Un hombre no es más que lo que sabe [Vincent Cromwell]

por Invitado Mar Jun 12, 2012 4:26 pm

Era bien sabido que prefería cabalgar a llevar un carruaje. La razón era tan simple como extraña para muchos. Pero para Andrew, desconfiar hasta de su sombra era lo normal. Un legado extraño dejado por su madre. Una aparente locura que vio desde sus primeros años y se fue apoderando de esa luz que ella poseía y que al final de sus días él había visto casi completamente desaparecer. Nunca supo las razones, pero desde el momento de la muerte de sus padres, al quedarse solo son estar preparado para ello, se dio cuenta de muchas cosas que había ignorado hasta ese momento.

Los años habían pasado y si bien a él no le consumía la culpa o los recuerdos del pasado, desconocía la verdad sobre lo que había sucedido. Podía averiguarlo, pero había referido no hacerlo. Arraigado lo que había en él simplemente pensó en que debía mirar al frente y a lo alto. Ese día estaba frente al Castillo. Qué curioso era, que a pesar de mantener una comunicación debido a ese cargo que le había sido heredado, pocas veces hubiese estado de pie frente a la estructura que se imponía ante sus ojos. Desmontó y observó un momento antes de dirigirse a la entrada, sabiendo que le recibirían y le mirarían de aquella forma tan peculiar cuando anunciase su presencia.

Años atrás, siendo aún más joven había visto tantas veces en los ojos de otros aquel recelo ante su presencia, no necesitaba escuchar los comentarios para saber que se daban a sus espaldas. Pero esos tiempos habían pasado. Entre una amargura y una tristeza que no pudo dejar ver a nadie, finalmente había podido dejar el peso de las cosas que habían sucedido. Su mirada y su carácter se habían endurecido con las experiencias que se le habían presentado. Ahora, acostumbrado a todo lo que era, podía probablemente estar ahí sin sentir aquel peso que antes podría haberle agobiado.

Se acercó a las puertas que llevaban al interior luciendo una sonrisa quien dirigía sus palabras en ese instante, anunciándose para poder encontrarse con la persona que extrañamente había solicitado su presencia. En esos días, él solo había estado pensando en viajar a París en búsqueda de una familia que no conocía. Las razones por las que había sido citado le eran desconocidas. Pero para averiguarlo solo debía acudir al llamado.

por **Vincent Cromwell** Miér Jun 13, 2012 8:47 pm

Ser parte de la aristocracia, no sólo consistía en disfrutar del poder que se tenía, del lujo, de privilegios. También consistía en tolerar la actitud voluntariosa de un rey impetuoso y estricto, Vincent I se ganaba a pulso la fama que lo predecía de años atrás; soberbio, elegante, distinguido, culto y ponderante. Un rey en toda la extensión de la palabra, aunque para muchos una exageración su preciso carácter recio y ambicioso.

En el salón de recepciones, los grupos de políticos, consejeros, sirvientes, en fin, un sin número de personas que acudían para replantear sus deberes frente al rey, discutían ansiosos sus ideas, fomentando así el intercambio de opiniones. Buscando si alguna de ellas en algún momento les permitía subir el escalafón social del que ya eran acreedores. Claro, cualquiera que deseara poder, buscaba a cualquier costo poder llegar hasta el monarca realizando tareas de carácter políticas o sociales. Resultaba beneficioso para todos codearse con la monarquía de Escocia, el rey o la reina en su defecto. Aunque esta última resultaba difícil de conquistar.

-¿Aún no ha llegado a quien he solicitado?- divague con la atención dispersa en los pergaminos sobre la mesa, todos ellos tenían un motivo de estar ahí, mis tareas no escatimaban en tiempo, tampoco en importancia, cada una de estas resultaban acaparadoras y yo buscaba resolverlas. El suspiro salió inseguro de los labios del varón que se mantenía servicialmente frente a mí, el ministro del reino no respondió de inmediato ya que buscaba las palabras correctas para desenfundarlas en una replica que buscaba la disculpa –Su majestad, el barón ha sido llamado al palacio, no debe demorar en llegar, se encontraba un poco indispuesto.- La mirada que le refute fue determinante, a tal grado que comenzó a transpirar, luciendo incomodo y yo podía darme cuenta de su temor, pase por alto su estupidez y continué con mi labor respondiendo en blanco a aquellos pergaminos.

