AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Este juego feroz y ridículo, ¿cuándo acabará?
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Este juego feroz y ridículo, ¿cuándo acabará?
Recuerdo del primer mensaje :
Las instrucciones son claras aunque ella no quiera escucharlas. Un médico habla, repite y repite pero todo parece perder el sentido. Ella no oye, no mira, no parece tener la atención puesta en algo más que el niño dormido en sus brazos, ¿por qué no lo deja en la cuna si los brazos ya comienzan a molestarle por el peso? Alguien espera su respuesta o al menos eso cree ya que la miran fijo y han dejado de hablar. Asiente, no sabe a qué pero lo hace y vuelve a bajar la mirada a su hijo. Su nombre se escucha, ahora es otra voz que la llama, vuelve a preguntar si hará lo que le piden, - ¿qué cosa? – las miradas de lástima le dan asco, quiere gritar que todos la dejen en paz, que se vayan y pueda quedarse a solas. La instrucción se repite, ahora escucha, - lo haré si es necesario. – Ahora es alivio lo que aparece, sólo la hace sentir peor pero no puede demostrarlo, hacerlo es dar un paso atrás, reconocer que en los meses que han pasado el avance que se supone ha tenido es tan falso como las sonrisas que suele regalar para que esos que siguen preocupándose por ella no lo hagan más. – Iré mañana, ya es tarde, pero iré con León… no sola.- Su voz es ronca pero se hace suave a medida que termina lo que acaba de decir, más indicaciones pero otra vez no escucha, se gira y camina hasta la ventana, una de las criadas, la única que sabe escribir, toma notas que luego le dará. No le interesa algo más que mirar hacia la puerta principal de su casa.
Entrecierra los ojos y aún sigue molestándole, ¿cuántos meses llevaba sin salir? El olor salado le molesta, el ruido de los pájaros esperando por sobras también. Nada parece brillante ni tampoco lleno de colores, quizás es ella la que ha perdido el sentido de apreciar lo que le rodea. – Con dos de esos es suficiente, - no quiere esos pescados para ella, pero quizás a algunos de sus cocineros les gustará la idea de prepararlos. León se remueve entre sus brazos queriendo bajarse y caminar por su cuenta, la gente es demasiada como para permitir que lo haga, ya ha perdido a su padre, la opción de perderlo a él también ni siquiera es capaz de concebirla. Pérdida no es el mejor calificativo, sólo distancia que espera pronto será no más que un recuerdo. Mete todo al interior de un canasto, apenas unos pasos más allá la espera el carruaje. Debe salir, le indicaba el médico y ella, como siempre, hace las cosas bajo sus propios términos. Sola, sin acompañantes más que su hijo, sin criadas tras sus pasos, sin ojos mirando su pelo deslucido y la piel cercana a los huesos por los kilos perdidos. Nada queda de la imagen de mujer sensual que vendía su cuerpo, tampoco de la felicidad sonrosada de sus mejillas que le daba el amor eterno, mucho menos hay algo de la redondez de su primer embarazo ni del segundo que no alcanzó a llegar a término. Claire susurra palabras en otro idioma que espera puedan calmar un poco a su niño, León grita y ella quiere taparse los oídos, alejarse o al menos poder tener la opción de hacerlo. Cabezas se giran para mirarla, el pequeño golpea con sus pies el paquete que un hombre lleva entre los brazos, su personalidad es demandante, terco, tan igual a ese padre que ni siquiera vive actualmente con él. – Lo siento, - las cosas del señor han salido disparadas, ella ni siquiera puede agacharse para ayudarlo a recogerlas, sólo se lamenta y desea que de una vez por todas la evidencia de que puede derrumbarse en cualquier momento no sea tan obvia.
