Red snow [Privado]

por **Axel Meier** Dom Nov 30, 2014 11:28 pm

Recordaba el olor a sangre sobre sus ropas, la forma cruel en la que los demás inquisidores torturaban al vampiro y a él solo sintiendo esa especie de mareo y las ganas de vomitar se hacían mas intensas aunque hubiese participado en la masacre la verdad es que estaba demasiado asqueado y para qué no decirlo, arrepentido, tanto que se había alejado de la escena solo recordaba como su cuerpo se hacía mas pesado bajo la tormenta de nieve y simplemente se aferró a lo que pudo mientras vomitaba sobre el manto blanco bajo sus pies avanzó un par de centímetros mas mientras se limpiaba con la gabardina y su vista se nublaba dejando solo un bello recuerdo, esa tormenta de nieve y el frío que le calaba hasta los huesos.

Pero de pronto su cuerpo se sentía en calor y estaba tan cómodo que una parte de él se negaba a despertar pero fue mas la curiosidad que otra cosa lo que le hizo reaccionar se despertó y lo único que pudo ver fue una habitación y no estaba en condiciones de describirla pues ahora se veía de pies a cabeza con ropas mas ligeras y la punzada de dolor llegó a su cabeza taladrando sus sentidos y el ‘dónde estoy’ llego a su cabeza examinándose y recordando las anteriores escenas.

Quien lo viese pensaría que era un inquisidor débil o novato y lo cierto es que no era así al menos lo de novato pero arrojar las tripas en medio de la calle. ¿Quién le había rescatado? Suspiró saliendo de la pequeña cama pero el frío se lo impedía y solo se quedó ahí observando el techo mientras escuchaba unos pasos aproximándose y sin hacer ningún otro movimiento espero.

por **Léa Gillet** Miér Dic 24, 2014 1:50 am

Los niños lo eran todo para Léa, los niños le hacen creer que en este mundo repleto de porquería había una luz de esperanza, los niños serían el futuro de Paris, por eso era que ella con anhelo se había convertido en institutriz, esa tarde había decidido salir con los chicos de paseo, después de una larga y tediosa –incluso para ella- clase de matemáticas, la nieva cubría el camino empedrado, el blanco adornaba las cornisas de la ventana, era un espectáculo tan maravilloso de apreciar y tan divertido que los niños aceptaron enseguida.

Habían pasado la mayor parte de la tarde jugando en las afueras con la nieve, pero era momento de volver a su hogar – Con mucho cuidado pequeños, esta algo resbaloso – indicó Léa tomando de la mano a uno de sus estudiantes para que hicieran un pequeño tren, los niños alegres cantaban, no tenían miedo sabían que no los pasaría nada mientras su profesora estuviera cerca.
Sin embargo unas calles más adelante observaron curiosos el cómo un hombre se desvanecía, los niños se asustaron pesando que era un hombre ebrio pero no, no olía a alcohol, fue cuando la joven Gillet se dio cuenta del desmayo del hombre, indico a los jóvenes que regresaran con cuidado a sus hogares mientras ella con ayuda de un cochero lo subía para atenderlo, había recibido un buen golpe, necesitaba ser atendido.

Con cuidado lo llevó hasta aquel hostal donde residía y pidió ayuda para poder recostarlo en su cama, mientras ella hacía algo de té caliente, al menos cuando despertara no se encontraría completamente desorientado y seguramente robado en las calles, Léa regreso hasta la habitación cuando escucho ruidos que provenían de esta, seguramente el hombre había despertado - ¿Se siente mejor? – preguntó.

por **Axel Meier** Miér Ene 07, 2015 8:57 pm

Poco a poco se reincorporo hasta quedar sentado sobre la cama, estaba débil y su cuerpo aun pesaba. Suspiró observando la habitación la cual parecía común y aunque no estuviese en condiciones de atesorar aquello como un recuerdo tuvo que hacerlo. Pero entonces el sonido de los pasos guió su mirada hasta la silueta que poco a poco le era visible; se encontró con ella, una mujer que mas bien parecía sirena, un sueño, una ilusión pero Meier bien sabía que estaba despierto. Su instinto masculino hizo que la observara de pies a cabeza con esa especie de encandilamiento que no podía controlar fue mas bien la voz de aquella mujer lo que lo saco de sus pensamientos que poco a poco caían en una zona ‘peligrosa’ o como la iglesia diría; ‘pecaminosa’.

