AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Tomando aire ~LIBRE~
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Tomando aire ~LIBRE~
Era una noche hermosa, fría debido al tiempo invernal, pero eso no era algo que ella sintiera, le era totalmente indiferente. Había estado mucho tiempo encerrada en su casa y ya estaba harta de ello, necesitaba algo de aire fresco, disfrutar de la naturaleza.
En primer lugar, pensó en ir al bosque, pero luego decidió que sería mucho mejor pasar el tiempo junto a la laguna, debido a que la luna se encontraba en su máxima expresión, enorme y brillante y allí podría verla reflejada en el agua cristalina, además de observarla tranquilamente sin tener los árboles como impedimento.
Se recostó a la orilla de la laguna, sobre el pasto verde y acolchado y se concentró en contemplar el oscuro telón que era el cielo, con la sola iluminación de las estrellas y la luna, como pequeños huecos que permitieran ver alguna otra brillante realidad más allá de la galaxia.
Tomó aire profundamente y dejó que sus pulmones se inundaran de los suaves y agradables aromas de la naturaleza, flores, césped, humedad; entonces una amplia sonrisa se dibujó en su rostro con lentitud. Estar así la hacía realmente feliz, se sentía tan en paz consigo misma y con el mundo.
Tan relajada se encontraba que no notó cuando alguien se acercó hacia ella, lo cual era muy extraño, ya que sus sentidos vampíricos normalmente le permitían escuchar cada mínimo paso que alguien pudiera dar a su alrededor. Pero la verdad que estaba atontada por tanta belleza.
Sintió que alguien se recostaba a su lado y allí abrió los ojos, que había cerrado sin darse cuenta.
Se sobresaltó levemente al ver a una bella mujer imitándola a ella, cómodamente mirando las estrellas.
-¿Hola? -Probó suerte, para ver si ella decidía entablar una conversación, lo cual suponía que si era así, pues si no no se explicaba la presencia de la mujer allí.
En primer lugar, pensó en ir al bosque, pero luego decidió que sería mucho mejor pasar el tiempo junto a la laguna, debido a que la luna se encontraba en su máxima expresión, enorme y brillante y allí podría verla reflejada en el agua cristalina, además de observarla tranquilamente sin tener los árboles como impedimento.
Se recostó a la orilla de la laguna, sobre el pasto verde y acolchado y se concentró en contemplar el oscuro telón que era el cielo, con la sola iluminación de las estrellas y la luna, como pequeños huecos que permitieran ver alguna otra brillante realidad más allá de la galaxia.
Tomó aire profundamente y dejó que sus pulmones se inundaran de los suaves y agradables aromas de la naturaleza, flores, césped, humedad; entonces una amplia sonrisa se dibujó en su rostro con lentitud. Estar así la hacía realmente feliz, se sentía tan en paz consigo misma y con el mundo.
Tan relajada se encontraba que no notó cuando alguien se acercó hacia ella, lo cual era muy extraño, ya que sus sentidos vampíricos normalmente le permitían escuchar cada mínimo paso que alguien pudiera dar a su alrededor. Pero la verdad que estaba atontada por tanta belleza.
Sintió que alguien se recostaba a su lado y allí abrió los ojos, que había cerrado sin darse cuenta.
Se sobresaltó levemente al ver a una bella mujer imitándola a ella, cómodamente mirando las estrellas.
-¿Hola? -Probó suerte, para ver si ella decidía entablar una conversación, lo cual suponía que si era así, pues si no no se explicaba la presencia de la mujer allí.
Última edición por Cloé Charbonneau el Mar Sep 29, 2015 9:03 pm, editado 1 vez
Cloé Charbonneau- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/08/2015
Re: Tomando aire ~LIBRE~
Ella mantenía una curiosidad innata en su cuerpo, en su alma y en la rebeldía que siempre la acompañaba. Una mujer humana, pero singular como ninguna otra. Una periodista que daba su vida por descubrir misterios y por hacer quedar mal a todos aquellos grandes maestres de clase alta que se pensaban que siempre estarían cubiertos por sus grandes kilos de dinero aun cuando le hacían mucho daño a toda la sociedad. No, ahí estaba “B.B” para descubrirlos. Brigitte había nacido del barro, pues no conocía eso llamado padres, claro que había tenido muchos hermanos en el orfanato y a lo largo de su vida había decidido que ayudaría a cambiar el mundo. Bueno, en realidad ella pensaba en más pequeño, ella quería hacer la diferencia en donde sea que estuviese. Porque era inteligente, lo suficiente para no creer algo tan banal como que podría llegar a cambiar el mundo entero, ¡éste apenas se estaba descubriendo después de todo! No obstante las expectativas de la muchacha eran muchas. Y por eso no se dejaba vencer.
Esa noche, como muchas otras, estaba con su vestido ligero, con una capa lo suficientemente gruesa para cubrirse del frío, con un gorro y unos guantes negros de cuero firme. Tenía un bolso colgado en su hombro y su útil pluma de fácil uso. Primero rodeaba las calles, siempre de manera sigilosa, se paseaba por los bares donde un concejal solía recurrir. Era un ebrio que decía mentiras cada vez que abría la boca, no tardaría mucho tiempo hasta que saliera en la primera hoja del diario semanal. La sonrisa de la fémina estaba de lado a lado, anotando y sacando fotos con una pesada máquina que recién empezaba a hacer furor en el ambiente. Brigitte nunca escatimaba, por el contrario, gastaba lo que fuera necesario para hacer su trabajo lo mejor posible. Sus ganancias en éste eran buenas, porque ella lo daba todo y así mismo se había ganado muchos enemigos. Mas nada le importaba, no mientras que fuese algo bueno lo que estuviese haciendo. Luego de las fotos comenzó a correr hacía el bosque. Ella tenía una curiosidad por lo paranormal, hacía el trabajo mediático humano con emoción pero su manjar ideal eran los seres extraños que habitaban en los bosques o incluso en las ciudades, a la vista de todos.