Entrecierra los ojos y aún sigue molestándole, ¿cuántos meses llevaba sin salir? El olor salado le molesta, el ruido de los pájaros esperando por sobras también. Nada parece brillante ni tampoco lleno de colores, quizás es ella la que ha perdido el sentido de apreciar lo que le rodea. – Con dos de esos es suficiente, - no quiere esos pescados para ella, pero quizás a algunos de sus cocineros les gustará la idea de prepararlos. León se remueve entre sus brazos queriendo bajarse y caminar por su cuenta, la gente es demasiada como para permitir que lo haga, ya ha perdido a su padre, la opción de perderlo a él también ni siquiera es capaz de concebirla. Pérdida no es el mejor calificativo, sólo distancia que espera pronto será no más que un recuerdo. Mete todo al interior de un canasto, apenas unos pasos más allá la espera el carruaje. Debe salir, le indicaba el médico y ella, como siempre, hace las cosas bajo sus propios términos. Sola, sin acompañantes más que su hijo, sin criadas tras sus pasos, sin ojos mirando su pelo deslucido y la piel cercana a los huesos por los kilos perdidos. Nada queda de la imagen de mujer sensual que vendía su cuerpo, tampoco de la felicidad sonrosada de sus mejillas que le daba el amor eterno, mucho menos hay algo de la redondez de su primer embarazo ni del segundo que no alcanzó a llegar a término. Claire susurra palabras en otro idioma que espera puedan calmar un poco a su niño, León grita y ella quiere taparse los oídos, alejarse o al menos poder tener la opción de hacerlo. Cabezas se giran para mirarla, el pequeño golpea con sus pies el paquete que un hombre lleva entre los brazos, su personalidad es demandante, terco, tan igual a ese padre que ni siquiera vive actualmente con él. – Lo siento, - las cosas del señor han salido disparadas, ella ni siquiera puede agacharse para ayudarlo a recogerlas, sólo se lamenta y desea que de una vez por todas la evidencia de que puede derrumbarse en cualquier momento no sea tan obvia.
Claire Quartermane- Realeza Francesa
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Re: Este juego feroz y ridículo, ¿cuándo acabará?
Una persona sube como la espuma gracias a una palabra, y cae al vacío cuando tropieza en una sílaba. Tiene miedo, está aterrorizada, quiere gritar, quiere llorar, no quiere mantener los ojos abiertos, ¿por qué no puede simplemente dejar de respirar? Se siente la peor persona del mundo y al mismo tiempo odia tener la curiosidad que despierta ese mañana que acaba de prometerle. A su lado otra vez y el frío repentino que había llegado desaparece, junto a Kyllian se produce algo que pensó sólo estaba reservado para unos pocos. Es vulnerable y a la vez mucho más fuerte. Quiere intentar rellenar agujeros vacíos, que no tienen fondo, que no poseen un final determinado, como lanzar piedras al mar esperando que formen una isla o tapar el sol con un dedo pero seguir sintiendo el mismo calor. Se aferra a una mano que la toma por sorpresa pero que también espera, que le entrega la calidez que desea, seguridad que no sabía necesitaba. Otro beso y este sigue pareciendo extraño, irreal y lejano, un gesto que la tranquiliza pero no enciende esa chispa de la pasión contenida tampoco las ganas de olvidar todo y perderse en sus besos. Sus pasos son pequeños sobre ese terreno nuevo, nunca antes fue tan precavida, nunca antes debió serlo. Después de lo que ha vivido lo nuevo ya no debería representar ningún peligro para ella.
-No… no digas eso… - el terror no se aleja de sus ojos, es pánico que ahora posee otra fuente, - no eres eso, nunca podrías ser eso… no eres basura, - pronuncia la palabra casi como si fuera algo prohibido, algo que jamás ha debido decir. Se siente culpable, sabe que cada una de sus lágrimas han sido a causa de lo que ella ha creado, de lo que ha dicho, quiere retroceder el tiempo y evitarlo, pero eso significaría perder parte de la historia que han escrito juntos. – Siempre estaré a tu lado, siempre estarás junto a mí… - demasiados absolutismos que se oyen falsos, no tiene seguridad sobre el futuro como para darle esa certeza, es probable que Nigel vuelva y ella vea como todo su mundo se pone de cabeza otra vez. No quiere permitir que él desaparezca, sabe que no será fácil pero siente que una vez que ha entrado es imposible dejar que salga. Kyllian ya es parte de su vida, también de la de León que se remueve entre sus brazos sólo para acomodarse mejor y seguir durmiendo. Claire lo mira y sonríe, eleva sus ojos para contagiar de ese cambio de humor a su nuevo amigo, ¿puede llamarlo de ese modo? Se encoge de hombros siguiendo su pensamiento, le gusta la idea de no conocerlo todo.