Sonrío con pena por semejantes ideas. Alzó la vista y observó a los ojos a la mujer. –Disculpe, Madeimoselle, le he causado molestias. –Intentó salir de la cama pero algo se lo impedía, ese dolor en el costado derecho, esa herida vieja la cual se la había curado un joven brujo volvía a darle molestias pero no sabía la razón y por ello no pudo contestar la pregunta de la señorita. Descubrió su torso quitando las sabanas, viendo sangre sobre su sencilla camisa la cual se quitó casi de inmediato y comprobó que aquella herida estaba nuevamente abierta. –Creo que no. –Susurró sintiéndose mareado ante el intenso color carmesí.

Intentó calmarse y rasgo la camisa para hacer un pobre vendaje sin intentar dar paso alguno fuera de la cama, su mirada se concentró en la mujer. –Lamento causarle tantas molestias y ni siquiera me he presentado. Axel Meier, inquisidor de la facción 1 como soldado. Justo ahora herido de gravedad por un vampiro, sé que es repentino pero necesito hilo y aguja… y si puede, sus manos. –Lo había dicho con un tono tonto, era la primera vez que se sentía de esa forma pues la belleza de aquella dama le había cautivado.

por **Léa Gillet** Mar Feb 03, 2015 9:12 pm

[justify]¡Que tonta eres Léa!se dice asi misma cuando mira la herida de donde emana sangre en el costado del inquisidor, pensó que lo había revisado a la perfección, si tanta era la sangre que brotaba podría morir en cualquier segundo y ella no hubiera podido hacer nada para ayudarlo, por mucho que lo intentara.

La joven institutriz corrió hasta la otra habitación buscando hilo y aguja, tiró casi todo a su paso para traer el costurero hasta esa habitación.
– Creo que necesitaremos con que desinfectar la herida – no era medico, pero claro que sabía limpiar una pequeña herida, después de todo los niños se cortaban constantemente y uno como profesora se tenía que hacer cargo de esos pequeños accidentes.

¿Agua? No sería lo suficientemente para limpiar esa herida, ¿alcohol? Ella no bebía, pero si que tenía un poco de aguardiente por algún lugar, busco en cada mueble hasta que lo encontró, no pensaba en nada solo en llevar el material para curar al hombre, ni siquiera había caído en la cuenta de que aquel susodicho le había dicho que había sido herido por un vampiro, eso no podía ser posible o ¿si? Eso solo entra en los cuentos de hadas.

– Ardera un poco – volvió hasta el pie de la cama, humedeciendo un poco de aquella camisa rota y presionarlo contra la herida, era un tanto profunda, tenia que coserla pronto – Mi nombre es Léa Gillet se presentó sin parar de limpiar la herida - ¿Cómo me dijo que se había hecho esa herida? –

por **Axel Meier** Vie Feb 06, 2015 11:51 pm

No se imaginaba en esa situación pero seguramente había sido el movimiento el causante de que la herida se abriese de esa forma. Había sido descuidado, siempre lo era y era por esa razón que no salía demasiado a misiones como aquellas por lo mismo, siempre terminaba así y dándole problemas a otros.

Sacudió la cabeza cuando ella hizo aquella advertencia y sonrío. –Sí, supongo. –Murmuró un poco atemorizado por el hecho de que echaría aquel licor sobre él o lo que fuera que fuera, finalmente era alcohol y aquello le desagradaba pero que mas daba, su ‘vida’ podría estar en riesgo. –No importa. –Susurró mientras le veía fijamente a las manos, la forma en la que detenía el sangrado. Las muecas que había hecho cuando sintió aquel líquido. ¡Vaya que ardía! Pero debía aguantar y no ponerse a llorar como lo haría un niño pequeño. –Mi nombre es Axel Meier. –Jadeó con dificultad apretando un poco los ojos al dirigirse a ella, vaya que dolía y la sangre lo hacía demasiado difícil.

