AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un noche donde puede pasar muchas cosas y encuentros inesperados [Privado]
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Un noche donde puede pasar muchas cosas y encuentros inesperados [Privado]
Ocho de la noche, el sol se había escondido detrás de las montañas, el día había acabado dándole la bienvenida a la noche, donde muchos seres sobrenaturales salían de noche especialmente los Vampiros, los que no puedo salir de día porque los penetrantes rayos del sol podrían causarle la muertes si duraran mucho tiempo bajo de esa bola de fuego, que aunque sea lejana es puro fuego ardiente. Yo todavía no me sentía capaz de pararme y de ir hacia la ventana, tenía miedo, era raro tener miedo, pero ahora yo tenía miedo, mucho, mi cuerpo temblaba un poco ¿Por qué será? Será porque no me siento capacitado de salir al exterior y caminar entre las oscuras y frías calles de parís, la razón del porque no me sentía preparado para salir es porque no me he alimentando en días, para mi cabeza son años, no me gustaba sentirme débil, vulnerable ante nadie, quiero ser fuerte, que cuando me miren a un “humano” firme, que no se doblega por nada ni por nadie, me sentía como un niño que no tiene la protección de sus padres, la verdad esque nunca pude apreciar el amor de mis padre, todo lo que recuerdo son golpes, golpes tras golpeas a mi cuerpo, mi padre gritándome de lo que “femenino” que me comportaba, mi madre golpeando con lo que encontraba, era un niño…Entrecerré los ojos esos ya eran recuerdo del pasado y el pasado se queda enterrado bajo tierra. Tengo nueva vida, esperando que pronto tenga nuevas amistades un poco mas decentes que no me juzguen por lo que soy como…Volteo hacia un lado observando la puerta, como mis tíos me desprecian por ser un asqueroso Vampiro. Es duro vivir en esta casa y que cada vez que te miren te digan de cosas pero…para que me lamento ya debo de estar acostumbrado a esto, una ligera sonrisa aparece en mi rostro, no era esas típicas sonrisa alegres que daba si no una de tristeza, una que daba hasta pena verla pero ¿Quién lo vera? Estoy en mi habitación lamentándome lo patético que soy, me sentía frustrado por estar asi, cuando siento, temo que me va a pasar algo, me pongo en este estado, temo salir a la calle y que cualquier persona me mire y me señale como lo que soy un Vampiro, que manden llamar a la inquisición o cazador ¿Qué diferencia hay entre ellos? La inquisición trabaja para la iglesia y en grupos, los cazadores trabajan solos, sin tener que esperar algo ellos son sus propios jefes, hace aproximadamente cinco meses era yo un cazador, lo era y uno de los buenos tampoco me quiero alagar por eso pero por un mujer, solo por una mujer me paso todo esto.
Me recosté en mi cama, mi espalda estaba encima de las sabanas blancas que nunca utilizaba solo las arrugaba cuando me acostaba sobre ellas, porque ponérmelas encima de mi cuerpo frio y duro desde hace tiempo que no lo hacía, tampoco hace tiempo que no me metía a una ¿La razón? Porque no me apetece en este momento meterme a la cama con nadie, claro si se da una oportunidad y que tangas las ganas lo haría…pero ahora como estoy no tengo pensamientos calientes para hacerlo-Drach, mírate, eres patético-Me decía a mí mismo, no tenía amigos en este lugar, nunca los tuve o…si tengo a una…a una amiga que me ha robado algo mas sin que ella se diera cuenta pero eso ahorita no vale la pena lamentarlo. Levante ambos pies hacia arriba, observándolo, estaba aburrido-Vampiro mediocre, ¿Por qué no has salido?-Escuche la voz de mi tío, había entrando a mi habitación, nisquiera volteo, solo me quede en la misma posición que él me había encontrado que era acostado en la cama y con mis piernas en el aire-¿No comieron la lengua los ratón o qué?-Volvió a sacar veneno de su boca, lo miro de reojo con mi ceja levantada-No…-Fue lo único que dije para regresas mi mirada hacia enfrente-Eres un ser asqueroso ¿Lo sabes?-Pero porque a mi, porque se desquitan conmigo si yo no único que les hecho es vivir aquí, nisquiera salgo para que no vean pero viene a molestarme, di un salto, viendo que mi tío se hacía para atrás, estaba parado, me encamine hacia la ventana y la abrí rápidamente-Si, si lo sé, cada vez me lo repites mas y mas-Conteste mirando que no había nadie en el callejón, lo que agradezco de esta casa esque los cuartos estaban en los callejón-Si, si saldré, nos vemos al amanecer…-Salte y sentía el aire golpear mi rostro hasta que mis pies toparon el suelo-Idiota-Susurre, le decía asi a mi tío era un maldito ser humano si por mi fuera lo matara pero como no quiero, lo dejo en paz, pero un día me hartara y ni el más católico podrá detenerme para que lo mate.
