Evarne Lacuna

Su nombre, Evarne, se lo pusieron sus padres por una de las nereidas del mar. Hace honor a él, pues significa “de encantadora figura y belleza sin techa”, y ella es una joven realmente hermosa, pero no engreída como cabía de esperar en una chica como ella.

Es inteligente como nadie, astuta y rápida en cualquier momento, y con unas ansias de conocimiento increíbles. Pero lo que más domina en su cuerpo, aquello que la hace ser tan especial, es lo soñadora que es. Evarne, por mucho que en su interior sea triste y sufra como nadie, sigue creyendo en los príncipes azules, en aquellos cuentos de hadas que la harán salir de la horrible vida ultrajada que lleva. Aquella, es la única forma de escapar de todo el miedo que hay en su interior.

Evarne es una chica solitaria que odia ver sufrir a la gente, pero envidia a todas las personas que tiene gente a su lado, pues ella no puede permitirse el lujo de dejar que alguien entre dentro de su corazón, aunque sabe, que sería la persona más protectora del mundo. Leal, odia las injusticias y aunque tenga mucho miedo de la gente, es valiente y noble de corazón.


Evarne siempre ha vivido en una de las casas más acomodadas de la ciudad. Su familia, muy amiga de la nobleza, le había otorgado grandes lujos desde muy pequeña, deseando que fuera la niñita más feliz y dichosa. Nada más la concibieron, ellos ya sabrían que sería realmente hermosa, así que le otorgaron un nombre acuerdo a ello; Evarne, de encantadora figura y belleza sin tacha.

Fueron pasando los años, y ella se fue transformando en una niñita sana e inocente. Reía por todo, jugaba con todos y encandilaba a todos a su alrededor. Una noche, mientras ella dormía, alguien entró en su habitación para contemplar con sus propios ojos lo que decían de la niña y su sorpresa fue grata al darse cuenta de que eran ciertos los rumores. Evarne se despertó y no se asustó para nada, al contrario, entabló conversación con aquel desconocido ser.

Pasaron los años y él iba yendo cada noche a visitarla, cada vez con más frecuencia, dándose cuenta de que en sueños decía su nombre. Poco a poco, se enamoraron mutuamente hasta que ella cumplió los diecisiete años. Estaba preocupada por los sueños que tenía, sabía que era una bruja, pues su legado venía de parte de madre, y que tenía el poder de la premonición pues había visto llegar a su amigo antes de que lo hiciera, por eso, le preocupaba que ocurriera otra vez. Evarne le contó su sueño, diciéndole que era alguien que se la llevaba lejos y la hacia sufrir, pero no sabía como.

Y un día, simplemente apareció ante ella como un noble de Francia. Pasó con el varios días desde su llegada, dialogando e intentando ocultar el miedo que yacía en su pecho, hasta que un día, simplemente la metió a la fuerza en un carro y se la llevó lejos de su hogar y de su amado. Cuando abrió los ojos ya estaba de camino a Francia, lugar de su desdicha.

Aquel hombre le dijo que ella era completamente suya, y que cuando cumpliera los dieciocho años lo sería enteramente. Al cabo del tiempo, las agresiones se hicieron más fuertes, la maltrataba casi a diario e incluso le dijo que, después de ser él el primero en probarla y hacerla suya, la empezaría a tratar como una vulgar cortesana, ofreciéndola a la gente como mísero trozo de carne. Todas las noches miraba a la ventana, rezando al cielo para que viniera la verdadera persona que amaba y la sacara de aquel horrible lugar. Sobre todo en los últimos tiempos, pues casi ha pasado un año y está a punto de llegar a la edad menos deseada para ella.

Pero esa solo es parte de la desgracia. Su madre, la antigua duquesa del sacro imperio romano germánico, falleció intentando salvar a su hija, pues vio a aquel hombre llevársela de sus brazos. Deseando venganza, su padre volvió al lugar donde su esposa nació. Allí, ha pedido ayuda para poder recuperar a la nueva duquesa, Evarne, la cual, encerrada en aquel lugar, ni si quiera sabe del acontecimiento de esta desgracia y de su cargo real.