AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Johannes Z. Délvheen
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Johannes Z. Délvheen
Johannes Zephyr Délvheen
Datos Básicos
Nombre Completo:
Johannes Zephyr Délvheen.
Edad Real y Aparente:
Tiene más de siete siglos, aparenta 35 años.
Especie:
Vampiro.
Clase Social:
Clase alta.
Lugar de Origen
París, Francia.
Orientación Sexual:
Heterosexual.
Profesión:
Arqueólogo.
Habilidad/Poder:
- Infringir dolor por medio de la mente: Capacidad que consiste en infringir dolor a una persona, esto solo funciona por medio de la concentración mental y el contacto visual.
- Control mental: Poder para controlar las acciones o el razonamiento de otra persona.
- Manipulación de la memoria: Concede la amnepatia y la recuperación mental, además ver los recuerdos de la gente y si se quiere proyectarlos en imágenes visibles para todos. También se puede aturdir a la gente mediante confusiones mentales dejándolos como "Enfermos mentales". Es muy difícil usar esta capacidad sin contacto ya que se requiere de mucha experiencia.
Datos Descriptivos
Descripción Física:
- Johan:
Descripción Psicológica
Se caracteriza por ser un espíritu libre y aventurero. Adora la sensación de libertad por sobre todas las cosas.
Su infancia fue un constante encierro, lleno de normas, de gritos y de momentos tensos. Por eso en su adultez, disfruta de la vida sin tener ningún tipo de ataduras.
Le encantan las cosas arriesgadas, los deportes, y aquello que le aporte adrenalina.
Su carácter es entusiasta, jovial y su espontaneidad se recibe como una brisa fresca en la empolvada sociedad de la época. No siente miedo ni vergüenza hacia nada, y esto le acarrea mas de algún problema, ya que se le tacha de tener “desfachatez” o incluso de tener poca humildad, por el aire de divinidad que suele irradiar, pero no se trata de nada de eso, sino más bien al contrario, él simplemente es sincero y se muestra tal y como es sin reparo alguno.
En cuanto a su forma de ser, es un hombre sencillo, disfruta de las cosas simples, ya que a menudo viaja solo con su maleta, algunos libros, su instrumental para las excavaciones y poco mas.
A veces se muestra algo inquieto, así que atenúa sus nervios con el tabaco, del cual es adicto.
En el aspecto de las relaciones y de sus seres queridos, es bastante celoso, posesivo, y algo sobreprotector.
Es un estudioso del arte antiguo, le encantan las historias clásicas, los mitos y las antigüedades. Es por ello que escogió la arqueología como profesión.
Siente fascinación por el arte, por los libros, y es un apasionado de la música.
Datos Biograficos
Familia
Sus padres biológicos son Eyra Erikdottir y Jerarld Délvheen.
Fue robado de los brazos de Eyra nada más nacer. A ella se le hizo creer que éste había muerto.
Historia
<>Mínimo 15 líneas
Contaros mi historia…La verdad es que no sabría muy bien por donde comenzar.
No porque no sepa por donde relataros, sino porque todo lo que se de mi vida es una gran mentira…
Yo vivía pensando que el hombre que me crio era mi padre...
Vivía pensando que era normal que te maltratasen cada día de tu vida, vivía pensando que el miedo era algo justo y necesario para sobrevivir. Pensaba que todos los que te rodeaban eran inferiores y que la vida en si misma no era suficiente, pues era eso lo que me habían inculcado.
Mi infancia paso entre viajes, constantes viajes que nos hacían dar vueltas por Europa. Démian –Así se hacía llamar mi susodicho “padre” – No permitía que viviésemos más de cinco meses en ninguna ciudad. Se sentía perseguido y en ocasiones se mostraba ansioso y preocupado por aquello, como si alguien le siguiese los pasos. Así que mis recuerdos almacenan imágenes de glaciares, de verdes campos, e incluso de climas cálidos y tierras áridas… Nunca entendí que ocurria, pero me acostumbre a ser un nómada. Aunque siempre desee saber que era lo que tanto temia.
