a new city to start living ... and encounter between father and son [Privado]

por **Agustin Giustozzi** Lun Jul 02, 2012 10:15 am

Me encontraba enfrente de una tienda, me llamo la atención los artículos que tenían, era de juegos de mesa. A mí me gustaba demasiado aquellos juegos por ejemplo: El ajedrez, es un juego donde tienes que pensar, razonas y después atacar, uno tiene que ser muy listo para que no te derroten…contratar es como una batalla en sí. El póker, se juega con cartas, tienes que estar muy atento en tus cartas y en los movimientos que tu oponente u oponentes…este juego es de suerte si ganas, ganas pero si pierdes has perdido lo que has apostado y hay variedades de juegos pero esos dos me gustan, me encanta cuando tengo la oportunidad lo juego cuando no, pues no lo juego y solo observo, aprendiendo cosas, me gusta aprender mucho, cosas que no se. Cosas de la vida que todavía no he aprendido, pero como dice mi madre “Todo a su debido tiempo hijo”…todo con calma, tengo una vida por delante soy joven, soy una persona que se aferra a la vida.

Pongo mis manos en el vidrio de aquella tienda, pegando hasta mi frente, observando la variedad de artículos que se encuentra, decidiéndome si comprar o no, pero ahorita no estoy como para comprar estas cosas, cuando tenga un trabajo y este más tranquilo en parís, vendré y comprare lo que yo quiera. Lo que realmente me interesa en este momento es ver a mi padre, pero los nervios me traicionar, como reaccionare cuando tenga a mi padre, tanto tiempo sin verlo, solo por cartas he estado “cercas” pero que importa eso ya, estoy aquí en parís, solo falta localizar la dirección o ¿Mandarle un carta para que venga por mi? ¡No! Le quiero dar esa sorpresa, que me vea, que se sorprenda al ver a su hijo-Hasta me sudan las manos por los nervios, la verdad no sé cómo voy a reaccionar, de seguro los nervios me traicionaran como siempre solía pasar cuando te miraba en persona, pero tengo que ser fuerte, muy fuerte, quiero que me veas como un hombre ya no como el crio que era ante tu ultima vista-Estaba liado en miente.

Deslice mis manos por el vidrio hasta ponerlas en mi costado, de mis labios salió un suspiro y gire mi cuerpo para comenzar a caminar por las calles de parís, le voy a escribir una carta a mi padre, porque de seguro me perderé en parís, no lo conozco apenas dos o tres días me encuentro aquí, conozco unos cuantos lugares hasta los puedo contar con los dedos de la mano y hasta me sobran. Sigo caminando, necesitaba un lugar donde podría sentarme, en mi “bolsa” por así decirlo tengo una pequeña bolsita con monedas, unos papeles importantes, hojas, pluma y un tintero para poder escribirle una carta a mi padre y que venga por mi donde sea que haya parado. A unos cuantos pasos mire un puesto, no sabía que era, asi que la curiosidad se adentro en mi cuerpo y empecé a caminar hasta aquel lugar. Mientras avanzaba miraba lugares sumamente interesantes hacia mi persona, sonrió de vez en cuando al mirar los lugares, eran hermosos, también unos puesto de comida, de ropa, etc…lugares que me servirían mientras estuviera aquí.

Cuando por fin llegue aquel puesto, era un puesto de café, no era mi fuerte esa bebida, pero me apetecía algo caliente acompañado por una rica dona, porque no entrar. Empuje la pequeña puerta entrando al lugar, caliente, con un ambiente hogareño, es como estar en casa según yo. Ingrese por completo al lugar, mirando casi las mesas vacías, me sentí en la primera mesa que mire, que se encontraba en el lado derecho, me quite mi “bolsa” y la puse sobre la mesa, esperando que alguien me atendiera…mientras eso pasaba saque hoja, la plumilla y el tintero iba a comenzar a escribir, acomode las cosas para poder facilitar mi escribo, hundí la punta de la pluma en mi tintero, escribiendo aquella carta o mejor dicho aquel quedo solo iba hacer unos cuantas líneas.

