AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Cada salida es una entrada a otro lugar [Eugénie]
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Cada salida es una entrada a otro lugar [Eugénie]
París, una ciudad sobre la que sus pies apenas se posaban por primera vez, en la noche de su llegada, la oscuridad de la noche se cernía sobre él. Conseguir hospedaje era lo primero que debía hacer. Con su acostumbrada forma de hacer las cosas decidió hacer el viaje sin ningún tipo de compañía, sin llamar demasiado la atención salvo la que recibiría cualquier persona que se presentara como él en un país extranjero. Sin nadie que le sirviera de guía, tomo el equipaje encaminándose por las calles sin estar seguro del camino a tomar. Estuvo a punto de preguntar, pero prefería seguir sin hacerlo, no por necedad sino porque no estaba seguro del lugar al que quería ir. Conocer una lugar puede comenzar desde que das el primer paso en él y verlo desde ese instante le parecía lo correcto. Sin embargo era tarde y necesitaba dormir, el viaje, a pesar de tranquilo, no le había dejado descansar lo apropiado.
Giró en una de las calles observando los edificios alzando la mirada al hacerlo. Eran diferentes, el lugar de donde venía y este que veían sus ojos por primera vez, pero sentía una cierta similitud. No sabía si se debía a que en realidad no conocía muchos lugares fuera del país que le vio nacer o era que realmente había algo que le daba esa sensación en ese momento. El ambiente, por otro lado se sentía diferente. Que la noche tuviese ese toque frío le agradaba. Se detuvo sacando de uno de sus bolsillos una nota en la que uno de sus sirvientes había anotado una dirección. Había dicho que se hospedara allí, le había dado varias razones para ello pero no si fuese a recordarlas. Había escuchado tantas recomendaciones antes de salir de aquel lugar que era su hogar, que la mayoría simplemente se le habían pasado.
Hay que reconocer cuando no sabes algo o estás perdido, así que alcanzó a la persona más cercana a él en ese momento –Disculpe ¿Puedo quitarle un momento de su tiempo? Necesito un poco de ayuda –Una sonrisa afable cruzó sus facciones al interceptar a quien esperaba pudiese responder su cuestionamiento. La actitud, la expresión en tu rostro podían marcar la diferencia en cualquier encuentro, incluso sino era sincero la mayoría del tiempo, era mejor sonreír y ser amable si querías obtener información de alguien. Y eso aplicaba a todas las escalas, fuese una simple pregunta como aquella o una cuya respuesta fuera de suma importancia.
Giró en una de las calles observando los edificios alzando la mirada al hacerlo. Eran diferentes, el lugar de donde venía y este que veían sus ojos por primera vez, pero sentía una cierta similitud. No sabía si se debía a que en realidad no conocía muchos lugares fuera del país que le vio nacer o era que realmente había algo que le daba esa sensación en ese momento. El ambiente, por otro lado se sentía diferente. Que la noche tuviese ese toque frío le agradaba. Se detuvo sacando de uno de sus bolsillos una nota en la que uno de sus sirvientes había anotado una dirección. Había dicho que se hospedara allí, le había dado varias razones para ello pero no si fuese a recordarlas. Había escuchado tantas recomendaciones antes de salir de aquel lugar que era su hogar, que la mayoría simplemente se le habían pasado.
Hay que reconocer cuando no sabes algo o estás perdido, así que alcanzó a la persona más cercana a él en ese momento –Disculpe ¿Puedo quitarle un momento de su tiempo? Necesito un poco de ayuda –Una sonrisa afable cruzó sus facciones al interceptar a quien esperaba pudiese responder su cuestionamiento. La actitud, la expresión en tu rostro podían marcar la diferencia en cualquier encuentro, incluso sino era sincero la mayoría del tiempo, era mejor sonreír y ser amable si querías obtener información de alguien. Y eso aplicaba a todas las escalas, fuese una simple pregunta como aquella o una cuya respuesta fuera de suma importancia.
Última edición por Andrew Fairey Montgomery el Dom Jun 17, 2012 5:43 am, editado 1 vez
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Re: Cada salida es una entrada a otro lugar [Eugénie]
Ella era una mujer especial, de verdad que lo era. Tenía una vida de reina, pues había nacido en una cuna de oro, sus padres, al ser la única mujer de los hijos, se dedicaban a darle todo tipo de atenciones, cualquier pequeño capricho que la pequeña Eugénie deseara, lo tendría, y sumando que sus dos hermanos eran bastante protectores y complacientes también, todo marchaba de maravilla en su vida, lo extraño es que tuviera que recurrir a lugares como el burdel para saciar sus verdaderos intereses, su verdadero deseo. La pequeña Florit sufría de una enfermedad: Ninfomanía. No le avergonzaba, pero sabía que de decir aquel padecimiento, perdería muchos privilegios, sería tratada por un medico, y la encerrarían como a cualquier loco, en exilio del mundo, y eso era lo que menos deseaba, pues disfrutaba de los placeres carnales, disfrutaba sintiendo el deseo de diferentes hombres noches tras noches. Lo que si le preocupaba era perder el respeto y cariño de sus padres, pero sobretodo de Áedán, su hermanastro, el mayor de ellos, su persona favorita.
Días atrás, la cortesana había recibido una carta, su hermano estaría en Paris. No sabía como sentirse, por un lado, le llenaba de felicidad el volver a verlo, pero por otro lado, le daba terror el saber que estaría completamente vigilada, y no podría ir al burdel a saciar sus necesidades, no podía correr el riesgo de ser descubierta, y menos por él. Aquel día había decidido dar un paseo. Uno corto, para poder distraerse del encierro en casa, y para poner su mente en blanco. Las calles parisinas la habían recibido con los brazos abiertos. Podía aceptar, que no portar aquel antifaz (porque como cortesana, ocultaba su rostro bajo un antifaz), era bastante agradable, pues mostrar su bello rostro, y que apreciaran su belleza era bastante cómodo. Varias personas le sonrieron, y entre su ensimismamiento, soltó un respingo al sentir como alguien interrumpía su camino. Observó la piel pálida de un hombre bastante atractivo, por primera vez no sintió deseos de llevarlo a la cama y gemir al unísono con él, y no porque lo considerara menos hombre, más bien, aquel estado lo atribuía al nervio de encontrarse a su hermano en la calle y ser descubierta - Buenas noches señor- Musitó con una sonrisa amplia en el rostro, una cálida, libre de todo deseo, o perversión. - Puede quitarme lo que guste - Aquella frase si llevaba un doble sentido, era inevitable, Eugénie coqueteaba de manera natural.