No le suelta la mano, es de ese modo y con los dedos entrelazados que la alza y le acaricia la mejilla, - mi nombre solía ser Claire Delacroix, tomé el apellido Quartermane luego de casarme… tengo una hermana gemela a la que no veo desde hace varios años ya, no se que ha sido de ella… - repite lo que él ha hecho antes, si quiere que esa nueva relación se base en la confianza es necesario entonces que se conozcan, - soy hija de la sirvienta de una casa y el dueño de esta, nací en Inglaterra, en una casucha dentro de los terrenos de Thomas Blackwood… dejé a mi madre y esa tierra hace casi diez años, no se como está o si aún vive, cuando llegamos a este país ni siquiera sabíamos escribir como para comunicarnos con ella… cuando aprendí a hacerlo no me atreví a enviarle una carta y confesar que me había transformado en una cortesana… ¿cómo podría decirle algo así? Mi trabajo jamás me avergonzó pero ella soñaba con algo más para nosotras, no con eso… - es primera vez que todo eso sale de su boca, al menos de ese modo, se siente cómoda mientras mueve su pulgar sobre la piel de la mano de Kyllian, es un movimiento automático pero de algún modo la calma, la hace sentir en casa.
-No… no digas eso… - el terror no se aleja de sus ojos, es pánico que ahora posee otra fuente, - no eres eso, nunca podrías ser eso… no eres basura, - pronuncia la palabra casi como si fuera algo prohibido, algo que jamás ha debido decir. Se siente culpable, sabe que cada una de sus lágrimas han sido a causa de lo que ella ha creado, de lo que ha dicho, quiere retroceder el tiempo y evitarlo, pero eso significaría perder parte de la historia que han escrito juntos. – Siempre estaré a tu lado, siempre estarás junto a mí… - demasiados absolutismos que se oyen falsos, no tiene seguridad sobre el futuro como para darle esa certeza, es probable que Nigel vuelva y ella vea como todo su mundo se pone de cabeza otra vez. No quiere permitir que él desaparezca, sabe que no será fácil pero siente que una vez que ha entrado es imposible dejar que salga. Kyllian ya es parte de su vida, también de la de León que se remueve entre sus brazos sólo para acomodarse mejor y seguir durmiendo. Claire lo mira y sonríe, eleva sus ojos para contagiar de ese cambio de humor a su nuevo amigo, ¿puede llamarlo de ese modo? Se encoge de hombros siguiendo su pensamiento, le gusta la idea de no conocerlo todo.
No le suelta la mano, es de ese modo y con los dedos entrelazados que la alza y le acaricia la mejilla, - mi nombre solía ser Claire Delacroix, tomé el apellido Quartermane luego de casarme… tengo una hermana gemela a la que no veo desde hace varios años ya, no se que ha sido de ella… - repite lo que él ha hecho antes, si quiere que esa nueva relación se base en la confianza es necesario entonces que se conozcan, - soy hija de la sirvienta de una casa y el dueño de esta, nací en Inglaterra, en una casucha dentro de los terrenos de Thomas Blackwood… dejé a mi madre y esa tierra hace casi diez años, no se como está o si aún vive, cuando llegamos a este país ni siquiera sabíamos escribir como para comunicarnos con ella… cuando aprendí a hacerlo no me atreví a enviarle una carta y confesar que me había transformado en una cortesana… ¿cómo podría decirle algo así? Mi trabajo jamás me avergonzó pero ella soñaba con algo más para nosotras, no con eso… - es primera vez que todo eso sale de su boca, al menos de ese modo, se siente cómoda mientras mueve su pulgar sobre la piel de la mano de Kyllian, es un movimiento automático pero de algún modo la calma, la hace sentir en casa.