Si tuviese que describir mi infancia, esta se describiría con solo tres palabras; Gritos, golpes y preguntas. Y es que la relación con Démian era hostil en mayor parte por la inmensa cantidad de preguntas que yo solía hacerle. Millones de cuestiones que yo formulaba, y que siempre quedaban sin responder…Preguntas que sobretodo eludían a mi madre. Deseaba saber de ella. ¿que le ocurrió? ¿Porque no estaba con mi supuesto padre? ¿Era qué no me quería?...Ella no estaba a mi lado y en mi mente infantil solo existía la idea de que yo debía haber hecho algo realmente horrible para que ella no me quisiera ver nunca mas.
Démian no me permitía hacerle preguntas al respecto, aunque yo insistía por lo ansioso y travieso como era. Lo cual hacia que él se desesperase. Su rostro pálido tomaba matices aun más blanquecinos, endureciendo aun mas sus facciones angulosas y marcadas, sus ojos inyectados en sangre escrutaban mi semblante como si quisiera atravesarme…
Sus golpes y su firmeza conmigo parecían no tener límite, salvo cuando miraba mis ojos, aunque yo siempre rehuía su mirar. Sin embargo el parecía sosegarse, como si en mis ojos encontrara algo que el adorase y echase en falta. A veces me parecía que yo le recordaba a alguien. -pero esas solo eran mis teorías- Él se acercaba a mi después de aquello, como si se hubiese arrepentido, me tomaba entre sus brazos y me acariciaba los cabellos casi con delicadeza, mientras mis ojos aterrados derramaban lágrimas silenciosas.
Yo le escuchaba en silencio, intentando visualizar algo agradable. Démian por su lado parecía tranquilizarse y era solo entonces cuando me explicaba alguna historia sobre ella. Historias que siempre cambiaban, pues siempre me contaba algo distinto. Algunas veces mi madre era una heroína, a veces una mártir y a veces una fulana que le engaño con otro y que me abandono con él…Yo sabía que algo así no podía ser cierto. Sus historias no tenían sentido, nada se asentaba ni parecía coherente, y eso aumentaba mi curiosidad y mis preguntas…
Los años pasaron así, entre distintas ciudades, entre diversos siervos y entre paisajes nocturnos. -siempre nocturnos- Mi infancia fue solitaria, mi educación estricta y el trato recibido hostil y lleno de resentimiento. Aunque yo siempre pensé que era así como debía ser, nunca pensé que pudiese haber un trato diferente hacia mi persona, hasta que conocí a los criados.
Una decena de personas se dedicaban a servir a Démian y a atender sus caprichos. Yo les observaba trabajar desde lejos, y siempre me asombraba de la diligencia y el temor que parecían mostrar. Pero me divertía mirándoles, pues mi carácter siempre curioso y espontaneo me hacia querer saber que ocurría, que pasaba allí. Aunque siempre observaba a las mismas personas, pues había un matrimonio entre la servidumbre, y ellos tenían una hija llamada Delia. Su trato hacia ella era amoroso; le abrazaban, hablaban con ella, y le criaban con cariño y respeto, incluso curando sus heridas cuando ella se lastimaba. Yo le envidiaba profundamente, pues no entendía cómo era posible que recibiese un trato así, mientras que yo con suerte lograba librarme de los gritos de mi progenitor. Fuese como fuese, ambos nos hicimos amigos. Hablábamos y jugábamos a escondidas cuando nadie nos observaba, pues nos tenían prohibido relacionarnos. Aunque como niños revoltosos que éramos, hicimos caso omiso.
Delia siempre fue amable conmigo, pues no me temía como los demás, ella fue la única que me trato como a un igual, la única que se preocupo en algún momento por mí, la única que parecía entender mi pesar…Quizás por eso, me enamore profundamente de ella.
Los años transcurrieron y la demencia de mi progenitor parecía ir en aumento, los viajes habían aumentado su ritmo, y la mente de Démian, parecía estar a años luz de los que le rodeábamos. Aunque a mí no me preocupaba ya absolutamente nada, pues yo solo tenía ojos para Delia. Su compañía me hacia olvidar todo lo que me rodeaba, y yo procuraba aprovechar cada momento libre del que disponía para pasarlo junto a ella, para escaparnos a la ciudad, o para visitar algún lugar -siempre de día!- Pues era la única forma de evitar que mi padre sospechase de mi, ya que sus horarios siempre fueron nocturnos, asi como los rituales de sangre que él hacía con frecuencia y que me obligaba a presenciar, sin ocultar nunca su condición sobrenatural.
