Olor a tabaco y flor (Santhiago Morel)

por **Annabelle A. Gustav** Mar Abr 24, 2012 10:56 am

era una mañana corriente y gris, por lo general me quedaría en casa viendo como el sol se cuela por los cristales empañados de mis ventanas, era otro día solitario para enfrentar el susurro de los residentes, tome mi pañuelo y mi libro favorito, mientras me dirigía a la puerta me puse mi sombrero y mi sombrilla di una vuelta para ver toda la casa completamente vacía:

- hasta luego, volveré mas tarde.

fueron las palabras de tristeza y soledad al saber que nadie me respondería, pero aun así lo hacia para poder recordar a mi familia, cerré la puerta y a paso lente y mirada baja marcaba mis pasos hacia un lugar tranquilo en donde poder relajarme, distraerme , poder dejar mi mente en blanco y sentir solo el aroma de las flores o el roció en la hierba, mientras caminaba escuchaba los murmullos "hay va la muñeca asesina" , "ella asesino a toda su familia por el dinero" "muchos dicen que tiene pacto con el diablo" "es inmortal" "asesina" "bebe sangre cada noche" "sacrifica conejos" y así continuaba una y otra vez no podía ser mas que ignorarlos ya mi cerebro estaba acostumbrado, por suerte la casa quedaba a una hora o menos dependiendo a que velocidad caminaba del centro de París.

algo cansada se detuvo al llegar a la plaza Tertre donde alejándome mas de las bancas y a gente me senté a pie de un árbol colocando mi sombrilla junto a mi sobrero en las raíces del árbol, me senté cómodamente abriendo mi libro, era sobre misterios y un detective buscando el asesino, típico ya había leído varias novelas así, sin darme cuenta me concentraba en cada linea ignorando una mariposa apoyada en mi cabello.

por **Santhiago Morel** Jue Mayo 17, 2012 10:37 pm

El trasfondo de lo oscuro
Se mezcla con lo ínfimo
El placer de la sangre
Se queda en las venas de quien la beba

La noche parecía perfecta, una noche de aquellas que a los milenios no se tenía, no había negocios que tratar, el clan estaba en buen manejo, no había queja de ningún tipo, así que todo iba perfecto, la familia también, sus hermanas no estaban así que tenía la casa para él solo, pero ¿por qué disfrutar de la soledad cuando puede causarla a alguien?...tomó su bastón con su capa, listo para salir aquella noche, pero ¿a dónde?, la respuesta la tuvo cuando en el coche se halló…

El centro de parís siempre era el más concurrido y las presas siempre eran la opción para los nocturnos, así que, sí, aquel era el mejor lugar, caminó desde el la joyería hasta la plaza Tertre, aquella plaza estaba más vacía que las veces anteriores, así que esta vez dejaría la cacería por el simple y complejo descanso imposible de tener en un vampiro como él.

Sus pies lo llevaron a estar cerca de un árbol, un roble para ser más específico…una sonrisa se dibuja en sus labios al tratar de recordar la última vez que estuvo sentado bajo la calidez de un macizo algo que le produjo una extraña nostalgia de su niñez perdida, ese recuerdo y los demás recuerdos sangrientos vino a su memoria, las mujeres que trabajaban para su nueva familia juntos a los hijos de aquellas mujeres.

-Vida sin sentido, vida sin vida, que más se puede esperar de quien destroza la vida de los demás-

Una sonrisa más siniestra, sus brazos se cruzan quedando entre las sombras de la sombra, era la primera noche que la paz le llamaba a filosofar sobre toda y cada una de sus acciones durante todos sus años y eso ya era bastante, los recuerdos de lo que la gente le llamaba antes de asestar el golpe final “El monstruo” “El demonio” “El Espectro del mal” “El colector de almas”…cada uno de esos provocaba una risa más amplia en sus labios muertos y frívolos.

-Si monstruo he de ser, estratega debo parecer- rió más mientras escuchó el acercarse de una dama, se quedó en silencio con sus ojos cerrados esperando a embriagarse con el aroma de la joven dulce y amable que llegaba…se levanta acercándose, mal hora que no tenga las habilidades de su hermana pero suerte que tiene las suyas.

-Bonne nuit mademoiselle, discúlpeme si soy muy atrevido en acercarme- hizo una reverencia al porte militar al que estaba acostumbrado -Me puedo sentar a su lado o es demasiado atrevimiento- tomo la mano de la joven dejando un beso sobre su guante ¡qué suerte que traía guantes! -Mucho gusto me llamo Monsieur Morel, Santhiago Morel.- sonríe mirando a la joven con ojos dulces y amables; pobre corderito que se ha encontrado a un lobo disfrazado de oveja.

Olor a tabaco y flor (Santhiago Morel)

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