Escuchó su nombre pero no podía concentrarse en nada mas que no fuera el dolor, trato de pensar, de dirigir la mirada hacia otro lado pero solo podía ver su cuello, sus labios, sus ojos y la tela que cubría su escote. Por su última pregunta dudo en repetir aquello y es que se daba cuenta por su aura que simplemente era una humana, sin poderes o algo ‘sobre natural’ así que suspiro al fin podía sentir un ambiente libre de todo aquello. –En batalla con un sujeto. –Desvío la mirada y sonrío. –Vaya que estaba armado, se defendio con garras y colmillos. Unos camaradas y yo hemos resultado heridos pero creo que fui el menos grave. –Movió su mano donde la de la mujer. –Yo la sostengo, usted comience a coser. –Suspiró como lo haría un niño cuando le encargan algo ‘muy’ importante. –Señorita, Gillet, ha sido usted muy amable por ayudarme no sabría cómo agradecerle. –Se recostó tratando de relajarse.

por **Léa Gillet** Sáb Feb 21, 2015 1:02 am

Tranquila Léa tienes que pensar en otra cosa que no sea clavarle la aguja al pobre hombre o no podrás hacerlo intentaba darse ánimos a sí misma, no es que no supiera hacerlo, era una tarea bastante sencilla y que tuvo que aprender no solo en su vida ahora como maestra sino en su vida de adolescente cuando vivía en una granja, donde no faltaba algún herido a cualquier hora del día, lo que realmente le preocupaba era el dolor ajeno, le era muy difícil ver sufrir a alguien más, ahora mismo estaba a punto de llorar de tan solo ver la gran herida en el costado del hombre, pero no podía hacerlo, tenía que ser si no fuerte, al menos intentarlo.

– Nunca entenderé la gran batalla que existe en la raza humana – dijo mientras sostenía la aguja entre sus manos haciendo que el hilo pasara por el pequeño orificio - ¿Es muy necesario luchar entre nosotros y terminar heridos? – pregunto a la par que dejaba tan solo un momento la aguja ya con el hilo sobre sus faldas, solo para sostenerse el cabello en una coleta de tal modo que no estorbara en su labor Es el momento, tranquila Léa puedes hacerlo pensó para sus adentros mirando después a su acompañante de nuevo.

– Dolerá solo un poco – intentó tranquilizarlo apresurándose a coser, la primera puntada fue la más difícil, le temblaba la mano, sin embargo poco a poco encontró el ritmo para no fallar – No tiene nada que agradecer en verdad, cualquier persona con un poco de corazón hubiera hecho lo mismo que yo, además quiero creer que aun hay gente buena en este mundo ¿no lo cree señor Meier? – dio unas ultimas punzadas antes de cortar el hilo con ayuda de las tijeras – Creo que esta listo ¿Cómo se siente ahora? –

por **Axel Meier** Mar Feb 24, 2015 9:36 pm

Meier no podía concentrarse en mucho que no fuese esa herida. La escuchaba pero no podía hacerle entender, quizás solo era una simple humana una de las pocas que no sabía de la existencia de aquellos seres, era un brujo, debió lidiar con esa herida pero sobre todo era humano como aquella mujer. Se absorto en sus pupilas claras y observó la forma en la que se tomaba el largo y ondulado cabello.

Sintió la primera punzada y quiso retorcerse de dolor, el frío de la aguja era extraño y tan penetrante, las ganas de gritar cambiaron cuando se dispuso a hablar. –Es necesaria, desde tiempos inmemoriales han sido así, hay hombres que por ambición matan a su propia raza o la traicionan al grado de convertirse en verdaderos monstros y debemos protegernos de ellos. –Su dolor aminoro mientras iba hablando, se había acostumbrado al fino metal pero aquello había terminado.

