¿Quién dijo que las mujeres no nos sabemos divertir? [Privado Ingrid y Louise, + 18]

por **Reika Roux** Sáb Abr 07, 2012 7:07 pm

La había conocido hace poco, y todos creían que eramos amigas de la infancia por cómo nos desenvolvíamos juntas. Teníamos una química explosiva, y eso nos trajo tantos beneficios que ahora éramos parte del estelar principal de esa noche, con poca ropa y una acalorada performance que debo reconocer me dejó con ganas de más una vez terminada. Recibimos aplausos y unos cuantos billetes, pero yo conseguí un aditivo increíble: la felicitación de mi hermana Laisha por medio de un candente beso que continuaría sin duda alguna a medianoche en nuestra cama. Sonreí separándome de sus labios y le dije un par de cosas al oído seguidas de una palmada en su trasero cuando se marchó a satisfacer a un joven de pinta aristocrática. Ah...por cosas como estas es que me gusta tanto mi trabajo.

Llamé a la chica en cuestión tratando de hacerme prevalecer entre tanto ruido y estruendo, pero al final la encontré agudizando la vista. Estaba charlando con una mujer, y parecían muy amigas. Sonreí y le pedí a al cantinera tres copas de vodka - Pero dame una bandeja, las llevaré yo. - le dije y a los segundos ya estaba cargando los brebajes en dirección al par de féminas, llegando hasta ellas en un momento coincidente en que habían parado de hablar. Miré a la desconocida para mí y amplié mi sonrisa a una coqueta y al mismo tiempo cortés - Madame, bienvenida al burdel - dije robotizada aunque con sinceridad al tiempo que extendía la bandeja para que pudieran servirse - Espero que el show haya sido de su agrado.

por **Ingrid Chassier** Dom Abr 08, 2012 1:29 pm

Reika... de las compañeras del burdel, era una de las que más le llamaba la atención, sexy, con un andar que quitaba el hipo, capaz de unas sonrisas que a Ingrid le hacían temblar las piernas y más en cierta parte que en ocasiones dominaba más que la mente. Unos ojos que la hacían dar vueltas en la noche. Sorprendente cuando las presentaron e hicieron migas bien rápido, compartiendo incluso en ocasiones escenario hasta que por fin, esa noche se lo apropiaron en una representación que les había granjeado muchos billetes y francos. Aún con la lencería puesta, el corsé, el liguero y los altos tacones, suspiró cuando la vio irse a donde su hermana, seguro esa noche estarían juntas.

Esa era una de las razones por las cuales Ingrid no se animaba a dar el paso con Reika, de estar junto a ella y disfrutarla. Su hermana siempre le ganaba la mano, cuando llegaba, escuchaba tras la puerta los gemidos de ambas y tenía que regresarse a su habitación frustrada y gruñona para consolarse solita. Hizo unas muequitas, pero se recompuso pronto al ver quién la esperaba... ¿En París? ¿Ella?

La sonrisa se amplió en un cambio completo, fue a con ella y la abrazó para darle un beso en ambas mejillas denotando en primer lugar, su frialdad. Señal segura e inequívoca de que no había comido demasiado. Tras una temporada en los Países Bajos, Ingrid sabía cuándo la vampiresa tenía apetito y cuando no. Y ésta era una de esas noches en que caería pesadamente en la cama tras su encuentro sexual. Porque sí, con las ganas que le habían quedado, se llevaría a Louise a disfrutar de esas manos y besos, de las succiones de sangre que a pesar del agotamiento, la llevaban al éxtasis.

Le miró a los ojos con elocuencia, mordiéndose el labio inferior ansiosa, con ojos brillantes que denotaban su deseo por la vampiresa. Desnudar su cuerpo, disfrutarlo a besos, sentir cómo la hacía gemir y jadear. Obligarla a perder el control porque esos instantes valían oro, era cuando la propia Ingrid caía en la cama indefensa, envuelta en sus caricias y la locura total que la llevaba a perder la razón.

- Te extrañé, mon cherié - susurró contra su oído antes de besarle el cuello - totalmente añorándote todo este tiempo, ¿Cómo me encontraste? - e hizo una mueca - lamento no darte mi dirección, pero... - calló cuando Reika llegó hasta ellas y sonrió - Louise, ya conociste a mi amiga Reika... es maravillosa en todo lo que hace - le sonrió de forma cómplice recordando esas noches apasionadas en las que los vestidos no eran impedimento para que sus cuerpos se unieran de formas tan lánguidas y sensuales, que la habitación emanaba vapor cuando las puertas o ventanas se abrían.