Salí de aquel callejón que estaba bañado de agua, porque hace como dos o tres horas había caído la lluvia encima de parís, como me gustaba estar entre la lluvia, pero mirando el cielo estaba cerrado, de seguro iba a llover nuevamente pero no sabía el momento, podría ser ahorita mismo, después en la mañana cuando yo este nuevamente encerrado en mi cárcel, si, mi cárcel era mi habitación que me sentía como tal, me sentía un prisionero. Mis ojos se estaba apagando, mis fuerzas se estaban debilitando más de lo que ya estaban, solo arrastraba mis pies por inercia, mientras caminaba por a calles de parís, observa a los humanos, su sangre era exquisita para mí en este momento, pero no tenía el valor de tomar a una persona llevarla a un callejón y ¡SAS! Tomar su sangre, se que para los Vampiros eso no es problema, los Vampiros son sádicos, malditos que no se saben controlar cuando le pasa un vaso de sangre, pero yo evito controlarme y no estar matando gente por acá, por allá por otro lado. Pase varias veces saliva, mi cabeza me daba vueltas, los múltiples olores de las personas me estaba mareando, estaban haciendo que perdiera completamente el control hacia mí, mi lado sádico de Vampiro quería salir…asi que, con las pocas fuerzas que tenia corrí, corrí sin parar, todo daba vueltas, ni me fijaba a quien tumbaba o que, sin darme cuenta había salido del centro de parís, era lo mejor, olía a tierra y arboles, sonreí por eso, porque las personas rara vez viene por acá.
Empecé a caminar por el caminillo que tenia este lugar, no sabía a dónde estaba yendo, hasta que mis ojos enfocaron una casa… ¿Alguien vivía en ese lugar? Y… ¿A qué horas llegue a este lugar? No sabía cómo había llegado pero si me alejaba de todos pues iría a esa casa. Con paso decidió llegue hasta ella, la luz de la luna hacia mirar lo destrozada que estaba, con cuidado abrí aquella puerta, rechinaba por lo viejo que estaba-Hola…-Hable, esperando si alguien me respondió, pero nada…esperen soy un vampiro y puedo oler si hay alguien en este lugar-Estúpido Drach-Me ríe por lo que me dije, no, no había nadie asi que entre con paso firmes, caminando por el pequeño pasillo, estaba débil a lo mejor por eso me sentía realmente estúpido. Había llegado a la que según era la sala, observe los muebles todo mugrosos, todos con polvo encima, con telarañas, camine haciendo ruido con mis pies, da igual, nadie escucharía. Me pare en el centro y me deje caer al suelo, estaba realmente cansando, me puso boca abajo apoyando mi cabeza en mis brazos, cerrando mis ojos, da igual nadie estaba por acá cercas si lo estuviera creo que podría darme cuenta, no sé porque tenía “sueño” pero sí que quería descansar y asi lo hice.