Claire Quartermane- Realeza Francesa
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Re: Este juego feroz y ridículo, ¿cuándo acabará?
Oye con atención la historia de la dama frente así mismo, su nombre, su lugar de nacimiento, imagina a la otra mujer con el rostro idéntico al de su amiga, que extraño e irreal se oye ese termino para referirse a ella, en todos esos años Kyllian jamás, había llamado a alguien ni en pensamiento amigo, tenia esa idea de su padre que nadie era amigo de nadie, todos éramos simples aliados por conveniencia del otro, éramos algo que podía ser botado como un trasto cuando hubieras terminado de utilizarlo.
Entonces nombrarla a ella como amiga, es algo nuevo, que no le desagrada, solo es diferente, mientras que su caricia en la mano masculina lo hace sonreír, se siente un niño pequeño, envidia cada vez más a León, a la par que le quiere cada segundo más, es imposible odiar a un ser tan pequeño e inocente como era él, aunque no puede evitar sentirse extraño intentando recordar el rostro imaginario y ficticio que ha creado del hombre que porta el titulo de “esposo”, aunque le respeta y le aprecia por el hecho de enamorarse de una mujer de vida galante, como lo había sido ella.
- ¿Alguna vez, haz pensando en volver con tu madre… y buscarla? – la imagen femenina en la vida de Kyllian tenia un peso muy importante, como si buscara siempre de todas formas posibles que a nadie le faltara esa imagen, como la gente que trabajaba para él, apenas hacia un tiempo no muy lejano había contratado a una vieja mujer que cuidaba a su pequeña nieta de unos diez años, al no tener nadie en el mundo, como Kyllian necesitaba una ama de llaves que viviera con él y estuviera al pendiente de la casa y de las necesidades de su “madrasta”, le permitió traer consigo a la niña, que por suerte sabe seguir ordenes y no molesta al joven, aparenta ser un hombre frio, pero la gente sabe que tiene un gran corazón.
– Podríamos investigar su paradero, si ella ya ha fallecido ¿no le gustaría llevarle flores a la tumba?, tal vez su trabajo no fue el mejor del mundo, pero era honrado, se ganaba el pan de cada día, además vea en lo que se convirtió, en una mujer hecha y derecha, con una familia – – Ella le ha sonreído, y por arte de magia los ojos de Kyllian brillan con la intensidad de dos soles, su sonrisa es correspondida por una más grande - Y tal vez si sigue viva, le gustaría conocer al pequeño León, ¿no cree? – , si, quiere convencerla para que vaya y descanse, para que se aleje de esa ciudad que la tiene aferrada a recuerdos, no para que los olvide, pero si para que descanse, necesita descansar, necesita despejar su mente, no quiere volver a verla llorar, se nota que sus ojos ya no pueden llorar más, ¿puede hacerlo?, ¿los ojos jamás dejan de derramar lagrimas aunque estén cansados hasta más no poder?, él cree que es así?
- Me pidió honestidad, en eso se va a basar esta relación que se ha formado hoy, creo que necesita salir de esas cuatro paredes que la tienen prisionera, yo se que esta aquí conmigo fuera de ellas, pero su corazón sigue atrapado en los escombros, el corazón también necesita descansar y sanar heridas, darle tiempo para llevar el luto de su pequeña, y estar mejor para cuando él vuelva – desliza la mano con suavidad por la mejilla de la mujer, atreviéndose a acariciar aquellas marcas bajo sus ojos que denotan cansancio y dolor.
