AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La mágica Moscú, poco antes de la marcha...(LIBRE)
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La mágica Moscú, poco antes de la marcha...(LIBRE)
Era de día, media mañana, en la bella y fría Moscú. Las calles estaban atestadas de gente a aquellas horas. En sus carruajes, hablando entre ellos...y había un montón de cosas más que podían verse.
Pero eso a Dayana le importaba muy poco. Iba a marcharse dentro de muy poco para regresar a Francia...y tenía la intención de disfrutar al máximo de sus últimos días allí. Aunque en el fondo estaba deseando marcharse de allí. Por un tiempo quizá. Probablemente dentro de varios años desease regresar a Rusia, no le extrañaría para nada...pero en aquel momento lo único que quería era regresar a Francia, al lugar en el que se había criado.
Así que aquel iba caminaba por las calles de Moscú con un elegante vestido blanco, el cabello recogido en tirabuzones y buscando algún lugar en dónde pudiese disfrutar de lo más maravilloso de Rusia antes de su marcha.
La joven pelirroja se frotó las manos, hecho que hacía casi de modo inconsciente, puesto que andaba más que acostumbrada al frío de Rusia y se metió en uno de los restaurantes más finos de Moscú. Bebería un poco de vino. Eso le daría un rato de tranquilidad para pensar y contemplar lo que había fuera. El vino de Moscú era algo que tardaría también en olvidar.
Así que se metió en un restaurante que conocía bien y pidió un vaso de vino, sin consumir nada.
Se sentó, preocupándole muy poco que la viesen sola. Siempre terminaba viniendo alguien, ya fuera alguno de los amigos que frecuentaban el lugar o... algún conocido quizás.
Pero eso a Dayana le importaba muy poco. Iba a marcharse dentro de muy poco para regresar a Francia...y tenía la intención de disfrutar al máximo de sus últimos días allí. Aunque en el fondo estaba deseando marcharse de allí. Por un tiempo quizá. Probablemente dentro de varios años desease regresar a Rusia, no le extrañaría para nada...pero en aquel momento lo único que quería era regresar a Francia, al lugar en el que se había criado.
Así que aquel iba caminaba por las calles de Moscú con un elegante vestido blanco, el cabello recogido en tirabuzones y buscando algún lugar en dónde pudiese disfrutar de lo más maravilloso de Rusia antes de su marcha.
La joven pelirroja se frotó las manos, hecho que hacía casi de modo inconsciente, puesto que andaba más que acostumbrada al frío de Rusia y se metió en uno de los restaurantes más finos de Moscú. Bebería un poco de vino. Eso le daría un rato de tranquilidad para pensar y contemplar lo que había fuera. El vino de Moscú era algo que tardaría también en olvidar.
Así que se metió en un restaurante que conocía bien y pidió un vaso de vino, sin consumir nada.
Se sentó, preocupándole muy poco que la viesen sola. Siempre terminaba viniendo alguien, ya fuera alguno de los amigos que frecuentaban el lugar o... algún conocido quizás.
Dayana Di Villa- Hechicero Clase Alta
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Re: La mágica Moscú, poco antes de la marcha...(LIBRE)
¿Ya sabían lo que provocaba en el Rusia ?. Tranquilidad, paz, alegría. Todos aquellos sentimientos que en una persona pueden aflorar cuando está en su tierra natal. Aunque llevaba una semana en el lugar sentía que llevaba menos de una hora explorando los lugares, nunca se cansaría de las edificaciones, de su hermoso paisaje, de su gente, de su comida… ¡de todo lo que tenía que ver con su país!.
El animal que lo acompañaba era un hermoso lobo siberiano que se mantenía cerca de él, parecía que no se apartaría de su lado aunque no estuviera sujetado con una correa, aquel animal tenia la inteligencia suficiente como para saber que debía mantenerse junto a su amo, protegerlo y cuidarlo ante cualquier peligro que se le afrontase. El frio ya no afectaba a ninguno de los dos, estaban tan acostumbrados al viento helado del norte que podrían tener apenas un abrigo de piel y unos guantes de cuero que le servían para que sus manos no se entumecieran.
