AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Contribuyendo a la causa ---> Darcy
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Contribuyendo a la causa ---> Darcy
Los rayos del sol iluminaban todo el hermoso panorama. Ya no habían plantas, ni flores silvestres adornando los amplios y majestuosos campos, sino que todo en ese jardín esta cubierto de nieve. A ella le encantaba la nieve, le hacía recordar su niñez y todos los buenos momentos que había pasado con su familia en Amsterdam. Le encantaba sentir el frío de los copos de nieve en sus dedos y mejillas. La nieve hacía que todo se viera mucho más puro, o eso ella pensaba. Habían personas que detestaban el frío y ver los arboles sin una sola hoja, pero a ella definitivamente ese frío y ese ambiente le fascinaba.
Katerina caminaba por el jardín botánico de París, protegida por un vestido de mangas largas color azul claro, que hacia resaltar sus ojos de ese mismo color, aparte de tener un abrigo de lana color negro. La joven caminaba sola, observando todo a su alrededor con una sonrisa en su rostro. No estaban ninguna de sus acompañantes, había decidido salir sola...aparte de que eso era necesario.
Ella había recibido las instrucciones del Conde Darcy de encontrarse en esa mañana. No sabía si eran buenas noticias acerca de su 'plan' o si era para conocer o hacer algún favor acerca de los planes del conde en contra de la monarquía. Ella le había dicho que estaba interesada en involucrarse en todo lo que tuviese que ver con la "destrucción" de la monarquía. A ella no le agradaban los reyes de Francia...nunca le habían agradado. Y no es que los detestase de manera personal, sino que no le agradaba la forma de manejar el gobierno. Odiaba saber que ellos vivían rodeados de lujos mientras que el pueblo se podría en la miseria.
Fuese cual fuese la razón por la que el conde le pidió que se encontrasen, Katerina estaba satisfecha. Todos esos meses sin saber nada sobre sus planes y sus deseos de vengarse de su familia la habían desesperado. Se había sentido inútil y eso le había arrebatado el sueño durante días e incluso había llegado a pensar que el Conde Darcy no estaba interesado en lo que ella le había platicado. Pero una inmensa tranquilidad la sacudió cuando supo que al fin tendría noticias. Al fin sabría como contribuir a la causa del conde y también sabría como vengarse de su familia paterna.
La joven encontró un banco, el mismo que estaba cubierto de nieve. Soplando un mechón de su cabellera castaña que caía sobre sus ojos, Katerina sacudió con sus manos la nieve, sentándose en la banca luego de que esta estuviese limpia de nieve y se dispuso a esperar a su acompañante.
Katerina caminaba por el jardín botánico de París, protegida por un vestido de mangas largas color azul claro, que hacia resaltar sus ojos de ese mismo color, aparte de tener un abrigo de lana color negro. La joven caminaba sola, observando todo a su alrededor con una sonrisa en su rostro. No estaban ninguna de sus acompañantes, había decidido salir sola...aparte de que eso era necesario.
Ella había recibido las instrucciones del Conde Darcy de encontrarse en esa mañana. No sabía si eran buenas noticias acerca de su 'plan' o si era para conocer o hacer algún favor acerca de los planes del conde en contra de la monarquía. Ella le había dicho que estaba interesada en involucrarse en todo lo que tuviese que ver con la "destrucción" de la monarquía. A ella no le agradaban los reyes de Francia...nunca le habían agradado. Y no es que los detestase de manera personal, sino que no le agradaba la forma de manejar el gobierno. Odiaba saber que ellos vivían rodeados de lujos mientras que el pueblo se podría en la miseria.
Fuese cual fuese la razón por la que el conde le pidió que se encontrasen, Katerina estaba satisfecha. Todos esos meses sin saber nada sobre sus planes y sus deseos de vengarse de su familia la habían desesperado. Se había sentido inútil y eso le había arrebatado el sueño durante días e incluso había llegado a pensar que el Conde Darcy no estaba interesado en lo que ella le había platicado. Pero una inmensa tranquilidad la sacudió cuando supo que al fin tendría noticias. Al fin sabría como contribuir a la causa del conde y también sabría como vengarse de su familia paterna.
La joven encontró un banco, el mismo que estaba cubierto de nieve. Soplando un mechón de su cabellera castaña que caía sobre sus ojos, Katerina sacudió con sus manos la nieve, sentándose en la banca luego de que esta estuviese limpia de nieve y se dispuso a esperar a su acompañante.
Katerina Vodianova- Humano Clase Alta
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Re: Contribuyendo a la causa ---> Darcy
Todo finalizó mejor de lo que Darcy había imaginado. Los hermanos Toreto fueron conquistados por el espacio del lugar y las facilidades que él les brindo para alquilar la Hacienda de la Colina. Propiedad que una vez fuese del Teniente Van Dick y que ahora le perteneciera. El contrato fue sellado y una vez dadas todas las especificaciones y cortesías correspondientes, no tuvo más que hacer. El lobo regresó a los jardines, dónde había citado a Katerina Vodianova. Meses transcurrieron sin saber de ella o poder contactarla. Primero el tiempo casi se había detenido cuando Darcy fue encerrado en la Bastilla, igual pudieron transcurrir meses que años entre las frías paredes de humedad líquida y respirable. Había sido eterno, una espera larga y tortuosa que dejara rastro en su cuerpo. Todabía se marcaban las ojeras, aunque ya había logrado recuperar casi su peso. Después las largas semanas de aguardar en la fortalza, el nuevo refugio de la hermandad, a que las cosas se desarrollaran. La Hermandad necesitaba respuesta del Emperador Ludwig, para poder proceder, entre otras cosas.
Mientras tanto en los jardines el tiempo sólo se medía en estaciones. Llegaban los primeros días de primavera, y aunque aún caía alguna nevada ligera, el calor del sol ya derretía los hielos y hacía florecer los primeros botones. Se sentía la llegada de Proserpina a la tierra, despúes de pasar largos meses en el Hades.
Esa mañana había nevado, no demasiado, pero suficiente para dejar una delgada capa de nívea humedad sobre las cosas. La nieve todabía permanecía aunque era entrada la mañana. Darcy revisó que el caballo siguiera dónde lo había dejado antes de ponerse a buscar por Katerina. El caballo se encontraba feliz de poder descanzar un rato después de tanto correr en la madrugada. El lobo aseguró sus ataduras y entonces, acomodándose el abrigo se encamino por las pequeñas calles que eran flanqueadas por flores, arbustos y algunos arboles frutales que todabía no recobraban las hojas ni el color verde. No le costó trabajo encontrarle, aunque le sorprendió un poco que acudiera sola. Probablemente la mejor elección dadas las circunstancias. Katerina estaba ataviada con un vestido azul a juego con sus ojos, y un abrigo negro. Parecía una flor más de aquél inmenso jardín. Darcy le había contactado através de una carta, por medio de un intermediario, Marius. No había dado mayor explicación. Simplemente la fecha, el día y la hora. El lugar se daba a entender con las iniciales "JB", ella era lo suficientemente inteligente para adivinar. Antes ya habían recorrido aquellos jardines, cuando varios miembros de la nobleza habían organizado una excursión para visitarlos.
