AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Justo castigo. [Violine]
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Justo castigo. [Violine]
Recuerdo del primer mensaje :
Ya había pasado más de media hora desde que le había sugerido subirse a uno de los reservados,m y tras los saludos pertinentes a los clientes habituales y asegurarse de que todo sigue su habitual ritmo, totalmente controlado, se ha decidido a subir. Se toma todo el tiempo del mundo en subir las pequeñas escaleras que conducen al pasillo en el que se encuentran las habitaciones. Aquí ya son más audibles los gemidos de puro placer y algún que otro chillido de dolor, y es que no todos pagaban por tener sexo simplemente... De hecho creía recordar que uo le pagó por matar a una, y él, inteligente y astuto, le había dado a una de las viejas que ya no servían demasiado.
Lo bueno de esto es que es capaz de encontrar la habitación de Violine solo por el olor de su sangre... Lo que ella no sabe es que ha hecho una pequeña parada en el sótano y lleva algo escondido entre sus ropas. Alcanza la susodicha habitación y, sin golpear ni nada por el estilo puesto que es su local, se cuela dentro, cerrando después. Con un suspiro apoya la espalda en la puerta de madera, clavando sus ojos azules en la figura de la muchacha:
-¿Se puede saber qué os ha pasado, Violine...? -Quiere una explicación, aunque habiendo observado el rostro de la joven ya sabe por donde van los tiros... Pero mejor empezar por esa faceta que lleva mostrando desde que la ha visto, como si buscase comprenderla, total, le responda lo que le responda, el castigo se lo va a llevar.
Ya había pasado más de media hora desde que le había sugerido subirse a uno de los reservados,m y tras los saludos pertinentes a los clientes habituales y asegurarse de que todo sigue su habitual ritmo, totalmente controlado, se ha decidido a subir. Se toma todo el tiempo del mundo en subir las pequeñas escaleras que conducen al pasillo en el que se encuentran las habitaciones. Aquí ya son más audibles los gemidos de puro placer y algún que otro chillido de dolor, y es que no todos pagaban por tener sexo simplemente... De hecho creía recordar que uo le pagó por matar a una, y él, inteligente y astuto, le había dado a una de las viejas que ya no servían demasiado.
Lo bueno de esto es que es capaz de encontrar la habitación de Violine solo por el olor de su sangre... Lo que ella no sabe es que ha hecho una pequeña parada en el sótano y lleva algo escondido entre sus ropas. Alcanza la susodicha habitación y, sin golpear ni nada por el estilo puesto que es su local, se cuela dentro, cerrando después. Con un suspiro apoya la espalda en la puerta de madera, clavando sus ojos azules en la figura de la muchacha:
-¿Se puede saber qué os ha pasado, Violine...? -Quiere una explicación, aunque habiendo observado el rostro de la joven ya sabe por donde van los tiros... Pero mejor empezar por esa faceta que lleva mostrando desde que la ha visto, como si buscase comprenderla, total, le responda lo que le responda, el castigo se lo va a llevar.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Justo castigo. [Violine]
En el mismo momento en que le ha cedido el control de la situación a Violine sabe que ya está perdido, que esa posible marcha atrás se desvanece por completo, encadenado, sin remisión, a la melodía cuya voz cantante lleva ahora los dedos de la joven, tañendo sobre las cuerdas del violín con suma soltura... Y lo peor es que no se arrepiente de ello, no ahora mismo, en un momento en el que irremediablemente se siente comprendido, en el que ve tanto como deja ver, emociones negativas, esas que nadie querría tener en su sano juicio y que ambos comparten... No puede evitar pararse a pensar en los motivos, en los hechos, que a Violine le han sucedido a lo largo de su corta vida para ser capaz de expresar algo así. En él es comprensible, 1700 años dan para mucho pese a que exprese en su mayoría emociones de su humanidad muerta...
Sin embargo, no pregunta, dejando que el clímax llegue a su debido tiempo, siguiendo el transcurso de las cosas sin ponerle objeción o impedimento alguno, respondiendo él a su vez sin perder el ritmo ni un mísero instante, centrado en lo que él hace, en los movimientos de sus dedos y la música que el insturmento emana. Tras varios segundos la melodía comienza a decaer, sumiendo la estancia, finalmente, en un silencio que nunca debió ser roto, que nunca debió verse superado por una situación como la que se acaba de dar. Sus dedos, ahora prácticamente inertes, se depositan sobre las teclas con ínfima suavidad sin crear sonido alguno, como si le costase, y es que le cuesta, horrores separarse... Porque ahora sabe, tras lo ocurrido, que está mínimamente expuesto, que el ser inalcanzable y perfecto no lo es tanto, y es perfectamente consciente de que esa mirada gris que ahora lo observa sumida en un dilema tan o más profundo como el propio podría traspasar en él como si de mantequilla se tratase...