Entonces nombrarla a ella como amiga, es algo nuevo, que no le desagrada, solo es diferente, mientras que su caricia en la mano masculina lo hace sonreír, se siente un niño pequeño, envidia cada vez más a León, a la par que le quiere cada segundo más, es imposible odiar a un ser tan pequeño e inocente como era él, aunque no puede evitar sentirse extraño intentando recordar el rostro imaginario y ficticio que ha creado del hombre que porta el titulo de “esposo”, aunque le respeta y le aprecia por el hecho de enamorarse de una mujer de vida galante, como lo había sido ella.
- ¿Alguna vez, haz pensando en volver con tu madre… y buscarla? – la imagen femenina en la vida de Kyllian tenia un peso muy importante, como si buscara siempre de todas formas posibles que a nadie le faltara esa imagen, como la gente que trabajaba para él, apenas hacia un tiempo no muy lejano había contratado a una vieja mujer que cuidaba a su pequeña nieta de unos diez años, al no tener nadie en el mundo, como Kyllian necesitaba una ama de llaves que viviera con él y estuviera al pendiente de la casa y de las necesidades de su “madrasta”, le permitió traer consigo a la niña, que por suerte sabe seguir ordenes y no molesta al joven, aparenta ser un hombre frio, pero la gente sabe que tiene un gran corazón.
– Podríamos investigar su paradero, si ella ya ha fallecido ¿no le gustaría llevarle flores a la tumba?, tal vez su trabajo no fue el mejor del mundo, pero era honrado, se ganaba el pan de cada día, además vea en lo que se convirtió, en una mujer hecha y derecha, con una familia – – Ella le ha sonreído, y por arte de magia los ojos de Kyllian brillan con la intensidad de dos soles, su sonrisa es correspondida por una más grande - Y tal vez si sigue viva, le gustaría conocer al pequeño León, ¿no cree? – , si, quiere convencerla para que vaya y descanse, para que se aleje de esa ciudad que la tiene aferrada a recuerdos, no para que los olvide, pero si para que descanse, necesita descansar, necesita despejar su mente, no quiere volver a verla llorar, se nota que sus ojos ya no pueden llorar más, ¿puede hacerlo?, ¿los ojos jamás dejan de derramar lagrimas aunque estén cansados hasta más no poder?, él cree que es así?
- Me pidió honestidad, en eso se va a basar esta relación que se ha formado hoy, creo que necesita salir de esas cuatro paredes que la tienen prisionera, yo se que esta aquí conmigo fuera de ellas, pero su corazón sigue atrapado en los escombros, el corazón también necesita descansar y sanar heridas, darle tiempo para llevar el luto de su pequeña, y estar mejor para cuando él vuelva – desliza la mano con suavidad por la mejilla de la mujer, atreviéndose a acariciar aquellas marcas bajo sus ojos que denotan cansancio y dolor.
Invitado- Invitado
Re: Este juego feroz y ridículo, ¿cuándo acabará?
El corazón se le derrite, aquel órgano no está reservado sólo para sentir amor pasional o bombear sangre. Claire conoce un poco de anatomía humana y es sólo externamente, pero ahora sabe que esos músculos pueden ampliarse para dar espacio a algo que no creyó volver a sentir. ¿Puede el amor crecer sin tener algún límite? Amor de amigos, amor de madre e incluso ese amor de hermana, todo ahí muy junto como una familia apiñada frente al fuego. Kyllian la lleva al pasado y en un pestañeo es capaz de recordarle el presente, la realidad que vive y a la que no quiere hacerle frente. - Todos los días, siempre lo pienso… - cobarde, su mente lo grita, no es capaz de decirlo pero la palabra queda flotando entre ellos, le viene tan bien que ni le molesta. Ella sabe que es la mejor definición para si misma, el castigo