero tampoco demasiado, no es realmente marcado, es decir, ni marca ni deja marcar. Su pelo suele estar más bien echado hacia delante pero siempre peinado, parece, pero sí, está peinado realmente; es de color negro como el carbón y liso haciendo fácil el manejo de este. Su rostro está bien marcado por su mentón, sus ojos son de color avellana con un toque verdoso que muestran realmente lo despiadada que puede llegar a ser, para eso los ojos son los ventanales del alma. Sus extremidades son largas y ágiles gracias a su fuerza vampírica. Su piel nívea y fría, no importa como, no siente ninguna temperatura menos que se queme entre las llamas. Su manos son de grandes palmas y dedos largos teniendo un control perfecto con cualquier arma antigua o reciente.
Aunque realmente da igual si es fuerte o no, tiene fuerza vampírica que le confiere la suficiente fuerza como cualquier otro vampiro bien alimentado.

Descrición Física:

Descripción Psicológica:
Dimitri es una persona o mejor dicho un vampiro prepotente, hipócrita, egocéntrico y ciertamente con un toque malvado, quizás sea esta la mezcla perfecta que resume a Dimitri. Le gusta la perfección en cada uno de sus movimientos y ataques, al igual que sus presas, no ataca a cualquiera que se presente a no ser que esté realmente necesitado, es entonces cuando es ciertamente peligroso. Es de pocas palabras pues ya los temas de los que los demás hablan los tiene demasiado quemados, intenta buscar algo interesante que hacer pero todo se le hace demasiado repetitivo como un déjà vu. No es muy social, contesta mal y con pocas palabras, quizás alguien le salude y le conteste con alguna bordería, no está interesado en relaciones que no llevan hacia ninguna parte, es decir, se aprovecha de cualquier cosa y con cosa quiere decir todo, si se acerca a alguien es por lo que va a conseguir con ella no por otra cosa, olvídense de ser simplemente amigos, eso-no-va-a-ocurrir. Es demasiado vengativo, guarda el odio en una caja de rencor que es imposible quitar aquellos sentimientos de quienes ya están dentro y listos para sufrir su venganza. Raro es verlo desconcentrado o sin baja estima es demasiado egocéntrico y demasiado tiempo estando en concentración.

Historia:

Todo podría comenzar con el nuevo nacimiento de un bebé hace exactamente 2.786 años, pero Dimitri nunca pudo recordar realmente quién fue, por lo que esta corta historia de la parte humana de quién sabe como se llamaba antiguamente Dimitri.
Durante los primeros años ya son un poco borrosos a causa de la desconexión de su memoria y mente con la de su cuerpo. No estuvo inmiscuido entre la sociedad ni estuvo en nada que aquello tuviera que ver con la humanidad, solo se acercaba a la civilización a tomar alimento y quizás algún que otro servicio más fisiológico que solía acabar en asesinato.
Al cabo del tiempo, supo fijarse más o menos cuanto tiempo era el pasaba y no envejecía. Algunas veces reparaba a las personas con más ropa, es decir, que estaba en invierno y aunque él no lo sintiera de ninguna de las maneras ni el paso del tiempo ni la temperatura, así contaba los años que iban sucediéndose unos tras otros sin parar ni por un momento.
Ciertamente nunca se consideró de ninguna ciudad, pueblo, o país o de donde residiera por tiempo. Nunca se relacionó con nadie demasiado, solo no necesario, es decir… solo para ordenarle que se callara y se estuviera quiera a la hora de tomar de esa persona, ya daba igual si era hombre o mujer, alimento era y bien recibido por Dimitri.
Quizás pudiera contar alguna que otra anécdota de Dimitri y su paso por la tierra en estos últimos… 2786.

Año 986 a.C. ¿Lugar? Desconocido.

