AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Las blancas mueven primero || Privado
+4
Mstislav Lèveque
Dauphine Terrié
Marishka Marquand
Mikhail Argeneau
8 participantes
Página 2 de 2.
Página 2 de 2. • 1, 2
Las blancas mueven primero || Privado
Recuerdo del primer mensaje :
Había abandonado la isla en cuanto el Sol había sido derrocado por la reina de los condenados. El aniversario de Fangtasia lo obligaba a abandonar la fortaleza. Los juegos tendrían que esperar por su regreso. Los presos en los calabozos tendrían un respiro, quizás algunos correrían con la suerte de ser liberados para fantasear con la posibilidad de salvaguardar sus vidas, solo para encontrarse con él a su regreso. La isla de If era su patio de entretenimiento. Nadie, ni siquiera su hermano, podía entrar sin ser detectado. Todo el lugar estaba bien protegido por sus hombres. Si bien Tiberius no confiaba en nadie, tenía que aceptar que acataban sus órdenes sin refutar. Los castigos habían dejado de ser necesarios después de un tiempo. A diferencia de los grupos de cazadores e inquisidores, que estaban conformados en su mayoría por humanos, él solo tenía a su mando seres inmortales con habilidades especiales. Existía – por supuesto – una que otra mascota. Los licántropos que estaban obligados a servirle, eran los encargados de brindar una función especial durante las noches de luna llena a sus adversarios, aquéllos que ignoraban que la isla era un monstruo que devoraba todo a su paso. Esa era, quizás, la razón por la cual había decidido construir Fangtasia. No había necesidad de ser egoísta cuando se trataban de juegos macabros, donde la muerte siempre era la invitada especial pero la única que se veía obligada a observar, solo a observar, sin reclamos. Al menos, hasta que él dictaba un ultimátum. Esa noche, las fichas de su tablero se movían a su mando. La orden de asistir había dejado de emitirse la última década. Mikhail lo encontraba simplemente absurdo. Después de todo, la reunión solo se celebraba una vez al año. Lo último que sus empleados podían hacer, era recordar cuándo debían cerrar las puertas del club para los clientes, a sabiendas de que contarían con su presencia.
Impasible, cruzó las calles parisinas. Opto por mezclarse entre los humanos. Su arrogancia no le permitía andar por los callejones poco concurridos, acechando a sus presas entre las sombras. No. ¿Por qué debía esconderse? ¿Cómo, sino, aprenderían a temerle? Solo tenían que mirarlo al rostro para saber que en sus rasgos estaba tatuado el mal. La crueldad y la tortura, formaban parte de su retorcido atractivo. Se detuvo un par de veces, contagiado por la sonata que formaba el fluir de la sangre. Una mujer notablemente embarazada golpeó contra su espalda. El aire a su alrededor chisporroteaba. Lo seducía, le invitaba. Sus caninos peleaban por hacerse con el control, realmente, ¿iba a detenerse? Era un juego de probabilidades. En el pasado, se había mostrado como el demonio que era, disfrutando del desastre que recaía en las espaldas de Darius o de Severus. “El espectáculo para el desafortunado.” No había diferencias. Uno era su enemigo, el otro… Ah. Lucian era un montón de cosas. El caballo, el títere, el receptor de todo su enojo. Incluso la puta de Xrisí había conseguido metérsele por los ojos. El pobre infeliz debía sentirse bastante inferior. ¿De qué otra manera buscaría hacerse con la esposa de otro? Justo cuando había decidido jugar al gato y al ratón, ella se le adelantó. Una media sonrisa apareció en la boca del vampiro, una que dejaba entrever la punta afilada de su colmillo. – Llegas tarde. Le recriminó. Su voz prometía alguna clase de castigo. Desde que Amber había sido encerrada en una de las celdas del castillo, Marishka le había servido de acompañante. De haber sido otra la circunstancia, sería su esposa quien apareciera a su lado. Esa noche no. Xrisí era una ficha más en su tablero, alguien - él - iba a enseñarle modales de la manera más humillante. Arrastró, - en última instancia y con una simple orden -, a la mujer embarazada; quien caminaba a su lado con indiferencia. Su pelvis chocó contra el trasero de la humana en cuanto estuvieron solos y, como si lo hubiesen hecho repetidas veces antes, sus colmillos se clavaron en la yugular en el mismo instante en que Marishka atravesaba limpiamente la muñeca. “Bebamos y partamos. Nos esperan.”
Impasible, cruzó las calles parisinas. Opto por mezclarse entre los humanos. Su arrogancia no le permitía andar por los callejones poco concurridos, acechando a sus presas entre las sombras. No. ¿Por qué debía esconderse? ¿Cómo, sino, aprenderían a temerle? Solo tenían que mirarlo al rostro para saber que en sus rasgos estaba tatuado el mal. La crueldad y la tortura, formaban parte de su retorcido atractivo. Se detuvo un par de veces, contagiado por la sonata que formaba el fluir de la sangre. Una mujer notablemente embarazada golpeó contra su espalda. El aire a su alrededor chisporroteaba. Lo seducía, le invitaba. Sus caninos peleaban por hacerse con el control, realmente, ¿iba a detenerse? Era un juego de probabilidades. En el pasado, se había mostrado como el demonio que era, disfrutando del desastre que recaía en las espaldas de Darius o de Severus. “El espectáculo para el desafortunado.” No había diferencias. Uno era su enemigo, el otro… Ah. Lucian era un montón de cosas. El caballo, el títere, el receptor de todo su enojo. Incluso la puta de Xrisí había conseguido metérsele por los ojos. El pobre infeliz debía sentirse bastante inferior. ¿De qué otra manera buscaría hacerse con la esposa de otro? Justo cuando había decidido jugar al gato y al ratón, ella se le adelantó. Una media sonrisa apareció en la boca del vampiro, una que dejaba entrever la punta afilada de su colmillo. – Llegas tarde. Le recriminó. Su voz prometía alguna clase de castigo. Desde que Amber había sido encerrada en una de las celdas del castillo, Marishka le había servido de acompañante. De haber sido otra la circunstancia, sería su esposa quien apareciera a su lado. Esa noche no. Xrisí era una ficha más en su tablero, alguien - él - iba a enseñarle modales de la manera más humillante. Arrastró, - en última instancia y con una simple orden -, a la mujer embarazada; quien caminaba a su lado con indiferencia. Su pelvis chocó contra el trasero de la humana en cuanto estuvieron solos y, como si lo hubiesen hecho repetidas veces antes, sus colmillos se clavaron en la yugular en el mismo instante en que Marishka atravesaba limpiamente la muñeca. “Bebamos y partamos. Nos esperan.”
