La Envidia es el Adversario de los Más Afortunados [Drach Stronghold]

Mis ojos se movían de un lado a otro comprobando de que nadie estuviera en este lugar, pero no, solo tres esencias estaban en el bosque, la de el, la de aquel hombre que no se acercaba a mi, y la mía, tres personas, pero todavía no comprendía porque se estaba dirigiéndose hacia mi con tanta “amabilidad”, por unos segundos me había olvidado del libro, lo tome con mi otra mano apretándolo ligeramente-¿La persona que estaba buscando?...-Pregunte, una sonrisa sínica aprecio en mi blanco rostro, mostrando mis colmillos no con el afán de ver que soy igual que ellos porque claramente saben lo que soy solo es una sonrisa -Pero se equivoca Señor, no soy la persona que busca porque nunca nos hemos visto…no creo que de la nada se interese por una persona que no ha visto nunca….-Apreté el libro con mayor fuerza pero sin hacerle ningún daño, di un paso hacia atrás pero en ese momento escuche que de los labio del Vampiro decía “joven Stronghold” pero…pero como -Como usted…usted sabe como me apellido…si como acabo de decir usted no me conoce ¿O si?....-Ignoro las ultimas palabras que el Vampiro le estaba diciendo, dejo caer el libro al suelo, enfoco su mirada en blanco rostro de el -Yo…no creo que les pueda acompañar….-Fue lo único que salió de mi boca para volver a retroceder aunque llevo quinientos años de vida, de inmortalidad todavía sentía un poco de temor en mi entrono… ¿Acompañarlo? en ese momento comprendí de lo ultimo que me dijo…pero ¿A dónde? -Yo…no-Fruncí mi ceño, me sentía como un pequeño niño de cinco años con miedo, temor, que solo quiere refugiarse en los brazos de su madre, mis oídos escucharon el nombre del Vampiro Kei Koizumi, después se había presentado -Mucho…mucho gusto Señor…como supongo que usted sabe mi nombre no tengo la necesidad de hacerlo ¿O me equivoco? ….pero de todos modos me presentare yo también-Ya no tenia miedo, el miedo se había ido como había regresado, me incline hacia enfrente para recoger el libro que estaba tirado por mi culpa, una sonrisa sincera aprecio en mi rostro acercándome un poco mas a el, Kei, como el mismo me había dicho

Hice una reverencia ante Kei -Mucho gusto Señor Koizumi, mi nombre es Drach Sebasthian Stronghold, mucho gusto-Volví a mi posición original, levantando un poco mi rostro, cuando menciono el libro lo alce un poco mirando la portada que decía “Los siete pecados de la humanidad”…asentí a las palabras de Koizumi -Si, es un excelente ejemplar, me interesa este tipo de argumentos, palabras, que muchas personas tiene… ¿Acompañarlo?-Una carcajada sale de mi boca, negando con la cabeza -No entiendo, comprendo, razono, por lo que usted me esta diciendo que lo acompañe…como he dicho hace unos instante no lo conozco usted supongo que tampoco me conoce como también he dicho hace unos minutos-Abrí una hoja, la primera ya la había leído pero la volví a leer, era una falta de educación hacer otra cosa cuando esta hablando alguien con otra persona lo cerré de igual manera, escuchando lo que dice -Sí, los conozco, se que son siete pecados capitales, que la iglesia y la humanidad han aportado, siete pecados capitales que todas las personas incluyéndome a mi pecamos…Señor…-Dije, poniéndome de cuclillas y sonriendo-¿Con cual me identifico?...-Pongo mi dedo índice en mi barbilla pensando- Podría decir que con todos….pero hay uno que me sale hasta por los poros…-Digo, cuando analizo la situación

-Me puedo identifica mas con la envidia, envido muchas cosas, envido a las familias que tiene todo, felicidad, amor…envido a los hijos que tiene una madre cariñosa, que nos les pega, que siempre están con ellos…le puedo decir sin fines de cosas con que envido…estoy identificado por ese pecado capital, uno de los siete señor ¿Quería que su pregunta fuera respondida?...¿si? pues ya se lo respondí ahora déjeme en paz, no se a que viene todo esto, no se porque conmigo….-Escuche lo ultimo que dijo y me pare, dándole la espalda -Muy bien discurso Señor, pero me retiro…-Fue lo único que dije, para empezar a caminar.

