Las Bestias de Frac ( Louise Norghdam)

por **Alexandrai Ivanovik** Jue Abr 12, 2012 11:52 pm

Alexandrai miraba indiferente al cuerpo que se sometia a violentos espasmos antes de quedar inerte por completo, blanco y yerto. Relamio la sangre del que era en vida un hermoso efebo y ahora no mas que un pedazo de carne amoratado, violentado y vacio. Saciado, ante el frio y la neblina de los callejones, se movio con rapidez en busca de su proxima presa. A veces se detenia con lentitud, agudizando los sentidos, e indudablemente no podia pasar desapercibido, por su altura, su porte, su languidez, su mirada avida. Todo un caballero, pero detras de tanta pose, no era mas que una vulgar bestia. Se sentia comodo cuando podia darle rienda suelta a su pervesion. Los callejones seguian vacias para su decepcion. Alexandrai se detuvo de repente, entre la neblina, una figura indudablemente femenina, atravezaba la oscuridad, y venia directamente hacia el. Fruncio el ceño, pero sin perder la compostura, chasqueo la boca y movio el enorme anillo de su mano izquierda, esperando.

por **Louise Norghdam** Vie Abr 13, 2012 1:54 pm

La interminable búsqueda de un motivo para no suicidarse estaba aún latente. El deseo, lo prohibido, la vanidad, todas aquellas cosas quedaban reducidas a nada si se tenía en cuenta la belleza casi dolorosa que Louise poseía. La envidia de las mortales era inminente y la tentación a los hombres algo que no podía evitarse. Sin embargo, nada de eso valía cuando llegaba al punto de aburrimiento total.

Sus ojos, cual esmeraldas, se posaron en la figura de un hombre en medio de la oscuridad. La neblina que se acumulaba no era impedimento para poder distinguirle con claridad; curiosa y cautelosa, se acercó. Olía a sangre, probablemente recién habría terminado de alimentarse. Su porte no era de cualquier otra criatura que hubo visto antes, casi parecía un lord y, no obstante, dudaba que lo fuese.

La princesa se inclinó con recelo en señal de saludo y, sin esperar una reverencia como respuesta, decidió hablar.

-- No se detenga por mí, soy sólo una curiosa criatura que pasea por la noche. ---murmuró.

por **Alexandrai Ivanovik** Sáb Abr 14, 2012 12:32 am

La miro de hito a hito sin ningun pudor, y respondio con casi parsimonia sutileza la inclinacion que la hermosa mujer le daba. Alexandrai sintio cinicamente, que era un verdadero desperdicio que no fuera humana, ya que ella misma habia reconocido que era una criatura de la noche. Aun asi, Alexandrai, no intimidado por la notoria dignidad real de la dama, dio dos pasos hacia adelante, permitiendo que la poca luz de la luna, en medio de la bruma del invierno, le permitiese verla en todo su palido esplendor. ¿ Seria fuerte? una lucha de iguales seria interesante para medir sus fuerzas y evaporar el aburrimiento; por que no tenia duda que era su igual, una bestia sedienta de sangre que como el buscaba algo que hacer en una eternidad tan larga, como la que ellos vivian: Bestias vestidas elegantemente para disimular la descompocision y el hedor de sus muertos, el olor de la sangre. Movio otra vez el anillo, y se dispuso, por que no a provocarla, tendria algun resultado, una lucha de fieras alli o en una cama. Sonrio retorcidamente.

- Creo que al menos esta noche encontre lo que buscaba...- Tomo su mano y lamiendo ligeramente sus nudillos- Soy Alexandrai Ivanovik Lermotov, terrateniente de los extensos campos de Godunov, mis respetos, " Mi señora"-al pronunciar estas palabras lo hizo despoticamente como si le importara muy poco. Si esta mujer no salia con algo Alexandrai estaria dispuesto a beberse a toda Paris para salir de su aburrimiento. ¿ Le daria la talla?[/i]

por **Louise Norghdam** Sáb Abr 14, 2012 2:50 pm

Ella lo miró como quien mira una paria. Amaba las adulaciones, siempre y cuando fuesen por pura obligación, ya que nada le divertía más que someter a los demás a su voluntad; sin embargo había notado ese deje de cinismo y sobradez en la voz de quien se hacía llamar Alexandrai, un hecho que no le agradó en lo más mínimo. No obstante, y porque era amante del análisis de cada situación, sonrió casi condescendientemente, aunque siempre habría peligro en sus palabras.

