Your sweet temptation ~.Privado.~

por **Aetos** Vie Mayo 25, 2012 8:38 am

- Después de una noche ajetreada había vuelto al que era su hogar, atendió a alguno clientes que aseguraban no tener problemas pero ante la atenta mirada del brujo cayeron confesando o bien problemas de potencia sexual o un sarpullido que habia salido porque habian tomado algo que no debian, no querian decirselos a sus parejas por eso conociendose bien la discreción de Aetos marcharon sin reparos hacia el sitio aun cuando se veian ridiculos con esas capuchas negras de cuello alto que escondian sus labios, un sombrero que servia para intentar esconder los ojos... en definitiva más que intentar no llamar la atención parecia todo lo contrario- Ineptos humanos - se dejó caer en el sillón con elegancia, él tambien era humano lo sabia y se lo repetia todos los días para no creerse superor o burlarse de ellos pero sin duda aun cuando no fuerahumano no podia evitar reirse de éstos, de su afán por protegerse del absurdo "que dirán"-

Tengo cosas que hacer pon el cartel a cerrado - Uno de los espíritus de la tienda le miró sorprendido ¿cerrar? estaba abierto a todas horas del año incluso por las noches, o dormía poco o hacía su vida en la tienda ¿cerrar? se repitió interiormente el espíritu pero no estaba alli para pensar ni para recriminar las acciones del humano que aun hoy le sorprendian así que cerro la puerta porque debia de obedecer. Aetos sin prestar atencion al espiritu guardian de la tienda abrio una puerta que daba a su hogar, la mansion tenia muchas puertas, tanto traseras como la central, ademas de tener hubicada al lado la tienda que siempre protegían los fantasmas. Hechó un vistazo a la casa, estaba presentable, hoy vendría alguien para estar con él, tomando algo los dos solos...¿solos? bueno si, habia puesto un hechizo para que ningun espiritu encontrase su casa en ese periodo de tiempo. Esa persona era importante para Aetos o lo sería, le ansiaba conocer pero tambien pervertir... no sabia porqué tenia en su interior esos deseos de verle sonrojado-

Esta todo listo -se sentó cruzando las piernas con elegancia, la cena habia sido preparada con antelación, olía a pescado pero tambien a estofado, algo de vino y un capricho de chocolate para ambos hombres, la habitacion habia sido limpiada, bueno todas las habitaciones por primera vez pero fue gracias a una sirvienta fielmente seguida por sus guardianes para que no tocase ni hiciera nada que no debia, solo quedaba esperar-

por **Stéphane Moreau** Miér Jun 06, 2012 9:36 am

Hace algunas noches, estuve vagando por las intrincadas y pestilentes calles de París como era de costumbre, era una noche cerrada, azul y húmeda, llevaba conmigo mis atuendos correspondientes para lo que dictaba mi labor; encajes de cuero negro y brillantes metales. Caminé así por los rincones de la ciudad una hora, dos… un año, porque las noches me parecían eternas, buscando siempre lo que mi corazón tanto anhelaba encontrar, un hombre, si, pero no cualquiera… Un hombre que una madrugada como ésta vi, vi sus fosfóricas pupilas, y su negro traje, su aroma en su piel, y su voz ¡Ah! Su voz era como una música… Sin embargo su nombre, ni vivienda me ha dicho, por tanto, aun lo busco, y lo he de encontrar, pronto, quizás.

Aun así, un muchacho miserable como yo debía alimentarse. Envidio el ingenio o la suspicacia de otros hombres para hacerse con un plato caliente al final del día, tal vez hijos de mejores familias serían y así supieron labrar honradamente su destino, mas yo no, yo que abandonado fui llegando al mundo, ¿qué podría saber?... Si había algo en lo que me creí capaz de sacar mi propio provecho, y aunque todavía carezco de la experiencia, es en el oficio más antiguo de todos, el ser cortesano. Y si bien en más de una ocasión malgasté mi poco dinero en vicios como el alcohol o el tabaco, ha logrado al remontar el alba despertarme con una comida.

Así fue entonces, que ya parado estaba yo en sereno en las esquinas, cuando un misterioso hombre se dispuso a llamarme la atención. Me encontraba disfrutando de delicioso cigarrillo cuando oí una voz dirigirse hacia a mi, así que observé en su dirección con curiosidad. Su figura se dibujaba esbelta y fornida bajo la tenue luz de las farolas en la sombra, su oscuro cabello caía como una manta de terciopelo sobre su frente que ocultaba parcialmente su rostro, y su delgado y ovalado semblante se contorneaba anguloso y radiante; portaba sobre su cuerpo vestimentas de exquisitas elaboraciones, claro estaba, que aquel hombre no era ningún plebeyo.

Lo que se presentó así de imprevisto a mis ojos suspendió mi ánimo, a simple vista parecía un chico muy atractivo ¿Qué querrá? No pude evitar preguntarme, ¿Cliente?... Pues no tuve que sacar más conjeturas apresuradas cuando éste reveló sus intenciones conmigo, me hizo una oferta a la cual no pude rechazar, para ello debía presentarme en su morada la noche siguiente; ciertamente, no estaba acostumbrado a ir a las casas de mis clientes de esta manera, habitualmente mis encuentros eran meramente callejeros, o eventualmente me incitaban a que los acompañe a algún establecimiento ellos mismos. La suma parecía prometer, y yo no estaba en circunstancias de decir no, por lo que al siguiente ocaso marché al domicilio ajeno, repitiendo mis extravagantes ropas, mas esta vez, dibujé un fino cerco de ébano en mis ojos, pronunciando así mi lasciva y atrevida mirada.

Así que, siguiendo sus indicaciones pude llegar a su mansión, la luna, que se había ido remontando, estaba ahora en lo más alto del cielo. El viento recorría con premura el lugar produciendo un monótono rumor, que solo era interrumpido por el cantar de los grillos. ¡Qué lugar! Su edificación se articulaba por entre las demás casas de manera prodigiosa, con sus balcones y chimeneas, sus miradores con doseles de seda, y esa lúgubre sazón nocturna que la tornaba un sitio misterioso y la vez excitante.

Me paré en el pórtico delantero y de forma instantánea una persona, aparentemente vestido de servicio me recibió en el umbral, me indicó el camino y me escoltó hacia la casa, qué bien, obviamente ya me estaba esperando.

Mientras andaba me deleitaba con la riqueza que reconocí en torno a mi ¿Llegaré a tener algo así algún día? Me preguntaba, sinceramente poco me importaba en este momento, cuando lo que más ansío en el alma es encontrar al hombre que se robó mi corazón…

Me recibió más personal en el recibidor, uno de ellos, me introdujo a la mansión cortésmente, la servidumbre era atenta con su amo indudablemente. Un mar de fragancias invadieron mis sentidos al cabo iba adentrándome más y más en la casa; aromas de caros perfumes, y no solo eso, ¡olía a comida! Y qué bien que olía… No pude evitar sentir a mi tripa crujir al percibirlo. De pronto arribé a una amplia habitación, y ahí estaba, bajo la luz artificial ese hombre sentado y de piernas curadas, el hombre que la noche anterior había venido a buscarme a las calles, solicitando mis servicios, parecía estar todo preparado para mi visita. Pude verlo con más claridad esta vez, sus labios eran grandes y de un color carmín, y sus ojos muy rasgados, buen mozo sí. Tenía la impresión que esto no iba a ser una noche cualquiera con un cliente, sino que iba a gozarlo, y así lo deseaba. - Buenas noches señor, encantado de volver a verlo -

Your sweet temptation ~.Privado.~

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