-Buenos días, señorita Katerina.- saludó cuando estuvo a unos pasos de distancia. Hizo una incilinación con la cabeza. -Dichosos los ojos que le contemplan.- sonrió a medias y tomó asiento a su lado. -¿Ha disfrutado del invierno?-
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: Contribuyendo a la causa ---> Darcy
La más joven de los Vodianova había tomado una rama seca del suelo. Mientras esperaba, jugaba con esta, para luego comenzar a triturarla en pequeños pedazos que luego sacudió sin mostrar interés. Clavó su mirada en el firmamento, algo nublado. Probablemente nevaría en la noche, como había ocurrido en toda esa semana. No había noche, durante esa semana, que no hubiese nevado. Pero, según su padre que era un experto en todos esos temas científicos y respectos al clima, pronto la primavera llegaría. Ya estaba ansiosa de ver el nuevo brote de flores silvestres que invadirían el amplio jardín de su casa. Su madre también poseía un cultivo de lilas y rosas, las que crecían muy hermosas y de donde las sirvientas obtenían las flores para los arreglos de la casa.
Estaba tan sumergida en sus pensamientos respecto a la primavera y a las flores de su jardín, que no se percató de la llegada del conde. Se sobresaltó al escuchar su masculina voz, volteándose hacia él y en segundos dibujando una sonrisa en sus labios, recuperándose del susto. —Buenos días, conde Darcy— saludó de la misma manera que él lo había hecho. Últimamente estaba demasiado nerviosa, y cualquier ruido la sobresaltaba. Probablemente se debiera a sus instintos de que alguien la perseguía.
Katerina no necesitaba ser demasiado inteligente para percatarse de que el conde se veía diferente. No era que estuviese cambiado del todo, eran unos pequeños detalles que ella, siendo tan observadora y poseyendo una intuición femenina tan 'elaborada' pudo descubrir. Él estaba un poquito más delgado que meses atrás, ademas de tener unas casi imperceptibles ojeras. Era como si no hubiese podido dormir durante días... —Es un placer volver a verle, conde Darcy— sonrió ella. Él se sentó a su lado y ella ladeó su rostro para verle. —No del todo. Adoro la nieve, pero he de admitir que este invierno ha sido algo crudo y las cosas en la ciudad no están del todo buenas. Ya no es muy seguro salir a la calle.— debía, también, admitir que no era del todo seguro andar por la calle sin compañía. El pueblo estaba molesto con los nobleza y la clase alta. Nadie estaba seguro de no ser atacado.
—Usted luce algo diferente, conde Darcy. ¿No ha podido dormir bien?— cuestionó con interés e inocencia en su voz. Solo había platicado con él un par de veces, pero ella tenía una memoria de "elefante" y estaba cien por ciento segura, de que en esas veces, él no tenía esas ojeras bajo sus ojos.
Estaba tan sumergida en sus pensamientos respecto a la primavera y a las flores de su jardín, que no se percató de la llegada del conde. Se sobresaltó al escuchar su masculina voz, volteándose hacia él y en segundos dibujando una sonrisa en sus labios, recuperándose del susto. —Buenos días, conde Darcy— saludó de la misma manera que él lo había hecho. Últimamente estaba demasiado nerviosa, y cualquier ruido la sobresaltaba. Probablemente se debiera a sus instintos de que alguien la perseguía.
Katerina no necesitaba ser demasiado inteligente para percatarse de que el conde se veía diferente. No era que estuviese cambiado del todo, eran unos pequeños detalles que ella, siendo tan observadora y poseyendo una intuición femenina tan 'elaborada' pudo descubrir. Él estaba un poquito más delgado que meses atrás, ademas de tener unas casi imperceptibles ojeras. Era como si no hubiese podido dormir durante días... —Es un placer volver a verle, conde Darcy— sonrió ella. Él se sentó a su lado y ella ladeó su rostro para verle. —No del todo. Adoro la nieve, pero he de admitir que este invierno ha sido algo crudo y las cosas en la ciudad no están del todo buenas. Ya no es muy seguro salir a la calle.— debía, también, admitir que no era del todo seguro andar por la calle sin compañía. El pueblo estaba molesto con los nobleza y la clase alta. Nadie estaba seguro de no ser atacado.
—Usted luce algo diferente, conde Darcy. ¿No ha podido dormir bien?— cuestionó con interés e inocencia en su voz. Solo había platicado con él un par de veces, pero ella tenía una memoria de "elefante" y estaba cien por ciento segura, de que en esas veces, él no tenía esas ojeras bajo sus ojos.
Katerina Vodianova- Humano Clase Alta
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Re: Contribuyendo a la causa ---> Darcy
-No era mi intención tomarle por sopresa.- comentó cuando le vio sobre saltarse ante su llegada "repentina". Aún manteniendo la media sonrisa, Darcy acarició la mejilla de Katerina, recorriendo sus rasgos con la mirada. Era como si no la hubiera visto en mucho, mucho tiempo más del que realmente los separaba. Fue apenas un roce antes de bajar la mano. -El placer es mío.- aseguró. Su vista recorrió los jardines en busca de alguna señal de peligro, pendiente de cada persona que pasaba y se les quedaba mirando más tiempo del que la buena educación exigía. Una pareja paeaba despreocupadamente, la mujer llevaba a un niño de la mano. Pasaron frente a ellos. Entornó la mirada, observándoles pensativo. -Sí, ha sido un invierno muy duro. Uno de los más difíciles en cinco años... - el lobo volvió a mirarle. El paisaje blanquecino resaltaba el color gris en los ojos de Katerina esa mañana y el chal negro brindaba cierta pureza en ellos aunque fueran de una tonalidad más oscura que la nieve. -Y no, no es bueno salir a la calle en estos días, son tiempos difíciles, tiempos de guerra.- ladeó la cabeza como si repentinamente recordara algo. -Mandaré a alguien que la protega, se presentará en su casa mañana por la tarde. Me sentiré más tranquilo sabiendo que se encuentra a salvo.- mintió a medias. Le improtaba la seguridad de Katerina y tampoco podía negar que le aliviaba un poco saber que estaba lejos de los problemas, pero también le serviría para tenerle vigilada.
Darcy suspiró cuando ella preguntó por sus noches en vela. La verdad era más complicada que la dificultad de poder conciliar el sueño, y sólo en parte tenía que ver con su reciente encierro. Incluso probablemente se trataba de antigüas criaturas que actuaban en nombre de la justicia, en nombre de los dioses. Pero no le podía contar todo eso a Katerina, ya era bastante difícil pensar en tal posibilidad, decirlo en voz alta era casi como invocarlo. Una locura. El lobo se río de sus propias reflexiones antes de responder. -No, no he podido dormir bien... La Bastilla crea malos hábitos de sueño.- esbozó una sonrisa lobuna. -Usted por otro lado, esta tan bella como de costumbre, señorita Katerina. Espero que con el mal clima no haya mermado su paciencia y compromiso hacia el pacto firmado anteriormente más que con mera tinta, tal como hiciera Fausto.- Se acomodó en el asiento y se cruzo de brazos. -Por cierto ¿Cómo van sus relaciones sociales en París? Confío en que ha tenido batante tiempo para hacerse de amistades, incluso en la corte. ¿Me equivoco?- le cuestionó, pasando de las preguntas superficiales. No tenía mucho tiempo para decirle los planes que tenía para ella por ahora. Debía ser rápido y cauteloso, nunca se sabe cuando hay un espía cerca, al servicio de la Corona.