-Ya veo, bien en cuanto llegue háganmelo saber para recibirle- mis órdenes eran precisas, de no seguirles al pie de la letra, las consecuencias saltarían de inmediato. Me resultaba poco tediosa la espera cuando sabia que lo que estaba por venir era algo importante, además de mantenerme informado de aquellos títulos nobiliarios entregados a los hombres y mujeres de la realeza, también debía de estar pendiente de lo que estos hacían, bien o mal un nombramiento dentro de la corte significaba poder, decisión, voluntad y por consiguiente responsabilidades. Este era la día dónde conocería a quien llevaba por renombre la baronía.

Pasado unos minutos de mi intervención con el ministro, fuimos interrumpidos por el mensajero de la corona - Su alteza real, se encuentra aquí el barón de Escocia, Sir Montgomery- anuncio con elegancia su nombre. Me levanté de inmediato dirigiendo mi atención hacia la puerta que se abría de par en par a lo lejos el pasillo del castillo se extendía en un tumulto de hombres curiosos. ¿De quien se trataba? ¿ Tendría la apariencia de un joven, un viejo o un niño? Pronto lo descubriría.

por Invitado Jue Jun 14, 2012 1:35 am

Estuvo a punto de sonreír cuando vio a todas esas personas reunidas en aquel lugar, mismas que a la mención de su nombre se habían movido, fuese de forma disimulada o no, para posar sus miradas sobre él. Comprendía aquella indagación, el modo en que le veían mientras caminaba por el pasillo sin que sus pupilas se fijaran en ninguno de ellos en particular, observándolos solo de la manera que su campo visual le permitía, el blanco de la suya era justo aquella estancia en la que se encontraba el monarca de aquellas tierras.

El haberse mantenido antes fuera de reuniones o cualquier evento social tenía una razón aunque era totalmente desconocida para la mayoría, se le había permitido permanecer así y lo había aprovechado en su momento. En un inicio el haber perdido a ambos de sus padres y darse cuenta de lo que había pasado le había provocado pasar un mal rato, incluso si no lo demostró o no dejó que nadie se enterara de los pormenores de todo cuando el mismo pudo averiguarlos, pues nadie había querido decirle las circunstancias de sus decesos. Pero el tiempo había pasado, su anonimato era algo que no podía continuar por mucho tiempo y tampoco quería que fuese de ese modo por las obvias razones que eso conllevaba.

Había escuchado comentarios, se mantenía informado, pero si algo le causaba curiosidad, más que cualquier otra cosa en ese momento concreto, no era ninguno de los hombres o mujeres de la nobleza que allí se encontraban. Era esa presencia bajo la cual nunca había estado, de alguna manera, quería ver lo que su figura podía proyectar. Hay personas que con simplemente con estar un lugar hacen que el ambiente sea diferente. No tenía idea de lo que era estar frente a él. No sabía qué esperar. Desde que su silueta apareció en su rango de visión la mantuvo sobre él y solo al estar a una distancia prudente se detuvo para saludarle, sus movimientos eran fluidos, inclinó la cabeza en señal de respeto a la persona frente a él.

–Su Majestad- Su voz era moderada y tranquila. Si no estaba nervioso es porque para él no había una razón para estarlo. Aunque no lo esperaba, la petición de ir a presentarse ante él no era tan extraña. El esbozo de una sonrisa se formó en sus labios sin que pudiese evitarlo -Es sin duda, un placer por fin presentarme ante usted-Dijo en un tono ligeramente diferente, no había ninguna intención tras ese ligero cambio en su voz, había esperado por ese encuentro, pero no se había dado hasta que ocurrió ese llamado. Se enderezó manteniendo su postura, si bien no le invadía la intranquilidad, aún podía sentir algo de extrañeza al estar allí.

por **Vincent Cromwell** Dom Jul 01, 2012 7:34 pm

Finalmente ante mí se encontraba uno de los hombres de la aristocracia de Escocia y sus tierras altas, antes de morir y definir el reinado que me competía; mi padre dejaba en claro las obligaciones que tendrían lugar al justo instante de arribar al trono. De las tantas que plasmaba en papel con tinta indeleble consistía en una tarea muy particular y poco vista dentro de los reyes, ya que eran escasos por no decir que ninguno los interesados en sostener lazos más allá de los competentes con duques, barones, condes, príncipes o soberanos.