El tiempo siguió su curso con parsimonia…Reflejando el vacio y el dolor en mis ojos ya adultos. Me sentía cansado a pesar de ser muy joven, y sentía que enfermaba con el pasar de los días. Delia era la única que me animaba, la única que me daba fuerzas para continuar y aguantar a mi padre. Su amor era lo único que me alentaba a seguir.
Hasta que un buen día me comunicó que teníamos que irnos. Yo no entendía que ocurría, fue entonces cuando me conto que estaba embarazada. Sus ojos se llenaron de lágrimas -lagrimas de alegría y de miedo- Pues temía que Démian pudiese hacerles algo. Fue entonces cuando supe que teníamos que marchar. No sabía como lo haría, pero tenía que irme, tenía que desaparecer. Tenía que llevarme a Delia conmigo.
Aquella noche de Diciembre la nieve caía con extrema delicadeza sobre Berlín. Yo me había citado con Delia en un apartado parque a las afueras de la ciudad. Ambos nos encontraríamos allí a las doce de la noche, y marcharíamos para no volver nunca. Pero lamentablemente Démian escucho mi mente, uso sus extrañas habilidades conmigo como siempre solía hacer, y esperándome en el umbral de la puerta me sonrió, me había pillado totalmente…Y algo en su mirar parecía decir que nunca me dejaría escapar.
Lo que ocurrió entonces fue confuso y extraño. Note como mi cabeza chocaba con violencia contra el suelo a la vez que aquella melena negra azabache me impedía ver con claridad. Sus labios fríos bebían con rapidez de mi, causándome el mayor dolor que jamás sentí, incluso superando el que era producido por los latigazos. Mi cabeza daba vueltas, y en mi mente el susurro de su asquerosa voz resonaba con fuerza diciéndome por fin la verdad.
"...Bastardo…Eres un maldito desagradecido! te he criado como a un hijo…Te he dado la dicha de mi compañía…Te he dado mi tiempo…Deberías saber que jamás te dejare marchar, pues eres mío…Tu padre fue mío, y ahora tu también lo serás…Já…ni siquiera tu madre logro salvarte de mi…Eras tan pequeñito cuando te robe de sus brazos…Oh mi adorado niño…Yo te maldigo…yo te condeno a ser un alma maldita…Te condeno a la vida eterna, te condeno a que vivas eternamente con el recuerdo de mis ojos y de lo que hare este noche…"
Me dejo allí, presa del pánico, demasiado debilitado como para moverme. Escuchando su risa en el fondo de mi mente, mientras perdía totalmente la noción del tiempo teniendo solo en mi cabeza el recuerdo de sus ojos verdes.
Fue entonces cuando caí en un abismo de perdición, mi cuerpo sin embargo se torno distinto. Las fuerzas poco a poco volvieron a mi, y yo contemple el mundo con mis nuevos ojos y una gran sed. Pero mi mente solo pensaba en ella.
Me levante ágil, sin saber cuánto tiempo había pasado, y abrí la puerta encontrándome con los lejanos rayos de sol, que tocaron mi piel abrasándola al instante. Me oculte entendiendo al fin mi nueva naturaleza. Me había convertido en el mismo monstruo que mi padre…aunque bueno, ahora sabía que él no era mi verdadero padre.
Me oculte entre las sombras del mismo atardecer, desesperado por llegar al lugar de encuentro con Delia -Sin saber cuanto tiempo había pasado desde que había despertado- , pero cuando llegue no encontré más que manchas de sangre ocultas poco a poco por el rastro de la nieve, manchas que solo podían ser de ella…La ira me cegó en aquel instante.
Le busque con desesperación por la ciudad, siguiendo el rastro de su aroma. Pero no llegue a ninguna parte, parecía que su aroma estaba en todos los rincones, pero no lograba dar con ella. Era como si se hubiese esfumado de la faz de la tierra.