Me recosté en mi cama, mi espalda estaba encima de las sabanas blancas que nunca utilizaba solo las arrugaba cuando me acostaba sobre ellas, porque ponérmelas encima de mi cuerpo frio y duro desde hace tiempo que no lo hacía, tampoco hace tiempo que no me metía a una ¿La razón? Porque no me apetece en este momento meterme a la cama con nadie, claro si se da una oportunidad y que tangas las ganas lo haría…pero ahora como estoy no tengo pensamientos calientes para hacerlo-Drach, mírate, eres patético-Me decía a mí mismo, no tenía amigos en este lugar, nunca los tuve o…si tengo a una…a una amiga que me ha robado algo mas sin que ella se diera cuenta pero eso ahorita no vale la pena lamentarlo. Levante ambos pies hacia arriba, observándolo, estaba aburrido-Vampiro mediocre, ¿Por qué no has salido?-Escuche la voz de mi tío, había entrando a mi habitación, nisquiera volteo, solo me quede en la misma posición que él me había encontrado que era acostado en la cama y con mis piernas en el aire-¿No comieron la lengua los ratón o qué?-Volvió a sacar veneno de su boca, lo miro de reojo con mi ceja levantada-No…-Fue lo único que dije para regresas mi mirada hacia enfrente-Eres un ser asqueroso ¿Lo sabes?-Pero porque a mi, porque se desquitan conmigo si yo no único que les hecho es vivir aquí, nisquiera salgo para que no vean pero viene a molestarme, di un salto, viendo que mi tío se hacía para atrás, estaba parado, me encamine hacia la ventana y la abrí rápidamente-Si, si lo sé, cada vez me lo repites mas y mas-Conteste mirando que no había nadie en el callejón, lo que agradezco de esta casa esque los cuartos estaban en los callejón-Si, si saldré, nos vemos al amanecer…-Salte y sentía el aire golpear mi rostro hasta que mis pies toparon el suelo-Idiota-Susurre, le decía asi a mi tío era un maldito ser humano si por mi fuera lo matara pero como no quiero, lo dejo en paz, pero un día me hartara y ni el más católico podrá detenerme para que lo mate.
Salí de aquel callejón que estaba bañado de agua, porque hace como dos o tres horas había caído la lluvia encima de parís, como me gustaba estar entre la lluvia, pero mirando el cielo estaba cerrado, de seguro iba a llover nuevamente pero no sabía el momento, podría ser ahorita mismo, después en la mañana cuando yo este nuevamente encerrado en mi cárcel, si, mi cárcel era mi habitación que me sentía como tal, me sentía un prisionero. Mis ojos se estaba apagando, mis fuerzas se estaban debilitando más de lo que ya estaban, solo arrastraba mis pies por inercia, mientras caminaba por a calles de parís, observa a los humanos, su sangre era exquisita para mí en este momento, pero no tenía el valor de tomar a una persona llevarla a un callejón y ¡SAS! Tomar su sangre, se que para los Vampiros eso no es problema, los Vampiros son sádicos, malditos que no se saben controlar cuando le pasa un vaso de sangre, pero yo evito controlarme y no estar matando gente por acá, por allá por otro lado. Pase varias veces saliva, mi cabeza me daba vueltas, los múltiples olores de las personas me estaba mareando, estaban haciendo que perdiera completamente el control hacia mí, mi lado sádico de Vampiro quería salir…asi que, con las pocas fuerzas que tenia corrí, corrí sin parar, todo daba vueltas, ni me fijaba a quien tumbaba o que, sin darme cuenta había salido del centro de parís, era lo mejor, olía a tierra y arboles, sonreí por eso, porque las personas rara vez viene por acá.
Empecé a caminar por el caminillo que tenia este lugar, no sabía a dónde estaba yendo, hasta que mis ojos enfocaron una casa… ¿Alguien vivía en ese lugar? Y… ¿A qué horas llegue a este lugar? No sabía cómo había llegado pero si me alejaba de todos pues iría a esa casa. Con paso decidió llegue hasta ella, la luz de la luna hacia mirar lo destrozada que estaba, con cuidado abrí aquella puerta, rechinaba por lo viejo que estaba-Hola…-Hable, esperando si alguien me respondió, pero nada…esperen soy un vampiro y puedo oler si hay alguien en este lugar-Estúpido Drach-Me ríe por lo que me dije, no, no había nadie asi que entre con paso firmes, caminando por el pequeño pasillo, estaba débil a lo mejor por eso me sentía realmente estúpido. Había llegado a la que según era la sala, observe los muebles todo mugrosos, todos con polvo encima, con telarañas, camine haciendo ruido con mis pies, da igual, nadie escucharía. Me pare en el centro y me deje caer al suelo, estaba realmente cansando, me puso boca abajo apoyando mi cabeza en mis brazos, cerrando mis ojos, da igual nadie estaba por acá cercas si lo estuviera creo que podría darme cuenta, no sé porque tenía “sueño” pero sí que quería descansar y asi lo hice.