-Un placer Barón, tanto es el tiempo que ha pasado – mis palabras fueron claras y serenas, aunque claramente se denotaban en ellas la supremacía de mi título por sobre el barón de Escocia -Un tiempo justo creo yo para poder determinar algunas situaciones que se han presentando en su baronía la cual tengo entendido a tenido algunos saqueos al pueblo por rebeldes…- hice una pausa para aclarar mi garganta y dar un sorbo de la fina copa postrada en la mesa – Incluso algunas de las localidades cercanas en dónde se cultivan tierras han sido destruidas por completo y todo esto por los rebeldes que aún se mantienen de pie por aquellos lindes…- al culminar, el silencio en la habitación se hizo extenso e incomodo – por supuesto que tenía conocimiento de todo lo que pasaba en Escocia, al menos lo más importante en ella – y no dudaría en poner orden en lo que a mí me concernía, incluso si ello implicaba llamar la atención del lord frente a mi.

-Dado estos acontecimientos, estoy seguro de que su casa estará tomando las medidas necesarias para aprehender a los responsables ¿No es así, Barón? – como el agua del río que fluye a través de la adversidad, desembocando en bravíos mares y fuertes corrientes, fluyeron mis palabras, las palabras de un rey interesado por sostener el orden y la prosperidad en su reino. Mis intensiones eran claras y transparentes con el pueblo Escocés, desde la obtención del trono por derecho, mi padre había dejado en el camino a hombres con el orgullo lastimado e inconformes por el papel que finalmente les pertenecía, influenciando a pequeñas masas de hombres y mujeres para levantarse en contra de su majestad. Intenciones que jamás trascenderían contra el rey, pues puede más un hombre justo e incorruptible, que la envidia y la avaricia de hombres sedientos de poder.

La ambición era poderosa, pero destructible, nada era intocable para la estirpe Cromwell cuando se trataba de ver por el bienestar del pueblo que estuvo aprisionado bajo el yugo de los ingleses, así se formaba el carácter de un rey prominente y respetable. Vincent como hijo legítimo de un gran monarca pretendía seguir el camino de su padre pese a su muy particular carácter y forma de ser.

Dejé la copa sobre la mesa para caminar alrededor de ella, mis ojos continuaron enfocados en él, con estos procuraba anticiparme a sus acciones e incluso a las palabras que estaban por salir de su boca – claro si es que diría algo en beneficio de la posición que ahora asumía – las respuestas que exigía eran exactas, irse por las ramas no ayudaría a persuadirme.

por Invitado Mar Jul 03, 2012 8:22 pm

Claro que imaginaba que aquello tenía algo que ver con esta reunión, así que mucha sorpresa al escuchar sus palabras no se despertó en su interior. Es más, era como predecible -Lo sé, Su Majestad. Estamos tomando medidas al respecto -Si y como suelen decir que si quieres las cosas bien, debes estar inmiscuido tu mismo, la mayor parte para llegar a quien les comandaba era lo que él estaba buscando. Desistió de suspirar o irar los ojos mientras pensaba en ello, se mantuvo de pie y erguido mientras le veía. Cada gesto, cada palabra a ese nivel tenía un significado, no era como estar hablando con alguien que considerabas tu igual. Las jerarquías, sin embargo, siempre existían, saber mantenerte dentro de ellas y lograr tus objetivos era cuestión de mantenerte en calma, casi como en cualquier otra situación.

Pero no podía decirle que él estaba llevando a acabo qué y cómo en aquel asunto. Habían muchas cosas que se suponían y que debían ser de cierto modo, pero como desconfiaba de casi todos los que estaban a su alrededor eso cambiaba un poco la forma en la que estaba procediendo -Si se me permite, debo decir que creo estar cerca de descubrir a quienes están a la cabeza de tal movimiento - No aseguraría nada hasta tenerlos completamente en sus manos. Habría ido contra los que llevaban a cabo tales disturbios, pero era mejorar siempre cortar la cabeza, las extremidades aunque había que controlarles, podía dejárselo a quienes estaban ayudándole. Que aquello hubiese sucedido y llegado a hacerse de esa forma tenía que ser detenido, no solo por la seguridad de él y los suyos, pero porque entre todo lo que deseaba era hacer lo que estuviese en sus manos por mantener la paz para todos los demás también. Su posición era un instrumento para ello, no era lo único que le daba cierto poder y libertad de actuar, pero í le daba el poder político para lograrlo y no hacerlo entre sombras y asuntos ilegales.

Él era de pocas palabras y jamás diría algo de lo que no estuviese seguro, a menos que lo que quisiera fuese esconder o mentirle a alguien. No era el caso de momento -Le aseguro que lograremos recuperar la clama en esas tierras, en caso que no lo hiciera aceptaré las consecuencias - Jamás dejaría que sucediera. Sus padres se habían encargado de hacerle llegar hasta allí e incluso si no estaban ahí, no ima a permitir que el nombre de su familia se viera envuelto entre agún conflicto. Lo arreglaría, los métodos que usara eran algo que iba a decidir una vez que viese la raíz de aquello.