Se relajó por completo acomodándose en la cama, estaba algo cansado peor mucho mejor y solo asintió a su pregunta mientras se tranquilizaba. –Tiene usted un tacto maravilloso. –Sonrío y tomo una de sus manos besándola con suavidad. –Muchas gracias señorita, Gillet, esto hubiese sido innecesario pero me alegra. –De alguna forma conocer a alguien ‘puro’ y ajeno a todo lo que él estaba acostumbrado a ver le daba naturalidad a la vida, como debía ser. –Lamento molestarle pero quisiera un poco de agua. –Le guiñó y deslizó su mano áspera sobre esa suave mejilla perlada.

por **Léa Gillet** Miér Mar 11, 2015 10:10 pm

El hombre era un ser complejo y muy difícil de entender para Lea incluso siendo una, no entendía muchas de las cosas que la gente llamaría normal, cosas que eran como eran porque así estaba escrito, en su vida nunca había encontrado algo así como se dice “escrito” más que en los libros, pero incluso en ellos siempre podría haber dos finales.

Las guerras, el poder, la avaricia, la prostitución, no eran así porque alguien lo había decidido, los seres humanos en si decidieron que las cosas funcionaran de aquel modo, con sus propios actos, es decir que no porque el prójimo tuviera algo que tú no, tu vida iba a ser completamente miserable hasta obtener lo mismo e incluso más, ella era simple, tal vez un poco boba a los ojos de mucha gente, ella solo creía en la ingenuidad, en los pequeños actos que cambiarían la vida enseguida de cualquier ser humano, por eso es que amaba a los niños, todos podían tener su propio pensamiento pero uno era capaz de poner su semilla en ellos para enseñarles el camino correcto.

Sonrió satisfecha al notar que el joven se encontraba mucho mejor, antes de levantarse lo hizo sentarse de nuevo para enredar una venda a su alrededor, así los puntos estarían protegidos un poco mejor, se levantó de su asiento para colocar los materiales de curación dentro de la bandeja de agua que había usado antes, se limpió las manos con un trapo de la encimera y se dispuso a ir a la cocina para traer el agua que le había pedido.

Lleno una jarra y tomo junto con ella un vaso para llevarlo hasta su acompañante, lo puso sobre la mesilla y lo extendió ahora lleno al inquisidor – debe tener cuidado de que la herida no se abra por algunos días, por ahora debería descansar un rato, dormir eso siempre viene bien, además parece exhausto – señaló recogiendo los materiales que le habían faltado -¿Desea que le avise a alguien su paradero? Seguro están preocupados por usted –

por **Axel Meier** Lun Abr 06, 2015 11:54 pm

No quería entrar en detalles conforme el bien o el mal ya que entraba en controversia y no deseaba aturdirse mas la cabeza con ello. Se sentía mas aliviado al respecto pero el semblante de ella le había dejado absorto en sus pensamientos y ahora no sabía de qué forma reaccionar. Finalmente a quienes se enfrentaban alguna vez fueron humanos y aquello no justificaba el negocio en el cual se había metido. Era eso, no tenía familia o al menos había renunciado a ella y su vida estaba completamente vacía, no era interesante y en realidad era paralelo a todo, no conocía la tristeza o el amor simplemente en él no anidaba nada pues era terreno infértil hasta donde sabía, ese tedio que alguna vez sienten todo él lo llevaba como condena.

Se quedó viendo como ella acomodaba las cosas y la forma en la que le hablaba como una mujer paciente y demasiado amable para ese mundo. –Tendré cuidado, no se preocupe que a pesar de todo me curare. –Asintió pasando un par de dedos sobre la venda y recostándose. Tenía algo de cansancio mas que sueño pero aun así obedeció. –En realidad solo debería presentar mi nombre al templo que está cerca de aquí y ellos sabrán que estoy bien. –No sabía cómo explicar que se dedicaba en cuerpo y alma a la santa inquisición pero bueno ella debía permanecer en esa burbuja tan lejos del infierno alzándose en el aire lejos muy lejos.

Suspiró y dirigió su mirada a ella. – ¿Le importaría charlar un momento conmigo? Eso podría ‘arrullarme’ –Dijo con una sonrisa llena de pena pues se sentía un chiquillo. –Quizás debería responderme a ¿qué se dedica? –Se encogió de hombros sin dejar de verle.

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