Su sonrisa permanecía en su rostro - ¿En qué puedo ayudarle señor? - Sus ojos quedaron atrapados en aquel par de ojos azules, le recordó al color del mar, y ella amaba ese lugar. Eran profundos como un océano lleno de misterios, y quiso descifrar cada uno de los que él tuviera dentro. Parpadeó y notó entonces la maleta que llevaba cargando - Es nuevo en Paris. ¿Busca a alguien en especial? ¿Un lugar? No se preocupe, yo guiare sus pasos para llegar el lugar correcto - La mujer era sincera, ayudar a los demás le complacía, cierto era que poseía un carácter fuerte, pocos llegaban a controlarla, o a dominarle, y eso de pocos se resumía a uno, sin embargo, en su corazón se alojaba una gran bondad, una que es imposible ignorar.
Días atrás, la cortesana había recibido una carta, su hermano estaría en Paris. No sabía como sentirse, por un lado, le llenaba de felicidad el volver a verlo, pero por otro lado, le daba terror el saber que estaría completamente vigilada, y no podría ir al burdel a saciar sus necesidades, no podía correr el riesgo de ser descubierta, y menos por él. Aquel día había decidido dar un paseo. Uno corto, para poder distraerse del encierro en casa, y para poner su mente en blanco. Las calles parisinas la habían recibido con los brazos abiertos. Podía aceptar, que no portar aquel antifaz (porque como cortesana, ocultaba su rostro bajo un antifaz), era bastante agradable, pues mostrar su bello rostro, y que apreciaran su belleza era bastante cómodo. Varias personas le sonrieron, y entre su ensimismamiento, soltó un respingo al sentir como alguien interrumpía su camino. Observó la piel pálida de un hombre bastante atractivo, por primera vez no sintió deseos de llevarlo a la cama y gemir al unísono con él, y no porque lo considerara menos hombre, más bien, aquel estado lo atribuía al nervio de encontrarse a su hermano en la calle y ser descubierta - Buenas noches señor- Musitó con una sonrisa amplia en el rostro, una cálida, libre de todo deseo, o perversión. - Puede quitarme lo que guste - Aquella frase si llevaba un doble sentido, era inevitable, Eugénie coqueteaba de manera natural.
Su sonrisa permanecía en su rostro - ¿En qué puedo ayudarle señor? - Sus ojos quedaron atrapados en aquel par de ojos azules, le recordó al color del mar, y ella amaba ese lugar. Eran profundos como un océano lleno de misterios, y quiso descifrar cada uno de los que él tuviera dentro. Parpadeó y notó entonces la maleta que llevaba cargando - Es nuevo en Paris. ¿Busca a alguien en especial? ¿Un lugar? No se preocupe, yo guiare sus pasos para llegar el lugar correcto - La mujer era sincera, ayudar a los demás le complacía, cierto era que poseía un carácter fuerte, pocos llegaban a controlarla, o a dominarle, y eso de pocos se resumía a uno, sin embargo, en su corazón se alojaba una gran bondad, una que es imposible ignorar.
Última edición por Eugénie Florit el Jue Jul 12, 2012 3:27 am, editado 1 vez
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Re: Cada salida es una entrada a otro lugar [Eugénie]
Las palabras de la joven le hicieron reír, esa clara insinuación en sus palabras no parecía concordar con el tono de su voz. Al ver que sus ojos se posaban en sus pertenencias y le dedicaba esas palabras tomó su mano dejando apenas un roce de sus manos en ella -Se lo agradezco- Se enderezó con una sonrisa amplia curvando sus labios. Incluso cuando había personas dispuestas a ayudarte la mayoría no tenía esa mirada que ahora ella le mostraba. Eso le alegro un poco, ponerse en el camino de alguien y esperar lo mejor no era lo que solía pensar, pero parecía que al menos esta vez la buena fortuna había caído sobre él.
Era una mujer joven y de bellas facciones -Acabo de arribar y para ser sincero encuentro difícil el lugar en el que voy a quedarme- sus ojos jamás se apartaron de los de ella, el contacto visual que solía mantener era algo que se le había enseñado. Solo la desvío cuando observó el mismo papel señalándole a ella la dirección marcada. Debajo de esa había otra, pero de momento no era lo que le interesaba -Alguien cercano a mi me ha recomendado quedarme en este lugar, pero no tengo idea de cómo llegar a él- Sus ojos claros volvieron a los de ella que a su parecer eran mucho más llamativos que los propios. Un color cristalino, mucho más claro.
-Siento que debas ayudar a un desconocido que se ha atravesado en tu camino tan repentinamente. Si tienes algo que hacer me bastará con que me indiques el camino- Distraído como era cuando no estaba pensando en lo que debía o no hacer, se olvidó de presentarse. Había ido directo con aquella pregunta, así que al darse cuenta tuvo que hablar de inmediato -Y disculpe mi descortesía y rudeza, mi nombre es Andrew- Era lo menos que podía decirle a quien estaba dispuesto a ayudarle a encontrar su camino. Estaba algo emocionado de estar ahí y eso se hacía notable en su actitud, él no solía comportarse de esa forma, era más serio y reservado en otras situaciones, pero bajo el anonimato que no podía tener normalmente su actitud parecía haberse descompensado apenas pisar el suelo francés, pero nunca había sentido tanta libertad como en ese momento.
Era una mujer joven y de bellas facciones -Acabo de arribar y para ser sincero encuentro difícil el lugar en el que voy a quedarme- sus ojos jamás se apartaron de los de ella, el contacto visual que solía mantener era algo que se le había enseñado. Solo la desvío cuando observó el mismo papel señalándole a ella la dirección marcada. Debajo de esa había otra, pero de momento no era lo que le interesaba -Alguien cercano a mi me ha recomendado quedarme en este lugar, pero no tengo idea de cómo llegar a él- Sus ojos claros volvieron a los de ella que a su parecer eran mucho más llamativos que los propios. Un color cristalino, mucho más claro.