Mikhail Argeneau- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 100
Fecha de inscripción : 05/11/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Las blancas mueven primero || Privado
Sólo un jugador fuerte sabe cuán débil es su juego.
Saviely Tartakower
Saviely Tartakower
Niños. Todos y cada uno de los presentes en ese salón, son niños jugando a los soldados. Sus pensamientos están llenos de confusión, sus estrategias carecen de un enfoque sistemático. Las acciones son influenciadas por el impertinente deseo de ganar bajo cualquier costa. Ese es el problema que aún no han detectado entre sus planes y las tácticas irascibles a las cuales se entregan incipientemente. Una mente compleja no sólo observa lo que está a su alrededor, también elabora conjeturas que están fuera del alcance en la interpretación de un extraño. El enemigo, si se subestima, es capaz de influenciar los pensamientos de su oponente sin la necesidad de mostrar su mejor jugada. Ahí, frente a sus ojos, una estúpida pelirroja, humillada, patética y, aparentemente escoria, logró algo que ninguno de ellos pudo prever. Supo más de las piezas de lo que ellos sabrían de ella. Lo único que tienen en mente y que resalta a la vista de todos, es eso, lo miserable de Aria Bergström. ¡Jáh! ¡Pobres ilusos! Incluso el mismo Mikhail cometió un error que más adelante le podría salir caro. Esa maldita voz en su cabeza, la identificó de inmediato. Él se comunicó con ella por medio de la mente. «¡Así que eres telépata! ¡Menudo descubrimiento!» Pensó con una sonrisa estrafalaria tras sus fauces. Los orbes le brillaron como al pirata que ha encontrado el tesoro perdido. Se mordió el labio inferior reprimiendo una sardónica carcajada «¿Realmente importa el color de las fichas, Mikhail?» Respondió a su pregunta. La pareció una cuestión estúpida viniendo de un hombre con su poderío, pero ella mejor que nadie comprende que cualquier imbécil puede dirigir una manada de tropas hacia la guerra, se necesita de un genio para ganarla.
Se puso de pie al observar la llegada inoportuna de Evangeline. Su rostro no lo mostró, pero en su interior una serie de sensaciones volátiles se hizo presente. Cólera, frustración, insistencia, miedo, pero sobre todo intolerancia. «Tampoco me vengas con la idea errónea que en el ajedrez, gana la mejor estrategia. Me decepcionarías.» El tono burlesco y siniestro se coló entre sus pensamientos, las intenciones eran borrosas, como si alguien hubiese dibujado una obra y después la haya cubierto con garabatos de tinta negra. Estuvo consciente que él escucharía cualquier pensamiento que se le ocurriese por lo cual necesitaba ocultarlo todo, no importa de qué se trate, para Aria fue imprescindible serrar las puertas a sus secretos. Cubrió todo rastro de designios con el tarareo de una fúnebre melodía. Repasó miles de imágenes sobre sus víctimas, las torturas y la sangre decorando el exterior de las fachadas. Gritos aterradores aparecieron en su mente de la misma forma en la que el estruendo se acrecentaba estridente evaporando el silencio, confundiendo a cualquiera que lograse atravesar su coraza y llegar hasta su cabeza. De esta forma torturaría a Mikhail si atrevía a leerla más a profundidad. Ignoró los hechos, la pregunta acusadora de Xrisí y el respetuoso silencio de los varones. No era de ellas de quien debía cuidarse las espaldas, perros que ladran no muerden, a Aria le preocupaba más el silencio de los hombres en la sala. Sonrió al enfocar la vista en Mikhail. ¿Voluntaria? No. El teatro terminó. Pronto se darían cuenta que bajar la cabeza no es sinónimo de humillación o arrepentimiento. «¿Aún no tienes la respuesta, Mikhail?» -¿Qué se necesita para ganar en el ajedrez?- En ese momento, justo cuando sus centinelas lo perdieron de vista. Atacó.
La cabeza de Mikhail se estrelló contra uno de los muros. Aria desenfundó sus colmillos tomando la barbilla del vampiro y obligándolo a que la viese directamente a los ojos. Las pupilas de la pelirroja se dilataron, haciendo de ese par de ojos azules el reflejo del abismo directo al infierno. Con su mano libre sujetó al hombre sin dejarle espacio para que se liberara. Había previsto que sus ‘juguetes’ la derribaran en cualquier momento. «¡Ordénales que no interfieran!» Imperativa, hizo uso de control mental destrozando los escudos de Mikhail. La habilidad del vampiro le daba poder sobre los demás, así se anticipaba a cualquier acción que el enemigo hubiese previsto, pero contra un impulso, no tiene ninguna ventaja, además, al enfocarse en escuchar su mente y/o conciencia queda expuesto a otro tipo de poderes psíquicos, tales como el que Aria pretendía user en él. Rugió. Se enfrentó a una batalla mental, él no estaba dispuesto a ceder y ella no lo dejaría ganar. «¡Díselo! ¡AHORA!» Lo empotró contra el muro. –Suficiente- La voz sin vida de Hannes rompió el contacto –Aria, Christos. No estoy dispuesto a tolerar este desacato. Les di una orden a ambos.- Susurró. La sola presencia del anciano infundía un mortífero respeto a quien lo viese. Destilaba un aura de maldad pura, pero no era lo único que lo hacía verse imponente. Las arrugas de su rostro, lo inmutable de sus gestos, la forma en la que levitaba sobre ellos, su temible sombra así como la sequedad en sus palabras, le proporcionaba un tétrico aspecto. Aria soltó a Mikhail reclinándose sobre el mismo muro, como si las palabras de Hannes le hubiesen propiciado un puñetazo en la cara.
