El fantasma de las dunas {Dean Gallaguer}

Dean Gallaguer

- Sentidos aumentados: Aumento de percepción en los sentidos de la vista, el olfato, el gusto, el tacto y la audición.
- Agilidad y reflejos sobrehumanos: Habilidad para moverse con más soltura por un sitio, utilizando brazos y piernas reaccionando mas rápido que un humano normal.
- Memoria sobrehumana: Capacidad para no olvidar ningún escrito, imagen, sonido, etc., asumidos anteriormente. También puede llamársele Mnemonismo. La diferencia entre la 1era es que se puede recordar todo lo percibido a voluntad, el mnemonismo no permite olvidar y no muestra un control sobre la memoria.
- Sanación acelerada: Habilidad para curar rápidamente de cualquier lesión. El tiempo de recuperación varía según el personaje. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.
- Visión Compartida y Visión Remota: Es la habilidad de poder ver a través de los ojos de los demás o en otros casos, hacer que los demás puedan ver lo que estamos viendo en ese momento.
En Egipto, aquel lugar exótico y lejano que todos hemos soñado en visitar alguna vez, nació Dean, pero para comprender su situación deberíamos viajar unos cuatrocientos años atrás antes de su nacimiento. Así, sobre el año mil trescientos cincuenta, apareció en esta ciudad de dioses antiguos y numerosos llegó el tatarabuelo de nuestro protagonista en un barco que buscaba nuevas oportunidades en el exotismo del lugar.

Alean Gallagan, un hombre lobo joven y decidido, llegó con muchas ideas e iniciativa pero poco dinero, lo que provocó que con grandes deudas fuera abandonado en mitad del desierto. El sol era castigador y resecaba la piel, el alma y las esperanzas, lo que le hacían pensar que nunca encontraría de nuevo la civilización y moriría en aquel mar interminable de arena que parecía cambiar a cada momento. Pero la suerte quiso que esa noche fuera luna llena y aunque su cuerpo estaba exhausto y maltratado por el astro rey su cuerpo se transformó y el lobo que había en él si sabía sobrevivir en un territorio hostil.

Cuando abrió los ojos parpadeó confuso, había pensado que estaba en mitad del desierto pero ahora estaba bajo una tela colorida que protegía del sol y parecía extraordinariamente rica. Se sentó de golpe, buscando a las personas que le habían rescatado, y de repente encontró frente a su cara un cuenco con agua fresca y otro con leche cremosa y de aspecto delicioso. Las manos femeninas que se lo ofrecían pertenecían a dos jóvenes morenas de piel y con el pelo negro y liso suelto sobre sus hombros pequeños y torneados... en verdad eran hermosas con sus ojos color chocolate y sus largas pestañas negras.

Con los días fue comprendiendo lo que pasaba, estaba en una tribu de las montañas circundantes de el desierto que adoraba a Anubis, el dios con cabeza de chacal y encargado de la muerte. Según parecía su transformación de lobo era muy parecida a la divinidad cuando estaba transformándose o dejando atrás la transformación y pensaron que era un enviado de el dios que veneraban. Así que decidió quedarse con ellos, después de todo no todos los días uno era tratado como un dios y se le entregaban las jóvenes más hermosas. Cuando los años pasaban y él no envejecía al mismo ritmo pensaron que estaba confirmado e hicieron todo lo posible para que se quedara.

Alean tuvo cinco hijos, a uno de los cuales transformó antes de retirarse sabiendo que su declive llegaba y no queriendo que su cuerpo marchito y frágil fuera conocido por sus adoradores. Su hijo Mathiw, ya que se llevaba la tradición de que el padre eligiera su nombre, fue un gobernador digno de su padre y tuvo cuatro hijos, de los cuales transformó a el peor de todos, Dorian, por ser el hijo de su favorita entre las mujeres de la aldea.

Así llegó el reinado del terror de Dorian, demasiado joven e impulsivo no pensaba demasiado en lo que hacía, simplemente tomaba lo que quería cuando lo quería y si no le agradaba algo sacaba su furia animal y castigaba sin piedad. Los hombres de la aldea no podían enfrentarse a él y a medida que iba teniendo niños los iba transformando sin pensarlo, sin ton ni son, sin pensar en el porvenir de los niños a los que infectaba con apenas meses. Algunos morían de las heridas que su padre les infringía y los que salían adelante eran sorprendentemente fuertes, mucho más que su enloquecido padre. Este, en un momento de lucidez, se dio cuenta de que sus hijos podían revelarse y volverse contra él, así que empezó a matarlos uno a uno sin piedad ni condición.