Algo que, hundiéndose de nuevo a sí mismo y denegándose un derecho de cualquier ser, humano o vampírico, no quiere. Por ello mismo baja de nuevo la tapa y no se levanta, respirando profundamente, intentando serenar algo que no logrará en varias horas, incluso días... ¿Cómo mirarla a la cara después de todo? No se ve capaz, y de nuevo se queda sin recursos, opciones o vías de escape. Por casualidades del destino la suerte parece ponerse de su parte cuando Violine comienza a caminar. Es entonces, prácticamente seguro de que no le está viendo, cuando se levanta y voltea el cuerpo, clavando su azul mirada en la espalda de la joven, observando, sin remisión, como se encamina escaleras abajo, hacia el sótano en el que hace unos minutos estaba dispuesto a encerrarla y que, ahora, parece rechazar. No se mueve del sitio durante un par de segundos, pero finalmente es su inconsciente, ahora totalmente potenciado, el que actúa, caminando a largas y potentes zancadas, las suficientes como para alcanzar a Violine a mitad de trayecto y depositar una mano en el hombro desnudo de la joven.
"Espera", podría decirle, podría dedicarle miles de frases, comentarios o halagos a lo que acaba de suceder, incluso podría darle unas explicaciones a aquello que acaba de ver... Pero miedo por una parte, inseguridad por otra y, sobretodo, desconfianza hacia la raza humana en general, lo único que puede hacer es sonreír, negando con la cabeza en un mínimo gesto y tomándola de la mano, firme y suave a la vez. La sube hacia arriba de nuevo, recorriendo las plantas superiores en cuestión de minutos y alcanzando, finalmente, el reservado de Violine.
Una vez dentro la suelta, apoyándose en el marco por enésima vez, sin saber qué hacer... Sus labios se cierran a cal y canto, su rostro parece una máscara de acero, inexpresiva... Pero el brillo de su mirada indica demasiadas cosas anteriormente ocultas y que ahora salen a la luz, tantas que resulta imposible describirlas, aunque una predomina por encima de todas.
La gratitud.
Sin embargo, no pregunta, dejando que el clímax llegue a su debido tiempo, siguiendo el transcurso de las cosas sin ponerle objeción o impedimento alguno, respondiendo él a su vez sin perder el ritmo ni un mísero instante, centrado en lo que él hace, en los movimientos de sus dedos y la música que el insturmento emana. Tras varios segundos la melodía comienza a decaer, sumiendo la estancia, finalmente, en un silencio que nunca debió ser roto, que nunca debió verse superado por una situación como la que se acaba de dar. Sus dedos, ahora prácticamente inertes, se depositan sobre las teclas con ínfima suavidad sin crear sonido alguno, como si le costase, y es que le cuesta, horrores separarse... Porque ahora sabe, tras lo ocurrido, que está mínimamente expuesto, que el ser inalcanzable y perfecto no lo es tanto, y es perfectamente consciente de que esa mirada gris que ahora lo observa sumida en un dilema tan o más profundo como el propio podría traspasar en él como si de mantequilla se tratase...
Algo que, hundiéndose de nuevo a sí mismo y denegándose un derecho de cualquier ser, humano o vampírico, no quiere. Por ello mismo baja de nuevo la tapa y no se levanta, respirando profundamente, intentando serenar algo que no logrará en varias horas, incluso días... ¿Cómo mirarla a la cara después de todo? No se ve capaz, y de nuevo se queda sin recursos, opciones o vías de escape. Por casualidades del destino la suerte parece ponerse de su parte cuando Violine comienza a caminar. Es entonces, prácticamente seguro de que no le está viendo, cuando se levanta y voltea el cuerpo, clavando su azul mirada en la espalda de la joven, observando, sin remisión, como se encamina escaleras abajo, hacia el sótano en el que hace unos minutos estaba dispuesto a encerrarla y que, ahora, parece rechazar. No se mueve del sitio durante un par de segundos, pero finalmente es su inconsciente, ahora totalmente potenciado, el que actúa, caminando a largas y potentes zancadas, las suficientes como para alcanzar a Violine a mitad de trayecto y depositar una mano en el hombro desnudo de la joven.
"Espera", podría decirle, podría dedicarle miles de frases, comentarios o halagos a lo que acaba de suceder, incluso podría darle unas explicaciones a aquello que acaba de ver... Pero miedo por una parte, inseguridad por otra y, sobretodo, desconfianza hacia la raza humana en general, lo único que puede hacer es sonreír, negando con la cabeza en un mínimo gesto y tomándola de la mano, firme y suave a la vez. La sube hacia arriba de nuevo, recorriendo las plantas superiores en cuestión de minutos y alcanzando, finalmente, el reservado de Violine.
Una vez dentro la suelta, apoyándose en el marco por enésima vez, sin saber qué hacer... Sus labios se cierran a cal y canto, su rostro parece una máscara de acero, inexpresiva... Pero el brillo de su mirada indica demasiadas cosas anteriormente ocultas y que ahora salen a la luz, tantas que resulta imposible describirlas, aunque una predomina por encima de todas.