Vio la actitud del chico, realmente esperaba que no fuese a intentar escapar –Estás en lo cierto, no te conozco y si sé algo de ti, es exactamente, porque como he dicho, eres la persona a la que estábamos buscando – No pudo evitar reír, lo que decía tenía lógica pero estaba cerrando posibilidades –Eres la persona que busco, no me estoy equivocando, el que no me hayas visto antes no significa lo contrario- Ah, parecía que no saldría de allí intentando huir de ellos, eso ya era suficiente de momento, su expresión había cambiado. Menos mal, porque en ese momento él no quería verse envuelto en algo que no tuviese necesidad de ser, pero no podía cantar victoria aún.

-Todos pecamos y en algún punto, no solo cometemos uno de esos siete, estoy seguro sin embargo, que siempre, sin importar las circunstancias nuestra forma de ser hará que uno de ellos sea más notorio en una persona o en otra. Pueden ser los mismos pecados, pero la forma y la proporción es diferente en cada persona –Ante ese intento de marcharse tuvo que olvidar la forma en que él hubiese deseado que sucedieran las cosas con él –No lo entiende… no tengo opciones. Necesito llevarlo conmigo – Y sabía que de ser necesario tendría que hacerlo en contra de su voluntad.

Él generalmente no era una amenaza de ningún tipo, los días en que solía tener un aura más oscura que la que ahora poseía habían pasado. Había adoptado unas ideas que continuaban con él hasta ahora, algo como moral, aunque no es que lo sintiera a veces de verdad. Solo era lo que a su modo de ver tal vez era lo más correcto, pero no significaba que siempre fuese a seguir sus propios decretos. Ya más de una vez había salido de ellos, y aun cuando pudiese romper su palabra, de algún modo en este punto no podía hacerlo.

-Ya lo ha dicho… Envidia… ¿Sabe? Hay cosas que parecen tan irreales y sin embargo, entre la magia y lo inimaginable… ¿Si no es casualidad que ese sentimiento de envidia se haya aprovechado de su ‘alma’ – Decían que como vampiros no tenían alma, sin embargo, había ciertas cosas, Kazu ahora tenía su alma de regreso, había seres como ellos que poseían aún algo de eso, era cosa que no podía comprobarse o saberse. El no creía en ello, pero eso no significaba que no existiese, tal vez terminaría confiando en algo como eso –No le conté ese relato solo porque si… afirman que es algo cierto y que la esencia de esos siete pecados se ha concentrado en ciertos objetos y se han adherido a las almas de personas compatibles a ellos – Le estaba explicando, porque lo que iba a necesitar de él no era simplemente su presencia, eso solo era para asegurarse de ciertas cosas –Alguien esta buscando a esos siete pecados – Claro… no había contado la historia completa, Yudea no quería que alguien más se pusiera a intentar ‘coleccionar’ lo que él quería. Y él no tenía problema con eso, el vampiro lo quería por una razón diferente a querer causar una catástrofe, así que no veía el problema y además, había hecho un trato con él –Un objeto, estoy buscando un objeto… puede que lo tenga usted o alguien más… es por eso que le pido acompañarme…- Sintió que Jin se movía bajando del árbol. Se giró a verle. Al parecer se estaba impacientando de que aquello pareciese tardar tanto.

Las instrucciones habían sido claras, llevarlo frente a Yudea y ver si podían conseguir los indicios para adueñarse del objeto en cuestión que contenía la esencia de lo que al parecer por lo que había dicho, era 'Envidia'.

Si no fuese porque sabía que a pesar de ese carácter que me parecía inservible para un vampiro como él, podía hacerme tragar mis palabras, probablemente ni siquiera le habría acompañado. Claro, mis movimientos eran más por culpa de Yudea. Cada vez que buscaba desobedecerlo salía algo malo, y estaba evitando un posible enfrentamiento. Y el cambaformas me caía bien, además. Era callado, no daba lata y nos servía de excusa a veces -claro que Yudea se daba cuenta, pero parecía no querer discutir ante la posibilidad de ver al muchacho envuelto en nuestras acostumbradas peleas-.

Me moví tan rápido como pude para darle alcance y bloquearle el paso -Detente- Mi voz era firme y era una orden clara, la manipulación funcionaría si el era vulnerable y si no, de cualquier forma podía enfrentarme a él. Kei apareció un momento después, con una calma extraña. De verdad me desquiciaba y no lo entendía para nada. Fruncí el ceño viendo al sujeto. Yo no era tan amable y carecía de paciencia -Podemos hacer esto por las buenas- señalé a Kei - O por las malas - Una sonrisa cínica se dibujó en mis labios -Prefiero la segunda, si me preguntas

-Sé que tan irreal suena... pero estamos casi totalmente seguros de que posees lo que estamos buscando... puedes creer o no en lo de las almas y el resto de ello... ¿No sientes siquiera curiosidad? No te haremos daño si eso te preocupa, lo que necesitamos no es ni matarte ni mantenerte cautivo... Si buscamos que vayas con nosotros es porque no podemos encontrar lo que buscamos...- Escuché con fastidio la explicación de Kei sin perder de vista al otro ser de la noche. Las explicaciones estaban de más. Podíamos simplemente llevarlo a la fuerza, qué más daba. Aún no sabíamos con certeza como se desarrollaría esto. Él era el primero en la lista de los que habíamos encontrado. Si hubiese sido de otro modo, solo habríamos ido directo al grano.