Darcy suspiró cuando ella preguntó por sus noches en vela. La verdad era más complicada que la dificultad de poder conciliar el sueño, y sólo en parte tenía que ver con su reciente encierro. Incluso probablemente se trataba de antigüas criaturas que actuaban en nombre de la justicia, en nombre de los dioses. Pero no le podía contar todo eso a Katerina, ya era bastante difícil pensar en tal posibilidad, decirlo en voz alta era casi como invocarlo. Una locura. El lobo se río de sus propias reflexiones antes de responder. -No, no he podido dormir bien... La Bastilla crea malos hábitos de sueño.- esbozó una sonrisa lobuna. -Usted por otro lado, esta tan bella como de costumbre, señorita Katerina. Espero que con el mal clima no haya mermado su paciencia y compromiso hacia el pacto firmado anteriormente más que con mera tinta, tal como hiciera Fausto.- Se acomodó en el asiento y se cruzo de brazos. -Por cierto ¿Cómo van sus relaciones sociales en París? Confío en que ha tenido batante tiempo para hacerse de amistades, incluso en la corte. ¿Me equivoco?- le cuestionó, pasando de las preguntas superficiales. No tenía mucho tiempo para decirle los planes que tenía para ella por ahora. Debía ser rápido y cauteloso, nunca se sabe cuando hay un espía cerca, al servicio de la Corona.
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 21/02/2011
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Re: Contribuyendo a la causa ---> Darcy
Las mejillas de Vodianova se tiñeron de un rosado claro ante la repentina caricia del conde a sus mejillas. —No fue su culpa sorprenderme, fue mía por estar sumergida en mis pensamientos.— comentó ella, clavando su mirada sobre sus manos, las que de manera inquieta acariciaban uno de los hilos de su vestido. La chica subió su mirada a tiempo para ver a una joven pareja pasear delante de ellos. Llevaban un niño de no más de cinco años, quien iba dando saltos y con una sonrisa contagiosa en su pequeño rostro.
—No recuerdo haber presenciado un invierno tan crudo como este. Ni siquiera en Amsterdam.— comentó, ladeando su rostro y recogiendo uno de sus mechones castaños tras de su oreja. Ella asintió ante las palabras del joven conde. Si, era cierto, salir a la calle ya no era un lujo, si no que era optado solamente para casos de emergencia y extrema necesidad. Los tiempos ya no era como los de antes, donde había paz y tranquilidad. Ahora todos hablaban de revueltas y guerras.
Al escuchar la oferta del conde Darcy, Katerina se volteó, negando la cabeza una y otra vez. —No es necesario, conde Darcy. No podría sentirme tranquila sabiendo que usted esta tomándose tal molestia hacia mi. murmuró, sonriendo de manera tímida. Ella no podía aceptar que él tomara tales molestias hacia ella.
—¿La Bastilla?— preguntó en voz baja Katerina, frunciendo su ceño. ¿Que tenía que ver la Bastilla con todo eso? Sintiéndose perdida, la joven volvió a cuestionar —¿Qué tiene que ver la Bastilla con que usted no concilie su sueño?— su voz mostraba su confusión e inocencia sobre el tema. Sus mejillas volvieron a sonrojarse ante el comentario del conde. —Dudo mucho que el invierno pueda corromper nuestro pacto, conde Darcy. De hecho, nuestro trato y mi interés hacia con los planes esta mucho mas fuerte y vigente que nunca.— le aseguró ella con una sonrisa.
Katerina suspiró y luego negó la cabeza. —No, lo lamento conde Darcy. Digamos que mi familia no es del todo bien vista en la corte, todo después de lo ocurrido con la expropiación de los títulos a mi padre.— murmuró ella. —Aparte de tener un par de problemas...Conde Darcy, ¿usted ha sentido alguna vez que le persiguen?— quizás era pura fantasía de ella, pero necesitaba que alguien de confianza le dijera que pensaba sobre ese asunto tan peculiar.
—No recuerdo haber presenciado un invierno tan crudo como este. Ni siquiera en Amsterdam.— comentó, ladeando su rostro y recogiendo uno de sus mechones castaños tras de su oreja. Ella asintió ante las palabras del joven conde. Si, era cierto, salir a la calle ya no era un lujo, si no que era optado solamente para casos de emergencia y extrema necesidad. Los tiempos ya no era como los de antes, donde había paz y tranquilidad. Ahora todos hablaban de revueltas y guerras.
Al escuchar la oferta del conde Darcy, Katerina se volteó, negando la cabeza una y otra vez. —No es necesario, conde Darcy. No podría sentirme tranquila sabiendo que usted esta tomándose tal molestia hacia mi. murmuró, sonriendo de manera tímida. Ella no podía aceptar que él tomara tales molestias hacia ella.
—¿La Bastilla?— preguntó en voz baja Katerina, frunciendo su ceño. ¿Que tenía que ver la Bastilla con todo eso? Sintiéndose perdida, la joven volvió a cuestionar —¿Qué tiene que ver la Bastilla con que usted no concilie su sueño?— su voz mostraba su confusión e inocencia sobre el tema. Sus mejillas volvieron a sonrojarse ante el comentario del conde. —Dudo mucho que el invierno pueda corromper nuestro pacto, conde Darcy. De hecho, nuestro trato y mi interés hacia con los planes esta mucho mas fuerte y vigente que nunca.— le aseguró ella con una sonrisa.
Katerina suspiró y luego negó la cabeza. —No, lo lamento conde Darcy. Digamos que mi familia no es del todo bien vista en la corte, todo después de lo ocurrido con la expropiación de los títulos a mi padre.— murmuró ella. —Aparte de tener un par de problemas...Conde Darcy, ¿usted ha sentido alguna vez que le persiguen?— quizás era pura fantasía de ella, pero necesitaba que alguien de confianza le dijera que pensaba sobre ese asunto tan peculiar.
Katerina Vodianova- Humano Clase Alta
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Re: Contribuyendo a la causa ---> Darcy
-¿En que dirección van sus pensamientos. Parece nerviosa, señorita Katerina.- comentó percátandose de la inquietud que demostraba jugando con la ebra suelta de sus ropas. Era una dama que se sonrojaba con facilidad y esto sólo la hacía ver más hermosa, más viva y sus gestos delataban la sencilles de su persona. -He de insistir señorita Katerina, no es seguro para usted estar sola. Confíe en mí.- Sonrió y atrapó la la mano de la doncella que se entretenía con su ropa, y fue él quién jugó con sus dedos, intranquilo también por los posibles testigos que pudieran llegar a reconocerlo. No deseaba que se reptiera todo de nuevo, y volviera a estar preso entre cuatro muros sin ventanas, porque su mente no lo soportaría y además esta vez quizá no cierriera con tanta suerte. Se río por lo bajo a sus cuestionamientos y él que pensaba que todo París fue testigo del castigo ante los ojos de la Madre y protectora de Francia. Su vista se fijó en los delicados dedos de Katerina mientras respondía. -Pues que una vez siendo huesped de ese lugar, difícilmente se puede dormir sin pesadillas. ¿No sale mucho verdad?- esbozó una sonrisa lobuna, mientras confezaba todo eso como si fuera cualquier cosa. Era conciente de que ella podía espantarse por tales revelaciones, pero era para eso para lo que había firmado más le valía irse a costumbrando. -Exelente, sabe que no hay vuelta atrás... y no creo que quiera siendo este el único modo en el que conseguirá lo que quiere.- entornó la mirada. -Debe esforzarse por convivir con otras personas y hacerse de amigos, no importa si son de la corte o no. De otro modo no podrá ayudar mucho en esto. ¿Entiende a lo que me refiero?- ladeó la cabeza con curiosidad. -¿Problemas de que clase?- volvió a reír. -Todo el tiempo... - paseó la mirada por los jardines, buscando a un enemgo invisible antes de fijarse en ella nuevamente. Sólo encontro blancura fría y espejismos de vapor que flotaban sobre la nieve, denotando la sensibilidad casi muda al calor del sol.-¿Le estan siguiendo? ¿Desde cuando?-
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: Contribuyendo a la causa ---> Darcy
Rió en voz baja, antes de ladear la cabeza. —Sólo pensaba, conde Darcy.— respondió, aun con una sonrisa en su rostro. —Es sólo que me preocupa algo el cambio en la ciudad. Las cosas se están poniendo feas, conde Darcy. Ahí mucha violencia en las calles.— murmuró. Ahora cuando salía, se veía en la obligación de mirar a todas partes y cada vez que avanzaba un par de pasos, debía mirar atrás para así evitar algún asalto. Eso no le agradaba. Esas acciones la hacían sentir como una criminal.
