El lobo bastardo(Eden Wolfang)

-Nombre del Personaje:

Eden Wolfang.

-Edad:

21 años.

-Especie:

Brujo.

- Facción a la que pertenece:

Ninguna.

-Tipo, Clase Social o Cargo:

Clase media.

-Orientación Sexual:

Heterosexual.

-Lugar de Origen:

Francia, Los Alpes

-Habilidad/Poder:

Hechicería(emplea su violín y la música para ejecutar sus conjuros), empatía y reminiscencia

-Descripción Física:

Spoiler:

-Descripción Psicológica:

Eden es un chico amable, tranquilo y reflexivo, que destaca por la confianza que tiene en si mismo, cimentada fundamentalmente en una premisa; su propia capacidad para cambiar el mundo. Tanto su ética como su moral son inquebrantables, sin embargo son ajenas a todo tipo de prejuicios puesto que otra de las ideas que esgrime en su día a día no es otra que su fe en la esencia de todos los seres que vagan por la Tierra y en que"detrás de cualquier gran opacidad, siempre hay una luz oculta".

Romántico, soñador y sentimental; Eden suele implicarse en demasía en los lazos que forja con los seres que le rodean, lo que en su aún corta vida le ha generado numerosas decepciones que pese a haber sido dolorosas no han conseguido aminorar su vitalidad y sus ganas de luchar día a día.

-Historia:

En el reducto más recóndito de la región montañosa de Los Alpes, existía una tribu conocida como Wolfang. Este curioso pueblo, alejado de todo tipo de civilización, adoraba a los licántropos de tal manera que, cuando los niños alcanzaban la edad de 15 años, los entregaban desnudos a los bosques de los alrededores para que, si los lupinos así lo creían conveniente, fueran abrazados por aquel don celestial. Los padres educaban a sus críos para que lo vieran como algo que cualquier hombre o mujer tenía que superar para ser un verdadero Wolfang, y solo aquellos de mayor valía y con aptitudes más excelsas, eran escogidos para afrontar aquel ritual ancestral. Muchos morían en el proceso, devorados por los hombres lobo o por cualquier otra fiera criatura del bosque, sin embargo aquellos que sobrevivían, eran recibidos en el pueblo como dioses, verdaderos Wolfang, y en definitiva, hijos dignos del pueblo. Al día siguiente del ritual, los nuevos licántropos se marchaban para siempre, y aquellos que no habían sido escogidos para ser convertidos y aún habitaban el pueblo, se quedaban en la villa con la misión futura de lograr que algún día sus hijos pudieran afrontar el honor que a ellos les había resultado esquivo. Pero no todos los chicos y chicas de la tribu Wolfang soñaban con convertirse en hombres lobo, en concreto había dos hermanos que soñaban con construir su camino y forjar su propio destino. Uno de ellos, Eden, era algo enclenque, alelado, despistado, vivaz y siempre sonriente, características que obraban que nadie en el pueblo tuviera la esperanza de que fuera a sobrevivir al ritual, por lo que a pocos les importaba su carácter difuso respecto a la tradición, sin embargo su hermano René, fuerte, atlético y valiente, si era una preocupación porque nadie tenía dudas de que lo superaría con creces.

Los hermanos estaban siempre juntos, Eden tocando el violín y comenzando a desarrollar unas curiosas habilidades en las que nadie, salvo su hermano, reparó jamás, mientras que éste era el que más disfrutaba con las melodías que comenzaba a componer el joven violinista. Ambos fabulaban, y soñaban con el día en el que escaparían juntos de la tribu Wolfang, para poder perseguir sus sueños. Sin embargo aquello no eran más que frágiles castillos en el aire que se derrumbaron cuando René cumplió 15 años. Eden trató de evitarlo, pero entre lloros, tuvo que observar cómo su querido hermano mayor era arrastrado al funesto bosque del que, quizás como mejor resultado, saldría convertido en una bestia que poco o nada tenía que ver con el hermano al que tanto había apreciado. El joven se abrazó a su violín, y sin comer, ni beber, ni dormir, estuvo esperando hasta tres días tras lo que por fin, René fue el único de los elegidos que regresó. Lo hizo magullado, lleno de heridas, pero sobretodo, con una mirada diferente, sus ojos castaños ya no expresaban la misma luz que Eden había conocido, momento en el que se cercioró de que su hermano jamás sería el mismo. A la mañana siguiente René se despidió del pueblo, depositando en Eden la siguiente frase:

-"No me busques..."

2 semanas después, con 14 años, el joven huyó de la tribu Wolfang, adentrándose por su propia cuenta en el bosque plagado de lupinos. No lo importó dejar atrás toda la que había sido su vida, su familia, su seguridad...tenía que hallar la manera de salvar a su hermano, de liberarlo del destino al que tal injustamente había sido encadenado, debía hacerlo, por él mismo, y por René. Afrontó peligros, vivió aventuras y sobretodo numerosas desventuras, pasó frío, hambre...El joven empleaba su ingenio para sobrevivir con aquello que iba encontrando tanto en el bosque como en las montañas, sin embargo pronto no pudo seguir valiéndose por si mismo, y en una noche de ventisca, cayó a merced del terrible temporal. Para su fortuna, Eden se despertó en la cabaña de un anciano ermitaño, Franck, que le ofreció su hogar y las cálidas llamas de su fogata. El eremita, inmediatamente supo vislumbrar el potencial oculto que se encontraba en el interior del joven puesto que él, en un tiempo pasado, había sido un reconocido hechicero que había optado por retirarse en respuesta a una vida llena de desgracias y remordimientos. Franck se propuso adiestrar a Eden, ayudarle a controlar su poder y a formarlo como hombre. Por su parte el joven comprendió que necesitaba fuerza, poder, no solo para encontrar a su hermano, sino para hacer frente a los peligros que le esperaban en las penumbras y sobretodo, para poder revertir aquella maldición que le había arrebatado a René. Estudió, se formó, y aprendió todo lo que Franck pudo enseñarle sobre la magia y sobre los licántropos. Pasó tres años a la veda del anciano hechicero, hasta que una tarde de invierno, decidió traer la enfermedad como regalo, doblegando las pocas fuerzas que el eremita albergaba en su cuerpo.

La muerte de Franck fue el momento que Eden, violín en mano, escogió para reemprender su viaje, travesía que le llevó a ir de ciudad en ciudad, buscando el rastro de su hermano, de la tribu Wolfang, y de cualquier licántropo que se dejara ver. Pasaron los años, por fin tras demasiado tiempo de búsqueda, encontró una pista, una que decía que en París se había oído hablar de una reunión de los licántropos de la tribu Wolfang. Si eso era cierto René estaría allí y por fin podría volver a verle, y con ese objetivo, el joven brujo violinista puso rumbo a París.


-Datos Extras:

-Siempre va con su violín de un lado para otro.

-Tiene nociones de alemán.