Llegó hasta la laguna, en donde el frío empezaba a calarle los dedos y sin poder evitarlo dejó que unos cuantos estornudos salieran de su nariz y garganta. Si había alguien cerca seguro que la escucharía. Había perdido el sigilo y la pena se le notó en las pálidas y rosadas mejillas. — No puedo resfriarme ahora… Hay demasiadas cosas por hacer. — Murmuró para sí mientras que caminaba hacia donde el suave sonido del agua se hacía presente. Necesitaba descansar, parecía que realmente se resfriaría. Maldijo entonces en voz baja, en lo que al levantar la vista se topó con un cuerpo a varios metros. El susto se coló en su cuerpo de un solo golpe y la muchacha saltó en el lugar. No había notado en absoluto aquella presencia. ¿Quién era? ¿Qué hacía a esas horas? — ¿Disculpe? ¿Hola? ¿Le interrumpo? — Consultó simpática y algo emocionada, aunque su rostro comenzaba a tomar un suave color por la temperatura que estaba mareando sus pensares.
Esa noche, como muchas otras, estaba con su vestido ligero, con una capa lo suficientemente gruesa para cubrirse del frío, con un gorro y unos guantes negros de cuero firme. Tenía un bolso colgado en su hombro y su útil pluma de fácil uso. Primero rodeaba las calles, siempre de manera sigilosa, se paseaba por los bares donde un concejal solía recurrir. Era un ebrio que decía mentiras cada vez que abría la boca, no tardaría mucho tiempo hasta que saliera en la primera hoja del diario semanal. La sonrisa de la fémina estaba de lado a lado, anotando y sacando fotos con una pesada máquina que recién empezaba a hacer furor en el ambiente. Brigitte nunca escatimaba, por el contrario, gastaba lo que fuera necesario para hacer su trabajo lo mejor posible. Sus ganancias en éste eran buenas, porque ella lo daba todo y así mismo se había ganado muchos enemigos. Mas nada le importaba, no mientras que fuese algo bueno lo que estuviese haciendo. Luego de las fotos comenzó a correr hacía el bosque. Ella tenía una curiosidad por lo paranormal, hacía el trabajo mediático humano con emoción pero su manjar ideal eran los seres extraños que habitaban en los bosques o incluso en las ciudades, a la vista de todos.
Llegó hasta la laguna, en donde el frío empezaba a calarle los dedos y sin poder evitarlo dejó que unos cuantos estornudos salieran de su nariz y garganta. Si había alguien cerca seguro que la escucharía. Había perdido el sigilo y la pena se le notó en las pálidas y rosadas mejillas. — No puedo resfriarme ahora… Hay demasiadas cosas por hacer. — Murmuró para sí mientras que caminaba hacia donde el suave sonido del agua se hacía presente. Necesitaba descansar, parecía que realmente se resfriaría. Maldijo entonces en voz baja, en lo que al levantar la vista se topó con un cuerpo a varios metros. El susto se coló en su cuerpo de un solo golpe y la muchacha saltó en el lugar. No había notado en absoluto aquella presencia. ¿Quién era? ¿Qué hacía a esas horas? — ¿Disculpe? ¿Hola? ¿Le interrumpo? — Consultó simpática y algo emocionada, aunque su rostro comenzaba a tomar un suave color por la temperatura que estaba mareando sus pensares.
- Hola:
- Hola que tal, permiso, vengo a meterme en tu post libre. ¡Si no quieres me dices y lo borro sin ningún problema! ¡Saludos!
Gaspard A. Bethancourt- Cambiante Clase Baja
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Re: Tomando aire ~LIBRE~
— ¿Disculpe? ¿Hola? ¿Le interrumpo? —Fue la contestación de la chica a su dudoso saludo. Le sonrió ampliamente, pues, por más extraño que pareciera ella había logrado despertar su simpatía rápidamente.
Ahora podía captar el fuerte a olor a humano y se preguntó cómo no lo había notado antes, el aroma de la sangre fresca corriendo por las venas humanas era inconfundible.
Se tomó el tiempo de observarla de arriba abajo antes de contestar, y pudo notar que estaba muy abrigada, porque claro, la joven era humana, el frío debía ser peor de lo que ella pensaba y se alegró de no sentirlo. Aunque también le preocupó un poco el hecho de qué a ella podría parecerle extraño lo desabrigada que se encontraba, con solo una camisa blanca de hombre y unos pantalones, sin contar que estaba descalza, al haber dejado sus zapatos junto a la laguna.
La chica llevaba una pesada cámara colgada del cuello y eso la sorprendió un poco, no mucha gente tenía la posibilidad de tener una, de hecho, ella hace mucho que trataba de conseguirse alguna de esas máquinas, pero no era tan fácil como uno podría pensar.
Esto la llevó a suponer que la muchacha practicaba una profesión en la que hacía uso de ese tipo de aparatos, tal vez era periodista, se dijo. Al ver sus dedos manchados de tinta se dió cuenta de que probablemente había acertado, y no pudo contener una leve risa. Le encantaba deducir cosas, descifrar a las personas.
-Claro que no molesta. -Contestó, aún sonriendo y mirándola descaradamente a los ojos, como estaba acostumbrada a hacer con todo el mundo (Cosa que le había causado problemas en varias ocasiones)- Es libre de sentarse a mi lado si desea. -Le indicó, palmeando el espacio a su lado, y sin esperar a ver si aceptaba continuó hablando- Mi nombre es Cloé Charbonneau ¿Puedo tener el honor de saber el suyo señorita? -Hoy se sentía poética, el ambiente y la situación la inspiraban, así que se presentó muy educadamente con la chica, a pesar de que no estaba acostumbrada a seguir las "normas" de la sociedad.