No recuerda nada de este hecho, no sabe realmente nada de él mismo, cuando fue humano, pero yo, su subconsciente sí que lo recuerdo asique os lo contaré, pero solo lo esencial y porque no recuerda nada su parte o época humana.
Como era normal entre pequeñas civilizaciones que buscaban agrandar las tierras de cultivo y más cabezas de ganado, se enzarzaban en pequeñas trifulcas o guerras entre los pueblos. No muchos morían, solo eran pequeñas guerrillas que llevaban algunas veces a la desaparición o desintegración del pueblo para unirse o marchar y formar parte de otra pequeña civilización.
En una de esas trifulcas, se encontraba Imar, es decir, Dimitri. Armado con una lanza y algunos hombres más que pertenecían a su pequeño hogar, estaban preparados para abrirse paso, para tener más tierras, riquezas, cabezas de ganado... Sabían que el pueblecito al que se enfrentaban era mucho más grande pero lo habían decidido así, o se desintegrarían al pueblo más grande.
En la trifulca Imar recibió una pedrada en la cabeza que le hizo perder el conocimiento, ahí está el porqué de que no recuerde nada.
Era de noche cuando Imar se encontraba echado en la cama con la cabeza vendada, él se levantó y salió de la tienda sin saber donde se encontraba ni sabía nada de nada de lo que le había ocurrido a su cabeza como para que le doliera de esa manera.
Caminó hacia las afueras de su pueblo, en dirección al bosque, sentía la rara obsesión de que debía ir allí, fuera como fuere debía entrar al bosque pues entre la oscuridad alguien le esperaba con ansiedad. En efecto, alguien entre la oscuridad de la maleza y de la noche, lo esperaba, su voz se hizo presente y aunque no entendía lo que quería comunicarle él lo hacía sin dudar, se acercó y aunque sintió un fuerte mordisco el se quedó quieto no por petición, no sentía eso de nuevo, simplemente él se quedó ahí sin hacer nada, estaba paralizado. Sentía como cada vez más tenía ganas de dormir, más cansado, con menos fuerzas para seguir de pie. Volvió a escuchar ese idioma que no entendía y notó sus labios húmedos, se relamió los labios saboreando lo que le daba, era sangre. Lo sabía. ¿Cómo? Bueno... cuando a uno se le rompe el labio sabe a como sabe la sangre desde luego. Aquella figura le ordenó algo y él bebió sin dudar de nuevo.
Sintió su cuerpo arder rápidamente, oyó como él mismo por dentro crugía y él chilló por el dolor que sufría en el cambio, tan doloroso le fue que de nuevo volvió a olvidar ese momento que le gustaría recodar.
Aquella figura le acogió durante un periodo y de tiempo que sería como una pequeña adaptación pero Imar no tenía nada claro, no sabía que es lo que era, solo sabía que ante el sol se quemaba y dormía pues cuando el alba empezaba y se despertaba cuando el atardecer desaparecía en el horizonte, y que debía beber de la sangre de los demás como si fuera el alimento solamente necesario para sobrevivir. Con el paso del tiempo, Imar fue descubriendo que no envejecía de ninguna manera, que se mantenía igual que siempre, sin arrugas o dolores como les pasaban a los de su edad. Supo que su rapidez, agilidad, los cinco sentidos y su fuerza era exepcionales, mejor que los de los humanos, admitiendo que ya él dejó de serlo hace muchísimo tiempo. Asique decidió que la mejor manera de la que él se encontraba era en el bando de los malvados, aprovechandose de las víctimas para vivir de una manera en la que podría vivir un gran dios, además de que podía llegar a ser un propio dios por lo que ya de por si era y tenía en su poder de ser y conseguir.

Año 50 d.C. Italia, Roma.

Sobre estos tiempos hubo muchos revuelos entre todas las civilizaciones de lo que sería Europa del sur y suroeste. La religión caló a los humanos y más la nueva fe que se impuso ante según los rumores un humano de Nazaret que hacía milagros. Dimitri claramente no hizo nada ante la religión y creencias inútiles de los humanos. Él andaba más o menos por lo que ahora sería Italia, exactamente Roma, en la ciudad, entre la oscuridad de la noche y las paredes de la habitación de uno de los gladiadores más fuertes e importantes de Roma. En ese entonces se hacía llamar Gnaeus Magnus, es decir, Gnaeus, porque en aquel tiempo se tenían hasta tres nombres según de donde se provenía, pero Dimitri era más llamado Gnaeus por aquel tiempo.
Fue una de las épocas más preferidas por Gnaeus pues corrupción había por todos lados, la gente no estaba controlada en ningún sentido menos a la hora de pagas impuestos o pagos de ese tipo. Él era uno de los organizadores más famosos de toda Roma en lo que se refiere a dar espectáculos con gladiadores y animales salvajes o víctimas robadas de sus propias casas de los bárbaros y metidos en el ruedo junto con unos cuantos animales salvajes con un hambre atroz.
Fue despiadado, no, fue peor que eso, por ese tiempo metía a cualquier cosa dentro del ruedo para alimento de las bestias. O él mismo crucificar personas delante de todo un público que pedía más sangre derramada en la arena.

Año 900 d.C. Norte de Europa.

Luego de la caía del imperio romano y todo lo que ello conlleva, dejó todo y viajó hacia los bosques de Europa central. No había mucho más que árboles y alguna que otra aldea. Escuchó que había bastantes movimientos entre el norte y las islas Británicas. Decidió marchar hacia el norte y seguir en vagar tan tranquilo en busca de algo que le entretuviera, llamándole la atención y salir de la rutina, es decir, corromper, hacer cosas que los demás no se atreverían a hacer o decir pues no creía que tuviera problemas de que fuera un o unos humanos a matarlo.
Durante esta época, Dimitri llamado por aquel tiempo Nostgood, se dedicó a la compra y venta no de otra cosa que no fueran esclavos o armas. El comercio era bastante provechoso y además se alimentaba sin problemas de cazar o tener que salir demasiado en busca de trabajo. Los que podían permitirse esclavos o se preparaban para una guerra próxima o no le pedían sus armas de primera calidad.
Viajaba en barco de vez en cuando para ahuyentar a los comerciantes que se interponían entre sus rutas y visitas de sus compradores más VIP. Y cuando dice ahuyentar, añade muerte o tortura para que aprendieran a no entrometerse en sus asuntos.