L a elegancia de su porte capto totalmente la atención de todos en aquel restaurante, además junto a aquel majestuoso animal, parecían ser un cuadro exquisito siendo pintado en ese mismo momentos, apenas unos segundos duro parado en el umbral de la puerta, rápidamente uno de los meseros se apresuro a recibir su abrigo para dejarlo libre y invitarlo a pasar a uno de los asientos cerca de la chimenea, el can paso con él, no permitiría que lo llevaran a otro lugar, el animal aprovecho a acercarse al fuego de la chimenea y echarse en ese lugar mientras esperaba que su amo se sentara en algún lugar de su gusto.
Tropezó con una pelirroja que tenía un vestido blanco, tan blanco como los copos de nieve que adornaban algunos lugares del país, le sujeto suavemente del brazo para sonreír dulcemente –Perdone mi torpeza- dijo con una voz aterciopelada-veo que está sola… ¿desea acompañarnos?- pregunto señalando al perro que estaba echado cerca de su mesa. Su rostro giro cuando el camarero lo llamo llamándolo “Conde” Valentín Asintió esperando la respuesta de la joven.
El animal que lo acompañaba era un hermoso lobo siberiano que se mantenía cerca de él, parecía que no se apartaría de su lado aunque no estuviera sujetado con una correa, aquel animal tenia la inteligencia suficiente como para saber que debía mantenerse junto a su amo, protegerlo y cuidarlo ante cualquier peligro que se le afrontase. El frio ya no afectaba a ninguno de los dos, estaban tan acostumbrados al viento helado del norte que podrían tener apenas un abrigo de piel y unos guantes de cuero que le servían para que sus manos no se entumecieran.
L a elegancia de su porte capto totalmente la atención de todos en aquel restaurante, además junto a aquel majestuoso animal, parecían ser un cuadro exquisito siendo pintado en ese mismo momentos, apenas unos segundos duro parado en el umbral de la puerta, rápidamente uno de los meseros se apresuro a recibir su abrigo para dejarlo libre y invitarlo a pasar a uno de los asientos cerca de la chimenea, el can paso con él, no permitiría que lo llevaran a otro lugar, el animal aprovecho a acercarse al fuego de la chimenea y echarse en ese lugar mientras esperaba que su amo se sentara en algún lugar de su gusto.
Tropezó con una pelirroja que tenía un vestido blanco, tan blanco como los copos de nieve que adornaban algunos lugares del país, le sujeto suavemente del brazo para sonreír dulcemente –Perdone mi torpeza- dijo con una voz aterciopelada-veo que está sola… ¿desea acompañarnos?- pregunto señalando al perro que estaba echado cerca de su mesa. Su rostro giro cuando el camarero lo llamo llamándolo “Conde” Valentín Asintió esperando la respuesta de la joven.
Valentin Zukovski- Realeza Rusa
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Re: La mágica Moscú, poco antes de la marcha...(LIBRE)
No pasó mucho rato antes de que Dayana sintiera deseos de levantarse un momento, para salir afuera y contemplar la nieve que caía. En Rusia solía caer la nieve muy a menudo, aunque en aquella época del año normalmente caían copos de nieve muy finos...que parecían trocitos de nubes caídos directamente del cielo... ¡ah, era algo tan poético! Y tan frío, cuando tocabas la nieve con tus propias manos. Y cuando dejabas que se derritiese en tu mano para convertirse en agua.
Pero entonces se tropezó con alguien que la sujetó del brazo para evitar que se cayera y que se apresuró a disculparse. La joven pelirroja dio un pequeño respingo y sonrió delicadamente, como si también estuviera disculpándose.
Entonces alzó la cabeza y le miró a los ojos. Luego escuchó como alguien, más concretamente el camarero, le decía "conde" al caballero que la acababa de sujetar. Conde... ¡conde! La joven le miró sorprendida, luego sonrió. Era alguien de la realeza... ¡en un lugar como aquel! Bueno, tampoco podría decirse que muchos se pudiesen permitir entrar en aquel restaurante precisamente... aunque la elegancia y el porte de aquel caballero delataban claramente su condición a ojos de los demás, como cuando ella misma reconocía a alguna criatura sobrenatural.
Pero aquel caballero no era ninguna criatura sobrenatural. Formaba parte de la realeza del lugar. Eso sí...en aquellos momentos no recordaba el nombre del caballero.
Sonrió algo divertida cuando mencionó lo último, refiriéndose también al perro, que estaba echado junto a la chimenea, probablemente a la espera de que su amo lo llamase.
