Castillos en el Aire

Hechiceria. Habilidad para hacer que cosas sucedan ya sean a favor o en contra de alguna persona por medio de conjuros, hierbas y pociones.

Ilusión. Capacidad para alterar la relativamente la realidad por medio de alguna ilusión, algo no real para confundir a las personas.

Empatía. Capacidad para percibir los sentimientos de otros mortales.

Familiares
Por parte de madre
Ann Rasool - madre
Betje Rasool - abuela
Ludger Rasool -abuelo
Vandor Rasool - tío
Gerlach Rasool - primo

Por parte de padre
Manfred Van Garderen - padre
Berg Van Garderen - abuelo, difunto
Henrietta Van Garderen - abuela


Amistades
Mejores amigos & protegidos
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Amigos
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Conocidos
-

Amor
Pareja actual
-

Ex-pareja
Nico Zwaan


Amor
Nico Zwaan

Atracción
Nico Zwaan
Gerlach Rasool

Obsesión
Nico Zwaan

Amor/Odio
Gerlach Rasool


Enemistades
Trato hostil
-
Enemigos
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Indiferencia
-

HistoriaEiden nació un 03 de Febrero en el seno de una familia acomodada. Si bien no abundaba la riqueza, se la podía considerar de clase social media. Su linaje provenía de una reconocida saga de brujos de Holanda, duchos en las artes de la hechicería y la herbología. Usaban ambas sapiencias en conjunción, logrando conjuros muy poderosos y temidos. Pero con el paso del tiempo, su fama fue decayendo debido a las calumnias lanzadas por la Inquisición y, sobretodo, por la gravísima caza de brujas ocurrida en tiempos pasados, la cual acabó con la mayor parte de la familia.Poco queda ahora de aquella fama y renombre. Después del duro golpe recibido, los Van Garderen se dedicaron a seguir con su negocio entre las sombras. Aunque gracias a su procedencia, aún poseen parte de la riqueza que sus antecesores fueron legando de generación en generación.Gracias a la posición más o menos buena de la familia, Eiden obtuvo una completa educación en diferentes ramas de la brujería y herbología, pero centrándose sobretodo en el terreno de las ilusiones inducidas. La chica también fue instruida en diversos idiomas para sus futuros viajes y en artes plásticas, esto último por gusto propio de la cultura.A pesar de la dura educación que recibía, Eiden se sentía feliz, le gustaba aprender. Sabía que todos los conocimientos que estaba adquiriendo le servirían en un futuro, ya que desde pequeña tenía una idea muy clara: recorrer distintos países y conocer mundo, con el objetivo de ampliar sus propios aprendizajes sobre hechicería.Cuando alcanzó la mayoría de edad, en cambio, todo era muy distinto para ella. Hacía un par de años había conocido a un chico en su ciudad, un humano bastante apuesto, de ojos azules y pelo caoba, unos tres años mayor de ella. Aquello fue flechazo a primera vista por parte de ambos; con una simple mirada, surgió el amor. No tardaron en comenzar a salir juntos y hacer planes para el futuro. La joven le había contado en numerosas ocasiones que su deseo de toda la vida era viajar por los distintos países y le insistía en que le acompañase. Él en cambio se mostraba reacio, aunque nunca se negó del todo. Pero con el tiempo, cuando llegó la hora de la verdad, el muchacho le dio a elegir a Eiden entre su sueño o él, sentenciando que si tanto decía que le quería, qué mejor manera de demostrárselo. El chico llevaba una vida acomodada y no estaba dispuesto a abandonarla.En ese momento a Eiden se le vino el mundo encima, no podía creer que le estuviese haciendo elegir entre las dos cosas que más quería en su vida. A punto estuvo de abandonar sus sueños, pero entonces, cierta noche tuvo un sueño revelador. En él vio a su abuelo, fallecido recientemente en extrañas circunstancias, el cual le pedía encarecidamente que no abandonase la idea de autorealizarse adquiriendo más conocimientos, y que por el contrario, viajase lo más rápido posible a Francia.Normalmente Eiden no es una chica que se deje llevar por este tipo de cosas, menos si no puede probarlas como algo que realmente ha ocurrido. "¿Un sueño que me dicta a seguir otro sueño?" se preguntaba con cierta ironía. La joven compartió este delirio con su pareja, el cuál solo contestaba de manera fría. Tal era la insistencia de Eiden que el chico terminó estallando en cólera contra ella, diciendo que era una egoísta que sólo pensaba en sí misma y que si tantas ganas tenía de irse, que lo hiciese lo antes posible.Eiden no pudo aguantar más esta situación. Si hasta aquel entonces le tiraba más su amor por el muchacho, la soberbia que le había demostrado aquella tarde terminó rompiendo todos los lazos afectivos.Ya en casa preparó las maletas lo más rápido que pudo, anunció la noticia a su familia y al día siguiente, partió a Francia.El viaje fue largo, muy largo. Por suerte, su economía le permitía al menos pagar los trenes oportunos hasta llegar a su destino: París.¿Quién sabe qué le depararía a la chica ahora...?