-Siento que debas ayudar a un desconocido que se ha atravesado en tu camino tan repentinamente. Si tienes algo que hacer me bastará con que me indiques el camino- Distraído como era cuando no estaba pensando en lo que debía o no hacer, se olvidó de presentarse. Había ido directo con aquella pregunta, así que al darse cuenta tuvo que hablar de inmediato -Y disculpe mi descortesía y rudeza, mi nombre es Andrew- Era lo menos que podía decirle a quien estaba dispuesto a ayudarle a encontrar su camino. Estaba algo emocionado de estar ahí y eso se hacía notable en su actitud, él no solía comportarse de esa forma, era más serio y reservado en otras situaciones, pero bajo el anonimato que no podía tener normalmente su actitud parecía haberse descompensado apenas pisar el suelo francés, pero nunca había sentido tanta libertad como en ese momento.
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Re: Cada salida es una entrada a otro lugar [Eugénie]
Notó que la piel del hombre era tan blanca como la suya, quiso saber si el resto de su cuerpo era de aquella tonalidad. Por más tranquila que estuviera, su naturaleza le exigía mostrar un poco de sensualidad y deseo. Los labios gruesos y carnosos del joven, le hicieron morder el propio. ¿A qué sabría esa boca? Negó soltando una risita traviesa, debía comportarse, no se encontraba en el burdel, y no quería dar malas impresiones, aunque en el mundo de la alta sociedad, era bastante evidente la vida llena de perversiones. Negó un par de veces más, está vez no para ella, más bien para él, su sonrisa "inocente" permanecía en sus labios, no quería borrarle, la había caído un nuevo conocido del cielo, y era lo que necesitaba, alguien que no hubiera estado en su circulo con anterioridad - No agradezca, aún no le he ayudado en nada - Ella sentía que los agradecimientos debían ser dados cuando las cosas resultaban a beneficio de cualquier interesado.
Ladeo el rostro para poder notar el papel. - OH, el lugar esta un poco lejos, ahora mismo nos encontramos en las afueras de la ciudad, ese hotel se encuentra en el centro, si tiene animo, podemos ir caminando, puedo llevarle, sino, podemos buscar un carruaje, o ir a mi hogar para llevarle personalmente - No estaba siendo inoportuna, simplemente quería ayudarle - No se preocupe, no tengo nada que hacer, acabo de salir para dar un paseo, será un verdadero placer llevarle - Tomó una postura correcta, y descansó una de sus manos en su cadera derecha - Un nombre muy hermoso. - Cuando ella era pequeña, uno de sus profesores de historia portaba ese nombre, después de cumplir 8 años, no lo volvió a ver, siempre le había gustado repetir el nombre de su tutor, le parecía hermoso. Tomó entonces las puntas de su vestido e hizo una reverencia, elegante, con movimientos sensuales, una correcta - Eugénie Florit, un placer caballero - Nadie conociera su verdadero nombre dentro del burdel, por eso no tendría problema alguno.
Enredó su mano en el brazo del caballero, esas eran reglas protocolarias, las que indicaban como debían de ir dos personas de alta sociedad en la calle. El caballero siempre tenía que escoltar, que proteger, sin embargo, esa noche ella era la guía. - ¿Paseo o trabajo? - Se refería al porqué se encontraba en ese lado del mundo. Los mejores negocios empezaban con un buen vino parisino, o con un excelente whisky, pero muchas personas que clase alta sólo venía a conocer, y a juzgar por sus ropajes, el hombre venía de una buena posición económica - Podría darle un tour si se queda muchos días, sólo pídalo - Eugénie necesitaba ser la guía de alguien, necesitaba distraer su mente, arrancarle al cuerpo el deseo de visitar un burdel.
Ladeo el rostro para poder notar el papel. - OH, el lugar esta un poco lejos, ahora mismo nos encontramos en las afueras de la ciudad, ese hotel se encuentra en el centro, si tiene animo, podemos ir caminando, puedo llevarle, sino, podemos buscar un carruaje, o ir a mi hogar para llevarle personalmente - No estaba siendo inoportuna, simplemente quería ayudarle - No se preocupe, no tengo nada que hacer, acabo de salir para dar un paseo, será un verdadero placer llevarle - Tomó una postura correcta, y descansó una de sus manos en su cadera derecha - Un nombre muy hermoso. - Cuando ella era pequeña, uno de sus profesores de historia portaba ese nombre, después de cumplir 8 años, no lo volvió a ver, siempre le había gustado repetir el nombre de su tutor, le parecía hermoso. Tomó entonces las puntas de su vestido e hizo una reverencia, elegante, con movimientos sensuales, una correcta - Eugénie Florit, un placer caballero - Nadie conociera su verdadero nombre dentro del burdel, por eso no tendría problema alguno.
Enredó su mano en el brazo del caballero, esas eran reglas protocolarias, las que indicaban como debían de ir dos personas de alta sociedad en la calle. El caballero siempre tenía que escoltar, que proteger, sin embargo, esa noche ella era la guía. - ¿Paseo o trabajo? - Se refería al porqué se encontraba en ese lado del mundo. Los mejores negocios empezaban con un buen vino parisino, o con un excelente whisky, pero muchas personas que clase alta sólo venía a conocer, y a juzgar por sus ropajes, el hombre venía de una buena posición económica - Podría darle un tour si se queda muchos días, sólo pídalo - Eugénie necesitaba ser la guía de alguien, necesitaba distraer su mente, arrancarle al cuerpo el deseo de visitar un burdel.