Sin embargo, mi afán por encontrarla no ceso ni un ápice. Me oculte de la luz, bebí de quien se ponía a mi paso, y descanse en las mismas calles frías, sin preocuparme por nada más que por ella…
Pasaron algunos días, algunas semanas, pasaron finalmente algunos meses…Mis pasos me llevaban por la ciudad como si me hubiese convertido en un fantasma, le busqué con desespero. Viéndole en todas partes, pero sin encontrarla. Comencé a sentir que perdía la cabeza. Hasta que finalmente encontré su aroma, sentí que mi corazón -ahora frío- daba un vuelco. Mis pasos me llevaron hasta el cementerio, lugar donde al fin le encontré, ella se mostraba sentada bajo un árbol, su postura parecía tan natural y relajada, que habría jurado que simplemente estaba descansando. Corrí hacia ella, le tome entre mis brazos y contemple atónito como sus ojos azules me miraban ya sin vida. Su cuerpo había sido abandonado allí y parecía que había sido hacia pocas horas. La luz de su mirar había desaparecido, y el rastro de sangre dejaba entrever los orificios de su cuello. Entre sus manos, una nota arrugada con una caligrafía exquisita descansaba entre sus dedos fríos.
“…Estos últimos meses han sido sublimes…Has tenido buen gusto, ella sabia francamente bien. Es una lástima que aquel vástago no llegase a ver el sol, habría sido un buen aperitivo. Te he extrañado. Me habría gustado compartir la cena contigo. Te estaré esperando hijo mío…”
Me alce con ella en brazos y jure al cielo por mi vida, y por la de aquella que me habían quitado, -entre la desesperación que me desbordaba en aquel momento- que acabaría con él. Que le perseguiría hasta el mismísimo infierno, y que acabaría con Démian.
…
Y así fue; le busque, le perseguí, y di con él. Pero ocurrió algo que yo no esperaba. Pues cuando encontré a Démian, su cadáver yacía inerte y su cuerpo se mostraba totalmente herido por los cortes de una espada, su cabeza a varios metros mas alla descansaba en un gesto desencajado. Poco a poco, aquel cuerpo maltrecho comenzó a convertirse en cenizas cuando yo me acerque. Mis ojos contemplaron atónitos como el monstruo de mi infancia se convertía en polvo ante mi, pues alguien ya me había vengado, y la única prueba de ello, eran las dos espadas gemelas que descansaban junto al cadáver.
Las tome entre mis manos y las analice, inspeccionando los grabados de la hoja; Una “J” y una “D” ornamentadas. Las alce delante de mí y supe que tarde o temprano tendría que encontrar a aquel que me había vengado, tenía que encontrarle y agradecérselo…y también saber el porqué.
Aunque entonces me vi solo, solo ante un mundo extraño que desconocía. Me habían arrebatado todo lo que tenia, y ahora no me quedaba nada mas que seguir viviendo.
En aquel momento supe que podría hacer todas las preguntas que deseaba, solo tendría que encontrar a alguien que las respondiese. Pero tenía toda la vida por delante para ello, y la inmortalidad era mi única compañera.
A partir de aquel momento, el mundo se convirtió en mi nuevo hogar, y aquella noche saboree por fin lo que era la libertad.
Los meses transcurrieron con rapidez, Los años se fueron sin demora y los siglos continuaron su curso inevitablemente como si fuesen los granos de arena de un reloj…Hasta ahora.
Creo que es ahora, el momento de descubrir toda la verdad.
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Contaros mi historia…La verdad es que no sabría muy bien por donde comenzar.
No porque no sepa por donde relataros, sino porque todo lo que se de mi vida es una gran mentira…
Yo vivía pensando que el hombre que me crio era mi padre...
Vivía pensando que era normal que te maltratasen cada día de tu vida, vivía pensando que el miedo era algo justo y necesario para sobrevivir. Pensaba que todos los que te rodeaban eran inferiores y que la vida en si misma no era suficiente, pues era eso lo que me habían inculcado.
Mi infancia paso entre viajes, constantes viajes que nos hacían dar vueltas por Europa. Démian –Así se hacía llamar mi susodicho “padre” – No permitía que viviésemos más de cinco meses en ninguna ciudad. Se sentía perseguido y en ocasiones se mostraba ansioso y preocupado por aquello, como si alguien le siguiese los pasos. Así que mis recuerdos almacenan imágenes de glaciares, de verdes campos, e incluso de climas cálidos y tierras áridas… Nunca entendí que ocurria, pero me acostumbre a ser un nómada. Aunque siempre desee saber que era lo que tanto temia.