No le era del todo correcto aceptar la oferta del conde, pero tampoco deseaba menospreciar tan bondadosa acción, así que con una pequeña sonrisa acepto. —Bien, pero es solo por que no deseo menospreciar su oferta.— Observó como él jugaba con sus dedos. No pudo dejar de notar que él también se encontraba algo intranquilo. Su comentario captó su atención. "Ser huésped" ¿Acaso el conde había estado encerrado en la Bastilla? —¿U-Usted estuvo encerrado en la Bastilla?— preguntó sorprendida. —Yo no lo sabía, Conde Darcy. Lo lamento tanto...— se lamentó. Katerina no se lamentaba por un simple requisito social, sino por que así lo sentía. Nadie merecía estar encerrado en ese horrible lugar. Ni siquiera podía imaginarse lo que era estar encerrado allí. —¡Debió ser horrible! Lo lamento tanto.— murmuró.
—Si, lo sé.— respondió. —Se que no haré nada si no logró involucrarme en la corte. Pero descuide, intentaré introducirme en Versalles.— aseguró. Ya alguna idea se le ocurriría en cuanto involucrarse a la corte. Sonrió. —Supongo que ha de ser muy seguido— rió, antes de colocar su mirada sobre su regazo. —Hace un par de semanas atrás. No creo que se traten de varias personas, creo que es uno solo. Hace dos semanas paseaba por mi jardín en la noche, cuando vi la silueta. Creo que es un hombre. Creo que me sigue en las noches, pero no se quien puede ser. ¿Usted cree que alguien se haya enterado de nuestro trato?— Katerina subió su mirada y observó con preocupación al conde.
No le era del todo correcto aceptar la oferta del conde, pero tampoco deseaba menospreciar tan bondadosa acción, así que con una pequeña sonrisa acepto. —Bien, pero es solo por que no deseo menospreciar su oferta.— Observó como él jugaba con sus dedos. No pudo dejar de notar que él también se encontraba algo intranquilo. Su comentario captó su atención. "Ser huésped" ¿Acaso el conde había estado encerrado en la Bastilla? —¿U-Usted estuvo encerrado en la Bastilla?— preguntó sorprendida. —Yo no lo sabía, Conde Darcy. Lo lamento tanto...— se lamentó. Katerina no se lamentaba por un simple requisito social, sino por que así lo sentía. Nadie merecía estar encerrado en ese horrible lugar. Ni siquiera podía imaginarse lo que era estar encerrado allí. —¡Debió ser horrible! Lo lamento tanto.— murmuró.
—Si, lo sé.— respondió. —Se que no haré nada si no logró involucrarme en la corte. Pero descuide, intentaré introducirme en Versalles.— aseguró. Ya alguna idea se le ocurriría en cuanto involucrarse a la corte. Sonrió. —Supongo que ha de ser muy seguido— rió, antes de colocar su mirada sobre su regazo. —Hace un par de semanas atrás. No creo que se traten de varias personas, creo que es uno solo. Hace dos semanas paseaba por mi jardín en la noche, cuando vi la silueta. Creo que es un hombre. Creo que me sigue en las noches, pero no se quien puede ser. ¿Usted cree que alguien se haya enterado de nuestro trato?— Katerina subió su mirada y observó con preocupación al conde.
Katerina Vodianova- Humano Clase Alta
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Re: Contribuyendo a la causa ---> Darcy
-Sí, es... se pondrá peor.- resumió sin darle demasiada importancia. Cuanto más avanzan las piezas en el tablero, más difícil es distinguir que movimiento no resulta peligroso. Aunque a veces se trata precisamente de eso, de poner carnada. Una distracción suficientemente llamativa para que el contrincante olvide las demás piezas y sólo vea el punto que uno desea. Eso va preparando el camino para un jaque mate. Por ahora el campo era cubierto por la fina capa de nieve, que hacía ver las cosas austeras, débiles, vacías. Daba la sensación de que todo guardaba un largo silencio y nada ni nadie se atrevía a moverse durante aquel letargo invernal hasta llegada la primavera. Sin embargo las primeras manchas de color rojizo empezaban a emerger entre el temprano verdor en los jardines, dibujando flores de botones cerradas. También había otros colores, otras flores que peleaban por surgir, pero Darcy se fijo en las primeras. Algo en la paz que reinaba en ese lugar tranquilizaba y al mismo tiempo era una advertencia. Como la pausa antes de la tormenta.
El lobo aparto la mriada de aquella visión para regresar a los tibios dedos que sostenía entre los propios. -Entonces esta acordado, le protegerán.- Como era de esperar Katerina preguntó más acerca de su estadía en la Bastilla, Darcy no pudo evitar sentir un escalofrío, pero su vista se entretenía memorizando cada líenea en la palma de ella. -Entenderá que cuesta comunicarse con alguien debidamente desde allí.- sonrió a medias mirado sus ojos al fin. -Tienen muy mal servicio, le recomiendo mantenerse apartada de las inmediaciones.- río por lo bajo. -Descuide, soy libre ahora.- fruncio el ceño. -No tiene que ser necesariamente la corte, pero tiene que hacerse de contactos en distintos círculos sociales en Francia, siempre con mucho cuidado de no revelar su postura verdadera ante la revolución hasta no estar segura de que dicha persona es de total confianza.- sostuvo un momento más su mirada antes de desviarla de nuevo a aquellas manchas rojas que salpicaban el paisaje. -No se lo imagina.- La sensación de ser perseguido empezaba a resultar aterradoramente familiar. Nada bueno, sin duda.
Darcy hizo una mueca a la última revelación de Katerina y volvió a fijar su atención en los ojos grises. -Sea lo que sea, la persona a la que mande, resolverá ese asunto. Y podremos saber si realmente hay alguien siguiéndole o no. Estare al tanto de todo, así que pronto procederemos según corresponda.- Tomó el mentón de Katerina y acerco su rostro al contrario. Besó superficialmente sus labios. -Por su bien, espero que no sea así.- esbozó una sonrisa lobuna.
El lobo aparto la mriada de aquella visión para regresar a los tibios dedos que sostenía entre los propios. -Entonces esta acordado, le protegerán.- Como era de esperar Katerina preguntó más acerca de su estadía en la Bastilla, Darcy no pudo evitar sentir un escalofrío, pero su vista se entretenía memorizando cada líenea en la palma de ella. -Entenderá que cuesta comunicarse con alguien debidamente desde allí.- sonrió a medias mirado sus ojos al fin. -Tienen muy mal servicio, le recomiendo mantenerse apartada de las inmediaciones.- río por lo bajo. -Descuide, soy libre ahora.- fruncio el ceño. -No tiene que ser necesariamente la corte, pero tiene que hacerse de contactos en distintos círculos sociales en Francia, siempre con mucho cuidado de no revelar su postura verdadera ante la revolución hasta no estar segura de que dicha persona es de total confianza.- sostuvo un momento más su mirada antes de desviarla de nuevo a aquellas manchas rojas que salpicaban el paisaje. -No se lo imagina.- La sensación de ser perseguido empezaba a resultar aterradoramente familiar. Nada bueno, sin duda.