-No deberías subestimar a mi mujer, Mikhail.- La miró de reojo. –La respuesta es, anticiparse a tu oponente- Reveló con fanfarronería –Y, bajo este precepto, los tengo a todos en un rango de visión perfecta en donde los aniquilaría fácilmente si intentasen algo. No se dejen engañar por mi degradada apariencia.- Advirtió –Además, sería un buen momento para que juzguen si su líder es digno del respeto que le profesan. Creo que contra ella, él puede solo.– Hannes, colocó en posición de Jaque a Mikhail, si permitía que sus piezas se movieran para defenderlo, ellos entenderían mejor lo que son (simples piezas de un tablero de ajedrez) y quizá después la idea un sacrificio por un rey que no muestra la fortaleza que el acreedor del título debe tener, no sea tan buena como hubiesen creído; si por otro lado dejaba pasar el altercado, entonces también se mostraría débil. De una forma u otra, esa estrategia estaba diseñada para que él perdiera. Pero Hannes sabía que siempre existe una tercera opción.
La mueca de sus labios se extendió con parsimonia, clavó sus ojos pétreos e insensibles en la mujer a la que ama, después alternaron a su viejo amigo -¿Quieres saber cuál es su valor, Mikhail? Ponla a prueba, se lo merece. Trató de obedecerme, pero no lo consiguió, además se expuso. ¡Castígala, Mikhail!- Bajó a sentarse en uno de los banquillos sin dejar de observarlos en ningún momento. Quizá su enfoque se concentró en Mikhail y Aria, pero su mirada periférica los exponía a todos y con esto le bastaba. Chasqueó la lengua. –Y, Christos. Te prometo que él recibirá lo que se merece. Yo me encargo.- Tal reprimenda nunca llegaría al vampiro, pues su orden fue más clara que la de Aria y hasta ahora la ha mantenido a la perfección. Protegerla a ella. Dirigió la mirada hacia Evangeline. –Respondiendo tus dudas- No mostró repudio, pena, enojo, curiosidad o cualquier otra emoción. Era un cuerpo estoico y lo gélido de sus ojos penetró más allá de lo que cualquiera pudo percibir. Hannes era un muerto en el amplio contexto de la palabra. –La neófita tiene suerte de que no le hayáis extirpado ambos colmillos. Es casi imposible recuperarlos a ambos, a menos que fueses un anciano y no precisamente como yo.- Sonrió de forma en la que mostraría su pútrida dentadura. Arqueó una ceja. –¿Saben cuál es la edad madura del vampiro? ¿No? Bueno, supongo que nunca se han visto en la necesidad de preguntárselo. ¡Cuatro centurias! Piénselo, es justo a partir de esa edad en la que nuestras habilidades mutan y, a partir de ahí nos volvemos más fuertes.- Resopló los labios. –Algunos nos marchitamos.- Se encogió de hombros. –Estará bien en un par de años, quizá... Pero no estoy aquí para dar cátedra sobre la edad y la primitiva forma de ortodoncia de mi amigo.- Mencionó con sarcasmo. –Bien, ¿Cuáles trucos le mostrarán a la recién llegada?- Preguntó despacio, con frialdad -Estoy impaciente por verlos.- Y sonrió.
Se puso de pie al observar la llegada inoportuna de Evangeline. Su rostro no lo mostró, pero en su interior una serie de sensaciones volátiles se hizo presente. Cólera, frustración, insistencia, miedo, pero sobre todo intolerancia. «Tampoco me vengas con la idea errónea que en el ajedrez, gana la mejor estrategia. Me decepcionarías.» El tono burlesco y siniestro se coló entre sus pensamientos, las intenciones eran borrosas, como si alguien hubiese dibujado una obra y después la haya cubierto con garabatos de tinta negra. Estuvo consciente que él escucharía cualquier pensamiento que se le ocurriese por lo cual necesitaba ocultarlo todo, no importa de qué se trate, para Aria fue imprescindible serrar las puertas a sus secretos. Cubrió todo rastro de designios con el tarareo de una fúnebre melodía. Repasó miles de imágenes sobre sus víctimas, las torturas y la sangre decorando el exterior de las fachadas. Gritos aterradores aparecieron en su mente de la misma forma en la que el estruendo se acrecentaba estridente evaporando el silencio, confundiendo a cualquiera que lograse atravesar su coraza y llegar hasta su cabeza. De esta forma torturaría a Mikhail si atrevía a leerla más a profundidad. Ignoró los hechos, la pregunta acusadora de Xrisí y el respetuoso silencio de los varones. No era de ellas de quien debía cuidarse las espaldas, perros que ladran no muerden, a Aria le preocupaba más el silencio de los hombres en la sala. Sonrió al enfocar la vista en Mikhail. ¿Voluntaria? No. El teatro terminó. Pronto se darían cuenta que bajar la cabeza no es sinónimo de humillación o arrepentimiento. «¿Aún no tienes la respuesta, Mikhail?» -¿Qué se necesita para ganar en el ajedrez?- En ese momento, justo cuando sus centinelas lo perdieron de vista. Atacó.