La gratitud.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Justo castigo. [Violine]
Descendió los primeros peldaños, directa a perderse en esa oscuridad abrupta en la que ni la penumbra existía, siendo tinieblas por completo el camino que se extendía hacia abajo. Y, en ese movimiento inercial de sus pies, Violine habría proseguido bajando los siguientes escalones, de no ser porque una mano sobre su hombro la hizo detenerse... Se giró, volteando primero tan solo el rostro hacia Jared con la confusión de nuevo escrita en su semblante, sin entender que era lo que quería exactamente ahora. Terminó por darse del todo la vuelta, al no obtener palabra alguna como respuesta, mirándole de forma interrogante hasta que le vio negar con la cabeza y, lo segundo no estaba segura pero casi podría jurarlo, sonreír fugazmente.
Captó el significado de ese gesto, volviendo a ladear el rostro hacia el sótano y seguidamente otra vez hacia él, alternativamente, hasta que se vio tomada de una mano y llevada escaleras arriba. Sin embargo, aunque la joven hubiera entendido lo que él quería decirle de ese modo, seguía sin comprender del todo el porqué de ese cambio. ¿Acaso era que la conexión musical había traspasado ese término y perdurado después de que la melodía cesara? No podía afirmarlo ni desmentirlo con seguridad, por lo que decidió seguir guardando silencio durante todo el trayecto hasta su reservado.
Solo cuando alcanzaron este y Jared la soltó, se dio cuenta, al desvíar la vista hacia la cama, de que volvía a estar prácticamente desnuda y expuesta. La colcha por la que había peleado hasta caer y que él le había colocado después por encima, había cedido a su propio peso cuando se había puesto a tocar, y ahora descansaría seguramente en el suelo de la primera planta. Tan absorta como se había encontrado en esa voragine musical, ni si quiera se percató en aquel momento de que así había sido... Hasta ahora, claro. Pero ahora... Ahora cualquier pudor o reparo había desaparecido, no había cabida para pensar en algo así después de lo que acababa de sucederle, después de ese momento que eclipsaba cualquier atisbo de vergüenza.
No se movió, ni avanzó por la habitación, quedándose también cerca de la puerta, dándole finalmente la espalda a la cama y terminando cara a cara con él. Leyó muchas cosas en esos ojos azules, y la mayoría desentonaban con lo inexpresivo de su rostro, leyó tanto que era imposible describirlo... Pero en medio de ese mar embravecido que salía al exterior, Violine comprendió que había algo que flotaba por encima de todo, algo llamado gratitud. Una gratitud que ella, por su parte, también sentía, aunque no fuese totalmente igual a la que Jared parecía manifestar silenciosamente. Una gratitud que su gris mirada también reflejaba, así como también mostraba un cúmulo de sensaciones muy similares a las de él, indescriptibles en su entremezclar. Y una gratitud que, decidida a que ese momento no cayera en el olvido, se atrevió a expresar en voz alta:
-Gracias... -Dijo, casi en un susurro... Gracias por haberla curado su herida, por haberla cubierto pese a que ahora mismo volviera a encontrarse medio desnuda, por no haberla obligado a dormir presa del pánico en aquel agujero y, sobretodo, más que por todo eso, por una cosa en concreto, la que ella consideraba más importante: lo que había compartido con ella, y le había dejado a su vez compartir, en la planta de abajo...
Captó el significado de ese gesto, volviendo a ladear el rostro hacia el sótano y seguidamente otra vez hacia él, alternativamente, hasta que se vio tomada de una mano y llevada escaleras arriba. Sin embargo, aunque la joven hubiera entendido lo que él quería decirle de ese modo, seguía sin comprender del todo el porqué de ese cambio. ¿Acaso era que la conexión musical había traspasado ese término y perdurado después de que la melodía cesara? No podía afirmarlo ni desmentirlo con seguridad, por lo que decidió seguir guardando silencio durante todo el trayecto hasta su reservado.
Solo cuando alcanzaron este y Jared la soltó, se dio cuenta, al desvíar la vista hacia la cama, de que volvía a estar prácticamente desnuda y expuesta. La colcha por la que había peleado hasta caer y que él le había colocado después por encima, había cedido a su propio peso cuando se había puesto a tocar, y ahora descansaría seguramente en el suelo de la primera planta. Tan absorta como se había encontrado en esa voragine musical, ni si quiera se percató en aquel momento de que así había sido... Hasta ahora, claro. Pero ahora... Ahora cualquier pudor o reparo había desaparecido, no había cabida para pensar en algo así después de lo que acababa de sucederle, después de ese momento que eclipsaba cualquier atisbo de vergüenza.