Última edición por Eugénie Florit el Jue Jul 12, 2012 3:28 am, editado 1 vez
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Re: Cada salida es una entrada a otro lugar [Eugénie]
-Incluso la simple intención de intentar ayudar a un desconocido ya es algo que agradecer - Asintió como si comprendiera lo lejano o que estaba el sitio al que quería dirigirse -Si no es un inconveniente para usted, me gustaría caminar, siendo un recién llegado, preferiría ver el ambiente, además, no suelo utilizar carruajes y quisiera observar como lucen las calles y tal vez ubicar algunos lugares, seguro que me veré en problemas de ubicarme después si no comienzo a hacerlo desde ahora-No tenía nada que ver en este lugar, pero aún le costaba pensar claramente, estar en uno indicaba que en un momento de peligro, sería más complicado moverse. Estaba pensando de más, y lo sabía pero la experiencia y la desconfianza nata que poseía le haría declinar la oferta de cualquier manera.
Se inclinó ligeramente al verle moverse grácilmente en aquella reverencia y en contestación a ella -Su nombre es también hermoso, igual que quien lo porta- Tomó su brazo, dispuesto a dejarse llevar por ella entre ese lugar que de momento era totalmente desconocido. Sentía que de algún modo aunque llegase a extraviarse podría encontrar de una forma u otra la forma de regresar, pero eso no lo exentaba de otras cosas.
-No tengo un tiempo exacto para mi estancia, depende de las circunstancias que se presenten, estoy buscando a unos familiares y no sé cuánto me lleve - Tal vez tendría que volver a su hogar para asegurarse que todo estuviese en orden, pero ya había dejado pasar tiempo y realmente quería conocer al menos a aquellos dos integrantesque continuaban con vida pertenecientes a la familia de su madre -Sería un honor que usted fuese mi guía y me mostrase París, debo suponer que es o ha estado mucho tiempo en esta ciudad- Caminó a paso ligero acoplándose a los de ella, no había prisa así que no tenía sentido apresurarse.
Estar allí, su objetivo como tal podía ser uno, pero sin duda al estar ahí creía que podía darse la oportunidad de ser algo así como un turista. No tenía oportunidades como esa desde hace mucho tiempo, a su propio parecer, asíq ue aprovecharía esta. Encontrar a los que guardaban parentesco con él, le habían dicho, no sería tarea fácil.
Se inclinó ligeramente al verle moverse grácilmente en aquella reverencia y en contestación a ella -Su nombre es también hermoso, igual que quien lo porta- Tomó su brazo, dispuesto a dejarse llevar por ella entre ese lugar que de momento era totalmente desconocido. Sentía que de algún modo aunque llegase a extraviarse podría encontrar de una forma u otra la forma de regresar, pero eso no lo exentaba de otras cosas.
-No tengo un tiempo exacto para mi estancia, depende de las circunstancias que se presenten, estoy buscando a unos familiares y no sé cuánto me lleve - Tal vez tendría que volver a su hogar para asegurarse que todo estuviese en orden, pero ya había dejado pasar tiempo y realmente quería conocer al menos a aquellos dos integrantesque continuaban con vida pertenecientes a la familia de su madre -Sería un honor que usted fuese mi guía y me mostrase París, debo suponer que es o ha estado mucho tiempo en esta ciudad- Caminó a paso ligero acoplándose a los de ella, no había prisa así que no tenía sentido apresurarse.
Estar allí, su objetivo como tal podía ser uno, pero sin duda al estar ahí creía que podía darse la oportunidad de ser algo así como un turista. No tenía oportunidades como esa desde hace mucho tiempo, a su propio parecer, asíq ue aprovecharía esta. Encontrar a los que guardaban parentesco con él, le habían dicho, no sería tarea fácil.
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Re: Cada salida es una entrada a otro lugar [Eugénie]
Tomó una gran bocana de aire, sin expulsarla de manera automática, dejó que el aire se adentrara por sus pulmones, y que sus pulmones se sintieran hartos, casi hinchados por aquel invasor vital. Su cuerpo se sintió contento, incluso su sangre comenzó a bombear con fuerza, y al final, dejó salir el aire de un sólo golpe, sonriendo. Aquello lo hacía para relajarse, para no sentir su cuerpo vibrar, para dejar a un lado esa enfermedad que poco a poco la estaba consumiendo como una adicta. Sonrió por mero compromiso que por placer, y no porque estuviera incomoda, más bien por el autocontrol que estaba manejando. - Paris no es muy complicada, las personas suelen caminar en grupos, en ocasiones sólo van a una dirección, el centro de la ciudad, ahí se encuentra todo, los museos, los teatros, y los mejores hoteles, ahí es dónde usted se hospedará - Indicó, ladeando el rostro para poder verle con comodidad.
El cielo comenzaba a tomar tonos rojizos, era evidente que el atardecer estaba en su apogeo, le gustaban aquellas tonalidades naturales, de hecho estar en lugares abiertos, lugares verdes, en contacto directo con la naturaleza la hacía sentirse bien, sonreír, como un pequeño pájaro que sale del nido para conocer el mundo abriendo sus alas. Disfrutó del paisaje por unos segundos y luego siguió enfocando la calle - Conforme el día vaya cayendo, observará a las personas salir de sus hogares o locales, prendiendo las farolas de la calle, encendiendo fogatas, leña, y velas de aceite para que iluminen toda la ciudad, se dice que Paris es vida hasta en la noche por esos detalles, pero es cierto, la vida nocturna también es aclamada, y es seguro, bastante seguro - Claro, que lo era, siempre y cuando no te toparas con una criatura de la noche.
Le sonrió de manera amplia - Podré enseñarle lo que deseé de Paris, pero le advierto, no es para nada pequeño, y nos tomaría varios días, además, no sé cuanto tiempo esté, y que tiempo pueda otorgarle al recorrido. - Eugénie procuraba pasar por calles famosas, donde no apestara a orines de ser humano, a causa del carente alcantarillado de esos tiempos, las personas dejaban sus residuos en las calles. era algo normal, y con las constantes lluvias aquello se borraba con los días, sin embargo, llevaba una semana sin llover, y los olores eran molestos.
Así entonces lo llevaba por las mejores calles, dónde eso no se veía, y sólo gente de clases superiores, como ellos podían pasar. - ¿Le gusta el arte? ¿La naturaleza? ¿Que desea conocer primero? Si tiene hambre puede decirme también, así conocerá los lugares con mejor mano en la cocina, todo será lo mejor si desea - Eugénie siempre había tenido un gusto exquisito, y no dudaba en demostrarlo cuando era necesario, Por ejemplo, ese momento.