Ahora podía captar el fuerte a olor a humano y se preguntó cómo no lo había notado antes, el aroma de la sangre fresca corriendo por las venas humanas era inconfundible.
Se tomó el tiempo de observarla de arriba abajo antes de contestar, y pudo notar que estaba muy abrigada, porque claro, la joven era humana, el frío debía ser peor de lo que ella pensaba y se alegró de no sentirlo. Aunque también le preocupó un poco el hecho de qué a ella podría parecerle extraño lo desabrigada que se encontraba, con solo una camisa blanca de hombre y unos pantalones, sin contar que estaba descalza, al haber dejado sus zapatos junto a la laguna.
La chica llevaba una pesada cámara colgada del cuello y eso la sorprendió un poco, no mucha gente tenía la posibilidad de tener una, de hecho, ella hace mucho que trataba de conseguirse alguna de esas máquinas, pero no era tan fácil como uno podría pensar.
Esto la llevó a suponer que la muchacha practicaba una profesión en la que hacía uso de ese tipo de aparatos, tal vez era periodista, se dijo. Al ver sus dedos manchados de tinta se dió cuenta de que probablemente había acertado, y no pudo contener una leve risa. Le encantaba deducir cosas, descifrar a las personas.
-Claro que no molesta. -Contestó, aún sonriendo y mirándola descaradamente a los ojos, como estaba acostumbrada a hacer con todo el mundo (Cosa que le había causado problemas en varias ocasiones)- Es libre de sentarse a mi lado si desea. -Le indicó, palmeando el espacio a su lado, y sin esperar a ver si aceptaba continuó hablando- Mi nombre es Cloé Charbonneau ¿Puedo tener el honor de saber el suyo señorita? -Hoy se sentía poética, el ambiente y la situación la inspiraban, así que se presentó muy educadamente con la chica, a pesar de que no estaba acostumbrada a seguir las "normas" de la sociedad.
- Spoiler:
- Holaa ¡Claro que no me molesta! Gracias por contestar
Cloé Charbonneau- Vampiro Clase Media
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Re: Tomando aire ~LIBRE~
De pronto Brigitte se preguntó si aquel muchacho sería de ese país. ¡Sin duda no! Vestía como si el invierno fuese parte de él mismo. La camisa era tan sencilla que incluso se notaba una piel extremadamente pálida por debajo. A la muchacha le tembló el cuerpo por completo, como si estuviese sintiendo el frío por ambos y en parte dejó que una leve risa saliera de sus labios. ¿Cómo no lo había notado antes? Seguramente se trataba de uno de ellos, sí un ser inmortal que estaba muerto, que no respiraba y que por ende conocía el verdadero silencio, el de la no existencia; esos seres que no tenían en cuenta el tiempo ni el clima, que vivían en su propia realidad y no sentían más que por dentro. B.B abrió sus faroles de un color miel intenso y no tardó demasiado tiempo en aceptar la invitación de ir a su lado. No cabía la menor duda de que ella no destilaba miedo, por el contrario, la astuta muchacha irradiaba curiosidad por todos los poros de su piel. Y se acomodó con el vestido bajo sus posaderas, retirando así la pesada cámara de su cuello, ésta dejaba una marca suave color roja alrededor del cuello de la fémina. Se lo tocó unos momentos y volvió a cubrirse con la chalina que llevaba, suspirando en lo que sus manos, inquietas como siempre, iban en busca de un pañuelo para su nariz. — Oh, qué bueno, me duelen las piernas realmente y creo que he enfermado. ¿Cloé? Ese nombre francés es… Bueno, no tiene importancia. Me llamo Brigitte. Soy una periodista, de un diario autónomo pero popular de la zona. Me especializo en varias áreas pero… Mi favorita es la de misterios. — Indagó con una sonrisa amena, apoyando ambas manos sobre sus rodillas en lo que no despegaba la vista de los orbes ajenos. Sus miradas estaban evidentemente aglutinadas y eso no incomodaba en absoluto de la reportera. Por el contrario, ella pensaba en cómo preguntarle a aquel ser si en realidad estaba vivo. Y entonces entrecerró los parpados, buscando entre su bolso una hoja de papel. — ¿No tienes frío? Está desabrigado. ¿Concurre mucho a éste lugar? Es la primera vez que lo veo y siempre me paseo por los bosques y la laguna, esperando ver, mmm, ¿extrañezas, supongo? —
Brigitte sonreía, mientras que suavemente dejaba viajar el lápiz sobre la hoja, escribiendo el nombre de aquella persona que tenía frente a ella. ¿Acaso estaría bien escrito y entonces sería un nombre de mujer? En realidad la feminista rebelde no era demasiado introspectiva en esos aspectos, no le importaba si quien tenía frente a ella era hombre o mujer pues para ella eran solo personas. Lamentablemente la curiosidad había terminado por socavarla esa vez y cuando algo se le metía en la cabeza le era muy difícil sacarlo.
Brigitte sonreía, mientras que suavemente dejaba viajar el lápiz sobre la hoja, escribiendo el nombre de aquella persona que tenía frente a ella. ¿Acaso estaría bien escrito y entonces sería un nombre de mujer? En realidad la feminista rebelde no era demasiado introspectiva en esos aspectos, no le importaba si quien tenía frente a ella era hombre o mujer pues para ella eran solo personas. Lamentablemente la curiosidad había terminado por socavarla esa vez y cuando algo se le metía en la cabeza le era muy difícil sacarlo.