Observó a la persona a la que debía lealtad. Qué curiosa palabra. Le hacía preguntarse en realidad a quién servía y qué tan lejos estaba dispuesto a llegar. Observó sus faciones, muchas veces en el rostro de una persona puedes encontrar más de lo que imaginas. Un solo gesto o una mirada podía decirte mucho más que un discurso elaborado o una intrincada plática. Lo que en las palabras no podías percibir. Sonrió apenas perceptiblemente. Cuando estás en la cima como él, un gobernante tiene ciertas características, la educación recibida, las ideas, todo tiene una forma muy particular, lo entendía pero desde que tenía memoria le parecía un tanto intrigante. La forma en la que un rey como él se desenvovía era la clavepara muchas cosas. Vincent Cromwell, no podía decir que fuese una mala elección para guiarlos, pero nunca está todo en una sola persona y todo se vuelve subjetivo en determinadas situaciones.

por **Vincent Cromwell** Miér Jul 18, 2012 2:51 am

Descubrir los grandes misterios que movían las rebeliones en Escocia resultaban tareas difíciles para hombres que no tenían la menor idea de lo que representaba la lealtad a un pueblo y velar por las necesidades de quienes lo habitaban. Las explicaciones del Barón resultaban convincentes e incluso posponían mis acciones para otro instante diferente, si lo asumía todo bajo control, me obligaba a confiar en su palabra, algo que después de no haberle visto durante algún tiempo desconocería –aunque merecía el beneficio de la duda-. La palabra de un hombre valía más de lo pensado, los tratos incluso bajo palabra para respetados caballeros eran indestructibles, incluyéndome.

-En ese caso Barón, sostendré mis ojos muy bien puestos en las acciones que llegue a tomar con respeto a lo que sucede en aquellos lares del reino. Espero pueda entender, que no me puedo dar el lujo de que mi autoridad como encargado de este país sea cuestionada por hombres que no han hecho nada por Escocia, salvo dañar al pueblo.- mis palabras fueron claras, entre líneas parecía existir más allá de las clásicas intensiones de un Rey preocupado por su legado. También me interesaba poder sostener lo que mi padre después de su muerte acaecía en mi poder.

Durante la asunción del primer Rey de Escocia se habían delimitado temas de gran importancia, entre ellos, los clanes que tras la lucha por el trono del país se disputaban el derecho a éste. Quedando algunos de estos en descontento por los métodos que llevaba la nueva monarquía ahora independiente de Inglaterra. Durante siglos hombres de dudosa lealtad a la realeza del país habitaban bajo perfiles sospechosos, dónde únicamente buscaban fracturar el poder desde sus entrañas. Naturalmente sus ambiciones no llegaban a coger frutos puesto que eran más aquellos que buscaban el bienestar del pueblo.

Decían que el poder de un buen regente se ve en los frutos que cosecha de un pueblo que le adore y le brinde la lealtad y su admiración. Existían poco más que razones, sino hechos los que justificaban la fuerza con la que identificaban a Vincent como un ícono importante que les daba además de paz, la tranquilidad que hace no mucho tiempo tenían en sus hogares. Las guerras entre clanes se esfumaban y prevalecían en la historia, los hombres encontraban las maneras de solventar sus necesidades sin perjudicar a sus compatriotas. Pero en toda canasta de frutas siempre existe la manzana podrida que esparce su asquerosidad por todas ellas.

Para volver a rescatar el tema que nos importaba a ambos le invité a tomar asiento en un costado de dónde me encontraba, yo por igual decidí descansar de mi postura -Dígame que ha descubierto hasta ahora Barón, mis fuentes me han informado sobre un apellido que he procurado no mencionar en los informes al ministro, sin embargo, como sabe la importancia que puede tener algo así, Los Macarthur son una familia prominente de Escocia e incluso una de ellas Lady Zeena, se encuentra en posición de ser parte de ésta corte gracias a la protección de la Reina Victoria...- comenté haciendo un ademán con una de mis manos para que el mozo que se encontraba de pie se acercara a llenar nuestras copas de vino -¿Sabe algo al respecto?- guarde silencio después de mi cuestionamiento, en tanto la servidumbre dejaba caer suavemente el liquido dentro de la copa. El silencio se volvió tenso, las paredes de aquella habitación resultaban cómplices de mis suposiciones y esperaba respuestas a ellas.