Louise era cuanto más, no sólo su primer amante, si no la única que la había hecho delirar. Cierto es que Santhiago se había quedado en su corazón de forma definitiva, pero nunca olvidaría a Louise ni la desbancaría de ese lugar que le otorgó hace ya mucho tiempo.

Como la de su primer amante...

por **Louise Norghdam** Lun Abr 09, 2012 2:50 pm

¿Cómo había llegado a aquel lugar? Quizás la carne le llamaba. Lo había investigado, sí; no se perdería la oportunidad de hacer todo tipo de averiguaciones que concernieran a aquella bella dama que hubo conquistado alguna vez. París, en su búsqueda incansable de razones que le hicieran quedarse, había encontrado una mejor forma de entrenerse, con ella.

El perfume era inconfundible, nunca olvidaría aquel aroma que, debía admitir, le había hecho enloquecer aquella noche de baile y alcohol. Los buenos modales se habían esfumado, las presentaciones quedaron para después del revoltijo de sábanas. Y, ni siquiera diré que con suerte pues la negativa no será una alternativa, reviviría aquella pasión, el placer, esa misma noche.

La observaba en silencio, oyéndola suspirar a la distancia por sobre todo aquel bullicio perenne. Recordaba entonces las respiraciones agitadas y sus suspiros constantes que acompañaban a gemidos enloquecidos. Sonrió enigmáticamente en cuando se vio descubierta, ¿qué podía hacer? Aquella mujer aún le provocaba muchas cosas, quizás no amor, nunca podría amar, pero el fuego que la consumía con sus caricias y el éxtasis eran indescriptibles.

-- Encontrarte ha sido fácil, mon amour. Quizás el decidirme a venir acá ha sido lo difícil.-- y deslizó con sutileza una de sus gélidas manos por su espalda, sólo para palpar su calidez.

Antes siquiera de que pudiese saludarla apropiadamente, se vieron interrumpidas por una tercera, de igual belleza y carisma. Un rubor en sus mejillas causó la añoranza de una vida que había dejado atrás, hace muchos años, milenios quizás. Y, tras la simple curiosidad, le devolvió la sonrisa.

-- Reika, es un placer conocerte. Y perdona mi atrevimiento por tutearte tan pronto, pero siento que te conozco de hace bastante --le guiñó un ojo Ingrid, ella conocía tan bien sus actividades de caza. Siempre acechando y vigilando a la que podría ser su víctima. Aunque nunca tocó a Reika, le había servido de herramienta para poder ubicar aún más aprisa a Ingrid.

Tomó una copa y bebió de ella mientras paseaba sus ojos pardos por el lugar. Se alejó sólo un paso de ambas mujeres y empezó a danzar tan provocativamente que, de haberla visto alguien tan moralista, hacía un golpe de estado en su país.

-- Me provoca bailar, ¿a ustedes no? --sin esperar una respuesta, atrajo a Ingrid hacia sí. Y, utilizando una de sus habilidades especiales, se dirigió a Reika. -- Únetenos --

por **Reika Roux** Dom Abr 15, 2012 9:51 pm

Negué con la cabeza ante la amiga de Ingrid haciéndole ver que no se preocupara por cómo dirigirse a mí. Muchas me decían señorita, mademoiselle, madame, hasta moncherié como si fuera una dama de altísima alcurnia, pero la verdad sea dicha, no me importa como me digan; lo que realmente importa es que requieran de mí, esa era la única forma de surgir. - El placer es todo mío, las amigas de mis amigas son mis amigas también - dije con toda sinceridad, aunque me extrañó un poco que mencionara que me conocía, porque yo no la recordaba. Quizás me habría visto en algún show...o por la calle...pero bueno, era algo de esperarse de una persona como ella, se veía más especial aún que por su físico.

Le dejé la bandeja a uno de los meseros que se me había acercado para retirar precisamente aquellos implementos y sonreí ladina con esa mirada acechante...¿cómo sería ver esos ojos encima tuyo en la cama? Del sólo pensarlo me mordí el labio para controlar mis impulsos y tuve que hacerlo por más tiempo por la forma en que danzaba al ritmo de la música. ¿Tenía pasado de prostituta? Porque se movía de una manera que me hizo soltar un suspiro que fue fácilmente ahogado por la música, pero notorio por el movimiento de mi boca. Cogió a Ingrid para sí, y antes de que pudiera comentarle un "A mí sí" me sentí extraña. Mi cuerpo se movió sólo y yo sin poder hablar como si me estuvieran sosteniendo los labios. Aquella sensación la había sufrido varias veces, particularmente con los que después se revelaban como sobrenaturales inmortales de agudos colmillos cuando los sentía absorber mi sangre desde mi cuello. No estaba demasiado consciente de lo que pasaba...pero no me resistí (tampoco podía aunque estuviera en contra, de todas formas...) y me acerqué hasta ella colocándome a su izquierda, comenzando a bailar, dejándome llevar por la música y por cómo se movía mi cuerpo de forma automática. No podía detenerme, y la verdad...no quería hacerlo. Era placentero, en cierta medida.