Gaspard A. Bethancourt- Cambiante Clase Baja
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Re: Tomando aire ~LIBRE~
La joven de pelo corto no logró evitar que su vista se dirigiera por unos segundos a el lugar donde la otra chica tenía su cámara hasta hace un momento. La marca roja en la pálida piel despertó un repentino hambre en ella y se mordió el labio para contenerse, sabía que no debía perder el control así, ya se había alimentado recientemente y además tenía años de experiencia como para actuar cual novicia descontrolada.
Cuando quiso darse cuenta, la joven de llamativos ojos miel ya se encontraba acomodada a su lado. Era intrépida, eso le gustaba.
Por más descolocada que quedara, no pudo evitar lanzar una carcajada al darse cuenta de que, como muchos, ella la había confundido con un hombre. Eso solía pasar a menudo, y la mayoría de las veces no se molestaba en corregir el error, aunque a veces lo hacía solo para tener el placer de ver lo escandalizada que se quedaba la gente al caer en la cuenta de que una "dama" andaba por allí usando vestimentas de "caballero".
Esbozó una sonrisa de satisfacción al comprobar que efectivamente su teoría sobre la profesión de la muchacha era acertada. De hecho, se sorprendió al darse cuenta de que la conocía ¡Si siempre la leía! Era la famosa B.B, amaba su trabajo y se echaba varias risas con sus especulaciones sobre los seres sobrenaturales que habitaban la ciudad. Sobre todo por el hecho de que estaba acertada en casi todas sus teorías y pensamientos, y, por alguna razón, eso a Cloé le causaba gracia.
A pesar de esto, se puso un poco tensa, más alerta. No estaba interesada en salir en los periódicos, y menos que se comentaran de ella cosas como que era un vampiro, definitivamente no quería atención. Hasta ahora le había ido muy bien estando en cubierto, yendo por las sombras y oculta de la mayoría de las personas. A partir de ahora sería más precavida con sus acciones y palabras, se dijo, luego de ver como la periodista sacaba una hoja de papel de su bolso; ella no parecía esforzarse para nada en ocultar sus intenciones.
-Oh, eso es una lástima. -Comentó, haciendo referencia a las dolencias de Brigitte- Espero pueda mejorarse pronto... -Agregó con delicadeza y luego sonrió- Un gusto conocerla Brigitte ¿O debería llamarle B.B? -Se acercó lentamente a ella, colocándose la mano de forma que tapara su boca y susurrando, simulando contarle un secreto- Debo confesarle que soy una gran fan suya. -Soltó, y luego le guiñó un ojo y rió suavemente, a sabiendas de que no solo acababa de revelarle que la conocía si no que también estaba dejando en evidencia que era mujer- Sí, tal vez haya venido demasiado desabrigada, pero bueno, ya estoy acostumbrada, me gusta el frío -Agregó, intentando disimular un poco su verdadera naturaleza, aunque era bastante obvio que la chica ya se había dado cuenta de ello, por lo que podía ver era muy inteligente- Realmente sí, me encanta la naturaleza, y el bosque y la laguna son mis lugares preferidos, probablemente no me haya visto anteriormente porque últimamente no he venido tanto como solía hacerlo antes, he estado algo ocupada. Además de que suelo venir en horarios poco comunes y dudo que una dama como usted ande por allí habitualmente a tan altas horas de la noche, con tantos peligros por ahí sueltos... Aunque según sus artículos y su actual actitud puedo notar que es diferente al resto de las mujeres, no creo que realmente le importen esas cosas.
Casi se golpeó la frente por su estupidez, acababa de cometer una gran imprudencia. En lugar de aplacar la curiosidad de la mujer se dió cuenta de que eso seguramente la iba a poner mucho más ansiosa de conocimiento, había dado demasiada información. Pero no lo podía evitar, Brigitte definitivamente tenía un don para aflojarle la lengua a la gente, era inevitable querer contestar a sus preguntas con sinceridad. Sin duda hacía bien su trabajo.
Cuando quiso darse cuenta, la joven de llamativos ojos miel ya se encontraba acomodada a su lado. Era intrépida, eso le gustaba.
Por más descolocada que quedara, no pudo evitar lanzar una carcajada al darse cuenta de que, como muchos, ella la había confundido con un hombre. Eso solía pasar a menudo, y la mayoría de las veces no se molestaba en corregir el error, aunque a veces lo hacía solo para tener el placer de ver lo escandalizada que se quedaba la gente al caer en la cuenta de que una "dama" andaba por allí usando vestimentas de "caballero".
Esbozó una sonrisa de satisfacción al comprobar que efectivamente su teoría sobre la profesión de la muchacha era acertada. De hecho, se sorprendió al darse cuenta de que la conocía ¡Si siempre la leía! Era la famosa B.B, amaba su trabajo y se echaba varias risas con sus especulaciones sobre los seres sobrenaturales que habitaban la ciudad. Sobre todo por el hecho de que estaba acertada en casi todas sus teorías y pensamientos, y, por alguna razón, eso a Cloé le causaba gracia.
A pesar de esto, se puso un poco tensa, más alerta. No estaba interesada en salir en los periódicos, y menos que se comentaran de ella cosas como que era un vampiro, definitivamente no quería atención. Hasta ahora le había ido muy bien estando en cubierto, yendo por las sombras y oculta de la mayoría de las personas. A partir de ahora sería más precavida con sus acciones y palabras, se dijo, luego de ver como la periodista sacaba una hoja de papel de su bolso; ella no parecía esforzarse para nada en ocultar sus intenciones.