-No se preocupe, monsieur...-respondió la joven haciendo una leve reverencia. Algo así como una pequeña presentación.-Será un placer acompañaros-dijo después.-el vino de aquí es algo digno de recordar...¡digno de recordar!-esto último lo dijo con cierta melancolía.
Pero entonces se tropezó con alguien que la sujetó del brazo para evitar que se cayera y que se apresuró a disculparse. La joven pelirroja dio un pequeño respingo y sonrió delicadamente, como si también estuviera disculpándose.
Entonces alzó la cabeza y le miró a los ojos. Luego escuchó como alguien, más concretamente el camarero, le decía "conde" al caballero que la acababa de sujetar. Conde... ¡conde! La joven le miró sorprendida, luego sonrió. Era alguien de la realeza... ¡en un lugar como aquel! Bueno, tampoco podría decirse que muchos se pudiesen permitir entrar en aquel restaurante precisamente... aunque la elegancia y el porte de aquel caballero delataban claramente su condición a ojos de los demás, como cuando ella misma reconocía a alguna criatura sobrenatural.
Pero aquel caballero no era ninguna criatura sobrenatural. Formaba parte de la realeza del lugar. Eso sí...en aquellos momentos no recordaba el nombre del caballero.
Sonrió algo divertida cuando mencionó lo último, refiriéndose también al perro, que estaba echado junto a la chimenea, probablemente a la espera de que su amo lo llamase.
-No se preocupe, monsieur...-respondió la joven haciendo una leve reverencia. Algo así como una pequeña presentación.-Será un placer acompañaros-dijo después.-el vino de aquí es algo digno de recordar...¡digno de recordar!-esto último lo dijo con cierta melancolía.
Dayana Di Villa- Hechicero Clase Alta
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Re: La mágica Moscú, poco antes de la marcha...(LIBRE)
-¿Recordar?- se había sentado en la silla después de haberla sentado a ella de forma caballerosa –tienes razón, siempre que vuelvo a Rusia es como una obligación volver a tomar un poco del vino de este restaurant- rio suavemente mientras el camarero terminaba de llenar las copas. Miro a la chica que parecía algo entristecida, su belleza era opacada por aquel estado de ánimo, el can miro a Valentina mientras este sujetaba la copa para llevarla a sus labios rosados, lo degusto con suavidad, casi como un profesional para luego dejar salir una sonrisa en signo de aprobación, el camarero aun esta cerca para notar si era de su agrado, cuando consiguió lo que deseaba realizo una reverencia para retirarse.
-debo disculparme por mi atrevimiento…- dijo con suavidad. La elegancia en sus movimientos era simplemente envidiable, parecía completamente un caballero de aquellos cuentos de hadas, Valentín odiaba aquellas comparaciones pero no podía hacer nada, era su forma de crianza, debía tratar a una mujer como la flor más hermosa de un jardín, aunque claro a él no le agradara físicamente o de manera reproductora las creaturas féminas-debe sentirse aturdida por haberla obligado a venir conmigo a acompañarme- aunque se disculpaba su sonrisa alegre no se disipaba, si debía estar preocupado o serio, estaba fallando, el era una persona sociable y en cualquier momento estaba alegre, eso era lo divertido y singular de aquel conde, su ánimo nunca se veía afectado.
-Mi nombre es Valentin Zukovski – comento inclinando su cabeza levemente. Señalo al animal que estaba tranquilamente cerca de la chimenea –el es Hull- se quedo mirando a la chica por unos segundos para luego preguntar –usted es…?-
-debo disculparme por mi atrevimiento…- dijo con suavidad. La elegancia en sus movimientos era simplemente envidiable, parecía completamente un caballero de aquellos cuentos de hadas, Valentín odiaba aquellas comparaciones pero no podía hacer nada, era su forma de crianza, debía tratar a una mujer como la flor más hermosa de un jardín, aunque claro a él no le agradara físicamente o de manera reproductora las creaturas féminas-debe sentirse aturdida por haberla obligado a venir conmigo a acompañarme- aunque se disculpaba su sonrisa alegre no se disipaba, si debía estar preocupado o serio, estaba fallando, el era una persona sociable y en cualquier momento estaba alegre, eso era lo divertido y singular de aquel conde, su ánimo nunca se veía afectado.