Señor padre, le escribo estas pequeñas líneas para que este informado que me encuentro en parís, su ciudad donde usted está viviendo, la razones de mi llegada se las diré cuando lo vea, si gusta puede venir por mi…la verdad es por eso que le escribo, para que venga por mí, no si se si estoy perdido o no, pero quiero…le ruego que venga a mi llamado, me encuentro en el centro de parís, según eso es lo que me dijo un hombre que le pregunte donde me encontraba y estoy en el único café que se encuentra por acá, esperando que esto llegue a tiempo

Agustin Giustozzi

Termine de escribir, viendo que en mi mesa alguien me sirvió una taza de café, miraba el humor salir, eleve mi rostro y enfoque mi mirada en la persona que se encontraba atrás del mostrador, me sonrió, era una mujer un poco mayor, le devolví la sonrisa-Gracias…-Le agradecí por a verme traído un café. Doble la hoja y me levante-Ahora vengo, iré a ver quién puede llevar este recado-Le informo para que supiera que ahora vendría, salí del lugar, mirando quien podría ayudarme. comence a caminar no muy lejos del lugar pero en ese momento me tropece con una persona haciendo que mi carta se callera al suelo y frucinedo el ceño golpe levemente su hombr-oye, ten mas cuidado si...-me agache para recoger la nota. Cuando por fin tuve la nota nuevamente entre mis mano, comencé la marcha, buscando a un joven o alguien que me hiciera el favor de entregarle esa carta a mi querido Padre. Empece a caminar nuevamente y mirando a cada lado si miraba alguien hasta que mire un joven en el suelo con una pieza de pan...casi corrí hasta el-Oye niño-Digo, hasta llegar con el, el subió la cabeza-Me puedes hacer un favor...-El dudoso asintió y con una sonrisa aprecio en mi rostro-Si llevas esta carta a la dirección que te diré...te ganaras dos monedas...¿Que te parece?-Mire la sonrisa que tenia y el asintió-Gracias...-Le dí la nota y le dije en que dirección ir, mirando como se marchaba con la nota.

por **Gaspar Giustozzi** Lun Ago 06, 2012 11:39 pm

Gaspar, han dejado esto para ti – la voz de Amy retumbo en mis oídos mientras sacaba las cuentas de las ganancias de la noche anterior. Mi lápiz siguió haciendo la contabilidad de las horas por cortesana, los tragos entregados, haciendo los sueldos de cada uno de los empleados en tres días venia la paga y estaba casi repleto de trabajo me gustaba sumar, restar y hacer todo el cálculo de mi puño y letra así sabia que todo andaría bien, recordé también que tenía que ir a los policías de la ciudad para darles parte de su paga por un arreglo que teníamos hace varios meses ya. – Déjala ahí, en un rato la leo – dije concentrado en lo que estaba haciendo, hasta que ella poso su mano sobre mi hombro – Creo que es urgente – susurra a mi oído mientras dejaba la carta sobre mis cuentas. No tuve necesidad de nada al ver la caligrafía todo mi mundo se paralizo en ese momento, Agustín pensé; su madre hacia días me había escrito contándome lo ocurrido y a mí se me había pasado por alto. Deje todo tal cual estaba y algo eufórico abrí la nota para leer con cuidado cada palabra que había impresa en aquella hoja de papel. Levante la vista para mirar a Amy, en realidad no sabía si me expresión era de alegría o de nerviosismo, tal vez ambas – ¿Cuando llego esto? – pregunte con un tono serio, a lo que Amy me explico que hacía pocos minutos, cerré el libro de notas lo guarde y salí del burdel con el mensaje de mi hijo entre mis manos.

Al llegar a la calle ni siquiera camine iba casi al trote, no quería hacer esperar a mi hijo, después de todo no lo veía en años y mi corazón retumbaba en ese momento. Nunca lo había abrazado, ni hablado con el más que con cartas, la emoción embargo mi cuerpo de pies a cabeza mientras iba regularizando mi paso por las calles parisinas. Intentando en mi cabeza formular más de una forma de presentarme, de dirigirme a él. No sabía ser el rol de padre, eso era una verdadera frustración pero no dejaría a mi hijo en medio de la nada, conmigo y a mi lado lo tendría todo, todo lo que siempre le di, solo que ahora frente a frente. No sé cuánto me abre demorado pero comencé a buscar entre los cafés, tenía una imagen de mi Agustín en la cabeza, esa corazonada en mi interior me decía que estaba cerca y los nervios me invadieron.

Me detuve en el ultimo café, tomando una bocanada inmensa de aire, tranquilice mi cuerpo, mi mente y mi alma dándome apoyo, recitando una oración en mi cabeza mientras que con paso firme atravesé las puertas, solo un vistazo y lo divise solo en una mesa, daba la espalda a la entrada así que de seguro no sabría de mi presencia. Me dedique a observarlo simplemente mientras me acercaba a su mesa con un nudo en la garganta, en ese momento descubría que mi hijo era mi debilidad y creía que de todo padre lo seria. Puse mi mano en su hombro, sin gesticular absolutamente nada – Agustín – logre decir con cierto deje de emoción al pronunciar su nombre uno que había escogido yo para él, porque él era mío, mi sangre, mi vida, mi orgullo. No espere a que reaccionara y solté una cálida sonrisa, sin más me incline para proporcionarle un afectuoso abrazo que duraría lo que el deseara. Al sentir el cuerpo de aquel jovencito entre mis brazos sentí que el mundo se venía encima de mí, el peso del mismo caía en mi espalda, la culpa me comía en ese momento. Pero no, nunca deje de escribirle sus casi diecisiete años nos habíamos comunicado a través de cartas, lo conocía tanto como él a mí, solo que nunca habíamos tenido esta oportunidad que el mismo Agustín me estaba dando, o al menos eso esperaba en ese momento.