-Oh, eso es una lástima. -Comentó, haciendo referencia a las dolencias de Brigitte- Espero pueda mejorarse pronto... -Agregó con delicadeza y luego sonrió- Un gusto conocerla Brigitte ¿O debería llamarle B.B? -Se acercó lentamente a ella, colocándose la mano de forma que tapara su boca y susurrando, simulando contarle un secreto- Debo confesarle que soy una gran fan suya. -Soltó, y luego le guiñó un ojo y rió suavemente, a sabiendas de que no solo acababa de revelarle que la conocía si no que también estaba dejando en evidencia que era mujer- Sí, tal vez haya venido demasiado desabrigada, pero bueno, ya estoy acostumbrada, me gusta el frío -Agregó, intentando disimular un poco su verdadera naturaleza, aunque era bastante obvio que la chica ya se había dado cuenta de ello, por lo que podía ver era muy inteligente- Realmente sí, me encanta la naturaleza, y el bosque y la laguna son mis lugares preferidos, probablemente no me haya visto anteriormente porque últimamente no he venido tanto como solía hacerlo antes, he estado algo ocupada. Además de que suelo venir en horarios poco comunes y dudo que una dama como usted ande por allí habitualmente a tan altas horas de la noche, con tantos peligros por ahí sueltos... Aunque según sus artículos y su actual actitud puedo notar que es diferente al resto de las mujeres, no creo que realmente le importen esas cosas.
Casi se golpeó la frente por su estupidez, acababa de cometer una gran imprudencia. En lugar de aplacar la curiosidad de la mujer se dió cuenta de que eso seguramente la iba a poner mucho más ansiosa de conocimiento, había dado demasiada información. Pero no lo podía evitar, Brigitte definitivamente tenía un don para aflojarle la lengua a la gente, era inevitable querer contestar a sus preguntas con sinceridad. Sin duda hacía bien su trabajo.
Cloé Charbonneau- Vampiro Clase Media
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Re: Tomando aire ~LIBRE~
Brigitte no entendía por qué la muchacha se reía, en realidad no había dicho ningún chiste y sus ojos grandes como los de un niño curioso se inflaron aún más, avergonzándose un poco. Era repentino, la gente no solía carcajearse frente a ella así como así. Pensó entonces que quizá estaba cometiendo alguna burrada y miró a ambos lados, mordiéndose el labio inferior al no ver ninguna alternativa factible. Esperando entonces que aquella persona le indicara sus razones. Eso no sucedió, al menos no en ese momento pues la conversación se desvió rápidamente ante su identidad… ¡secreta! La joven periodista se mofó con pena por la insinuación del probable vampiro. Sí, evidentemente había dicho de lo que trabajaba y su nombre, mas, ¿cómo había acertado tan profundamente? Astuta y vivaz, B.B supuso que ya no tenía escapatoria, no tenía sentido ir en contra de la corriente o hacerse la desentendida, la de orbes celestes y cristalinos estaba mirándola tan fijamente que sentía que podía perderse dentro y no salir nunca jamás. Así que torció los morros, sonriendo a medias en lo que volvía a acomodarse sobre el césped, pasando los dedos por su amiga metálica, la pesada cámara que estaba a su lado. — ¡Mmg! A-ahhh… Qué coincidencia tan curiosa, tiene fuerza para ser una mujer entonces. — Balbuceó luego de que fue liberada de un mordaz agarre en el habla. ¿Cuántas veces habían intentado atraparla y había sido en vano? Y de repente ahora se había encontrado acorralada por una mano pesada y evidentemente femenina. Su pecho estalló en una subida y bajada que terminó por avergonzarla más de lo que quería. Aun así volvió a sonreírle, arqueando una ceja ante la respuesta por su poco abrigo. El nombre francés de la muchacha delataba su procedencia y del mismo modo su piel lo hacía con su naturaleza. Brigitte tenía a un ser de la noche frente a ella y… ¡había decidido no hacer nada!
— Me resulta asombroso que me reconozca, seguramente mi aroma me ha delatado. Veo que usted se delató un poco también pero, ¡hagamos un trato, Cloé! Mis labios están sellados, los suyos también. Tal parece que he caído en una vil trampa y como una dama no chistaré. — Sonreía la blanquecina joven en lo que sus dedos se paseaban por el pasto. Así que realmente se había encontrado con un inmortal amigable. Eso jamás le había pasado, incluso para sobrevivir, muchas veces había tenido que buscar alternativas bastante difíciles y dolorosas. Esa era quizá la noche más tranquila desde que la profesión la había embriagado. — Oh, no, no me importan esas cosas, ¿crees que debería? Eres mujer, mas tu vestimenta me hizo confundir y eso me enoja mucho, me enoja conmigo misma. ¿Por qué debería sorprenderme algo como eso? Te contaré que mi sueño es que tengamos los mismos derechos que los hombres. Que luchemos hasta que ninguna esposa tenga que caminar atrás de su marido en las calles. ¡Y veme aquí! — Carraspeó con algo de tristeza, toda su vida la había dedicado a estar en igualdad con los hombres y ahora venía a caer en algo tan banal como pensar que una persona por su vestimenta era de un sexo en específico. Negó varias veces, suspirando en lo que un estornudo volvió a asaltarla y cubrió su nariz con el pañuelo que recién había sacado, limpiándose suavemente en lo que alzaba la vista, buscando la mirada de la ahora bien sabida femenina vampiresa. — Ahh… La noche realmente se siente hermosa. Creo que me tomaré el día. Mira — Alzando el papel en donde antes había escrito tal nombre, lo rompió en dos, guardándolo en el bolso que llevaba, apoyando entonces sus pequeñas manos entre sus piernas, jugando con el bollo de tela de moquero. — ¿Qué le gusta de mis artículos? Jamás pude hablar con nadie que me leyera. Las personas a las que les gustan mis escritos se esconden. Porque es algo prohibido o eso dicen. — Alzó los hombros, sin mirar a la fémina a su lado, enfocando entonces la vista en el agua lejana.
