Je ne parle bien Français [Libre]

por **Alessia H. Jane** Vie Mayo 04, 2012 7:22 pm

*París. Ciudad demasiado hermosa en comparación con sus gentes, tan estiradas y ensimismadas en sus excéntricas banalidades. Un día acabarían por destruirse a sí mismos, sin necesidad de criaturas como yo.*
*Suspiré, soltando bocanadas de aire que se condensaban con el frío aire de la noche, creando una fina nube de vapor en torno a mis labios. París era demasiado refinado para mi gusto, demasiado estricto. Nada comparado con las afueras de Londres, donde me había criado. Sin embargo, aquel lugar no era un sitio al que pudiese regresar, así que, a parte de Londres... ¿Cuál es la ciudad de la diversión?*
París, por supuesto. Y de momento, tampoco iba tan mal, me había arrastrado por varios barrios de mala muerte, con un traje demasiado elegante en comparación con el ambiente ¿Qué iba a hacer? Con el paso de los años le había cogido gusto a llevar vestidos elegantes y joyas caras, si podía permitírmelas.*

*Me senté en la acera de una calle bastante ancha y poco iluminada. Veía pasar coches de caballos de vez en cuando, pero me limitaba a mirarlos con poco interés. Me aburría. Y lo peor de todo, no tenía sed (ya que mis ratos ociosos me los solía pasar cazando en su mayor parte) así que no podía hacer más que buscar un lugar donde asentarme y un empleo mínimamente digno, claro que, a aquellas horas, sólo podía esperar a unas horas antes del amanecer para comenzar a vagabundear por lares algo más elegantes. Mientras tanto. Seguiría aburriéndome.*

*Descalcé mis pies cansados y los estiré por completo sobre los adoquines de la calle. Levanté la cabeza hacia el cielo y sonreí irónicamente*

-Que alguien me mate o algo...

*Meneé la cabeza, divertida*

por **Nigma Riddler** Vie Mayo 04, 2012 9:32 pm

La bellisima ciudad de París, mi restaurante prefirido... tenía los mejores manjares a escoger, las mejores barajas para jugar una mano sin victoria, millones de juguetes con los cuales jugar, coloridos y diversos los había desde los más lujos hasta los más descuidados y rotos.
-¡que ciudad tan maravillosa!- gritaba entre las sombras que proporcionaban las calles de París y caminando después entre el vulgo besaba a una que otra dama en la mejilla a carcajadas abiertas -¿A caso no estoy loco querida?- les preguntaba tras su expresión de furia y extrañesa.
Allí iba entre los caminos empedrados, escuchando la dulce música del bullicio nocturno, de los pecados ocultos tras cada burdel, mofandome de la gente rica y estirada por la que mataba sin misericordia, hermosos vestidos llevaban en sus cuerpos regordetes o tan delgados como una varita de árbol, exentricidades en los sombreros sobre las cabezas de las más aancianas que iban a los teatros para ver si de casualidad encontraban un amorío de senectud.
Los caballos partían con los carruajes hacía el palacio, muy lejos de donde ahora me encontraba, esos caballos blancos como el de Napoleón veían el doble de oscuro que yo... con esas extrañas cosas a lado de los ojos -¡Insisto París es la más hermosa obra de arte que jamás halla podido experimentar desde el pueblo de Londres.- suspiré -¿Que le pasó?- me cuestione -¡Oh si! lo quemé...- dije mofandome y encogiendome de hombros -¿Como pude olvidar un acontecimiento tan festivo y lleno de chispas?- reí a carcajadas y me alejé del lugar a prisa.
Debía dejar de jugar y poner atención a mi desqusiado pasatiempo, matar, jugar y disfrutar de todos estos bellos e insignificantes humanos.... ¡vaya acera que escogí! poca gente, pocos carrujes, ningún café, ningún teatro, voltaba de un lado hacia otro pero ni un alma que dijera matame de nuevo.
De pronto se acerco un grupo de jovenes, de clase media, me acomode el traje y desacomode, es decir cepille mi cabello alborotado y camine con paso seguro, con sonrisa malevola, con mirada penetrante, pase entre ellos pero para mi desgracia ninguno fue de mi agrado -Muy delgado, ¡ese ni siquiera se ve al espejo!, tiene el cabello sin peinar, muy pecoso yo no quiero una victima con pimienta encima- decía mientras los dejaba marchar, no encontré más que defectos en cada uno, decidi dar media vuelta y continuar mi camino en busca de un paraiso como el centro de París, al levantar la vista vi a una joven, 19 años no le calculaba más y además... ¡Tampoco la podía asesinar!, esta señorita llevaba la mortalidad a cuestas igual que yo, curiosa me resulto, descalza, sentada en una acera, hablando y riendo sola, vi a su alrededor y al mio no había nadie, me acerque, ¿porque?, ni yo mismo lo sabía, bueno.. ya es mi defecto ni yo mismo me entiendo.
Mi escabullí entre las sombras -Y dicen que el demente soy yo- decia amablemente desde la oscuridad -Yo podría estar descalzo, hablar y reir solo y me señalarían como un loco, tu haces lo mismo y no te dicen nada ¿Porque a tí no?- finalmente decidi a salir hacia la luz lunar -Cumpliría tu deseo, ese donde pediste ser asesinada, pero a los vampiros nos falta el sabor que la sangre humana ofrece no te ofendas- me coloque atrás de ella, la contemple leves momentos -¿Porque tan aburrida?, es ilogico tener esa expresión en una ciudad tan divertida como esta- ¿Ilogico?, mira nada más quien lo decía, el vampiro menos logico que existía -¿Que te trae por estos parajes, tan elegantemente vestida en una luna menguante como esta?- finalmente me puse frente de ella, incandome y acercandome ligeramente a su rostro curioso -¡Buuu!- y me sente a un lado de ella -Nigma Riddler- hice una reverencia marcada con una sonrisa de par en par -Ese es mi nombre, originario de Londres, nacido en una pequeña proviencia que en estos días ya no existe en el mapa- regrese a mi erguida postura y le miré -¿No sabes por que ya no existe en el mapa?- le pregunte con el dedo en la barbilla -¡Ah si ya recuerdo!- negue divertido -Lo siento es que normalmente se me olvida, bueno pero dejemos mis problemas de memoria atrás- suspire -¿Como te llamas?, ¿Estas perdida?, puedo guiarte he vivido en París largos días y divertidas noches- loco si estaba, pero cuerdo cuando alguién nuevo se cruzaba en el camino.

