Last Snow [Libre]

por Invitado Miér Jun 20, 2012 10:16 am

Viajaba con una pequeña melodía en su cabeza, era como si una cajita musical estuviera en su cerebro, podía escuchar lo melancólicas que parecían las notas, iba tarareando como era su costumbre, ahora podía gozar de un poco de dinero, solo un poco, se vendía con alguien de la realeza para que jugara con ‘sus cositas’, pero el chico parecía un fenómeno dentro de aquella ciudad, siempre se pintaba los ojos, su apariencia desprolija denotaba lo que era ‘un pobre loco nada más’, pero dentro se encontraba uno de los mejores hechiceros que sabía de ritos satánicos y demás, Elemiah, aquel fantasma tenía mucho sin aparecer, solo era su guardián al cual el pequeño Nill llamaba ‘pareja’, era la soledad, ¿Qué iba a saber Nill de soledad, cuando estaba en un viaje alucinante lleno de opio?, cualquiera que le viera en las calles se alejaba de él.

Jugaba con una pluma de un búho que tenía enfrascado en casa, la ponía en sus ojos y la quitaba repetidas veces hacía lo mismo mientras se ponía de pie interrumpiendo la marcha de la ciudad o eso pensaba él, se reía solo al hacer eso, estaba en plenas alucinaciones como siempre, viendo aquellas mariposas, charlando con aquellas voces que no eran más que espíritus, nadie podía hacerle caso, incluso cuando Elemiah poseía su cuerpo aquello parecía lo mismo de siempre, ‘El pobre chico hermafrodita, bipolar, prostituto y adicto al opio’, la tarde estaba cayendo y Nill sintió la calma que le proporcionaba el sol de aquel atardecer, se veía precioso, único, ladeo el rostro quedándose embelesado con las nubes lejanas que se tintaban de un naranja sobre el gris de aquel invierno.–¡¡Quiero que empiece a nevar!!– Comenzó a gritar, escuchando el sonido de aquella melodía, no, no estaba en su cabeza alguien entre esa gente estaba triste y deseaba que Nill supiera de ello al hacerle llegar dichas notas.

por **Leo Thomas Himmel Draxo** Vie Jun 22, 2012 7:26 pm

Deambulaba por las calles de Paris pensando en todo lo que me había pasado, no hacía mucho tiempo casi morí de una puñalada y ahora mas que nunca, despues de esa experiencia extrañaba muchisimo a mi madre, a Demona y aunque no lo quisiera reconocer también extrañaba a mi padre, a Brann.

Las cosas en casa habían cambiado y por eso estuve huyendo unos años pero ahora quería volver aunque ya nada era como en un principio… A mi mente llegó una nana que me solía cantar mi madre y comencé a recordarla en mi cabeza mientras iba caminando distraido entre las personas.

Debido a mi distracción me golpeé con varias personas que me miraron un poco mal al ver mi ropa un poco sucia y mi mirada triste pero no quería hablar, solo necesitaba seguir paseando ademas la herida de mi vientre volvía a quemar y sabía que eso significaba que se habia infectado pero no me veía capaz de curarla por lo que seguí caminando recordando esos bellos momentos del pasado con la nana como banda sonora.

por Invitado Mar Jul 24, 2012 3:59 am

Se detuvo cuando cayó en el suelo y se golpeo ligeramente la cabeza haciéndole sangrar, por su parte lo encontraba divertido porque podía ver la sangre sobre sus mejillas y no le importaba, la gente se le quedaba viendo y ciertamente el cielo quería llorar frío, comenzó a cantar en un idioma que alguien le había enseñado, entonces, solo sonrío y se levanto cuando se aburrió, las personas le daban miradas de pena que él interpretaba como la felicidad, el opio lo tenía demasiado atontado, entonces lo único que se le ocurrió fue mirar con quien se había golpeado, ¡era como ver un espejo!, se sorprendió que inmediatamente miro a su alrededor y le jalo la nariz al humano desprolijo que estaba ahí –¿Y tú qué? –Le tomo las mejillas y comenzó a mover esa cabeza de melón de un lado para otro, sin soltarle, era el momento, ‘Dos locos se habían juntado’ –Hueles raro –comentó en voz baja, porque sin dudas el nigromante era demasiado raro, extraño con ese maquillaje de carbón alrededor de sus ojos, mirando melancólicamente mientras estaba alborotado de la felicidad como nadie más lo haría.

por **Leo Thomas Himmel Draxo** Miér Ago 01, 2012 10:50 am

Miraba al hombre que comenzaba a tirarme las mejillas, me recordaba mucho a lo que solía hacer mi familia pero cuando dijo lo del olor no pudo evitar soltar una sonrisa triste. Me preocupé al ver como de su cabeza salía algo de sangre y sabía que había sido su culpa por no haber estado pendiente.

-Perdoneme señor, debí mirar por donde andaba… Y bueno, huelo mal porque no he podido bañarme en unos días ademas tengo una hería infectada.-le contesté, no quería mentir, si queria mandarme al calabozo con los guardias lo haría aunque solo quería ver a mi madre por ultima vez ya lo demas no me importaba como se desarrolara…

Era extraño, el hombre con el que se chocó tenía los ojos pintados, cosa que solo había visto en el teatro un par de veces y en el circo, acaso era un gitano, un actor?.-Señor sois actor o gitano?

por Invitado Sáb Sep 08, 2012 10:04 pm

Oh triste Nill que se compadeció de es triste alma, que bien que Eyael no se encontraba ahí para intervenir, ese muchacho le recordaba a él, pero solo empezó a reír una y otra vez. Le tomo de la mano como si fuera un hermano, un conocido o un simple niño –No me refiero al olor que compartimos –El de la suciedad, porque el mismo no lo tenía…-Me refiero a que hueles como un animal, como una cosa salvaje que hay en tu interior, así como las hay en mi cabeza, las voces ¿puedes escucharlas?...-Se detuvo y cerro los ojos alzando un poco la barbilla y dejando que los gritos producto del opio se destaran en su cabeza.

-Yo tengo una casa cerca del lago, puedes bañarte conmigo y con Kaisers, pero él es un poco tímido –Se refería a su mascota, pero ¿Quién lo iba a saber?, se lo llevo, no es que el brujo fuera solidario, solo hacía las cosas sin pensar, su mirada fue algo filosa después de ello.-Yo curare y lameré la sangre de tu herida… -Comenzó a cantar, canto algo que ni el mismo podía comprender, acerca de aquellos aberrantes animales en su cabeza, acerca de su sexo, un hermafrodita… Ni mujer, ni hombre, solo una maravilla más. Hasta que escucho aquella pregunta, solo movió su mano de su compañero balanceándola de arriba abajo con exageración. –No, no, no… Mis ojos son así porque así me gustan y no soy mas que una prostituta-se empezó a reír suave, aunque en su totalidad era hombre.

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