-- Louise Viljhálmur Norghdam, princesa de los Países Bajos. --se presentó mientras retiraba su mano delicadamente, pero firme, de la presa del hombre.-- Diría también "mis respetos", pero como ve, mi ego real es mucho mayor que mis modales... --siseó sin dejar de sonreírle.

Camino alrededor de él, examinándolo. Tenía el porte de un luchador, alguien que, sin duda, sería beneficioso tener entre las filas del ejército de su reino. Quizás vendría bien amaestrarlo un poco, como cuando se doma una bestia; pero, ¿quién ha sido capaz alguna vez de dominar una criatura de la noche? Nadie, nadie más que ella misma. ¿Y qué si él se le enfrentaba? Louise era más antigua, podía estar segura de eso gracias a la poco sutil arrogancia con la actuaba Alexandrai; y debido a esa antigüedad, poseía años de experiencia en lucha y fuerza.

Y, aunque no descartó la posibilidad de una pequeña lucha, sólo por diversión, se le ocurrió quizás otra alternativa... Cuidadosa, se colocó frente a él, desafiante.

por **Alexandrai Ivanovik** Dom Abr 15, 2012 1:31 am

Los ojos analiticos de la que se habia presentado como una princesa, le dio una ligera sensacion de haberla provocado. Pero no era de las que reaccionaria con prontitud a la primer ataque. Su mente meditaba, al rodearlo, y eso si intrigo a Alexandrai. Una lucha de fuerzas era una cosa, una lucha de mentes era indudablemente un valor agregado que intento sorprenderlo, pero tomo control de si mismo y la siguio con la mirada, aguda, desafiante, arrogante, fria y voluptuosa. No se movio ni un milimetro, y a su vez su mente miro el entorno para una guerra de cualquier tipo. Estratega casi natural, no permitio que le intimidaran, ni siquiera una princesa, pues citandola a ella misma, en ese instante parecian mas miembros de una jauria reconociendose con desconfianza, y no miembros de ninguna sociedad. Hubiese sido interesante para Alexandrai si hubiese alimento por alli, para ver con mas prontitud a la dama real que se habia topado por casualidad. Vivir o morir era relativo, jamas sabes cuando sera el dia de perder, mas para Alexandrai, perder no era una opcion, aunque el mismo buscara el motivo para extinguirse por completo.

- ¿ Encontro algo que le gustara, Alteza?- le dijo sin mirarla y sin mover un solo musculo, queria saber si esta princesa en verdad le alegraria la noche.

por **Louise Norghdam** Dom Abr 15, 2012 2:52 pm

Y cuando estuvo frente a él vio por primera vez a través de sus ojos, unos ojos que, a pesar de su carácter arrogante, tenía un sufrimiento, un aspecto que Louise decidió ignorar. No era quién para calmar la pena ajena, ni siquiera había calmado sus propias penas, simplemente las hubo apagado y dejado olvidadas en algún rincón del mundo.

La princesa sonrió enigmáticamente a las palabras de Alexandrai y acercó aún más su rostro, sin miedo, ¿qué podría hacerle él a ella? Con la muerte y la victoria siempre se obtiene más poder, daba igual cuántas veces debía morir si eso significaba ser aún más poderosa.

-- Quizás todo --respondió con voz seductora y sin dejar de sonreír.-- Quizás nada. --

En medio pestañear estuvo detrás de él, tomándolo del cuello. Siempre eran más vulnerables de ese lado y Louise lo sabía. Se debatía en lo que haría a continuación, con la cabeza del vampiro presa entre sus manos, ¿jugaría con su mente? No, muy predecible. Aunque lo predecible siempre era lo mejor. Y, sin previo aviso, lo soltó y se alejó a una distancia prudente.