El cielo comenzaba a tomar tonos rojizos, era evidente que el atardecer estaba en su apogeo, le gustaban aquellas tonalidades naturales, de hecho estar en lugares abiertos, lugares verdes, en contacto directo con la naturaleza la hacía sentirse bien, sonreír, como un pequeño pájaro que sale del nido para conocer el mundo abriendo sus alas. Disfrutó del paisaje por unos segundos y luego siguió enfocando la calle - Conforme el día vaya cayendo, observará a las personas salir de sus hogares o locales, prendiendo las farolas de la calle, encendiendo fogatas, leña, y velas de aceite para que iluminen toda la ciudad, se dice que Paris es vida hasta en la noche por esos detalles, pero es cierto, la vida nocturna también es aclamada, y es seguro, bastante seguro - Claro, que lo era, siempre y cuando no te toparas con una criatura de la noche.
Le sonrió de manera amplia - Podré enseñarle lo que deseé de Paris, pero le advierto, no es para nada pequeño, y nos tomaría varios días, además, no sé cuanto tiempo esté, y que tiempo pueda otorgarle al recorrido. - Eugénie procuraba pasar por calles famosas, donde no apestara a orines de ser humano, a causa del carente alcantarillado de esos tiempos, las personas dejaban sus residuos en las calles. era algo normal, y con las constantes lluvias aquello se borraba con los días, sin embargo, llevaba una semana sin llover, y los olores eran molestos.
Así entonces lo llevaba por las mejores calles, dónde eso no se veía, y sólo gente de clases superiores, como ellos podían pasar. - ¿Le gusta el arte? ¿La naturaleza? ¿Que desea conocer primero? Si tiene hambre puede decirme también, así conocerá los lugares con mejor mano en la cocina, todo será lo mejor si desea - Eugénie siempre había tenido un gusto exquisito, y no dudaba en demostrarlo cuando era necesario, Por ejemplo, ese momento.
Última edición por Eugénie Florit el Jue Jul 12, 2012 3:29 am, editado 1 vez
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Re: Cada salida es una entrada a otro lugar [Eugénie]
Ella parecía haber sido su mejor opción para interceptar, solicita a mostrarle el lugar. En Escocia, solía mantenerse en su hogar, razón por la cual, no veía lugares como aquellos. Salía a cabalgar en los terrenos que le pertenecían y tenía mucha gente a su alrededor. El bullicio de las ciudades sin embargo no era algo a lo que estuviese acostumbrado –Estaré el tiempo suficiente, créame, suficiente para conocer todo lo que pueda mostrarme –Además, necesitaba eso, moverse sin problemas. Tenía que hacerlo si quería encontrar a esas personas, podía preguntar sobre los lugares, pero también le parecía que era más prudente averiguarlo de esa manera, sin decir claramente a donde quería dirigirse. Ojalá sus informantes hubiesen podido dar con el paradero del duque que ostentaba el apellido que su madre había portado. Pero parecía muy bueno ocultando su rastro. Claro, en aquellas cartas solo decía que a aquellos dos primos suyos los habían enviado a otro lado. De ese tiempo al actual, había un sinnúmero de opciones de lo que podría haber pasado. Ni siquiera estaba seguro de cómo había obtenido de nueva cuenta aquel título nobiliario, pero como eso no era lo que le importaba también lo pasó por alto. Antes que nada necesitaba encontrarlos.
-Siempre dicen que las grandes ciudades en la noche también poseen vida – El estaba atento a ella, a las calle y lo que podía observar al ir pasando, callejones, los sonidos. Le vio de reojo con una media sonrisa en el rostro –Aunque usted parece saberlo mejor que yo- Ese comentario solo fue por como había sonado el final de su frase al mencionarlo –Aclamada o no, por ahora me mantendré al margen de momento, aunque me encanta la noche y su aparente calma- Lo suficiente para salir y perderse por ahí, lamentablemente, estando solo, sin alguien de al menos un poco de confianza, no podía arriesgarse. Empezando porque no tenía resistencia a las bebidas alcohólicas, eso le hacía pensar en que no debía para empezar acercarse a eso. Había que tener cuidado, nunca sabes donde se oculta un enemigo o quien quiera hacerte daño, por muy simple sea la razón que lleva.
-Me gusta el arte, por supuesto, podría acompañarme a alguna galería o al teatro si es que puede tomarse el respiro para ello, seguro que tendrá cosas que hacer aparte de atender a un extraño viajero- Eso le gustaría, ya que estaba allí no podía simplemente mantenerse encerrado y sin hacer nada en la habitación de un hotel. Eso si sería aburrido –Sobre gastronomía, creo que podría tomarle la palabra. Tal vez no en este momento, pero podría invitarle mañana si tiene el tiempo para recomendarme algún lugar- Podría haber sido en ese instante una cena, pero estaba lo suficientemente cansado para declinar en su propia mente esa oferta.
-Siempre dicen que las grandes ciudades en la noche también poseen vida – El estaba atento a ella, a las calle y lo que podía observar al ir pasando, callejones, los sonidos. Le vio de reojo con una media sonrisa en el rostro –Aunque usted parece saberlo mejor que yo- Ese comentario solo fue por como había sonado el final de su frase al mencionarlo –Aclamada o no, por ahora me mantendré al margen de momento, aunque me encanta la noche y su aparente calma- Lo suficiente para salir y perderse por ahí, lamentablemente, estando solo, sin alguien de al menos un poco de confianza, no podía arriesgarse. Empezando porque no tenía resistencia a las bebidas alcohólicas, eso le hacía pensar en que no debía para empezar acercarse a eso. Había que tener cuidado, nunca sabes donde se oculta un enemigo o quien quiera hacerte daño, por muy simple sea la razón que lleva.
