AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
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Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
La monotonía puede ser algo desagradable verdaderamente. Las horas encerrada en casa se volvían insoportables, pero no sabía que era peor, si el confinamiento auto impuesto con bordado y libros como única compañía o la incesante charla de los salones de baile a los que me veía obligada a asistir como carabina para mi hermana. Enmma era el diamante de la temporada ciertamente, era pequeña, con el pelo brillantemente rubio y lacio, ojos y piel clara, modales refinados instruidos por mí misma... el sueño de todo señor con sangre azul, además de todo tenía una jugosa dote. Esto último me aseguraba de toda una noche dándome cuenta de que nadie captaba mi presencia tras mi hermosa hermanastra y de ahuyentar moscones indeseados de su alrededor sin apenas tiempo para tomar una limonada.
Como si eso fuera poco, al llegar a casa debía dar un informe detallado de los hechos a la madre de esta y mi padre que simplemente bebía brandy delante de la chimenea y tengo la sensación de que nunca me escucha en estos momentos. Cuando por fin pude conseguir el permiso para subir a las habitaciones las doncellas se tiraron gran tiempo atendiendo a Enmma así que correteaban por el pasillo de un lado a otro y no podía utilizar mi salida por miedo a ser descubierta. Una vez por fin todo se calmó, después de perder valiosas horas de tiempo, me dispuse a ponerme mi disfraz, una vez colocado y mucho más cómoda me escurrí por la ventana hasta el suelo y después marché hacia la noche parisina sin mirar atrás.
La peluca daba calor, a veces desearía no tener que utilizarla, pero sabía que era parte clave de mi disfraz y como siempre iba colocada a la perfección escondiendo mi larga melena rubia ondulada. Los pantalones se sentían cómodos y al instante mis piernas tomaron un andar más masculino. La capa cumplía dos funciones, hacer que mis hombros parecieran más anchos y ocultar mi figura entre la bruma nocturna, el sombrero calado completaba el atuendo.
Caminaba cavilando hacia que lugar debería marchar, hacía unas semanas que no me acercaba a los burdeles y de seguro las chicas tenían nuevas cosas que contarme. También podía ir de visita médica a los barrios bajos o a casa de uno de mis amigos científicos que estaba formulando nuevas teorías y empezando nuevas lineas de investigación... el caso es que todas las investigaciones de mis amigos científicos se habían vuelto predecibles y aburridas y aunque sí eran interesantes... dejaban de atraerme con tanta pasión. Estaba pensando en esto cuando choqué con un sujeto y me tambaleé un poco hacia atrás.
- Disculpe, fue culpa mía... mis más sinceras disculpas- dije agravando mi voz al instante.
Como si eso fuera poco, al llegar a casa debía dar un informe detallado de los hechos a la madre de esta y mi padre que simplemente bebía brandy delante de la chimenea y tengo la sensación de que nunca me escucha en estos momentos. Cuando por fin pude conseguir el permiso para subir a las habitaciones las doncellas se tiraron gran tiempo atendiendo a Enmma así que correteaban por el pasillo de un lado a otro y no podía utilizar mi salida por miedo a ser descubierta. Una vez por fin todo se calmó, después de perder valiosas horas de tiempo, me dispuse a ponerme mi disfraz, una vez colocado y mucho más cómoda me escurrí por la ventana hasta el suelo y después marché hacia la noche parisina sin mirar atrás.
La peluca daba calor, a veces desearía no tener que utilizarla, pero sabía que era parte clave de mi disfraz y como siempre iba colocada a la perfección escondiendo mi larga melena rubia ondulada. Los pantalones se sentían cómodos y al instante mis piernas tomaron un andar más masculino. La capa cumplía dos funciones, hacer que mis hombros parecieran más anchos y ocultar mi figura entre la bruma nocturna, el sombrero calado completaba el atuendo.
Caminaba cavilando hacia que lugar debería marchar, hacía unas semanas que no me acercaba a los burdeles y de seguro las chicas tenían nuevas cosas que contarme. También podía ir de visita médica a los barrios bajos o a casa de uno de mis amigos científicos que estaba formulando nuevas teorías y empezando nuevas lineas de investigación... el caso es que todas las investigaciones de mis amigos científicos se habían vuelto predecibles y aburridas y aunque sí eran interesantes... dejaban de atraerme con tanta pasión. Estaba pensando en esto cuando choqué con un sujeto y me tambaleé un poco hacia atrás.
- Disculpe, fue culpa mía... mis más sinceras disculpas- dije agravando mi voz al instante.
Ariadna Raibow- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 29/05/2012
Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
Y una noche más, como todas las otras noches, Soren recorría las nocturnas calles de París en busca de nuevos placeres que explorar y viejas costumbres que saciar. Le estaba costando memorizar las calles de la ciudad, más aún cuando ni siquiera se había molestado en ojear un plano, pero empezaba a saber guiarse, al menos, en las licenciosas zonas que tanto le interesaban.
O eso creía él.
La impulsiva curiosidad del viejo muchacho lo forzaba a tomar cualquier avenida, calle, callejuela o callejón que creyera no haber pisado antes, y París tenía bastante de todo eso. Era una red ilógica de caminos diseñados por un arquitecto que quisiera mantener a la vista palacios espléndidos y ocultos los habituales desfases de sus ciudadanos, que disfrazaban a menudo con viejas togas de beatitud o intentaban ocultar entre velos de modernidad y reformada moral.
Sinceramente, aquello le encantaba: Hacía a los Parisinos tan... él.
El único defecto que le hallaba a la ciudad era aquel desastroso hedor que acababa por impregnar la ropa... pero no podía compararlo a Londres, por otra parte, donde el humo del carbón te obligaba a vestir ropa negra. Fuera el color que tuviera antes de salir de casa o no.
-Disculpe, fue culpa mía...- Dijo una voz extraña.- mis más sinceras disculpas.
Lo primero en lo que pensó fue en qué torpe eran los parisinos. Era ya la tercera, o puede que la cuarta, vez que un hombre chocaba contra él en las calles de París; en esta ocasión se trataba de un hombre elegantemente trajeado, tocado con un sombrero y cubierto con una amplia capa que lo mantenía abrigado del frío nocturno a la par que oculto. Pensó en limitarse a disculparse y dejar al hombre que siguiera su camino tranquilamente, pero su detestable curiosidad empezaba a tomar el control de nuevo.
Por una parte, estaba el detalle de que, como todo buen desconocido en París, su tarjeta de visita fuera un "empellón por despiste"; por otro lado, aunque apenas podía distinguir rasgo alguno del individuo, el tono extraño de su voz también cautivó su interés. De todas formas, aquella noche ya había tomado algún trago ¿Por qué no divertirse un poco?
-No, no.- Se apartó cortés y fingió un leve tono de nerviosismo y vergüenza.- La culpa ha... ha sido mía, debería... debería mirar por donde ando.- Lo cual era cierto. Si no empezaba a acostumbrarse a mirar por donde pisaba, acabaría chocando contra un cazador o algo peor: Como la estaca de este o la mandíbula abierta de un licántropo.- ¿Puedo hacer algo que compense mi descuidada torpeza, milord?
O eso creía él.
La impulsiva curiosidad del viejo muchacho lo forzaba a tomar cualquier avenida, calle, callejuela o callejón que creyera no haber pisado antes, y París tenía bastante de todo eso. Era una red ilógica de caminos diseñados por un arquitecto que quisiera mantener a la vista palacios espléndidos y ocultos los habituales desfases de sus ciudadanos, que disfrazaban a menudo con viejas togas de beatitud o intentaban ocultar entre velos de modernidad y reformada moral.
Sinceramente, aquello le encantaba: Hacía a los Parisinos tan... él.
El único defecto que le hallaba a la ciudad era aquel desastroso hedor que acababa por impregnar la ropa... pero no podía compararlo a Londres, por otra parte, donde el humo del carbón te obligaba a vestir ropa negra. Fuera el color que tuviera antes de salir de casa o no.
-Disculpe, fue culpa mía...- Dijo una voz extraña.- mis más sinceras disculpas.
Lo primero en lo que pensó fue en qué torpe eran los parisinos. Era ya la tercera, o puede que la cuarta, vez que un hombre chocaba contra él en las calles de París; en esta ocasión se trataba de un hombre elegantemente trajeado, tocado con un sombrero y cubierto con una amplia capa que lo mantenía abrigado del frío nocturno a la par que oculto. Pensó en limitarse a disculparse y dejar al hombre que siguiera su camino tranquilamente, pero su detestable curiosidad empezaba a tomar el control de nuevo.
Por una parte, estaba el detalle de que, como todo buen desconocido en París, su tarjeta de visita fuera un "empellón por despiste"; por otro lado, aunque apenas podía distinguir rasgo alguno del individuo, el tono extraño de su voz también cautivó su interés. De todas formas, aquella noche ya había tomado algún trago ¿Por qué no divertirse un poco?
-No, no.- Se apartó cortés y fingió un leve tono de nerviosismo y vergüenza.- La culpa ha... ha sido mía, debería... debería mirar por donde ando.- Lo cual era cierto. Si no empezaba a acostumbrarse a mirar por donde pisaba, acabaría chocando contra un cazador o algo peor: Como la estaca de este o la mandíbula abierta de un licántropo.- ¿Puedo hacer algo que compense mi descuidada torpeza, milord?
Soren Makelyne- Vampiro Clase Media
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Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
Una vez recompuesta del choque miré hacia el hombre que me había devuelto la disculpa e hice una mueca sin poder evitarlo. Era como si algo dentro de mí me hiciera presuponer un mal comportamiento de parte de del sujeto, cosa muy poco normal en mi naturaleza ya que mis conocimientos sobre el comportamiento de otros no era demasiado bueno. Alcé mi vista hacia él y fruncí el ceño, no era lógico mi comportamiento y eso no me agradaba en lo más mínimo ya que me vanagloriaba de tener un gran comportamiento razonado y basado en una estimación de los hechos y ese hombre sólo se mostró amable... sin embargo me alejé un paso de él.
