La fortuna del bastardo {Wyatt Von Fanel}

Metódica. El hombre que no entienda de protocolos o ande por la vida sin medición alguna simplemente no es un hombre y no puede considerársele de tal forma, es por ello que Thalestris sigue al pie de la letra los más caóticos y estrictos procedimientos para determinada tarea. Las excentricidades que tiene la suelen convertir en el sinónimo de la perfección, no actúa de forma imprudente y cualquier movimiento que ejecute ha sido sometido a un juicio a profundidad en su cabeza. Realizar el análisis de los objetos, las situaciones, los eventos o el juego en general, hacen de Thalestris un estratega de tiempo completo. Es detallista y sumamente observadora, para el ojo mortal las cosas más insignificantes pasan desapercibidas pero para alguien como ella, son ese tipo de trivialidades las que pueden dar la pauta al éxito o al fracaso de algo. Siempre, siempre ha de tener trazados los caminos por los que anda, no es espontánea porque eso puede provocar que algo salga mal en sus planes, suele tener alternativas y no se conforma con los resultados obtenidos a partir de la ejecución primera, es ambiciosa e irá por más.

Frívola. Desde que tiene memoria, se le ha impedido la capacidad de sentir o transmitir emociones y sensaciones, por lo cual no se debe esperar de ella una cálida sonrisa, un mimo, una caricia... No comprende este tipo de cosas y lo que para Thalestris significan esas palabras no es lo mismo que para los demás. Se acostumbró a sentir el dolor en su piel, ergo, le es indiferente el daño físico que puedan llegar a hacerle. Esto, se complementa de forma extraordinaria con lo cabalístico de su historia. Su hermetismo impide que alguien la conozca lo suficiente como para utilizar sus más profundos y retorcidos miedos en su contra. El rostro inescrutable obliga a sus enemigos a retroceder desesperanzados, porque no suelen entender si está sufriendo o esta carcajeándose. Es como la sonrisa de la Monalisa. Insensible. No importa de quién o qué se trate, la piedad, la lástima y la benevolencia no están en su vocabulario.

Seductora. Disfruta distraer a los varones con una copa de vino sostenida en su mano, sonreír con galantería y que la cena llegue a su guarida por voluntad propia. No se ensucia las manos a menos que sea realmente necesario, esto quiere decir que será bastante lejana la posibilidad de encontrarla bañado de sangre como un maníaco que nunca aprendió a comer. Así como él mismo viste de una hermosura que duele, sus víctimas tienen que combinar con él. Sí, discrimina a las personas y no cualquiera tiene el placer de estar con ella. No sólo se trata del físico, también le interesa la parte mental. ¿De qué sirve tener un cuerpo tentador si sus pensamientos están vacíos? .

Culta y filosóficamente misántropa. No es personal pero le molesta la apariencia que van montando los humanos a través de las frases en los libros, porque ha leído y ha estado leyendo bastante desde que tiene memoria. Aunque nada puede llegar a sorprenderle según ella, reconoce que en los párrafos se adquiere una nueva sabiduría y una nueva experiencia. No existe en el mundo ningún libro que sea estúpido, sólo que hay gente tan idiota que cree poder escribir una obra. Si bien, hay cosas que nunca entenderá, prefiere no adentrarse en ello pues aquello que no puede ser comprendido entonces no tiene cazo o razón de ser, es aquí donde se ciñe sobre ella la paradoja más extraña sobre la existencia, cuando se pone a pensar ¿Entonces qué soy yo? Se enfada a tal grado que es capaz de gritarle a sus alumnas.

-Soy el alquimista utópico inmolado en el anagrama de una ilusión-
-Y eso, ¿Qué significa con exactitud?-
-En un lenguaje más peyorativo y tan vulgar como tú, es decir, un misterio-