La cabeza de Mikhail se estrelló contra uno de los muros. Aria desenfundó sus colmillos tomando la barbilla del vampiro y obligándolo a que la viese directamente a los ojos. Las pupilas de la pelirroja se dilataron, haciendo de ese par de ojos azules el reflejo del abismo directo al infierno. Con su mano libre sujetó al hombre sin dejarle espacio para que se liberara. Había previsto que sus ‘juguetes’ la derribaran en cualquier momento. «¡Ordénales que no interfieran!» Imperativa, hizo uso de control mental destrozando los escudos de Mikhail. La habilidad del vampiro le daba poder sobre los demás, así se anticipaba a cualquier acción que el enemigo hubiese previsto, pero contra un impulso, no tiene ninguna ventaja, además, al enfocarse en escuchar su mente y/o conciencia queda expuesto a otro tipo de poderes psíquicos, tales como el que Aria pretendía user en él. Rugió. Se enfrentó a una batalla mental, él no estaba dispuesto a ceder y ella no lo dejaría ganar. «¡Díselo! ¡AHORA!» Lo empotró contra el muro. –Suficiente- La voz sin vida de Hannes rompió el contacto –Aria, Christos. No estoy dispuesto a tolerar este desacato. Les di una orden a ambos.- Susurró. La sola presencia del anciano infundía un mortífero respeto a quien lo viese. Destilaba un aura de maldad pura, pero no era lo único que lo hacía verse imponente. Las arrugas de su rostro, lo inmutable de sus gestos, la forma en la que levitaba sobre ellos, su temible sombra así como la sequedad en sus palabras, le proporcionaba un tétrico aspecto. Aria soltó a Mikhail reclinándose sobre el mismo muro, como si las palabras de Hannes le hubiesen propiciado un puñetazo en la cara.
-No deberías subestimar a mi mujer, Mikhail.- La miró de reojo. –La respuesta es, anticiparse a tu oponente- Reveló con fanfarronería –Y, bajo este precepto, los tengo a todos en un rango de visión perfecta en donde los aniquilaría fácilmente si intentasen algo. No se dejen engañar por mi degradada apariencia.- Advirtió –Además, sería un buen momento para que juzguen si su líder es digno del respeto que le profesan. Creo que contra ella, él puede solo.– Hannes, colocó en posición de Jaque a Mikhail, si permitía que sus piezas se movieran para defenderlo, ellos entenderían mejor lo que son (simples piezas de un tablero de ajedrez) y quizá después la idea un sacrificio por un rey que no muestra la fortaleza que el acreedor del título debe tener, no sea tan buena como hubiesen creído; si por otro lado dejaba pasar el altercado, entonces también se mostraría débil. De una forma u otra, esa estrategia estaba diseñada para que él perdiera. Pero Hannes sabía que siempre existe una tercera opción.
La mueca de sus labios se extendió con parsimonia, clavó sus ojos pétreos e insensibles en la mujer a la que ama, después alternaron a su viejo amigo -¿Quieres saber cuál es su valor, Mikhail? Ponla a prueba, se lo merece. Trató de obedecerme, pero no lo consiguió, además se expuso. ¡Castígala, Mikhail!- Bajó a sentarse en uno de los banquillos sin dejar de observarlos en ningún momento. Quizá su enfoque se concentró en Mikhail y Aria, pero su mirada periférica los exponía a todos y con esto le bastaba. Chasqueó la lengua. –Y, Christos. Te prometo que él recibirá lo que se merece. Yo me encargo.- Tal reprimenda nunca llegaría al vampiro, pues su orden fue más clara que la de Aria y hasta ahora la ha mantenido a la perfección. Protegerla a ella. Dirigió la mirada hacia Evangeline. –Respondiendo tus dudas- No mostró repudio, pena, enojo, curiosidad o cualquier otra emoción. Era un cuerpo estoico y lo gélido de sus ojos penetró más allá de lo que cualquiera pudo percibir. Hannes era un muerto en el amplio contexto de la palabra. –La neófita tiene suerte de que no le hayáis extirpado ambos colmillos. Es casi imposible recuperarlos a ambos, a menos que fueses un anciano y no precisamente como yo.- Sonrió de forma en la que mostraría su pútrida dentadura. Arqueó una ceja. –¿Saben cuál es la edad madura del vampiro? ¿No? Bueno, supongo que nunca se han visto en la necesidad de preguntárselo. ¡Cuatro centurias! Piénselo, es justo a partir de esa edad en la que nuestras habilidades mutan y, a partir de ahí nos volvemos más fuertes.- Resopló los labios. –Algunos nos marchitamos.- Se encogió de hombros. –Estará bien en un par de años, quizá... Pero no estoy aquí para dar cátedra sobre la edad y la primitiva forma de ortodoncia de mi amigo.- Mencionó con sarcasmo. –Bien, ¿Cuáles trucos le mostrarán a la recién llegada?- Preguntó despacio, con frialdad -Estoy impaciente por verlos.- Y sonrió.
FDR: Perdón que haya quedado extenso, debía escribir las acciones de ambos.
Mstislav Lèveque- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 23/02/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Las blancas mueven primero || Privado
”El Rey es la pieza más débil”.
Paul Morphy
Paul Morphy
Todo se trataba sobre movimientos. Cada uno ejecutaba su juego tan y como lo comprendía, algunos se jactaban de haber idealizado una estrategia perfecta, inviolable y sobre todo vencedora, los demás sólo callaban. La verdad se ocultaba allí, frente a ellos, disfrazada de una ignota tranquilidad que, junto con el silencio, se volvía un estridente infierno. El análisis no se detuvo una vez que se encontró al culpable o cuando Tiberius parecía generar la tortura en su mente al cabo de unos segundos, Amber continuaba escudriñando a los presentes sin importar de quien se tratase. Su mejor aliado, el desconcierto. No necesitaba fijar sus ojos en un ente para leerlo, pues quienes se autodescriben como analistas, observan las cosas sin la necesidad de ver. Aunque tenía la razón no esperaba mostrar más allá de esa amarga expresión en el rostro. Fría, perene, inmutable. Saberse acompañada en un mundo donde la perfección es lo primordial, le endulzó la boca, pero no bastó para sentir piedad. El alarido agonizante de Evangeline le fue indiferente. No, de hecho, le supuso un placer antinatural, por primera vez no era ella quien se enfrentaba al juicio de Tiberius y, por supuesto, eso le suponía un gran alivio. Su exterior, sólo se limitó a regalarle una inhóspita mirada. Olvidó la solicitud de su cónyuge quien seguramente daría un final poco agradable al pobre Charles y, a ella… ¡Jáh! «¿Ahora jugaremos a enigmas y misterios del vampirismo?» Cuestionó con burla, no tenía la más mínima idea de cuánto se requiere para regenerar un maldito colmillo, ¿Era enserio? Como siempre, había respuestas sorprendentes, otras que dejaban bastante que desear y las últimas eran las peores. ¿Responder y salirte por la tangente? ¡Vaya genialidad!