por **Ingrid Chassier** Dom Abr 15, 2012 11:46 pm

Ver a Louise ahí, entre los hombres que llamaban a las cortesanas para estar con ellos, entre hedores de alcohol y cigarro no era algo común. Aunque su mente se aferraba a la idea de que por algo estaba ahí la vampiresa, nada evitó que sonriera feliz al suponer que era lo suficientemente importante para que ella la hubiera buscado y sobre todo, se dignara a ir hasta allá. Ese lugar que no era el adecuado, que podría traerle problemas con aquéllos nobles guardianes del pudor y la decencia. Debía sacarla de ahí.

Y en cambio, aplaudió complacida al ver a la princesa bailar de una forma tan sugestiva que la hizo tragar saliva al recordar la forma en que fue tomada por Louise cuando sólo era una joven virgen e inexperta en las lides amatorias. El que le rodeara la cintura y la acercara a ella sólo logró que Ingrid se mordiera el labio inferior antes de colocarse para restregar un poco sus caderas contra el muslo de la vampiresa. Su frialdad puso sus pezones erectos y firmes, obligándola a responderle sin el menor pudor a aquélla maestra que la hizo gemir alguna vez hasta que se quedó ronca entre sábanas de seda de la recámara de su amante. Sus labios recorrieron la mejilla hasta posarse en la comisura del labio y besarlo con delicadeza antes de bajar entre ósculos provocativos por la yugular, sabiendo cómo la incitaba a imitarla.

Su lengua recorrió la superficie del cuello hasta detenerse en el hombro y darle una mordida pegando su tórax al de Louise, sabiendo lo que desencadenaría. Rió al ver a su lado a Reika complacida, pensando que por fin la tendría aunque fuera como parte de un trío con la vampiresa quien de seguro tenía la suficiente hambre para beberlas a ambas y dejarlas secas y húmedas al mismo tiempo. Rió porque era muy pedestre su pensamiento, pero le encantaba la idea de que Louise la reprendiera o bien, ajusticiara por ello. A veces Ingrid era masoquista y Louise con su sadismo resultaba ser refrescante.

- Te extrañé - susurró al oído de la vampiresa antes de mordisquearle el lóbulo - ansío tanto tenerte desnuda, tomando lo que por derecho te corresponde... ¿A qué esperamos? - rezongó e hizo un mohín de frustración al tiempo que buscaba sus labios y los besaba apasionadamente valiéndole un bledo que todos los demás vieran, que las condenaran o... que se excitaran justamente por ello. Para Ingrid, era imprescindible tener a Louise en el lecho, porque era la única que sabía cómo tocarla, cómo hacerla, no por nada era la que le abrió las puertas a la sexualidad...

Y ahora mismo Ingrid quería atravesar de nuevo el umbral del placer entre sus manos...

por **Louise Norghdam** Mar Abr 17, 2012 11:06 am

Rió divertida al ver la expresión de desconcierto de Roux, aquel matiz. quizás de frustración, al no poder ser dueña de sus propios movimientos si no de la mente perversa y controladora de Louise. Sólo duró un minuto escaso hasta que decidió dejarse llevar y continuar con la danza poco sutil que estaban llevando a cabo; Norghdam la sostuvo de la cintura con su mano libre y se volvió hacia Ingrid.

Las miradas, casi sorprendidas, del resto de clientes y cortesanas traspasaban al trío y la princesa se llegó a preguntar si alguno de ellos la reconocería. Por supuesto que había estado en París antes, quizás siglos atrás... Pero aquel acto libertino tal vez le sirviera para que Dragos saliera en pos a ella. Lo estaba necesitando, y utilizaría todo lo que estuviera a su alcance para lograrlo, quería hacerle rabiar. Y, obviamente, no le importaba utilizar a ambas chicas para cumplir su objetivo; mucho menos si en el camino disfrutaba de ellas.

Fue éxtasis sentir las caricias de Chassier y su cuerpo cálido pegado al suyo, haciéndole saber lo mucho que la había echado de menos. Y, para compensarlo, besó su cuello como si fuese lo único especial en el mundo por lo que viviría. Sentir su lengua acariciando su garganta, le quemaba las entrañas, pero el placer que nacía era mucho mayor que la sed que le provocaba. El deja vú fue magnánimo al tener a su lado a Reika y quizás, inconscientemente, la mano con la que la sostenía fue deslizándose con deliberada lentitud de la cintura hasta el trasero de la chica.