No se movió, ni avanzó por la habitación, quedándose también cerca de la puerta, dándole finalmente la espalda a la cama y terminando cara a cara con él. Leyó muchas cosas en esos ojos azules, y la mayoría desentonaban con lo inexpresivo de su rostro, leyó tanto que era imposible describirlo... Pero en medio de ese mar embravecido que salía al exterior, Violine comprendió que había algo que flotaba por encima de todo, algo llamado gratitud. Una gratitud que ella, por su parte, también sentía, aunque no fuese totalmente igual a la que Jared parecía manifestar silenciosamente. Una gratitud que su gris mirada también reflejaba, así como también mostraba un cúmulo de sensaciones muy similares a las de él, indescriptibles en su entremezclar. Y una gratitud que, decidida a que ese momento no cayera en el olvido, se atrevió a expresar en voz alta:
-Gracias... -Dijo, casi en un susurro... Gracias por haberla curado su herida, por haberla cubierto pese a que ahora mismo volviera a encontrarse medio desnuda, por no haberla obligado a dormir presa del pánico en aquel agujero y, sobretodo, más que por todo eso, por una cosa en concreto, la que ella consideraba más importante: lo que había compartido con ella, y le había dejado a su vez compartir, en la planta de abajo...
Violine- Gitano
- Mensajes : 84
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Justo castigo. [Violine]
Jared tampoco parece haber sido consciente hasta ahora de la parcial desnudez de Violine, y es en estos momentos, teniéndola enfrente, su mirada nublada fija en la despejada de él, cuando se percata... Un ramalazo de deseo le asalta, demasiada intensidad en muy poco tiempo, algo difícil de digerir para cualquiera... Otro probablemente se lanzaría encima de ella y aprovecharía la situación, pero él, en parte siendo frío y en parte porque no sabe siquiera si le conviene, decide no hacerlo... La verdadera razón, la verdadera causa de no hacerlo, es que es consciente del estrés de Violine, lo ha visto y sentido en esas notas de violín, y entiende que lo que menos necesita ahora es tenerlo encima.
Afortunado sin duda alguna, porque eso le da tiempo a recapacitar sobre lo sucedido, darle vueltas a las cosas y ordenarlas. Es consciente de que buscará excusas o justificaciones a todo esto, pero por el momento se conforma con mirarla fijamente durante largos segundos, sin desvíar ni por un instante su mirada a otras zonas del cuerpo de Violine...
"Gracias". Una única palabra es la que escapa de los labios de la joven, y resulta increíble ver como algo tan simple puede trastocar a alguien tan complejo, tan bien construido y tan perfecto como es él mismo. Alza una ceja de forma progresiva para después fruncir el ceño y entreabrir los labios, como si no entendiese a qué se deben... La cosa es que lo entiende, le agradece haberla curado, haberla cuidado y haber cambiado de opinión... Lo que iba a ser un castigo se ha convertido en algo tan profundo como peligroso... Y es que no es solo Jared quién juega con fuego en esto, Violine corre tanto o más peligro como él. Un peligro que, sin lugar a dudas, ha estado dispuesto a asumir cuando ha comenzado a tocar el piano, algo que en su mirada también le agradece, porque ahora mismo, aún con sus abismales diferencias, son muy parecidos... El mundo era muy pequeño, siempre se lo habían dicho, y lo que antes le parecía una frase estúpida ahora le suena más que verídico.
Exhala un tenue suspiro, incapaz de articular una respuesta semejante o cortés, ya que su mirada habla por sí sola, llevándose una mano al bolsillo del pantalón y observando la hora de su reloj:
-Maldición, no me da tiempo... -Tarda al menos una hora larga en alcanzar su vivienda, y probablemente el amanecer lo pillaría a mitad de camino... Guarda el reloj, contrariado, pasando por su lado sin dedicarle ninguna mirada más y observando su alrededor... Finalmente, se sienta en una silla, erguido y señorial, ladeando el rostro en dirección a Violine-Lammento comunicarte que tendrás que compartir habitación conmigo, no puedo salir a estas horas... Y... -Algo le dice que lo haga, que le de las gracias también o que, al menos, las acepte...
Pero en vez de eso aparta la mirada, apoyando sendos codos en sus rodillas y el rostro entre sus manos, perdiendo la mirada en un punto fijo de la pared:
-Lo mejor será que te tomes la cena y descanses, Violine.
Afortunado sin duda alguna, porque eso le da tiempo a recapacitar sobre lo sucedido, darle vueltas a las cosas y ordenarlas. Es consciente de que buscará excusas o justificaciones a todo esto, pero por el momento se conforma con mirarla fijamente durante largos segundos, sin desvíar ni por un instante su mirada a otras zonas del cuerpo de Violine...
"Gracias". Una única palabra es la que escapa de los labios de la joven, y resulta increíble ver como algo tan simple puede trastocar a alguien tan complejo, tan bien construido y tan perfecto como es él mismo. Alza una ceja de forma progresiva para después fruncir el ceño y entreabrir los labios, como si no entendiese a qué se deben... La cosa es que lo entiende, le agradece haberla curado, haberla cuidado y haber cambiado de opinión... Lo que iba a ser un castigo se ha convertido en algo tan profundo como peligroso... Y es que no es solo Jared quién juega con fuego en esto, Violine corre tanto o más peligro como él. Un peligro que, sin lugar a dudas, ha estado dispuesto a asumir cuando ha comenzado a tocar el piano, algo que en su mirada también le agradece, porque ahora mismo, aún con sus abismales diferencias, son muy parecidos... El mundo era muy pequeño, siempre se lo habían dicho, y lo que antes le parecía una frase estúpida ahora le suena más que verídico.