Pero había algo en el ambiente que no la dejaba tranquila. Una inquietante picazón en sus sentidos. Se mostraba alerta, pero desconocía la fuente de tan insoportable sensación de pérdida. Un augurio poco apetecible, la desconcertaba volviéndole completamente vulnerable. Después de eso, todo pasó demasiado rápido. Sangre, había sangre en su costilla. Se giró para ver a Tiberius pero él se encontraba ocupado con su propio némesis, la pelirroja Bergström. Un jadeo se escapó de sus labios, sus orbes abiertos como platos trataban de canalizar las difusas imágenes que se adentraban en sus pensamientos. Volvió a rosar con la punta de sus dedos el color púrpura en su cuerpo, entonces se dio cuenta. Alguien le había herido. Levantó ambas cejas, su mirada alternó de un individuo hasta otro, no encontró ninguna amenaza, sólo pudo apreciar sus rostros llenos de intriga, sorpresa, ira e imponencia. Hubo un rostro que causó un escozor en sus entrañas.
Cuando Aria decidió atacar a Tiberius, Amber fue la primera en llegar a socorrerlo. Se interpuso en el camino de la Bergström pero fue interceptada por alguien más. Las expresiones de su rostro eran perturbadoras, jamás había visto algo así, ni siquiera en la demencia de Tiberius el temor la había invadido como cuando ese sujeto reaccionó para defender a su señora. Amber no permitiría que nadie lastimase a su esposo, no porque lo amara eso está clarísimo, si no porque tiene una deuda que saldar con él y ¿Qué mejor que con su vida para hacerlo? Y, esta era la razón más poderosa por la cual aún continuaba a su lado, podría no ser la perra más fiel de Tiberius, pero sí la única que soportaría cada una estacas dirigidas contra el Argeneau. Rugió. Clavó sus orbes ahora negros por la rabia y se dejó ir contra Christos. Era rápido, pero no lo suficiente como para detenerla. –Imbécil- Escupió colérica. Observando de reojo como la maldita Bergström sometía a Tiberius, le aterró la idea de que su rey fuese derrotado de una forma tan simple como aquella. Frunció el ceño, sacudió la cabeza. La adrenalina corría por cada vena de su cuerpo, influenciada por el torrente de histeria que se apoderaba de ella, pero no se daría el lujo de perder la cordura en un momento tan crucial como ese. Relajó sus músculos, crispó sus puños y los impactó en el rostro del vampiro. Con los colmillos asomándose por encima de sus labios, lo amenazó. Sus manos se anclaron a los hombros ajenos para lanzarlo contra el yuxtapuesto a donde Aria y Tiberius se encontraban. ¡Era el aniversario del Fagntasia, por el amor de dios! ¿Quién imaginaría que acabaría en esto? ¡No necesitaba una maldita arma! Pero el enemigo, no pensó lo mismo y Amber resultó herida. En ese instante apareció la última pieza.
La rubia no podía apartar su vista del individuo al que tenía enfrente. Le dedicó una sonrisa de complicidad, fue testigo de su fuerza y, es evidente, que él haría cualquier cosa por esos vampiros de la misma forma en la que ella se entrega a Tiberius. El anciano habló, ¡Que criatura tan más repugnante! Aunque los sentidos de Amber le advertían sobre las capacidades de aquel sujeto, ella no pudo evitar mofarse de su forma. Limpió la sangre que salía de su boca con la mano y admiró el desafió que Hannes les hizo. «Lo siento, este idio… -se quejó sacando una navaja de su costillar- sólo dame una orden.» Sus palabras fueron decididas, frías. En verdad esperaba que se le diera una indicación, ¿Quién demonios se creía Hannes para presentarse ante ellos y pretender que olvidaría en asalto de su mujer? -¿Trucos?- Jadeó la palabra más de lo que la pronunció –¡Pero si el espectáculo lo has traído tú!- se volvió hacia Amser e indicó que se colocase al lado de Tiberius por si a Aria se le ocurría cometer otra idiotez. –Deberías hacerle guardia a uno de los dos, y te sugiero que sea rápido. Tiberius está dando instrucciones- Sonrió con sarna. Si ordenaba atacar, Christos sería el primero por el cual Amber iría.
Pero había algo en el ambiente que no la dejaba tranquila. Una inquietante picazón en sus sentidos. Se mostraba alerta, pero desconocía la fuente de tan insoportable sensación de pérdida. Un augurio poco apetecible, la desconcertaba volviéndole completamente vulnerable. Después de eso, todo pasó demasiado rápido. Sangre, había sangre en su costilla. Se giró para ver a Tiberius pero él se encontraba ocupado con su propio némesis, la pelirroja Bergström. Un jadeo se escapó de sus labios, sus orbes abiertos como platos trataban de canalizar las difusas imágenes que se adentraban en sus pensamientos. Volvió a rosar con la punta de sus dedos el color púrpura en su cuerpo, entonces se dio cuenta. Alguien le había herido. Levantó ambas cejas, su mirada alternó de un individuo hasta otro, no encontró ninguna amenaza, sólo pudo apreciar sus rostros llenos de intriga, sorpresa, ira e imponencia. Hubo un rostro que causó un escozor en sus entrañas.