por aquello se lo ha impuesto todos los días. Nada cuesta enviar una carta y ahora podría haber contratado a alguien para que averiguara un poco más, ¿por qué pudo hacerlo por Nigel pero no por su madre? No se merece siquiera el epíteto de hija, debería retroceder en el camino que su nuevo amigo le indica pero es quizás por el impulso de él que estas nuevas ansias aparecen. – Siempre he querido volver a verla aunque sea sólo una vez más, no importa si es desde lejos o ella no me reconoce, sólo quiero saber que tanto ha cambiado, si es feliz con el recuerdo de nuestra infancia o las ideas que ha generado de nosotras… -
Sigue hablando en plural porque traer a su memoria a su pequeña familia logra que Juliette también aparezca, el último encuentro que tuvieron no fue el mejor y en este caso sabe que si existe distancia es porque ambas lo quisieron así. No hay nada que hacer más que seguir adelante. – Me encantaría que León conociera a la única abuela que tiene… no pierdo la esperanza de que esté viva, siempre tuvo buena salud y no es tan mayor… pero no lo se, quizás los años de trabajo le pasaron la cuenta… - es ella misma quien se obliga a aterrizar, a volver a poner los pies en el suelo firme antes de que la imaginación le juegue malas pasadas. Lo último que Kyllian dice le destroza el alma, el pequeño bálsamo al que estuvo sometida con la imagen de su madre desaparece y el dolor del abandono vuelve para golpearle la cara, cierra los ojos esperando que de una vez por todas él termine con esas palabras, se aferra más a su mano y no teme dañarlo, ni siquiera es consciente de su caricia hasta cuando él ya ha alejado los dedos. Está en silencio, pocas veces Claire se queda sin palabras pero esta es una de esas. ¿Qué debe hacer realmente? ¿Ir en búsqueda de un incierto o volver a su hogar donde seguirá esperarando como ya lo ha hecho por tanto tiempo? Los meses han pasado desgarrándole las esperanzas, destruyendo lo poco que ha quedado de ella. Nunca podrá olvidar la imagen de ese cuerpo pequeño cubierto de sangre, sin vida por su culpa, todo es su culpa.
-Sigo dudando que alguna vez podré estar mejor, - es sincera, entre ellos no existen máscaras, - no se tampoco si quiero alejarme, ¿qué pasa si vuelve mientras estoy fuera? ¿Qué pasa si no me encuentra y cree que ahora soy yo quien lo he abandonado? No puedo pensar en la opción de que considere que me he rendido… - quiere hacerlo, de verdad lo desea, pero parece imposible. Su cabeza se recuesta contra el hombro de Kyllian, la espalda le duele, está cansada pero el cansancio no es físico, no quiere seguir luchando cuando cree que no habrá recompensa. Le gustaría retroceder el tiempo o avanzarlo lo suficiente para saber si el futuro será igual de sombrío, su corazón late más fuerte y le taladra los oídos, está sorda a todo menos la respiración de su pequeño. León sigue durmiendo y sólo ver su rostro le entrega la respuesta. – Podemos ir a Londres y volver en menos de dos semanas… - lo dice como un hecho, quiere encontrar la fortaleza en algún lugar para seguir al borde del precipicio sin caer, - dos semanas no es mucho tiempo cuando ya hemos esperando tanto… - su rostro no muestra emociones, alguien parece habérselas arrebatado. La soledad se aleja cuando siente ese calor que la reconforta, por primera vez después de mucho ya no está sola, - ven conmigo… - la cercanía se refleja en un gesto tan pequeño como dejar de tratarlo de usted, - por favor ven conmigo Kyllian, acompáñame en esto, no seré capaz de resistirlo sola… si te tengo conmigo puedo hacer frente a lo que sea, lo se. – Sus ojos viajan hasta los de él, teme el rechazo.