Darcy hizo una mueca a la última revelación de Katerina y volvió a fijar su atención en los ojos grises. -Sea lo que sea, la persona a la que mande, resolverá ese asunto. Y podremos saber si realmente hay alguien siguiéndole o no. Estare al tanto de todo, así que pronto procederemos según corresponda.- Tomó el mentón de Katerina y acerco su rostro al contrario. Besó superficialmente sus labios. -Por su bien, espero que no sea así.- esbozó una sonrisa lobuna.
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: Contribuyendo a la causa ---> Darcy
Katerina sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral la "recomendación" del conde para mantenerse alejada de la Bastilla. ¡Por supuesto que se mantendría alejada! Ella no deseaba imaginarse lo horrible que debía ser el lugar. El olor a humedad, los animales inmundos que corrían por los pasillos... el sentirse incapacitado, apartado de la sociedad. El aroma propio de la muerte debía impregnar cada uno de los ladrillos que componían esas enormes paredes. Imaginarse a si misma en un lugar como ese le provocaba nauseas y un fuerte dolor en el pecho. Sus padres morirían de la vergüenza y del sufrimiento si su única hija viva fuese encerrada en tal pestilente lugar. Ya mucho tenían con haber perdido a su primogénito en una pelea en un burdel como para tener que soportar la humillación pública de tener una hija en la Bastilla por ser una revolucionaria.
—Puedo tratar de involucrarme un poco más en los negocios de mi padre e intentar colarme en sus reuniones. Asisten muchas personas importantes y creo que eso puede servir de algo. También mi madre posee varias amigas de la clase alta, puedo sacar información de ambos lugares.— murmuró no tan convencida. Tendría que darles una muy buena excusa a sus padres para que la dejasen acompañarlos sin comenzar a cuestionarles. Ella no era una chica de estar saliendo a reuniones sociales y mucho menos de involucrarse en negocios y salir de un día para otro con ese interés podía ser tomado por sus padres como una actuación extraña. Debía ser extremadamente meticulosa con el asunto.
Sus mejillas se tiñeron de rojo al sentir el beso superficial del conde sobre sus labios. Ella no estaba acostumbrada a esos... a esas situaciones. Había sido criada de forma diferente al resto de las chicas en París. Habían mas de un rumor de chicas de alta sociedad que parecían ser mas cortesanas que chicas de familias importantes. Su sonrojo y su vergüenza se desaparecieron en cuanto el conde murmuró aquellas palabras con una sonrisa en su apuesto rostro. "Más vale que por su bien sea así". Esa frase había provocado que un escalofrío volviera a recorrer su frágil cuerpo y que su rostro porcelana palideciera más de lo normal. —¿Q-Qué ocurriría si hay alguien que realmente me sigue?— ¿acaso eso iba a lograr que su plan y deseos de venganza no se cumplieran?
—Puedo tratar de involucrarme un poco más en los negocios de mi padre e intentar colarme en sus reuniones. Asisten muchas personas importantes y creo que eso puede servir de algo. También mi madre posee varias amigas de la clase alta, puedo sacar información de ambos lugares.— murmuró no tan convencida. Tendría que darles una muy buena excusa a sus padres para que la dejasen acompañarlos sin comenzar a cuestionarles. Ella no era una chica de estar saliendo a reuniones sociales y mucho menos de involucrarse en negocios y salir de un día para otro con ese interés podía ser tomado por sus padres como una actuación extraña. Debía ser extremadamente meticulosa con el asunto.
Sus mejillas se tiñeron de rojo al sentir el beso superficial del conde sobre sus labios. Ella no estaba acostumbrada a esos... a esas situaciones. Había sido criada de forma diferente al resto de las chicas en París. Habían mas de un rumor de chicas de alta sociedad que parecían ser mas cortesanas que chicas de familias importantes. Su sonrojo y su vergüenza se desaparecieron en cuanto el conde murmuró aquellas palabras con una sonrisa en su apuesto rostro. "Más vale que por su bien sea así". Esa frase había provocado que un escalofrío volviera a recorrer su frágil cuerpo y que su rostro porcelana palideciera más de lo normal. —¿Q-Qué ocurriría si hay alguien que realmente me sigue?— ¿acaso eso iba a lograr que su plan y deseos de venganza no se cumplieran?
Katerina Vodianova- Humano Clase Alta
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Re: Contribuyendo a la causa ---> Darcy
Escuchó su propuesta, y noto la inseguridad en su voz. Soltó su mentón, con una leve caricia sobre la piel aterciopelada. Fue entonces cuando el Lobo empezó a formular un plan mucho mas sencillo para ayudarles... o quizá dos. Todo dependía de la habilidad histriónica que Katerina demostrara tener. De pronto aquellas manchas rojizas entre los pasillos naturales que les rodeaban, que se burlaban de un futuro incierto, ahora se acomodaban de modo diferente, casi sonreian con aquellas machas blancas de nieve, frias, entremezcladas con el tibio rojo carmesí. Formaban sonrisas con dientes diminutos y resplandecientes. Uno de los pétalos cayó al suelo, sobre el manto de nieve, víctima del silencio sepulcral que traía año con año el invierno a París. Las flores debían corromperse, sangrar para que pudieran rejuvenecer.
Esbozo una sonrisa lobuna, fijandose en aquellos ojos grises que reflejaban la puereza mancilla del alredededor, que temblaban como la llama de una vela a la briza de de la ventana, con miedo...
-Descuide, me basta con que tenga algo bonito que ponerse y.. ¿qué tan buena actriz es?- entornó la miarada, evaluandola de arriba a abajo con meticulosidad. -Es una mujer hermosa sñorita Katerina, pero a veces eso no basta para atraer a la pesa.- le atrajo por la cintura un poco más cerca, inclinándose sobre ella. -¿también tiene encantos de sirena? Vamos a necesitarlos.- ladeo la cabeza. -En cuanto a sus padres, no es conveniente que actué de modo distinto.- Paso la yema de los dedos sobre las mejillas sonrojadas, más marcadas sobre la piel blanca. -Si alguien ha descubierto todo esto... veremos como se procede según se haya enterado ¿no?- susurró sobre sus labios. -Por ahora muestreme sus talentos.-
Esbozo una sonrisa lobuna, fijandose en aquellos ojos grises que reflejaban la puereza mancilla del alredededor, que temblaban como la llama de una vela a la briza de de la ventana, con miedo...