Cuando Aria decidió atacar a Tiberius, Amber fue la primera en llegar a socorrerlo. Se interpuso en el camino de la Bergström pero fue interceptada por alguien más. Las expresiones de su rostro eran perturbadoras, jamás había visto algo así, ni siquiera en la demencia de Tiberius el temor la había invadido como cuando ese sujeto reaccionó para defender a su señora. Amber no permitiría que nadie lastimase a su esposo, no porque lo amara eso está clarísimo, si no porque tiene una deuda que saldar con él y ¿Qué mejor que con su vida para hacerlo? Y, esta era la razón más poderosa por la cual aún continuaba a su lado, podría no ser la perra más fiel de Tiberius, pero sí la única que soportaría cada una estacas dirigidas contra el Argeneau. Rugió. Clavó sus orbes ahora negros por la rabia y se dejó ir contra Christos. Era rápido, pero no lo suficiente como para detenerla. –Imbécil- Escupió colérica. Observando de reojo como la maldita Bergström sometía a Tiberius, le aterró la idea de que su rey fuese derrotado de una forma tan simple como aquella. Frunció el ceño, sacudió la cabeza. La adrenalina corría por cada vena de su cuerpo, influenciada por el torrente de histeria que se apoderaba de ella, pero no se daría el lujo de perder la cordura en un momento tan crucial como ese. Relajó sus músculos, crispó sus puños y los impactó en el rostro del vampiro. Con los colmillos asomándose por encima de sus labios, lo amenazó. Sus manos se anclaron a los hombros ajenos para lanzarlo contra el yuxtapuesto a donde Aria y Tiberius se encontraban. ¡Era el aniversario del Fagntasia, por el amor de dios! ¿Quién imaginaría que acabaría en esto? ¡No necesitaba una maldita arma! Pero el enemigo, no pensó lo mismo y Amber resultó herida. En ese instante apareció la última pieza.
La rubia no podía apartar su vista del individuo al que tenía enfrente. Le dedicó una sonrisa de complicidad, fue testigo de su fuerza y, es evidente, que él haría cualquier cosa por esos vampiros de la misma forma en la que ella se entrega a Tiberius. El anciano habló, ¡Que criatura tan más repugnante! Aunque los sentidos de Amber le advertían sobre las capacidades de aquel sujeto, ella no pudo evitar mofarse de su forma. Limpió la sangre que salía de su boca con la mano y admiró el desafió que Hannes les hizo. «Lo siento, este idio… -se quejó sacando una navaja de su costillar- sólo dame una orden.» Sus palabras fueron decididas, frías. En verdad esperaba que se le diera una indicación, ¿Quién demonios se creía Hannes para presentarse ante ellos y pretender que olvidaría en asalto de su mujer? -¿Trucos?- Jadeó la palabra más de lo que la pronunció –¡Pero si el espectáculo lo has traído tú!- se volvió hacia Amser e indicó que se colocase al lado de Tiberius por si a Aria se le ocurría cometer otra idiotez. –Deberías hacerle guardia a uno de los dos, y te sugiero que sea rápido. Tiberius está dando instrucciones- Sonrió con sarna. Si ordenaba atacar, Christos sería el primero por el cual Amber iría.
Xrisí D'Argeneau- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 118
Fecha de inscripción : 31/01/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Las blancas mueven primero || Privado
Haz que tu enemigo piense que estar lejos, cuando en realidad estas pegado a su espalda
Allí me encontraba yo, con una jarra en la mano mientras miraba por la ventana despreocupado en cuanto a lo que ocurría en el interior de la sala, cuando en esos precisos instantes una mujer con buenas vistas apareció disculpándose por la tardanza, con gesto elegante se disculpo y enseño una parte de aquel licantropo ocupaba nuestra discusión, se volvió a disculpar por su fallo. No sabría si era la mujer mas valiente del lugar o tan solo una estúpida que no sabia como trataba los fallos nuestro sádico rey. Y justo como muchos de nosotros nos imaginábamos, la peor parte estaba por comenzar, Mihail se levanto de su trono, mientras el hablaba todo el mundo escuchaba o hacia como si escuchase, se acerco a la pobre Evangeline, que a mi parecer no se imaginaba lo que este podría hacerle, y sin inmutarse en lo mas mínimo arranco uno de los colmillos de la vampiresa con brutalidad, el grito que salio de su quebrada boca fue desgarradora y dolorosa para mis oídos; peor la cosa no termino hay, si no que invito al resto de los presentes a jugar con ella; me negué a entrar en las mentes de los presentes para no saber que podría estar imaginando en hacerle, ya que había mentes realmente retorcidas que no querían mas que poder y eliminar su sed insaciable de sangre. Volví a tararear una canción en mi mente para evitar que leyesen mi mente, aparte la mirada del lugar de la torturada vampiresa que yacía en el suelo sangrante inmóvil.
De repente un acto poco que no podría imagina puso aquel suceso en segundo lugar, la arrodillada Aria salto al cuello de mi señor para matarlo, o eso creí, ya que por acto reflejo salte por la ventana incorporándome en el aire y cayendo al suelo ágil y elegantemente de pie; imagine que todo el mundo pensaría que seria un cobarde por escapar..., un personaje del que mas adelante se podrían ocupar. Sonreí vil mente y corrí alrededor de la casa buscando una ventana abierta, y lejos del salón, escale hasta una ventana del segundo piso que daba a un cuarto solitario y oscuro, mi mano se fue directamente al mango de mi oscura guadaña situada en mi espalda, la saque con rapidez y un sonido metálico apareció del mango cuando se recompuso, y que resonó en la habitación en la cual solo se podía ver una ligera y blanca sonrisa diabólica y los reflejos de la luna que chocaban en la negra arma que portaba.