por Invitado Miér Ago 01, 2012 4:39 pm

-Este tipo de sucesos no deberían existir en el reino, la mente que los alimenta sin duda aunque ha tenido la fuerza suficiente para provocar tales trifulcas, no pretenden realmente el bien de nadie

Sobre cosas confiables, hubiera querido decir algo certero pero el Rey había sacado a relucir algo realmente específico. Se escuchaba de todo si prestabas atención, debías saber que de todo lo que circulaba era confiable, más por tu juicio que por poder comprobarlo. Ese tipo de problemas no ayudarían a nadie en el pueblo, muy al contrario, así que debía detenerlas en cuanto fuera posible hacerlo. No conocía las razones por las que había surgido, no hasta estar frente a la fuente misma que hacía nacer ese malestar.

–Comprenderá que no pueda asegurar muchas cosas de las que digo sin tener conocimiento total de ellas, los rumores se corren con una facilidad increíble, unos con más fuerza que otros, pero al ir metiéndote en un tema particular las opciones empiezan a cerrarse

Una pausa en el momento en el que la fragancia del vino que era servido se había liberado. Un buen vino, había que saber cómo servirlo, qué mejor que el palacio real para demostrarlo.

-He escuchado sobre la familia Macarthur sin duda

Que la mujer que mencionaba Zeena tuviese ese lugar privilegiado había dejado correr comentarios y lo suficiente para escuchar un par de cosas de la familia a la que pertenecía, era como atar cabos, a veces no pensabas que una cosa pudiese llevar a la otra. Ella era algo así como lo primero que saltaba a la vista cuando buscabas información en estos días.

-Su apellido tiene su historia con las generaciones que se han desarrollado en escocia pero lo pasado poco puede decir de su presente. He escuchado de que ella es muy apegada a la Reina y que la conoce de tiempo atrás, no le conozco personalmente, pero la he visto en algunas ocasiones que lo han ameritado

Por la forma en la que preguntaba era seguro que lo que quería saber era algo muy muy concreto, pero necesitaba saber a dónde se dirigía con eso pues de momento no podía verlo con claridad. Se le ocurrió algo pero decidió dejarlo en espera de ver cómo se desenvolvía la conversación.

por **Vincent Cromwell** Jue Ago 02, 2012 1:25 pm

En determinado caso tenía razón, en la corte existían hombres y mujeres que trabajaban bajo el anonimato escondiendo informaciones, eran unos dos caras. Los ojos tenían precios que se subastaban en cantidades abismales y en privilegios de los que no siempre gozaban, pero una mujer como Zeena Macarthur no tenía la necesidad de pedir o desear, su familia tenía todo lo impensable. Deslice mis manos a través del pergamino abierto sobre la mesilla, en él se podía apreciar una escritura fina y elegante que formaban un mensaje particularmente alarmante para su majestad, no sólo tenía a una mujer poderosa bajo el techo del Castillo de Edimburgo, también era una mujer que no dudaría en usar sus influencias para perjudicarlo a él y a Odette Louvier.

Concedí un momento de silencio el cual pareció incomodo para ambos, entonces aclaré mi garganta para continuar con el discurso asignado al barón – Usted mejor que nadie, sabe que los ojos, los oídos y la boca en la corte se pueden comprar, la lealtad va más allá de lo que nosotros conocemos y quienes me son leales reciben grandes privilegios que la Reina no puede darles – recalqué las últimas palabras “Privilegios que la Reina no puede darles”, si bien se sabía ella tenía un poder inconmensurable a sus pies, podía tener todo lo que quisiese excepto pasar por encima del Rey. Un Rey que tenía el derecho de aquellas tierras por nacimiento, por legitimidad y nadie podía cambiarlo, ni siquiera una Reina ambiciosa que veía por su bien y sólo por su bien. Acerqué la copa a mis labios y bebí de ella en un sorbo pequeño perfecto para degustar el vino dentro de ella –Lady Macarthur es una mujer prometedora, pero que no ama a su Rey, tampoco a un pueblo como Escocia que ha abandonado durante tantos años para vivir en Francia.-expresé con tranquilidad sosteniendo la mirada hacia el hombre que me acompañaba y procedí a revelar el resto de la información –El clan Macarthur antes de Lady Macarthur fue guiado por su hermano y cabecilla de la familia, él hace tiempo fue asesinado y temo que no sólo querían dejar desamparadas a un par de mujeres, estoy seguro de que ellas conocían perfectamente las intensiones de su familia, revelarse contra Escocia ¡Contra el Rey!- azoté a puño cerrado el inmueble, levantándome con brusquedad, mis ojos habían cambiado y el semblante también.