Si tuviese que describir mi infancia, esta se describiría con solo tres palabras; Gritos, golpes y preguntas. Y es que la relación con Démian era hostil en mayor parte por la inmensa cantidad de preguntas que yo solía hacerle. Millones de cuestiones que yo formulaba, y que siempre quedaban sin responder…Preguntas que sobretodo eludían a mi madre. Deseaba saber de ella. ¿que le ocurrió? ¿Porque no estaba con mi supuesto padre? ¿Era qué no me quería?...Ella no estaba a mi lado y en mi mente infantil solo existía la idea de que yo debía haber hecho algo realmente horrible para que ella no me quisiera ver nunca mas.
Démian no me permitía hacerle preguntas al respecto, aunque yo insistía por lo ansioso y travieso como era. Lo cual hacia que él se desesperase. Su rostro pálido tomaba matices aun más blanquecinos, endureciendo aun mas sus facciones angulosas y marcadas, sus ojos inyectados en sangre escrutaban mi semblante como si quisiera atravesarme…
Sus golpes y su firmeza conmigo parecían no tener límite, salvo cuando miraba mis ojos, aunque yo siempre rehuía su mirar. Sin embargo el parecía sosegarse, como si en mis ojos encontrara algo que el adorase y echase en falta. A veces me parecía que yo le recordaba a alguien. -pero esas solo eran mis teorías- Él se acercaba a mi después de aquello, como si se hubiese arrepentido, me tomaba entre sus brazos y me acariciaba los cabellos casi con delicadeza, mientras mis ojos aterrados derramaban lágrimas silenciosas.
Yo le escuchaba en silencio, intentando visualizar algo agradable. Démian por su lado parecía tranquilizarse y era solo entonces cuando me explicaba alguna historia sobre ella. Historias que siempre cambiaban, pues siempre me contaba algo distinto. Algunas veces mi madre era una heroína, a veces una mártir y a veces una fulana que le engaño con otro y que me abandono con él…Yo sabía que algo así no podía ser cierto. Sus historias no tenían sentido, nada se asentaba ni parecía coherente, y eso aumentaba mi curiosidad y mis preguntas…
Los años pasaron así, entre distintas ciudades, entre diversos siervos y entre paisajes nocturnos. -siempre nocturnos- Mi infancia fue solitaria, mi educación estricta y el trato recibido hostil y lleno de resentimiento. Aunque yo siempre pensé que era así como debía ser, nunca pensé que pudiese haber un trato diferente hacia mi persona, hasta que conocí a los criados.
Una decena de personas se dedicaban a servir a Démian y a atender sus caprichos. Yo les observaba trabajar desde lejos, y siempre me asombraba de la diligencia y el temor que parecían mostrar. Pero me divertía mirándoles, pues mi carácter siempre curioso y espontaneo me hacia querer saber que ocurría, que pasaba allí. Aunque siempre observaba a las mismas personas, pues había un matrimonio entre la servidumbre, y ellos tenían una hija llamada Delia. Su trato hacia ella era amoroso; le abrazaban, hablaban con ella, y le criaban con cariño y respeto, incluso curando sus heridas cuando ella se lastimaba. Yo le envidiaba profundamente, pues no entendía cómo era posible que recibiese un trato así, mientras que yo con suerte lograba librarme de los gritos de mi progenitor. Fuese como fuese, ambos nos hicimos amigos. Hablábamos y jugábamos a escondidas cuando nadie nos observaba, pues nos tenían prohibido relacionarnos. Aunque como niños revoltosos que éramos, hicimos caso omiso.
Delia siempre fue amable conmigo, pues no me temía como los demás, ella fue la única que me trato como a un igual, la única que se preocupo en algún momento por mí, la única que parecía entender mi pesar…Quizás por eso, me enamore profundamente de ella.