por **Alessia H. Jane** Vie Mayo 04, 2012 10:12 pm

Con menudo caballero me había encontrado. Enérgico, ruidoso y enrevesadamente incomprensible. Y qué rápido hablaba. Y qué rápido se movía... ¿Acaso no estaba tras mío hace apenas unos segundos?.
Ante aquel revoltijo de palabras a las que sinceramente costaban poner un orden, encogí las piernas y dejé de juguetear con los zapatos, lanzándolos con suavidad hacia un lado.

Aquel hombre estaba loco. Loco de inmortalidad. Le miré curiosa al principio, preguntándome seriamente cómo un vampiro como él, con esos ojos tan inexpugnables, podía sobrevivir al día a día en París, sin aburrirse ni un ápice.
"Quizás París tiene más cosas que enseñarme. O quizás sea cierto y esté loco"

En realidad no me molestaban los locos, yo misma había vivido casi cuatro años siendo la esposa de uno. Cerré los ojos un instante, bloqueando aquellos pensamientos, que ¿A qué venian ahora?... ¡Ah! claro, será que acaba de mencionar que es Inglés.

-Dicen que la locura es proporcional a la belleza femenina. -Comenté ladeando la cabeza, esbozando una especie de sonrisa entre desconcertada y divertida- Pero dicen muchas cosas por ahí, ¿No es cierto? Como que París es hermosa y los Parisinos perfectos. París sí que se me antoja hermosa, pero en cuanto a los Parisinos... Discrepo. Usted, en cambio, irradia... ¡Oh, Inglés! Encantador...

De repente había perdido el hilo de mis palabras y no tenía muy claro a lo que responder primero. De todas formas ¿Qué más daba? Hacía más de treinta años que no estoy obligada a tratar adecuadamente a nadie.

-Ciertamente, extraño Inglaterra. -Ladeé la cabeza, concentrándome- Alessia Jane. De Sussex. Un lugar que, por el contrario, no es difícil de encontrar en un mapa.

Sussex. Curioso lugar, allí había vivido los primeros quince años de mi vida, y nunca más lo había pisado.

-¿Realmente parezco una damisela en apuros, Monsieur? -Puse un falso y ridículo acento francés en la última palabra, casi a modo de burla, pero sin dejar de sonreir con amargura. Pido la muerte y me mandan a un loco. Dios no existe, y si existe, indudablemente es Francés.

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