por **Agustin Giustozzi** Dom Ene 20, 2013 5:42 pm

En cuanto regresé al interior de la cafetería y me senté, los minutos se me estaban pasando tan lento, de seguro mi padre tiene más cosas por hacer que venir a ver a su hijo o tal vez la carta todavía no llega a su mano o…simplemente mi cabeza me estaba traicionando, porque, para ser sincero, tengo muchas ganas de verlo, de estrecharlo contra mi cuerpo, sentir aquel sentimiento de fraternidad que por diecisiete años no he sentido, las cartas que él me mandaba eran otra cosa, aunque no quería mentirme a mi mismo sentía que mi corazón palpitaba rápidamente al leerlo, al conocerlo, porque él me conoce atreves de las cartas pero no en persona, pero para eso vine para demostrarle que tiene a un hijo ejemplar, que mi madre me educo como si él estuviera presente-Padre…-Susurre, alzando mi mirada, para indicar a la camarera que quería pedir algo; ella se acercó a mi, me habló, diciéndome que iba a pedir, con una pequeña sonrisa me le informé-Un café-Dije, esperando que ella digiera algo o se fuera por mi pedido, y sin hacerme esperar, miré que se daba la vuelta, pero pensé: ¿Tomar solo el café?, no, así que me levante de mi asiento-Y…una dona por favor, para acompañarlo-Observé que asintió con la cabeza y me volví a sentar, sólo era de esperar a mi padre y mi pedido. Mi cuello se volteaba cada segundo para ver si de lejos mi padre aparecía pero nada, me encogí de hombros y mejor regresé mi mirada a mi pequeña libro que mi madre antes de irme me había entregado en esto se encontraba datos de parís, como culturas, como los lugares mas reconocidos de parís, mientras este en la ciudad los visitaré, claro con ayuda de mi padre.

Aunque a decir verdad, no recuerdo muy bien a mi padre, solo una vez lo vi por una pintura que mi madre me había entregado pero, era cuando él estaba joven, ya tiene algunos años de más así que la verdad no se como será en la actualidad aunque como dicen: La corazonada lo dice todo cuando se trata de padres o un familiar, puede ser que me pase lo mismo ahora o tal vez…no. Cerré por un momento mis ojos, apoyando mis codos en la mesa de madera de la cafetería, mi pie derecho lo empecé a mover un poco, estaba nervioso, no quería pensar, formar ideas estúpidas, sí, tenia miedo que mi padre no llegara, que me perdiera por parís sin conocer a nadie, tampoco sabría donde ir si mi viejo nunca llegara-Vamos Agustin, no pienses eso, ten fe, la fe muere al ultimo ¿No?-Me dije a mi mismo, me di valor y volví abrir mis ojos, mirando aquella libro donde el titulo de color dorado decía PARÍS, el titulo era atrayente para mi, colorido la portada, los colores tan variables, que me dieron ganas de ojearlo y eso lo que hice, mientras esperaba.

Las paginas del libro era interesante, pero no le prestaba atención, mis pensamientos estaba traicionando; cada minutos que pasaba se me hacia horas, horas eternas y eso que apenas le había entregado la carta al pequeño, cerré el libro porque no me estaba concentrando, pasaba las hojas como si tuviera nada, lo guarde en mi morral y mire que el café venia, espere a que lo pusieran sobre la mesa junto con la dona-Gracias-Dije, asintiendo con la cabeza y esperando a que ella se retirara, tome la taza y la lleve hasta mis labios dándole un pequeño sobro al estar caliente no podía permitir quemarme, la deje sobre el pequeño plato y en el momento que iba a tomar mi dona sentí que alguien puso su mano en mi hombro y no pude saber de quien era o que estaba pasando cuando me vi encerrado en unos brazos y escuche que decía mi nombre me quede de piedra la verdad mi cerebro no estaba trabajando como debería hasta unos momentos que me separe de la persona que me tenia aprisionada, mis ojos se clavaron en los ajenos, no sabia que hacer, mis brazos estaban a cada lado de mi cuerpo sin poder moverlos, tarde varios minutos en reaccionar pero en mi rostro aprecio una sonrisa al verlo, por fin mi padre estaba enfrente mío, no podía equivocarme este señor era mi padre Gaspar, mis labios se movieron un poco para decir la única palabra que el se merecía-Padre…-Fue lo único que dije para estrecharlo en mis brazos, sin decir otra palabra más.

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