Los años transcurrieron y la demencia de mi progenitor parecía ir en aumento, los viajes habían aumentado su ritmo, y la mente de Démian, parecía estar a años luz de los que le rodeábamos. Aunque a mí no me preocupaba ya absolutamente nada, pues yo solo tenía ojos para Delia. Su compañía me hacia olvidar todo lo que me rodeaba, y yo procuraba aprovechar cada momento libre del que disponía para pasarlo junto a ella, para escaparnos a la ciudad, o para visitar algún lugar -siempre de día!- Pues era la única forma de evitar que mi padre sospechase de mi, ya que sus horarios siempre fueron nocturnos, asi como los rituales de sangre que él hacía con frecuencia y que me obligaba a presenciar, sin ocultar nunca su condición sobrenatural.
El tiempo siguió su curso con parsimonia…Reflejando el vacio y el dolor en mis ojos ya adultos. Me sentía cansado a pesar de ser muy joven, y sentía que enfermaba con el pasar de los días. Delia era la única que me animaba, la única que me daba fuerzas para continuar y aguantar a mi padre. Su amor era lo único que me alentaba a seguir.
Hasta que un buen día me comunicó que teníamos que irnos. Yo no entendía que ocurría, fue entonces cuando me conto que estaba embarazada. Sus ojos se llenaron de lágrimas -lagrimas de alegría y de miedo- Pues temía que Démian pudiese hacerles algo. Fue entonces cuando supe que teníamos que marchar. No sabía como lo haría, pero tenía que irme, tenía que desaparecer. Tenía que llevarme a Delia conmigo.
Aquella noche de Diciembre la nieve caía con extrema delicadeza sobre Berlín. Yo me había citado con Delia en un apartado parque a las afueras de la ciudad. Ambos nos encontraríamos allí a las doce de la noche, y marcharíamos para no volver nunca. Pero lamentablemente Démian escucho mi mente, uso sus extrañas habilidades conmigo como siempre solía hacer, y esperándome en el umbral de la puerta me sonrió, me había pillado totalmente…Y algo en su mirar parecía decir que nunca me dejaría escapar.
Lo que ocurrió entonces fue confuso y extraño. Note como mi cabeza chocaba con violencia contra el suelo a la vez que aquella melena negra azabache me impedía ver con claridad. Sus labios fríos bebían con rapidez de mi, causándome el mayor dolor que jamás sentí, incluso superando el que era producido por los latigazos. Mi cabeza daba vueltas, y en mi mente el susurro de su asquerosa voz resonaba con fuerza diciéndome por fin la verdad.
"...Bastardo…Eres un maldito desagradecido! te he criado como a un hijo…Te he dado la dicha de mi compañía…Te he dado mi tiempo…Deberías saber que jamás te dejare marchar, pues eres mío…Tu padre fue mío, y ahora tu también lo serás…Já…ni siquiera tu madre logro salvarte de mi…Eras tan pequeñito cuando te robe de sus brazos…Oh mi adorado niño…Yo te maldigo…yo te condeno a ser un alma maldita…Te condeno a la vida eterna, te condeno a que vivas eternamente con el recuerdo de mis ojos y de lo que hare este noche…"
Me dejo allí, presa del pánico, demasiado debilitado como para moverme. Escuchando su risa en el fondo de mi mente, mientras perdía totalmente la noción del tiempo teniendo solo en mi cabeza el recuerdo de sus ojos verdes.
Fue entonces cuando caí en un abismo de perdición, mi cuerpo sin embargo se torno distinto. Las fuerzas poco a poco volvieron a mi, y yo contemple el mundo con mis nuevos ojos y una gran sed. Pero mi mente solo pensaba en ella.
Me levante ágil, sin saber cuánto tiempo había pasado, y abrí la puerta encontrándome con los lejanos rayos de sol, que tocaron mi piel abrasándola al instante. Me oculte entendiendo al fin mi nueva naturaleza. Me había convertido en el mismo monstruo que mi padre…aunque bueno, ahora sabía que él no era mi verdadero padre.
Me oculte entre las sombras del mismo atardecer, desesperado por llegar al lugar de encuentro con Delia -Sin saber cuanto tiempo había pasado desde que había despertado- , pero cuando llegue no encontré más que manchas de sangre ocultas poco a poco por el rastro de la nieve, manchas que solo podían ser de ella…La ira me cegó en aquel instante.