-Me gusta el arte, por supuesto, podría acompañarme a alguna galería o al teatro si es que puede tomarse el respiro para ello, seguro que tendrá cosas que hacer aparte de atender a un extraño viajero- Eso le gustaría, ya que estaba allí no podía simplemente mantenerse encerrado y sin hacer nada en la habitación de un hotel. Eso si sería aburrido –Sobre gastronomía, creo que podría tomarle la palabra. Tal vez no en este momento, pero podría invitarle mañana si tiene el tiempo para recomendarme algún lugar- Podría haber sido en ese instante una cena, pero estaba lo suficientemente cansado para declinar en su propia mente esa oferta.
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Re: Cada salida es una entrada a otro lugar [Eugénie]
La vida de Eugénie no sólo estaba dedicada a las noches de placer, pasión y dinero fácil. El antifaz que utilizaba para trabajar dentro del burdel era sólo una especie de protección a su vida de alta sociedad. Era cierto, disfrutaba de esos placeres, y quizás si por ella fuera, se la pasaría todo el día ahí encerrada, tomándose algunos lapsos de tiempo para alimentarse, asearse y dormir, peor las cosas no son así de fáciles, y tampoco son a gusto de las personas, quizás por eso debía proteger tanto su imagen, no le quedaba de otra. Hacía mucho tiempo atrás había deseado escapar de casa, refugiarse de esa manera, en una vida fácil, en un placer infinito, para su mala suerte el cuerpo con el tiempo se va acabando, y la edad es importante para poder complacer a hombres que buscaban sólo un pequeño revolcón. Eugénie en ocasiones olvidaba que tenía una vida que sacar adelante como aristócrata, también olvidaba que debía solucionar su vida futura, mantener su herencia, su apellido, procrear, crear una familia.
Aquella tarde había salido a distraerse, sin embargo muchas preguntas más se fueron formulando. Genie ya tenía edad para ir buscando un futuro marido, alguien que viera por ella, que la quisiera hacer su mujer, la madre de sus hijos, cosa que le parecía desagradable, pero tenía que hacerlo, era su deber como mujer de sociedad - Puedo, puedo salir con usted por las tardes, después de las seis cuando mis clases en el hogar terminen, pero quizás con el paso del tiempo mis padres quieran conocer con quien salgo, no se preocupe, es mera formalidad y protección hacía mi persona, sólo por eso - Y si, sus padres deseaban que empezaré a tener más contactos, más relaciones, creían que era demasiado reprimida, y que no tenía muchas amistades. Si en verdad supieran.
La castaña siguió caminando, con rapidez, o al menos un poco más de la que ya tenía - Se ve cansado, más vale apresuremos el paso, no quiero que termina desmayado a causa de su cansancio - Le sonrió de manera amplia - Deseo que su descanso sea profundo y revitalizaste, que las horas de sueño lo hagan recobrar el camino a su meta en las tierras parisinas, y que se enamoré de esta ciudad tanto como sus habitantes lo están - No todos quizás, pero la gran mayoría lo estaba. - ¿De dónde viene apuesto caballero? - Curiosa, siempre había sido curiosa, eso resaltaba de su persona, quizás por eso hacía tantas cosas como cortesana, para saciar su curiosidad.
Aquella tarde había salido a distraerse, sin embargo muchas preguntas más se fueron formulando. Genie ya tenía edad para ir buscando un futuro marido, alguien que viera por ella, que la quisiera hacer su mujer, la madre de sus hijos, cosa que le parecía desagradable, pero tenía que hacerlo, era su deber como mujer de sociedad - Puedo, puedo salir con usted por las tardes, después de las seis cuando mis clases en el hogar terminen, pero quizás con el paso del tiempo mis padres quieran conocer con quien salgo, no se preocupe, es mera formalidad y protección hacía mi persona, sólo por eso - Y si, sus padres deseaban que empezaré a tener más contactos, más relaciones, creían que era demasiado reprimida, y que no tenía muchas amistades. Si en verdad supieran.
La castaña siguió caminando, con rapidez, o al menos un poco más de la que ya tenía - Se ve cansado, más vale apresuremos el paso, no quiero que termina desmayado a causa de su cansancio - Le sonrió de manera amplia - Deseo que su descanso sea profundo y revitalizaste, que las horas de sueño lo hagan recobrar el camino a su meta en las tierras parisinas, y que se enamoré de esta ciudad tanto como sus habitantes lo están - No todos quizás, pero la gran mayoría lo estaba. - ¿De dónde viene apuesto caballero? - Curiosa, siempre había sido curiosa, eso resaltaba de su persona, quizás por eso hacía tantas cosas como cortesana, para saciar su curiosidad.
Última edición por Eugénie Florit el Jue Jul 12, 2012 3:26 am, editado 1 vez
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Re: Cada salida es una entrada a otro lugar [Eugénie]
En algún momento empezó a sentir el cansancio del cual hablaba denueva cuenta -Comprendo que se preocupen o que tengan tales cuidados, una hermosa joven de buena procedencia ¿no es así? -Conocía como eran esas cosas aunque no de primera mano. En cuanto a sus ropas, apenas se fijaba en lo que ella traía puesto, a su parecer solo podía juzgar la vestimenta de una mujer en cuanto como se viese con ella, más que lo fino de las telas -Al menos sabe que se preocupan y por tanto que le quieren - Le sonrió avanzando a bun paso, ciertamente lo que agradecería más que nada en ese momento era estar en una habitación y poder descansar hasta el día siguiente.
Ella, no podía decir con claridad, le transmitía algo curioso pero en ese momento no iba a preocuparse por ello. No es que fuese algo malo, solo tenía algo que no sabía cómo descifrar en su forma de actuar -No me importaría aunque no quisiera adelatarme - No, nunca sabían lo que sucedería al día siguiente, se podía de cierto modo intentar adivinarlo, pero no era algo que fuese hacer por algo tan trivial como eso -Ha dicho que el lugar esta en el centro y que es un buen hotel- Estaba pensando en que esa sería la primera vez que se quedara en uno, no es que fuera a costarle dormir, solo el pensar que estaba tan lejos de casa, excitante y a la vez incierto, pero en el buen sentido de la palabra.
Movió los hombros tratando de aliviar la tensión que sentía en ellos, estaba tranquilo pero podía sentirlo y sabía que se quedaría dormido apenas pusiera la cabeza en la almohada. Y eso no había pasado desde que fuera un infante. Sin duda los viajes no tan cortos podían lograr eso. Por una vez en su vida quería simplemente cerrar los ojos.