Exhala un tenue suspiro, incapaz de articular una respuesta semejante o cortés, ya que su mirada habla por sí sola, llevándose una mano al bolsillo del pantalón y observando la hora de su reloj:
-Maldición, no me da tiempo... -Tarda al menos una hora larga en alcanzar su vivienda, y probablemente el amanecer lo pillaría a mitad de camino... Guarda el reloj, contrariado, pasando por su lado sin dedicarle ninguna mirada más y observando su alrededor... Finalmente, se sienta en una silla, erguido y señorial, ladeando el rostro en dirección a Violine-Lammento comunicarte que tendrás que compartir habitación conmigo, no puedo salir a estas horas... Y... -Algo le dice que lo haga, que le de las gracias también o que, al menos, las acepte...
Pero en vez de eso aparta la mirada, apoyando sendos codos en sus rodillas y el rostro entre sus manos, perdiendo la mirada en un punto fijo de la pared:
-Lo mejor será que te tomes la cena y descanses, Violine.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Justo castigo. [Violine]
Esperó una respuesta que no llegó, pero que sí le permitió, durante lo que duró ese silencio, estudiar las reacciones que se iban reflejando en su semblante. Casi estuvo segura de que él quería haberla contestado pero no había sabido como, y de que ambos eran conscientes de que se estaban adentrando en un terreno peligroso si se daba cualquier paso en falso... Violine pensó entonces que le daba igual, que aceptaría ese riesgo porque seguramente lo que encontraría al final del vasto camino valdría la pena. Aquel pensamiento le hizo, de forma espontánea y armoniosa, dibujar con sus mullidos labios una sutil sonrisa que se desvaneció segundos después, confusa ante lo que él dijo repentinamente...
¿Tiempo de que? Lo entiende con su posterior explicación, parpadeando sorprendida ante el cambio de nuevo inesperado de actitud mediante la cual, sin mirarla si quiera, Jared se encaminó hacia la silla. La joven pelirroja se dio la vuelta, para volver a quedar de cara a él, y le observó, expectante ante lo que parecía estar a punto de añadir... Durante unos instantes creyó que iba a hacerlo, que iba a contestarle a la única palabra que ella había dicho desde hacía horas, que iba a dar un paso más hacia delante... Pero en lugar de eso, una recomendación cierta pero impersonal fue lo que salió de los labios del vampiro.
Suspiró, desviando su mirada hacia la comida y negando con la cabeza, antes de encaminarse hacia la cama. Tomó la bandeja entre sus manos, depositándola con cuidado en una de las mesas, junto a la silla de Jared, y sirviéndose agua en un vaso... Aquel líquido, tan vital para ella como para él lo era la sangre, reconfortó su garganta en cuanto dio el primer sorbo, dándose entonces cuenta de hasta que punto tenía sed, y bebiéndoselo entonces con rapidez. Depositándolo ya vacío sobre la bandeja, se giró para mirar una vez más al vampiro, encogiéndose de hombros:
-La verdad, siento mi estómago algo revuelto y eso me impide tener apetito, pero os agradezco la comida de todas formas... -Explicó, observándole aún cuando él ya había apartado su mirada- Lamento pues haberos retrasado y que ahora falte tan poco para el amanecer, mis disculpas... Si mi señor desea quedarse en esta habitación, para mí será todo un honor que así sea -Añadió, regresando repentinamente al protocolo habitual, a la cortesía sumisa del inferior que respeta a su superior por medio de los exquisitos modales- Sin embargo, si me permitís opinar, no creo que una silla sea un lugar adecuado para que durmáis, y por tanto...
Dejó inconclusa la frase y se encaminó hacia la cama, estirando la almohada y las sábanas para dejarlas intactas, antes de coger ella uno de los cojines. Lamentó entonces que la colcha se hubiera quedado abajo, teniendo en cuenta lo que iba a hacer, pero en peores condiciones había estado y, de hecho, aquella noche podría haber terminado en un lecho peor que el suelo de esa habitación... Sí, el suelo, justo a los pies de la cama. Fue allí donde la muchacha colocó el cojín para acostarse accto seguido, aovillándose y abrazándose el pecho desnudo.
Jared había hablado de compartir la habitación, no la cama, y ella, en su confusión, preferió resignarse a las distancias que, en cuanto él había regresado a su comportamiento habitual, se habían impuesto de nuevo entre ambos, como un recordatorio de que ninguno de los dos debía olvidar el lugar que les correspondía... Y Violine sabía cual era el suyo: siempre por debajo de él.
¿Tiempo de que? Lo entiende con su posterior explicación, parpadeando sorprendida ante el cambio de nuevo inesperado de actitud mediante la cual, sin mirarla si quiera, Jared se encaminó hacia la silla. La joven pelirroja se dio la vuelta, para volver a quedar de cara a él, y le observó, expectante ante lo que parecía estar a punto de añadir... Durante unos instantes creyó que iba a hacerlo, que iba a contestarle a la única palabra que ella había dicho desde hacía horas, que iba a dar un paso más hacia delante... Pero en lugar de eso, una recomendación cierta pero impersonal fue lo que salió de los labios del vampiro.