-- Debería tener cuidado en cómo me habla, monsieur. Hay quienes han perdido la cabeza por mucho menos. Quizás sea que me agrada la razón por la que se lo haya perdonado. --bisbiseó de forma coqueta y volvió a sonreír.

por **Alexandrai Ivanovik** Dom Abr 15, 2012 7:31 pm

" Es antigua" esa fue a la conclusion que Alexandrai llego. Habia asestado el primer golpe, y le habia perdonado, y aunque ella lo habia herido fisicamente, el se dio cuenta como buen militar en dos cosas: una que el habia herido su orgullo, y que le habia mostrado primero su fuerza, pero tambien su debilidad. Seguia siendo toda una princesa buscando subditos, si lo convenciere podia aceptar si ello conllevara a muerte y destruccion. No sabia su intencion, y decidio Alexandrai seguirle hasta donde el considerara divertido el juego. Alexandrai, llevo si mano al cuello, pero en vez de dolerse solto una carcajada. Seguia alli, por lo tanto, esta dama sensual, princesa y antigua, tal vez se le ocurria algo bajo. Eso esperaba Alexandrai, pero que fuera joven no lo hacia tonto ni debil. Claro que no. La fuerza, el sadismo y la seduccion entraban en el mismo paquete. Podia sentirse dominado, pero si lo quisiese seria un insujeto peligroso. Sabia para sus adentros que la verdadera fuerza estaba en la mente, lo demas era añadido.

Se mantuvo quieto afilando sus sentidos. Velozmente, se acerco a la antigua princesa y la llevo a uno de los muros del callejon descansando el antebrazo en su cuello. era mas alto que ella, y le miro con toda perversion y deseo.

- Usted tambien me agrada Su alteza, tal vez me aseste otro golpe, que de sus fuertes brazos para mi sera una caricia- acerco el rostro a ella, compartiendo sus gelidos alientos- y todos tenemos sufrimientos encerrdos... Su alteza.

Alexandrai habia recepcionado un pensamiento que volo descuidadamente de la mente de aquella seductura igual. Se sentia en un juego de un cachorro y una hembra de hienas.

por **Louise Norghdam** Lun Abr 16, 2012 1:57 pm

Veloz, con una rapidez que podría admirar y que, quizás, sólo había visto en uno de sus hermanos. Sonrió, aún coqueta, cuando Alexandrai la sometió a aquel cuasi abrazo y, se podría decir, la tenía acorralada. Aspiró su hálito exquisito y, aunque siempre alerta y en guardia, no podía evitar sentir un ligero placer ante su roce. ¿Qué podía decir? Era culpable de tener aún esa parte humana dentro de ella. La lujuria.

Acortó un poco más la distancia entre ambos rostros, y rozó con sus labios los ajenos. Con rapidez, y en una arrogante muestra de superioridad, deshizo la presa en la que estaba envuelta y volvió a colocarse detrás de él. Con el cuerpo pegado al suyo, sostenía ambos brazos a la espalda del vampiro e hizo que el rostro del mismo chocase con el muro.

-- No seamos aburridos... --murmuró mientras, debido a su corta altura, se trepaba apenas por los hombros de Alexandrai, de modo que lo tuviera preso por completo.-- No hablemos de sufrimientos... --y, con el rostro a la misma altura, deslizó su lengua por la garganta del joven vampiro.