Abrí la puerta sin hacer ruido y salí al pasillo; en cada cruce de pasillos, escaleras y puertas entre abiertas investigaba..., mi presencia debía ser absolutamente invisible; pegado a la pared para que mis pasos hiciesen menos ruido y evitar que las maderas del suelo crujiesen y descubrieran mi posición. Mientras me deslizaba por la oscuridad me comunique mentalmente con Xirxis; aunque no quería hacerlo ya que podría perder el efecto sorpresa del que disponía, después de un pequeño grito, el cual me hizo realizar un gesto de como si me hubiesen gritado al oído, me comunico que el señor Hannes estaba presente también, me comunico su posición, que tenia bien cogido a Christos, y la situación de la sala. Dicho esto corte rápidamente la comunicación. Llegue a la puerta donde estaba el salón donde todos los vampiros estaban en guardia, pensé en como poder entrar sin llamar la atención; el cual no se me ocurría ningún método, así que se me ocurrió otra idea. Entre en la habitación que estaba pegada al salón, me fui hasta el final de esta enfrentándome a la pared del salón, mi sonrisa se amplio en exceso, frote mis manos, relamí mis labios, y me lance con fuerza en carrera hacia la pared levantando la madera del pie con el que inicie la carrera - para que entrar sigiloso pudiendo llamar la atención - pensé; salte contra la pared haciéndome un ovillo, atravesé a esta levantando una polvareda, y escombros de todos los tamaños; nada mas apoyar el pie en el suelo me lance como un rayo a colocarme detrás del señor Bergström; lo cogí de la nuca fuertemente para que no girara la cabeza, ante todo, aunque no pueda usar sus piernas, sigue teniendo mas experiencia en la vida y por si acaso siempre es mejor no mantener contacto visual para intentar evitar alguno de los terribles poderes metales que podríamos llegar a tener, sin pensármelo dos veces, mi guadaña se pego al cuello de este haciendo un pequeño corte - cof, cof, bueno, bueno, me ausento y mira lo que pasa, al mínimo movimiento de los presentes, o que sospeche el mas mínimo poder mental de cualquiera de los presentes, su cabeza se separara de su cuerpo - el polvo poco a poco se fue depositando en el suelo, con una cara estúpida aparecí en la sala, y mis labios dibujaron una sonrisa sádica.
Espere ordenes, aunque me estaban entrando unas ganas locas de comenzar a descabezar gente, una pequeña risa se me escapo de la boca y el silencio se apodero de la sala. Cada cinco segundos pasaba de mente en mente para saber que iban a hacer ya que siempre es mejor prevenir.
Amser Deligt- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 70
Fecha de inscripción : 06/05/2012
Edad : 37
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Las blancas mueven primero || Privado
Mantenía una expresión de hastío atroz, como si haberse presentado hubiese sido la estupidez más grande de aquella noche y de cualquier noche, pero en realidad esa era sólo una careta y al parecer el único en entenderlo era Mikhail, no le sorprendía aunque una rabieta de rasgos infantiles lo hacía sentirse impotente al no tener la atención de Xrisí. «No es momento» pensó mientras sus ojos seguían observándolo todo y su espalda pegada a la pared. La aparición de Evangeline pareció remover las cosas, hacerlo interesante, que ya lo era, pero para Lucian comenzaba a perder encanto la velada. Arqueó una ceja, silencioso, su boca, hasta entonces sellada, se mantuvo así otro rato, sólo rio socarronamente y calladamente ante la pregunta que su hermano le dirigió mentalmente, casi encogiéndose de hombros como un niño que no da un carajo. Mostraba aquello ante sus colegas, esa indiferencia temeraria, pero la verdad era que, como de costumbre, estaba dispuesto a reventarse los puños en pos de su hermano, ¿patético? Sí, mucho, ya no eran esos chiquillos resentidos con su padre y con su hermano, y aun así, Severus sentía ese deber para con Tiberius casi como un instinto animal que no se puede combatir. Peor aún, que no le interesaba combatir.
Lo que vino después definitivamente fue más divertido, la tortura a Evangeline por su insolencia, la mujerzuelas –para su desgracia, Marishka, su creación y Xrisí… lo que fuese de él, incluidas- peleándose por su hermano, por congraciarse con él, Christos angustiado por su ama, todo pasó rápido e intentó con verdadero anhelo no perderse un detalle, Dauphine catalogó aquello de un drama innecesario, pero al contrario, Lucian lo sintió como un circo más que divertido, finalmente su voz sonó aunque no para hablar precisamente, rio descaradamente, una carcajada desparpajada de sincero gozo, le parecía tan absurdo y tan entretenido que le fue inevitable; pronto fue silenciado por esa perra pelirroja que se abalanzó contra el rey. Todos podían jactarse en su maquillada hipocresía de ser los más fieles a su líder, pero Lucian, sin jactancia, sabía que esa posición era suya y al contrario, en lugar de darle orgullo y satisfacción, le producía una vergüenza tremenda, como el niño que no puede separarse de las faldas de su madre, así él no podía deslindarse de la sombra de su hermano, o hermanos, que para el caso era lo mismo. Se movió entonces, separó la espalda del muro y fue a hacer lo que siempre hacía, luchar junto a su hermano, o bajo su yugo en todo caso pero se detuvo ante la nueva presencia, el decrépito Hannes aparecía por fin y Lucian se sintió ligeramente menos miserable al comparar sus situaciones, mientras él era ejecutor, verdugo y sayón de Mikhail, ese vampiro anciano mandaba a su mujer a hacer el trabajo sucio, eso era más triste aun.