Suspiró, desviando su mirada hacia la comida y negando con la cabeza, antes de encaminarse hacia la cama. Tomó la bandeja entre sus manos, depositándola con cuidado en una de las mesas, junto a la silla de Jared, y sirviéndose agua en un vaso... Aquel líquido, tan vital para ella como para él lo era la sangre, reconfortó su garganta en cuanto dio el primer sorbo, dándose entonces cuenta de hasta que punto tenía sed, y bebiéndoselo entonces con rapidez. Depositándolo ya vacío sobre la bandeja, se giró para mirar una vez más al vampiro, encogiéndose de hombros:
-La verdad, siento mi estómago algo revuelto y eso me impide tener apetito, pero os agradezco la comida de todas formas... -Explicó, observándole aún cuando él ya había apartado su mirada- Lamento pues haberos retrasado y que ahora falte tan poco para el amanecer, mis disculpas... Si mi señor desea quedarse en esta habitación, para mí será todo un honor que así sea -Añadió, regresando repentinamente al protocolo habitual, a la cortesía sumisa del inferior que respeta a su superior por medio de los exquisitos modales- Sin embargo, si me permitís opinar, no creo que una silla sea un lugar adecuado para que durmáis, y por tanto...
Dejó inconclusa la frase y se encaminó hacia la cama, estirando la almohada y las sábanas para dejarlas intactas, antes de coger ella uno de los cojines. Lamentó entonces que la colcha se hubiera quedado abajo, teniendo en cuenta lo que iba a hacer, pero en peores condiciones había estado y, de hecho, aquella noche podría haber terminado en un lecho peor que el suelo de esa habitación... Sí, el suelo, justo a los pies de la cama. Fue allí donde la muchacha colocó el cojín para acostarse accto seguido, aovillándose y abrazándose el pecho desnudo.
Jared había hablado de compartir la habitación, no la cama, y ella, en su confusión, preferió resignarse a las distancias que, en cuanto él había regresado a su comportamiento habitual, se habían impuesto de nuevo entre ambos, como un recordatorio de que ninguno de los dos debía olvidar el lugar que les correspondía... Y Violine sabía cual era el suyo: siempre por debajo de él.
Violine- Gitano
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Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Justo castigo. [Violine]
No se siente ni con las ganas ni con las fuerzas suficientes como para sumirse en una discusión e intentar que coma algo, total, cuando al cuerpo humano le entra hambre, hambre de verdad, siempre termina por ceder y llevarse algo al estómago en cuanto puede. Por ello mismo se encoge de hombros, siendo más que consciente de las distancias que han vuelto a imponerse, de las posturas que parecen haberse vuelto a alzar en cuanto él ha recobrado mínimamente la compostura. Nada más lejos de la realidad, ya que, si bien de cara al exterior no ha perdido los nervios ni el temple, pareciendo de nuevo su amo y nada más, por dentro bulle en una incesante actividad, recordando una y otra vez lo que acaba de suceder hace escasa media hora.
Así, termina por escucharla del todo, pensando que, en efecto, tiene razón... Un vampiro tiene que dormir tumbado, bien en una cama o bien en un ataud, pero no puede dormir sentado ni de pie, no descansan y a la noche siguiente se encuentra horriblemente mal. Lo que no se espera por nada del mundo es que ella haga lo que está haciendo. Tan inusual le parece que, al principio, piensa que es algún tipo de juego eso de poner la almohada en el suelo... Pero no, Violine lo hace, para su sorpresa, y se tumba en el frío suelo, dispuesta a dormir allí. Parpadea un par de veces, confundido, de nuevo trastocado y sin saber exactamente qué hacer. Y otra vez, como si de un constante vaivén de ataques se tratase, una parte de él le insta a tumbarse en la cama, a aprovechar el ofrecimiento de su muñeca y a dejarla dormir en el suelo sin protección o calor alguno. La otra no está del todo conforme, y, de hecho, busca una justificación desde su punto de vista para no dejarla en el suelo. Sí, siempre justifica o excusa comportamientos, todo sea con tal de no aceptar que, por primera vez en mucho tiempo, no está cómodo con las situaciones humillantes o de inferioridad.
Por ello mismo, y con la idea racional de no hacer que enferme entremezclada con la idea irracional de no querer verlo, se levanta de la silla de un único movimiento, acluquillándose enfrente de ella:
-No voy a dejar que duermas en el suelo, no es hieigénico y mucho menos sano... Para eso te habría dejado en el sótano. -Susurra, y aunque sus palabras suenan tajantes, su mirada adquiere de nuevo ese tinte comprensivo generalmente impropio de él. Sin esperar respuesta o réplica la toma de la cintura con suma facilidad, echándola sobre la cama y dejando que se acomode. Él, a su vez, rodea la misma, alcanzando el otro extremo y descamisándose, quedándose únicamente en pantalones, dejando ver su torso fibrosos, de piel mortecinamente pálida, fría, perfecta. Sin decir nada más se tumba, boca arriba y ciertamente tenso... Y es que no ha compartido cama con una mujer sin juegos sexuales de por medio, situación que se le antoja atípica y rara. -Y no, no acepto réplicas... Tómatelo como una orden si así te resulta más fácil digerirlo. -La invita, la aconseja, pero...