Drach Stronghold- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/06/2011
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Re: Un noche donde puede pasar muchas cosas y encuentros inesperados [Privado]
El frío podía ser el peor enemigo y más en San Petersburgo o mi amada tundra, podía cerrar los ojos y visualizar las grandes extensiones de nieve apenas interrumpidas por un duro árbol o arbusto que pudiera sobrevivir a las continuas bajas temperaturas y las tormentas de nieve. Puede que para los demás fuera hiciera fresco, quizás algunos podía pronunciar hasta la palabra frío... pero eso era porque no habían nacido en el lugar donde lo hice yo, un lugar en el que cuando en verdad hacía frío no se podía salir a la calle más de unos minutos ya que los pulmones se podían congelar con el mismo aire. Había hombres que habían muerto por congelación cerca de donde vivía y las mujeres no dejaban salir a sus hijos de el cerco de calor que proporcionaban las chimeneas... si, para mi hacía calor en esas calles.
París se presentaba como una nueva oportunidad de empezar de cero, después de varios años cazando den Rusia, internándome en los barrios bajos, descubriendo lo más sucio de lo sucio... no podía volver a las calles atestadas de palacios relucientes y coloridos sin pensar en las personas que vivían en la pobreza. Mi padre siempre había sido mi sombra en aquel lugar, siempre que cazaba tenía alguien cerca por si su pequeña niña tenía problemas, pero yo ya no era una niña ni pequeña aunque lo pareciera, yo era una mujer hecha y derecha que podía cuidarse perfectamente por sí misma. Por esto y por otras razones decidí empezar a vivir lejos de mi lugar de origen, ya ya que parecía que todos los vampiros, licantropos, cambiaformas y brujos parecían estar congregándose en París me pareció que aquí no me faltaría el trabajo de atrapar a asesinos.
Hacía apenas unos días que había conseguido un lugar donde quedarme, después de todo no había estado cazando gratis y todo ese dinero había ido acumulándose en mi propiedad al no poder ir gastandolo. Después de instalarme en aquel piso pequeño pero acogedor empecé a buscar algo que hacer durante el día, algo que me entretuviera demás de manchar mis manos de sangre. Me agradaba practicar curas y ayudar a las personas, así que busqué trabajo de voluntaria en el Hospital, siempre se necesitaban enfermeras y más si estas son gratuitas y no esperan un salario. La cofia me resultaba agradable y el vestido blanco me daba un aspecto de más vulnerabilidad, lo que propició que barios médicos se acercaran a mí con malas intenciones y que yo tuviera que ahuyentarlos de manera poco femenina. Sabía que mi aspecto pequeño y adorable hacía que mis presas se confiaran y me daba cierta ventaja sobre ellas pero empezaba a cansarme de que todos pensaran que podían manipularme así como así... de todas maneras planté una sonrisa en mi cara y procuré aliviar el dolor de los demás.
Después de un duro día de trabajo en el hospital, con el cuerpo oliendo a medicina, sangre y tristeza me interné en mi piso y me dispuse a prepararme para cazar. Aparté el vestido y lo dejé para lavar, al día siguiente tenía turno libre y podía tener tiempo para él, y me apresuré a ponerme mis ropas de caza. Recogí mi pelo rápidamente para más comodidad y dejar mi cuello al aire como tentación, después, tras mis ritos de limpieza pertinentes, me puse un tentador vestido que dejaba al descubierto mis hombros y brazos y con una falda que parecía integrada pero en realidad podía ser dejada de lado con facilidad. Debajo de esta llevaba unos pantalones de cuero curtidos, unas botas altas de montar para proteger mis tobillos en caso de pelea cuerpo a cuerpo y mis armas de caza, la ballesta podía quedarse en casa por esta noche.
Caminé por las calles de la ciudad como un caramelo delante de un niño, esperando que en cualquier momento alguien decidiera atacarme o que escuchara alguna noticia sobre algún asesinato extraño... por desgracia apenas se habían acercado a mí unos borrachos que querían utilizarme para fines poco halagadores la verdad. Tras explicarles, sin palabras claramente, que no debían tratar así a las mujeres por indefensas que parecieran y aunque pensaran que podía dominarlas, me dispuse a volver a mi lugar de descanso para dormir largo y tendido... empezaba a notar el cansancio y en mi profesión eso podía llegar a ser mortal.