Sigue hablando en plural porque traer a su memoria a su pequeña familia logra que Juliette también aparezca, el último encuentro que tuvieron no fue el mejor y en este caso sabe que si existe distancia es porque ambas lo quisieron así. No hay nada que hacer más que seguir adelante. – Me encantaría que León conociera a la única abuela que tiene… no pierdo la esperanza de que esté viva, siempre tuvo buena salud y no es tan mayor… pero no lo se, quizás los años de trabajo le pasaron la cuenta… - es ella misma quien se obliga a aterrizar, a volver a poner los pies en el suelo firme antes de que la imaginación le juegue malas pasadas. Lo último que Kyllian dice le destroza el alma, el pequeño bálsamo al que estuvo sometida con la imagen de su madre desaparece y el dolor del abandono vuelve para golpearle la cara, cierra los ojos esperando que de una vez por todas él termine con esas palabras, se aferra más a su mano y no teme dañarlo, ni siquiera es consciente de su caricia hasta cuando él ya ha alejado los dedos. Está en silencio, pocas veces Claire se queda sin palabras pero esta es una de esas. ¿Qué debe hacer realmente? ¿Ir en búsqueda de un incierto o volver a su hogar donde seguirá esperarando como ya lo ha hecho por tanto tiempo? Los meses han pasado desgarrándole las esperanzas, destruyendo lo poco que ha quedado de ella. Nunca podrá olvidar la imagen de ese cuerpo pequeño cubierto de sangre, sin vida por su culpa, todo es su culpa.
-Sigo dudando que alguna vez podré estar mejor, - es sincera, entre ellos no existen máscaras, - no se tampoco si quiero alejarme, ¿qué pasa si vuelve mientras estoy fuera? ¿Qué pasa si no me encuentra y cree que ahora soy yo quien lo he abandonado? No puedo pensar en la opción de que considere que me he rendido… - quiere hacerlo, de verdad lo desea, pero parece imposible. Su cabeza se recuesta contra el hombro de Kyllian, la espalda le duele, está cansada pero el cansancio no es físico, no quiere seguir luchando cuando cree que no habrá recompensa. Le gustaría retroceder el tiempo o avanzarlo lo suficiente para saber si el futuro será igual de sombrío, su corazón late más fuerte y le taladra los oídos, está sorda a todo menos la respiración de su pequeño. León sigue durmiendo y sólo ver su rostro le entrega la respuesta. – Podemos ir a Londres y volver en menos de dos semanas… - lo dice como un hecho, quiere encontrar la fortaleza en algún lugar para seguir al borde del precipicio sin caer, - dos semanas no es mucho tiempo cuando ya hemos esperando tanto… - su rostro no muestra emociones, alguien parece habérselas arrebatado. La soledad se aleja cuando siente ese calor que la reconforta, por primera vez después de mucho ya no está sola, - ven conmigo… - la cercanía se refleja en un gesto tan pequeño como dejar de tratarlo de usted, - por favor ven conmigo Kyllian, acompáñame en esto, no seré capaz de resistirlo sola… si te tengo conmigo puedo hacer frente a lo que sea, lo se. – Sus ojos viajan hasta los de él, teme el rechazo.
Claire Quartermane- Realeza Francesa
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Re: Este juego feroz y ridículo, ¿cuándo acabará?
La cabeza de Claire descansa sobre el hombro de Kyllian y este deja que su mano acaricie suavemente la espalda de esta, pasando distraídamente los dedos por su columna vertebral, como si fuera un apoyo a sus palabras, oye de todo, justificaciones, miedos, pero el lee entre líneas un “estoy cansada”, de eso se ha tratado toda esa platica que parece haber sido lo suficientemente larga como para que ambos se conozcan a la perfección pero que, esta lejos de serlo, no ha sido larga ni ha sido corta, solo ha durado lo que tenia que durar, ahora confiaba en ella y ella en él, el tiempo ya era relativo, el motivo real sobre todo ello era conocerse y lo estaban haciendo.
Kyllian sonríe, ella empieza a aceptar que en verdad necesita alejarse de ahí, necesita pensar con claridad y no solo pensar en ese hombre, en Nigel Quartermane, si no en ella y en León, es que ese siempre debe ser el motivo real de todo esto, León, - ven conmigo… - una simple palabra que lo cambia todo, la idea de ir a Londres por dos semanas, el pensamiento lo hace divagar nuevamente, vuelve el Kyllian robot, el que solo tiene vida para su trabajo, empieza a ser cuentas de cuantas perdidas tendría en el trabajo por dos semanas, intenta recordar todas las citas que puede mover, las que tiene que cancelar, los planes que no pueden aplazarse más, no puede simplemente decir que si , él tiene que trabajar, no puede darse el lujo de tomarse vacaciones, él tiene un deber desde que su padre murió, un deber desde que lo procrearon, esta a punto de rehusarse a ir con ella buscando cualquier excusa, era un buen mentiroso cuando del trabajo se trata.