— Me resulta asombroso que me reconozca, seguramente mi aroma me ha delatado. Veo que usted se delató un poco también pero, ¡hagamos un trato, Cloé! Mis labios están sellados, los suyos también. Tal parece que he caído en una vil trampa y como una dama no chistaré. — Sonreía la blanquecina joven en lo que sus dedos se paseaban por el pasto. Así que realmente se había encontrado con un inmortal amigable. Eso jamás le había pasado, incluso para sobrevivir, muchas veces había tenido que buscar alternativas bastante difíciles y dolorosas. Esa era quizá la noche más tranquila desde que la profesión la había embriagado. — Oh, no, no me importan esas cosas, ¿crees que debería? Eres mujer, mas tu vestimenta me hizo confundir y eso me enoja mucho, me enoja conmigo misma. ¿Por qué debería sorprenderme algo como eso? Te contaré que mi sueño es que tengamos los mismos derechos que los hombres. Que luchemos hasta que ninguna esposa tenga que caminar atrás de su marido en las calles. ¡Y veme aquí! — Carraspeó con algo de tristeza, toda su vida la había dedicado a estar en igualdad con los hombres y ahora venía a caer en algo tan banal como pensar que una persona por su vestimenta era de un sexo en específico. Negó varias veces, suspirando en lo que un estornudo volvió a asaltarla y cubrió su nariz con el pañuelo que recién había sacado, limpiándose suavemente en lo que alzaba la vista, buscando la mirada de la ahora bien sabida femenina vampiresa. — Ahh… La noche realmente se siente hermosa. Creo que me tomaré el día. Mira — Alzando el papel en donde antes había escrito tal nombre, lo rompió en dos, guardándolo en el bolso que llevaba, apoyando entonces sus pequeñas manos entre sus piernas, jugando con el bollo de tela de moquero. — ¿Qué le gusta de mis artículos? Jamás pude hablar con nadie que me leyera. Las personas a las que les gustan mis escritos se esconden. Porque es algo prohibido o eso dicen. — Alzó los hombros, sin mirar a la fémina a su lado, enfocando entonces la vista en el agua lejana.
Gaspard A. Bethancourt- Cambiante Clase Baja
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Re: Tomando aire ~LIBRE~
Cloé pudo notar la repentina incomodidad de Brigitte, y eso la hizo sentirse más cómoda a ella. Le costaba admitirlo, pero la seguridad con la que se había presentado la otra chica desde el comienzo la había hecho sentirse algo fuera de lugar.
Había pocas mujeres en esa sociedad que no fueran sumisas y esclavas del sistema que posicionaba a las mismas como alguien inferior. Pocas que tuvieran la valentía de contrariarlo de la forma en la que ellas dos lo hacían.
Así que la de pelo oscuro cual azabache nunca se había relacionado con otra chica tan segura de sí misma y eso la intimidaba profundamente. Cloé no era una persona acostumbrada a sentirse intimidada. Por lo tanto, al notar el evidente sonrojo de Brigitte y la forma en la que automáticamente dirigió sus manos a la cámara, lo que detectó como un tic nervioso, ella recuperó la confianza y se sintió más libre aún de hablar y accionar cómodamente con la otra mujer.
Sonrió al darse cuenta de que ahora estaban igualadas, las dos conocían un secreto de la otra que nadie más debería de saber, y todo gracias a sus espíritus entrometidos. Comprendió que ya no corría el riesgo de que la periodista revelara su identidad y se alegró por haber pasado mucho de su tiempo libre leyéndola. Opinaba que se podía conocer mucho sobre una persona con solo leer algo de su autoría, las palabras eran mágicas. Y le hizo saber su pensamiento.
-Una mujer dispuesta y culta es capaz de descubrir muchas cosas mediante las palabras y un poco de investigación. –Se encogió de hombros y procedió a agregar- Me parece un trato justo. –Asintió y sonrió a modo de acuerdo, notando que ahora la mujer volvía a estar relajada. Pero ya no la inquietaba, porque la nueva actitud de su interlocutora combinada con el suave aire fresco de la noche rozando su piel, el leve sonido del agua y la luz de la luna iluminando todo tenuemente la hicieron volver al punto de relajación al que había llegado antes de ser interrumpida por la chica- No deberías de enojarte contigo misma, es algo habitual que la gente me confunda, estoy acostumbrada a ello, pero tú no lo estás a ver mujeres vestidas a mí manera, de modo que es normal cometer un error así de común, tranquila. –Realmente sintió la necesidad de tranquilizarla, pues la portadora de una gran cámara parecía haberse puesto triste ante su equivocación. Además, notó que era la primera persona que no había reaccionado escandalizada y ofuscada al comprender su verdadera identidad sexual, lo cual la hizo sonreír sinceramente. Al escuchar el comentario sobre la hermosa noche y al verla deshacerse del papel en el cual estaba escrito su nombre, concordó echándose nuevamente sobre el césped y renovando su contemplación del cielo mientras arrancaba pequeñas champas de pasto con su mano derecha- Para empezar, me gusta la forma en la que piensas, –Comenzó a contestar la recién formulada pregunta, aún mirando las estrellas como si intentara contarlas- debes saber que tenemos ideas muy parecidas. Me gusta que no te limites a seguir las normas de la sociedad, como todos aquí; que te reveles contra las injusticias y luches por conseguir lo que quieres. Me parece increíble la forma en la que has dejado en ridículo a varios terratenientes, que honestamente, se lo merecían por completo. –La vampiresa de ojos celestes dudo por unos segundos antes de continuar, deteniendo el arranque de pasto, movimiento que reanudó junto a sus palabras- Admiro tu valentía al publicar lo que escribes, sin miedo a lo que la gente pueda pensar. Yo también escribo, a veces ficción, a veces sobre la realidad de hoy en día, pero no me veo capaz de publicar algún escrito mío para que todos puedan leerlo, es una idea que me supera. –Si hubiera sido humana, en ese momento la sangre se habría agolpado en su cara, dejándola roja cual tomate de la vergüenza. Nunca había hablado de eso con nadie y ahora se lo estaba diciendo a una total desconocida. Aunque… ¿Se podía realmente decir que era una desconocida? Al fin y al cabo ella la venía leyendo desde hace mucho tiempo, sentía como si fueran casi amigas. Claro que esta era una idea estúpida... No debía dejarse eclipsar por ideas formadas, además, B.B era una humana, nunca podría ser amiga de uno de ellos, tal vez ser amable y pasar un buen rato, pero nunca para entablar una relación, ni de amistad ni de ningún tipo.