Ella, no podía decir con claridad, le transmitía algo curioso pero en ese momento no iba a preocuparse por ello. No es que fuese algo malo, solo tenía algo que no sabía cómo descifrar en su forma de actuar -No me importaría aunque no quisiera adelatarme - No, nunca sabían lo que sucedería al día siguiente, se podía de cierto modo intentar adivinarlo, pero no era algo que fuese hacer por algo tan trivial como eso -Ha dicho que el lugar esta en el centro y que es un buen hotel- Estaba pensando en que esa sería la primera vez que se quedara en uno, no es que fuera a costarle dormir, solo el pensar que estaba tan lejos de casa, excitante y a la vez incierto, pero en el buen sentido de la palabra.
Movió los hombros tratando de aliviar la tensión que sentía en ellos, estaba tranquilo pero podía sentirlo y sabía que se quedaría dormido apenas pusiera la cabeza en la almohada. Y eso no había pasado desde que fuera un infante. Sin duda los viajes no tan cortos podían lograr eso. Por una vez en su vida quería simplemente cerrar los ojos.
Última edición por Andrew Fairey Montgomery el Jue Jul 12, 2012 11:23 pm, editado 1 vez
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Re: Cada salida es una entrada a otro lugar [Eugénie]
Se dio cuenta entonces que era mejor limitar el habla y apresurar el paso. La joven sintió una especie grande de incomodidad, se notaba que el hombre no deseaba decir nada, ni de él, ni de la ciudad, ni de ella. Soltó un suspiró, y miró hacía el frente, evitando entonces poder verlo, nunca nadie antes habían sido de manera tan descortés con ella. Decidió que no hablaría más. Eugénie observaba las calles, las distintas casas que había en el centro, la suciedad de las que estaban a los lados. Se daba cuenta de como perecían algunas personas, y lo afortunada que ella era. Siguió entonces su camino, y comenzó a guiar al hombre. Ya no tardarían demasiado en llegar, o eso creía.
Genie comenzó a observar el brillo de las grandes lamparas de parafina, la plaza se comenzaba a divisar frente a sus ojos, le gustaba mucho la iluminación que habían inventado las personas de su ciudad, la manera en que las personas se quedaban sentadas, conversando, o disfrutando de la compañía en esa zona - Cuando tenga tiempo, venga a este lugar, es bonito, y las personas disfrutan, en ocasiones hay grandes eventos de danza - Se limitó a decir, y volvió a girar en una calle, donde grandes edificios, hermosos, de colores llamativos, se posaban frente a ellos. La cortesana estiró la mano, el que se encontraba al fondo era el hotel del caballero - Ese es el lugar dónde podrá descansar señor - Sonrió y volvió a apresurar el paso.
La cortesana suspiró en repetidas ocasiones, se había perdido de nueva cuenta en sus pensamientos, volvía a divagar sobre las cosas que habían acontecido en su vida. Sin darse cuenta, se encontraban frente al gran y lujoso hotel. - Creo que hasta aquí sirvo de guía, podrá descansar como lo necesita señor, fue un placer conocerle - Hizo una correcta reverencia, como el protocolo lo marcaba, y como odiaba tener que ser frente a los demás, aunque algunos de los modales no le molestaba, al contrario.
Genie comenzó a observar el brillo de las grandes lamparas de parafina, la plaza se comenzaba a divisar frente a sus ojos, le gustaba mucho la iluminación que habían inventado las personas de su ciudad, la manera en que las personas se quedaban sentadas, conversando, o disfrutando de la compañía en esa zona - Cuando tenga tiempo, venga a este lugar, es bonito, y las personas disfrutan, en ocasiones hay grandes eventos de danza - Se limitó a decir, y volvió a girar en una calle, donde grandes edificios, hermosos, de colores llamativos, se posaban frente a ellos. La cortesana estiró la mano, el que se encontraba al fondo era el hotel del caballero - Ese es el lugar dónde podrá descansar señor - Sonrió y volvió a apresurar el paso.
La cortesana suspiró en repetidas ocasiones, se había perdido de nueva cuenta en sus pensamientos, volvía a divagar sobre las cosas que habían acontecido en su vida. Sin darse cuenta, se encontraban frente al gran y lujoso hotel. - Creo que hasta aquí sirvo de guía, podrá descansar como lo necesita señor, fue un placer conocerle - Hizo una correcta reverencia, como el protocolo lo marcaba, y como odiaba tener que ser frente a los demás, aunque algunos de los modales no le molestaba, al contrario.
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Re: Cada salida es una entrada a otro lugar [Eugénie]
Notó el cambio de actitud en la chica y no dijo nada, era imposible no darse cuenta cuando ella se quedó en silencio y perdió parte de ese espíritu que había demostrado un poco antes, pero no podía culparla, él siempre se comprotaba así con las personas que acababa de conocer, no podía ni evitarlo y probablemente no quería hacerlo. Ya había cometido muchos errores y podía que ella no fuese a hacerle daño pero no estaba tan seguro de que alguien lo estuviese estando cerca de él. Nunca se sabía y no quería causar problemas a alguien que se había portado con amabilidad con él en esa ciudad que desconocía.
Pero tampoco quería que malinterpretara nada de lo que hiciera, podría haber intentado seguir con la plática, pero apenas ella diese muestras de esa seriedad que tienes con los extraños habría desistido de forma natural. Solo asintió cuando le dijo lo de visitar aquel lugar, probablemente lo haría después, cuando tuviese energía. El tratar con personas era a su parecer lo más complicado, nunca sabías como iban a reaccionar, fuese a unas palabras o a un simple acto que muchas veces para ti no tenía mucha importancia. Y él a decir verdad no comprendía la razón por la que ella podría haberse sentido ofendida o lo que fuese que le hubiese hecho cambiar su actitud como lo había hecho.