-Descuide, me basta con que tenga algo bonito que ponerse y.. ¿qué tan buena actriz es?- entornó la miarada, evaluandola de arriba a abajo con meticulosidad. -Es una mujer hermosa sñorita Katerina, pero a veces eso no basta para atraer a la pesa.- le atrajo por la cintura un poco más cerca, inclinándose sobre ella. -¿también tiene encantos de sirena? Vamos a necesitarlos.- ladeo la cabeza. -En cuanto a sus padres, no es conveniente que actué de modo distinto.- Paso la yema de los dedos sobre las mejillas sonrojadas, más marcadas sobre la piel blanca. -Si alguien ha descubierto todo esto... veremos como se procede según se haya enterado ¿no?- susurró sobre sus labios. -Por ahora muestreme sus talentos.-
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: Contribuyendo a la causa ---> Darcy
Katerina observó con cierta duda al conde. ¿A que se refería con que tan buena actriz era? Bueno, ella no era una actriz de teatro, pero podía defenderse bastante bien. —¡Por supuesto que tengo algo bonito que ponerme!— Tenía decenas de vestidos que podían servir para cualquier cosa que el conde Darcy tuviese en mente. Solo necesitaba saber que era lo que él tenía en mente. —No soy una gran actriz, pero creo que puedo defenderme en algo, conde Darcy. Solo bastara con que me diga que hacer y yo me las ingeniaré.— comentó, sonriendo de lado.
—¿Encantos de sirena?— preguntó con mejillas rosadas. ¿A que se refería con eso? A veces, la más joven de los Vodianova, detestaba ser un ser tan inocente. Probablemente, si se hubiese rodeado más con esas jóvenes 'avispadas' de la corte, tendría mayores conocimientos. La joven dibujo una 'O' con sus labios, para luego ladear su cabeza. —Yo no se si tenga esos 'encantos'— balbuceó.
Sobre el tema de sus padres, Katerina asintió. Ella pensaba lo mismo que él, no era conveniente que sus padres la notasen actuando de manera distinta. Ella debía seguir actuando de manera normal. Sus padres eran más listos y astutos de lo que aparentaban. Katerina debía ser meticulosa y muy cautelosa con todo lo que estaba ocurriendo y lo que posiblemente ocurriría en el futuro.
El conde Darcy podía ponerla muy nerviosa cuando se acercaba de esa manera. Ella era demasiado inexperta en todo lo referente al sexo masculino. Su padre era un hombre muy celoso con su hija y no permitía que sus compañeros de negocios o sus amigos se acercaran a ella. Sus mejillas se volvieron mucho más rojas en cuanto él volvió a acercarse. Ella abrió una y otra vez sus labios, incapaz de encontrar su voz o formar una palabra coherente. ¿Talentos? ¿Qué talentos? Esas eran las dos preguntas que merodeaban su cabeza. En cuanto pudo encontrar su voz, preguntó en un hilo de voz —¿T-talentos? ¿Qué talentos, conde Darcy?—
—¿Encantos de sirena?— preguntó con mejillas rosadas. ¿A que se refería con eso? A veces, la más joven de los Vodianova, detestaba ser un ser tan inocente. Probablemente, si se hubiese rodeado más con esas jóvenes 'avispadas' de la corte, tendría mayores conocimientos. La joven dibujo una 'O' con sus labios, para luego ladear su cabeza. —Yo no se si tenga esos 'encantos'— balbuceó.
Sobre el tema de sus padres, Katerina asintió. Ella pensaba lo mismo que él, no era conveniente que sus padres la notasen actuando de manera distinta. Ella debía seguir actuando de manera normal. Sus padres eran más listos y astutos de lo que aparentaban. Katerina debía ser meticulosa y muy cautelosa con todo lo que estaba ocurriendo y lo que posiblemente ocurriría en el futuro.
El conde Darcy podía ponerla muy nerviosa cuando se acercaba de esa manera. Ella era demasiado inexperta en todo lo referente al sexo masculino. Su padre era un hombre muy celoso con su hija y no permitía que sus compañeros de negocios o sus amigos se acercaran a ella. Sus mejillas se volvieron mucho más rojas en cuanto él volvió a acercarse. Ella abrió una y otra vez sus labios, incapaz de encontrar su voz o formar una palabra coherente. ¿Talentos? ¿Qué talentos? Esas eran las dos preguntas que merodeaban su cabeza. En cuanto pudo encontrar su voz, preguntó en un hilo de voz —¿T-talentos? ¿Qué talentos, conde Darcy?—
Katerina Vodianova- Humano Clase Alta
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Re: Contribuyendo a la causa ---> Darcy
Fue entretenido de contempalr la turbación en el rostro de la joven Katerina. Sus labios casi formando un círculo perfecto, el aroma de la duda, el nerviosismo y el aumento de los latidos de su corazón a un simple roce. Era tan pura, tan inocente como las damas de noble cuna dignas de tal, se precian de ser. Se notaba que desendía de antepasados con la gracia del rango grabada en su sangre y aunque el título familiar había sido borrado, evaporado como si jamás hubiera existido, todabía permanecía la "marca" corriendo en las venas. Precisamente era esta sangre caída de la gracia la que le ayudaría con la venganza de aquella que se encontraba todabía en lo alto, en la ingenuidad de la seguridad que ofrece un palacio y una corona Real. No importaba que en el proceso tuviese que corromperla, moldearla, convertirla en sangre oscura, en veneno ardiente. Katerina al igual que él conocería cuanto podía quemar el llamado de la sangre, por que en ella aún no era tan fuerte, apenas comenzaba el camino. Había aceptado sellar un pacto del cual probablemente se arrepentiría de cumplir. Pero sería muy tarde entonces porque todo habría terminado y nada podría ser desecho... Daría la media noche en el reloj, y acudirían los demonios...
-Los talentos de mujer... - murmuró pasando los dedos entre sus cabellos e inclinado su cabeza a un lado para deslizar los labios sobre la piel de su cuello. Ni un alma pasaba por entonces por los alrededores, por lo que era la oportunidad perfecta para ponerla a prueba. -Todas lo tienen, unas se dan cuenta de ello... otras no.- besó el cuello expuesto. Sus brazos la envolvían, reteníendola, impidiendo cualquier escape en caso de que decidiera que se estaba equivocando. -Muestrame de lo que eres capaz, encantame- le retó. No se arriesgaría a que su inexperiencia les hiciera fallar...
-Los talentos de mujer... - murmuró pasando los dedos entre sus cabellos e inclinado su cabeza a un lado para deslizar los labios sobre la piel de su cuello. Ni un alma pasaba por entonces por los alrededores, por lo que era la oportunidad perfecta para ponerla a prueba. -Todas lo tienen, unas se dan cuenta de ello... otras no.- besó el cuello expuesto. Sus brazos la envolvían, reteníendola, impidiendo cualquier escape en caso de que decidiera que se estaba equivocando. -Muestrame de lo que eres capaz, encantame- le retó. No se arriesgaría a que su inexperiencia les hiciera fallar...
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: Contribuyendo a la causa ---> Darcy
Los talentos femeninos, esos que su madre se había esmerado en que ella aprendiera. Una mujer, según su madre, tenía el poder de cautivar a un hombre con tan solo verle de manera seductora. Ella lo sabía porque antiguamente ella había sido una cortesana, por lo que ese arte de seducir a su marido era relativamente fácil para ella. Pero para Katerina... eso era otra cosa. Su madre y su institutriz se habían esmerado para que ella los aprendiera, ya que les serían muy útiles en el futuro.
¡Y si que le iban a servir para algo! Cuando su madre comenzó a enseñarle como utilizar esos talentos femeninos, a ella le había parecido como algo inútil y tonto, que no iba a servirle para nada en el futuro. Pero parecía ser que se equivocaba. No necesitaba ser tan inteligente como para comprender (de cierta manera) lo que planeaba el conde Darcy. Ella había firmado un pacto con el mismo diablo, así que ella debía continuar con este y no rehusarse. Probablemente esas preguntas acerca de sus capacidades como 'actriz' se debieran a que ella tendría que seducir a alguna persona. No le agradaba del todo la idea, pero si deseaba conseguir su venganza, ella tenía que hacer lo que el conde le dijera, aunque esto fuera en contra de sus principios.