Había pocas mujeres en esa sociedad que no fueran sumisas y esclavas del sistema que posicionaba a las mismas como alguien inferior. Pocas que tuvieran la valentía de contrariarlo de la forma en la que ellas dos lo hacían.
Así que la de pelo oscuro cual azabache nunca se había relacionado con otra chica tan segura de sí misma y eso la intimidaba profundamente. Cloé no era una persona acostumbrada a sentirse intimidada. Por lo tanto, al notar el evidente sonrojo de Brigitte y la forma en la que automáticamente dirigió sus manos a la cámara, lo que detectó como un tic nervioso, ella recuperó la confianza y se sintió más libre aún de hablar y accionar cómodamente con la otra mujer.
Sonrió al darse cuenta de que ahora estaban igualadas, las dos conocían un secreto de la otra que nadie más debería de saber, y todo gracias a sus espíritus entrometidos. Comprendió que ya no corría el riesgo de que la periodista revelara su identidad y se alegró por haber pasado mucho de su tiempo libre leyéndola. Opinaba que se podía conocer mucho sobre una persona con solo leer algo de su autoría, las palabras eran mágicas. Y le hizo saber su pensamiento.
-Una mujer dispuesta y culta es capaz de descubrir muchas cosas mediante las palabras y un poco de investigación. –Se encogió de hombros y procedió a agregar- Me parece un trato justo. –Asintió y sonrió a modo de acuerdo, notando que ahora la mujer volvía a estar relajada. Pero ya no la inquietaba, porque la nueva actitud de su interlocutora combinada con el suave aire fresco de la noche rozando su piel, el leve sonido del agua y la luz de la luna iluminando todo tenuemente la hicieron volver al punto de relajación al que había llegado antes de ser interrumpida por la chica- No deberías de enojarte contigo misma, es algo habitual que la gente me confunda, estoy acostumbrada a ello, pero tú no lo estás a ver mujeres vestidas a mí manera, de modo que es normal cometer un error así de común, tranquila. –Realmente sintió la necesidad de tranquilizarla, pues la portadora de una gran cámara parecía haberse puesto triste ante su equivocación. Además, notó que era la primera persona que no había reaccionado escandalizada y ofuscada al comprender su verdadera identidad sexual, lo cual la hizo sonreír sinceramente. Al escuchar el comentario sobre la hermosa noche y al verla deshacerse del papel en el cual estaba escrito su nombre, concordó echándose nuevamente sobre el césped y renovando su contemplación del cielo mientras arrancaba pequeñas champas de pasto con su mano derecha- Para empezar, me gusta la forma en la que piensas, –Comenzó a contestar la recién formulada pregunta, aún mirando las estrellas como si intentara contarlas- debes saber que tenemos ideas muy parecidas. Me gusta que no te limites a seguir las normas de la sociedad, como todos aquí; que te reveles contra las injusticias y luches por conseguir lo que quieres. Me parece increíble la forma en la que has dejado en ridículo a varios terratenientes, que honestamente, se lo merecían por completo. –La vampiresa de ojos celestes dudo por unos segundos antes de continuar, deteniendo el arranque de pasto, movimiento que reanudó junto a sus palabras- Admiro tu valentía al publicar lo que escribes, sin miedo a lo que la gente pueda pensar. Yo también escribo, a veces ficción, a veces sobre la realidad de hoy en día, pero no me veo capaz de publicar algún escrito mío para que todos puedan leerlo, es una idea que me supera. –Si hubiera sido humana, en ese momento la sangre se habría agolpado en su cara, dejándola roja cual tomate de la vergüenza. Nunca había hablado de eso con nadie y ahora se lo estaba diciendo a una total desconocida. Aunque… ¿Se podía realmente decir que era una desconocida? Al fin y al cabo ella la venía leyendo desde hace mucho tiempo, sentía como si fueran casi amigas. Claro que esta era una idea estúpida... No debía dejarse eclipsar por ideas formadas, además, B.B era una humana, nunca podría ser amiga de uno de ellos, tal vez ser amable y pasar un buen rato, pero nunca para entablar una relación, ni de amistad ni de ningún tipo.
Cloé Charbonneau- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 18/08/2015
Re: Tomando aire ~LIBRE~
Comprendió entonces que la inconsciencia es lo que la había llevado a cometer aquel fatal error por su parte. Había estado tan ocupada y tan estresada en el último tiempo que el hecho de encontrar alguna entrada a la calma le había revolucionado la mente. Se podía decir que solo ver a la muchacha de cabello azabache le había bajado los hombros. Lo cual significaba mucho para la periodista que convivía con una gran cantidad de quehaceres día, noche y madrugadas. Brigitte siempre intentaba comprenderse a sí misma y buscaba darle al cuerpo y la mente lo que ésta quisiera. Solo por eso fue que se dejó hacer por las palabras de la inmortal, enfundando sus ojos miel en los ajenos, escuchándola con tanta curiosidad como también intriga. Que dijera que era un trato justo era aceptar rotundamente sus pensamientos y dejó escapar una risa dulce y por demás de inocente, asintiendo en lo que estiraba las piernas y las escondía con el vestido al mismo tiempo, el frío era escarchante aunque se sentía tibia en ese entonces. Quizá fuesen los increíbles deseos por quedarse allí escuchando sobre la muchacha los que le daban el calor suficiente para soportar el clima. — Lo sé, en realidad sé que es un error normal, pero, ¿puedes imaginarlo? Un mundo donde no nos juzguen por la ropa. Donde cada uno pueda vestir lo que quiera y a nadie le influya. Algún día llegaremos a eso, mientras tanto tendré que conformarme con agudizar más la vista. — Aclaraba la muchacha, alzando dos dedos, índice y medio, apuntándolos a sus propios ojos y luego a los ajenos. Con la sonrisa blanca y energética, la chica tenía muchos sueños que esperaba poder cumplir, y siempre comenzaba con cambiar ella misma. Con modificar al menos una parte de la realidad.