Año 1790 d.C. Alemania, Sur.

Solía tener amantes, daba igual si eran mujeres u hombre, de cualquier raza que hubiera en la tierra menos claramente, fantasmas. Eligió para su disfrute y entretenimiento un vampiro muy joven, el cual le atrajo su atención a causa de lo torpe y nervioso que era a pesar de ser un vampiro de unos trescientos años. Llevaba lo que era el escaso tiempo de 50 años con él, habían viajado un poco por lo que sería los alrededores de Alemania y se asentaron en una mansión dejada por su amo luego de matar a todo ser que estuviera en aquel lugar, regodeándose entre sangre de burgueses y sirvientes a la vez, un toque realmente espeluznante y alimenticio.
Pero esa noche no solo nos alimentaríamos entre cadáveres secos tirados por el suelo, no. Tendría una muerte y pérdida, además de que crearía una venganza que para mí fue tan rápido como cerrar y abrir los ojos. Un cazador apareció para arrebatarme a mi compañero de muerte, sangre, tiempo… Llevaba algo consigo que no me dejaba ni atacarle, tampoco funcionaban mis poderes vampíricos.
El torpe vampiro supo pelear con honor e hirió también al humano pero no sobrevivió a la pelea, me enfrenté al humano con un poco de orgullo ahogado, ira y odio mezclado en mi interior. Fuerte pelea hubo entre nosotros dos pero él escapó cuando tuvo ocasión.
Ante la rabia de haber perdido a mi compañero bebí sangre hasta que no pudiera más, recuperándome rápidamente de las heridas y por el gasto de energía.
Decidió luego de haber perdido de nuevo una compañía que agradecía y de la que admitía estar enamorado, aceptó la opción de venganza en dejar en la misma situación al maldito cazador que se atrevió a tocar algo que no debió de haber tocado nunca.
Con su olor metido en sus fosas nasales lo persiguió desde donde había venido, su aroma lo llevó lejos. Venía Irlanda, aunque eso no importó, esa misma noche estuvo presente en su hogar, dispuesto a tomar la venganza que le pertenecía, la venganza que tomaría con uno de los mayores placeres que nunca hubiera saboreado.
Hizo una de sus mayores, mejores y divertidas torturas. Solo añadir que les arrancó las uñas de manos y pies, les cortó la lengua, para que no pudieran hablar nunca más, les rompió cada hueso de las piernas atrozmente, atravesando los huesos la carne que los guardaba. Les infringió dolor hasta que casi morían, para terminar, a la madre le arrancó los ojos y el padre pudiera ver como su mujer finalmente moría descuartizada solo simplemente separando cada extremidad que sobre saliera del tronco de la mujer con sus propias manos.
Luego de decirle simplemente que todo esto era por su hijo le arrancó cada extremidad también y finalmente los ojos, para que quedara perfectamente igualados en daños. La habitación estaba llena de sangre, pero Dimitri no estaba interesado en ese momento en tal cosa, solo se cambió de ropa y esperó al que el pequeño cazador volviera a su morada. Fue melodía para sus ojos y oídos como el cazador sufría por la pérdida de su familia y de tal manera.
Lloró casi igual que el humano ante la rabia de que una simple rata le hubiera quitado algo que amaba. Se acercó en la agonía de pequeño cazador- Ahora sabes lo que se siente perder a alguien que amas… - y automáticamente salió de allí dejándolo destrozado y solo al igual que él lo estaba desde el principio y el final de todo.

Año 1800 d.C. Francia, París.

Hasta el día o año de hoy, Dimitri ha ido vigilando al pequeño humano, el tiempo que ha pasado con él no le ha permitido en ningún momento que le encontrara, ni le notara aunque sabía que le andaba buscando totalmente, no se lo permitió. El tiempo de vigilancia pasó audaz ante los ojos de Dimitri.
Cada momento que pasaba observando al humano, más se interesaba por él, más le atraía la curiosidad, más quería saber de él… No era tan idiota como para no conocerse a uno mismo y no saber lo que andaba sintiendo por el maldito humano que cada vez más se le metía en la cabeza y sabía que ya no podía sacarlo de ninguna manera. Se había enamorado de quién le había hecho sufrir y viceversa.
Estaba realmente loco cuando lo admitió, pensaba que estaba loco de verdad al ver que sentía mucho más que con su propio compañero y amante que murió en las manos del humano. Pero era más que cierto, se conocía de hacía casi tres mil años… no un inepto, sabía aceptar por donde le llevaba el camino de su larga existencia.

Datos Extras:

- Tiene un tatuaje de doble infinito un poco más abajo de la nuca, donde empieza la espalda y termina el cuello.
- Sabe realmente defenderse y atacar, tanto cuerpo a cuerpo como con armas blancas y de fuego.
- Conlleva siempre una muñequera ancha de cuero negro en la muñeca izquierda con un número en romano de más o menos en el año en que renació como vampiro.
- No tiene nada al que le tenga un valor incalculable o de importancia.