¿Quién le ayuda a digerirlo a él?
Así, termina por escucharla del todo, pensando que, en efecto, tiene razón... Un vampiro tiene que dormir tumbado, bien en una cama o bien en un ataud, pero no puede dormir sentado ni de pie, no descansan y a la noche siguiente se encuentra horriblemente mal. Lo que no se espera por nada del mundo es que ella haga lo que está haciendo. Tan inusual le parece que, al principio, piensa que es algún tipo de juego eso de poner la almohada en el suelo... Pero no, Violine lo hace, para su sorpresa, y se tumba en el frío suelo, dispuesta a dormir allí. Parpadea un par de veces, confundido, de nuevo trastocado y sin saber exactamente qué hacer. Y otra vez, como si de un constante vaivén de ataques se tratase, una parte de él le insta a tumbarse en la cama, a aprovechar el ofrecimiento de su muñeca y a dejarla dormir en el suelo sin protección o calor alguno. La otra no está del todo conforme, y, de hecho, busca una justificación desde su punto de vista para no dejarla en el suelo. Sí, siempre justifica o excusa comportamientos, todo sea con tal de no aceptar que, por primera vez en mucho tiempo, no está cómodo con las situaciones humillantes o de inferioridad.
Por ello mismo, y con la idea racional de no hacer que enferme entremezclada con la idea irracional de no querer verlo, se levanta de la silla de un único movimiento, acluquillándose enfrente de ella:
-No voy a dejar que duermas en el suelo, no es hieigénico y mucho menos sano... Para eso te habría dejado en el sótano. -Susurra, y aunque sus palabras suenan tajantes, su mirada adquiere de nuevo ese tinte comprensivo generalmente impropio de él. Sin esperar respuesta o réplica la toma de la cintura con suma facilidad, echándola sobre la cama y dejando que se acomode. Él, a su vez, rodea la misma, alcanzando el otro extremo y descamisándose, quedándose únicamente en pantalones, dejando ver su torso fibrosos, de piel mortecinamente pálida, fría, perfecta. Sin decir nada más se tumba, boca arriba y ciertamente tenso... Y es que no ha compartido cama con una mujer sin juegos sexuales de por medio, situación que se le antoja atípica y rara. -Y no, no acepto réplicas... Tómatelo como una orden si así te resulta más fácil digerirlo. -La invita, la aconseja, pero...
¿Quién le ayuda a digerirlo a él?
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Justo castigo. [Violine]
Cerró los ojos, completamente dispuesta a dormir en ese lugar, como lo haría un perro a los pies de la cama de su amo... Pero, una vez las barreras se imponían, para Violine no había una gran diferencia entre lo que ella era para Jared y esa comparación, se sentía de hecho como una perra, patética e insignificante, su mascota, su juguete, su esclava, su muñeca... Irónico este último término, porque desde niña le habían dicho que su aspecto se asemejaba a una de ellas: cuerpo fino y cincelado; cabello, pómulos y labios rojizos, estos últimos gruesos y con forma de corazón; rostro también acorazonado, delicado y de nariz pequeña, ojos felinos... Sí, era una perfecta muñeca, y eso que por su enfermedad su piel había empalidecido y el sonrojo de sus mejillas se había vuelto inconstante.
Pero, cuando ya estaba casi logrando encontrar comodidad en su dolorido cuerpo, él se acuclilló frente a ella, hablando de esa forma tajante y autoritaria que tanto le caracterizaba y que, una vez más, contradecía a lo que su azul mirada parecía expresar. No replicó, no tuvo tiempo, y solo pudo dejarse coger y colocar en la cama, abriendo por inercia la sábana para tapar su desnudo cuerpo con esta. No era sano, claro... Lo que Jared ignoraba es que con el resto de circunstancias que la rodeaban, el dormir mal solo sería un añadido. Probablemente lo comprendería cuando, la noche siguiente, viera que aquellas marcas que él pensó que desaparecían rápido aún estaban allí, y algunas de ellas rodeadas de un característico tono morado... Era algo que ella tampoco sabía, que nadie, debido a la escasez de avances de la época podría prever.
Violine se colocó de nuevo aovillada, cubriéndose casi hasta el mentón. Ladeó unos instantes el rostro hacia Jared, ante sus siguientes palabras, sin saber muy bien que contestar y sin poder evitar observar fugazmente su torso desnudo, algo que provocó un tenue rubor en sus mejillas e hizo que le diera la espalda. Él nunca habría compartido cama con una mujer sin sexo de por medio... Pero ella directamente no había compartido cama con ningún hombre, a secas, así que mucho menos plantearse algo más.
