El tenue brillo de la Luz de Esperanza... (Prudence)

por **Violine** Miér Jul 14, 2010 12:06 pm

Siempre, hasta en la más abrupta oscuridad, si quien en esta se veía sumido tenía un mínimo retazo de voluntad, podía encontrar una pequeña luz, aunque en ocasiones solo fuese un brillo sutil y de dudosa presencia, aunque no siempre iluminara con la misma intensidad, pero siempre podía encontrarse... Era la luz de la esperanza, una que solo se apagaba al final del todo, cuando ya no había remedio divino si quiera, pero que el resto del tiempo permanecía encendida, aunque muchos no se dieran cuenta de que estaba ahí, brillando entre las sombras.

Y Violine lo sabía, puesto que en el extinguir imparable de su corta vida, no había perdido del todo la esperanza, dejando a ese atisbo, a ese brillo, iluminarla en el correr de su cuenta atrás, día tras día. Y era precisamente ese sentimiento, el de la esperanza, el que la joven parecía querer imprimarle a la melodía que, con la pericia que la caracterizaba, hacía sonar en su violín, acariciando sin resuello las cuerdas con el arco firmemente sostenido.

Aún faltaban un par de horas para que el crepúsculo cayera y la noche parisina se abriera paso en el cielo, tiñéndolo de un negro solo aderezado por el plata de las estrellas... Pero Violine apenas salía del local, puesto que terminaba demasiado agotada después de que Jared se alimentase de ella, demasiado como para poder aprovechar las mañanas y la gran parte de las tardes. Por eso estaba allí, en una de las estancias separadas por cortinas de la segunda planta, ya preparada y vestida por la noche.

Cerró los ojos, completamente entregada a la tarea de tocar aquel instrumento que la había rebautiizado, disfrutando de ese momento de falsa libertad.

por Invitado Dom Ago 08, 2010 10:46 am

Aquel día la soledad había sido algo inaguantable en la Mansión Braviera. Simplemente el dolor se respiraba en cada parte de la casa tras la carta del padre de Prudence, el pobre estaba destrozado y ella no sabia que hacer, el tiempo corría como loco y la enfermedad avanzaba a toda prisa, sin darle siquiera un momento de respiro o librarla en algunas buenas ocasiones de los horribles dolores y punzadas que tenia en el vientre.

Suspirando entro en el local de Jared y se quito la fina tela que tenia y le cubría los hombros para dejar a la vista un espléndido vestido negro, que alzaba su figura, y sus fracciones debido a su palidez, pero que podía parecer como triste en su cuerpo. Como si estuviese de luto por alguien o por algo... y lo estaba, estaba de luto por su familia y por el dolor que les iba a provocar.
Pero en ese momento era mejor dejar de lado los malos pensamientos, ya casi estaba a punto de llegar la noche y los vampiros como era de saber estaban casi deseando acudir a las puertas y beber alguna copa o de alguna de ellas.

Aparte de Jared nadie mas la había solicitado a ella pero no se preocupaba, esperaba que muy pronto la iba a solicitar alguien y sobre todo esperaba que no fuese muy malo con ella aun que se había metido en aquello a conciencia, teniendo en cuenta cada uno de los riesgos de su trabajo des de que Jared la mordió en la parte trasera de aquel restaurante.

Sintió como se estaba empezando a marear, tal vez eso era culpa del agobio o del dolor que había tenido en casa hacia horas pero con rapidez se dirigió hasta una de las estancias que estaba separadas por cortinas y se apoyo en la mesa que era uno de los pocos muebles que había ahí para no caerse al suelo. No quería dar mala impresión, le importaba lo que los demás pensaban de ella y del por que estaba ahí si era una enfermiza pero como todos quería una oportunidad.
Derepente todo su cuerpo se relajo y sus pensamientos quedaron en paz cuando percibió por primera vez la música que parecía salida de una especie de violín. Bueno era exactamente un violín ya que podía distinguirlo gracias a una de sus hermanas mayores.

Se quedo durante largo rato en silencio ahí escuchando mientras mi cuerpo reaccionaba con calma ante cada nota, curiosamente me sentía mucho mejor y cuando me dio cuenta de ello le entro la curiosidad de quien podia estar al otro lado de la cortina y dejando la mesa atrás camino a paso lento hasta la cortina y con timidez la echo un poquito a un lado para poder meter la cabeza y mirar.
Parecía una de esas típicas viejas marujas pero ella no era así ni quería serlo nunca.

-Que bonito... -salieron de sus labios las palabras aun que no quería que fuesen en voz tal alta por que no quería molestar a la chica que parecía embelesada con la música

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