Era un juego peligroso el que estaba llevando a cabo, pero no había mayor placer que el peligro mezclado con el placer o, caso contrario, la lucha y la muerte. Esas eran las razones por las que existían los inmortales, para probarse a sí mismos. ¿De qué serviría poseer vida eterna sino para experimentar con cada situación, en cada momento de su vida?

por **Alexandrai Ivanovik** Lun Abr 16, 2012 8:27 pm

Sometido de nuevo con un solo movimiento de la princesa, Alexandrai con la cara contra el muro, admiro para sus adentro, la astucia y la sensualidad de tal inmortal. Ella debia ser la princesa de todos los vampiros, los demas eran basura. Se sintio aprisionado entre las muy firmes piernas. El lamido en el cuello, altero sus sentidos. " Ahora si comenzo el juego" se dijo. Se giro rapidamente, para sostenerla en el aire por la cintura, alzandola un poco, como a una muñeca de porcelana con mirada malvada. Sus cabellos a este punto revueltos, solo eran atravezados por el brillo lujurioso de sus ojos azules. La acerco, sin quitarle la mirada, tomando la comisura de los labios, mordio con fuerza y lamio la herida. La apreto mas fuerte por la cintura, girando de nuevo y quedando sobre ella, apoyandose en el muro. Sintio el cuerpo de la princesa a pesar de la la pesada ropa, subiendo su falda y acariciando su muslo, firme y frio.

- Louise, Louise, que hermoso nombre, para tan fascinante criatura- La tomo por el cuello lamiendo otra vez la herida de la comisura de los labios- yo tengo muchas ideas... pero estoy dispuesto a escuchar la suya princesa.

por **Louise Norghdam** Mar Abr 17, 2012 1:46 pm

Gimió. ¿Fue un gemido lo que se le escapó? No podía estar segura, hacía mucho tiempo que no se escuchaba de esa manera. Relamió sus labios cuando sintió la sangre brotando de ellos y rozó con su lengua los labios de Alexandrai, cuando éste se acercó. Pensó, se devanó la cabeza intentando inventar una excusa, una idea... ¿qué podría hacer?

Se había vuelto loca, quizás esa era la única explicación que podría encontrársele al hecho de que, trepada como estaba, con ambas piernas, a la cintura del joven vampiro, se había cegado por la lujuria.

-- Menos charla, más acción... es lo que dicen --murmuró demasiado insinuante.

Se soltó con facilidad y volvió a someterlo con el mismo movimiento ejercido al principio, sus dedos se habían aferrado a los cabellos revueltos de Alexandrai y le había vuelto hacia atrás la cabeza, mientras que con su mano libre jugueteaba con su entrepierna, sobre la tela del pantalón. Lo empujó hacia el muro nuevamente, esta vez para colocarse frente a frente y, luego de hacer la misma maniobra (el treparse a su cintura), arrancó la camisa del vampiro.

Se detuvo un segundo para admirar lo que tenía frente a sí -- La muerte o el placer... --, pensó; y estaba segura de que él la escucharía, por lo que sonrió y deslizó con suavidad ambas manos por el pecho de Alexandrai, simplemente acariciando. Un sonido gutural, quizás parecido al de un gruñido, emergió de la garganta de la princesa y acercó sus labios a la mandíbula del chico.

La seducción se había convertido en un juego más pasivo, y quién podría saber cuánto tiempo duraría de ese modo.

por **Alexandrai Ivanovik** Mar Abr 17, 2012 9:53 pm

" Placer o muerte"... salio el pensamiento de la princesa y le causo gracia. Se sintio identificado con ella. No cabia duda, que este juego era al menos una de las consecuencias de su encuentro con Louise. El frio no era problema, el callejon era el lugar, la accion estaba presente, y la vampira indicada. Paris mostraba su encanto al menos para Alexandrai. Cuando sintio los labios de la princesa en su barbilla, quito delicadamente la cara y apreto su mano en el cuello y el fue el que la beso. Implacable, el beso fue profundo, demasiado: La suelta lentamente, haciendola deslizar, volviendola a alzar y levantando mas su vestido. Sus piernas para Alexandrai era como una cerradura en su cintura. Vuelve y la muerde con toda si fuerza. La sangre de la princesa le agrada, muerde suavemente el cuello, y siente el olor mas profundo de su piel, mas alla del perfume, el olor a sangre seca era su mejor atributo. Araña sus piernas. Herirla le emocinaba a tal punto que esperaba una respuesta. Estos son los preambulos solo muestran la fuerza del acto. Y esto pintaba bien.

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