Sin embargo, aunque toda esa tensión y confusión, junto con el remover de los sentimientos anteriormente experimentados, era fuerte, el cansancio que hacía mella en su cuerpo y mente lo era mucho más... Por eso, en cuestión de minutos, fue Morfeo quien venció la batalla, y la joven terminó por ceder al sueño, quedándose completamente dormida.
Pero, cuando ya estaba casi logrando encontrar comodidad en su dolorido cuerpo, él se acuclilló frente a ella, hablando de esa forma tajante y autoritaria que tanto le caracterizaba y que, una vez más, contradecía a lo que su azul mirada parecía expresar. No replicó, no tuvo tiempo, y solo pudo dejarse coger y colocar en la cama, abriendo por inercia la sábana para tapar su desnudo cuerpo con esta. No era sano, claro... Lo que Jared ignoraba es que con el resto de circunstancias que la rodeaban, el dormir mal solo sería un añadido. Probablemente lo comprendería cuando, la noche siguiente, viera que aquellas marcas que él pensó que desaparecían rápido aún estaban allí, y algunas de ellas rodeadas de un característico tono morado... Era algo que ella tampoco sabía, que nadie, debido a la escasez de avances de la época podría prever.
Violine se colocó de nuevo aovillada, cubriéndose casi hasta el mentón. Ladeó unos instantes el rostro hacia Jared, ante sus siguientes palabras, sin saber muy bien que contestar y sin poder evitar observar fugazmente su torso desnudo, algo que provocó un tenue rubor en sus mejillas e hizo que le diera la espalda. Él nunca habría compartido cama con una mujer sin sexo de por medio... Pero ella directamente no había compartido cama con ningún hombre, a secas, así que mucho menos plantearse algo más.
Sin embargo, aunque toda esa tensión y confusión, junto con el remover de los sentimientos anteriormente experimentados, era fuerte, el cansancio que hacía mella en su cuerpo y mente lo era mucho más... Por eso, en cuestión de minutos, fue Morfeo quien venció la batalla, y la joven terminó por ceder al sueño, quedándose completamente dormida.
Violine- Gitano
- Mensajes : 84
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Justo castigo. [Violine]
No son necesarias las palabras, ni siquiera los gestos o las miradas... Las cosas han quedado claras, las verdaderas intenciones ocultas tras falsas frases o actitudes fingidas en su caso, en una de esas noches que tardará días en olvidar... Aún sigue con los ojos fijos en el techo, pensando, buscando relajarse absolutamente en vano, intentando quitarse de la cabeza la locura que ha cometido.
Y es que ha tocado delante de otra persona, le ha dejado ver aquello que guarda con tanto recelo y única y exclusivamente para él mismo, acaba de compartir, de comprender y de perdonar, incluso de sentir un mínimo de compasión ante la mujer que ahora tiene al lado... Y ante esas abrumadoras revelaciones no hay mente que pueda estar parada. Largos son los minutos en lo que su postura no varía ni tampoco concilia el sueño, escuchando de refilón como Violine sí consigue hacerlo, si logra dejarse llevar por los brazos del sueño debido al agotamiento... Él tendría que hacer lo mismo, sería lo lógico, lo plausible...
Pero es que algo le recorre por dentro, algo que nace en su pecho y se aposenta en su garganta, oprimiéndole: La sensación de no haber dicho lo que tenía que decir. Y es ahora cuando, como un verdadero cobarde, dejándose llevar por el deseo de dejar de sentir esa sensación asfixiante, abre la boca, tres únicas palabras que parecen salir escupidas con suma rapidez, como si le ardiesen en la garganta:
-Gracias a ti... -De lo más hondo de su ser surge ese agradecimiento, uno que Violine, por triste que suene, ni siquiera escuchará... Y así se relaja, la sensación opresiva desaparece, y Jared, por fin, puede conciliar el sueño.
OFF: TEMA CERRADO.
Y es que ha tocado delante de otra persona, le ha dejado ver aquello que guarda con tanto recelo y única y exclusivamente para él mismo, acaba de compartir, de comprender y de perdonar, incluso de sentir un mínimo de compasión ante la mujer que ahora tiene al lado... Y ante esas abrumadoras revelaciones no hay mente que pueda estar parada. Largos son los minutos en lo que su postura no varía ni tampoco concilia el sueño, escuchando de refilón como Violine sí consigue hacerlo, si logra dejarse llevar por los brazos del sueño debido al agotamiento... Él tendría que hacer lo mismo, sería lo lógico, lo plausible...
Pero es que algo le recorre por dentro, algo que nace en su pecho y se aposenta en su garganta, oprimiéndole: La sensación de no haber dicho lo que tenía que decir. Y es ahora cuando, como un verdadero cobarde, dejándose llevar por el deseo de dejar de sentir esa sensación asfixiante, abre la boca, tres únicas palabras que parecen salir escupidas con suma rapidez, como si le ardiesen en la garganta:
-Gracias a ti... -De lo más hondo de su ser surge ese agradecimiento, uno que Violine, por triste que suene, ni siquiera escuchará... Y así se relaja, la sensación opresiva desaparece, y Jared, por fin, puede conciliar el sueño.
OFF: TEMA CERRADO.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 28/06/2010
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