Luchando por evitar el rubor al sentir al conde Darcy besar su cuello y percibir su aroma masculino sobre ella, Katerina respiró hondo, tratando de recordar las lecciones impartidas por su madre. Llevó uno de sus dedos a los labios del conde y con cierta delicadeza hizo que el rostro de este le observara a sus ojos. Ella moría de nervios, su corazón latía sumamente rápido, pero ella no iba a demostrarlo. Ella iba a mostrarle al conde que ella podía cumplir con las misiones que él le encargara. Ella iba a demostrarle que no era una chica tonta de alta sociedad, sino una mujer hecha y derecha, capaz de hacer lo que fuera por su familia. Esta era una prueba, y ella juraba por su vida que saldría airosa, aunque destruyera su aire inocente y la moralidad enseñada por sus padres.
Aun con su fino y blanquecino dedo en los labios de él, ella se las arregló para sonreír de forma maliciosa, algo raro en ella. Por lo general sonreía de forma inocente, pero en esos momentos ella tenía que alejar esa 'Katerina pura' y traer a la Katerina hija de una cortesana francesa. —¿Talentos? Tengo muchos talentos, conde Darcy— susurró en voz baja, acercándose hasta el rostro de él, delineando sus labios con su dedo —Sólo dígame que desea y quizás...solo quizás, pueda cumplirle— susurró a su oído, sonriendo de lado. Esa actuación enseñada por su madre le hacía sentir diferente, pero realmente no era tan malo, todo lo contrario. Hablar de esa manera, luchar contra el rubor y la timidez le hacía sentir diferente y fuerte. Quizás no era tan malo actuar de esa manera a menudo...
¡Y si que le iban a servir para algo! Cuando su madre comenzó a enseñarle como utilizar esos talentos femeninos, a ella le había parecido como algo inútil y tonto, que no iba a servirle para nada en el futuro. Pero parecía ser que se equivocaba. No necesitaba ser tan inteligente como para comprender (de cierta manera) lo que planeaba el conde Darcy. Ella había firmado un pacto con el mismo diablo, así que ella debía continuar con este y no rehusarse. Probablemente esas preguntas acerca de sus capacidades como 'actriz' se debieran a que ella tendría que seducir a alguna persona. No le agradaba del todo la idea, pero si deseaba conseguir su venganza, ella tenía que hacer lo que el conde le dijera, aunque esto fuera en contra de sus principios.
Luchando por evitar el rubor al sentir al conde Darcy besar su cuello y percibir su aroma masculino sobre ella, Katerina respiró hondo, tratando de recordar las lecciones impartidas por su madre. Llevó uno de sus dedos a los labios del conde y con cierta delicadeza hizo que el rostro de este le observara a sus ojos. Ella moría de nervios, su corazón latía sumamente rápido, pero ella no iba a demostrarlo. Ella iba a mostrarle al conde que ella podía cumplir con las misiones que él le encargara. Ella iba a demostrarle que no era una chica tonta de alta sociedad, sino una mujer hecha y derecha, capaz de hacer lo que fuera por su familia. Esta era una prueba, y ella juraba por su vida que saldría airosa, aunque destruyera su aire inocente y la moralidad enseñada por sus padres.
Aun con su fino y blanquecino dedo en los labios de él, ella se las arregló para sonreír de forma maliciosa, algo raro en ella. Por lo general sonreía de forma inocente, pero en esos momentos ella tenía que alejar esa 'Katerina pura' y traer a la Katerina hija de una cortesana francesa. —¿Talentos? Tengo muchos talentos, conde Darcy— susurró en voz baja, acercándose hasta el rostro de él, delineando sus labios con su dedo —Sólo dígame que desea y quizás...solo quizás, pueda cumplirle— susurró a su oído, sonriendo de lado. Esa actuación enseñada por su madre le hacía sentir diferente, pero realmente no era tan malo, todo lo contrario. Hablar de esa manera, luchar contra el rubor y la timidez le hacía sentir diferente y fuerte. Quizás no era tan malo actuar de esa manera a menudo...
Katerina Vodianova- Humano Clase Alta
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Re: Contribuyendo a la causa ---> Darcy
Entonces surgió el talento oculto en todas las damas, el canto de sirena que ha provocado tantas tragedias, guerras e infortunios. El mismo que llevara a la mítica Troya a la derrota, al poderoso Hércules a la muerte y a Hades surgir del inframundo. La sonrisa maliciosa borro el gesto de inocencia en Katerina de un momento al siguiente, como si fuera natural en ella, o como si todo ese tiempo hubiera estado pretendiendo ser algo mas puro de lo que en realidad era. Aún así su pulso acelerado le delataba, se notaba el esfuerzo para mantener esa máscara sobre su rostro. No importaba mucho, todo es cuestión de práctica y ella tenía potencial para ser actriz... o quizá tuviera un pasado más oscuro de lo que Darcy imaginaba. De igual modo, fuera una o la otra, le servían de igual modo para sus propósitos y esto sólo significaba una cosa, que se ahorraría tiempo.
Para el lobo era reconfortante hasta cierto punto sentir el calor del aliento de Katerina sobre su piel, había permanecido fría mucho tiempo, desde que estuviese entre los muros sepulcrales de la Bastilla. La mirada de la mujer atrajo con sutil firmeza su mirada. Darcy esbozó una sonrisa lobuna bajo el índice de Katerina. Si se va a llevar más almas al infierno, hay que hacerlo como corresponde, pese a la frase "cría cuervos..." Katerina susurró a su oído, él ladeo un poco la cabeza, observó su cuello pálido, el pulso bajo este que no estaba aún del todo tranquilo. Río por lo bajo ante sus palabras. Dedicó una mirada a los alrededores que seguían tranquilos, agenos a la esena que se llevaba a cabo en esa parte de los jardines, dónde las rosas entre la nieve. Darcy solto un poco el agarre a su alrededor solo para ceñirle en un ademán brusco, atrayéndole a su lado de nuevo.
-¿Quizás?- atrapó su menton liberandole a medias del agarre en torno a su cuerpo. -Eres mía.- murmuró en un gruñido y reteniéndola le beso con cierta saña. Era fácil fingir cuando el bien estar propio no se encuentra en riesgo, pero al invadir el espacio personal las cosas cambian, el instinto toma el control, se defiende. Darcy sabía que estaba presionando muy rapido a su nueva aliada, pero la guerra no aguarda. Necesitaba saber que tanto era cierto el juramento que ella misma firmara, que tanto su alma le pertenecía ciegamente...
Para el lobo era reconfortante hasta cierto punto sentir el calor del aliento de Katerina sobre su piel, había permanecido fría mucho tiempo, desde que estuviese entre los muros sepulcrales de la Bastilla. La mirada de la mujer atrajo con sutil firmeza su mirada. Darcy esbozó una sonrisa lobuna bajo el índice de Katerina. Si se va a llevar más almas al infierno, hay que hacerlo como corresponde, pese a la frase "cría cuervos..." Katerina susurró a su oído, él ladeo un poco la cabeza, observó su cuello pálido, el pulso bajo este que no estaba aún del todo tranquilo. Río por lo bajo ante sus palabras. Dedicó una mirada a los alrededores que seguían tranquilos, agenos a la esena que se llevaba a cabo en esa parte de los jardines, dónde las rosas entre la nieve. Darcy solto un poco el agarre a su alrededor solo para ceñirle en un ademán brusco, atrayéndole a su lado de nuevo.