Caminaba lentamente por la calle, todavía alerta por todo lo que pudiera pasar, cuando a lo lejos vislumbré la figura de un hombre que me resultaba familiar... pero no podía ser verdad. A una distancia prudencial le seguí, parecía arrastrar sus pies por el suelo húmedo de la ciudad, apenas se tenía en pie y eso me hizo ponerme nerviosa; si era quien yo creía debería estar buscando algo para alimentarse... sabía que él no cometía asesinatos y si estaba tan necesitado como para estar en ese estado no podía ir a un lugar tan solitario. Mordisqueé mi labio nerviosa a medida que me acercaba un poco más a él, en verdad era Darch... hacía años que no le veía pero le debía muchas cosas y verlo así no me parecía para nada agradable por mucho que él fuera vampiro y yo cazadora.
Le vi entrar en la casa que parecía venirse abajo y sin pensarlo entré tras él sin hacer ruido, no quería alarmarle. Quizás en otro momento hubiera apreciado la bonita estructura de el edificio, la tristeza que reinaba en el ambiente enmohecido y rancio, lamentado que no hubiera recuperado su antiguo esplendor como correspondía a una casa tan hermosa... pero ahora sólo podía pensar en que debía hablar a Darch. Le seguí y entré tras él en la habitación, verlo tendido en el suelo en verdad me alarmó, debía de estar muerto de hambre.
- ¿Darch? - llamé dudosa mientras me acercaba con mi aro de caza en la mano por si acaso, no era tonta, bien podría ser un vampiro parecido a él y no quería morir todavía ni volverme una de ellos. Pero ese pelo rubio era inconfundible, no podía ser otro mas que él.
Me arrodillé a su lado y le moví un poco esperando que desperatara, pero parecía que no estaba dispuesto a reaccionar así que con un pequeño esfuerzo le dí la vuelta y le miré a la cara, parecía demacrado. Tomando aire para tranquilizarme agarré la cuchilla circular que formaba mi aro de caza y me corté la muñeca, al instante la sangre empezó a salir como un río rojo de vida y la dejé caer sobre su boca esperando que so le hiciera reaccionar.
- Venga Darch, en San Petersburgo no me pareciste tan débil como para abandonar así como así- murmuré suavemente mientras le acariciaba los mechones rubios con mi otra mano libre.
París se presentaba como una nueva oportunidad de empezar de cero, después de varios años cazando den Rusia, internándome en los barrios bajos, descubriendo lo más sucio de lo sucio... no podía volver a las calles atestadas de palacios relucientes y coloridos sin pensar en las personas que vivían en la pobreza. Mi padre siempre había sido mi sombra en aquel lugar, siempre que cazaba tenía alguien cerca por si su pequeña niña tenía problemas, pero yo ya no era una niña ni pequeña aunque lo pareciera, yo era una mujer hecha y derecha que podía cuidarse perfectamente por sí misma. Por esto y por otras razones decidí empezar a vivir lejos de mi lugar de origen, ya ya que parecía que todos los vampiros, licantropos, cambiaformas y brujos parecían estar congregándose en París me pareció que aquí no me faltaría el trabajo de atrapar a asesinos.
Hacía apenas unos días que había conseguido un lugar donde quedarme, después de todo no había estado cazando gratis y todo ese dinero había ido acumulándose en mi propiedad al no poder ir gastandolo. Después de instalarme en aquel piso pequeño pero acogedor empecé a buscar algo que hacer durante el día, algo que me entretuviera demás de manchar mis manos de sangre. Me agradaba practicar curas y ayudar a las personas, así que busqué trabajo de voluntaria en el Hospital, siempre se necesitaban enfermeras y más si estas son gratuitas y no esperan un salario. La cofia me resultaba agradable y el vestido blanco me daba un aspecto de más vulnerabilidad, lo que propició que barios médicos se acercaran a mí con malas intenciones y que yo tuviera que ahuyentarlos de manera poco femenina. Sabía que mi aspecto pequeño y adorable hacía que mis presas se confiaran y me daba cierta ventaja sobre ellas pero empezaba a cansarme de que todos pensaran que podían manipularme así como así... de todas maneras planté una sonrisa en mi cara y procuré aliviar el dolor de los demás.