Le busque con desesperación por la ciudad, siguiendo el rastro de su aroma. Pero no llegue a ninguna parte, parecía que su aroma estaba en todos los rincones, pero no lograba dar con ella. Era como si se hubiese esfumado de la faz de la tierra.
Sin embargo, mi afán por encontrarla no ceso ni un ápice. Me oculte de la luz, bebí de quien se ponía a mi paso, y descanse en las mismas calles frías, sin preocuparme por nada más que por ella…
Pasaron algunos días, algunas semanas, pasaron finalmente algunos meses…Mis pasos me llevaban por la ciudad como si me hubiese convertido en un fantasma, le busqué con desespero. Viéndole en todas partes, pero sin encontrarla. Comencé a sentir que perdía la cabeza. Hasta que finalmente encontré su aroma, sentí que mi corazón -ahora frío- daba un vuelco. Mis pasos me llevaron hasta el cementerio, lugar donde al fin le encontré, ella se mostraba sentada bajo un árbol, su postura parecía tan natural y relajada, que habría jurado que simplemente estaba descansando. Corrí hacia ella, le tome entre mis brazos y contemple atónito como sus ojos azules me miraban ya sin vida. Su cuerpo había sido abandonado allí y parecía que había sido hacia pocas horas. La luz de su mirar había desaparecido, y el rastro de sangre dejaba entrever los orificios de su cuello. Entre sus manos, una nota arrugada con una caligrafía exquisita descansaba entre sus dedos fríos.
“…Estos últimos meses han sido sublimes…Has tenido buen gusto, ella sabia francamente bien. Es una lástima que aquel vástago no llegase a ver el sol, habría sido un buen aperitivo. Te he extrañado. Me habría gustado compartir la cena contigo. Te estaré esperando hijo mío…”
Me alce con ella en brazos y jure al cielo por mi vida, y por la de aquella que me habían quitado, -entre la desesperación que me desbordaba en aquel momento- que acabaría con él. Que le perseguiría hasta el mismísimo infierno, y que acabaría con Démian.
…
Y así fue; le busque, le perseguí, y di con él. Pero ocurrió algo que yo no esperaba. Pues cuando encontré a Démian, su cadáver yacía inerte y su cuerpo se mostraba totalmente herido por los cortes de una espada, su cabeza a varios metros mas alla descansaba en un gesto desencajado. Poco a poco, aquel cuerpo maltrecho comenzó a convertirse en cenizas cuando yo me acerque. Mis ojos contemplaron atónitos como el monstruo de mi infancia se convertía en polvo ante mi, pues alguien ya me había vengado, y la única prueba de ello, eran las dos espadas gemelas que descansaban junto al cadáver.
Las tome entre mis manos y las analice, inspeccionando los grabados de la hoja; Una “J” y una “D” ornamentadas. Las alce delante de mí y supe que tarde o temprano tendría que encontrar a aquel que me había vengado, tenía que encontrarle y agradecérselo…y también saber el porqué.
Aunque entonces me vi solo, solo ante un mundo extraño que desconocía. Me habían arrebatado todo lo que tenia, y ahora no me quedaba nada mas que seguir viviendo.
En aquel momento supe que podría hacer todas las preguntas que deseaba, solo tendría que encontrar a alguien que las respondiese. Pero tenía toda la vida por delante para ello, y la inmortalidad era mi única compañera.
A partir de aquel momento, el mundo se convirtió en mi nuevo hogar, y aquella noche saboree por fin lo que era la libertad.
Los meses transcurrieron con rapidez, Los años se fueron sin demora y los siglos continuaron su curso inevitablemente como si fuesen los granos de arena de un reloj…Hasta ahora.
Creo que es ahora, el momento de descubrir toda la verdad.
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Otros Datos
-Le encanta la música y los instrumentos musicales. Aunque nunca dejaron que tocase ningúno. Démian simplemente lo odiaba.
-Tiene como objetivo descubrir todo lo que ocurrió. Saber la identidad de sus padres y la historia de su creador.
-Posee dos espadas gemelas y las guarda como un tesoro. Sabe que esconden mucho detrás y que son la mayor pista que posee.
- Espadas Gemelas:
Johannes Z. Délvheen- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 30/03/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
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