-¿Quizás?- atrapó su menton liberandole a medias del agarre en torno a su cuerpo. -Eres mía.- murmuró en un gruñido y reteniéndola le beso con cierta saña. Era fácil fingir cuando el bien estar propio no se encuentra en riesgo, pero al invadir el espacio personal las cosas cambian, el instinto toma el control, se defiende. Darcy sabía que estaba presionando muy rapido a su nueva aliada, pero la guerra no aguarda. Necesitaba saber que tanto era cierto el juramento que ella misma firmara, que tanto su alma le pertenecía ciegamente...
Henry Birdwhistle- Hechicero/Realeza
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Re: Contribuyendo a la causa ---> Darcy
"Quien juega con fuego, se quema" eso decían. Katerina nunca había estado involucrada en un asunto como ese. Era una chica tranquila, pura e inocente...pero cuando se firma un pacto con el mismísimo diablo, la almas cambian. Se corrompen. No estaba segura si una persona como ella, que tenía pensamientos tan inocentes y que veía a la blanca y pura nieve como el medio por el que Dios purificaba al mundo, podía corromperse con un solo acto. No había vuelta atrás, no se trataba de un juego de niños, uno en el que ella podía recurrir a un 'no me encuentro a gusto' y liberarse de este. No hay escapatoria cuando se juega con el fuego. Uno se quema y por más que duela, no se puede hacer nada para liberarse de la quemadura.
Ella había llorado por venganza y estaba a punto de encontrarla. Su cuerpo, su mente y su corazón temblaban con tan solo reconocer y sentir el 'olor' a venganza. Su mente celebraba, por que dentro de poco todo cambiaría. Su corazón palpitaba de manera dolorosa. Estaba mal, ella lo sabía, pero no podía permitir que el temprano remordimiento comenzará a dejar cicatrices en su corazón.
Su alma dio un giró en cuanto escuchó las palabras de posesión del conde. Sí, tristemente ella se había convertido en un objeto de su propia venganza. Era su nueva vida, su nuevo ser y debía acostumbrarse a ello. Luchó contra el rubor que amenazaba con destruir esa imagen de altivez que tanto le estaba costando levantar. Sintió sobre sus labios el beso feroz de él. Sus labios no estaban acostumbrados a ese tipo de caricia, eran puros y castos, pero eso debía cambiar. Si ella quería ser de utilidad, debía ser como todas esas chicas de la corte. Exterior inocente, interior de cortesana.
Sonrió de lado, antes de devolver a su modo el beso. No era una experta, pero quizás con práctica ella podría mejorar. —¿Suya? ¿Desde cuando?— cuestionó con fingida sorpresa.
Ella había llorado por venganza y estaba a punto de encontrarla. Su cuerpo, su mente y su corazón temblaban con tan solo reconocer y sentir el 'olor' a venganza. Su mente celebraba, por que dentro de poco todo cambiaría. Su corazón palpitaba de manera dolorosa. Estaba mal, ella lo sabía, pero no podía permitir que el temprano remordimiento comenzará a dejar cicatrices en su corazón.
Su alma dio un giró en cuanto escuchó las palabras de posesión del conde. Sí, tristemente ella se había convertido en un objeto de su propia venganza. Era su nueva vida, su nuevo ser y debía acostumbrarse a ello. Luchó contra el rubor que amenazaba con destruir esa imagen de altivez que tanto le estaba costando levantar. Sintió sobre sus labios el beso feroz de él. Sus labios no estaban acostumbrados a ese tipo de caricia, eran puros y castos, pero eso debía cambiar. Si ella quería ser de utilidad, debía ser como todas esas chicas de la corte. Exterior inocente, interior de cortesana.
Sonrió de lado, antes de devolver a su modo el beso. No era una experta, pero quizás con práctica ella podría mejorar. —¿Suya? ¿Desde cuando?— cuestionó con fingida sorpresa.
Katerina Vodianova- Humano Clase Alta
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Re: Contribuyendo a la causa ---> Darcy
-Desde que saliste de las puertas de esa Iglesia y acudiste a mí.- sonrió de forma lobuna -Debe practicar, estar preparada par cualquier cosa... - Le miró pensativo, paso el pulgar sobre sus labios. Tenía planes para ella en mente. A decir verdad había tenido dudas al respecto, por que Katerina parecía una joven de naturaleza noble. Pero ahora viendo ese rostro que con relativa facilidad podía tornarse en seductor y coqueto, se daba cuenta que tenía posibildiades para el espionaje. No hay nada mejor en ello que una mujer que parece incapaz de cosas terribles como lo sería una traición. Además ella no se retractaría pues le convenía seguir cada paso para poder llevar acabo su venganza personal. Darcy tenía algo que ella quería, Katerina a su vez poseía algo que él deseaba para sus propósitos. No hay mejor aliado que aquél que sabe la intención bajo la máscara.
Las flores en los jardines aún tardarían en lucir sus colores, también Katerina tardaría en madurar suficiente. Sin embargo con esa charla podía hacerse una idea de lo que se esperaba de ella, era su última oportunidad de salirse de aquél enredo. Y al parecer no tenía muchas ganas de abandonar el proyecto. La venganza es un sentimiento destructivo, corrosivo. Una vez que se ha instalado en el alma es dificil sacarle sin desprende también un pedazo propio. Retroceder no es una opción. Los ojos de Katerian reflejaban que lo entendía y que estaba de acuerdo en corromper su ser con tal de obtener el objeto de su deseo.
El lobo miró al rededor. -Eres mía por que deseas venganza.- susurró a su oido y beso su cuello antes de liberarle por completo, retuvo su mano sólo para besar el dorso. Se puso de pie. -Por ahora he de retirarme. Pronto le llegará instrucciones para que sepa lo que tieen que hacer.- se acomodó el abrigo. -Mientras tanto, manténgase como si esta conversación no hubiese tenido lugar.- hizo una inclinación de cabeza a modo de despedida. -Hasta otra.- sonrió a medias y se dirigió a dónde había dejado su caballo, oculto entre los laberintos del Jardín Botánico.
Las flores en los jardines aún tardarían en lucir sus colores, también Katerina tardaría en madurar suficiente. Sin embargo con esa charla podía hacerse una idea de lo que se esperaba de ella, era su última oportunidad de salirse de aquél enredo. Y al parecer no tenía muchas ganas de abandonar el proyecto. La venganza es un sentimiento destructivo, corrosivo. Una vez que se ha instalado en el alma es dificil sacarle sin desprende también un pedazo propio. Retroceder no es una opción. Los ojos de Katerian reflejaban que lo entendía y que estaba de acuerdo en corromper su ser con tal de obtener el objeto de su deseo.
El lobo miró al rededor. -Eres mía por que deseas venganza.- susurró a su oido y beso su cuello antes de liberarle por completo, retuvo su mano sólo para besar el dorso. Se puso de pie. -Por ahora he de retirarme. Pronto le llegará instrucciones para que sepa lo que tieen que hacer.- se acomodó el abrigo. -Mientras tanto, manténgase como si esta conversación no hubiese tenido lugar.- hizo una inclinación de cabeza a modo de despedida. -Hasta otra.- sonrió a medias y se dirigió a dónde había dejado su caballo, oculto entre los laberintos del Jardín Botánico.
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