Jin bufó dándose la vuelta dejándole aquello a Kei. Estaba harto de esto, pero no contestó ni intento asustar más al sujeto, estaba ahí para asegurar que el mojigato de Kei hiciera lo que Yudea le había pedido. Por alguna razón que él no comprendía, el aburrido vampiro, maestro de su amante, había aceptado sin chistar esta vez. Como no se había fijado, no sabía que este había hecho un trato con su creador. Uno que sin quererlo lo había involucrado en esas cuestiones, en ir a buscar a una de las personas que poseía aquello que Yudea quería.

Kendal le había dicho algo acerca de que la mascota de Yudea era uno de ellos y que probablemente la razón de que se moviera de esa forma. Sinceramente era difícil imaginarlo haciendo algo que no involucrara algo de egolatría o simple capricho. Pero el hecho era que lo hacía por su mascota. Se había dado cuenta, de que les apreciaba en un modo distinto, de hecho, tal como un gatito o un perrito que tuviese en casa. La historia de poder cumplir algún deseo al juntar a los siete pecados no le parecía atraer, lo cual tenía sentido cuando su ego le decía que el podía hacer lo que quisiera sin necesidad de ayuda.

Le sonrió al joven vampiro y se dirigió a él. Hasta donde le habían dicho, no necesitaban al sujeto, si no comprobar la manera en la que aquella esencia había sido absorbida por él y si podían apropiarse de ella. El objeto, tendrían que preguntarle si lo tenía. Un cuadro, como el que tenía Yudea en aquella mansión. Le extendió la mano, era una manía, lo hacía con su alumno y a veces con otros sin darse cuenta. No le importaba demasiado si parecía extraño, hacía mucho que había dejado de preocuparse por ver lo que pensaban de esas cosas los otros, eso y tenía cosas bien arraigadas en su comportamiento.

-Te guiaremos hasta ese lugar… - Dijo con plena confianza. Jin no sabía que si se le había enviado con él era por los efectos colaterales que implicaba el juego para lograr recuperar sus recuerdos. Incluso aunque su comportamiento parecía el habitual, el mismo podía sentirlo, aquella delgada línea que mantenía esa especie de cordura aún en él y que sentía podía romperse en cualquier momento. Trataba de mantenerse tranquilo, pero era como si su mente estuviese débil y probablemente así era, sin embargo, resultaba más peligroso de esa manera. Tranquilo como era, perder la cabeza en un momento como ese era demasiado riesgo. Sin embargo, Jin era la mejor carta, tan poco consciente de todo como era, no se preocuparía en si podía dañarlo en caso de ser necesario.

Ya se encargarían de explicarle a Drach todo sobre aquello, de manera que él pudiese ayudarlos de alguna forma. Yudea no estaría conforme hasta tener lo que quería. Aún no tenían la forma de separar a los portadores de aquello. Pero había algo en todo esto. Se decía que estos pecados, solo podían adherirse a las almas, este era un vampiro, la mayoría decía que no tenían una, ero Kazu había demostrado el punto de que era posible o plausible que algunos la tuviesen. No es que él creyera en eso, pero los brujos y nicromantes, ellos tenían algo más cercano con ello y parecían seguros de algo como eso.

No estaba tan cerca de ahí, pero con la naturaleza de los tres como vampiros, creía que podía seguirles el paso sin dificultad. Pero no se sentía tan bien como para hacer el camino de esa forma. Jaló a Jin y al hombre. Había confiado en que si era cuestión de una cosa u otra, como muchos, la curiosidad sería un arma poderosa. Les tomó con fuerza, volar era más rápido y el estaba creyendo que era mejor entre más rápido llegaran. Eso y porque sentía un ligero aturdimiento, como un dolor de cabeza, pero eso en un vampiro no era común. Escuchó la queja de Jin cuando lo tomó por el brazo, pero no hizo ningún intento por apartarlo -Lo siento... creo que será más fácil de este modo -Dijo, si el otro podía levitar seguro no le molestaría que hiciese eso. Se dirigió a Rose Red, con la velocidad que le daba aquella naturalez vampírica, los otros estarían bien, pues la compartían.