Jade Brethauer

Habilidad para comunicarse mentalmente con otros, rompiendo las barreras de la distancia. Leer las mentes de los demás.

Esta habilidad hace que cualquier persona se sienta atraída ya sea físicamente o de cualquier otra manera a la persona poseedora del poder. Como por ejemplo intentar hacer que en todo momento esa persona esté contenta como si de un hijo o algún pariente muy estimado se tratara.

Habilidad para curar rápidamente de cualquier lesión. El tiempo de recuperación varía según el personaje.

Jade es una persona muy tranquila, respetuosa y tímida, siempre ha creído que con el respeto se llega muy lejos, a veces llega a ser muy amigable con las personas que le demuestran afecto o confianza. Pero pocas veces se le ve con alguien o sonriendo por ser aceptada.
Contiene una gran cantidad de empatia, es capaz de ponerse en el lugar de otro, pero a distancia, no seria capaz de acercarse a alguien por miedo de causarle daño.
Es muy inteligente, pero no se atreve a hablar mucho; ya que siente que no puede hacer mucho por otras personas.
Puede ser muy fuerte y también poder controlar al resto, pero al ser novata y no saber como controlar sus habilidades, se retrae mucho mas y no es capaz de superarse ella misma.
La mayoría del tiempo se escuda en tocar el piano o el violín, cree certeramente que con la música ella se puede comunicar mucho mejor, que con las palabras, que son mas difíciles para ella.
Es fría casi siempre, pero no es porque ella quiera, si no porque su condición le hace ser así, aunque trata de no parecer alguien fría.