- Ese razonamiento bien podría aplicarse a mi comportamiento, con lo que no puedo pedirle nada a cambio de algo que fue una culpa compartida...- respondí mientras le hacía una inclinación de cabeza y miraba a mi alrededor para ubicarme-. Sin embargo aquí cerca hay un club de caballeros con un gran servicio... si desea tomar algo no me opondré - dije por pura cortesía.
A lo lejos se escuchaban los cascos de unos caballos al arrastrar una calesa que seguramente llevaría algún hombre cansado de su matrimonio a un burdel, torpemente ocultaban sus blasones debajo de una cubierta, pero si uno era avispado podía distinguirlos fácilmente... la sociedad era tan permisiva con los hombres. Coloqué el ala del sombrero mientras miraba al otro lado de la calzada donde se ubicaba el local que le había indicado al hombre, era un lugar elegante y bien dirigido, con bastantes personas por si tenía que deshacerme de mi acompañante por alguna razón... el recelo no se marchaba.
- ¿Que me dice? -pregunté esperando que pusiera como escusa algunos asuntos urgentes o algo parecido para poder seguir mi camino.
- Ese razonamiento bien podría aplicarse a mi comportamiento, con lo que no puedo pedirle nada a cambio de algo que fue una culpa compartida...- respondí mientras le hacía una inclinación de cabeza y miraba a mi alrededor para ubicarme-. Sin embargo aquí cerca hay un club de caballeros con un gran servicio... si desea tomar algo no me opondré - dije por pura cortesía.
A lo lejos se escuchaban los cascos de unos caballos al arrastrar una calesa que seguramente llevaría algún hombre cansado de su matrimonio a un burdel, torpemente ocultaban sus blasones debajo de una cubierta, pero si uno era avispado podía distinguirlos fácilmente... la sociedad era tan permisiva con los hombres. Coloqué el ala del sombrero mientras miraba al otro lado de la calzada donde se ubicaba el local que le había indicado al hombre, era un lugar elegante y bien dirigido, con bastantes personas por si tenía que deshacerme de mi acompañante por alguna razón... el recelo no se marchaba.
- ¿Que me dice? -pregunté esperando que pusiera como escusa algunos asuntos urgentes o algo parecido para poder seguir mi camino.
Ariadna Raibow- Humano Clase Alta
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Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
El hombre se apresuró a apartarse un paso de él y disculparse. Lo cierto es que Soren encontró algo aún más raro que el tono de voz en aquel hombre, y era su forma de hablar: Comprendía perfectamente cuanto el desconocido le decía, pero usaba palabras rebuscadas y formas gramaticales complejas innecesarias. Así que supuso que se trataba de algún hombre letrado: Quizás un lingüista, o un jurista, tal vez un hombre de ciencias.
De todos modos, erudito, al fin y al cabo.
Soren dudó un momento. Los hombres eruditos lo maravillaban, pero no del mismo modo que lo maravillaban la mayoría de los hombres: No consistía en un entretenimiento banal para una noche, sino de cerebros repletos de conocimientos valiosos que atesorar para usarlos a su favor en un posible futuro. Lamentablemente, los hombres sabios suelen comprender que el conocimiento es poder y acostumbran a ver más allá que la mayoría de los mortales; eso los hacía peligrosos, porque podían entrever los sutiles juegos del vampiro o incluso podrían conocer sus debilidades.
O lo más terrible: Cómo explotarlas.
Aprovechó el traqueteo de una calesa que captó la atención del desconocido para ocultar sus dudas, disimulando sus atribulados pensamientos con una paciente y educada espera a que el ruido no interrumpiera su conversación. Finalmente su insaciable hambre de conocimientos se impuso a su sentido común.
-Aceptar su oferta es lo menos que puedo hacer, milord.- Se giró hacia el local al que el extraño dirigía su mirada y le ofreció, cortés, el paso con un movimiento de brazo.- ¿Vamos?
De todos modos, erudito, al fin y al cabo.
Soren dudó un momento. Los hombres eruditos lo maravillaban, pero no del mismo modo que lo maravillaban la mayoría de los hombres: No consistía en un entretenimiento banal para una noche, sino de cerebros repletos de conocimientos valiosos que atesorar para usarlos a su favor en un posible futuro. Lamentablemente, los hombres sabios suelen comprender que el conocimiento es poder y acostumbran a ver más allá que la mayoría de los mortales; eso los hacía peligrosos, porque podían entrever los sutiles juegos del vampiro o incluso podrían conocer sus debilidades.
O lo más terrible: Cómo explotarlas.
Aprovechó el traqueteo de una calesa que captó la atención del desconocido para ocultar sus dudas, disimulando sus atribulados pensamientos con una paciente y educada espera a que el ruido no interrumpiera su conversación. Finalmente su insaciable hambre de conocimientos se impuso a su sentido común.
-Aceptar su oferta es lo menos que puedo hacer, milord.- Se giró hacia el local al que el extraño dirigía su mirada y le ofreció, cortés, el paso con un movimiento de brazo.- ¿Vamos?
Soren Makelyne- Vampiro Clase Media
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Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
Cerré los ojos un momento ocultando un suspiro de frustración, yo solo iba en busca de algo que hacer y ese hombre me ponía de los nervios aunque no quisiera admitirlo. Negando con la cabeza brevemente me puse en movimiento aceptando su invitación para ser el que guiara hacia la elegante puerta de madera de dos hojas. Sabía que me seguía, una parte de mí notaba la presencia de el hombre tras de mí como si fuera una amenaza y se me erizaba el pelo de la nuca. Alcé una de mis manos y agarré el llamador dejando que golpeara contra la madera con un sonido fuerte y sordo que resonó por toda la calle con un eco un poco tétrico. Después del tercer toque rápido la puerta se abrió.
El mayordomo abrió la puerta y nos miró con la cara totalmente seria y sin expresión, al reconocerme se hizo a un lado dándonos paso a ambos y sin preguntar simplemente se retiró con una inclinación tras recoger mi capa y sombrero y la chaqueta de mi acompañante. El ambiente era algo sombrío pero muy señorial, con los grandes sillones de orejas que tanto gustaban a los señores de alta alcurnia, me dirigí a mi mesa habitual, una que se encontraba cerca de una esquina donde se podía ver perfectamente todo. Los candelabros iluminaban de forma estratégica para dejar un manto de sombras sobre mi rostro lo que dificultaría que me descubriera mi acompañante.
- Tome asiento por favor- pedí- Por cierto, mi nombre es Andrey, Andrey Wobiar... un gusto, en seguida se acercará Alexander para preguntarnos lo que deseamos tomar.
Una vez tomó asiento le imité en el lugar frente a mi, teniendo especial cuidado en que no se notara ni lado femenino. Lamí mis labios mordiendo el labio inferior mientras pensaba en algo que decir, entonces me di cuenta de que en ese momento no era la recatada y educada Ariadna, sino el descarado Andrey que no guardaba ninguna verdad dentro de él.
- Perdone que le diga esto de repente... pero hay algo en usted que me repele, así que perdone si me muestro algo seco con su persona.
El mayordomo abrió la puerta y nos miró con la cara totalmente seria y sin expresión, al reconocerme se hizo a un lado dándonos paso a ambos y sin preguntar simplemente se retiró con una inclinación tras recoger mi capa y sombrero y la chaqueta de mi acompañante. El ambiente era algo sombrío pero muy señorial, con los grandes sillones de orejas que tanto gustaban a los señores de alta alcurnia, me dirigí a mi mesa habitual, una que se encontraba cerca de una esquina donde se podía ver perfectamente todo. Los candelabros iluminaban de forma estratégica para dejar un manto de sombras sobre mi rostro lo que dificultaría que me descubriera mi acompañante.
- Tome asiento por favor- pedí- Por cierto, mi nombre es Andrey, Andrey Wobiar... un gusto, en seguida se acercará Alexander para preguntarnos lo que deseamos tomar.
Una vez tomó asiento le imité en el lugar frente a mi, teniendo especial cuidado en que no se notara ni lado femenino. Lamí mis labios mordiendo el labio inferior mientras pensaba en algo que decir, entonces me di cuenta de que en ese momento no era la recatada y educada Ariadna, sino el descarado Andrey que no guardaba ninguna verdad dentro de él.
- Perdone que le diga esto de repente... pero hay algo en usted que me repele, así que perdone si me muestro algo seco con su persona.
Ariadna Raibow- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 29/05/2012
Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
El hombre aceptó la invitación y avanzó primero. Podía sentir lo nervioso que se encontraba, no se trataba de ningún poder vampírico, solo capacidad de observación entrenada durante novecientos años como sistema de seguridad contra estacas, espadas, hogueras y otras cariñosas dedicatorias de sus enemigos. Caminaba erguido y rígido, con los hombros ligeramente tensos, y en ningún momento se giró para comprobar si le estaba siguiendo.
Llamó tres veces a la puerta, el eco resultó de lo más tétrico y siniestro. Soren tenía que resistirse a sonreír de una forma demasiado descarada y a contener las risas. No es que le agradara causar miedo, de hecho detestaba la visión humana del vampiro como un monstruo despiadado segador de vidas, pero el miedo era una forma de poder, y ser consciente del poder que uno tenía sobre los demás era una sensación excitante y peligrosamente placentera.
Por eso los reyes y los vampiros tenían esa fea costumbre de corromperse con los años.
Les abrieron la puerta y cruzaron a una sala poco más iluminada que la oscura calle, pero de un gusto exquisito. La lujosa comodidad le encantaba y la escasa luz no le disgustaba, así que el lugar le resultó bastante interesante.