-Mi nombre es Valentin Zukovski – comento inclinando su cabeza levemente. Señalo al animal que estaba tranquilamente cerca de la chimenea –el es Hull- se quedo mirando a la chica por unos segundos para luego preguntar –usted es…?-
Valentin Zukovski- Realeza Rusa
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Re: La mágica Moscú, poco antes de la marcha...(LIBRE)
Aturdida...sí, ¿Para qué negarlo? La verdad es que se sentía algo aturdida. Algo aturdida, nada más. Pero sí lo suficiente. De todos modos aquello sobre todo había puesto a Dayana de mejor humor. Es un poco...como cuando te levantas por la mañana de mal humor y de repente te ocurre algo bueno. Dayana pensaba que era algo así como eso, más o menos. Pero lo de la marcha no se podía olvidar.
¡Enfín! Tampoco había que preocuparse. Eso no iba a ser para siempre. Así que la pelirroja sonrió y dijo:
-No se preocupe,es un placer-y lo decía con sinceridad, la verdad. Le dio un pequeño traguito a su copa de vino. Estaba delicioso. ¿Cómo podía ser el vino, una cosa tan simple, algo tan tremendamente delicioso! Sin duda el vino debía de ser uno de los pecados capitales. Algo tan bueno no podía estar permitido. Tan exquisito, tan delicado, tan...perfecto. Como el néctar de lo prohibido.
Pero Dayana pensó que quizás debía de tener otro nombre.
-Valentin Zukovski...-musitó la pelirroja, pensativa. Vale, sí, había oído su nombre. Sí que lo había oído. En algún baile, o entre alguno de sus conocidos, aunque era la primera vez que le veía. Porque era de la realeza.
Sí...sin duda aquel iba a ser un buen día.
-Un placer. Mi nombre es Dayana...Dayana Di Villa.
¡Enfín! Tampoco había que preocuparse. Eso no iba a ser para siempre. Así que la pelirroja sonrió y dijo:
-No se preocupe,es un placer-y lo decía con sinceridad, la verdad. Le dio un pequeño traguito a su copa de vino. Estaba delicioso. ¿Cómo podía ser el vino, una cosa tan simple, algo tan tremendamente delicioso! Sin duda el vino debía de ser uno de los pecados capitales. Algo tan bueno no podía estar permitido. Tan exquisito, tan delicado, tan...perfecto. Como el néctar de lo prohibido.
Pero Dayana pensó que quizás debía de tener otro nombre.
-Valentin Zukovski...-musitó la pelirroja, pensativa. Vale, sí, había oído su nombre. Sí que lo había oído. En algún baile, o entre alguno de sus conocidos, aunque era la primera vez que le veía. Porque era de la realeza.
Sí...sin duda aquel iba a ser un buen día.
-Un placer. Mi nombre es Dayana...Dayana Di Villa.
Dayana Di Villa- Hechicero Clase Alta
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Re: La mágica Moscú, poco antes de la marcha...(LIBRE)
-Mucho gusto Dayana- dijo con aquella sonrisa que siempre lo caracterizaba –espero no molestarla… pero el disfrutar una velada en solitario casi nunca es bueno- ladeo su rostro mientras tranquilamente miraba las expresiones de la chica.
Siempre se había caracterizado por ser una persona muy amable, no importaba si era un desconocido, su sonrisa y simpatía eran una de las que parecía nunca olvidarse, no había duda de que era una persona importante, pero pocas veces le daba un interés en aquellas palabras que lo acompañaban. Tal vez la diferencia entre muchos de la realeza era que de alguna forma el sentía que se había ganado aquel puesto, no iba con las estupideces de “una persona con sangre azul…” el era una persona normal y corriente solo que con otro punto Status más elevado.
Dejo salir un suspiro mientras se dejaba tumbar en el respaldo de la silla, sujeto su copa con aquella elegancia que podría embriagar a tantas mujeres y dejo que sus labios se mojaran con vino. Muchas veces decían que su presencia detonaba tantas cosas que las personas no sabían cómo describirlo. ¿Qué era lo que en este momento demostraba? ¿Elegancia? ¿Erotismo? Tal vez solamente los espectadores eran los que podrían decirlo, pero un caballero siempre debía ser de esa forma, mantener la sensualidad ante todo y mucho más cuando se está junto a una dama. Muchos deberían pensar que aquella jovencita pelirroja era una persona afortunada, tal vez su prometida o algo por el estilo, ya que casi nunca se le vía con una mujer, pero claro, las ideas vagas y erróneas le venían y le iban, no le interesaban… los rumores eran simplemente eso, rumores que se desvanecían luego de cierto tiempo.