Jade nació en Sevilla, España; en la cuna de una familia de clase media, donde su padre era servidor del rey y su madre modista de la reina. Tenía una familia de esfuerzo y muy feliz, además era la única hija de sus padres, por esto era muy consentida, pero siempre manteniendo el respeto de hija a padres.
Era muy aplicada en la pequeña escuela de Sevilla, siempre la felicitaban por ser muy destacada y muy inteligente; además era la mas bella de la escuela. La mayoría de las mujeres de la escuela le tenían envidia por sus dotes, pero a Jade no le importaba mucho lo que digieran de ella o lo que le hicieran, ella siempre mantenía la compostura y la elegancia.
Un día de celebración para los reyes, se presento en Sevilla un Conde, que llevaba noticias de lo que pasaba en España y Jade estaba con su madre comprando verduras para la cena, es por eso que no sabia nada de lo que se hablaba en el pueblo. Pasaron una horas desde que salio a comprar y ve una cantidad de mujeres correr hasta un carruaje negro, con caballos muy refinados y un jinete con traje muy elegante, Jade quedo impregnada en tanta elegancia; pero su madre la despertó de aquel transe – Jade concéntrate, nos tenemos que ir – Ella miro a su madre y con una bella risa, asintió a las palabras de la mayor, hasta que vio salir del carruaje al hombre mas bello que había visto en su vida, era alto, blanco como al nieve, unos ojos tan celestes como el cielo y un cabello negro como azabache. Todas las mujeres quedaron totalmente hipnotizadas con ese hombre, hasta la madre de Jade estaba en un transe, era como si ese hombre tuviera un hechizo sobre todas las féminas y las dejara a toda su merced. Jade y su madre lo siguieron con la mirada, pero este no se fijo en ninguna mujer y solo entro a su casa con rapidez; en ese momento ella despertó de ese “sueño” –Madre vayamos a casa, mi padre debe estar esperando nuestra llegada- Su madre asintió y se fueron directo a la casa.
Habían pasado unos días desde que vieron a tal hombre, pero Jade no lo olvidaba, el estaba incrustado en su retina, el causo que su corazón latiera por primera vez en su vida por un hombre. Pero no podía hacer nada, ella pensaba que el ya se había devuelto a Madrid y también creía que el ya debería tener esposas e hijos, es por eso que siguió su vida tal cual estaba, pensando que ese hombre solo fue un pequeño fragmento en su vida.
Pasaron 5 meses y ella ya había cumplido la mayoría de edad, ya era tiempo de que se casara y tuviera familia, aunque no quisiera separarse de su familia, lo tenía que hacer. Es por aquello que su padre le presentaba a su hija distintos candidatos para desposarla, pero Jade no quería a ninguno de esos hombres, ella quería al Conde, pasaron muchos meses pero ella no podía sacarse a ese hombre del corazón.
Unas semanas después, ella supo la llegada de su Conde a Sevilla, su corazón no podía estar mas alegre y por eso lo fue a buscar, no para hablarle, si no para verle, con solo eso se conformaba. Al ir en su búsqueda, corría por todos lados, hasta que sintió que choco con alguien –Perdóneme usted señor, yo no quería cho…- Quedo en completo silencio al ver que la persona con la cual había chocado, era su Conde –No pida disculpas, bella dama, también ha sido mi culpa – El le hablaba con una voz tan melodiosa, tan embriagante, para sus oído, que se había perdido completamente en su voz, que no se dio cuenta que el le extendía la diestra, para poder levantarse – Señorita, por favor; acepte mi mano para poder levantarse – Dijo el y ella recién se había percatado de que el contrario estaba haciendo acto de amabilidad –Reitero mis disculpas – Con mucha timidez le tomo la mano y el la ayudo a levantarse –No se preocupe… ¿Su nombre es? – El Conde le pregunto con tanto carisma que ella se le olvido hasta el nombre – Creo que Jade – Dijo ella muy torpe, pero gracias a eso escucho la risa mas bella de mundo – Yo soy Rodrigo, Conde Rodrigo – Ella no podía creer que su Conde, le digiera su nombre y además aun estuvieran tomados de la mano; mano que era muy helada para ser verdad –No cree que estar corriendo a estas horas de la noche, es peligroso para tan bella mujer, con ojos de agua – Ella asintió algo avergonzada y el seguía con una sonrisa realmente hermosa – La llavera a su casa – Dijo el y Jade se dejo llevar por el, a su humilde hogar. Solo pasaron unos minutos y ya habían llegado – Gracias por traerme a mi casa – Dijo ella con vergüenza –Tranquila, no fue nada, me gusto conocerle, señorita Jade; espero que nos podamos volver a ver – Dicho eso, el se retiro y ella entro en su casa.
Pasaron, días, semanas y meses; en las cuales ellos se veían constantemente, pero solo de noche, nunca de día. A Jade no le importaba mucho aquellos detalles, solo quería estar con el y lo había logrado, cada vez se enamoraba mucho mas de su Conde y el de ella, también. Por Sevilla se corría el rumor de que el Conde se quedo en este lugar por una mujer y era verdad, pero nadie sabía que era Jade.
Llego un día donde el Conde, le pidió matrimonio a Jade y ella con todo el corazón acepto tal petición. Aquel evento fue el más grande de Sevilla, las estrellas fueron testigo de ese gran matrimonio, donde toda la ciudad estaba invitada. En esa misma noche de matrimonio el, le contó una verdad muy grande, después de haber consumado su matrimonio; el se sentó en la cama y la abrazo fuerte – Mis ojos de agua, tengo que contarte algo – Ella lo miro con intriga y también lo abrazo –Dime, mi vida, ¿Qué pasa? – El suspiro fuerte y se escucho un suave sonido que retumbo sus oídos – Soy un vampiro – Jade quedo sin habla y el bajaba la mirada – Lo siento mi vida, yo no te quería contar antes, pero no me atrevía – Jade lo miro y tomo su rostro, entre sus manos –Te amo, no importa que seas – Lo beso tan dulce, tan enamorada; que hasta el se olvido de lo que era.
Pasaron 2 años (ya tenia 20 años) de mucho amor, de mucho cuidado, por la condición de su marido, aunque se podía controlar muy bien, sabia que tenia que cuidarle muy bien para que no se descontrolara… En esos tiempo estaban de moda, muchas enfermedades peligrosas y Jade se contagio de Tifus, el Conde estaba muy desesperado por ver a su esposa morir y le hizo una pregunta clave a ella –Si te hago como yo, ¿Me odiaras? – Jade no podía responder por el estado de gravedad y solo levanto su siniestra, la paso por el rostro de su amado y negó levemente; con solo eso, el se dispuso a transformarla, mordiéndola y dándole de su sangre. Ella vivió una transformación muy dolorosa, que duro muchas horas, fue un dolor eterno; como si se quemara en el infierno. Todo paso al día siguiente, ella, ya no era un ser completamente viviente, pero si estaba viva y podía seguir al lado de su hombre, que la ayudo en todo momento, con esa sed inaguantable que contenía la mayor parte del tiempo.
Pero así pasaron muchos años (100 años), donde el amor de ellos aun reinaba y la vida eterna era su mejor premio, Jade no sabia ocupar sus poderes después de tanto tiempo, pues el no la dejaba, el creía que estando siempre a su lado, no necesitaría de esos poderes.
Un día de luna llena, Jade y Rodrigo estaban jugando en el bosque, como un par de adolescentes aunque el tuviera ya mas de 1000 años y ella recién tuviera 100 años nada mas. Jugaban sin descanso y el le gritaba de un lado bien lejano -¿Vamos a vivirnos a Francia, Paris? – Ella reía tierna – Contigo voy hasta la luna, amor mió – El de un simple movimiento llego a su lado y la atrapo entre sus brazos -Eso es un ¿si? – Jade se giro lentamente y lo beso – Si mi vida, si quiero – El sonrió y de un momento a otro, la sonrisa de su amado se desvaneció y tomo fuertemente la mano de ella, empezando a correr muy rápido, Jade no entendía nada –Amor ¿Qué pasa? – El solo corría –Amor corre, nada mas, solo corre – dijo el muy angustiado y asustado. Pero de un momento a otro se cruzo un animal gigante, era como un lobo gigante, su marido miro a la menor con miedo y la soltó –Corre Jade, corre – El conde se lanzo encima del animal y empezaron a pelear; pero ella no se iba –Amor, suéltalo, vamos amor corre conmigo por favor – Ella lloraba, con desesperación y al no saber como ocupar sus poderes, no servia de mucho – Amor, te prometo que estaré bien, pero corre – Ella creyó en sus palabras y huyo del bosque, llegando rápidamente al castillo, en donde Vivian. Estaba muy asustada y no podía aguantar tanta angustia, quería saber pronto de su esposo; pero pasaban las horas y el no llegaba, hasta que se hizo de día, Jade se tenia que esconder bien de la luz del sol, en su habitación, pero mando a los campesinos a buscar a su marido, ya que ella no podía salir. Pasaron 3 horas y llegaron los campesinos, con la ropa desgarrada y con sangre de su conde. Jade quedo completamente destrozada y sin habla prácticamente.
Así pasaron 30 años mas y Jade había cambiado por completo, ya no era la misma niña carismática de antes, si no que era tímida y callada, nunca se volvió a enamorar; además no quería hacerlo, por creer que le podía hacer daño a alguien, por su estado. También se fue a vivir a Francia, Paris como quería Rodrigo y se mantuvo en este nuevo lugar; para poder crear otra vida nueva.