El pensamiento pronto perdió importancia al oler sangre, pero no cualquier sangre. Su sangre y entonces no lo pensó dos veces, haciendo uso de sus habilidades estuvo junto a Amber en un pestañeo y miró a Chistos con una furia que podía incendiar la habitación si se lo proponía. El papel del menor de los Argeneau era el de cancerbero, y como tal, podía mantener cierta compostura ante ciertas situaciones, pero no podía negar lo que era, un ser visceral y arrojado, casi como si su corazón siguiera bombeando sangre pero esta sólo irrigara colérico odio. Tomó al vampiro silencioso (¿era mudo? Lucian jamás había escuchado su voz, pero en realidad no le importaba) por la muñeca y lo arrojó lejos, no se fijó si caía al suelo, si golpeaba con una pared o simplemente retrocedía unos pasos. Amser llegaba como de costumbre, oportuno y aparatoso, su presencia misma parecía siempre en ese tenor: lugar justo en el momento justo.
-¿Te has divertido lo suficiente ya? –se giró para ver a su hermano, que tampoco estaba en condiciones favorables, pero no era tan tonto como para dejarse vencer por más sorpresivo que fuese el ataque; finalmente hablaba y era una de esas rarísimas, pero no imposibles veces que le cuestionaba algo tan directo. El interruptor fue ella, Xrisí como siempre, de haber sido de otro modo, que la vampiresa no estuviese sangrando, Lucian se hubiese mantenido en su sitio, brazos cruzados, mirada de escrutinio, sonrisa burlona, divirtiéndose mientras los demás se arrancaban la cabeza. Que en el pasado ya le hubiese hablado de ese modo no significaba que Mikhail le respondiera, claro estaba, pero en sus años juntos, jamás le había proferido un castigo a él aun cuando le hablara con insolencia-. Detén el espectáculo, compórtate como el puñetero rey que eres.
De algún modo aun eran los hermanos que se hacían compañía y guardaban odio por Darius como urracas guardan anillos de oro, por más dañados que ambos estuvieran.
Lo que vino después definitivamente fue más divertido, la tortura a Evangeline por su insolencia, la mujerzuelas –para su desgracia, Marishka, su creación y Xrisí… lo que fuese de él, incluidas- peleándose por su hermano, por congraciarse con él, Christos angustiado por su ama, todo pasó rápido e intentó con verdadero anhelo no perderse un detalle, Dauphine catalogó aquello de un drama innecesario, pero al contrario, Lucian lo sintió como un circo más que divertido, finalmente su voz sonó aunque no para hablar precisamente, rio descaradamente, una carcajada desparpajada de sincero gozo, le parecía tan absurdo y tan entretenido que le fue inevitable; pronto fue silenciado por esa perra pelirroja que se abalanzó contra el rey. Todos podían jactarse en su maquillada hipocresía de ser los más fieles a su líder, pero Lucian, sin jactancia, sabía que esa posición era suya y al contrario, en lugar de darle orgullo y satisfacción, le producía una vergüenza tremenda, como el niño que no puede separarse de las faldas de su madre, así él no podía deslindarse de la sombra de su hermano, o hermanos, que para el caso era lo mismo. Se movió entonces, separó la espalda del muro y fue a hacer lo que siempre hacía, luchar junto a su hermano, o bajo su yugo en todo caso pero se detuvo ante la nueva presencia, el decrépito Hannes aparecía por fin y Lucian se sintió ligeramente menos miserable al comparar sus situaciones, mientras él era ejecutor, verdugo y sayón de Mikhail, ese vampiro anciano mandaba a su mujer a hacer el trabajo sucio, eso era más triste aun.
El pensamiento pronto perdió importancia al oler sangre, pero no cualquier sangre. Su sangre y entonces no lo pensó dos veces, haciendo uso de sus habilidades estuvo junto a Amber en un pestañeo y miró a Chistos con una furia que podía incendiar la habitación si se lo proponía. El papel del menor de los Argeneau era el de cancerbero, y como tal, podía mantener cierta compostura ante ciertas situaciones, pero no podía negar lo que era, un ser visceral y arrojado, casi como si su corazón siguiera bombeando sangre pero esta sólo irrigara colérico odio. Tomó al vampiro silencioso (¿era mudo? Lucian jamás había escuchado su voz, pero en realidad no le importaba) por la muñeca y lo arrojó lejos, no se fijó si caía al suelo, si golpeaba con una pared o simplemente retrocedía unos pasos. Amser llegaba como de costumbre, oportuno y aparatoso, su presencia misma parecía siempre en ese tenor: lugar justo en el momento justo.
-¿Te has divertido lo suficiente ya? –se giró para ver a su hermano, que tampoco estaba en condiciones favorables, pero no era tan tonto como para dejarse vencer por más sorpresivo que fuese el ataque; finalmente hablaba y era una de esas rarísimas, pero no imposibles veces que le cuestionaba algo tan directo. El interruptor fue ella, Xrisí como siempre, de haber sido de otro modo, que la vampiresa no estuviese sangrando, Lucian se hubiese mantenido en su sitio, brazos cruzados, mirada de escrutinio, sonrisa burlona, divirtiéndose mientras los demás se arrancaban la cabeza. Que en el pasado ya le hubiese hablado de ese modo no significaba que Mikhail le respondiera, claro estaba, pero en sus años juntos, jamás le había proferido un castigo a él aun cuando le hablara con insolencia-. Detén el espectáculo, compórtate como el puñetero rey que eres.
De algún modo aun eran los hermanos que se hacían compañía y guardaban odio por Darius como urracas guardan anillos de oro, por más dañados que ambos estuvieran.
Invitado- Invitado
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» "El tablero está listo, las fichas se mueven." [Rol privado] [Jorani Bellout]
» El Primero {Privado} Flashback
» eres el primero que conozco //Privado//
» Los contactos mueven al mundo.
» Una vida se fragua mediante pequeñas piezas que se mueven ajenas entre sí con un único propósito.
» El Primero {Privado} Flashback
» eres el primero que conozco //Privado//
» Los contactos mueven al mundo.
» Una vida se fragua mediante pequeñas piezas que se mueven ajenas entre sí con un único propósito.
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour