Disculpe, a quien busca, no está en casa. [Privado]

Sólo había pasado un mes desde que el brujo se había cruzado en la vida de Anouk. Dos semanas fueron las que estuvieron juntos, y las que bastaron para que la pequeña sintiera la confianza necesaria para estar a su lado en completa paz. Las siguientes dos fueron una verdadera tortura, esperando a que llegara, soportando las miradas de señoras fisgonas que se paseaban por las afueras de la cabaña, aguantando el hambre, y el miedo de ser encontrada por Hugo. Siempre imaginó que la única persona que tocaría esa puerta antes de entrar, para no asustarla, sería Ichabod, pues en el tiempo que sus vidas se habían entrelazado nunca había hablado de alguien en especial, o había visto que tuviera relación alguna con otras personas aparte de ella. Quizás por esa razón le había sorprendido que una mujer, de algunos años más que ella, se posara frente a sus ojos y preguntara por el brujo, aquello le era verdaderamente extraño, pero por muy extraño que pareciera, no podía negarle la entrada a alguien que conociera a Ichabod, pero sobretodo que pronunciara su nombre que tanto… ¿Cariño?

Sus ojos viajaron por la figura femenina, su mirada no era de critica, en realidad simplemente la estudiaba por su la fémina portaba alguna especie de arma, después del atentado de hace unos días atrás tenía que desconfiar de todos, para su buena suerte sólo observó algunas frutas, su estomago comenzó a sonar de manera automática, como reconociendo el sabor dulce y agradable de aquella fruta, también la hizo traer a su memoria a Ranald, aquel hombre que la había alimentado cuando más lo necesitaba. Se llevó la mano al estomago - ¿Quién eres? - Preguntó de manera muy suave, sin querer parecer grosera.

Negó, y sus cabellos rojos le golpearon el rostro las veces que su cabeza se movía. Con la mano libre despejó su delicada carita de la obstrucción visual - Ichabod salió a comprar unas cosas - Se atrevió a mentir, al no saber que era la muchacha de él no podría darle datos más profundos, ¿Qué tal y era enviada de esos hombres que la habían golpeado? No, no, Anouk no podía confiar a esas alturas de su vida en cualquier persona, tenía miedo de su estabilidad, y también de esa casita que se había vuelto suya y del brujo, su brujo… Le llamaba así por ser el único bueno que había conocido. Aspiró de manera bastante prolongada y soltó por completo el aire de sus pulmones.

Hizo un gran esfuerzo por dejar a un lado sus miedos - ¿Quiere pasar? En lo que llega podría esperarlo en la comodidad de la cocina - Se encogió de hombros con inocencia y le sonrió intentando darle confianza - No creo que tarde demasiado en venir, y si así lo hiciera podría venir mañana temprano, seguramente la recibiremos contentos, por mientras puede esperar unos minutos - Anouk era muy amable con cualquier que estuviera a su lado, aunque no los conociera y aunque el mundo le demandase temer y esconderse, era una niña de corazón puro, no, una niña no, una señorita que aún tenía fe en la humanidad. Se hizo a un lado, dejándole el paso suficiente a la señorita de cabellos negros para que pudiese adentrarse en la casa. Se quedó parada por unos momentos, en su cabeza hizo memoria sobre algún tipo de arma, ya fuera arma blanca para atacar por si aquello se salía de control. - Entre, podremos conversar un poco en lo que el señor Ichabod vuelve, seguro se alegra demasiado de ver una cara conocida, no le conozco muchos amigos - ¿Qué pasaría si Ichabod era como Hugo? Es decir, si tenía a niñas en su cuidado y después las obligaba a hacer cosas atroces.