-- No me extrañe más, mi tonta señorita Chassier --murmuró sin despegarse del cuello de la chica, dibujando caminos imaginarios alrededor de su mandíbula-- Puedo quedarme, si os preferís... --

Y antes de una respuesta, se giró y besó, instintivamente, con lujuria evidente a Reika.

por **Reika Roux** Vie Abr 20, 2012 3:06 pm

¡Demonios, qué beso que me dio! Sólo su contacto me hizo estremecerme completa, y apegar más mi trasero a esa mano que parecía conocerme demasiado bien. ¿En verdad era la primera vez que la veía? Estaba empezando a creer que no...y aunque no lo fuera, pues vaya reencuentro estábamos teniendo. Le correspondí con una lujuria oculta, que incluso Laisha había visto pocas veces en mí (gracias a unas copas de más...). Yo no lo notaba con claridad debido al beso, pero poco a poco nos convertíamos en el centro de atención, y eso, o tal vez el hecho de que había apegado mis piernas abiertas al muslo de ella me provocaba más placer aún. Ingrid ya había hecho muy buen trabajo en dejarme caliente, y ahora tocaba simplemente disfrutar de esa boca que me comía y me derretía con una facilidad impresionante, a ratos haciéndome incapaz de corresponderle en condiciones por el aire que parecía haber sido secuestrado de mi lado y que no podía recuperar. No alcancé a dar una bocanada de aire y sentí su lengua en mi boca, su mano acariciar mi trasero con descaro y posesividad y su muslo provocarme unos gemidos que apenas fueron acallados por esos labios salvajes que parecían engancharse a mí, porque no querían dejarme. Yo tampoco quería hacerlo (aunque tampoco podía, seguía sin poder controlar mis movimientos), y en un impulso miré de reojo a Ingrid, cerrando los ojos justo cuando me soltaba los labios para dejar escapar un gemido tan provocativo que no hubiera sido sorpresa que después de éste hubiera una fila de clientes esperando por dejarme inválida en la cama.

No podía dejar de besarla, y ella tampoco me soltaba. Estaba atrapada por sus habilidades a esas alturas ya asumidas por mí y, para ser sincera, no quería que dejara de controlarme. Y pensar que estaba allí Ingrid mirándonos en primera fila...esa noche sin duda el Burdel iba a estallar en llamas.

por **Ingrid Chassier** Sáb Abr 21, 2012 10:48 pm

¿Si lo prefería? ¿Si lo prefería? ¿Acaso jugueteaba? ¿Acaso se mofaba? Dios, claro que quería que se quedara a su lado, que la hiciera como deseara, que perforara su piel lento con esos colmillos que tanto la incitaban como asustaban. Temía que alguna vez no tuviera el control necesario y bebiera de más, que la condenara a una muerte segura por sus labios succionando su líquido vital hasta que no hubiera absolutamente nada. Tragó saliva, pero no por ello cejó en su intento de incitarla al máximo. No estaba en sus planes perder lo que tanto le había costado obtener: la atención total de la Princesa.

El beso entre las damas despertaba el instinto más lujurioso de Ingrid, era excitante, era delirante, intoxicante. Sonrió en tanto acarició con placer la cintura de la princesa y más abajo, los glúteos, las piernas, dándose incluso el placer de recorrer con las uñas el corsé que apresaba los senos más maravillosos que jamás hubiera conocido. Estaba ansiosa, tanto que podía sentir la opresión en la vagina y mucho más, una humedad pecaminosa que la haría sonrojar, pero que ahora sólo la hacía reír contra su oído.

- Podríamos irnos a un lugar privado o bien... ¿Te gustaría que la desnudara en la barra y causara el mejor escándalo de este burdel mientras miras? - propuso porque no quería quedarse atrás, ella también deseaba a Reika, hacerla delirar, gritar, que se perdiera e Ingrid fuera la causante de eso. Su poder sobre Louise era definitivamente inferior y nunca logró ser dominante al cien por ciento, por lo que al menos Reika... sí, al menos ella... que la tuviera entre sus brazos, que sus gemidos y suspiros, como ese que le robó Louise sean los que la propia Ingrid le provocara. Sí, se sentía ansiosa, gruñona, deseaba a Reika de hacía mucho tiempo que ahora que estaba a su alcance, haría todo perfecto para asegurarse también un lugar en su cama.

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