Después de un duro día de trabajo en el hospital, con el cuerpo oliendo a medicina, sangre y tristeza me interné en mi piso y me dispuse a prepararme para cazar. Aparté el vestido y lo dejé para lavar, al día siguiente tenía turno libre y podía tener tiempo para él, y me apresuré a ponerme mis ropas de caza. Recogí mi pelo rápidamente para más comodidad y dejar mi cuello al aire como tentación, después, tras mis ritos de limpieza pertinentes, me puse un tentador vestido que dejaba al descubierto mis hombros y brazos y con una falda que parecía integrada pero en realidad podía ser dejada de lado con facilidad. Debajo de esta llevaba unos pantalones de cuero curtidos, unas botas altas de montar para proteger mis tobillos en caso de pelea cuerpo a cuerpo y mis armas de caza, la ballesta podía quedarse en casa por esta noche.
Caminé por las calles de la ciudad como un caramelo delante de un niño, esperando que en cualquier momento alguien decidiera atacarme o que escuchara alguna noticia sobre algún asesinato extraño... por desgracia apenas se habían acercado a mí unos borrachos que querían utilizarme para fines poco halagadores la verdad. Tras explicarles, sin palabras claramente, que no debían tratar así a las mujeres por indefensas que parecieran y aunque pensaran que podía dominarlas, me dispuse a volver a mi lugar de descanso para dormir largo y tendido... empezaba a notar el cansancio y en mi profesión eso podía llegar a ser mortal.
Caminaba lentamente por la calle, todavía alerta por todo lo que pudiera pasar, cuando a lo lejos vislumbré la figura de un hombre que me resultaba familiar... pero no podía ser verdad. A una distancia prudencial le seguí, parecía arrastrar sus pies por el suelo húmedo de la ciudad, apenas se tenía en pie y eso me hizo ponerme nerviosa; si era quien yo creía debería estar buscando algo para alimentarse... sabía que él no cometía asesinatos y si estaba tan necesitado como para estar en ese estado no podía ir a un lugar tan solitario. Mordisqueé mi labio nerviosa a medida que me acercaba un poco más a él, en verdad era Darch... hacía años que no le veía pero le debía muchas cosas y verlo así no me parecía para nada agradable por mucho que él fuera vampiro y yo cazadora.
Le vi entrar en la casa que parecía venirse abajo y sin pensarlo entré tras él sin hacer ruido, no quería alarmarle. Quizás en otro momento hubiera apreciado la bonita estructura de el edificio, la tristeza que reinaba en el ambiente enmohecido y rancio, lamentado que no hubiera recuperado su antiguo esplendor como correspondía a una casa tan hermosa... pero ahora sólo podía pensar en que debía hablar a Darch. Le seguí y entré tras él en la habitación, verlo tendido en el suelo en verdad me alarmó, debía de estar muerto de hambre.
- ¿Darch? - llamé dudosa mientras me acercaba con mi aro de caza en la mano por si acaso, no era tonta, bien podría ser un vampiro parecido a él y no quería morir todavía ni volverme una de ellos. Pero ese pelo rubio era inconfundible, no podía ser otro mas que él.
Me arrodillé a su lado y le moví un poco esperando que desperatara, pero parecía que no estaba dispuesto a reaccionar así que con un pequeño esfuerzo le dí la vuelta y le miré a la cara, parecía demacrado. Tomando aire para tranquilizarme agarré la cuchilla circular que formaba mi aro de caza y me corté la muñeca, al instante la sangre empezó a salir como un río rojo de vida y la dejé caer sobre su boca esperando que so le hiciera reaccionar.
- Venga Darch, en San Petersburgo no me pareciste tan débil como para abandonar así como así- murmuré suavemente mientras le acariciaba los mechones rubios con mi otra mano libre.
Anya Tipova- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 09/06/2012
Re: Un noche donde puede pasar muchas cosas y encuentros inesperados [Privado]
El tiempo pasa tan rápido para todas las personas hasta para mí al ser un Vampiro eso no me debería de importar pero no es así, me importa tanto, aunque ya no muera los segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años pasan como si fuera el mismo rio…Empecé a recordar cosas que pensé que lo había olvidado, recordé a mi madre golpeándome con lo que encontrara, mi madre la que nunca me quiso, no supo del porque no me quería. Mi padre igual, siempre me maltrataba cuando no hacia las cosas bien, cuando no me comportaba como el “hombre” El espero que fuera, yo era y soy hombre, el hombre que no espero pero soy-Porque nunca me han querido, que hice…solo por nacer…eso fue lo malo, lo desastroso para sus vidas, no comprendo, nunca he comprendido del porque ¡DEL PORQUE!-Grite, nadie me iba a escuchar de todos modos, con las pocas fuertes que tenia me moví hacia un lado, apretando mi puño-Los maldigo…-Mis ojos se estaban volviendo a cerrar.