-¡Nadie, nadie! Pasará o intentará pasar por encima del Rey o Escocia, ni siquiera su Reina y mucho menos una mujer como Zeena Macarthur o su familia. Daremos el primer golpe y será vitalmente importante, que usted haga lo que le pida con la mayor discreción posible…- dirigí una mirada cómplice y determinada al Barón –Golpearemos en dónde más duele; su hermana menor Mycka Macarthur deberá ser arrestada y juzgada. Usted Barón se encargará de eso, si se encuentran culpables, todos serán enviados al cadalso. Si las rebeliones de los grupos recientes están bajo su mando no tendrán más líderes a quienes seguir y tampoco espíritu para combatir a un Rey inclemente que castiga a sus enemigos con mano firme sea hombre o mujer…Las sospechas serán despejadas de encontrarse ellas inocentes de toda culpa más por lo pronto deberá permanecer bajo arresto…- nada impediría que la voluntad del Rey se cumpliera al pie de la letra, sus mensajeros eran hombres de lealtad inquebrantable hacia él y aquellos que le servían podían obtener grandes recompensas inmediatas materiales o no, según lo decidiera su alteza real. El mozo se acercó hasta Andrew para dar en sus manos un pergamino sellado con el emblema real de su majestad, en él se anunciaba la detención de la adolescente Lady Mycka Macarthur quien debería ser llevada hasta los calabozos del palacio y juzgada luego de reparar con los debidos testigos y pruebas sentenciada o liberada.

-Espero la mayor discreción de su parte Barón, al enterarse la Reina seguramente le buscara para interrogarlo pero nadie, ni siquiera ella tiene el poder de hacerlo excepto YO. Yo soy el orden, la ley y el poder aquí, la voz misma de Dios y el pueblo ¿Entendido?- volví a sentarme cómodamente sobre la silla, relaje el cuerpo de las tensiones anteriores. La situación ya no estaba siendo la que yo esperaba desde hace algún tiempo, Victoria cada día se encontraba más cercas de encontrar la verdadera relación entre Odette y yo –Apostando que aún no lo supiera con la cantidad de víboras con las que se rodeaba- juguetee con la pluma entre mis manos esperando la respuesta del Barón.

por **Andrew Fairey Montgomery** Vie Ago 31, 2012 3:01 am

En las altas esferas de cualquier gobierno no se hacen esperar ni alianzas ni traiciones. El hombre que respondía ante todo el pueblo escosés, prácticamente como un elegido de los dioses, era sin duda alguna tan humano como cualquiera y verle afectado por lo que pasaba tras las paredes del castillo era, por mucho, lo mejor que había previsto. En el enojo que habitaba en sus ojos, que se habían ensombrecido en ese breve momento, estaba algo que llamaba poderosamente su atención.

Porque justamente un Rey como lo era, no podía dejar que nadie pasara sobe él, ni siquiera a quien había elegido como su esposa y reina, pero era de algún modo divertido estar en las primeras líneas de aquel espectáculo. Era bien sabido que un matrimonio no compraba la fidelidad y que hablando de la nobleza, entre más alto, más podían permitirse cosas como esa. Como Barón lo sabía bien, la complacencia del Rey y sus tareas, entre ellas podía caer esa, se decía y todo el mundo lo sabía, que alguien en su posición debía ayudar a satisfacer las necesidades del rey a cualquier nivel.

Eso no significaba que hubiese hecho algo hasta ese momento pero, si se lo pidiera, lo hubiese concretado.

La lealtad y otros muchos valores que hacen a un hombre diferente a los otros, casi siempre podían comprarse, sólo había que saber el precio al que se debía llegar para lograrlo. Por su parte, ganarse el desprecio de la reina no le parecía un problema, aquel documento le otorgaba el poder suficiente para hacer algo semejante y, si ella venía a interrogarle, sabría como manejarlo.

- Le aseguro, su alteza, que haré todo lo que esté en mi poder e incluso más, para cumplir al pie de la letra sus instrucciones. Mi discreción será digna de su confianza.- Contestó con el respeto correspondiente que debía rendir ante el soberano. Realmente era un juego de lealtades complicado pero si jugaba perfectamente las cartas, podría ser testigo de una puesta en escena claramente excepcional.

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