Siempre se había caracterizado por ser una persona muy amable, no importaba si era un desconocido, su sonrisa y simpatía eran una de las que parecía nunca olvidarse, no había duda de que era una persona importante, pero pocas veces le daba un interés en aquellas palabras que lo acompañaban. Tal vez la diferencia entre muchos de la realeza era que de alguna forma el sentía que se había ganado aquel puesto, no iba con las estupideces de “una persona con sangre azul…” el era una persona normal y corriente solo que con otro punto Status más elevado.
Dejo salir un suspiro mientras se dejaba tumbar en el respaldo de la silla, sujeto su copa con aquella elegancia que podría embriagar a tantas mujeres y dejo que sus labios se mojaran con vino. Muchas veces decían que su presencia detonaba tantas cosas que las personas no sabían cómo describirlo. ¿Qué era lo que en este momento demostraba? ¿Elegancia? ¿Erotismo? Tal vez solamente los espectadores eran los que podrían decirlo, pero un caballero siempre debía ser de esa forma, mantener la sensualidad ante todo y mucho más cuando se está junto a una dama. Muchos deberían pensar que aquella jovencita pelirroja era una persona afortunada, tal vez su prometida o algo por el estilo, ya que casi nunca se le vía con una mujer, pero claro, las ideas vagas y erróneas le venían y le iban, no le interesaban… los rumores eran simplemente eso, rumores que se desvanecían luego de cierto tiempo.
Valentin Zukovski- Realeza Rusa
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Re: La mágica Moscú, poco antes de la marcha...(LIBRE)
Qué educado. Claro que casi todos los miembros de la realeza eran educados. Todos poseían una intachable educación, o al menos eso era lo que mostraban ante el mundo, lo que sus padres les habían enseñado, hasta que luego...Dayana apartó esos pensamientos de su mente. No quería pensar en esas cosas en un momento como aquel. No conocía aún lo suficiente a aquel caballero.
Cierto que tampoco había pensado mal de él...¿es que acaso le parecía tan malo? Ser de una forma ante los demás y mostrar luego el lado oscuro de la vida en la vida privada era algo que a Dayana le resultaba curiosamente fascinante. Contempló con curiosidad al noble caballero, de un humor excelente. ¡Ojalá pudiera leer mentes! Entonces quizás hubiera ahondado un poco en la mente del caballero.
-No, monsieur, no me molesta para nada, créame.-le dijo entonces la pelirroja con una sonrisa. Seguramente en su expresión lo demostraba también, del buen humor en el que estaba en aquel momento. Sus ojos brillaban un poco, cuando hacían siempre que estaba de un humor medianamente bueno...cosa que en Rusia solía ocurrir muy a menudo, porque aquí siempre ocurrían cosas buenas.
-Tiene razón, monsieur. Las veladas se vuelven más interesantes cuando se está en compañía. Bastante más interesantes.A veces te encuentras con sorpresas bastante agradables, o con secretos indescifrables y bastante interesantes-esto último lo dijo casi como si estuviera recitando un curioso poema, o como recordase algo que había oído alguna vez en alguna parte, una cita de algún filósofo o pensador. Dayana recordaba algunas. Contempló con curiosidad al señor Zukovski, que se había sentado con una copa en la mano, en una pose bastante interesante. La dama pelirroja se sentó también y bebió de otra copa, saboreando el vino en su lengua.
Cierto que tampoco había pensado mal de él...¿es que acaso le parecía tan malo? Ser de una forma ante los demás y mostrar luego el lado oscuro de la vida en la vida privada era algo que a Dayana le resultaba curiosamente fascinante. Contempló con curiosidad al noble caballero, de un humor excelente. ¡Ojalá pudiera leer mentes! Entonces quizás hubiera ahondado un poco en la mente del caballero.
-No, monsieur, no me molesta para nada, créame.-le dijo entonces la pelirroja con una sonrisa. Seguramente en su expresión lo demostraba también, del buen humor en el que estaba en aquel momento. Sus ojos brillaban un poco, cuando hacían siempre que estaba de un humor medianamente bueno...cosa que en Rusia solía ocurrir muy a menudo, porque aquí siempre ocurrían cosas buenas.
