¿Conque tú tampoco respiras? Pues siéntate aquí y cuéntame más (Santana)

por **Enzo Krugman** Lun Jun 25, 2012 4:32 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Era una noche agradable. Una suave brisa veraniega recorría las calles de París, arrastrando con ella las fragancias y olores de las muchas almas que la habitaban. Enzo despertó en su refugio, se lavó el rostro, se afeitó la pelusilla con la que despertaba cada noche y se vistió. Ropas negras y de buena calidad, pero sencillas y austeras. Nunca le había gustado especialmente llamar la atención y ahora que estaba muerto no veía motivo alguno para cambiar de parecer al respecto.

Acicalado, con una sana cantidad de sangre en el cuerpo (se había alimentado la noche anterior) y acompañado de su bastón, Enzo salió de su hogar. Nada más pisar el exterior oteó las calles adyacentes, procurando encontrar cualquier sombra oculta. Tras el reciente incidente en el teatro solía estar bastante atento a sorpresas desagradables y a lo que se escondiera tras las esquinas…

Pero no, no había nadie esperándole. No tenía por qué preocuparse. Así que mientras tarareaba una canción el vampiro dejó que sus pies le guiaran hasta una de los muchos cafés que había en París, donde a aquellas horas los pensadores ilustrados discutirían mil y un ideas sobre cómo mejorarlo todo. Que si el gobierno, que si el reparto de la tierra, que si leyes sobre el comercio… Ilusos. Mentes simples que renegaban de la noche y de las criaturas que vivían en ella. Que huían de verdades aterradoras que les impedirían dormir tranquilos.

Enzo entró en el café, pidió una copa de vino (uno del bueno, claro) y se sentó en una de las esquinas del lugar, oyendo las muchas conversaciones y discusiones que tenían lugar a aquellas horas. Aprendiendo sobre París y sus secretos.

por **Enzo Krugman** Miér Sep 12, 2012 8:40 am

Mil perdones por la larga ausencia. He estado más tiempo del que pensaba fuera de servicio T_T. Espero que sigas con ganas de rolear conmigo =D
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Aquello último le cogió un poco por sorpresa. ¿No bebía de nadie si no iba a morir? ¿Le agradaban los humanos? Bueno, esto último lo comprendía, a él también. Sobre todo las humanas. Lo que no entendía era aquél extraño reparo, al fin y al cabo no se trataba de matarles; incluso se les podía dar algo a cambio (por eso mismo solía alimentarse de prostitutas o vagabundos) por sus servicios…

Pero bueno, tanto daba. Enzo se encogió de hombros, calló cualquier comentario que pudiera molestarla y continuó avanzando.

-Ya veo… ¿Damos media vuelta entonces? ¿Nos acercamos al hospital?-preguntó sin que sonara reproche alguno en su tono de voz. Si acaso sólo un poco de sorpresa-. ¿O desea buscar algún chico para satisfacer otro tipo de hambres?-ésta vez sí dejo que se notara cierto tono de broma en la voz, pero no ofensivo-. Soy todo oídos mi buena Santana. Y su más humilde siervo.

por **Santana López** Miér Sep 12, 2012 4:44 pm

Pudo notar perfectamente como su comentario le había tomado totalmente desprevenido, era normal, no solía contarle a ningún vampiro algo así porque solían tomarla por blanda o cosas parecidas lo cual estaba totalmente fuera de lugar pues Santana no era la persona más abierta y receptiva del mundo. Simplemente recordaba las veces que había defendido a gente que ella quería de gente que quería aprovecharse de estas y tomar sangre de alguien para luego dejar a esa persona con el recuerdo le hacia creer que se convertía en una de esas gentes que se aprovechaba de los demás.

Si bien era cierto que Santana solía tomar lo que quería de las personas a la hora de comer le resultaba diferente y no podía hacerlo, desde el primer momento. Al principio no tenia más remedio pues su sed era más fuerte que su voluntad, hasta que casi saborea la sangre de una chica que le recordó el amor de su vida, en ese momento se prometió tener control de su sangre y nada más alimentarse cuando fuera necesario.

-Como he dicho antes no tengo ninguna preferencia respecto al sitio donde ir, si bien es cierto nunca viene de más alimentarse debo decir que estoy bastante satisfecha –sonrio esta vez amablemente pues había notado un cierto tono no muy amigable que tomó como consecuencia de la sorpresa- y déjeme decirle que tengo más que cubierta mi otro tipo de hambre…-susurró lentamente alzándose un poco para llegar perfectamente a su oído soltando una pequeña risita.

Suspiró observando la noche abierta, definitivamente Enzo iba a ser un buen conocido. Se sentía bien poder hablar con total libertad aunque todavía siguiera siendo un completo desconocido, hasta el momento solo había quedado con gente cada empezar a hablar de ciertos negocios. Ahora que lo pensaba también podría invertir en algo, seguramente alguien querría abrir un negocio y estudiando las previsiones quién sabe si podría salir ganando.

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