Y entonces, tras aquella caminata y viéndose frente al imponente hotel, que sin embargo, no le causó gran impresión, se giró viéndole hacer aquella reverencia y le sonrió tomando su mano y dejando un beso sobre ella -Soy escoces, señorita Florit.. Tenga cuidado al volver a casa. No quisiera que por mi causa le pasara algo a su persona al haberse tomado la molestia de traerme - Se enderezó de nueva cuenta -le agradezco enormemente su ayuda y espero no haber sido una molestia. Buenas Noches - Se dio la vuelta arrastrando la maleta al interior del edificio. Sentía el cansancio de forma más notoria ahora que sabía podría tener una cama y descansar.
Pero tampoco quería que malinterpretara nada de lo que hiciera, podría haber intentado seguir con la plática, pero apenas ella diese muestras de esa seriedad que tienes con los extraños habría desistido de forma natural. Solo asintió cuando le dijo lo de visitar aquel lugar, probablemente lo haría después, cuando tuviese energía. El tratar con personas era a su parecer lo más complicado, nunca sabías como iban a reaccionar, fuese a unas palabras o a un simple acto que muchas veces para ti no tenía mucha importancia. Y él a decir verdad no comprendía la razón por la que ella podría haberse sentido ofendida o lo que fuese que le hubiese hecho cambiar su actitud como lo había hecho.
Y entonces, tras aquella caminata y viéndose frente al imponente hotel, que sin embargo, no le causó gran impresión, se giró viéndole hacer aquella reverencia y le sonrió tomando su mano y dejando un beso sobre ella -Soy escoces, señorita Florit.. Tenga cuidado al volver a casa. No quisiera que por mi causa le pasara algo a su persona al haberse tomado la molestia de traerme - Se enderezó de nueva cuenta -le agradezco enormemente su ayuda y espero no haber sido una molestia. Buenas Noches - Se dio la vuelta arrastrando la maleta al interior del edificio. Sentía el cansancio de forma más notoria ahora que sabía podría tener una cama y descansar.
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Re: Cada salida es una entrada a otro lugar [Eugénie]
La joven se quedó viéndolo a los ojos, no pudo evitar sonreírle, de manera amplia. Estudió con atención aquel rostro tan bonito, porque no podía negarlo, el joven Andrew era excesivamente atractivo, y sus rasgos tan diferentes a los parisinos eran evidentes. Le hubiese gustado poder contemplarlo un poco más para no perder detalle de esa persona. Quizás después la fortuna llegaría a ella, y podría verlo tantas veces que no sería necesario del recuerdo. Sólo tal vez. Bajó la mirada por unos momentos, el reflejo de esos ojos la hicieron sentir insignificante, por primera vez había dejado a un lado ese deseo de seducir por sólo conocer, ¿No estaba mal? ¿O si? De vez en cuando no lo estaría, y le hacía sentir bien, y por supuesto un poco más normal que el resto de las jovencitas de su edad.
Cuando sus labios llegaron a su piel sentí como se erizaba esta, pero lo ignoré, o al menos eso traté en un principio, no deseaba arruinar las cosas. - Señor, disculpe mi falta de modales, no quiero que piense estoy molesta o algo a pasado, veo su cansancio, su falta de ganas, y no quiero parecer fastidiosa, he experimentado ese tipo de sensaciones y cuando alguien no deja de hablar, como lo hago ahora suele ser cansado - Solté una risita traviesa. Nada fuera de lo común, intentaba ser amena con él, creía que el hombre se lo merecía, pues acababa de llegar de un largo viaje, merecía buenos tratos, y los desplantes no le vendrían bien. La joven estiró la mano para acariciar su mejilla de manera suave.
- Debo decirle que ha sido un verdadero placer, y espero este no sea nuestro único encuentro, de verdad sería una lastima para mi, ojalá pueda complacerme. - Comentó, y se dio la vuelta, dejando que el hombre se fuera por fin a descansar, para que pudiera depositar su cabeza en una cama, y tener energías. Quizás ella daría una larga caminata antes de regresar a casa, necesitaba pensar muchas cosas, después volvería a casa para descansar como Andrew, para poder recobrar las energías necesarias para emprender otro día, intentando dejar de lado el deseo de ir al burdel y vender su cuerpo. Ese encuentro aunque breve había valido la pena, un poco de distracción. Un rostro desconocido que no la había visto con deseo, con ganas de llevarla para proporcionarle placer, sólo le había otorgado una mirada sincera, y eso había llenado su vació interior, estaba dispuesta a volver a hacerlo, ojalá tuviera la oportunidad. Quizás en un futuro lo buscaría, quien sabe, el destino es incierto.
Cuando sus labios llegaron a su piel sentí como se erizaba esta, pero lo ignoré, o al menos eso traté en un principio, no deseaba arruinar las cosas. - Señor, disculpe mi falta de modales, no quiero que piense estoy molesta o algo a pasado, veo su cansancio, su falta de ganas, y no quiero parecer fastidiosa, he experimentado ese tipo de sensaciones y cuando alguien no deja de hablar, como lo hago ahora suele ser cansado - Solté una risita traviesa. Nada fuera de lo común, intentaba ser amena con él, creía que el hombre se lo merecía, pues acababa de llegar de un largo viaje, merecía buenos tratos, y los desplantes no le vendrían bien. La joven estiró la mano para acariciar su mejilla de manera suave.
- Debo decirle que ha sido un verdadero placer, y espero este no sea nuestro único encuentro, de verdad sería una lastima para mi, ojalá pueda complacerme. - Comentó, y se dio la vuelta, dejando que el hombre se fuera por fin a descansar, para que pudiera depositar su cabeza en una cama, y tener energías. Quizás ella daría una larga caminata antes de regresar a casa, necesitaba pensar muchas cosas, después volvería a casa para descansar como Andrew, para poder recobrar las energías necesarias para emprender otro día, intentando dejar de lado el deseo de ir al burdel y vender su cuerpo. Ese encuentro aunque breve había valido la pena, un poco de distracción. Un rostro desconocido que no la había visto con deseo, con ganas de llevarla para proporcionarle placer, sólo le había otorgado una mirada sincera, y eso había llenado su vació interior, estaba dispuesta a volver a hacerlo, ojalá tuviera la oportunidad. Quizás en un futuro lo buscaría, quien sabe, el destino es incierto.
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