Así fue como Jashira, la hija de uno de los modestos cultivadores de la tribu, entró en la madurez. Era una mujer hermosa, tenía grandes ojos verdes, ya que su madre había sido una de esas inglesas que venían a inspeccionar lo desconocido y al final se quedó con el padre de esta. Por desgracia su madre había muerto al nacer ella y no la había enseñado a ser femenina, pero su cuerpo hermoso y bien delineado, alto y delgado, era la tentación para cualquier hombre. Tenía la piel dorada y el pelo castaña y rizado le caía hasta casi la cintura y su sonrisa mostraba unos hoyuelos adorables que pedían ser besados. Efectivamente calló en las garras de Dorian que después de quedarla embarazada, en un acto que fácilmente podríamos llamarlo violación, decretó que su nuevo hijo se llamaría Dean y que sería convertido nada más nacer como los demás.

Cuando nueve meses después Jashira tuvo a su pequeño hijo supo que no podía dejar que Dorian, por muy divinidad que fuera, lo matara. Medio muerta después de un parto difícil no pudo evitar que fuera llevado ante él y que recibiera una gran mordida en su abdomen que fácilmente podría haberle matado. Cuando fue puesto sobre sus brazos lo acunó con amor y lloró por él durante las siguientes tres noches en las que temió que no saliera del trance de la transformación... pero era un niño fuerte así que salió adelante y con unos grandes ojos azules como los de su madre.

Sabía que él no podía quedarse allí, así que antes de que el tirano pudiera verlo como una amenaza Dean fue enviado a una de las tribus cercanas donde vivía su tía, la hermana de Jashira que se había casado con un trashumante que siempre estaba viajando que al que no le importaría tener un pequeño bebé en casa.

El niño pronto demostró sus dones y aunque crecía más despacio que los demás era independiente, fuerte y muy inteligente, cuando habían pasado veinticuatro años y aún parecía un chiquillo, casi un niño, Dean volvió a su tribu de origen para liberar a su madre. Durante todos esos años había podido ver los maltratos de su padre sobre su madre que tan solo bajaba la cabeza y dejaba que él hiciera lo que quisiera a cambio de que no lo buscaran a él. Desgraciadamente no era rival todavía para su padre, más mayor y con el cuerpo totalmente desarrollado, no como un adolescente enclenque que era él.

Fue abandonado en el desierto medio muerto, tenía grandes heridas sangrantes, barias costillas rotas y un brazo también. En algún momento perdió el conocimiento, pero al abrir sus ojos no estaba en la arena, sino en una cueva iluminada por una pequeña fogata. A su alrededor el grupo de ladrones y soldados que le había recogido le miraron asombrado por haber sanado a esa velocidad. Dean les contó su historia cansado de cargar con aquello él solo, contaba que podía recordar todo desde que nació, incluso las lágrimas en el joven rostro de su madre durante esos tres días que estuvo entre la vida y la muerte y ellos se ofrecieron a entrenarlo.

Desde ese momento él se encargó solo de ser fuerte y entrenar, día y noche, noche y día, cuando se transformaba en lobo desaparecía en la noche y volvía agotado. Las noches en las que era capaz de controlarse, al cabo de tres años ya era capaz de hacerlo siempre que no fuera luna llena, y se convirtió en ladrón para pagar el alojamiento, la comida y el entrenamiento que le habían entregado esos hombres que para todos eran una lacra pero para él habían sido su salvación. Así, al cabo de unos doce años él era conocido como el fantasma de las dunas, conocido por sus ojos azules y su rapidez y fuerza... todo aquel que se enfrentaba a él sabía que perdía la vida o el oro así que simplemente se lo entregaban al reconocerlo.

Una vez se sintió preparado Dean volvió a enfrentarse a su padre y se dio cuenta de que nadie se había opuesto a él desde que se marchó, porque además de la edad, que no pasaba en vano para cualquiera, se había vuelto más mucho más descuidado y lento. Nadie le había ganado, su ego estaba alto, pero no sabía que el entrenamiento continuo, la agilidad y la edad mucho más joven que la suya le permitieron conseguir arrancar la cabeza de los hombros del que había sido su padre sin demasiado problema.

Las tres semanas siguientes las pasó con su ya anciana madre que lloraba cada vez que lo miraba de alegría, sabía que no podía quedarse a ver como su amada madre moría así que una noche se sentó con ella y cortó su pelo medianamente largo para entregárselo a ella y que lo tuviera siempre presente en el tiempo en el que durara su vida. A la mañana siguiente miró los ojos tan iguales a los suyos de su madre y dejó al último hijo de Dorian en manos de los ancianos para que le enseñaran bien, con un beso en la frente de su anciana madre se marchó para no volver.

Durante un tiempo bagó por las ciudades de la costa de África, pero allí donde iba era reconocido como el ladrón que había sido así que lo dejó todo de lado y se montó en el primer barco que viajaba hacia Europa. Viajó a pie por Italia aprendiendo el idioma con facilidad gracias a su memoria sobrehumana y cuando llegó a Francia le pasó lo mismo, antes de llegar a París ya sabía Francés aunque su acento seguía siendo de su tierra y no quería perderlo. Recorrió sus calles durante un día y supo, sin saber bien el porque, que su lugar estaba en aquel sitio.

Ya esta, gracias por la espera