-Tome asiento por favor- Pidió tras sentarse en una apartada mesa que parecía reservada de propio para él.- Por cierto, mi nombre es Andrey, Andrey Wobiar... un gusto, en seguida se acercará Alexander para preguntarnos lo que deseamos tomar.- Se presentó. Soren se estaba sentando, pensando en el whisky que iba a tomar a continuación así como en presentarse cuando un jarro de agua fría cayo sobre sus hombros.- Perdone que le diga esto de repente... pero hay algo en usted que me repele, así que perdone si me muestro algo seco con su persona.
La sinceridad del Sr. Wobiar fue aplastante. Tanto que dejó aturdido, congelado y en silencio a Soren, como si fuera el personaje de un dibujo a punto de sentarse, hasta que un desconocido vestido de forma elegante pero propia del servicio se acercó a la mesa.
-Un... whisky.- Pidió sin saber muy bien como reaccionar, sentándose y dedicando una mirada sorprendida y curiosa hacia el rostro del Sr. Wobiar. Hasta ese momento no se dio cuenta de que su interlocutor mantenía el rostro oculto entre las sombras y él, cómo no, estaba junto a un candelabro. Se la habían jugado.- Un... placer, supongo. Sir Soren Makelyne.- Añadió tendiendo la mano aún enguantada al desconocido.
Llamó tres veces a la puerta, el eco resultó de lo más tétrico y siniestro. Soren tenía que resistirse a sonreír de una forma demasiado descarada y a contener las risas. No es que le agradara causar miedo, de hecho detestaba la visión humana del vampiro como un monstruo despiadado segador de vidas, pero el miedo era una forma de poder, y ser consciente del poder que uno tenía sobre los demás era una sensación excitante y peligrosamente placentera.
Por eso los reyes y los vampiros tenían esa fea costumbre de corromperse con los años.
Les abrieron la puerta y cruzaron a una sala poco más iluminada que la oscura calle, pero de un gusto exquisito. La lujosa comodidad le encantaba y la escasa luz no le disgustaba, así que el lugar le resultó bastante interesante.
-Tome asiento por favor- Pidió tras sentarse en una apartada mesa que parecía reservada de propio para él.- Por cierto, mi nombre es Andrey, Andrey Wobiar... un gusto, en seguida se acercará Alexander para preguntarnos lo que deseamos tomar.- Se presentó. Soren se estaba sentando, pensando en el whisky que iba a tomar a continuación así como en presentarse cuando un jarro de agua fría cayo sobre sus hombros.- Perdone que le diga esto de repente... pero hay algo en usted que me repele, así que perdone si me muestro algo seco con su persona.
La sinceridad del Sr. Wobiar fue aplastante. Tanto que dejó aturdido, congelado y en silencio a Soren, como si fuera el personaje de un dibujo a punto de sentarse, hasta que un desconocido vestido de forma elegante pero propia del servicio se acercó a la mesa.
-Un... whisky.- Pidió sin saber muy bien como reaccionar, sentándose y dedicando una mirada sorprendida y curiosa hacia el rostro del Sr. Wobiar. Hasta ese momento no se dio cuenta de que su interlocutor mantenía el rostro oculto entre las sombras y él, cómo no, estaba junto a un candelabro. Se la habían jugado.- Un... placer, supongo. Sir Soren Makelyne.- Añadió tendiendo la mano aún enguantada al desconocido.
Soren Makelyne- Vampiro Clase Media
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Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
Durante un segundo el cuerpo de mi acompañante se quedó suspendido en una posición un poco extraña entre sentado y de pie. No pude evitar que mis labios se curvaran al darme cuenta de que la razón de tales acciones habían sido mis declaraciones a cerca de las sensaciones que albergaba hacia él. Mi atención se fijó al instante en Alexander que nos dedicó una educada reverencia y esperó a que nos decidieramos a ordenar algo, asentí cuando mi acompañante pidió.
- Para mi otro, ya sabe que lo prefiero del escocés, espero que la pequeña reserva que ostentaba siga a mi nombre- le dije mientras entrelazaba mis manos sobre la mesa teniendo cuidado de mantenerme en las sombras.
- Por supuesto señor Wobiar, en seguida les traeré sus pedidos- se alejó con una profunda reverencia.
Dejé que mi mirada bagara lentamente por la habitación, había tres señores en la sala además de nosotros, uno de ellos miraba fijamente el fuego sentado en uno de los sillones de orejas que se asentaban frente a él, seguramente sería el dueño, siempre hacía eso ya que no quería regresar a la casa que poseía junto a su mujer... precisamente porque estaba su mujer. En un rincón estaba un escritor, seguramente sería algún noble que no quería que se descubriera su identidad y por último un hombre de pelo negro y alborotado derrotado sobre la mesa y seguramente borracho... perfecto, nadie me haría levantarme de la seguridad de las sombras en la que me encontraba.
Al escuchar su presentación le miré clavando mis ojos y analizandole lentamente mientras alargaba mi mano hacia la suya la estrechaba con firmeza esperando que no notara que mis manos eran demasiado finas y largas para un hombre... casi nadie notaba aquello cuando daba la mano con el disfraz de Andrey pero algunos si lo hacían y no era nada agradable. En cuanto pude aparté mi mano y volví a entrelazarlas.
- ¿Que le trae por esta ciudad sir Soren? ¿Placer o negocios? ¿Quizás la ciudad de Londres se le hizo monótona? -Había deducido su nacionalidad gracias a el acento, como el mío también me delataba un poco aunque intentaba enmascararlo, además si era Sir seguramente no se apartaría demasiado de la ciudad...
- Para mi otro, ya sabe que lo prefiero del escocés, espero que la pequeña reserva que ostentaba siga a mi nombre- le dije mientras entrelazaba mis manos sobre la mesa teniendo cuidado de mantenerme en las sombras.
- Por supuesto señor Wobiar, en seguida les traeré sus pedidos- se alejó con una profunda reverencia.
Dejé que mi mirada bagara lentamente por la habitación, había tres señores en la sala además de nosotros, uno de ellos miraba fijamente el fuego sentado en uno de los sillones de orejas que se asentaban frente a él, seguramente sería el dueño, siempre hacía eso ya que no quería regresar a la casa que poseía junto a su mujer... precisamente porque estaba su mujer. En un rincón estaba un escritor, seguramente sería algún noble que no quería que se descubriera su identidad y por último un hombre de pelo negro y alborotado derrotado sobre la mesa y seguramente borracho... perfecto, nadie me haría levantarme de la seguridad de las sombras en la que me encontraba.
Al escuchar su presentación le miré clavando mis ojos y analizandole lentamente mientras alargaba mi mano hacia la suya la estrechaba con firmeza esperando que no notara que mis manos eran demasiado finas y largas para un hombre... casi nadie notaba aquello cuando daba la mano con el disfraz de Andrey pero algunos si lo hacían y no era nada agradable. En cuanto pude aparté mi mano y volví a entrelazarlas.
- ¿Que le trae por esta ciudad sir Soren? ¿Placer o negocios? ¿Quizás la ciudad de Londres se le hizo monótona? -Había deducido su nacionalidad gracias a el acento, como el mío también me delataba un poco aunque intentaba enmascararlo, además si era Sir seguramente no se apartaría demasiado de la ciudad...
Ariadna Raibow- Humano Clase Alta
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Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
Tomó asiento y dispuso sus manos sobre sus muslos, bajo la mesa, aún con los guantes puestos. También fingía que respiraba, aunque no lo necesitaba, haciendo que las fosas de su nariz se dilatasen lentamente y su pecho ascendiera y descendiera cada cuanto. Si no tomaba esas precauciones, alguien podría sospechar de su identidad.
También estaba el detalle de su extrema palidez, algo que arreglaban una combinación de maquillaje y juegos de sombras, trucos muy interesantes que había aprendido en las cortes orientales varios siglos atrás. Por desgracia, ahora estaba justo al lado de un candelabro, y aunque no había motivo alguno para que el maquillaje se le hubiera corrido le preocupaba que Wobiar pudiera darse cuenta y extrañarse por ello.
La verdad es que a pesar de estar bordando su interpretación de humano, aquella desagradable reacción de su interlocutor lo preocupó y puso en alerta: Se comportaba como si pudiera presentir ante qué tipo de criatura se encontraba, cosa que no le pasaba por primera vez y que solía indicar peligro para su salud. Aunque lo más sensato habría sido marcharse, también habría sido descarado y poco sutil... además, eso aumentaba el interés de Soren por el desconocido.
A todo esto, notaba aún tenso a Wobiar. Estaba por jurar que se le había escapado algo, un detalle pequeño pero muy importante.
-Pues lo cierto es que para mí, mi negocio es un gran placer.- Respondió con un tono vívido y alegre tan bien interpretado que estuvo por aplaudirse a sí mismo. Pero aquel no era el escenario ni el público adecuado, por desgracia.- Aunque debo reconocer que Londres ha perdido todo su encanto para mí: Todas esas fábricas, ese humo y esa austeridad virtuosa... no va conmigo.
Así que londinense ¿eh? Está bien, interpretaría el papel de un joven londinense aburrido de su patria; suerte que la capital del Imperio había sido su último refugio antes de llegar a París, durante unos cincuenta años.
-¿Y usted? Espero que no le resulte muy atrevida mi curiosidad pero supongo que es lo justo.- Le dedicó una dulce y encantadora sonrisa casi infantil.- ¿De dónde viene y a qué se dedica?
También estaba el detalle de su extrema palidez, algo que arreglaban una combinación de maquillaje y juegos de sombras, trucos muy interesantes que había aprendido en las cortes orientales varios siglos atrás. Por desgracia, ahora estaba justo al lado de un candelabro, y aunque no había motivo alguno para que el maquillaje se le hubiera corrido le preocupaba que Wobiar pudiera darse cuenta y extrañarse por ello.
La verdad es que a pesar de estar bordando su interpretación de humano, aquella desagradable reacción de su interlocutor lo preocupó y puso en alerta: Se comportaba como si pudiera presentir ante qué tipo de criatura se encontraba, cosa que no le pasaba por primera vez y que solía indicar peligro para su salud. Aunque lo más sensato habría sido marcharse, también habría sido descarado y poco sutil... además, eso aumentaba el interés de Soren por el desconocido.
A todo esto, notaba aún tenso a Wobiar. Estaba por jurar que se le había escapado algo, un detalle pequeño pero muy importante.
-Pues lo cierto es que para mí, mi negocio es un gran placer.- Respondió con un tono vívido y alegre tan bien interpretado que estuvo por aplaudirse a sí mismo. Pero aquel no era el escenario ni el público adecuado, por desgracia.- Aunque debo reconocer que Londres ha perdido todo su encanto para mí: Todas esas fábricas, ese humo y esa austeridad virtuosa... no va conmigo.
Así que londinense ¿eh? Está bien, interpretaría el papel de un joven londinense aburrido de su patria; suerte que la capital del Imperio había sido su último refugio antes de llegar a París, durante unos cincuenta años.
-¿Y usted? Espero que no le resulte muy atrevida mi curiosidad pero supongo que es lo justo.- Le dedicó una dulce y encantadora sonrisa casi infantil.- ¿De dónde viene y a qué se dedica?
Soren Makelyne- Vampiro Clase Media
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Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
Debajo del farol el hombre me parecía algo extraño, las sombras no eran uniformes sobre su rostro, igual que las mujeres que se pintaban compulsivamente en los salones de alto estanding. Había algunas de las matronas que llevaban tanto encima que podían rellenar sus arrugas y parecer mucho más jóvenes aunque artificiales. Oculté una sonrisa en las sombras contenta de que por lo menos esas horas en aquellos lugares insufribles me hubieran dado algún dato que pudiera utilizar más adelante. Las texturas eran diferente... pero tampoco iba comentar su preferencia por el maquillaje, había hombres muy extraños y con costumbres estrafalarias así que lo dejaría así.
- Las calles de Londres tienen su encanto, pero tienen más a la sutileza que a la opulencia como ocurre en esta ciudad- comenté mientras se acercaba Alexander con las bebidas.
Al tener la coma en mi mano me relajé un poco, al principio aquella bebida tan fuerte y exótica para mi paladar acostumbrado a los licores suaves para señora me resultaba desagradable, pero al cabo de un tiempo el fuego que se extendía por mi cuerpo al probarlo me hacía relajarme un poco y además resultaba un buen complemento para mi disfraz. El líquido ámbar que llevé a mis labios me inundó con su fuerte sabor y su olor, cerré los ojos disfrutando un instante de su textura compleja y asentí... desde luego si que era de mi pequeña bodega privada.
- De ninguna parte y de todos los lugares -respondí a la pregunta de mi procedencia-, no me agrada denotar cual es mi país de origen ya que en verdad no lo creo importante - y podía llegar a denotar mi verdadera identidad-. En cuanto a qué me de dedico... soy médico y científico, estudio sobre todo lo que me resulta interesante o desconocido para comprenderlo y una vez comprendido lo clasifico por si necesito utilizar los datos más adelante.
Le miré sobre el baso de Wishcky analizando todas sus reacciones y analicé todo lo que había en sus reacciones, sobre todo buscando reacciones adversas. Dejé el baso sobre la mesa y suspiré mientras me proponía ser otra vez brutalmente sincero:
- ¿Le parezco divertido?... ¿Quizás interesante?... no le comprendo para nada señor Makelyne, he manifestado mi desagrado irracional hacia su persona y otro en su lugar se habría marchado mucho antes de la llegada de Alexander con las bebidas -tomé otro trago de mi bebida.
- Las calles de Londres tienen su encanto, pero tienen más a la sutileza que a la opulencia como ocurre en esta ciudad- comenté mientras se acercaba Alexander con las bebidas.
Al tener la coma en mi mano me relajé un poco, al principio aquella bebida tan fuerte y exótica para mi paladar acostumbrado a los licores suaves para señora me resultaba desagradable, pero al cabo de un tiempo el fuego que se extendía por mi cuerpo al probarlo me hacía relajarme un poco y además resultaba un buen complemento para mi disfraz. El líquido ámbar que llevé a mis labios me inundó con su fuerte sabor y su olor, cerré los ojos disfrutando un instante de su textura compleja y asentí... desde luego si que era de mi pequeña bodega privada.
- De ninguna parte y de todos los lugares -respondí a la pregunta de mi procedencia-, no me agrada denotar cual es mi país de origen ya que en verdad no lo creo importante - y podía llegar a denotar mi verdadera identidad-. En cuanto a qué me de dedico... soy médico y científico, estudio sobre todo lo que me resulta interesante o desconocido para comprenderlo y una vez comprendido lo clasifico por si necesito utilizar los datos más adelante.
Le miré sobre el baso de Wishcky analizando todas sus reacciones y analicé todo lo que había en sus reacciones, sobre todo buscando reacciones adversas. Dejé el baso sobre la mesa y suspiré mientras me proponía ser otra vez brutalmente sincero:
- ¿Le parezco divertido?... ¿Quizás interesante?... no le comprendo para nada señor Makelyne, he manifestado mi desagrado irracional hacia su persona y otro en su lugar se habría marchado mucho antes de la llegada de Alexander con las bebidas -tomé otro trago de mi bebida.
Ariadna Raibow- Humano Clase Alta
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Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
-Interesante.- Respondió con sinceridad y sin dudarlo un momento.- Realmente interesante: Empezando por el abierto desagrado que siente hacia mi persona, cuando no es un hecho para nada habitual, y terminando por su oficio, el cual me resulta gratamente intrigante, pasando por sus respuestas evasivas y sutiles costumbres pese a la firmeza de su brutal sinceridad.- Soren se recostó en su asiento, cruzando una pierna sobre la otra y apoyando las manos en los reposabrazos. Le lanzó una mirada orgullosa y le dedicó una sonrisa pícara.- Su personalidad me resulta algo ambigua, contradictoria.
Soren también podía ser muy sincero cuando se lo proponía, lo que solía ser habitualmente. Aquel extraño hombre lo intrigaba y lo había puesto intencionadamente en una aparente desventaja respecto a él: Se encontraba iluminado, en su territorio, enfrentado a un semblante cubierto por las sombras. Wobiar tenía el poder y eso tendría que ponerlo nervioso, y los nervios son traicioneros, suelen provocar reacciones naturales e incontroladas, muestran la realidad sobre la persona con la que se habla.
Pero Soren había tenido que actuar y fingir demasiadas veces, había conocido a demasiados hombres y mujeres, como para perder el control en una situación tan nimia. Y no había nada más exasperante para un hombre poderoso que notar como pierde el control. La falta de detalles sobre el personaje, tanto físicos como mentales como sociales podían parecer un problema para Soren, pero desvelaban una fuerte intención por ocultar algo en su interlocutor; era hora de usar su debilidad como su más poderosa arma.
-Es más, puedo hacerle la misma pregunta. Si tanto le desagrado... ¿cómo es que sigo aquí, bebiendo junto a usted, y no ha decidido despacharme hace rato?
Soren también podía ser muy sincero cuando se lo proponía, lo que solía ser habitualmente. Aquel extraño hombre lo intrigaba y lo había puesto intencionadamente en una aparente desventaja respecto a él: Se encontraba iluminado, en su territorio, enfrentado a un semblante cubierto por las sombras. Wobiar tenía el poder y eso tendría que ponerlo nervioso, y los nervios son traicioneros, suelen provocar reacciones naturales e incontroladas, muestran la realidad sobre la persona con la que se habla.
Pero Soren había tenido que actuar y fingir demasiadas veces, había conocido a demasiados hombres y mujeres, como para perder el control en una situación tan nimia. Y no había nada más exasperante para un hombre poderoso que notar como pierde el control. La falta de detalles sobre el personaje, tanto físicos como mentales como sociales podían parecer un problema para Soren, pero desvelaban una fuerte intención por ocultar algo en su interlocutor; era hora de usar su debilidad como su más poderosa arma.
-Es más, puedo hacerle la misma pregunta. Si tanto le desagrado... ¿cómo es que sigo aquí, bebiendo junto a usted, y no ha decidido despacharme hace rato?
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Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
Escuché con interés sus palabras, en verdad sabía que estaba siendo misteriosa y ambigua, pero ¿Qué más podía hacer para no descubrirme? El manto de oscuridad a mi alrededor era mi mejor aliado por el momento.
- Toda persona es contradictora en su personalidad señor Makelyne, se lo aseguro, simplemente no muestran abiertamente todas sus facetas como lo hago yo- le informé de forma ambigua de nuevo, había aprendido que lo más seguro para que no me descubrieran era envolverme a mí misma con un tupido vele de misterio-. En cuanto a mi sinceridad hace tiempo me prometí a mi mismo no guardar mis pensamientos ni reacciones por ninguna razón, puede que no parezca educado, pero es bastante reconfortante la verdad.
Clavé mi mirada en él, descargando toda mi capacidad de observación sobre sus facciones aparentemente tranquilas y controladas... pero ¿quien sabía? yo misma estaba comportándome como un hombre y de forma misteriosa y esquiva aún sin ser a así, no podía asegurar cuales eran los pensamientos que pasaban por su mente. Alcé una de mis cejas lentamente mientras mi vista se fijaba en el baso que le había sido servido pero que no había vuelto a probar, ciertamente era un dato significativo, después de todo tenía ante él una gran reserva privada y no la había degustado casi.
Dejé de lado estos pensamientos cuando escuché sus preguntas y empecé a maquinar las respuestas adecuadas y que no se acercara siquiera a la verdadera razón que tenía para ocultarme.
- ¿Educación? -pregunta con risa en la voz- puede que sea demasiado sincero pero no por ello debo dejar de ser educado... y no soy de las personas que les gusta estar en la zona maleducada todo el tiempo y este lugar es "público" por lo tanto no es de mi incumbencia que se quede o se marche- di un sorbo a mi bebida aparentemente tranquila pero esta situación de continua tensión me ponía los nervios de punta-. ¿O preferiría que le mandara desalojar?... ¿No le agrada mi reserva de Wishcky señor Makelyne? - no me pude resistir a preguntar.
- Toda persona es contradictora en su personalidad señor Makelyne, se lo aseguro, simplemente no muestran abiertamente todas sus facetas como lo hago yo- le informé de forma ambigua de nuevo, había aprendido que lo más seguro para que no me descubrieran era envolverme a mí misma con un tupido vele de misterio-. En cuanto a mi sinceridad hace tiempo me prometí a mi mismo no guardar mis pensamientos ni reacciones por ninguna razón, puede que no parezca educado, pero es bastante reconfortante la verdad.
Clavé mi mirada en él, descargando toda mi capacidad de observación sobre sus facciones aparentemente tranquilas y controladas... pero ¿quien sabía? yo misma estaba comportándome como un hombre y de forma misteriosa y esquiva aún sin ser a así, no podía asegurar cuales eran los pensamientos que pasaban por su mente. Alcé una de mis cejas lentamente mientras mi vista se fijaba en el baso que le había sido servido pero que no había vuelto a probar, ciertamente era un dato significativo, después de todo tenía ante él una gran reserva privada y no la había degustado casi.
Dejé de lado estos pensamientos cuando escuché sus preguntas y empecé a maquinar las respuestas adecuadas y que no se acercara siquiera a la verdadera razón que tenía para ocultarme.
- ¿Educación? -pregunta con risa en la voz- puede que sea demasiado sincero pero no por ello debo dejar de ser educado... y no soy de las personas que les gusta estar en la zona maleducada todo el tiempo y este lugar es "público" por lo tanto no es de mi incumbencia que se quede o se marche- di un sorbo a mi bebida aparentemente tranquila pero esta situación de continua tensión me ponía los nervios de punta-. ¿O preferiría que le mandara desalojar?... ¿No le agrada mi reserva de Wishcky señor Makelyne? - no me pude resistir a preguntar.
Ariadna Raibow- Humano Clase Alta
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Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
-Por supuesto que no le pido que me desaloje.- Respondió dejando escapar una corta y débil risa.
Miró a Wobiar, no podía distinguirle bien los rasgos al estar parcialmente sumido en las sombras, solo la luz que tenía Soren justo al lado de su rostro iluminaba parte de sus rasgos con la claridad suficiente. El resto de luces del local eran demasiado tenues o estaban demasiado lejos para remarcar algo más que colores oscuros y siluetas.
-Si ambos estamos aquí presentes es porque ninguno a querido negarle al otro el placer de su compañía.- Replicó tranquilamente, cogiendo el baso de whisky con la izquierda y acercándolo a sus labios para olerlo.- Con esto quiero decir: Sí, este es un lugar público, aunque quisiera no tendría derecho a despacharme, pero a pesar del desagrado que le causo sigo sentado a su mesa, bebiendo su whisky.- Alzó el vaso en alto, en un brindis, giró el cuello y extendió el brazo izquierdo al regulador de la mecha del farol, bajando la intensidad de la llama hasta que se extinguió, sumiéndolos a ambos en la oscuridad. Luego bebió.- Uno de una calidad excelente debo apuntar.
Dejó escapar una nueva risa, un poco más fuerte que la anterior. Ahora apenas se veía de si mismo lo mismo que de su interlocutor.
-Yo también domino los juegos de sombras, Sr. Wobiar. ¿Qué intenta ocultarme?
Miró a Wobiar, no podía distinguirle bien los rasgos al estar parcialmente sumido en las sombras, solo la luz que tenía Soren justo al lado de su rostro iluminaba parte de sus rasgos con la claridad suficiente. El resto de luces del local eran demasiado tenues o estaban demasiado lejos para remarcar algo más que colores oscuros y siluetas.
-Si ambos estamos aquí presentes es porque ninguno a querido negarle al otro el placer de su compañía.- Replicó tranquilamente, cogiendo el baso de whisky con la izquierda y acercándolo a sus labios para olerlo.- Con esto quiero decir: Sí, este es un lugar público, aunque quisiera no tendría derecho a despacharme, pero a pesar del desagrado que le causo sigo sentado a su mesa, bebiendo su whisky.- Alzó el vaso en alto, en un brindis, giró el cuello y extendió el brazo izquierdo al regulador de la mecha del farol, bajando la intensidad de la llama hasta que se extinguió, sumiéndolos a ambos en la oscuridad. Luego bebió.- Uno de una calidad excelente debo apuntar.
Dejó escapar una nueva risa, un poco más fuerte que la anterior. Ahora apenas se veía de si mismo lo mismo que de su interlocutor.
-Yo también domino los juegos de sombras, Sr. Wobiar. ¿Qué intenta ocultarme?
Soren Makelyne- Vampiro Clase Media
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Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
- Gracias por el cumplido, es una cosecha muy especial que muy pocos han probado, así que ya puede disfrutarlo bien- respondí mientras mi voz sonaba segura aunque no lo estaba.
¿Qué tenía que ocultar? Aquella pregunta me hizo sospechar, podían ocurrir barias cosas: La primera era que fuera pura y llana curiosidad, pero había descubierto que quedaban pocas personas movidas pro este sentimiento y algo e mi interior, quizás esa famosa intuición femenina de la que todos hablaban y de la que yo no tenía constancia, me decía que no era así; y la segunda opción era que tuviera mucho más secretos que yo para descubrir y que quisiera ocultarlos intentando destapar los míos... lo que no había predicho era que mi mente no funcionaba igual que la de los demás, cosa que había conseguido deducir después de unos años, y que no pensaba dale a conocer ni una sola pista sobre mi verdadero ser.
- ¿Secretos señor Makelyne? ¿Quién a hablado de secretos u ocultar? - le respondí con una sonrisa en los labios- creo que en realidad el que posee más deseos de mantener su verdadera identidad en el anonimato es usted y eso me resulta verdaderamente interesante, después de todo mi trabajo es investigar aquello que no comprendo o ignoro.
Aproveché para dar un trago de mi baso y dejarlo sobre la mesa, sabía que apenas podía ver mis contornos al igual que me ocurría a mí así que me relajé un poco sobre la silla. Mi mente ya empezaba a darle vueltas al misterio de la identidad de mi acompañante y supongo que eso era bueno y malo a la vez, bueno para mi ya que mi tedio acababa de desaparecer con la perspectiva de un desafío y malo para él hombre que ocupaba la silla ante mí... después de todo una vez que empezaba una investigación nunca la dejaba a medias.
- Permitame devolverle la pregunta- apunté mientras inclinaba mi cuerpo hacia él apoyando mis brazos sobre la mesa con actitud inquisitiva- ¿Que es lo que desea ocultar señor Makeline?
¿Qué tenía que ocultar? Aquella pregunta me hizo sospechar, podían ocurrir barias cosas: La primera era que fuera pura y llana curiosidad, pero había descubierto que quedaban pocas personas movidas pro este sentimiento y algo e mi interior, quizás esa famosa intuición femenina de la que todos hablaban y de la que yo no tenía constancia, me decía que no era así; y la segunda opción era que tuviera mucho más secretos que yo para descubrir y que quisiera ocultarlos intentando destapar los míos... lo que no había predicho era que mi mente no funcionaba igual que la de los demás, cosa que había conseguido deducir después de unos años, y que no pensaba dale a conocer ni una sola pista sobre mi verdadero ser.
- ¿Secretos señor Makelyne? ¿Quién a hablado de secretos u ocultar? - le respondí con una sonrisa en los labios- creo que en realidad el que posee más deseos de mantener su verdadera identidad en el anonimato es usted y eso me resulta verdaderamente interesante, después de todo mi trabajo es investigar aquello que no comprendo o ignoro.
Aproveché para dar un trago de mi baso y dejarlo sobre la mesa, sabía que apenas podía ver mis contornos al igual que me ocurría a mí así que me relajé un poco sobre la silla. Mi mente ya empezaba a darle vueltas al misterio de la identidad de mi acompañante y supongo que eso era bueno y malo a la vez, bueno para mi ya que mi tedio acababa de desaparecer con la perspectiva de un desafío y malo para él hombre que ocupaba la silla ante mí... después de todo una vez que empezaba una investigación nunca la dejaba a medias.
- Permitame devolverle la pregunta- apunté mientras inclinaba mi cuerpo hacia él apoyando mis brazos sobre la mesa con actitud inquisitiva- ¿Que es lo que desea ocultar señor Makeline?
Ariadna Raibow- Humano Clase Alta
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Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
Soren soltó una cantarina y dulce carcajada.
Fue una carcajada sincera, realmente le había hecho gracia la evasiva de su misterioso Sr. Wobiar. Tuvo la sensación de que había logrado dar en el clavo.
-Le aseguro- Dio un nuevo trago al whisky, tomándose su tiempo para paladearlo.- que pretendo disfrutarlo tanto como me sea posible, milord.
Se recostó sobre el sillón, apoyando la espalda contra la oreja izquierda del sillón, entrelazando los dedos sobre el pecho y cruzando las piernas, despreocupadamente extendidas. Los blancos dientes de su amplia sonrisa reflejaban con destellos marfileños las luces lejanas, aunque por supuesto, aún mantenía los colmillos adecuadamente recogidos. Aquella conversación lo tenía entretenido por la gran curiosidad que el extraño le provocaba, sentía el riesgo de enfrentarse a una mente privilegiada, a su altura, y eso le hacía estremecerse con un placer casi tan intenso como el del sabor de la sangre.
-Oh, ya veo, soy yo el que intenta ocultar su identidad.- Dejó escapar otra corta risita, una mezcla de excitación y confianza.- Recapitulemos: ¿Qué sabemos de mí? Conoce mi nombre, mi título aristocrático, mi origen, mi rostro. Una rápida ojeada a mi situación desvela que me encuentro de espaldas al resto del local, lo que significa que estoy desprotegido, sentado junto a una fuente de luz que me marcaba como un objetivo fácil. Una mayor atención a mis gestos corporales y actitud desvelan una juventud orgullosa, despreocupada y ciertamente avasalladora, una personalidad sociable y curiosa que disfruta de la compañía ajena y a la que no le preocupa responder a la ligera sobre su pasado. Y... ¿Qué sabemos de usted? - Tomó un corto descanso para saborear otro trago de aquel magnífico whisky.- Conocemos su nombre y su ocupación profesional, pero se evadió a responder su origen natal y ha mantenido su rostro oculto entre las sombras desde que nos conocimos accidentalmente hace unos minutos. Se encuentra situado contra una esquina del local, con las espaldas protegidas, oculto en las sombras dentro de un punto estratégico que le permite vigilar el resto del lugar, donde creía que pasaría desapercibida la gran tensión a la que está sometiendo su cuerpo. Es un individuo culto y educado dotado de una gran sinceridad, mostrando una tendencia al comportamiento anti-sociable y aislacionista, pero me soporta porque siente un gran interés hacia mi persona que no termino de esclarecer a qué se puede deber. Supongo que a la genialidad de mi mente ¿me equivoco?
Rió triunfalmente, henchido de orgullo y peligrosamente confiado en sí mismo. Soren pensó para sus adentros, literalmente y aprovechando que nadie podría oír aquella obscenidad, "qué jodidamente bueno era". Pero aún faltaba la puntada final.
-Así que responda, Sr. Wobiar, si es que realmente se llama así.- Dejó el vaso sobre la mesa, a continuación fluyó en el aire, con una agilidad casi sobrenatural y muy inesperada, apoyando los brazos en la mesa e inclinando el torso sobre esta hasta quedar rostro con rostro junto al del extraño, mirándolo fijamente a los ojos, permitiendo que su poder de persuasión fluyera libremente inundando la mente de su oponente.- ¿Quién eres realmente y qué quieres de mí?
Fue una carcajada sincera, realmente le había hecho gracia la evasiva de su misterioso Sr. Wobiar. Tuvo la sensación de que había logrado dar en el clavo.
-Le aseguro- Dio un nuevo trago al whisky, tomándose su tiempo para paladearlo.- que pretendo disfrutarlo tanto como me sea posible, milord.
Se recostó sobre el sillón, apoyando la espalda contra la oreja izquierda del sillón, entrelazando los dedos sobre el pecho y cruzando las piernas, despreocupadamente extendidas. Los blancos dientes de su amplia sonrisa reflejaban con destellos marfileños las luces lejanas, aunque por supuesto, aún mantenía los colmillos adecuadamente recogidos. Aquella conversación lo tenía entretenido por la gran curiosidad que el extraño le provocaba, sentía el riesgo de enfrentarse a una mente privilegiada, a su altura, y eso le hacía estremecerse con un placer casi tan intenso como el del sabor de la sangre.
-Oh, ya veo, soy yo el que intenta ocultar su identidad.- Dejó escapar otra corta risita, una mezcla de excitación y confianza.- Recapitulemos: ¿Qué sabemos de mí? Conoce mi nombre, mi título aristocrático, mi origen, mi rostro. Una rápida ojeada a mi situación desvela que me encuentro de espaldas al resto del local, lo que significa que estoy desprotegido, sentado junto a una fuente de luz que me marcaba como un objetivo fácil. Una mayor atención a mis gestos corporales y actitud desvelan una juventud orgullosa, despreocupada y ciertamente avasalladora, una personalidad sociable y curiosa que disfruta de la compañía ajena y a la que no le preocupa responder a la ligera sobre su pasado. Y... ¿Qué sabemos de usted? - Tomó un corto descanso para saborear otro trago de aquel magnífico whisky.- Conocemos su nombre y su ocupación profesional, pero se evadió a responder su origen natal y ha mantenido su rostro oculto entre las sombras desde que nos conocimos accidentalmente hace unos minutos. Se encuentra situado contra una esquina del local, con las espaldas protegidas, oculto en las sombras dentro de un punto estratégico que le permite vigilar el resto del lugar, donde creía que pasaría desapercibida la gran tensión a la que está sometiendo su cuerpo. Es un individuo culto y educado dotado de una gran sinceridad, mostrando una tendencia al comportamiento anti-sociable y aislacionista, pero me soporta porque siente un gran interés hacia mi persona que no termino de esclarecer a qué se puede deber. Supongo que a la genialidad de mi mente ¿me equivoco?
Rió triunfalmente, henchido de orgullo y peligrosamente confiado en sí mismo. Soren pensó para sus adentros, literalmente y aprovechando que nadie podría oír aquella obscenidad, "qué jodidamente bueno era". Pero aún faltaba la puntada final.
-Así que responda, Sr. Wobiar, si es que realmente se llama así.- Dejó el vaso sobre la mesa, a continuación fluyó en el aire, con una agilidad casi sobrenatural y muy inesperada, apoyando los brazos en la mesa e inclinando el torso sobre esta hasta quedar rostro con rostro junto al del extraño, mirándolo fijamente a los ojos, permitiendo que su poder de persuasión fluyera libremente inundando la mente de su oponente.- ¿Quién eres realmente y qué quieres de mí?
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Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
Una sonrisa fácil y sincera se escapó de mis labios al escucharle hablar, todavía enronquecida por mi condición de hombre que aparentaba. Estábamos jugando a un tira y afloja y en verdad lo había dejado en una posición vulnerable a posta, después de todo en el momento en que descubriera que era mujer muchas cosas estarían en peligro y no deseaba que eso sucediera.
- Estoy de acuerdo en que posee una verdadera mente analítica señor Makelyne, cosa que en verdad suele agradarme en las personas que permito estar a mi alrededor. Puede que piense que soy aislacionista, pero puedo asegurarle que mi circulo social es amplio y variado... aunque claro está, dado su título y su forma de ser no creo que conozca a las mismas personas que yo. Me agrada hacer amistades en las zonas más pobres de la ciudad, se sorprendería las mentes brillantes que se pueden encontrar en ese lugar y además me permiten ejercer mi profesión de médico aún cuando mis ideas no son demasiado convencionales- comenté-. Ahora sí, permitame decirle que deberíamos haber puesto una tercer silla en esta mesa para su ego, que precisamente no es lo que me repele de su persona ya que algunos de los científicos que son tan amables de mostrarme sus avances son tan o más ególatras que usted, pero aun así algo me dice que no es ni la punta del iceberg lo que he descubierto de usted.
Cuando se acercó a mí sobre la mesa y pegó su rostro al mío supe que tenía algo en mente, no me amedrentaría por la cercanía así que sostuve su mirada y pretendí mostrarle mi fuerza interior a través de ellos... pero por alguna razón cuando volvió a preguntarme me sentí algo mareada y deseosa de mostrarle mis secretos, pero en verdad yo era Andrey, también era Ariadna, me sentía dos personas distintas aún en el mismo cuerpo así que no dudé en responder.
- No quiero nada de usted, no necesito nada de usted, sinceramente esperaba que no aceptara mi invitación, esta noche pensaba ir a los barrios bajos a escuchar las historias de las cortesanas, siempre cuentan cosas interesantes. En cuanto a mi identidad soy Andrey y a la vez no lo soy es lo máximo que podrá sacar de mí- alcé lentamente una ceja-. Ahora dígame señor Makelyne, ¿que es eso que está escondiendo con tanto celo para que nadie pueda verlo? ¿Que me está ocultando con tanto celo?
No iba a dejar que me amedrentara o me sacara más información, yo era la que tenía más que perder sinceramente no quería perder nada de lo que había conseguido afianzar en esos dos años de recorrer las calles escondiendo una parte de mí para que pudiera entrar en todos los ambientes, no lo dejaría ir por nada del mundo.
- Estoy de acuerdo en que posee una verdadera mente analítica señor Makelyne, cosa que en verdad suele agradarme en las personas que permito estar a mi alrededor. Puede que piense que soy aislacionista, pero puedo asegurarle que mi circulo social es amplio y variado... aunque claro está, dado su título y su forma de ser no creo que conozca a las mismas personas que yo. Me agrada hacer amistades en las zonas más pobres de la ciudad, se sorprendería las mentes brillantes que se pueden encontrar en ese lugar y además me permiten ejercer mi profesión de médico aún cuando mis ideas no son demasiado convencionales- comenté-. Ahora sí, permitame decirle que deberíamos haber puesto una tercer silla en esta mesa para su ego, que precisamente no es lo que me repele de su persona ya que algunos de los científicos que son tan amables de mostrarme sus avances son tan o más ególatras que usted, pero aun así algo me dice que no es ni la punta del iceberg lo que he descubierto de usted.
Cuando se acercó a mí sobre la mesa y pegó su rostro al mío supe que tenía algo en mente, no me amedrentaría por la cercanía así que sostuve su mirada y pretendí mostrarle mi fuerza interior a través de ellos... pero por alguna razón cuando volvió a preguntarme me sentí algo mareada y deseosa de mostrarle mis secretos, pero en verdad yo era Andrey, también era Ariadna, me sentía dos personas distintas aún en el mismo cuerpo así que no dudé en responder.
- No quiero nada de usted, no necesito nada de usted, sinceramente esperaba que no aceptara mi invitación, esta noche pensaba ir a los barrios bajos a escuchar las historias de las cortesanas, siempre cuentan cosas interesantes. En cuanto a mi identidad soy Andrey y a la vez no lo soy es lo máximo que podrá sacar de mí- alcé lentamente una ceja-. Ahora dígame señor Makelyne, ¿que es eso que está escondiendo con tanto celo para que nadie pueda verlo? ¿Que me está ocultando con tanto celo?
No iba a dejar que me amedrentara o me sacara más información, yo era la que tenía más que perder sinceramente no quería perder nada de lo que había conseguido afianzar en esos dos años de recorrer las calles escondiendo una parte de mí para que pudiera entrar en todos los ambientes, no lo dejaría ir por nada del mundo.
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Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
Se retiró de la mesa y se acomodó de nuevo en el sillón, con una mueca de confusión en el rostro.
Por una parte se sentía decepcionado, Wobiar había confesado sinceramente que tras aquella extraña cita no había la más remota intención. Sin embargo, había dicho algo muy extraño: "soy Andrey y a la vez no lo soy", eso lo intrigaba. Finalmente se obstinaba en asegurar que él ocultaba algo; sí, era cierto que no reconocía su vampirismo públicamente, pero no porque Wobiar fuera un desconocido, si no porque había otros ojos indiscretos en la sala. Definitivamente, Soren poco tenía que ocultar a su insistente compañero de velada.
Le dedicó una mirada inquisitiva y una media sonrisa torcida.
-Estar rodeado de un gran círculo y ser aislacionista son cosas muy distintas, milord; le pondré un ejemplo: No hay en el mundo hombre más solitario y aislado que el Zar de Todas las Rusias, que con toda su inmensa corte real, apenas confía en su propia esposa e hijo y un par de aristócratas contados; el resto son solo las piezas prescindibles en una caja de herramientas que se manipulan para alcanzar el fin último.- Paladeó un nuevo trago de whisky.- Y por cierto, mi ego quiere que le transmita su gratitud por la inmensa consideración de traerle una silla más para él. Pregunta si sería mucha molestia que le sirvieran una copa de tan excelente whisky también a él.
Se quedó en silencio, pensativo, mirando a Wobiar con aquella media sonrisa torcida en la cara, que solo la borraba los pocos segundos que tardaba en paladear el whisky.
-Querría irme, lo reconozco, pero es usted un personaje misterioso, Wobiar. Insiste en que yo oculto un gran secreto pero... ¿y quién no lo hace?- Volvió a reclinarse sobre la mesa y bajó el tono de voz hasta un susurro apenas audible.- Todas las criaturas, vivas o muertas, guardan secretos, y esta mesa es un ejemplo claro de ello, milord.
Por una parte se sentía decepcionado, Wobiar había confesado sinceramente que tras aquella extraña cita no había la más remota intención. Sin embargo, había dicho algo muy extraño: "soy Andrey y a la vez no lo soy", eso lo intrigaba. Finalmente se obstinaba en asegurar que él ocultaba algo; sí, era cierto que no reconocía su vampirismo públicamente, pero no porque Wobiar fuera un desconocido, si no porque había otros ojos indiscretos en la sala. Definitivamente, Soren poco tenía que ocultar a su insistente compañero de velada.
Le dedicó una mirada inquisitiva y una media sonrisa torcida.
-Estar rodeado de un gran círculo y ser aislacionista son cosas muy distintas, milord; le pondré un ejemplo: No hay en el mundo hombre más solitario y aislado que el Zar de Todas las Rusias, que con toda su inmensa corte real, apenas confía en su propia esposa e hijo y un par de aristócratas contados; el resto son solo las piezas prescindibles en una caja de herramientas que se manipulan para alcanzar el fin último.- Paladeó un nuevo trago de whisky.- Y por cierto, mi ego quiere que le transmita su gratitud por la inmensa consideración de traerle una silla más para él. Pregunta si sería mucha molestia que le sirvieran una copa de tan excelente whisky también a él.
Se quedó en silencio, pensativo, mirando a Wobiar con aquella media sonrisa torcida en la cara, que solo la borraba los pocos segundos que tardaba en paladear el whisky.
-Querría irme, lo reconozco, pero es usted un personaje misterioso, Wobiar. Insiste en que yo oculto un gran secreto pero... ¿y quién no lo hace?- Volvió a reclinarse sobre la mesa y bajó el tono de voz hasta un susurro apenas audible.- Todas las criaturas, vivas o muertas, guardan secretos, y esta mesa es un ejemplo claro de ello, milord.
Soren Makelyne- Vampiro Clase Media
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Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
- Puede ser que se me considere aislacionista, pero en cierta manera si que hay gente en la que en verdad confío, sólo que no deseo demasiado tentar mi suerte contando mis secretos a cualquiera... he aprendido que muy pocas personas son confiables en verdad- respondí mientras apuraba mi copa- En cuanto a su ego permitame decirle que al venir implícito en la invitación hacia usted no hace falta que me de las gracias, después de todo es mi acompañante también... soy un hombre estrafalario pero prefiero no arriesgarme pidiendo un baso para nuestro amigo invisible- solté una risa chispeante tras el comentario.
Escuché de nuevo sus palabras con una ceja alzada y media sonrisa en los labios... había gente que guardaba secretos y luego tenía la sensación de que estaban ellos, personas en la que sus secretos representaban una parte esencial de su vida que no podía ser descubierta por el bien de la misma.
- ¿Quien no es misterioso si se lo propone? Aunque debo admitir que no era mi intención serlo, simplemente considero mi privacidad un privilegio y un don...- negué con la cabeza mientras me ponía en pie lentamente- creo que ha llegado el momento de que abandonemos la aparente seguridad de este local y la oscuridad, después de todo estamos de acuerdo en que no queremos que nadie descubra nuestros secretos y aquí hasta las paredes escuchan y memorizan las palabras de las personas que se encuentran entre ellas.
Metí la mano en el bolsillo interior de mi chaqueta masculina y sonreí mientras sacaba la cartera y dejaba el dinero sobre la mesa. Sin mirar si mi acompañante me seguía me dirigí hacia la puerta y acepté mi capa y mi gorro colocándomelo con rapidez y eficacia, siempre intentaba mantenerme la oscuridad a mi alrededor, era la mejor manera de que Ariadna no se cruzara en el camino de Andrey. Una vez fuera me volví hacia él.
- Las calles pueden ser sorprendentemente seguras para aquellos que se refugian en la oscuridad- comenté.
Escuché de nuevo sus palabras con una ceja alzada y media sonrisa en los labios... había gente que guardaba secretos y luego tenía la sensación de que estaban ellos, personas en la que sus secretos representaban una parte esencial de su vida que no podía ser descubierta por el bien de la misma.
- ¿Quien no es misterioso si se lo propone? Aunque debo admitir que no era mi intención serlo, simplemente considero mi privacidad un privilegio y un don...- negué con la cabeza mientras me ponía en pie lentamente- creo que ha llegado el momento de que abandonemos la aparente seguridad de este local y la oscuridad, después de todo estamos de acuerdo en que no queremos que nadie descubra nuestros secretos y aquí hasta las paredes escuchan y memorizan las palabras de las personas que se encuentran entre ellas.
Metí la mano en el bolsillo interior de mi chaqueta masculina y sonreí mientras sacaba la cartera y dejaba el dinero sobre la mesa. Sin mirar si mi acompañante me seguía me dirigí hacia la puerta y acepté mi capa y mi gorro colocándomelo con rapidez y eficacia, siempre intentaba mantenerme la oscuridad a mi alrededor, era la mejor manera de que Ariadna no se cruzara en el camino de Andrey. Una vez fuera me volví hacia él.
- Las calles pueden ser sorprendentemente seguras para aquellos que se refugian en la oscuridad- comenté.
Ariadna Raibow- Humano Clase Alta
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Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
A pesar de la invitación a salir de su interlocutor, Soren permaneció cómodamente recostado, agitando el líquido ambarino que quedaba en el fondo del vaso sin inmutarse lo más mínimo. Solo cuando vio que Wobiar se ponía su capa y se calaba su sombrero decidió apurar lo que quedaba de un trago, casi sin paladearlo.
El whisky de su tierra era mejor.
Tomó su levita de manos de uno de los camareros que atendían el local y se abrigó antes de seguir la pista a Wobiar, que esperaba al otro lado de la puerta, ya en las calles empedradas y apestosas de París. Suspiró antes de abrir la puerta, meditando seriamente cómo debía comportarse con aquel completo extraño cuya naturaleza y sus intenciones se le escapaban al alcance de su entendimiento por completo. Al final decidió fingir que le contrariaba salir tan tarde a la calle, nada de exageraciones, solo la reticencia habitual de un frágil muchacho de buena alcurnia a pasear por una calle llena de maleantes.
Empujó la puerta y permitió a Wobiar que disfrutara de su pálido rostro una vez más, contorsionada en una mueca de desacuerdo.
-Y sospecho que usted sabe muchísimo del tema,- Replicó jocoso.- visto sus jueguecitos de allí adentro. Pero déjeme avisarle de que no es el único que lo sabe, si tanto ha tratado con las gentes del pueblo llano, bien debería saber a qué se arriesgan dos hombres elegantes como nosotros a tan altas horas de la noche paseando solos en la oscuridad...
Avanzó unos cuantos pasos y alzó la mirada al cielo estrellado de París, tan limpio, tan puro, tan bello... tan diferente a las charcas de barro y mierda por las que tenía que caminar.
-En fin, Sr. Wobiar, era usted quien quería salir al abrigo y secretismo de las sombras, confiaré en usted: Guíeme y explíqueme por qué quiere arrastrarme a ellas.
El whisky de su tierra era mejor.
Tomó su levita de manos de uno de los camareros que atendían el local y se abrigó antes de seguir la pista a Wobiar, que esperaba al otro lado de la puerta, ya en las calles empedradas y apestosas de París. Suspiró antes de abrir la puerta, meditando seriamente cómo debía comportarse con aquel completo extraño cuya naturaleza y sus intenciones se le escapaban al alcance de su entendimiento por completo. Al final decidió fingir que le contrariaba salir tan tarde a la calle, nada de exageraciones, solo la reticencia habitual de un frágil muchacho de buena alcurnia a pasear por una calle llena de maleantes.
Empujó la puerta y permitió a Wobiar que disfrutara de su pálido rostro una vez más, contorsionada en una mueca de desacuerdo.
-Y sospecho que usted sabe muchísimo del tema,- Replicó jocoso.- visto sus jueguecitos de allí adentro. Pero déjeme avisarle de que no es el único que lo sabe, si tanto ha tratado con las gentes del pueblo llano, bien debería saber a qué se arriesgan dos hombres elegantes como nosotros a tan altas horas de la noche paseando solos en la oscuridad...
Avanzó unos cuantos pasos y alzó la mirada al cielo estrellado de París, tan limpio, tan puro, tan bello... tan diferente a las charcas de barro y mierda por las que tenía que caminar.
-En fin, Sr. Wobiar, era usted quien quería salir al abrigo y secretismo de las sombras, confiaré en usted: Guíeme y explíqueme por qué quiere arrastrarme a ellas.
Soren Makelyne- Vampiro Clase Media
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Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
Miré hacia mi acompañante mientras alzaba una de mis cejas y empezaba a andar con tranquilidad por la desierta calle, no sabía porque ese sujeto se había pegado a mi pero si en verdad era un señorito... bueno, le enseñaría cual era el verdadero aspecto de una calle de parís, no esas calles donde se agolpaban los ricos y adinerados, sino a las calles donde la mayoría de las personas luchaban por salir adelante con lo poco que tenían y en condiciones deplorables.
- Podría arriesgarse usted... para mi no hay riesgo alguno- aseguré mientras giraba en la esquina de la siguiente calle-, si lo desea puede venir conmigo pero si le incomoda esta calle a la que me dirijo no creo que le agrade demasiado...- le sugerí sutilmente mientras mantenía el paso firme y masculino... sentirme observada me ponía tremendamente nerviosa y no quería ni que se diera cuenta de eso ni de mi condición de mujer.
Reí ante sus últimas palabras y crucé la calle con rapidez para internarme en una mucho mas estrecha y donde los elegantes carros de las personas adineradas no se atrevían a pisar si no querían perder todos los adornos que llevaban en el exterior. Al momento se acercó un niño a mi figura y yo le entregué un pequeño papel escrito y unas monedas, con la misma rapidez que había aparecido desapareció entre las calles... tener informadores en esta parte de la ciudad conseguía muchas cosas, sobre todo que la gente supiera quien era uno y no se atrevieran a atacar.
- ¿Ha pensado que alguna vez a estado en un lugar donde todo está permitido?... bueno pues ahora va conocer uno en el que ocurre esto mismo- comenté mientras seguía por la calle-, pocos se atreven a acercarse a aquí y los que lo hacen tienen la manía de venir en coches alquilados, pero a mi me gusto hablar con la gente de la calle- le dije mientras hacía una respetuosa inclinación de cabeza a una prostituta y me sonrió de forma sugerente.
No le hice caso y seguí mi camino esquivando los charcos sin siquiera mirarlos y apretando el ritmo a medida que nos acercamos a el lugar. Ese lugar estaba dirigido por una de las primeras amistades que había hecho en la calle y que me había abierto muchas puertas... y casi todas ellas prohibidas... su nombre era Clariss y aún sabiendo mi condición de mujer siempre estaba intentando llevarme a su cama... cosa que me hacía reír en verdad. Además en la parte trasera estaba el mayor laboratorio que hubiera visto nunca, pertenecía a el otro dueño del local, Lucius, que me dejaba utilizarlo cada vez que iba... ¿que estaría investigando esta vez?
- Podría arriesgarse usted... para mi no hay riesgo alguno- aseguré mientras giraba en la esquina de la siguiente calle-, si lo desea puede venir conmigo pero si le incomoda esta calle a la que me dirijo no creo que le agrade demasiado...- le sugerí sutilmente mientras mantenía el paso firme y masculino... sentirme observada me ponía tremendamente nerviosa y no quería ni que se diera cuenta de eso ni de mi condición de mujer.
Reí ante sus últimas palabras y crucé la calle con rapidez para internarme en una mucho mas estrecha y donde los elegantes carros de las personas adineradas no se atrevían a pisar si no querían perder todos los adornos que llevaban en el exterior. Al momento se acercó un niño a mi figura y yo le entregué un pequeño papel escrito y unas monedas, con la misma rapidez que había aparecido desapareció entre las calles... tener informadores en esta parte de la ciudad conseguía muchas cosas, sobre todo que la gente supiera quien era uno y no se atrevieran a atacar.
- ¿Ha pensado que alguna vez a estado en un lugar donde todo está permitido?... bueno pues ahora va conocer uno en el que ocurre esto mismo- comenté mientras seguía por la calle-, pocos se atreven a acercarse a aquí y los que lo hacen tienen la manía de venir en coches alquilados, pero a mi me gusto hablar con la gente de la calle- le dije mientras hacía una respetuosa inclinación de cabeza a una prostituta y me sonrió de forma sugerente.
No le hice caso y seguí mi camino esquivando los charcos sin siquiera mirarlos y apretando el ritmo a medida que nos acercamos a el lugar. Ese lugar estaba dirigido por una de las primeras amistades que había hecho en la calle y que me había abierto muchas puertas... y casi todas ellas prohibidas... su nombre era Clariss y aún sabiendo mi condición de mujer siempre estaba intentando llevarme a su cama... cosa que me hacía reír en verdad. Además en la parte trasera estaba el mayor laboratorio que hubiera visto nunca, pertenecía a el otro dueño del local, Lucius, que me dejaba utilizarlo cada vez que iba... ¿que estaría investigando esta vez?
Ariadna Raibow- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 29/05/2012
Re: Nueva investigación: "Suspendidos verdades y mitos en las leyendas" {Soren}
Le siguió al oscuro callejón y saludó a aquella prostituta. Caminó con total naturalidad, sin importarle mancharse el bajo del pantalón con los sucios charcos, o el hecho de ser un hombre bien vestido y aparentemente indefenso en un callejón peligroso; la timidez infantil se esfumó y dio paso a una confianza forjada con siglos de experiencias.
Lo hizo por dos motivos: El primero y oficial, porque mantener su papel allí lo único que lograría era captar la atención de truhanes y golfillos con feas intenciones, y su acompañante no parecía mucho más apto que él mismo para defenderse; con aquel aspecto despreocupado dejaba claro a todos los del barrio que sabía dónde se estaba metiendo y cómo debía tratarlos. El segundo y más realista, se estaba empezando a aburrir intensamente de mantener aquel papel de crío de mamá fuera de casa; y encima, por allí, olía a opio y alcohol.
Le estaban entrando ganas de juerga.
Y hambre.
-He estado en lugares donde está todo permitido muchas veces antes que esta. Muchas, muchas veces, más de las que pueda imaginar.- Respondió, siguiendo los pasos de Wobiar, haciendo que su voz cambiara de aquella tímida vocecilla infantil a una más segura, intensa y seductora.- Y da la casualidad de que en los palacios el opio y el hachis no se consiguen con la misma facilidad que en estas calles endiabladas.
Se giró sobre sus talones al pasar junto a un chico de unos 16 años que llevaba unas cuantas jarras a un par de prostitutas en una esquina, un chico de pelo rubio y sucio, pero de rasgos alargados y delicados bajo las ronchas y un envidiable cuerpo bronceado por el trabajo; no estaría nada mal tras un buen baño. Aunque seguía alerta, dejó de prestar atención directa a Wobiar, prestando más atención al entorno: Pretendía que no se sintiera acosado.
-Está claro que no soy un niño londinense lejos de su casa, Wobiar,- Añadió con tono aburrido.- y está claro que usted tampoco es un hombre de alta alcurnia con los intereses típicos de los suyos.- Dijo señalando a la prostituta que acababan de dejar atrás.- Me he aburrido de jugar con usted, así que dígame si puedo hacer algo interesante en su compañía o debería irme detrás del primer muchacho borracho que me cruce a continuación...
Lo hizo por dos motivos: El primero y oficial, porque mantener su papel allí lo único que lograría era captar la atención de truhanes y golfillos con feas intenciones, y su acompañante no parecía mucho más apto que él mismo para defenderse; con aquel aspecto despreocupado dejaba claro a todos los del barrio que sabía dónde se estaba metiendo y cómo debía tratarlos. El segundo y más realista, se estaba empezando a aburrir intensamente de mantener aquel papel de crío de mamá fuera de casa; y encima, por allí, olía a opio y alcohol.
Le estaban entrando ganas de juerga.
Y hambre.
-He estado en lugares donde está todo permitido muchas veces antes que esta. Muchas, muchas veces, más de las que pueda imaginar.- Respondió, siguiendo los pasos de Wobiar, haciendo que su voz cambiara de aquella tímida vocecilla infantil a una más segura, intensa y seductora.- Y da la casualidad de que en los palacios el opio y el hachis no se consiguen con la misma facilidad que en estas calles endiabladas.
Se giró sobre sus talones al pasar junto a un chico de unos 16 años que llevaba unas cuantas jarras a un par de prostitutas en una esquina, un chico de pelo rubio y sucio, pero de rasgos alargados y delicados bajo las ronchas y un envidiable cuerpo bronceado por el trabajo; no estaría nada mal tras un buen baño. Aunque seguía alerta, dejó de prestar atención directa a Wobiar, prestando más atención al entorno: Pretendía que no se sintiera acosado.
-Está claro que no soy un niño londinense lejos de su casa, Wobiar,- Añadió con tono aburrido.- y está claro que usted tampoco es un hombre de alta alcurnia con los intereses típicos de los suyos.- Dijo señalando a la prostituta que acababan de dejar atrás.- Me he aburrido de jugar con usted, así que dígame si puedo hacer algo interesante en su compañía o debería irme detrás del primer muchacho borracho que me cruce a continuación...
Soren Makelyne- Vampiro Clase Media
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