— ¿Puedo tomarte un dibujo a luz? — Se refería a la cámara fotográfica. El último diseño creado por un científico llamado Talbot, era un instrumento de madera y metal, muy pesado y rudimentario, carísimo para que una joven como ella lo llevara para todos lados. Mas le agradaba, era perfecto para tomar imágenes o fotos como ahora lo llamaban, aunque éstas salieran con poco enfoque. Escuchó entonces a Cloé, pestañeando en lo que se sorprendía por sus halagos, la joven no solía tener tales situaciones empáticas, por el contrario, se veía rodeada de críticas poco constructivas y bastante destructivas. Claro que no le daba importancia en absoluto, si había quienes compraran sus artículos era porque le interesaban, el diario era de un precio bastante elevado, puesto que las celulosas aún no podían hacer producciones masivas y el papel seguía siendo caro. Con todo, allí estaba, trabajando a más no poder, donando parte de lo que ganaba y aun así teniendo una vida más que prodigiosa para la época en la que estaba. Mordió sus labios, asintiendo. — Sí, la diferencia es que tú podrías hacer mucho más que yo. Ser eterna y poderosa te otorga posibilidades que no tengo. ¿Te gustaría que publicáramos un artículo tuyo? ¿De qué se tratan? Cuéntame un poco más. — Sus sentimientos estaban encontrados, tenía un poco de envidia, se podía imaginar con la fuerza para ser escuchada y la eternidad para ver sus sueños cumplir. Pese a que sabía que eso no iba a pasar, no quería perder la humanidad que era lo que le daba esa característica de saber por lo que otros pasaban. El hambre, la tristeza, el frío, todo eso que la hacía ser humana era inigualable, no obstante ella no emitió sonido con respecto a eso. No estaba segura si le agradaría escuchar eso a la mujer de quién sabe qué edad. Brigitte suspiró y buscó la mirada ajena, alzando la mano para detener el arranque del césped. No era tan eufórica con los temas ambientales, sin embargo aquel tic ponía algo nerviosa a la reportera. — ¿Me dejas? ¿Tomarte un recuerdo? Es una de las mejores cámaras del mercado actualmente, se puede usar en lugares abiertos. Te la regalaré una vez que la plasme sobre el papel. ¿Te parece? — Alejándose un poco, separándose de la palma ajena para así tomar con ambas manos la cámara, acomodándola difícilmente en lo que intentaba enfocarla, riendo a labios cerrados por las expresiones de la fémina, parecía ser más que un vampiro, de otro mundo.
— ¿Puedo tomarte un dibujo a luz? — Se refería a la cámara fotográfica. El último diseño creado por un científico llamado Talbot, era un instrumento de madera y metal, muy pesado y rudimentario, carísimo para que una joven como ella lo llevara para todos lados. Mas le agradaba, era perfecto para tomar imágenes o fotos como ahora lo llamaban, aunque éstas salieran con poco enfoque. Escuchó entonces a Cloé, pestañeando en lo que se sorprendía por sus halagos, la joven no solía tener tales situaciones empáticas, por el contrario, se veía rodeada de críticas poco constructivas y bastante destructivas. Claro que no le daba importancia en absoluto, si había quienes compraran sus artículos era porque le interesaban, el diario era de un precio bastante elevado, puesto que las celulosas aún no podían hacer producciones masivas y el papel seguía siendo caro. Con todo, allí estaba, trabajando a más no poder, donando parte de lo que ganaba y aun así teniendo una vida más que prodigiosa para la época en la que estaba. Mordió sus labios, asintiendo. — Sí, la diferencia es que tú podrías hacer mucho más que yo. Ser eterna y poderosa te otorga posibilidades que no tengo. ¿Te gustaría que publicáramos un artículo tuyo? ¿De qué se tratan? Cuéntame un poco más. — Sus sentimientos estaban encontrados, tenía un poco de envidia, se podía imaginar con la fuerza para ser escuchada y la eternidad para ver sus sueños cumplir. Pese a que sabía que eso no iba a pasar, no quería perder la humanidad que era lo que le daba esa característica de saber por lo que otros pasaban. El hambre, la tristeza, el frío, todo eso que la hacía ser humana era inigualable, no obstante ella no emitió sonido con respecto a eso. No estaba segura si le agradaría escuchar eso a la mujer de quién sabe qué edad. Brigitte suspiró y buscó la mirada ajena, alzando la mano para detener el arranque del césped. No era tan eufórica con los temas ambientales, sin embargo aquel tic ponía algo nerviosa a la reportera. — ¿Me dejas? ¿Tomarte un recuerdo? Es una de las mejores cámaras del mercado actualmente, se puede usar en lugares abiertos. Te la regalaré una vez que la plasme sobre el papel. ¿Te parece? — Alejándose un poco, separándose de la palma ajena para así tomar con ambas manos la cámara, acomodándola difícilmente en lo que intentaba enfocarla, riendo a labios cerrados por las expresiones de la fémina, parecía ser más que un vampiro, de otro mundo.
Gaspard A. Bethancourt- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 01/08/2015
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