-Tiene razón, monsieur. Las veladas se vuelven más interesantes cuando se está en compañía. Bastante más interesantes.A veces te encuentras con sorpresas bastante agradables, o con secretos indescifrables y bastante interesantes-esto último lo dijo casi como si estuviera recitando un curioso poema, o como recordase algo que había oído alguna vez en alguna parte, una cita de algún filósofo o pensador. Dayana recordaba algunas. Contempló con curiosidad al señor Zukovski, que se había sentado con una copa en la mano, en una pose bastante interesante. La dama pelirroja se sentó también y bebió de otra copa, saboreando el vino en su lengua.
Dayana Di Villa- Hechicero Clase Alta
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Re: La mágica Moscú, poco antes de la marcha...(LIBRE)
Valentín se quedo por unos momentos mirándola hasta que ella misma logro sacarle una amplia sonrisa, que bueno que no la estaba molestando, sería una pena que él fuera el causante de una discordia. Las palabras de la chica comenzaron a florecer como aquellas flores de los campos que se abren exclusivamente en primavera y que los niños buscan ver y admirar desesperadamente. El era uno de aquellos niños curiosos que comenzaba a interesarle aquellos colores singulares de aquella flor que se veía naciente, más abierta y alegre.
-que lindas palabras.. ¿Acaso usted es una escritora enmascarada en tanta hermosa juventud?- susurro de forma suave mientras un sorbo del mejor licor del restaurant extasiaba su sentido del gusto –Tiene razón, cada persona es un mundo, cada mundo tiene una persona, es importante no limitarse a ver lo cotidiano- dejo la copa en la mesa para sonreír mientras su mirada se centraba en la chica-hay que explorar nuevas almas, escudriñar nuevas historias, descubrir secretos de desconocidos mientras en solamente una plática creas un preciado amigo y compañero de jerga que solamente durara una noche-
El día parecía hermoso, no había algo que pudiera arruinarlo, parecía sacado de un cuento de hadas, aquella nieve cayendo, esperando a algún infante para que este se alegrara con el simple hecho de ver los copos de nieve caer. El era uno de aquellos niños que nunca parecía crecer, pero lo habían hecho y tenía más responsabilidades que los demás, pero por suerte había encontrado un perfecto equilibrio entre aquellas dos ocupaciones. Ahora en estos momentos era un hombre deseando hablar con una hermosa mujer, si fuera cualquier hombre “normal” tal vez estuviera comenzando a enamorarse de ella locamente, por tantas cosas que podría enumerar y que veía en esos momentos como puntos positivos para que la chica conquistara a cualquier hombre, pero él no era cualquier hombre y sus sentimientos iban más allá de lo que ella era en esos momentos
-que lindas palabras.. ¿Acaso usted es una escritora enmascarada en tanta hermosa juventud?- susurro de forma suave mientras un sorbo del mejor licor del restaurant extasiaba su sentido del gusto –Tiene razón, cada persona es un mundo, cada mundo tiene una persona, es importante no limitarse a ver lo cotidiano- dejo la copa en la mesa para sonreír mientras su mirada se centraba en la chica-hay que explorar nuevas almas, escudriñar nuevas historias, descubrir secretos de desconocidos mientras en solamente una plática creas un preciado amigo y compañero de jerga que solamente durara una noche-
El día parecía hermoso, no había algo que pudiera arruinarlo, parecía sacado de un cuento de hadas, aquella nieve cayendo, esperando a algún infante para que este se alegrara con el simple hecho de ver los copos de nieve caer. El era uno de aquellos niños que nunca parecía crecer, pero lo habían hecho y tenía más responsabilidades que los demás, pero por suerte había encontrado un perfecto equilibrio entre aquellas dos ocupaciones. Ahora en estos momentos era un hombre deseando hablar con una hermosa mujer, si fuera cualquier hombre “normal” tal vez estuviera comenzando a enamorarse de ella locamente, por tantas cosas que podría enumerar y que veía en esos momentos como puntos positivos para que la chica conquistara a cualquier hombre, pero él no era cualquier hombre y sus sentimientos iban más allá de lo que ella era en esos momentos
Valentin Zukovski- Realeza Rusa
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