Me encoge un poco, estaba deseando que ya me recogiera, pero algo o mejor dicho un rostro aprecio en mi cabeza, era un hermoso rostro…era ella, era mi esposa…la dulce niña que la vi crecer, la vi convertirse en toda una mujer, una mujer que me llamo la atención y la empecé amar poco a poco. Anya, ese era su nombre, un dulce nombre sonreí cuando le había puesto así, se me hace único, preciso para ella y más cuando se convierto en toda una mujer, mis ojos no la dejaba de ver, mi corazón parecía hasta volver a la vida por ella. Ella no lo sabía claro, poco a poco empecé hacer su amigo, después su mejor amigo hasta el punto de decirle lo que realmente sentía, me sentí tan feliz cuando ella correspondo mis sentimientos que le propuse que fuera mi prometida. Después, cuando duramos un tiempo, el tiempo más feliz de mi vida, era lo que imagine, yo atento con mi prometida ella sonriente por mí, a gusto conmigo le pedí que fuera mi esposa. Ese día si que fui el más feliz del mundo-Anya…-Susurre su nombre cuando la volví a recordar, imágenes que pasaron por mi mente, momentos junto a ella que nunca volveré a estar, tenerla en mis brazos, decirle lo mucho que la amo y que la amare siempre.
Iba a seguir pensando en ella, pero escuche un ruido, pisadas y una voz, no podía moverme de todos hasta que el aroma de esa persona se hizo más fuerte mas…-Anya…-Susurre su nombre nuevamente mirando que se acercaba mas a mi, era ella, era mi esposa, la mujer que amaba, no me podía mover ni abrir mis ojos-Anya…Anya…-dije su nombre en mi mente, sintiendo algo en mis labios, era sangre era…y su voz sin esperar mas empecé a beber de ella, sintiendo que mi cuerpo poco a poco se estaba recuperando-así recibes a tu esposo…-Reí un poco, abriendo por fin mis ojos y mirándola…
Me encoge un poco, estaba deseando que ya me recogiera, pero algo o mejor dicho un rostro aprecio en mi cabeza, era un hermoso rostro…era ella, era mi esposa…la dulce niña que la vi crecer, la vi convertirse en toda una mujer, una mujer que me llamo la atención y la empecé amar poco a poco. Anya, ese era su nombre, un dulce nombre sonreí cuando le había puesto así, se me hace único, preciso para ella y más cuando se convierto en toda una mujer, mis ojos no la dejaba de ver, mi corazón parecía hasta volver a la vida por ella. Ella no lo sabía claro, poco a poco empecé hacer su amigo, después su mejor amigo hasta el punto de decirle lo que realmente sentía, me sentí tan feliz cuando ella correspondo mis sentimientos que le propuse que fuera mi prometida. Después, cuando duramos un tiempo, el tiempo más feliz de mi vida, era lo que imagine, yo atento con mi prometida ella sonriente por mí, a gusto conmigo le pedí que fuera mi esposa. Ese día si que fui el más feliz del mundo-Anya…-Susurre su nombre cuando la volví a recordar, imágenes que pasaron por mi mente, momentos junto a ella que nunca volveré a estar, tenerla en mis brazos, decirle lo mucho que la amo y que la amare siempre.
Iba a seguir pensando en ella, pero escuche un ruido, pisadas y una voz, no podía moverme de todos hasta que el aroma de esa persona se hizo más fuerte mas…-Anya…-Susurre su nombre nuevamente mirando que se acercaba mas a mi, era ella, era mi esposa, la mujer que amaba, no me podía mover ni abrir mis ojos-Anya…Anya…-dije su nombre en mi mente, sintiendo algo en mis labios, era sangre era…y su voz sin esperar mas empecé a beber de ella, sintiendo que mi cuerpo poco a poco se estaba recuperando-así recibes a tu esposo…-Reí un poco, abriendo por fin mis ojos y mirándola…
Drach Stronghold- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/06/2011
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