Entonces vuelve su rostro hacia ella, se miran mutuamente a los ojos y puede ver que ella sabe muy internamente que él dirá que no, que la abandonará, luego viene a su mente su promesa de estar con ella cuando la necesité, baja la mirada hacia el pequeño niño de nuevo, como si este le diera el valor para hacer cosas que ni en sus más alocados sueños pensó.
– Claro que ire contigo, pero tenemos que arreglar todo para el viaje, comprar boletos, preparar ropa, yo en mi caso tengo que volver al despacho a cancelar y mover citas, también dejar dicho en tu casa por si él vuelve – hace una mueca aun le cuesta mencionarlo, y en vez de acostumbrarse le cuesta cada vez más pensar en él y no verlo ahí – no queremos que piense que lo haz dejado, no después del largo tiempo que haz esperado y seguramente de su largo viaje
– Se levanta de un salto de la banca, ayudándola a ponerse de pie – vayamos ahora mismo, esta misma tarde pasaré por su casa, ire por usted, todo estará arreglado y partiremos en el ultimo viaje de hoy aun no compra los boletos, aun no tienen la seguridad de nada, pero sabe que es mejor que sea asi, es un ciclo que ambos deben pasar juntos, empezando por tener fé.
Kyllian sonríe, ella empieza a aceptar que en verdad necesita alejarse de ahí, necesita pensar con claridad y no solo pensar en ese hombre, en Nigel Quartermane, si no en ella y en León, es que ese siempre debe ser el motivo real de todo esto, León, - ven conmigo… - una simple palabra que lo cambia todo, la idea de ir a Londres por dos semanas, el pensamiento lo hace divagar nuevamente, vuelve el Kyllian robot, el que solo tiene vida para su trabajo, empieza a ser cuentas de cuantas perdidas tendría en el trabajo por dos semanas, intenta recordar todas las citas que puede mover, las que tiene que cancelar, los planes que no pueden aplazarse más, no puede simplemente decir que si , él tiene que trabajar, no puede darse el lujo de tomarse vacaciones, él tiene un deber desde que su padre murió, un deber desde que lo procrearon, esta a punto de rehusarse a ir con ella buscando cualquier excusa, era un buen mentiroso cuando del trabajo se trata.
Entonces vuelve su rostro hacia ella, se miran mutuamente a los ojos y puede ver que ella sabe muy internamente que él dirá que no, que la abandonará, luego viene a su mente su promesa de estar con ella cuando la necesité, baja la mirada hacia el pequeño niño de nuevo, como si este le diera el valor para hacer cosas que ni en sus más alocados sueños pensó.
– Claro que ire contigo, pero tenemos que arreglar todo para el viaje, comprar boletos, preparar ropa, yo en mi caso tengo que volver al despacho a cancelar y mover citas, también dejar dicho en tu casa por si él vuelve – hace una mueca aun le cuesta mencionarlo, y en vez de acostumbrarse le cuesta cada vez más pensar en él y no verlo ahí – no queremos que piense que lo haz dejado, no después del largo tiempo que haz esperado y seguramente de su largo viaje
– Se levanta de un salto de la banca, ayudándola a ponerse de pie – vayamos ahora mismo, esta misma tarde pasaré por su casa, ire por usted, todo estará arreglado y partiremos en el ultimo viaje de hoy aun no compra los boletos, aun no tienen la seguridad de nada, pero sabe que es mejor que sea asi, es un ciclo que ambos deben pasar juntos, empezando por tener fé.
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